Lección 006 – La inmensa sabiduría y providencia del cuerpo

          EL SISTEMA DE SALUD DEL HIGIENISMO

           Copyright@ 1986 life science institute

                 La Ciencia de la Nutrición

                       PRIMERA PARTE:

              PRINCIPIOS BÁSICOS DEL HIGIENISMO

                       SEXTA LECCIÓN:

        La gran sabiduría y providencia del organismo

                Life Science Institute

             6600 Burleson Road, P.O. Box 17128

               Austin, Texas (EEUU) 78760-7128 

                       (512) 385-2781

     TEMA: La sabiduría del organismo empequeñece el intelecto consciente 

              PROFESOR: T. C. Fry

     * Generalidades

     * Objetivos de esta lección

     * Definiciones

     * Conceptos clave

     * Hechos destacables

     * Esquema global de la lección

     * Presentación de la lección

     * Preguntas sobre la lección

     * Resumen de la lección

     * Textos complementarios

     * Hojas de trabajo

     * Respuestas

                        GENERALIDADES

     En esta lección no abarcaremos el estudio de los alimentos y los procesos nutritivos, sino las diferentes facultades que asisten a la nutrición y a las funciones de su proceso. Asimismo, trataremos algunos de los elementos necesarios para alcanzar un perfecto estado de salud. Quizá, en esta lección se trate con más interés que en cualquier otro capítulo la posibilidad fisiológica de una salud perfecta.

     Nuestra intención, a la hora de presentar una lección enfocada básicamente en la sabiduría infinita del cuerpo humano, se verá a lo largo del capítulo reiteradas veces. Lo único que debe hacer es confiar plenamente en los poderes del organismo, establecer las condiciones más favorables para restablecer el estado de salud de sus pacientes y dejar que el cuerpo humano trabaje sobre sí mismo. Si un organismo no consigue reponerse bajo las condiciones más favorables, significará que su recuperación es imposible.

     Una vez que proporcionemos al cuerpo las condiciones más favorables para una buena salud, el organismo repondrá su estado en todos los casos. Es preciso recordar que el cuerpo humano siempre busca lo mejor para el organismo y actúa únicamente con el fin de reponer su estado de salud.

     No existe ningún elemento o factor que posea la inteligencia o el poder de realizar las funciones corporales, por esta razón, la mejor medida es dejar que sea el propio organismo el que realice todas las funciones. Todo aquello que se encuentre en el interior del organismo funciona bajo una única premisa ─servir como materiales naturales que el cuerpo necesita o provocar la aparición de toxinas o problemas letales─. Recordemos que toda sustancia inservible para el organismo actúa como elemento tóxico. Este es un tópico prácticamente invariable.

     Tenga siempre presente que la única sanación existente es la desarrollada por el propio organismo y, por lo tanto, no existe otra sanación posible.

                   OBJETIVOS DE LA LECCIÓN

     Con esta lección pretendemos inculcarle los principios generales de la materia y alejarnos de los conocimientos específicos de ésta. Si nuestro objetivo fuera explorar y enseñarle cada una de las facultades y funciones del organismo, tendríamos que dedicar, al menos diez años de nuestra vida, en hacerlo. Podríamos realizar un estudio exhaustivo de los factores esotéricos de las facultades orgánicas, pero, sin lugar a dudas, le servirían, de bien poco, en su labor como especialista higienista, cuya labor principal no es otra que la de ayudar a otras personas a mejorar su estado de salud.

     Nuestro objetivo principal es mostrarle y enseñarle los principios específicos que pueda aplicar en sus hábitos diarios de vida sana y aportarle los conocimientos generales que le ayudarán en su vida  ─aquellos conocimientos que le proporcionarán el respaldo y la ayuda necesaria para reforzar su confianza en lo que está realizando─.

     Cuando finalice la lección, conocerá:

1) Algunas de las facultades y los procesos que demuestran la gran sabiduría del organismo.

2) El dominio absoluto que ejerce el organismo sobre todos los procesos que tienen lugar en su interior.

3) Las bases genéticas de la sabiduría del organismo.

4) Por qué un cuerpo es irremediable si no puede autocurarse.

5) La eficacia y extensión del sistema de comunicaciones del organismo.

6) La rectitud incuestionable de la acción orgánica ante la enfermedad.

7) El huérfano intelecto del ser humano en su estado consciente, frente a la sabiduría interna.

                        DEFINICIONES

ABSCESO: Acumulación de pus en una cavidad formada por la desintegración de tejido. Sustancia resultante de la unión de restos de células muertas con los materiales tóxicos que provocaron su muerte. Aunque los abscesos surgen normalmente como consecuencia de la autodestrucción celular provocada por la acción de elementos tóxicos, podría también surgir como consecuencia del trastorno celular ocasionado por la acumulación de sustancias tóxicas en el área afectada.

ACAPNIA: Hiperventilación de la sangre producida por la disminución de anhídrido carbónico en el sistema circulatorio. La sobrecarga de dióxido de carbono que sufre la sangre que riega el cerebro provoca en el sujeto un profundo estado de embriaguez, como primer paso. Con posterioridad, el individuo puede sufrir alucinaciones y caer inconsciente. La denominada hiperventilación, también conocida como «respiración profunda», provoca la aparición de este estado.

     ADENOSINA TRIFOSFATA: Compuesto, formado principalmente en la mitocondria, que el organismo almacena como energía. El cuerpo recibe glucosa y otros componentes, convirtiéndolos posteriormente en adenosina trifosfata (ATP). Su función en el organismo es similar al de la pólvora en un proyectil. Cuando se dispara, las facultades celulares convierten rápidamente la adenosina difosfata resultante (ADP) en adenosina trifosfata, manteniendo de esta forma los niveles energéticos.

ANASTOMOSIS: Canal de comunicación existente entre dos vasos o sistemas orgánicos. Una fístula es un ejemplo de ella.

ATROFIA: Literalmente significa contra desarrollo o crecimiento. En este contexto se refiere al desecho de tejidos o a su regresión.

AUTÓLISIS: Término compuesto por el elemento prefijal auto (propio, mismo) y el elemento sufijal lisis (disolución o desintegración). La autólisis celular tiene lugar normalmente como consecuencia de la liberación de enzimas que contiene en su interior la célula. El organismo también puede utilizar lisosomas de otras células para ejecutar procesos de autólisis en los tejidos, células, tumores, etc.

CICATRIZACIÓN: Acción de cicatrizar o cicatrizarse.

CISTA: Tumor o saco que el propio organismo crea en aquellas zonas de alto contenido tóxico para cubrir elementos perjudiciales y mantenerlos separados del cuerpo.

     EMPIEMA: Acumulación de pus en una cavidad. Sinónimo de   absceso.

FACULTAD: En nuestro contexto, se refiere a una fuerza innata o habilidad del organismo.

GANGRENA: Intoxicación masiva de un tejido que termina por provocar su muerte. El tejido afectado sufre una descomposición bacterial y fungosa que provoca la putrefacción y posterior destrucción de todo elemento vivo. La gangrena es un absceso que se multiplica reiteradamente y tiene su origen en una gran acumulación de sustancias tóxicas y nocivas para el organismo.

GENÉTICA: Relativo a los genes. Factores hereditarios inherentes que las células utilizan para reproducirse a sí mismas y al organismo. Aquellos factores hereditarios que permiten el perfecto desarrollo de los procesos y procedimientos.

GRANULACIÓN: Formación anormal de tejido linfoideo o fibroblasto cuya apariencia se asemeja a los gránulos, como en una verruga.

HIDROLASA: Enzima que produce la descomposición de un componente.

INHERENTE: Dícese de aquello que implanta la propia naturaleza y que se transmite ininterrumpidamente de generación en generación.

LISOSOMA: Enzima hidrolizable que se encuentra en todas las células y que puede ser bastante perjudicial para éstas, aún en el caso de aquellas que controla cuidadosamente.

MITOCONDRIA: Granulación existentes en el interior de las células cuyas funciones son muy variadas. Debido a que estos organismos, similares a las bacterias, tienen su propio material genético y un metabolismo particular, podrían considerarse más como residentes celulares que como sistemas funcionales de las células.

MITÓTICO: Relativo a la reproducción celular conocida como mitosis. Relativo al proceso de división celular.

NECROSIS: Mortificación del tejido.

ORGÁNULO: Cada uno de los numerosos sistemas unidos por membranas que desempeñan en el interior de la célula distintas funciones celulares.

PROGRAMACIÓN: En nuestro contexto significa condicionamiento intelectual que determina las acciones y reacciones que una persona realiza ante determinadas situaciones, fenómenos, circunstancias, estímulos.

PROVIDENCIA: Habilidad por anticipar y asegurar las necesidades.

QUISTE: Cista o tumor.

SABIDURÍA: Cualidad que engloba profundo conocimiento, experiencia, comprensión, ideas claras, prudencia y juicio justo.

SUPURAR: Formar y descargar pus. La pus es una sustancia formada por las células muertas y los fluidos corporales utilizados por el organismo para transportarlas fuera del cuerpo.

TRAUMA: Daño producido en el cuerpo o en las facultades mentales.

TUMOR: Área de tejido endurecida que el organismo crea para encapsular una zona bastante intoxicada. También podemos utilizar este término para referirnos a un tejido que contiene un crecimiento incontrolado de células.

VERRUGA: Tumor que se origina en el exterior del cuerpo. Crecimiento precancerígeno de células que han perdido el control debido a una intoxicación constante que ha trastornado sus códigos. Un joven que tenía en las manos unas veinte verrugas cuando trabajaba como mecánico, observó como desaparecieron en un período de dos meses, tras cambiar de profesión y convertirse en granjero.

                       CONCEPTOS CLAVE

     La idea principal de esta lección es demostrar la inmensa inteligencia del cuerpo humano y su infinidad de provisiones para dotar al ser humano de bienestar y longevidad. El organismo cuenta con miles de ángeles de la guardia, mecanismos de control y regulación, que velan continuamente por el mantenimiento del equilibrio orgánico ideal. No obstante, cuando el organismo sufre, de forma reiterada, los impedimentos de unas condiciones adversas, estos ángeles de la guarda pierden su efectividad.

     Más adelante, le mostraremos nuestra incapacidad intelectual para combatir la sabiduría del organismo, cuya magnitud y eficacia rebasa nuestras posibilidades. El cuerpo no necesita que le ayudemos, aunque podamos proporcionarle nuestra ayuda. Lo único que debemos hacer es dejar que administre sus necesidades de forma independiente. Es decir, nuestro único apoyo debe ser establecer las circunstancias sanas más idóneas para el organismo, una tarea que no requiere mucho esfuerzo por nuestra parte.

     Asimismo aprenderemos:

     -Que la ley y el orden dominan en el reino de la vida.

     -Que el ser humano no debe entremeterse en un dominio vital        cuya sabiduría supera, con creces, la suya.

     -Que el organismo actúa correctamente bajo todas las                circunstancias. 

-Que es erróneo tratar de suministrar al organismo otra cosa   que no sea lo exigido por el instinto o la sabiduría       innata.

                     HECHOS DESTACABLES

1. La inteligencia innata opera con gran eficacia sobre el     organismo y sus trillones de células.

2. La inteligencia interna y la programación suministran y     anticipan las necesidades que el cuerpo necesita.

3. La inteligencia orgánica es inherente y automática. Se     transmite constantemente de generación en generación.

4. La perfecta nutrición de cada una de las 75 trillones      de células que componen el cuerpo humano, así como la      nutrición de la población que la componen, compuesta por     cuatrillones de mitocondrias y orgánulos, requieren una     logística y una inteligencia que sobrepasa los límites     imaginables de cualquier habilidad intelectual.

5. Cada célula que se encuentra en el interior del organismo     es fundamental para el perfecto funcionamiento del         cuerpo. El organismo es parsimonioso y no tolera la        existencia de numerosas sustancias tóxicas.

6. El cuerpo actúa con firmeza cuando debe protegerse de      invasiones exógenas. Por esta razón, provoca la aparición     de miles de tumores y otras salidas de emergencia para     garantizar la vida y salvar al organismo.

7. El organismo posee «enzimas asesinas», denominadas         lisosomas, que utiliza para digerir tumores cuando posee     la cantidad de energía precisa, como sucede cuando se      encuentra en estado de ayuno.

8. Aquellas células que se encuentran tan intoxicadas que     han perdido toda su funcionalidad se convierten en         células cancerígenas. El resto de células se encargan de     aniquilarlas dichas células, siempre que posean la         cantidad precisa de vitalidad residual y las fuentes sean     las correctas.

9. El cerebro es el motor del organismo y su                  inteligencia supera ampliamente todas las existentes.

    10. El organismo es el único agente que cuenta con las              fuentes, el poder y la pericia necesarias para mantener          su entorno y sus operaciones en pleno rendimiento y para          restaurarlas si sufrieran algún daño provocado por              factores adversos.

    11. Casi las personas que sufren problemas son                      víctimas de una programación viciada. A menudo es               necesario cambiar por completo el trasfondo ideológico          de las personas para enseñarles a librarse de su                sufrimiento e infelicidad.

                ESQUEMA GLOBAL DE LA LECCIÓN

     I. ¿Qué constituye la sabiduría y la providencia del                  organismo?

        A. La sabiduría y la providencia de la célula.

        B. La inteligencia multicelular y las relaciones                intercelulares.

        C. Cómo determinar la inteligencia del fenónemo físico.

        D. El cerebro como la piedra angular que soporta al ser             humano.

    II. La programación celular y cerebral.

        A. La sabiduría y la precisión de los procesos                     orgánicos.

        B. Facultades cognitivas.

        C. El sistema comunicativo del organismo.

        D. El coordinador principal del organismo.

   III. Conocimiento, pericia y fuentes que intervienen en el           proceso de autocuración.

        A. Las acciones del organismo siempre son correctas.

        B. La intervención del intelecto en los problemas                     orgánicos.

        C. Cómo tener confianza en las facultades inherentes.

        D. Una valoración médica sobre la sabiduría del                  organismo.

        E. La ley y el orden reinan en el interior del cuerpo.

    IV. Cómo programar el intelecto para alcanzar un perfecto           estado de bienestar.

        LA GRAN SABIDURÍA Y PROVIDENCIA DEL ORGANISMO

                        introducción

     El ser humano posee en su interior una inteligencia y un orden tan perfecto que nuestros intelectos se ven incapaces de comprender. Aunque muchas personas nunca admitirán su incapacidad por saber y comprender, debemos aceptar que nuestras capacidades son muy limitadas. No podemos comprender el concepto de la infinidad y estamos completamente desorientados por la existencia de numerosas realidades de existencia.

     La arrogancia y las malas acciones que provocan una mala influencia sobre las personas surgen como consecuencia de una mala educación, de la ignorancia, de la vanidad y del autoritarismo que reinan entre los profesionales. En cambio, la humildad o la bondad, virtudes tan preciadas por la humanidad, fluyen de la sabiduría intelectual y de la comprensión. La sabiduría reconoce nuestra naturaleza finita y admite la ignorancia, un acto de humildad. Esta virtud no suprime nuestros impulsos innatos para buscar nuevos conocimientos, sino que surge de una comprensión que estimula la búsqueda de una sabiduría mayor. La verdadera sabiduría nos motiva constantemente para que avancemos en nuestra continua exploración y desarrollo.

     Esta lección se centra en un campo sobre el que se ha investigado e indagado bastante poco. Cuando nos encontramos ante la inmensa multitud de facultades que posee en su interior el cuerpo humano, debemos tener un temor reverencial ante la gran inteligencia desplegada en cada uno de los trillones de procesos que tienen lugar diariamente en el organismo o la gran precisión que observamos. No podemos hacer otra cosa que aceptar que el cuerpo humano opera sobre unos principios que manifiestan el dominio de la ley y el orden en el reino orgánico. Debemos aceptar que nuestra constitución se basa en este orden, puesto que cada uno de nuestros actos debe ajustarse a las leyes universales de la existencia.

     Nuestra intención en este capítulo es demostrarle la magnitud de la inteligencia innata ─de la sabiduría inherente del organismo que supera miles de veces la inteligencia de la que hacemos alarde continuamente─. Su poder es tan inmenso que podríamos tacharlo de pasmoso, sorprendente. Sin embargo, mostrarle la inmensidad de la inteligencia innata no es una tarea fácil, puesto que apenas existen estudios que versen sobre este tema. No obstante, podemos analizar y apuntar algunas de las muchas manifestaciones de la sabiduría orgánica innata.

     Cuando finalice esta lección, conocerá la existencia de una providencia interna que debería respetar. Asimismo, comprenderá que las cualidades orgánicas son tan poderosas que jamás podrá olvidar la siguiente recomendación: jamás interfiera en el dominio vital. Su ayuda nunca será beneficiosa para el organismo, lo único que puede provocar es la aparición de problemas. El conocimiento y la sabiduría que la civilización humana ha desarrollado desde los albores de la humanidad hasta nuestros día no pueden igualarse a la inteligencia exhibida en las operaciones celulares que tienen lugar en el interior del organismo. Lo único que puede hacer para ayudar al organismo es ordenar el entorno externo para que éste sea lo más propicio posible para el cuerpo humano. Recuerde ¡Lo único que puede hacer por el organismo es dejar que trabaje sólo! Él sabe lo que hace, pero usted no.

   ¿Qué constituye la sabiduría y la providencia orgánica?

     Cuando hablamos de providencia, nos referimos a la habilidad que posee el cuerpo humano por anticipar y suministrar las necesidades que precisa. Ésta puede ser instintiva, como sucede con los osos, que almacenan grandes cantidades de grasa para la  hibernación, o como las ardillas, que acumulan nueces, semillas y bellotas. O puede deberse a una sabiduría instintiva, como sucede en el caso de los seres humanos, que almacenan alimentos en épocas de plenitud como previsión a futuras épocas de carencia.

     El cuerpo humano siempre es previsor, pero toda providencia requiere una gran sabiduría.

     La reproducción de las especies es un claro ejemplo de providencia. Ésta es necesaria para asegurar la supervivencia de las especies. La complejidad de las provisiones reproductivas desafían el intelecto y la sabiduría del ser humano.

     Los procesos nutritivos y eliminativos también son ejemplos de la providencia, puesto que aseguran la supervivencia del organismo. Al igual que sucedía con la reproducción, la complejidad y la astucia de estos dos procesos desafían el intelecto humano y ridiculizan sus investigaciones, aunque el hombre no ha dudado en aceptar los hechos.

     La inmensa sabiduría que el organismo demuestra, día, en cada una de sus acciones deja al ser humano titubeante y dubitativo. Por esta razón, muchos prefieren escudarse detrás de la comodidad que supone un punto de vista generalizador, evitando, con ello, la carga que supone investigar, comprender y evaluar los hechos.

     Al emprender este viaje con nosotros, tendrá que investigar duramente cuáles son las provisiones de la vida y desarrollar un punto de vista propio que le permita, a usted y a sus pacientes, conocer al detalle cada una de las posibilidades.

     El término sabiduría siempre ha sido una voz difícil de analizar y definir. Podríamos definirla como aquello que abarca todo el conocimiento y la comprensión en una esfera determinada. Desde este punto de vista, sabiduría sería, al mismo tiempo, comprensión de una materia en profundidad y pericia o dominio que permite al poseedor de esta virtud elegir un perfecto curso de acción.

     Ahora bien, debemos dejar bien claro la diferencia existente entre sabiduría inherente, o inteligencia con intelecto, y sabiduría adquirida. La capacidad que el ser humano posee para pensar es una propiedad del intelecto consciente. Este proceso requiere una sabiduría y una inteligencia completamente diferentes a la sabiduría que estamos tratando en esta lección.

     Aunque existen varios libros que tratan sobre la sabiduría y la programación inherente, no podemos tomar ninguno de ellos en consideración. Como ya mencionamos con anterioridad, existen muy pocas personas que se hayan atrevido a indagar y estudiar esta esfera de nuestra existencia, aunque sí han investigado los mecanismos de la sabiduría inherente. Nuestra intención a lo largo de esta lección es mostrarle la sabiduría del organismo por medio de la observación y la deducción.

     Cuando hablamos de sabiduría orgánica, o sabiduría del organismo, nos referimos a las numerosas facultades existentes en el interior del cuerpo que reconocen, comunican y responden a cada acción de forma efectiva. A modo de ejemplo, citemos el siguiente caso, si diera un mordisco a una exquisita manzana, el sistema respondería inmediatamente con un sentimiento de placer. En cambio, si este mordisco fuera a una manzana a la que previamente se hubiera inyectado una solución de sosa cáustica, reconocería de forma inmediata la existencia de peligro, escupiendo el trozo de manzana y corriendo inmediatamente a ingerir agua para diluir y eliminar la sustancia tóxica que contactó con el tejido de su boca. Cuando el organismo repele una sustancia tóxica, actúa de la misma forma que cuando acepta con agrado la entrada de una sustancia deliciosa o una influencia favorable.

         La sabiduría y la providencia de la célula

     Como ya mencionamos con anterioridad, la sabiduría existente en una sola célula supera con creces todo el conocimiento que la civilización humana ha acumulado a lo largo de la historia. Cada célula contiene en su interior una población tan importante que podríamos considerarla como una verdadera ciudad. La célula es un organismo que posee vida propia y cuya membrana actúa como un muro que rodea una ciudad. En su interior existen numerosos organismos vivos cuya organización es similar a la organización de las células en el interior del organismo. Estas formas de vida, denominadas mitocondrias, poseen sistemas metabólicos independientes, por lo que podemos decir que operan simbióticamente con la célula y en armonía con el resto del organismo. Cada uno de los componentes de la célula actúan por su propio beneficio y por el beneficio de la célula como órgano huésped.

     Si nos sorprendemos ante la complejidad y perfección de la célula, deberíamos estar aún más asombrados con el cuerpo humano. Se estima que en su interior cohabitan más de 125 trillones de células. (No obstante, no existe ningún dato exacto que demuestre la cantidad total de células existentes, algunos libros cifran esta cantidad en 75 trillones, mientras otros afirman que llega hasta 300.)

     Cuando afirmamos que la célula es una gran ciudad que posee vida propia, no exageramos en absoluto. Aunque no todas las células poseen el mismo tamaño, podemos afirmar que su volumen supera, al menos, un billón de veces el de sus componentes más insignificantes. Existen miles de orgánulos en el interior de cada célula. Estos microorganismos componen el sistema vital de las células. Entre los orgánulos más importantes debemos destacar las mitocondrias, una forma de vida independiente dentro del contexto celular. Su organización y funcionamiento se asemejan bastante al de las bacterias.

     Para entender mejor el funcionamiento de una célula, imaginemos una ciudad de bacterias especializadas, concentradas en una unidad orgánica, cuya función sea mantener un entorno favorable y asegurar, de la forma más efectiva posible, la necesidades de su existencia.

     Junto a las mitocondrias, las células poseen en su interior numerosos orgánulos (sistemas que se encuentran en el interior de sus membranas y que aseguran su funcionamiento) que complementan el trabajo realizado por las mitocondrias ─facilitar que el organismo celular sea autosuficiente en sus operaciones─. Por ello, lo único que necesita la célula es el perfecto suministro de sus necesidades bajo un entorno y un contexto favorables. De la misma forma que el ser humano debe luchar por crear el entorno más favorable para su existencia, las células han creado su propio entorno al organizarse en el interior del organismo. Desde este punto de vista, podríamos definir al cuerpo humano como una macrociudad.

     La sabiduría que se manifiesta en cada una de las facultades, organizaciones y operaciones que desempeña una célula ridiculiza el intelecto de cualquier ser humano. Gracias a la observación, debemos aceptar su existencia y respetarla, aunque no la conozcamos, ni la comprendamos.

La inteligencia multicelular y las relaciones intercelulares

     Si la sabiduría caracteriza las facultades infinitas de la célula, pensemos, pues, en la sabiduría que unifica y controla casi cien trillones en el interior del organismo. Piense cómo debe ser la sabiduría que dirige el destino de cada una de estas células en el inmenso mar que supone la complejidad del cuerpo humano.

     Como ya hemos reiterado varias veces, las células son organismos independientes. En su interior, podemos encontrar formas de vida, como la mitocondria, que poseen características propias de un organismo independiente. Por tanto, si el cuerpo humano contiene más de 100 trillones de células, que a su vez contienen otros organismos como la mitocondria, podríamos afirmar que éste posee en su interior trillones y cuatrillones de organismos. Asimismo, si una célula actúa como una colonia en la que podemos encontrar miles de bacterias especializadas que se han unificado para su propio beneficio, también podríamos aseverar que el cuerpo humano está formado por la unión de células especializadas y sofisticadas cuyo fin no es otro que el de beneficiarse mutuamente.

     Las células se han unificado en el interior de otra célula, que llamamos organismo, con el objetivo principal de coordinar todas sus funciones y obtener, así, un beneficio mutuo. Si aceptáramos la hipótesis que defiende que algunas bacterias especializadas se unen con el fin de coordinar las funciones que convierten a las células en organismos independientes, tendríamos que aceptar que las células también se unen y especializan con el objetivo de crear un entorno ideal y asegurar las necesidades de la vida.

     Si observamos el ciclo vital de un árbol, nos quedaremos asombrados por su inteligencia. Desde que una bellota comienza a germinar y florecer lentamente a lo largo de los años, hasta que ésta se convierte en un robusto nogal, podemos observar el despliegue de una inteligencia que está muy lejos del alcance de nuestro intelecto y comprensión. En el interior del código genético de cada una de sus células se encuentran la comprensión y la pericia que garantizan la obtención de las necesidades que se encuentran en su entorno, la conversión en sus requisitos específicos, su posterior utilización y la expulsión de los desechos.

     En el instante en que una célula se alía con otras, se forma una macrocélula coordinadora cuya función es la de coordinar las diversas actividades de las células. Esta macrocélula que se halla en los organismos multicelulares recibe el nombre de sistema nervioso o cerebro.

     Cómo determinar la inteligencia del fenónemo físico

     ¿Qué clase de inteligencia requiere el organismo para poder reconocer el alimento y segregar las enzimas más apropiadas para su correcta digestión? ¿Qué clase de inteligencia sería necesaria para crear las enzimas?

     Cuando comenzamos a realizar preguntas tan exhaustivas como las que acabamos de enunciar, emprendemos un viaje cuyo destino es descubrir la inmensurable sabiduría y providencia de cada una de las facultades de la vida.

     A continuación aparece un extracto de un texto fisiológico, lo citamos para resaltar ciertos procesos orgánicos y poder comprender de esta forma la importancia de las facultades del organismo y la magnitud de su inteligencia:

   A menudo los tejidos orgánicos menguan su tamaño hasta alcanzar tamaños muy inferiores a su dimensión original. Entre los ejemplos más significativos podemos destacar la contracción del útero después del embarazo, la reducción de los músculos cuando se encuentran inactivos durante un largo período de tiempo o la disminución de las glándulas mamarias al final del período de lactancia. La mayor parte de esta contracción, si no toda, se debe al papel que juegan los lisosomas en estos procesos, muy activos durante la contracción. Sin embargo, el mecanismo por el cual la falta de actividad provoca que los lisosomas aumenten su propia actividad todavía se desconoce por completo. 

 Otro proceso en el que los lisosomas tienen un papel muy destacado es en la eliminación de tejido de las células o porciones de células dañadas ─células dañadas por la acción del calor, del frío, de un trauma, de sustancias químicas, o por cualquier otro factor─. El deterioro de las células provoca la descomposición de los lisosomas y la inmediata liberación de hidrolasa, enzima que digiere las sustancias orgánicas que la rodean. Si el deterioro no es muy importante, sólo se eliminará una porción de la célula, siendo restaurada inmediatamente. En cambio, si el daño es grave, toda la célula será digerida a través de un proceso denominado autólisis. De esta forma, la célula termina por desaparecer por completo y, gracias a una reproducción mitótica que tiene lugar en una de las células adyacentes, se crea una nueva célula del mismo tipo que sustituye a la vieja.

     Como podemos deducir de la lectura de este extracto,

las partes del cuerpo que se encuentran inactivas terminan por atrofiarse, un proceso que, supuestamente, tiene como protagonista principal los lisosomas. Ahora bien, lo importante, lejos de comprender o adivinar la sabiduría que provoca la desaparición o inutilización de las facultades, es saber que existe una inteligencia que crea y retrae las facultades que intervienen en el embarazo, en la lactancia y en la musculatura.

     A continuación estudiaremos una de las formas en la que el organismo utiliza los lisosomas para ciertas finalidades específicas. Como probablemente sabrá, los lisosomas son enzimas digestivas que el propio organismo crea, almacena y utiliza. Cuando una célula debe descomponerse, ésta inicia un proceso de autolisiación (autodigestión) enviando los restos a la linfa y posteriormente a los vasos sanguíneos. El organismo recicla una parte de estos desechos celulares y expulsa la parte restante, hasta agotar su capacidad de tolerancia tóxica. En definitiva, podemos resumir que las células que el organismo descompone terminan, al final, reciclándose o desapareciendo. El objetivo principal del organismo es alcanzar un perfecto estado de funcionalidad. Por esta razón, el estado de las células decidirá si las células descompuestas deben ser expulsadas, si no pueden repararse.

     El organismo segrega lisosomas que utilizará en ciertas acciones específicas. Examinemos un divieso o un grano. La pequeña cavidad que se extiende desde la superficie de la piel hasta el interior de la carne representa un completo desastre orgánico. No obstante, el fin, o los fines, por los cuales ha surgido dicha cavidad explican la destrucción que el propio organismo ha iniciado sobre sí mismo. Cuando el organismo presiente la existencia de sustancias tóxicas que amenazan su integridad ─cuando no puede eliminar esta carga tóxica por medio de los canales regulares de eliminación─, el cuerpo humano autolisia un tubo, una cavidad, un pasaje, un conducto o una fístula que utilizará como vía de escape hacia el exterior. Es muy probable que los lisosomas hayan destruido más de cien millones de células, lo que supone una gran cantidad de material tóxico. Una vez que forma el tubo, el organismo empuja estas sustancias nocivas hacia el exterior, a través de un conducto especial que el propio cuerpo crea. Este material permanece encapsulado y apartado del organismo hasta que se expulsa o desintoxica.

     Cuando una persona se encuentra sumiso en un proceso de ayuno, los lisosomas se encargan de destruir e ingerir cada uno de los tumores existentes en el cuerpo. Las sustancias que destruyen es utilizada posteriormente como alimento. Entre estos tumores podemos destacar las células cancerígenas, las cistas, las verrugas, los tumores de pecho, etc.

     La inteligencia que hace posible sentir la presencia de condiciones errantes, comunicar su existencias al cerebro, valorar los informes, determinar cuál es la mejor forma de actuar y responder a todos los problemas con ordenes coordinadas y dirigidas a cada una de las células y sistemas perjudicados, se encuentra mucho más allá de la comprensión humana. Lo único que podemos hacer es tratar de esbozar, de la mejor forma posible y con nuestros escasos y limitados conceptos y expresiones, la amplitud y magnificencia de dicha sabiduría.

     Esta es sólo una de la muchas formas de sabiduría orgánica que fortalece aún más nuestra recomendación de dejar que sea el propio organismo el que trabaje sólo.

El cerebro como la piedra angular que soporta al ser humano

     Nuestra capacidad intelectual es tan limitada y escasa que nos impide comprender la magnitud del dominio y cooperación que ejerce el cerebro sobre cada una de las células existentes en el organismo. Nuestras limitaciones no nos permiten avanzar mucho más lejos de aquello que «no entendemos con claridad».

     En unos de los artículos que aparece posteriormente en el apartado textos complementarios, se apunta que el cuerpo humano posee algo más de 125 trillones de células, organismos que contienen, a su vez, un gran número de orgánulos y formas de vida que mantienen la funcionalidad de la célula. Posteriormente se apunta que el ser humano es incapaz de colaborar armoniosamente en una sociedad donde habiten miles de personas. Partiendo desde este punto de vista, parece bastante difícil imaginar a los cuatro billones de personas de la tierra trabajar al unísono. Sin embargo, todo esto no es nada si lo comparamos con el cuerpo humano. ¿Puede imaginar 36.000 planetas como el nuestro, en el que cada uno habiten unos cuatro billones de personas, actuando al unísono?

     Estos pensamientos tan sorprendentes podrían esbozarnos una ligera idea de la magnitud infinita del pensamiento, la comprensión y la pericia del cerebro humano. Este órgano coordina las actividades de un número astronómico de células colaboradoras. Como podrá ver, subrayamos la palabra colaboradoras, porque todas las células se encuentran sometidas completamente bajo el dominio del cerebro, que a su vez, sirve a todo el organismo. La función principal del cerebro es controlar colectivamente cada una de las células del cuerpo humano. Del mismo modo, les suministra aquellos elementos esenciales que no puedan obtener por sus propios medios.

     A veces, una célula puede convertirse en un organismo «independiente». Esto sucede cuando sus mecanismos de control se ven afectados y pierden su inteligencia innata, o no pueden centrarla en los procesos de colaboración. Cuando esto sucede, la célula se convierte en un organismo parásito, ya que obtiene todas sus energías de las reservas orgánicas, pero no contribuye en el funcionamiento del organismo. Desde ese momento, esta célula se transforma en una célula cancerígena cuya función en el interior del cuerpo, lejos de contribuir a que se mantenga la armonía fisiológica, es interrumpirla. Una célula se convierte en cancerígena cuando sufre continuos ataques de sustancias tóxicas, éstas provocan la manipulación y posterior destrucción de su código genético e inteligencia. El cerebro dirige las energías residuales a la zona conflictiva con el fin de aniquilar y destruir la célula errante.

     El cerebro, aunque forma parte del conjunto celular del organismo, es el órgano supremo. Las células se encuentran a su disposición y permiten que sea éste el encargado de dirigir y controlar sus acciones.

     Las células protegen y sirven al cerebro como el órgano de máxima importancia en el organismo. Desde este punto de vista, podemos afirmar que el cerebro opera desde su trono real, recibiendo el mejor trato posible de sus súbditos. La principal función de cada una de las células es mantener operativo al cerebro, aunque ello requiera sacrificar millones de células. Teniendo todo esto en cuenta, podemos aseverar que el cerebro es la piedra angular que soporta al ser humano. 

             La programación celular y cerebral 

     Cada célula posee en su interior un código genético. Asimismo, cada mitocondria que se encuentra dentro de una célula tiene su propia herencia genética. Este código permite a la célula reproducirse fielmente. Es más, le permite ejecutar actividades químicas, mecánicas y eléctricas con total exactitud. La célula podría entenderse como una fábrica de productos químicos que produce muchas más sustancias que las producidas en cualquier planta química del mundo. Sin embargo, lo más sorprendente es su capacidad por realizar todas estas funciones en el interior de su membrana, cuyo grosor es tan pequeño que escapa al ojo humano.

     Cuando una célula nace, no tiene por que aprender la inteligencia de cualquier otra célula, ya que surge con la experiencia y la sabiduría de la célula que la engendró. Esta inteligencia es inherente y se transmite de forma automática de generación en generación. Para entender mejor este proceso de duplicación, pensemos en un disco que puede ser grabado tantas veces como se desee. La programación celular se encuentra en su interior.

     Al igual que sucede con las células, el cerebro y el sistema nervioso central poseen la mayor parte de su conocimiento, experiencia y programación necesaria para operar sobre un organismo cuya complejidad es infinita. Esta programación que el organismo necesita para realizar las operaciones internas se transmite de forma automática a través de la reproducción de los códigos genéticos en el nuevo organismo. Aunque no podamos creerlo, todas las funciones y facultades de un organismo se encuentran en el interior del óvulo fertilizado. Es más, en dicho óvulo, cuyo tamaño apenas puede observarse a través de un microscopio, se encuentran todas las instrucciones codificadas que convertirán una pequeña célula en un ser adulto con 125 trillones de células en su interior. El código genético resultante de la unión entre un óvulo y un espermatozoide dará lugar a la creación de un organismo perfectamente desarrollado y simétricamente formado en cuyo interior existirán unos 125 trillones de células.

     Cada una de las facultades y funcionamientos potenciales de este nuevo organismo se encuentran en perfecto estado. El código genético es completamente fiel a los resultados. En su interior se encuentran la experiencia y conocimiento que el cuerpo humano ha desarrollado a lo largo de su historia. El resultado será, por supuesto, un ser humano que posea los patrones que el hombre ha adquirido a lo largo de su historia. La perfecta precisión con la que se transmite y desarrollan (algunos por primera y última vez en la vida) millones y trillones de fórmulas, procesos, y procedimientos escapa de la comprensión humana. (Todo esto sucede siempre y cuando no se vicie el proceso con la interferencia de sustancias tóxicas.)

     Sin lugar a dudas, podemos alzar nuestras manos y descartar todo lo que acabamos de mencionar apelando a que esta complejidad no es, bajo ningún sentido, importante para los planes prácticos de la existencia humana. De hecho, ¡podemos hacerlo! Podemos vivir sin ningún problema y sin preocuparnos por indagar una sola vez cuáles son nuestros orígenes. El ser humano vivía feliz en armonía con la naturaleza, al igual que los animales, mucho antes de que comenzáramos a estudiar en profundidad nuestro cuerpo y nuestra mente. Por esta razón, no pretendemos mostrarle las profundidades de nuestro organismo, ya que para ello existen infinidad de libros que versan sobre fisiología, bioquímica, citología, anatomía, y cientos de temas, que podrían serles de gran utilidad si lo desea. Sin embargo, toda esa información no le proporcionará el conocimiento necesario para poder guiar a las personas que sufren problemas. Nuestro propósito es mucho más simple y fácil, al menos de estudiar.

     Como ya hemos reiterado varias veces, nuestro objetivo es mostrarle la magnitud de la inteligencia y la comprensión innatas en las que tendrá que confiar implícitamente siempre y en todos los casos. Nunca sea tan arrogante como para imaginar que puede anticiparse al cuerpo, ya que nadie puede hacerlo. Lo único que podemos hacer es admirar la gran inteligencia que existe en su interior, pero bajo ningún concepto tratar de sustituirla. Ni siquiera podemos ayudarla un poquito, ya que todo lo que hagamos en el dominio de la vida constituirá una interferencia mortífera.   El cerebro está compuesto por unos cincuenta billones de células altamente desarrolladas. Potencialmente, poseen la virtud de sobrevivir cientos de años, aunque no pueden reproducirse como lo hacen el resto de células orgánicas. Incluso las personas más sanas de la tierra pierden diariamente alrededor de cien mil neuronas, lo que significa que serían necesario 150 años para que el cerebro perdiera el diez por ciento de su capacidad celular. Sin embargo, el ser humano desperdicia a menudo esta herencia maravillosa y llega a la vejez cuando cumple los sesenta, setenta u ochenta, potencialmente relativamente jóvenes, después de perder posiblemente más del cincuenta por ciento de las neuronas.

     En nuestro nivel consciente, no somos más que criaturas de los bosques. Mientras que nuestro intelecto lleva desarrollándose millones de años, la inteligencia celular ha necesitado billones de años de desarrollo y nuestras facultades subconscientes llevan desarrollándose cientos de millones de años. Por esta razón, podemos afirmar que nuestro intelecto se encuentra en esa fase en la que se podría decir que gozar de «poco conocimiento es algo peligroso». Si la raza humana logra sobrevivir mucho más tiempo, probablemente podremos alcanzar un nivel intelectual que se encuentre en consonancia con los ideales del Higienismo. Cuando lleguemos a esa fase, comprenderemos que el bienestar humano se encuentra íntimamente unido a los mandatos de la naturaleza, vivir en plena armonía con todos los componentes de la naturaleza, seres humanos y otras criaturas.

    La sabiduría y la precisión de los procesos orgánicos   

     El organismo sintetiza en su interior algo más de 100.000 clases diferentes de proteínas. Cada célula posee en su código genético o programación las fórmulas o directrices precisas para transformar estas proteínas en sustancias efectivas para el cuerpo.

     Sin embargo, esta no es la única facultad que poseen las células, éstas gozan de la capacidad necesaria para efectuar un gran número de funciones que menguan considerablemente nuestro intelecto, entre ellas destacamos las siguientes: almacenar y utilizar los materiales puros que necesitan; crear los componentes que precisan o necesitarán posteriormente; generar la energía que requieren; generar y suministrar toda la energía que requiere el organismo; etc. Se dice que si todas las operaciones y procesos que realizan las células se introdujeran en un ordenador, ni siquiera una computadora cuyo tamaño fuera superior a Madrid podría efectuarlas.

     Si tenemos en cuenta todo lo que acabamos de mencionar, podríamos afirmar que una célula se asemeja más a un verdadero universo que a una simple ciudad.

     La adenosina trifosfata (ATP) es la fuente de energía más utilizada por la mayoría de las células. Este compuesto surge principalmente gracias a la función que desempeñan unos orgánulos especializados llamados mitocondrias. Las mitocondrias generan esta molécula compleja, que se «activa» cuando se da una señal determinada. Cuando se utiliza, la molécula resultante del proceso vuelve a reciclarse o a «reactivarse» para su posterior utilización. La providencia y pericia con la que el organismo actúa en estos procesos químicos sorprende gratamente a nuestra imaginación.

                    Facultades cognitivas

     El organismo posee sensores, altamente desarrollados, que pueden reconocer, al instante, cuando algo es bueno, malo o indiferente. La función de estos sensores, o sentidos, es reconocer los alimentos, los peligros, el placer, las situaciones atractivas, las situaciones desagradables o aquellas repulsivas.

     En el plano exterior, esta labor sensorial y cognitiva recae sobre las facultades conscientes y el intelecto. El organismo posee millones de facultades especializadas que le permiten sentir al instante la naturaleza electroquimicamecánica de todo aquello que penetre en su interior.

     El sistema nervioso trasforma los datos sensoriales que les llega en impulsos eléctricos y los transmite al cerebro para que éste emita una respuesta coordinada e intencionada acorde con la situación.

     A modo de ejemplo, imaginemos un grupo nutrido de células que carecen de los aminoácidos necesarios para sintetizar un requisito proteínico crucial. El cerebro recibe al instante la necesidad y emite una orden a las células para que comprueben las reservas de aminoácidos. Cuando las células obtienen la cantidad precisa de aminoácidos, la envía al hígado donde tiene lugar la deaminación y donde se sintetiza el nuevo aminoácido. Sin lugar a dudas, una inteligencia tan desarrollada como ésta, que puede realizar inventarios tan complejos y ejecutar actividades químicas con tanta precisión, no puede si no ridiculizar la inteligencia humana.

            El sistema comunicativo del organismo

     Como ya hemos repetido varias veces, el cuerpo humano cuenta con más de cincuenta billones de células, entre las que destacan las neuronas, células que desempeñan labores comunicativas. Los mensajes se desplazan por el interior del organismo a la velocidad de la electricidad, recordemos que las transmisiones nerviosas son casi todas eléctricas, aunque también existen algunas comunicaciones químicas.

     Para comprobar la complejidad y perfección de los sistemas comunicativos del cuerpo humano, basta imaginarse una gran ciudad como Madrid y Barcelona juntas, con ocho millones de habitantes, millones de teléfonos y miles de centralitas telefónicas. El organismo posee un sistema de comunicaciones que podría cubrir las necesidades de 36.000 planetas como el nuestro, con cuatro billones de habitantes y teléfonos por planeta.

     Si observara el proceso comunicativo que tiene lugar en el interior de su cuerpo mientras duerme plácidamente en su cama, se quedaría boquiabierto. Cuando una parte del organismo, en el que habitan billones de células, sufre algún problema de consideración, el cerebro recibe inmediatamente un mensaje en el que se solicita una rápida intervención ─es más, el cerebro ha estado al corriente del problema durante todo el tiempo─. Sin embargo, éste no inicia ninguna actuación de emergencia hasta que el problema no supere unos límites de tolerancia. Cuando la situación amenaza seriamente la integridad de algunas zonas del cuerpo, el cerebro traslada, en un nivel de plena consciencia, trillones de células que abarcan cientos de sistemas musculares, provocando con ello un cambio de peso del organismo hacia una posición más cómoda.

           El coordinador principal del organismo

     Anteriormente, describimos al cerebro como la piedra angular de todas las operaciones orgánicas. Este órgano es la creación suprema que trillones de células han decidido convertir en el coordinador principal y centro de comunicaciones. La función principal y primordial del cerebro es administrar cada una de sus necesidades. Junto a esta función, el cerebro debe ayudar al organismo en su relación con el mundo exterior.

     Los pensamientos que poseemos en nuestro nivel consciente nos parecen maravillosos cuando lo estudiamos desde nuestro punto de vista. Sin embargo, nuestros intelectos apenas consiguen desarrollar más de una línea de pensamiento al mismo tiempo. Como podrá deducir, una cifra netamente inferior a la capacidad intelectual del cerebro, el cual dirige constantemente, segundo tras segundo, millones de actividades simultáneas. La capacidad de actuación del cerebro es inimaginable y sólo comparable con la actuación de una máquina que operara sobre 36.000 planetas con cuatro billones de habitantes cada uno.

     Una de las responsabilidades más importantes del cerebro es velar por el mantenimiento y circulación de la sangre, mientras lee estas líneas, el cerebro habrá creado más de diez millones de células sanguíneas, lo que significa que su capacidad de generar células alcanza los diez millones por segundo. El cuerpo humano posee más de 25 trillones de células sanguíneas, cuya esperanza de vida no supera los treinta días. Como puede deducir, el mantenimiento del nivel sanguíneo del organismo requiere una inteligencia inimaginable.

     La capacidad por entender el pensamiento abstracto es una cualidad que muy pocas criaturas poseen hoy en día. Algunas razas, como los pigmeos, son completamente incapaces de entender el pensamiento abstracto. Sin embargo, otras criaturas, como los delfines, las ballenas, los elefantes, e incluso los perros y los lobos pueden pensar en abstracto. Aunque no conocemos mucho sobre el tema, podemos afirmar que muy pocas criaturas poseen la capacidad que tiene el ser humano para comprender los pensamientos abstractos.

     Aunque el cerebro es dueño y señor absoluto de todas las células de su dominio, no olvida cumplir su mandato más importante, administrar las necesidades de las células. Ahora bien, no podemos olvidar que el cerebro es el órgano más importante dentro del sistema orgánico, aunque fue el último en desarrollar todas sus facultades. Cada célula, tejido y sistema orgánico (excepto el corazón) debe desaparecer en períodos críticos, como la inanición, para que el cerebro pueda sobrevivir. Cuando éste finaliza su ciclo de vida, el organismo muere.

     Recuerde que el cerebro es el instrumento principal que utiliza el cuerpo para establecer, suministrar y mantener las necesidades y el entorno adecuado de trillones de células. Asimismo, cada célula posee en su interior otros organismos denominados mitocondrias. El cerebro existe por el bien de todas las células del organismo y su bienestar depende principalmente del bienestar del sistema celular al que sirve.

             Conocimiento, pericia y fuentes que

          intervienen en el proceso de autocuración

     Después de haber analizado cada uno de los mecanismos de control existentes en el organismo y tras observar qué es lo que sucede cuando el cuerpo sufre cortes, roturas de huesos u otras heridas, ¿puede alguien poner en tela de juicio la capacidad autocurativa del organismo?

     ¿Acaso existe alguien que no vea los innumerables recursos del organismo, su autosuficiencia y su capacidad por enfrentarse a las exigencias internas que conducen a la exclusión de cualquier otro agente?

     ¿Puede alguien, medianamente inteligente, poner en duda que la intrusión sobre el dominio de la vida supone un acto peligroso que puede obstruir e interferir en aquellos procesos en los que intervienen una inteligencia y pericia a la que nunca podremos aspirar?

     ¿Puede alguien poner en duda la inteligencia y finalidad de cada una de las acciones del organismo?

     ¿Puede alguien dudar que los síntomas de la enfermedad no son más que pruebas que demuestran la autocuración del organismo, o que el cuerpo inicia estos procesos como remedios sanativos que demuestran su gran inteligencia y rectitud?

     ¿Puede alguien poner en duda que un organismo que tiene la fuerza y el poder de transformar un óvulo fertilizado en un ser humano perfecto es incapaz de controlar sus problemas internos?

     ¿Existe alguna persona que pueda presumir de poseer un conocimiento de sus necesidades internas que supere la inteligencia del cuerpo?

     No cabe la menor duda que poner en tela de juicio el conocimiento orgánico y presumir la existencia de una inteligencia superior es un acto bastante peligroso e imprudente. Deje que sea el propio organismo el que trabaje sólo.

      Las acciones del organismo siempre son correctas

     Mucha veces habremos escuchado en broma «que el peor enemigo del hombre es el propio hombre». Sin embargo, es preciso recordar que casi todas las bromas suelen encerrar algo de verdad.

     La forma en que el ser humano trata a su propio cuerpo me recuerda una historia que trataba de dos hombres fuertes. Un día, estas dos personas se encontraban paseando por una calle, cuando vieron a dos hombres que intentaban empujar un gran piano que no podía pasar por el marco de una puerta. Se ofrecieron para ayudar y comenzaron a empujar con fuerza para intentar mover el piano hacia el interior de la casa, mientras los otros dos hombres hacían lo mismo desde el interior. Después de media hora de esfuerzos infructuosos, decidieron descansar un rato para decidir que debían hacer. Cuando se habían puesto de acuerdo en cómo hacerlo, un hombre comentó que nunca había trabajado tanto para sacar un piano de una casa.

     En ese preciso instante, uno de los voluntarios preguntó «¿Sacarlo de casa?, nosotros creíamos que debíamos empujar hacia adentro».

     Cuando consideramos que nuestro intelecto es superior a las demandas requeridas por el organismo en crisis, demostramos nuestra gran ignorancia. La única forma posible de asistir al organismo es cooperando con él en la búsqueda de sus necesidades, teniendo en cuenta su condición. O lo que es lo mismo, «dejar que el cuerpo trabaje sólo de forma inteligente» y confiando plenamente en la rectitud de sus acciones.

  La intervención del intelecto en los problemas orgánicos

     Si contiene la respiración o respira, voluntariamente, de forma contraria a como debería hacerlo con normalidad, está interfiriendo en el proceso vital del organismo. Sin embargo, existen muy pocas personas que mantengan su respiración o respiren profundamente hasta provocar la hiperventilación del organismo y ocasionar, consecuentemente, la aparición de alucinaciones o acapnia.

     El cuerpo humano es el mejor árbitro de sus necesidades. Su autonomía le permite trabajar con una fuente de sabiduría que nunca poseeremos.

     A menudo, el organismo nos hace llegar sus demandas de forma amable, a través de la sed, el hambre, el sueño, etc. Sin embargo, a veces caemos en el error de considerar que la cerveza, el vino o los refrescos pueden saciar nuestra sed, cuando lo que solicita el organismo sólo es agua. Por lo tanto, recuerde que suministrarle cualquier otra sustancia que no sea simplemente agua es un tremendo error.

     La creencia actual sobre la enfermedad surgió hace cientos de años con el nacimiento de ciertas supersticiones e ideas de seres malignos y demonios, que han evolucionado con el paso de los años. Sin embargo, las personas que mantenían esas ideas admitieron su equivocación y cambiaron su forma de pensar, adquiriendo nuevos conceptos cuya raíz ideológica continuó siendo la misma. Por esta razón, sus ideas actuales no han dejado de ser incorrectas.

     Una de las ideas que siempre ha prevalecido en la mente de los especialistas de la salud, es considerar, erróneamente, que la enfermedad surge como consecuencia de un ataque. Es más, esta idea, completamente infundada, defiende que la única forma de atacar la invasión del atacante o atacantes es lanzando una contraofensiva, basada especialmente en la ingestión masiva de fármacos. Los datos son escalofriantes, ya que muchas personas llegan incluso a morir. De hecho, el índice de mortalidad suele bajar en un 50 ó 60 % cuando los médicos se ponen en huelga.

     Una de los principios básicos de la filosofía higienista es evitar cualquier interferencia en el organismo. Cada célula orgánica posee más inteligencia y experiencia que el conjunto de todas las mentes humanas en su nivel consciente. Nuestros rituales vudísticos basados en la ingestión de fármacos se basan en simples conjeturas que tratan de decidir lo que el organismo debería estar haciendo y lo que necesita cuando se encuentra enfermo.

     Vale la pena repetir una y otra vez que la enfermedad no es más que una simple acción iniciada por el propio organismo, una acción correcta. El cuerpo inicia y dirige la enfermedad para cumplir unos objetivos fisiológicos. Confundir esa acción con un ataque invasor que debemos eliminar, tiene consecuencias catastróficas.

     Frente a los intentos de subestimar una y otra vez la inteligencia orgánica, indicando qué necesita el organismo y lo qué debería hacerse, no nos cansaremos de repetir «deje que sea el propio organismo el que trabaje sólo de forma inteligente». Lo único que debemos hacer es establecer las condiciones externas de salud que precise en ese momento el organismo. Esa es una orden bastante simple de cumplir.

      Cómo tener confianza en las facultades inherentes

     Las limitaciones de nuestros investigadores en esta materia son muy escasas, lo que nos impide explicar con mayor precisión la sabiduría del organismo. Lo único que podemos decirle con seguridad es que sabemos que se encuentra en su interior y que podemos percibir su magnitud cuando la exploramos. Sin embargo, la mayor parte de nuestra población desconoce completamente las grandes facultades existentes en nuestro organismo. Estas personas violan continuamente las leyes de su existencia y acuden a los especialistas cada vez que surge un problema.

     Su labor como higienista no finaliza en su confianza en los poderes infalibles del organismo, como especialista tendrá que trasladar esa confianza a sus pacientes. Existen muchas formas de conseguirlo, aunque las personas prefieren métodos que le impresionen profundamente. Entre las ayudas educacionales que el Higienismo está llevando a cabo en nuestra sociedad, debemos destacar las presentaciones gráficas que representan los poderes increíbles que el organismo posee.

     Cuando el poder y la energía del organismo no pueden restaurar un estado de salud deteriorado bajo las condiciones externas más favorables, podemos decir que su condición no tiene remedio. El higienismo es la última esperanza para muchas personas que lo han intentado todo, excepto llevar una vida sana. Muchos llegan demasiado tarde, y están ya acabados.

     Todo el mundo puede beneficiarse de las prácticas de una vida sana. Como profesional, no puede prometer ningún milagro, pero puede decir con toda confianza que sus métodos son los únicos que pueden restaurar la salud.

   Una valoración médica sobre la sabiduría del organismo

     El doctor David Reuben es autor de dos libros de gran aceptación comercial. Uno de ellos, Everything You Always Wanted to Know About Nutrition (Todo lo que siempre quiso saber sobre la nutrición), posee numerosos consejos erróneos, pero también acaba con muchos de los mitos comerciales que existen en torno al campo de los alimentos, la nutrición y la ingestión.

     El siguiente extracto del libro nos ilustra las necesidades y poderes del organismo:

   Mírelo desde este punto de vista. Una manzana madura contiene 191 componentes químicos conocidos, cada uno de los cuales juega un papel fundamental en la nutrición humana. Cuando ingiere una manzana, el organismo realiza unas 1.300 reacciones químicas para transformarla en moléculas, que dirigirá posteriormente a las zonas más necesitadas del cuerpo. La pectina se dirige al intestino grueso, la vitamina C a la piel, la vitamina A la región retinal del ojo, y de esta forma sucesivamente hasta que se envían los 191 componentes. Usted no es el responsable de todo este proceso, ya que ni siquiera sabe que se está llevando a cabo. Existen 160.000 clases de plantas diferentes que le ayudan a mantenerse vivo, aunque por supuesto usted no plantó ninguna de ellas. Su sistema digestivo fue creado por Dios, no por usted, ni por la IBM ni por el gobierno. Puede adquirir cualquier animal que camine o cualquier planta que florezca sobre la faz de la tierra y transformarla en el cerebro, los huesos, los músculos y la energía que le mantienen vivo. Ni siquiera los «científicos» más importantes y arrogantes de la tierra ponen en duda que un Ser muy superior a cualquier ser humano fue el creador de este increíble sistema nutricional.

        Por tanto, no crea que los fabricantes de desayunos instantáneos, imitaciones de zumos de naranja, imitaciones de pan o lo fabricantes de productos vitamínico y suplementos nutricionales tienen idea de lo que su cuerpo necesita. Esas torpes mentes nunca podrán mejorar el Diseño Maestro que le trajo hasta este mundo y le permite sobrevivir día a día.

     La ley y el orden reinan en el interior del cuerpo

     Coja cualquier libro de fisiología, nutrición, biología, citología, bioquímica, anatomía u otra ciencia afín, y observará que todos mencionan las actividades que tienen lugar en el organismo, destacando el orden y la precisión con la que se ejecutan y subrayando la gran inteligencia y experiencia que posee el cuerpo en su interior.

     Sin embargo, para una persona que desee realizar una aplicación práctica de los conocimientos más necesitados del mundo, lo más apropiado será ojear un libro que verse sobre conocimientos esotéricos. La mayor parte de este conocimiento no tiene ningún sentido, ya que no podemos cambiar su naturaleza. Ésta debe permanecer invariable y debemos confiar plenamente en ella. La diversidad de procesos y relaciones que tienen lugar en el cuerpo nos demuestra que la ley y el orden reinan en el interior del organismo. La sabiduría orgánica se basa principalmente en las relaciones físicas invariables. La existencia de los seres vivos depende básicamente de los principios fijos y de las relaciones físicas constantes. La supervivencia del organismo depende de la adquisición y utilización de las sustancias naturales en armonía con sus leyes invariables.

     La inteligencia que observamos en la fuerza de la naturaleza mengua la capacidad de nuestro intelecto, más allá de nuestra comprensión. Lo mejor que podemos hacer es reverenciar la sabiduría y las fuentes que se encuentran en nuestro interior, como si fueran nuestros amos. Debemos poner nuestro intelecto a disposición de los intereses de nuestra sabiduría orgánica, si queremos avanzar en nuestro camino.

     Si se asocia con su inteligencia orgánica en todos los sentidos, se convertirá en el ganador indiscutible del juego de la vida. Asimismo, podrá ayudar a que otros se conviertan también en ganadores de este juego, llamado vida.

          Cómo programar el intelecto para alcanzar

               un perfecto estado de bienestar

     Como ya hemos visto anteriormente, el organismo se construye sobre la base de un gran número de operaciones de gran precisión.

     Cuando el cuerpo recibe todas sus necesidades acertadamente, se convierte en un instrumento perfecto dentro del entorno de su adaptación. Sin embargo, todavía existen muchos casos en los que el organismo sufre y padece infinidad de enfermedades, provocadas principalmente por la malinterpretación que nuestro intelecto realiza de los procesos orgánicos, al contravenir sus necesidades (existe un importante número de errores institucionales que afectan directamente al organismo y a sus necesidades).

     Por esta razón, le recomendamos que aprenda a confiar implícitamente en el organismo; que conozca cómo funciona y cómo suministrarle sus necesidades de la mejor forma posible; que sepa que siempre actuará correctamente, se encuentre o no en un buen estado de salud; que comprenda que cuando el organismo se encuentra enfermo, se debe únicamente a una mal suministración de sus necesidades o a una interferencia en sus procesos. Recuerde que la ingestión de sustancias tóxicas y alimentos o bebidas perjudiciales para la salud es totalmente incorrecta y supone una mala suministración de sus necesidades. Asimismo, la administración de fármacos, tratamientos médicos y sustancias antivitales constituye una gran interferencia.

     Los errores que perjudican y destruyen la salud surgen directamente como consecuencia de una programación intelectual viciada.

     La finalidad de este curso es presentarle una programación correcta que podrá emplear con sus pacientes para ayudarles a crear su propia programación y disfrutar por tanto de una buena salud.

     Las personas acudirán a usted porque necesitan y desean liberarse del sufrimiento y los problemas que padecen. Sin embargo, muchos no querrán cambiar sus hábitos o programas, ya que desearán recuperarse dentro del contexto en el que se encuentran, y se resistirán a cambiar unos hábitos (programaciones) ya fijos en sus vidas. Incluso si lo desean, la mayoría de las personas se encuentran tan pegadas a unos hábitos que no será fácil despegarse de ellos.

     Para eliminar los malos hábitos de sus pacientes, le recomendamos que los retire del entorno en el que se crearon sus hábitos y los coloque en otro entorno donde sólo pueda adquirir buenos hábitos. Las personas que se encuentren en un entorno controlado y dirigido disfrutarán de todas experiencias vividas. Aquellas personas que se encuentran bajo un proceso de ayuno o viven en una atmósfera donde sólo se respira salud mejoran considerablemente y contagian, favorablemente, a los individuos que se encuentran junto a él. Por línea general, se encuentran en un estado de plena forma y viven las tensiones propias de la sociedad convencional de forma relajada y tranquila, sin apenas darse cuenta de su existencia.

     En un contexto de euforia paradisíaca, sus pacientes mejorarán de la noche a la mañana, y la reprogramación de sus intelectos, en armonía con su inteligencia interior, le permitirá continuar disfrutando de la felicidad y los beneficios que ya disfrutaron. 

     El deterioro paulatino que ha sufrido nuestra sociedad en los últimos años ha motivado considerablemente el aumento por el interés en adquirir un buen estado de salud. Por esta razón, es evidente el gran valor que posee hoy en día poder establecer un entorno ideal controlado y dirigido. No hay nada que vuelva a programar la mente de las personas con mayor rapidez y eficacia que vivir y cooperar con otros individuos en la misma dirección.

                 PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN

PREGUNTA: ¿Si el organismo fuera tan sabio como usted afirma, por qué enferma?

RESPUESTA: Es esa sabiduría la que hace que el organismo caiga enfermo. Recuerde que la enfermedad no puede entenderse como un castigo o como algo estúpido. El objetivo principal del organismo es gozar de un perfecto estado de salud, pero cuando sufre una sobrecarga de sustancias tóxicas provocada por cualquier motivo, necesita mucha sabiduría para retirar la energía de sus canales habituales y utilizarla en los procesos de purificación que tratan de expulsar las sustancias nocivas. Si nuestro intelecto continuara infligiendo las normas, utilizando hábitos perjudiciales para nuestra salud, ingiriendo sustancias patogénicas o consumiendo elementos tóxicos, ¿qué sucedería si el organismo actuara con tanta ignorancia? Sin lugar a dudas, los elementos tóxicos se unirían y concentrarían hasta conseguir eliminar y destruir el organismo.

PREGUNTA: A lo largo de la lección ha reiterado varias veces que existen formas de vida en el interior de las células. ¿Quiere eso decir que la célula no es la unidad más pequeña que habita en el interior del cuerpo humano?

RESPUESTA: En el interior de una célula cohabitan numerosas formas de vida, denominadas mitocondrias. Cada mitocondria cumple los requisitos de la vida, lo que significa que poseen su propio metabolismo, núcleo, material genético (ADN), etc. Al igual que sucede con los átomos que pueden descomponerse en protones, mesones, electrones y neutrones, o en formas más complejas cuando forman parte de una molécula, la organización del cuerpo humano puede dividirse, al menos, en tres fases diferentes, las mitocondrias, las células y, finalmente, el conjunto orgánico.

PREGUNTA: ¿Cómo puede afirmar que todo lo que el organismo sabe se encontraba ya programado con anterioridad en el óvulo fertilizado? ¿No sería más lógico pensar que un detalle tan pequeño como la existencia en el organismo de dos kilómetros y medio de conductos especializados, denominados vasos sanguíneos, fuera el resultado de una sabiduría y un poder mucho más grande que el que pueda existir en una célula del tamaño de un alfiler?

RESPUESTA: Lo que sucede es tan fácil como decir las cosas de una forma u otra, tanto la verdad como la mentira puede reducirse a simples palabras. Sin embargo, mi honestidad intelectual me obliga a afirmar sólo aquello que la observación me demuestra que es verdad. En lo que se refiere a la reproducción, podemos observar que un óvulo fertilizado, cuyo tamaño sólo es perceptible a través del microscopio, posee en su interior los códigos genéticos necesarios para crear un ser humano que posea muchas más facultades que sólo dos kilómetros y medio de conductos circulatorios.

     Le agradezco que saque a relucir un aspecto adicional de la programación orgánica que demuestre la facilidad con la que esta programación puede reproducirse. Que no podamos entender cómo la complejidad de un organismo humano puede encontrarse detallada en el interior de un óvulo fertilizado, no significa que no se encuentre allí. Sólo demuestra una faceta más de las limitaciones de nuestro intelecto. Sin embargo, podemos ver como todos esos detalles se van desarrollando poco a poco a medida que el ser humano va creciendo. No podemos ver otro agente que intervenga en ese proceso, ni, lógicamente, podemos interferir en él.

PREGUNTA: Usted ha dado a entender que el organismo posee una inteligencia infinita. ¿Es este realmente el caso?

RESPUESTA: No. El cuerpo humano posee una inteligencia muy limitada y finita. Su sabiduría sólo actúa sobre los asuntos que tienen lugar en su interior o sobre aquellos que puedan alterar su equilibrio interno. Sin embargo, en comparación con nuestro intelecto, su superioridad es infinita. Probablemente también le impresionaría si le dijera que a pesar de sus imperfecciones, deberíamos estar muy orgullosos de poseer un intelecto como el muestro. Las facultades intelectuales no son las verdaderas piedras angulares de la inteligencia orgánicas. Ahora bien, el hecho de que estas facultades hayan padecido una mala dirección y hayan sido viciadas no las desvirtúan.

PREGUNTA: Anteriormente dijo que las bacterias poblaron el planeta durante billones de años hasta que finalmente se convirtieron en una parte viva del ser humano. ¿No está asumiendo que la teoría de Darwin es científica?

RESPUESTA: Soy consciente de las controversias existentes hoy en día entre los que defiende el creacionismo y los que defienden la evolución. La teoría de Darwin defiende que las formas de vida evolucionaron y se desarrollaron. Esto no puede considerarse una teoría si tenemos en cuenta las numerosas especies vegetales y animales que han evolucionado y se han desarrollado ayudados directamente por el hombre. Si reconocemos que el desarrollo puede ser guiado por el hombre, tendremos que reconocer también que éste puede suceder sin ayuda del intelecto humano.

PREGUNTA: ¿Qué datos obran en su poder para afirmar que el índice de mortalidad baja entre el 50 y el 60 % cuando los médicos se ponen en huelga?

RESPUESTA: Durante las huelgas de médicos que tuvieron lugar en Israel (dos), Bélgica (una), Holanda (una), Canadá (una) y los Estados Unidos (varias), se constató que el índice de mortandad sufrió un considerable descenso. Por otro lado puede ojear nuestro libro The Myth of Medicine (El mito de la medicina), donde encontrará, sin dudas, datos sorprendentes.

PREGUNTA: En esta lección ha afirmado varias veces que el ayuno es la única forma posible de ayudar a las personas enfermas, pero ¿cómo conseguiremos que ayunen?

RESPUESTA: Las personas acudirán a usted porque buscan beneficios. El ayuno es sólo una de las condiciones que le aportará mejores resultados. Por tanto, si el cliente realmente necesita ayunar, tendrá que explicarle sinceramente cuál es el proceso y qué beneficios le reportará si lo realiza correctamente. Ahora bien, posiblemente encontrará algunos pacientes que no cumplan todos sus consejos, pero esa responsabilidad no es suya. Lo único que debe hacer es presentarle la solución a sus problemas y, con el mayor esfuerzo posible por su parte, demostrarle que la solución es más fácil, simple y anhelada de lo que parece, el resto depende de él.

                           RESUMEN

     En esta lección hemos estudiado algunos de los fenómenos orgánicos más importantes que tienen lugar en el interior del cuerpo humano con el objetivo de hacerle ver la gran inteligencia que existe bajo nuestra conciencia y control.

     Asimismo, le hemos presentado el organismo como un sistema

en el que habitan trillones de células que trabajan al unísono para realizar actividades específicas por el beneficio de cada una en particular y de todo el organismo en general. En el interior de cada célula existen otras formas de vida, consideradas como verdaderos organismos, que reciben el nombre de mitocondrias.

     Habrá observado que cada uno de los procesos y acciones originados en el interior del cuerpo por el propio organismo nos demuestra su sabiduría y la finalidad de sus acciones. Al mismo tiempo, habrá aprendido que su complejidad y magnitud desafían la comprensión intelectual y el desarrollo del mundo externo.

     En esta lección, volvemos a reiterar una vez más que lo mejor que podemos hacer, teniendo en cuenta la total autosuficiencia del organismo, es dejar que trabaje sólo de forma inteligente. Lo único que tenemos que hacer es proporcionarle sus necesidades de acuerdo con su mandato biológico y no hacer nada más.

     Esta lección le muestra que su obligación como higienista es conseguir que sus clientes conozcan su propia sabiduría y comprensión orgánica y persuadirles para que confíen en sus cuerpos y dejen que hagan lo que estimen oportuno, siempre y cuando existan las condiciones apropiadas.

                   TEXTOS COMPLEMENTARIOS

                EL GRAN PODER DE SU ORGANISMO

                             T.C. FRY

     Las siguientes líneas están basadas en los escritos del padre y gran precursor del Higienismo, el doctor Herbert M. Shelton.

     Los organismos vivos son entidades autónomas y autosuficientes que gozan de un perfecto estado de salud y están libres de cualquier enfermedad, siempre que se les suministren los elementos esenciales de la vida.

     Todos los organismos vivos se encuentran programados para disfrutar de una vida agradable y placentera. Al mismo tiempo, esta autoprogramación le concede la capacidad de encontrar sus necesidades esenciales en el entorno al que están adaptados.

     En definitiva, podemos afirmar que los organismos vivos son entidades autónomas, que poseen la capacidad de autocrearse, autodefenderse, autopreservarse, automantenerse, autocurarse y autorepararse (estas dos últimas cualidades van unidas a la aparición de cualquier problema o deterioro).

     El principio de la autocuración es propio de cualquier sistema vivo. El único poder que puede sanar un organismo es la misma fuerza que puede repararlo. Asimismo, el único poder que puede reparar un organismo es aquel poder que puede crear una criatura, un poder que siempre ha existido y que siempre ha generado vida. Recuerde que el único poder que puede sanar una entidad viva, es aquel que puede provocar el nacimiento y evolución de una criatura a partir de un óvulo fertilizado.    

     En definitiva, la autocuración es un poder intrínseco, constante e incesante que se encuentra en el interior de cada organismo.

     El poder que crea una criatura y la mantiene viva y activa es el único poder capaz de dirigirla, mantenerla y curarla.

     Si consigue conocer y confiar en este gran poder que se encuentra en el interior de su organismo, podrá gozar de una vida llena de bondad y felicidad en el que no existirá sufrimiento ni dolor.

     La verdad enunciada en este artículo engloba un conjunto de principios que pueden ayudarle a evitar el sufrimiento, las miserias y el dolor.

     El conocimiento de sus grandes capacidades internas le servirá para librarse de las ilusiones que pesan sobre usted y le iluminará el camino para alcanzar una vida sana y feliz.

     El reconocimiento de la verdad y las implicaciones que encierra este capítulo le permitirá mejorar sustancialmente su vida y sus circunstancias.

     El reconocimiento de la verdad fundamental que se encuentra en estas páginas servirá para que cumpla la obligación que tiene con usted y con sus seres más próximos, es decir la necesidad de reorientar y reprogramar su vida para alcanzar un estado de salud supremo.

             la importancia de la reprogramación

     Aunque muchas personas se hallan en el camino más apropiado para alcanzar un perfecto estado de salud, ya que poseen el conocimiento, la comprensión y la dedicación necesaria para conseguirlo, se encuentran influenciados negativamente por los malos hábitos, las adicciones fisiológicas y los conceptos erróneos.

     «Mejor ser ignorante que saber perfectamente que lo realizado no es lo correcto.»

     El ser humano es una criatura de hábitos, entendiendo como tal, aquellas respuestas condicionadas que utilizamos como bastón de apoyo para conseguir una eficiencia personal. La mayor parte de nuestro proceso de aprendizaje se basa en la adquisición de respuestas que utilizaremos posteriormente ante las miles de situaciones y circunstancias que se pueden dar a lo largo de la vida.

     Estos patrones nos permitirá solucionar todos los problemas que surjan en nuestra vida sin perder horas y horas buscando las soluciones más apropiadas. Una vez solucionado un problema, adoptamos las soluciones empleadas convirtiéndolas en respuestas fijas y automáticas que recibirán el nombre de hábitos. Cuando volvamos a encontrarnos con una situación similar, utilizaremos inconscientemente los patrones habituales, es decir los hábitos.

     Sin embargo, estos hábitos suelen ser muy perjudiciales para la salud, por lo que el cuerpo humano precisa una inmediata reprogramación. Recuerde que la mayoría de estos hábitos proceden de las eras más oscuras de nuestra historia, traspasándose de generación en generación hasta llegar al momento actual. Los hábitos siempre se adaptan a nuestras propias habilidades.

     Teniendo en cuenta este dato importante, debemos resaltar que gran parte de los conceptos, correctos o erróneos, adquiridos a lo largo de nuestra vida proceden de otras generaciones, lo que provoca una transformación para adaptarlos a las costumbres o formas que nuestras peculiaridades individuales dictan.

     Ahora bien, no podemos olvidar la importancia que poseen los hábitos y las costumbres, ya que constituyen la base sobre el que se asienta el progreso humano. Al igual que sucede con la mayoría de los seres programables, el ser humano posee muchas más «respuestas condicionadas» que utilizará en las distintas situaciones complejas, que el resto de criaturas que habitan el planeta. Sin lugar a dudas, debemos resaltar que nuestros hábitos son constructivos, ya que nos permiten progresar con facilidad en este mundo. Sin embargo, existen muchos «saboteadores» en nuestro ejército personal que pueden destruir nuestro bienestar.

     Teniendo en cuenta todo lo que hemos afirmado hasta ahora, podemos afirmar que nuestra capacidad de actuación está muy condicionada por las limitaciones de nuestra propia programación, aliada y enemiga al mismo tiempo. Aliada porque nos guía por el camino correcto, pero enemiga porque nos impide escapar de los conceptos erróneos, de las actitudes pervertidas, de las acciones perjudiciales, de las disposiciones viciadas y antisociales, en suma, podemos aseverar que la programación actúa en nuestra vida como una barrera que bloquea nuestro camino hacia el bienestar.

     Desafortunadamente, la mayoría de las personas se encuentran, en mayor o menor medida, en discordancia con gran parte de su programación.

     Sin embargo, por fortuna el ser humano puede reprogramarse, como los ordenadores, y conseguir con ello actuar de forma más saludable.

     Si desea aprovechar el gran potencial que posee en su interior, tendrá que volver a programar su vida.

     Ahora bien, la reprogramación no es un proceso fácil, ya que el peso de los condicionantes y energías, buenas, malas o indiferentes, que año tras año han promovido e iniciado sus actividades, puede ser un lastre bastante importante.

     Tendrá que olvidar y desvanecer muchos de los mitos y supersticiones que infestan sus conceptos y bloquean sus procesos cognitivos. Sin lugar a dudas, el camino que tendrá que recorrer será largo y difícil, pero no por ello, debe retirarse, recuerde que debe y puede hacerlo.

     Lo primero que debe tener presente, si desea alcanzar una nueva programación, es que puede y debe acabar con muchas de las creencias y hábitos responsables de la aparición de la enfermedad y el sufrimiento en su vida y en la de sus pacientes.

     Toda vida que no se encuentre en armonía con las leyes que dicta nuestra naturaleza innata, sufrirá las consecuencias de la angustia y la frustración mental.

     Usted debe programar su vida de nuevo y comprender cómo actuar de la mejor forma. Sólo así evitará los escollos que le impiden alcanzar el pedestal que cualquier ser humano debería ocupar.

        Cómo debería programar su vida para alcanzar

                 un estado de salud perfecto

     A continuación le mostramos los pasos necesarios para convertirse en un higienista, es decir en una persona que dirija su propia vida en armonía con los dictados de la herencia biológica humana:

1. Como primer paso en su camino hacia una vida sana, debe asumir que nuestro mundo no es perfecto. Aunque casi todo el mundo presume de conocer cómo acabar con las grandes vejaciones de la vida y la sociedad, la cruda realidad es que a pesar de este optimismo, el grado de degeneración es tan grande que habla por sí solo. Por ello, no ponga en duda que muchas de las ideas existentes en nuestra sociedad son incorrectas. No nos damos cuenta de nuestros propios errores y negamos con frecuencia la cruda realidad, sin embargo nuestra obligación es cultivar una mente abierta y receptiva.

2. En segundo lugar, debe recibir con los brazos abiertos cualquier dato nuevo que aumente su conocimiento y comprensión. Por esta razón, la lectura de estas lecciones favorecerá su condición. Su habilidad por controlar y digerir la llegada de nuevas ideas y conceptos le facilitará la búsqueda de nuevos conocimientos con la perspectiva de la comprensión, es decir con sabiduría.

3. La búsqueda de nuevos conceptos e ideas será fundamental en su camino hacia una nueva vida, ya que facilitará su nueva orientación. La aplicación de los principios fundamentales podrá salvar a la humanidad de su degradación, siempre que éstos se apliquen en una escala individual y social.

4. Debe controlar todo aquello que aprenda ─encajar todas las partes y piezas que conforman su conocimiento es fundamental para lograr una buena perspectiva del universo─. No olvide que todas las cosas deben tener su sentido.

5. Es imprescindible que se convierta en el amo y señor de todas sus actividades y circunstancias. No dude en romper con todo aquello que se encuentre unido a sus hábitos actuales o a sus convicciones y posiciones intelectuales siempre que sea preciso, aunque ello le suponga una gran pérdida.

6. No dude en romper, si fuera necesario, con todo aquello en lo que cree. Tenga siempre presente que la palabra creer no es más que una confesión de ignorancia, ya que creer en algo que ya sabe que es cierto es innecesario. Insistir sobre lo que ya cree, es insistir sobre la ignorancia y el error. Reconozca que muchas de sus creencias no son más que simple mitos y supersticiones populares que le paralizan.

7. Debe encontrarse dispuesto a cambiar, siempre que fuera preciso, sus circunstancias, ya que de lo contrario impediría su reprogramación y dificultaría su camino hacia una forma de vida correcta.

8. Debe iniciar sus estudios sobre la salud y sus condiciones. Sin embargo, recuerde que su objetivo no es únicamente aprender, sino también desprenderse de muchos de los conceptos intelectuales erróneos que bloquean su vida.

9. Debe observar en la práctica aquello que dictan las verdades que aprenda.

                  la ingeniería de la vida

                    Doctor Herbert M. Shelton  

     El proyecto de ingeniería más sofisticado de todos los que conocemos hasta ahora, es la creación de un perfecto organismo animal a partir de un minúsculo óvulo. Piense por un instante en la maravillosa estructura arquitectónica que supone el cuerpo humano. Miles de elevadores y poleas utilizados en cada una de sus acciones; numerosos canales de conducción, a través de los cuales se realizan los procesos de distribución alimenticia y eliminación de líquidos residuales; sensores que regulan la temperatura corporal adaptando sus acciones y funciones a cada uno de los entornos y necesidades existentes; un grandioso sistema nervioso; sus ojos, oídos, etc. Siempre hemos considerado la radio como un invento grandioso, sin embargo nuestro organismo goza de mecanismos de «emisión» y «recepción» inexistentes en la actualidad. Todos los inventos humanos tienen sus prototipos en el organismo animal.

     Cuando estudiemos las maravillas del organismo, sus estructuras, sus funciones, su desarrollo, su evolución y sus numerosas capacidades y poderes, debemos tener presente que la fuerza que las creó y las mantiene se encuentra en su interior. El poder o inteligencia que hace posible la transformación de un óvulo fertilizado en un cuerpo perfectamente desarrollado es sólo una parte de la fuerza interna que controla incesantemente cada una de sus actividades. El origen de esa fuerza intrínseca es totalmente desconocido, ésta puede ser un poder inteligente o una energía invisible, pero lo cierto es que su objetivo final es alcanzar el mayor grado posible de complejidad y funcionalidad. El motor que garantiza el mantenimiento, desarrollo y estado de salud del organismo parece guiarse por los dictados de nuestra inteligencia interna, y no por la inteligencia consciente del hombre. De hecho, a menos que garanticemos que algo pueda surgir de la nada, que esa inteligencia pueda surgir de algo que carezca de inteligencia, debemos creer que la inteligencia consciente del hombre es una parte subordinada de una inteligencia muy superior que controla y dirige su vida y que se encuentra en su interior.

     Si observáramos algunas de las hazañas mecánicas que el organismo efectúa cuando se encuentra enfermo, aceptaríamos sin ninguna duda la siguiente afirmación de Sylvester Graham: «El instinto orgánico actúa en cada una de estas operaciones con determinación y racionalidad para eliminar la causa que ha originado el problema». En lecciones anteriores vimos algunas de las acciones que menciona Graham, no obstante, a continuación le presentamos algunas otras.

     Comencemos analizando el proceso natural que el organismo inicia cuando surge una herida, un arañazo o cualquier otro problema epidérmico. Aunque consideremos este proceso como un acto puramente mecánico, debemos señalar que en él actúa la misma inteligencia que, de forma tan magistral, transformó una pequeña partícula de protoplasma en un cuerpo perfectamente desarrollado.

     Cada vez que la piel sufre una rotura o corte, existe una exudación de sangre que se coagula formando una costra hermética. Esta costra protege la herida y permanece durante el tiempo que sea preciso.

     En el interior del organismo, justo debajo de la mencionada costra, comienzan a sucederse una serie de acontecimientos de suma importancia. En primer lugar, el cuerpo envía a la zona dañada una gran cantidad de flujo sanguíneo, mientras que los tejidos, nervios, células musculares que se encuentran en ambos lados de la herida comienzan a multiplicarse con rapidez formando un «puente celular» que une las dos orillas de la herida. Todas estas operaciones se llevan a cabo bajo un estricto control y orden. Las células que se acaban de crear en los vasos sanguíneos se unen a las células que se encuentran en el otro lado para restablecer, de forma ordenada, los canales de circulación. Del mismo modo, y bajo el mismo sentido del orden, se unen los tejidos conectores. Con una precisión y pericia comparable a la de un especialista en sistemas de comunicación, las neuronas reparan la línea que se había cortado. Una vez que se vuelve a establecer la comunicación celular, el resto de órganos vuelven a la normalidad, restableciéndose el orden entre los músculos y tejidos de la zona. Un espectáculo sin dudas sorprendente, aún más si se tiene en cuenta que no se ha producido ni un sólo error.

     Cuando la herida desaparece y se establece en su lugar el espacio de piel necesario, la costra que se había formado en la zona dañada comienza a desaparecer, ya que su trabajo ha finalizado. Durante el período de tiempo en el que su utilización fue necesaria, la costra permaneció fuertemente unida a la piel, dificultando de esta forma su extracción, sin embargo, cuando su función finaliza, el organismo la mina hasta que cae por su propio peso.

     Con pruebas tan evidentes como ésta, es imposible poner en tela de juicio la sinonimia existente entre el poder inteligente que creó nuestro organismo y el poder que lo cura. ¿Acaso necesitamos alguna prueba más contundente que el orden y los medios utilizados en el proceso curativo, dos cualidades idénticas a las utilizadas en el proceso de creación, mantenimiento y modificación del organismo en su relación con los elementos esenciales de la vida?

     Sin embargo, podemos ver con mayor claridad la magnitud de la naturaleza si observamos el proceso de curación que tiene lugar cuando un hueso se fractura o rompe. Desde el preciso instante en que el cuerpo sufre una rotura ósea, la inteligencia que nos creó a partir de un óvulo comienza a trabajar duramente para reparar el daño ocasionado. El organismo segrega una sustancia líquida sobre la superficie ósea en ambas direcciones desde el punto de fractura. La zona bañada por el líquido se endurece rápidamente hasta convertirse en una sustancia ósea que se une firmemente a las dos secciones del hueso. Este «anillo óseo» permite que el cuerpo utilice el miembro hasta que la naturaleza pueda reparar el daño. Por medio de un proceso de multiplicación celular, similar al visto anteriormente en la herida epidérmica, los extremos del hueso vuelven a unirse y, con ello, se restablecen los canales de circulación. Cuando finalizan estos procesos de reparación, el «anillo óseo» comienza a suavizarse y a ser absorbido, excepto una pequeña parte que se adhiere definitivamente al punto de fracción.

     Si golpea su dedo con un martillo, el resultado será un cardenal bastante doloroso. Su aparición se debe a una efusión de sangre bajo la piel, seguido de una pequeña inflamación y descoloramiento. Parte del tejido sufrirá una ligera mutilación y las células quedarán destrozadas, muchas de ellas llegando a morir. Sin embargo ¿se queda el dedo así toda su vida? Por supuesto que no. Con el paso de los días el tejido dañado será sustituido por uno nuevo y las células sanguíneas muertas desaparecerán a través de los vasos sanguíneos. Al poco tiempo, la inflamación cederá, el dolor desaparecerá y pronto nos olvidaremos del cardenal. Este es otro ejemplo que nos demuestra la gran inteligencia que posee la fuerza que controla y dirige cada una de las acciones del cuerpo. Una vez más somos testigos de su maravillosa eficiencia.

     Ahora bien, esta gran inteligencia que observamos en los procesos de autocuración, reparación y ajuste que tienen lugar en el interior del organismo no sólo se observan en situaciones tan complejas como las mencionadas, sino que también puede darse en cualquier otro accidente más común, como la simple introducción de una astilla en la carne. Cuando esto sucede, el organismo no procede a su retirada de forma inmediata. La naturaleza, o fuerza vital, hace gala de su destreza y lo elimina por nosotros. El dolor y la inflamación provocada por su introducción van seguidos de la formación de pus, que destruye el tejido hasta alcanzar la superficie de la piel. El paulatino crecimiento de la capa de pus finaliza en el instante en el que rompe definitivamente la superficie de la piel y sale al exterior, transportando en su interior la astilla.

     La formación de abscesos en el interior del cuerpo es otro ejemplo más de la destreza arquitectónica del organismo. Éstos se encuentran separados del resto de los órganos y sistemas orgánicos por un muro formado por tejido granulado que impide su propagación y la expulsión de pus en la circulación.

     Cuando el cuerpo sufre la aparición de una apendicitis, los intestinos que se encuentran alrededor del apéndice crean adhesiones que forman un muro de contención que impiden la propagación del problema y en cuyo interior se forman los abscesos. La zona de menor resistencia suele ser el interior de los intestinos y por lo tanto, si los médicos no interfieren en el proceso, casi todos los casos finalizan con la ruptura de los abscesos y la expulsión de la pus a través de las cámaras.

     Si se aplica una bolsa de hielo uno o dos días antes de iniciarse las operaciones ordinarias, se producirá un considerable descenso en el esfuerzo necesario para la elaboración del muro que separa el apéndice del resto de la cavidad abdominal. Sin embargo, si no aplicamos ninguna bolsa de hielo, el organismo creará un muro de separación entre el apéndice inflamado e infectado y el resto de la cavidad. La bolsa de hielo interfiere en las operaciones curativas y protectivas iniciadas por el propio organismo con tanta virulencia, que uno de los cirujanos de abdomen más importantes en el mundo de la medicina declaró: «Rechazo con rotundidad la utilización de bolsas de hielo y en aquellos casos en los se utilizan, anuncio siempre por adelantado que posiblemente tendrá el apéndice gangrenado. Y casi nunca me equivoco. En aquellos casos en los que exista indicios de apendicitis, no debería usarse bolsas de hielo bajo ningún concepto». La naturaleza realizará su propio trabajo como considere oportuno y cualquier intento por asistirle debe considerarse como una interferencia perniciosa y entrometida.

     La inflamación aguda del riñón finaliza normalmente en buen puerto, sin embargo, a veces se puede complicar con la aparición de una supuración acompañada de ciertos abscesos, principalmente en las zonas cálidas del planeta. La cantidad de sustancia que un absceso de riñón puede descargar suele ser enorme, sin embargo, la naturaleza expulsa esta sustancia de forma magistral.

     Existen numerosos canales a través de los cuales puede expulsarse la pus que se forma en los abscesos. La inflamación puede extenderse hasta adherirse finalmente al diafragma. Antes de que esto suceda, el organismo forma alrededor del absceso una capa densa formada con tejido cicatrizado. Cuando la inflamación llega hasta el diafragma, prosigue su camino hasta alcanzar los pulmones, adheriéndolos al diafragma. Desde este momento, el riñón, el diafragma y los pulmones forman una sola unidad. Sin embargo, la fuerte unión que existe entre cada uno de los órganos impide que la pus se introduzca en las cavidades peritoneal y pleural. Mientras tanto, el organismo forma una pequeña cavidad en el pulmón a través de la cual vierte la pus en un tubo bronquial. Finalmente, el cuerpo expulsará las sustancias tóxicas por medio de la tos, vaciando el absceso y dejando la cavidad completamente limpia. El muro que se había formado en torno al conducto del absceso se fortalece y contrae hasta que sólo quede una cicatriz, cerrando con ello el agujero. En este momento, el paciente recupera la salud.

     El absceso también puede dirigirse hacia otras direcciones, hacia abajo o hacia el lado. En tales casos, el proceso es completamente igual, excepto que ahora el riñón se unirá al estómago, a los intestinos o a la pared del abdomen mediante la inflamación. Si la adhesión se realiza al estómago o a los intestinos, el absceso perforará ambos órganos y la pus se expulsará a través de las cámaras. Sin embargo, si el absceso se adhiere a la pared del abdomen, la pus se expulsará a través de la piel. En ambos casos, la herida producida por la expulsión de la pus cicatrizará y el paciente recuperará su estado de salud. En algunos casos, el absceso descarga directamente en el interior de la vesícula, pasando posteriormente a los intestinos. Esta situación recibe el nombre de «punto de partida».

     Algunas veces se da el caso de personas muy débiles cuya naturaleza no le permite culminar la conexión entre los diferentes órganos. Cuando esto sucede, la pus termina por introducirse en la cavidad pleural, causando un empinema, o en la cavidad abdominal, provocando una peritonitis o, a veces, hasta la muerte.

     Otro ejemplo de la magnitud y efectividad con la que opera la naturaleza en nuestro interior se da en aquellos casos en el que aparecen cálculos biliares cuya dimensión le impide pasar del conducto biliar al intestino delgado. Cuando esto sucede, el organismo provoca la inflamación de la vesícula biliar hasta que se adhiere a la pared intestinal e inicia un proceso ulceroso que finaliza con la apertura de un pequeño orificio que comunica la pared de la vesícula y la pared intestinal. Una vez finalizado este proceso, las piedras se deslizan a través de la cavidad y se expulsan por medio de las cámaras. Cuando la vesícula vuelve a su estado normal, la pequeña cavidad se cierra y el organismo recupera la normalidad. A veces, el organismo elimina estas piedras a través de la pared abdominal y la piel.

     El doctor en medicina J. F. Baldwin, miembro del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos, relata en una revista especializada  sobre transfusiones sanguíneas cómo una pequeña muestra de ingeniería orgánica puede mostrarnos la ingenuidad de la naturaleza en sus esfuerzos por prolongar la vida humana, a pesar de los esfuerzos realizados. Al finalizar una operación que realizó a una mujer de mediana edad quien durante muchos años había sufrido continuas hemorragias de los intestinos, afirmó:

   En la operación extirpé una maraña de intestino delgado realizando una anastomosis, como es normal. Después de examinar el trozo de intestino extirpado, observamos que se había producido una obstrucción abdominal, pero que la naturaleza la había eliminado por medio de una ulceración que tuvo lugar entre los rizos adherentes del intestino que se encontraban encima y debajo de la ulceración. Sin embargo, la úlcera continuó actuando en el interior del organismo provocando la aparición de una anemia. Después de ello, la mujer se recuperó sin ningún problema y volvió a la normalidad.

     Cuando escuchamos casos como éste, en el que el organismo pliega y une dos partes del intestino y crea una úlcera con el fin de formar un conducto en torno a la obstrucción, la única explicación razonable es la existencia de una verdadera fuerza inteligente. Sin lugar a dudas, la úlcera podría haberse curado al finalizar su trabajo, es decir la formación del conducto, sin embargo, la situación no se lo permitió. La naturaleza posiblemente comunicó una y otra vez, en un lenguaje inconfundible, que cesara la ingestión de alimentos, para culminar de esta forma el proceso de curación. Sin embargo, la superficie ulcerada continuó padeciendo la llegada de sustancias nutritivas y fármacos.

     Cualquier absceso, o cangrena, que se forme en el interior del cuerpo se encuentra aislado del resto del organismo por una pared de tejido granulado. La parte de tejido dañada desaparece y es sustituida por otro tejido nuevo.

     Cuando hablamos del proceso de encapsulación nos referimos al proceso mediante el cual rodeamos un cuerpo o una sustancia con una cápsula. Una cápsula, también conocida con el nombre de cista, está formada por una cavidad forrada, según su origen, de endotelio (en cuyo caso reciben el nombre de cistas de exudación, formada sobre cavidades ya existentes de tejido conectivo) o de epitelio (conocida como cistas de retención y cuya formación se realiza sobre cavidades epitelial) y en cuyo interior existe un fluido o semifluido.

     Ambos tipos se engloban dentro de una clase más amplia que recibe el nombre de cistas de distención:

     (a) Cistas de retención. Surgen cuando los conductos y glándulas del aparato de eliminación sufren una obstrucción. Las sustancias segregadas por las glándulas se introducen en las cavidades que posteriormente serán cubiertas por una pared fibrosa. Pueden surgir en cualquier estructura glandular, como el páncreas, los riñones, las glándulas salivales, las glándulas mamarias o las glándulas sebáceas (quistes).

     Cuando el organismo presiente la existencia de un cuerpo extraño, inicia un proceso de eliminación para expulsarlo del cuerpo. El primer paso, es formar una inflamación y supuración. Si ello no fuera suficiente y el cuerpo todavía permaneciera en el interior, el organismo forma una cápsula que contiene una sustancia líquiday cuya misión será dejarla sin ningún poder ofensivo. Algo parecido sucede en los pulmones con los gérmenes. Rausse pensó que este fluido era una especie de sustancia mucosa en la que se desarrollaba también las sustancias químicas nocivas que las dejaban inofensivas. En su libro Water Cure Manual (Guía de curación mediante el agua, pág. 92, 1845) anunció que esta teoría no podía demostrarse todavía:

   Esta teoría se basa en los principios incontrovertibles de la naturaleza en el mundo orgánico y alimenticio, donde actúa de forma similar bajo las mismas circunstancias. Por esta razón, podemos afirmar que la teoría que le acabamos de mostrar no pierde credibilidad, ya que somos incapaces de reconocer con nuestros ojos, debido a su tamaño, los átomos perjudiciales y las diminutas redes que existe a su alrededor, o mostrarlos por partes.

                              Water Cure Manual, pág. 92, 1845.

     La encapsulación de sustancias tóxicas, como tejidos muertos, gérmenes, parásitos, y otros cuerpos extraños, tiene como objetivo dejarlos inofensivos ante el organismo. El proceso y la estructura que desarrolla son simplemente medidas defensivas. Una vez más, debemos resaltar las numerosas y variadas medidas de emergencia que el organismo tiene a su disposición.

     La formación de cálculos biliares, y otras piedras, es un ejemplo más de la pericia arquitectónica y mecánica del organismo, cuyo fin último es preservar la vida del cuerpo. En aquellas personas que sufren de tuberculosis, los puntos más afectados de los pulmones suelen ser las zonas donde se forman las piedras. En el momento en que se produce dicha formación, la enfermedad finaliza en esa región. Las autoridades sanitarias consideran que la naturaleza emplea este medio para aislar el bacilo del tubérculo.

     Al igual que sucede en los pulmones, la formación de piedras en la vesícula y en los riñones es el resultado final de la inflamación y posee, sin lugar a dudas, una finalidad definitiva y útil. También es cierto que a veces su tamaño es tan grande que puede provocar la aparición de ciertos problemas, sin embargo, recuerde que su tamaño depende directamente de la gravedad de la situación. La mayoría de los cálculos biliares suelen ser lo suficientemente pequeños para pasar sin que la persona note su existencia. Existen muchos casos de personas que han muerto con cálculos biliares sin tan siquiera percatarse de su existencia. Los problemas sólo aparecen en el momento en el que deben eliminarse del organismo y, únicamente, en aquellos casos en el que su tamaño le dificulte pasar el conducto biliar con facilidad. Cuando una piedra puede atravesar todo el conducto con facilidad, pero se encuentra con dificultades para atravesar el pequeño orifico que conecta la vesícula con el intestino, podrá atravesarlo con bastante problemas y provocará la aparición de grandes dolores. Sin embargo, este dolor cesará, en el preciso instante en el que atraviese el orificio. (El paciente creerá que el dolor desapareció gracias al medicamento que había tomado y pensará que fue éste el que le «curó».)

     El término trombo se refiere a un pequeño coágulo de sangre que se forma en los vasos sanguíneos. Cuando aparece en la sangre uno de estos coágulos, decimos que el cuerpo ha sufrido una trombosis y que los vasos se han obstruido. No son más que el resultado de una herida y una inflamación y puede provocar la obstrucción total de los vasos.

     En los intestinos existen numerosas glándulas de pequeño tamaño compuestas de una estructura lifoidea, similares a las amígdalas de la garganta. Se conocen con el nombre de placas de Peyer. En los casos de fiebre tifoidea, estas placas aumentan su tamaño (hipertrofia) e incluso pueden segregar pus. A veces, mudan de piel, en cuyo caso puede producirse una hemorragia si los vasos sanguíneos que se hallan en esa zona no están muy obstruidos. Si la obstrucción sanguínea no se ha culminado o se ha realizado de forma incorrecta, el organismo sufrirá una hemorragia interna. Éste es otro ejemplo de cómo funciona la naturaleza en nuestro cuerpo. Estas obstrucciones pueden extenderse al sistema circulatorio central y desplazarse hasta algún punto clave donde su tamaño podría ocasionar graves consecuencias, como el corte de riego sanguíneo a algún órgano, proceso que causaría su muerte o inanición (esto sólo sería posible si se produjera un corte en una de las «arterias centrales»). Las arterias anastomosis establecerían inmediatamente una circulación colateral o compensatoria que permitiera suministrar sangre al órgano afectado.

     Si aplicamos a la piel una fricción o fuente de calor con gran intensidad y duración, se formará una ampolla. Ésta se crea de la siguiente forma, el organismo vierte una sustancia líquida, suero o agua, procedente de los tejidos y vasos circundantes en un «espacio» que separa la dermis de la epidermis, con el fin de alzar la epidermis y proteger los tejidos que se encuentran debajo suya. El fluido existente en la bolsa mantiene alejado el calor o, en el caso de una quemadura solar, los rayos solares, y lo protege de cualquier roce. Como puede observar, este pequeño detalle es un ejemplo más de las medidas defensivas del organismo. En ambos casos, la inflamación y la curación surgen después de la ampolla, y en el caso de la quemadura solar, la piel se protege de ulteriores quemaduras con la aparición de la pigmentación.

     Lo mismo sucede con la aparición de callos en manos y pies provocados por un roce constante. El secretario que realiza trabajos manuales, descubrirá que sus manos son demasiado débiles para trabajar con herramientas. Sin embargo, después de trabajar varios días con estos instrumentos, descubrirá que la piel de sus manos se han endurecido de forma considerable, hasta el punto que no aparecen más ampollas.

     Los tumores surgen de una forma muy parecida. Su aparición probablemente se deba a un intento de endurecer los tejidos irritados como una medida defensiva.

     El endurecimiento de la piel y los tejidos es una medida defensiva que tiene lugar en cualquier parte del organismo donde exista una irritación. Algunas de las zonas más comunes son la boca, el estómago y los intestinos, principalmente en aquellas personas que ingieran constantemente sal, condimentos y sustancias farmacológicas. La aplicación continua de nitrato de plata convierte la superficie mucosa sobre la que se utiliza en una especie de cuero medio vivo. Otros órganos también sufren un proceso de endurecimiento ocasionado por la exposición continua a sustancias tóxicas. Entre los ejemplos más destacados cabe señalar el de la toxemia, condición que requiere en ciertas partes del organismo barreras defensivas más grandes que las normales. Cuando las células normales de una parte del cuerpo se encuentran tan dañadas que no pueden resistir por más tiempo el abuso de las toxinas, el organismo pone en marcha los sistemas defensivos más utilizados y la naturaleza pone en pie de batalla a su ejército mejor preparado. Una vez levantada una barrera de células pertenecientes a tejidos conectivos, inicia una lenta, pero fructífera batalla contra las toxinas, mientras continua alzando más barreras. Este proceso puede continuar hasta que el tumor alcance proporciones incluso peligrosas. Si no fuera por esta barrera, las causas que provocaron su creación habrían destruido la vida mucho antes. El objetivo del tumor no es otro que el de prolongar la vida del organismo.

     Algo parecido sucede en las plantas que padecen la invasión de parásitos. Las grandes excrecencias que observamos en algunos robles surgen como consecuencia de la acción de las larvas de ciertas moscas. Esta mosca deposita sus huevos bajo la corteza del roble. Las larvas procedentes de los huevos segregan una sustancia, cuya composición tóxica provoca la aparición de una masa tumorosa. Los parásitos son también los responsables de la creación de una masa tumorosa en la raíz y tallo de los repollos. De igual forma, los olivos y otros árboles sufren también la aparición de esta masa cancerígena. En el caso del cedro, la existencia de hongos en su corteza provoca la aparición de una vegetación un tanto peculiar que recibe el nombre de «escobas de brujas». Como puede observar, existen numerosos ejemplos en los que la naturaleza origina medidas defensivas similares. La formación de tumores se debe, sin dudas, a una variación en las relaciones complejas que determina el crecimiento normal y debemos considerarla como una medida natural de protección. Un tumor nunca es fuente de peligro hasta que comienza a descomponerse. 

     En la inflamación de los riñones producida por un problema renal, los constituyentes normales de la orina disminuyen, ya que éstos permanecen en la sangre en vez de ser eliminados. La necesidad de expulsar de la circulación elementos tóxicos, como las sales, que generalmente se eliminan a través de los riñones, y la necesidad de mantenerlos disueltos en líquidos mientras se mantengan en el interior del organismo, provoca la aparición de hidropesía en numerosas partes del cuerpo, especialmente en los tejidos que se hallan bajo la piel o en las cavidades del organismo. Cuando se recupera la función renal, el fluido hidrópico se introduce poco a poco en la circulación donde se elimina finalmente.

     Un aneurisma es una dilatación localizada en una parte específica de una arteria. Cuando las paredes arteriales se debilitan en un punto determinado, la presión sanguínea puede ocasionar su ruptura, fortalecer algunas de sus capas o provocar su abultamiento. El organismo pone en marcha su mecanismo de defensa de forma inmediata y crea una pared de tejido nuevo alrededor del aneurisma. Si ésta se rompiera y la sangre se esparciera entre los órganos, el organismo crearía una pared de tejido cicatrizado en torno al aneurisma para reducir la pérdida de sangre. Este proceso recibe el nombre de aneurisma disecante.

     Como podrá observar, el número de ejemplos que nos demuestra la magnitud y eficacia con la que el organismo protege sus propios intereses e inicia las medidas de emergencia que estime oportunas, es bastante amplio. Cuando estudiamos el gran mecanismo del cuerpo humano, la eficacia de cada uno de sus órganos, su pericia al encontrar las medidas de emergencia más eficaces, sus poderes de autocuración y recuperación casi ilimitados, no podemos sino evocar una gran admiración por sus poderes curativos y aceptar con resignación la ineficacia de los medios «curativos» del ser humano.

     Como bien afirmara Jennings:

   Cada vez que fracasa su intento (de la naturaleza) por superarse (su incapacidad de recuperarse ante las causas patoféricas), vuelve a ascender y remontar el pináculo de su grandeza; e incluso ahora, en la profundidad de su degradación, lo que queda de su existencia, su principio o ley, poder y acción, continúan luchando por progresar.

                      HOJAS DE TRABAJO

     Rellene los huecos

1) Las facultades que se encuentran en el interior del organismo y que reconocen, comunican y responden con eficacia constituyen la                            (dos palabras).

2) El              es el coordinador central del organismo.

3) El código              permite traspasar la herencia biológica de una generación a otra.

4) La célula que se beneficia de los nutrientes orgánicos, pero que ha perdido su propio control y no coopera con el resto del organismo recibe el nombre de célula           .

5) Cuando el organismo no puede autocurarse, su estado será              .

6) Si no utilizamos una parte del organismo, su tamaño y habilidad funcional se              .

     Verdadero o falso

1) El término providencia significa habilidad por anticipar y suministrar las necesidades.

2) El término programación significa entrenar y condicionar el cuerpo para que actúe y reaccione de una forma determinada.

3) Las células nuevas deben aprender y recibir con cuidado la inteligencia celular de otras células.

4) El código genético del ser humano se encuentra en el interior de un óvulo fertilizado cuyo tamaño es microscópico.

5) La citología es la rama de la ciencia que se encarga de estudiar el mundo de las células.

6) Por lo que sabemos, las neuronas no se reproducen.

7) La adenosina trifosfata (ATP) es el componente principal del organismo en la producción de energía.

8) La enfermedad es un uso ignorante de los poderes orgánicos.

9) Las hierbas son remedios naturales que se utilizan cuando el organismo posee problemas.

10) Las personas se diferencian una de otras por la ley existente en su interior.

11) Cuando un organismo funciona mal (cuando está enfermo), significa que no ha efectuado sus actividades de forma correcta.

12) La autólisis es la autoreproducción de una nueva célula.

13) La enfermedad y el sufrimiento surgen de la ignorancia de las formas de vida correctas.

     Múltiple opciones

1) El organismo posee más o menos:

        a) 50 billones de células.

        b) 25 trillones de células.

        c) 125 trillones de células.

        d) 5 cuatrillones de células.

2) Cuando trate a sus pacientes, debería:

        a) transmitirle confianza y tranquilidad.

        b) establecer las condiciones más favorables para                  alcanzar la regeneración de la salud.

                         RESPUESTAS

     Rellene los huecos

     1) sabiduría orgánica o inteligencia orgánica.

     2) cerebro

     3) genético

     4) cancerígena

     5) irremediable

     6) atrofiarán

     Verdadero o falso

1) Verdadero.

     2) Verdadero.

     3) Falso. La inteligencia celular se transmite a través de          la herencia genética.

     4) Verdadero.

     5) Verdadero.

     6) Verdadero.

     7) Verdadero. La glucosa es la energía que el organismo            almacena por medio de los glucógenos y que se utiliza en          la formación de adenosina trifosfata, productora final          de la energía.

8) Falso. La enfermedad es un proceso que inicia el propio     organismo para realizar una limpieza o reparación          extraordinaria.

9) Falso. No existe ningún remedio que no sea el iniciado     por el propio organismo.

    10) Falso. Todos los seres humanos se encuentran sometidos          a las mismas leyes biológicas.  

    11) Falso. La enfermedad no surge por un mal funcionamiento          del organismo, sino para restaurar su completa                  funcionalidad. Cuando el cuerpo se encuentra enfermo, sus          funciones se encuentran en perfecto estado.

    12) Falso. La autólisis es un proceso de autodigestión o            autodisolución. La reproducción celular recibe el nombre          de mitosis.

    13) Verdadero.

     Múltiple opciones

     1) c.

     2) e.

     3) b.

     4) a. Una acumulación de células agrupadas por un bien común    constituye un organismo, no un tejido. El tejido puede     estar formado por sustancia ósea o cualquier otro grupo     de células que se agrupan para realizar unas funciones     específicas.

     5) b. Recuerde que el organismo es la única forma de vida          que puede crear tumores en su interior.

6) c.

7) c. Los sistemas de comunicación más importantes del        organismo son las transmisiones eléctricas. El sistema     nervioso es el responsable de la transmisión de las        señales eléctricas.

     8) c. El organismo, gracias a su gran inteligencia, capta          rápidamente la existencia de suero o vacunas en su              interior e inicia, de forma inmediata, diversos procesos    eliminativos con las facultades que posee. Aquellos que     defienden que las vacunas aportan al organismo un          «entrenamiento básico» que le inmuniza ante futuras        incursiones están completamente equivocados. Cualquier     sustancia tóxica destruye, nunca construye. Su             administración dejará al cuerpo sin ninguna defensa ante     futuras invasiones, ya que reducirá su vitalidad.          Asimismo, la idea sobre la prevención de las enfermedades     es igualmente absurda, ya que la enfermedad es una acción     iniciada por el propio organismo para eliminar las         sustancias tóxicas.

     9) c.

     Respuestas breves

1) El organismo posee en su interior una gran cantidad de enzimas, entre las que se encuentran los lisosomas, las más destructivas. Su misión es destruir las células muertas, autolisiar los tumores, descomponer las células dañadas, autolisiar los tejidos y órganos especializados que se crean durante el período de embarazo, lactancia y nacimiento.

2) 150 años. Una pérdida del 10 % de las neuronas no debería afectar seriamente ninguna de las facultades mentales. Se dice que el ser humano tan sólo utiliza el 5 ó el 10 % de su capacidad mental.

3) Existen aproximadamente unas 100.000 proteínas diferentes en el cuerpo humano. El organismo crea cada una de ellas, ya que éste descompone las proteínas que proceden del exterior convirtiéndolas en aminoácidos y sintetizándolas de nuevo para su utilización. El cuerpo expulsa cualquier proteína extraña.

4) Cuando los médicos se ponen en huelga, el número de fármacos que se administran disminuye considerablemente. Asimismo, se paralizan las operaciones y otros tratamientos nocivos para el cuerpo.

5) A continuación enumeramos algunas de las acciones corporales que nos demuestran la inteligencia inherente del organismo:

          1. Crecimiento.

          2. Autocuración.

          3. Autólisis.

          4. Digestión.

          5. Formación de proteínas.

          6. Otras.