Lección 077 – Enfermedades Gastrointestinales

UNIDAD 77: LOS TRASTORNOS GASTROINTESTINALES SE PRODUCEN DEBIDO A HÁBITOS MALSANOS.

INSTRUCTORA: Susan Hazard.

Razonamientos

Objetivos de la unidad

Definiciones

Conceptos claves

Puntos principales

Índice

Introducción

Preguntas sobre la unidad

Resumen

Textos suplementarios

Ejercicios

Respuestas a los ejercicios

RAZONAMIENTO       

Las enfermedades gastrointestinales (GI) se generan debido a que los principios alimentarios adecuados se violan durante cierto tiempo. Los problemas GI son el resultado de un abuso de larga duración. Cuando el cuerpo se ve vencido por el continuo asalto de las toxinas que ingerimos con los alimentos y bebidas, los órganos envenenados se cansan, se debilitan y dejan de funcionar con normalidad.

Cada enfermedad GI debe considerarse como un simple síntoma local de una toxemia general del cuerpo. Ante todo, deben abandonarse los abusos y, después, darle un descanso al cuerpo. A partir de ahí, un estilo de vida saludable garantizará la continuación de un buen estado de salud.

OBJETIVOS DE LA UNIDAD

            Cuando haya acabado esta unidad, el estudiante debería saber:

La anatomía y fisiología básicas del sistema digestivo.

Que las náuseas y los vómitos son la respuesta normal del cuerpo ante una situación intolerable.

La apendicitis es el resultado de una toxemia aguda.

Ni las bacterias ni los hongos causan la peritonitis.

La diarrea es una respuesta normal ante situaciones anómalas.

El estreñimiento crónico se traduce en un abuso de larga duración y en una debilidad sistémica en general.

Las hemorroides sólo son un síntoma que indica que todo el cuerpo está dañado.

DEFINICIONES

CÉLULAS INTESTINALES PRISMÁTICAS: Las células de la cripta de Lieberkühn, en el intestino delgado.[1]

ELECTRÓLITO: Una sustancia que, en solución, se disocia en iones y es capaz de conducir una corriente eléctrica, como los iones que circulan en el plasma y en otros fluidos corporales.

EPITELIO: Tejido compuesto de células contiguas con un mínimo de sustancia intercelular. Forma la epidermis y recubre algunas cavidades naturales, así como todos los conductos de los sistemas respiratorio, digestivo y genitourinario.

GASTROINTESTINAL: Que pertenece al estómago y al intestino.

CÉLULA CALICIFORME: Una de las glándulas mucosas unicelulares que se encuentran en el epitelio de ciertas membranas, como en la de los intestinos.

XILITOL: El alcohol azucarado que se obtiene de la reducción de una hexosa. Una hexosa es un monosacárido que contiene seis átomos de carbón en la molécula. La glucosa es la hexosa principal de la naturaleza.

LUZ. El espacio en el interior de una estructura tubular, como la del intestino.

MEMBRANA MUCOSA: La membrana que recubre las cavidades y canales en contacto con el aire. Se mantiene húmeda gracias a la secreción de distintos tipos de glándulas.

PROTEÓLISIS: Descomposición de proteínas.

ESFINTER: Músculo que rodea y cierra un orificio.

MÚSCULO ESTRIADO: El músculo caracterizado por bandas de fibras musculares estriadas y cruzadas.

CONCEPTOS CLAVES

Cuando se vive de una forma malsana, los síntomas de las enfermedades pueden aparecer en cualquier parte del tracto gastrointestinal

Las náuseas y los vómitos son un indicio de que el cuerpo no es capaz de digerir el alimento y de que necesita un descanso para recuperarse.

Una interferencia quirúrgica sobre el tracto gastrointestinal siempre tiene consecuencias adversas.

Todas las enfermedades del tracto gastrointestinal surgen a causa de un estado de toxemia grave.

Los problemas más graves surgen cuando se toma cualquier clase de fármaco como remedio.

PUNTOS PRINCIPALES

Cuando el pH de los alimentos en el estómago es menor de 4, se inhibe la actividad de la tialina.

El pepsinógeno y el ácido clorhídrico son dos importantes jugos digestivos secretados por las glándulas gástricas del estómago.

En el intestino delgado tiene lugar la última fase de la digestión alimentaria y la absorción de nutrientes.

El páncreas y el hígado generan y secretan fluidos digestivos muy importantes.

A pesar de que en el apéndice de un individuo con un alto nivel de toxemia se encuentra un gran número de bacterias, estas no son las causantes de la apendicitis.

El ayuno es el mejor método para recuperarse de todos los trastornos gastrointestinales.

El estreñimiento crónico se produce tras un largo tiempo de abusos y de debilidad sistémica en general, y no debería tratarse sintomáticamente.

Según las estadísticas, 4 de cada 5 personas mayores de 40 años tienen hemorroides. Esto se debe al estilo de vida malsano que lleva la mayoría de los estadounidenses.

ÍNDICE

1. EL TRACTO GASTROINTESTINAL

Boca

Faringe y esófago

Estómago

jugos gástricos

Histamina y secreciones de ácidos gástricos.

Intestino delgado

Enzimas del intestino delgado

Secreciones digestivas accesorias

secreción pancreática

bilis

Intestino grueso

secreciones del intestino grueso

moco

Agua y electrólitos

II. TRASTORNOS DEL SISTEMA DIGESTIVO

Náuseas y vómitos

Síndrome de vaciamiento rápido

Apendicitis

Peritonitis

Señales y síntomas

Tratamiento

Diarrea

Cómo corregir las causas de la diarrea

Estreñimiento

Diverticulosis

Dispepsia

Enfermedad celiaca (sprue no tropical)

Hemorroides

Cómo se generan las hemorroides

Clases de hemorroides

coágulos sanguíneos

¿Por qué padece usted hemorroides?

¿Qué hacer si padece hemorroides?

Enfermedades gastrointestinales

Por Susan Hazard

1. El tracto gastrointestinal

            El tracto gastrointestinal comienza en la boca y acaba en el ano. Los síntomas de enfermedad pueden surgir en cualquier lugar de ese trayecto si no seguimos las leyes de la naturaleza, es decir, si vivimos de una manera malsana. Hablaremos sobre algunas de las enfermedades más comunes y de por qué se generan. No es necesario hablar de cada enfermedad que conocemos, puesto que todas las enfermedades provienen de una causa común: la toxemia.

            Antes de nada, es necesario que repasemos brevemente la función y estructura del tracto gastrointestinal normal, sano.

La boca

     La lengua, formada por músculos estriados y cubierta por una membrana mucosa, juega un papel muy importante en la masticación de los alimentos y en el acto de deglución. Los dientes también representan un papel muy importante en la masticación mecánica que se hace antes de la deglución.

            Para facilitar la deglución, los alimentos sólidos que se introducen en la boca se reducen, gracias al proceso de masticación, a pequeñas partículas. En la boca, los alimentos también se mezclan con saliva, que humedece y lubrica la masa alimentaria. Además, la digestión de las féculas (o almidón) comienza en la boca debido a la acción de la tialina que contiene la saliva.

            Las glándulas parótidas de la boca son la principal fuente de tialina (la amilasa salival). La tialina actúa con más eficacia con un pH óptimo de 6.7, y cataliza la hidrólisis de las féculas en dos disacáridos, maltosa e isomaltosa. En el estómago, la tialina actúa durante una hora en el centro de la masa alimentaria antes de que los contenidos internos se mezclen con las secreciones ácidas gástricas.

            Cuando el pH de los alimentos en el estómago ha descendido por debajo de 4., se inhibe la actividad de la tialina. Antes de que se produzca esta inhibición, la tialina habrá convertido en maltosa un 40% de las féculas ingeridas. La actividad de la tialina también se inhibe debido a la presencia de proteínas, ya que la presencia en el estómago de cualquier alimento proteico inicia la secreción del ácido clorhídrico, para poder ser digerido. Por tanto, recomendamos que no se coman juntos alimentos que contengan proteínas y féculas.

            Puesto que las enzimas digestivas sólo actúan sobre la superficie de las partículas alimentarias, el tiempo de digestión se relaciona directamente con la masticación de los alimentos.

La faringe y el esófago

     La faringe es la porción del tracto digestivo que funciona como canal tanto para el sistema respiratorio como para el digestivo.

     El esófago es un tubo largo y recto que va desde la faringe hasta el estómago. El paso de los alimentos se facilita gracias a las fuerzas gravitatorias ordinarias, así como por el tipo de disposición que tienen los músculos del propio tubo. Se sitúa entre la tráquea y la columna vertebral. Las glándulas del esófago sirven para lubricar los alimentos durante su paso desde la faringe hasta el estómago.

El estómago

     El estómago es la parte más dilatada del tracto digestivo. Su función es la de almacenar y digerir los alimentos. En el estómago, los alimentos sólidos se convierten por último en una masa semilíquida debido a la contracción de la pared muscular y a que los alimentos se mezclan con las secreciones glandulares de la membrana mucosa gástrica. Aunque en la parte superior del estómago los alimentos permanecen sólidos durante un periodo relativamente largo, cuando llegan a la parte inferior se transforman en una masa fluida pulposa (quimo). Entonces, una vez que ha adquirido una consistencia adecuada, el quimo es impulsado en pequeñas cantidades dentro del intestino delgado.

     El estómago se divide en tres partes: la parte superior que se abomba hacia la izquierda: el fundus (o fórnix); la parte central: cuerpo gástrico; y una zona relativamente estrecha en la parte final, justo antes de entrar en el duodeno: el antro o antro pilórico.

     El cardias es la abertura entre el esófago y el estómago. El píloro es la apertura entre el estómago y el duodeno. En el antro pilórico, la capa muscular circular aumenta de grosor para formar el esfínter pilórico.

Los jugos gástricos

            Las células de las glándulas gástricas secretan un volumen total de 2-3 litros diarios. Este fluido digestivo contiene varias sustancias. Además, las células y glándulas mucosas gástricas secretan un espeso moco alcalino que forma una delgada capa sobre la pared de estómago y que tiene una gran importancia a la hora de proteger el revestimiento epitelial del estómago.

            Las glándulas gástricas secretan jugos digestivos. De especial importancia son las células principales, que secretan el pepsinógeno y las células parietales, que secretan el ácido clorhídrico.

            Pepsinógeno: la enzima proteolítica pepsina, que transforma las proteínas ingeridas en polipéptidos, es secretada por las células principales del estómago en una forma inactiva: el pepsinógeno. Cuando este pepsinógeno se secreta dentro de la luz gástrica, se une al ácido clorhídrico y a la pepsina que se habían formando con anterioridad. Ahora tiene lugar la segmentación de la molécula de pepsinógeno de forma que se produce más pepsina activa. La pepsina sólo tiene actividad enzimática en un medio muy ácido (el pH óptimo es 2); es inactiva con un pH superior a 5. En consecuencia, para que la pepsina digiera las proteínas en el estómago, es esencial la secreción del ácido clorhídrico.

            Ácido clorhídrico: Las células parietales de las glándulas gástricas secretan ácido clorhídrico libre dentro del lumen gástrico. Estas células realizan el trabajo necesario para concentrar los iones de hidrógeno con un nivel 4 x 106 mayor que el que hay en la sangre arterial.

            La glucólisis aeróbica —la conversión de glucógeno en glucosa—  proporciona la energía necesaria para la secreción de ácido clorhídrico. La energía es necesaria para transportar los iones de hidrógeno a través de la membrana de la célula parietal. Las células parietales también secretan el ion cloro.

Histamina y secreciones de ácidos gástricos

            La histamina es un poderoso estimulante de la secreción de los ácidos gástricos. El monofosfato de adenosina cíclico media en la acción de la histamina. Puesto que, normalmente, la mucosa gástrica tiene una alta concentración de histamina, se ha implicado la liberación de este componente como el mediador químico en la estimulación de las secreciones ácidas.

     Otros agentes químicos, además de la histamina, parece que también influyen en la secreción ácida del estómago, por ejemplo, la gastrina.

El intestino delgado

     El intestino delgado se extiende desde el esfínter pilórico hasta el ciego, la primera parte del intestino grueso. Mide unos 5-6 metros de largo y se divide en tres partes: el duodeno, el yeyuno y el íleon. El duodeno es la parte más corta, ancha y la más fija del intestino delgado. Recibe secreciones del hígado y del páncreas.

     Las funciones básicas del intestino delgado son tres: 1) transporta el quimo desde el estómago; 2) continúa con la digestión del quimo gracias a unos jugos digestivos especiales elaborados por glándulas intrínsecas y accesorias; y 3) absorbe los nutrientes producidos por la digestión de los distintos alimentos.

     Este órgano muestra dos modificaciones estructurales importantes que aumentan en gran medida la superficie de su área total para la absorción de los nutrientes, pero sin aumentar su longitud total. Estas modificaciones son las perfectamente visibles válvulas conniventes[2] y las microscópicas vellosidades intestinales.

     Válvulas conniventes: Son unos pliegues, de forma circular o en espiral, que describe la mucosa y que se proyectan hacia la luz intestinal. Estas válvulas no sólo aumentan el área de absorción del intestino, sino que también mezclan el quimo y los jugos digestivos, y reducen la velocidad de transporte del quimo, para que, de esta forma, se produzca una mejor absorción de los nutrientes.

     Las vellosidades intestinales: Son proyecciones diminutas aplanadas (en el duodeno) o alargadas (en el íleon) de la membrana mucosa que cubren toda la superficie de la mucosa intestinal.

Enzimas del intestino delgado

     En el intestino delgado se encuentran muchas enzimas:

Varias peptidasas. Estas sustancias son enzimas proteolíticas que desdoblan los polipéptidos en los aminoácidos que los forman.

Una pequeña cantidad de amilasa intestinal. Esta enzima convierte los polisacáridos en disacáridos.

Cuatro enzimas de los fluidos intestinales desdoblan los disacáridos en monosacáridos: sucrasa, maltasa, isomaltasa y lactasa (en niños).

Una lipasa intestinal. Esta enzima degrada las grasas neutrales en ácidos grasos y glicerol.

Secreciones digestivas accesorias

Secreciones pancreáticas.

            El páncreas secreta entre 1.200-2.000 ml/diarios de fluidos digestivos ricos en bicarbonato y enzimas. El pH del jugo pancreático es, más o menos, 8. Esta alcalinidad, junto con la neutralidad o baja alcalinidad de la bilis y de los jugos intestinales, neutraliza la acidez del quimo gástrico cuando entra en el duodeno. El pH del quimo duodenal se eleva a  6-7. Por tanto, cuando el quimo llega al yeyuno es aproximadamente neutral. En consecuencia, el contenido intestinal casi nunca muestra una reacción ácida.

            El jugo pancreático contiene varias potentes enzimas para la digestión de las proteínas, de los carbohidratos, grasas y de otros componentes. Las enzimas proteolíticas secretadas por el páncreas incluye, entre otras, tripsina y dos quimotripsinas[3] . Estas enzimas desdoblan las proteínas enteras y las parcialmente digeridas. La carboxipeptidasa es una enzima pancreática que ataca el final de las cadenas de péptidos, y, por tanto, liberan el aminoácido terminal con su grupo de carboxilo libre. Además, en los jugos pancreáticos hay ribonucleasa y desoxirribonucleasa. Estas enzimas desdoblan el ácido ribonucleico y el desoxirribonucleico, respectivamente. La amilasa pancreática hidroliza las féculas, glucógeno y muchos otros carbohidratos en disacáridos. Sin embargo, esta enzima no hidroliza la celulosa, un importante polisacárido que se encuentra en los alimentos vegetales. La lipasa pancreática hidroliza las grasas neutrales en glicerol y ácidos grasos.

Bilis

            Las células hepáticas (o hepatocitos) están continuamente secretando bilis y esta se excreta a través de un sistema de conductos en el conducto biliar o conducto colédoco, para después pasar al duodeno.

     La bilis es un fluido complejo formado por varios componentes. No contiene enzimas digestivas, pero influye mucho en la digestión debido a las sales biliares que contiene. Las sales biliares tienen la importante misión de emulsionar las grasas en el intestino, de aquí que aumente mucho el área de superficie de estas sustancias expuestas a la acción de las lipasas pancreáticas e intestinales. Cuando la bilis sale del intestino provoca que, en las heces, se pierda hasta un 25% de las grasas ingeridas.

El intestino grueso

     El intestino grueso se diferencia en varios aspectos del intestino delgado, en la anchura y en que:

No hay vellosidades en la superficie de la mucosa.

Las glándulas son más profundas, están más unidas y contienen muchas células caliciformes.

La capa muscular longitudinal del ciego y del colon se limita a tres bandas, visibles en la superficie, llamadas teniae coli o tenias del colon.

En las porciones libres del colon la capa serosa se caracteriza por pequeños apéndices pedunculados formados por tejido adiposo (graso), los apéndices epiploicos.

            El ciego, la primera parte del intestino grueso, es una bolsa alargada situada en la región inferior derecha del abdomen. Pegado a su base hay un tubo delgado, el apéndice.

            El colon ascendente, o derecho, se extiende hacia arriba, desde el ciego, sobre pared abdominal posterior derecha, y se acaba cuando pasa por debajo del hígado, cerca del riñón derecho. El colon transverso cubre las arterias espirales del intestino delgado y cruza la cavidad abdominal de derecha a izquierda, bajo el estómago.

            El colon descendente comienza cerca del bazo, se extiende hacia abajo por la parte izquierda del abdomen hasta llegar a la cresta ilíaca y pasar a convertirse en el colon sigmoides. El colon descendente mide casi 183 cm y no posee mesenterio. El colon sigmoides debe su nombre a la forma de S que toma en de la cavidad pélvica.

Secreciones del intestino grueso

Moco

            El intestino grueso posee muchas células caliciformes, tanto en las glándulas como sobre la superficie mucosa. Estas células secretan un moco viscoso que tiene un pH alrededor de 8. Esta es la única secreción importante del intestino grueso. El moco no sólo sirve para proteger y lubricar las paredes intestinales, sino que también sirve para aglutinar todo el material fecal. El moco también sirve para proteger el colon de los ácidos que produce la gran cantidad de actividad bacteriana que genera el material fecal.

Agua y electrólitos

            La irritación de la mucosa intestinal (por ejemplo, cuando se toma un fármaco como catártico) provoca la secreción de grandes cantidades de agua y electrólitos, además de moco. Esta secreción de agua y electrólitos no sólo sirve para diluir el irritante, sino que la distensión que sufre el colon también estimula un rápido movimiento de las heces acuosas hacia el ano, provocando la diarrea.

            Cuando un paciente pierde agua y electrólitos puede sufrir deshidratación de los tejidos corporales y un gran desequilibrio de electrolitos, cuyas consecuencias pueden ser fatales en un tiempo muy breve, en especial en los niños.

II. Trastornos del sistema digestivo

Náuseas y vómitos

   Las náuseas y los vómitos pueden aparecer por diversas razones, pero, básicamente, son la forma que el cuerpo tiene de decirte que quiere «un descanso para repararse». Si no tienes hambre y sientes náuseas, no deberías comer. El cuerpo debe utilizar todas sus energías en la crisis curativa que está ocurriendo en su interior. Si en ese momento comes algo, lo más probable es que lo vomites. Ayuna hasta que vuelvas a tener hambre y recuperarás la salud al mismo tiempo.

   Las náuseas y los vómitos también pueden aparecer cuando se toma un veneno y el cuerpo se deshace de esta sustancia de la forma más rápida que puede. Esta es la manera en la que el cuerpo se conserva y protege. Deberíamos admirar y cooperar con esta sabiduría, y no minar sus procesos defensivos vitales con fármacos.

   La estimulación para vomitar se puede iniciar en la zona que activa el quimiorreceptor, en el cortex cerebral o en el centro nervioso del vómito. También las áreas periféricas de la mucosa gástrica pueden transmitir directamente la estimulación. La mayoría de los fármacos antieméticos interfieren en estos conductos nerviosos. Siempre que interfieras en la actividad corporal normal, estás provocando un problema más grave (además de los problemas que crean las toxinas ingeridas como fármacos). Cuando eso ocurre, el cuerpo puede estar tan debilitado que no sea capaz de reparase a sí mismo.

Síndrome de vaciamiento rápido

   El síndrome de vaciamiento rápido demuestra las graves consecuencias que tiene una intervención quirúrgica. Este síndrome puede aparecer tras un procedimiento quirúrgico de drenaje, en especial, en las gastrectomías (extirpación parcial o total del estómago). Tras las comidas, aparecen debilidad, mareos, sudores, náuseas, vómitos y arritmia. También pueden surgir síntomas de hipoglucemia dos horas después de haber comido. Las recomendaciones normales aconsejan una dieta alta en proteínas y un aumento de la ingestión de calorías. Comer poco, varias veces al día y alimentos sólidos. Un enfoque más racional sería frecuentes tomas de zumos de frutas. Estos alimentos no necesitan ser digeridos en el estómago y pasan a través de este órgano con mucha rapidez.

   Tras un tiempo, el cuerpo compensará sus pérdidas. Sin embargo, no se puede conseguir un estado óptimo de salud cuando se ha extirpado el órgano. Si sigues el programa Higiénico y de Ciencia Natural, no tendrás que someterse a la intervención quirúrgica que provoca el síndrome de vaciamiento rápido.

Apendicitis

   La apendicitis aparece cuando existe una condición extrema de toxemia corporal. En este estado, las toxinas se acumulan en el apéndice y se produce la inflamación. La mayoría de los médicos le dirán que «la apendicitis aguda resulta de la invasión bacteriana del apéndice». Aunque es cierto que en el apéndice de un individuo toxémico se encuentra un gran número de bacterias, estas no son las causantes del trastorno. Las bacterias proliferan allí donde existe una acumulación de desechos tóxicos. Las toxinas se acumulan debido a unos hábitos malsanos de vida.

   La cura habitual para la apendicitis es la cirugía, una operación en la que se extirpa el apéndice. ¿Acaso este enfoque elimina la causa de la inflamación? No. Elimina el órgano más claramente afectado y mutila al paciente. Cuando se eliminan las causas de la toxemia, el apéndice se curará y recuperará la salud. No obstante, el descanso y el ayuno son esenciales durante la fase aguda de esta enfermedad, para que el cuerpo tenga todas las oportunidades posibles de repararse. Aquellos que han sufrido una apendectomía tienen 17 veces más probabilidades de padecer cáncer intestinal.

Peritonitis

   En referencia a la etiología de la peritonitis, el Manual Merck dice: «[…] las causas más comunes son las bacterias infecciosas escherichia coli y streptococcus faecalis. También se han identificado otros patógenos y, en ocasiones, hongos. Los organismos o irritantes escapan del tracto intestinal ocasionando perforación del apéndice o úlcera péptica. La peritonitis también puede complicar cualquier operación en la cavidad abdominal o puede ser el resultado de que una infección pélvica se extienda hacia la cavidad peritoneal […]. »

   Esta es la causa generalmente aceptada, sin embargo, es errónea. Las bacterias y los hongos no son los causantes de la peritonitis, aunque a menudo se asocian con esta afección. Para que comience la inflamación del peritoneo, antes debe existir toxemia. Los irritantes en forma de toxinas adicionales pueden agravar la situación. Esta afección también puede acelerarse al suprimir los síntomas de enfermedad que surgen en otro lugar, y porque el cuerpo ha concentrado sus toxinas en esta zona en particular.

Señales y síntomas

            El comienzo de esta afección está marcado por un dolor abdominal agudo localizado o difuso. En las primeras fases, se produce una distensión abdominal moderada, habitualmente con náuseas y vómitos y, en ocasiones, diarrea. También existe sensibilidad abdominal directa y se producen fuertes espasmos musculares. Si en ese momento no se eliminan las causas, aparecerán síntomas más graves, entre los que se incluyen: fiebre, taquicardia, escalofríos, respiración rápida y leucocitosis. Puede aparecer deshidratación y acidosis. Otros síntomas son el hundimiento de los ojos y sequedad de la boca; además, pueden surgir irregularidades en la circulación.

            Si no se eliminan las causas y se siguen suprimiendo los síntomas, puede producirse insuficiencia renal, insuficiencia respiratoria grave y, a veces, insuficiencia hepática.

Tratamiento

            El tratamiento convencional para la peritonitis son los fármacos antibióticos y los fluidos intravenosos. El modo racional de actuar es el descanso y ayuno. En casos de deshidratación grave es necesario reemplazar los fluidos. Si cuando comienzan a aparecer los síntomas se realiza un ayuno, la recuperación será rápida.

Diarrea

   La diarrea se define como «un incremento del volumen, fluidez o frecuencia de los movimientos intestinales relativos a la norma de un individuo en particular. » Esto es exacto cuando se aplica a un individuo normalmente sano, pero cuando se aplica a la norma anómala de la media de los estadounidenses enfermizos, nuestra definición puede ser algo deficiente. Nosotros no debemos mirar la media o las normas habituales, sino el estado de salud ideal.

   Si seguimos una dieta sana a base de frutas y verduras, las heces deberían ser blandas, pero formadas. El aumento de la frecuencia con la que se expulsan las heces, del volumen fecal, grandes alteraciones de la consistencia, la aparición de sangre, moco o pus indican que el cuerpo está comenzando un proceso de enfermedad (de zafarrancho de limpieza).

   Existen varias razones fisiológicas de por qué el cuerpo elige esta ruta particular de eliminación:

Diarrea osmótica.  Se produce cuando un exceso de solutos hidrosolubles, no absorbibles, están presentes en los intestinos y retienen el agua en la luz intestinal. Esto sucede con la lactosa (debido a la absorción de lactasa), y cuando sales inorgánicas (sulfato de magnesio y fosfato sódico) se toman como laxantes salinos. El cuerpo diluye estas toxinas aumentando las secreciones y eliminándolas rápidamente.

La ingestión de grandes cantidades de xilitol[4], sorbitol y manitol, utilizados como sustitutos del azúcar en los alimentos dietéticos, dulces y chicles, provoca diarrea por una combinación de lenta absorción y una rápida motilidad del intestino delgado. De nuevo, la sabiduría del cuerpo saca este material tóxico del tracto digestivo tan rápido como puede. La gravedad de los síntomas es proporcional a la cantidad consumida. El trastorno desaparece tan pronto como se elimina la causa, es decir, cuando se dejan de ingerir estas sustancias.

Diarrea secretora: Tanto el intestino delgado como el grueso suelen reabsorber las sales y el agua que ingerimos con los alimentos o que alcanzan la luz intestinal como consecuencia de las secreciones digestivas. La diarrea puede aparecer cuando los intestinos, en vez de absorber los electrólitos y el agua, los secretan. Las sustancias que inducen esta secreción son los ácidos biliares (tras una intervención quirúrgica del íleon, como la resección ilíaca); las grasas dietéticas no absorbidas, cuando se toman en exceso o en formas no digeribles; los catárticos, el aceite de ricino u otros fármacos.

Malabsorción: La malabsorción puede resultar en diarrea por cualquiera de los mecanismos citados arriba. En la malabsorción generalizada, como la que se genera en un estado de toxemia grave del intestino delgado, pueden coexistir la malabsorción de grasas (que provoca secreciones del colon) y malabsorción de los carbohidratos (que resulta en diarrea osmótica).

Diarrea exudativa: Algunos trastornos crónicos en los que durante cierto tiempo ha existido toxemia (como inflamación de la mucosa, ulceración o hinchazón) pueden provocar una efusión de plasma, proteínas en sangre, sangre y moco, por lo que incrementan el volumen y la fluidez de las heces.

Transito intestinal alterado: Si queremos que se produzca una absorción normal, el quimo debe permanecer el tiempo suficiente en la capa absorbente del tracto gastrointestinal. Cuando se ha realizado una resección quirúrgica de cualquiera de los dos intestinos, una resección gástrica, una operación quirúrgica del esfínter pilórico o una desviación quirúrgica de los segmentos intestinales, el tiempo de exposición del quimo es menor. Al estimular los músculos lisos intestinales, los fármacos, sustancias tóxicas o agentes hormonales aceleran el tránsito.

Corregir las causas de la diarrea

            El método más eficaz de superar los incómodos y desagradables síntomas de la diarrea es ayunar. El ayuno en sí mismo no cura este problema. No obstante, el ayuno proporciona las condiciones para que el cuerpo pueda eliminar la carga tóxica, que es la que, en primer lugar, causó la diarrea. Incluso sin un ayuno, se pueden conseguir buenos resultados con sólo seguir una dieta higiénica natural basada en alimentos crudos, frutas, verduras, frutos secos y semillas. Entonces, el cuerpo posee los materiales para mantener un estado normal de salud y empezará a repararse. Si se ha realizado una operación quirúrgica, la recuperación y el volver a tener una salud normal requerirán más tiempo. El cuerpo compensará los órganos parcialmente perdidos, aunque no será posible recuperar una salud normal. En estos casos, lo mejor que se puede hacer es seguir una dieta higiénica natural que incluya una cantidad moderada de alimentos correctamente combinados.

            Sobre todo, evite los fármacos. Nunca generan salud y sólo provocarán más estados toxémicos. Evite también todos los productos alimentarios refinados y artificiales, así como todas las sales inorgánicas, minerales, etc.

         F. Estreñimiento

            El estreñimiento se caracteriza por la dificultad o infrecuencia del paso de las heces. Con una dieta natural basada en frutas, verduras, frutos secos y semillas, no se generará estreñimiento. Ni siquiera tendrá que pensar sobre ello. Cuando su salud es normal, todo su sistema funciona con normalidad, incluyendo los intestinos.

            El estreñimiento agudo provoca un cambio definitivo de los hábitos intestinales. Si usted padece estreñimiento, debería examinar su dieta y su estilo de vida y corregir aquellos errores que provocan esta afección. Algunos fármacos también provocan estreñimiento debido a los efectos debilitadores que tienen sobre el organismo, en especial el efecto paralizador que ejercen sobre los nervios peristálticos.

            El estreñimiento crónico se traduce en un abuso continuado y en una debilidad sistémica general. Como todas las enfermedades, el estreñimiento no debería tratarse sintomáticamente, sino que debemos mejorar el estilo de vida, con lo que disfrutaremos de un mejor estado general de salud  y conseguiremos que sea el propio cuerpo el que corrija el estreñimiento. Si sigue una dieta natural de frutas, etc., no tendrá que preocuparse de si obtiene suficiente fibra, electrólitos y agua, porque todos estos alimentos los contienen en las cantidades adecuadas para disfrutar de una salud exuberante.

            Los problemas más graves surgen cuando, para remediar este trastorno, se toma cualquier clase de fármaco.

            Fibra. Elementos con fibra como el salvado, psilio (zaragatona), y metilcelulosa se suelen administrar para el estreñimiento crónico. Aunque estas sustancias son menos tóxicas que otros fármacos que se administran con el mismo propósito, irritan bastante la mucosa intestinal. Se recetan por sus efectos naturales y porque no crean adicción. ¿Por qué tomar ninguna sustancia para conseguir unos efectos naturales cuando se pueden conseguir mejores resultados de forma natural? Es decir, con una dieta natural. Las sustancias con fibra, aunque por sí mismas no crean adicción, pueden, sin embargo, convertirse en un hábito si la persona, en vez de primero intentar corregir las causas que provocan el estreñimiento, depende de estas sustancias. Tomar sustancias con fibra no elimina la causa y no genera salud.

            Laxantes y catárticos: Interfieren en la absorción de los nutrientes alimenticios. Estos fármacos provocan rápidos movimientos peristálticos del tracto digestivo y, normalmente, los alimentos se fragmentan más lejos del lugar óptimo para su absorción. Los laxantes y catárticos se dividen en varias clases:

Agentes humectantes (laxantes detersorios) Ablandan las heces al incrementar la capacidad de empapar que tiene el agua intestinal. Rompen las barreras de la superficie, permitiendo que el agua entre en la masa fecal, la ablande y aumente su volumen. El aceite mineral es un ejemplo de agente humectante. Este aceite disminuye la absorción de las vitaminas solubles en grasa, como las vitaminas A y E. Si se toma el aceite mineral durante un largo periodo de tiempo pueden surgir graves deficiencias vitamínicas.

Sustancias osmóticas o catárticos salinos.  Se utilizan con el fin de preparar a los pacientes para alguna técnica de diagnóstico intestinal y, en ocasiones, como terapia para las infecciones por parásitos. Contienen iones polivalentes que se absorben muy mal (fosfato, magnesio, sulfato) y/o carbohidratos (lactosa, sorbitol). El fosfato y el magnesio inorgánicos son parcialmente absorbidos y pueden ser perjudiciales, en especial en aquellos casos de insuficiencia renal. El sodio que se encuentra en estas preparaciones también es perjudicial. Estos fármacos también alteran el equilibrio de los fluidos y electrólitos.

Catárticos secretores o estimulantes. Como el sen y sus derivados; cáscara sagrada; fenolftaleína; bisacodil; y el aceite de ricino irritan la mucosa intestinal y provocan una estimulación nerviosa  Si se utilizan durante mucho tiempo, se puede producir una degeneración de los nervios del colon, así como el síndrome de intestinos vagos. Disminuyen los movimientos peristálticos de los intestinos y la persona descubre que tiene que tomar estos fármacos con más frecuencia para poder tener movimientos intestinales diarios. También provocan graves desequilibrios de fluidos y electrolitos.

     La solución más fácil ante el estreñimiento es vivir de forma natural. Cuando uno come alimentos naturales, hace ejercicio cada día, descansa lo suficiente, etc., la acción intestinal será normal.

G. Diverticulosis

            Los divertículos son pequeñas dilataciones mucosas anormales con forma de saco que aparecen en la pared muscular del colon. Puede aparecer en cualquier parte del colon, pero donde aparece con más frecuencia es en el colon sigmoides. Pruebas recientes han confirmado que una dieta de alimentos muy refinados y poco elaborados influye mucho en la formación de divertículos. La falta de fibra se ha asociado con los espasmos musculares del colon, en especial, con los del sigmoides. La presión en la luz intestinal aumenta y, en los puntos más débiles, la mucosa sale a través de la capa muscular.

            Cuando este estado persiste durante cierto tiempo, los materiales fecales y las toxinas se acumulan en los divertículos y se produce la inflamación. Si no se eliminan las causas y la afección empeora, se pueden producir ulceraciones con hemorragias. Con las inflamaciones recurrentes, las paredes del colon se engrosan, la luz intestinal se estrecha y puede aparecer una obstrucción aguda.

            No hay ninguna necesidad de que esta afección progrese hasta este punto. Cuando se le proporcione al cuerpo lo que necesita para mantener un estado sano, estos divertículos se curarán y la inflamación remitirá.

H. Dispepsia

            Comúnmente conocida como ardores, la dispepsiase describe como una sensación gaseosa, de pesadez o de dolor que produce retortijones o quemazón y que se localiza en el estómago y en el esófago.

            La ingestión de bebidas alcohólicas aumenta los síntomas de ardor o acidez. La costumbre de comer alimentos que son incompatibles en su química digestiva, como féculas y proteínas, puede ser los causantes del problema.

            Cuando las féculas y las proteínas, o las proteínas y los azúcares, se comen a la vez, el estómago necesita más tiempo para vaciarse. Cuando este retraso es muy prolongado, los contenidos ácidos del estómago se regurgitan desde el estómago hacia el esófago. Esto provoca una gran irritación. Puede provocar que tanto el estómago como el esófago se inflamen y se ulceren.

Enfermedad celiaca (sprue no tropical)

            Se trata de una malabsorción intestinal crónica, causada por la reacción a una proteína del gluten, la gliadina, una proteína de los cereales que se encuentra en el trigo y en el centeno y, en menor grado, en la cebada y en la avena. En el cuerpo, la gliadina se combina con otras fracciones proteínicas para formar un nuevo complejo en la mucosa intestinal que promueve la unión de los linfocitos. De alguna forma, esto provoca daños en la mucosa, con pérdida de vellosidades y proliferación de las células intestinales prismáticas.

            Las glándulas de la cripta de Lieberkühn están formadas por un epitelio tubular contiguo al de las vellosidades. En el epitelio de la cripta, abundan las células en mitosis y cuando las recién creadas células emigran hacia arriba, se diferencian o bien en células epiteliales absorbentes con bordes estriados o bien en células caliciformes que secretan moco. Si existe un daño celular en las vellosidades, desde la cripta de Lieberkühn se produce un aumento de las células prismáticas, que reemplazarán las células dañadas.

            Los síntomas pueden aparecer en la infancia, cuando el niño comienza a comer alimentos con gluten o pueden no aparecer hasta la madurez. Estos síntomas se deben a deficiencias causadas por la malabsorción. Pueden incluir anemia, pérdida de peso, dolo óseo, paresia, edema, problemas dérmicos, etc.

            Los cereales no forman parte de la dieta natural de los humanos. Nosotros somos frugívoros y estamos adaptados a comer frutas, verduras, frutos secos y semillas, como las pipas, que se pueden comer y digerir cuando están crudas. No estamos bien equipados para digerir las féculas y proteínas que se encuentran en los cereales. No obstante, el cuerpo humano puede acomodarse a toda clase de dietas. Esto no quiere decir que podamos conservar un buen estado de salud con otra dieta que no sea la frugívora. Si usted se debilita debido a unos hábitos de vida incorrectos, puede que su cuerpo ya no sea capaz de mantener la homeostasis. Es entonces cuando se generan enfermedades como la enfermedad celiaca. Cuando aparece en los niños, debemos investigar la salud de los padres y  la nutrición prenatal para encontrar las razones de este trastorno. De cualquier forma, los niños sólo deberían tomar la leche de su madre y, cuando estén preparados para tomar otra clase de alimentos, comer fruta, no pan.

            Existe una solución muy simple para esta enfermedad: evitar los cereales.

Hemorroides

            Se calcula que unos 40millones de personas padecen hemorroides en Estados Unidos. En un estudio médico realizado por la famosa Clínica Mayo, se descubrió que más de la mitad (52%) de los examinados con un proctoscopio tenían hemorroides. Este estudio se hizo en 1959. Las estadísticas actuales indican que cuatro de cada cinco individuos mayores de 40 años tienen hemorroides.

            ¿Qué son las hemorroides? Las hemorroides (almorranas) son venas anales o rectales que se han hinchado e inflamado. Estos vasos sanguíneos irritados pueden permanecer completamente dentro del recto, donde no se advierte su presencia. Cuando la afección se agrava, pueden salir del ano en forma de duras proyecciones; suelen ser sensibles al tacto y dolorosas. El malestar puede incluir picor, hemorragia y flujo mucoso. Los médicos aducen varias razones para esta afección: estreñimiento, estar demasiado tiempo sentado, un sobreesfuerzo al levantar objetos pesados, embarazo y parto, tos fuerte o estornudos, etc. Es absurdo considerar que alguna de estas razones pueda ser la causa de las hemorroides.

            Las hemorroides son simplemente un síntoma del daño corporal general que se ha generado debido a un estilo de vida malsano. Una dieta inadecuada y la falta de ejercicio son factores importantes para la aparición de esta afección. De hecho, las hemorroides comienzan durante la adolescencia, pero no aparecen hasta que la persona tiene 30 o 40 años. Se necesita todo ese tiempo para que los abusos con los que cargamos nuestro cuerpo superen el punto de tolerancia. Cuando el cuerpo se debilita debido a los hábitos malsanos, las toxinas se acumulan en el cuerpo, las células sufren daños, se debilitan los tejidos y aparecen las enfermedades agudas.

Cómo se generan las hemorroides

            Para entender el proceso de las hemorroides, imagine las venas del recto y del ano como si estuvieran en la base de una larga columna vertical de sangre. Esto significa que estos pequeños vasos sanguíneos soportan todo el peso de esta columna, que ejerce una presión constante. Esta presión aumenta al defecar —sobre todo si las heces son duras y secas y se necesita realizar más esfuerzo del habitual para expulsarlas del recto.— Las venas hemorroidales tienen unas paredes especialmente delgadas, de forma que pueden aumentar su tamaño normal 4 o 5 veces. Una vez que se han expulsado las heces y ya no se ejerce presión, vuelven a su tamaño normal. Sin embargo, si el sobreesfuerzo se realiza muy a menudo y las venas son especialmente delgadas y débiles, seguirán hinchadas y no volverán a encoger.

            Al engordar con la sangre que no fluye, las venas soportan la presión realizada al defecar, provocando que las venas hemorroidales salgan. También pueden salirse al levantar un objeto pesado. Las venas hinchadas provocan una vaga sensación de pesadez, quizá algún picor e incluso dolor. No sólo se ven afectadas algunas venas hemorroidales, sino que también se pueden romper otros vasos sanguíneos y provocar que salga sangre. Si las heces siguen siendo duras y secas, y sigues haciendo un sobreesfuerzo, el saco que forma la hemorroides puede romperse un poco y sangrar. Como resultado se puede ver sangre fresca y roja en el papel higiénico e incluso en el retrete.

            ¿Cuál es la solución? ¿Tomar laxantes? ¿La cirugía? Si el sobreesfuerzo o las heces duras son la causa irritante, entonces, debemos buscar la causa subyacente. ¿Qué provoca el estreñimiento? Para encontrar la respuesta, compruebe qué principios de las leyes de la naturaleza está violando.

Clases de hemorroides

            Existen tres clases de hemorroides: externas, anales e internas. Las externas se localizan alrededor del borde del ano. No son problemáticas, a menos que se formen coágulos sanguíneos o que se dañen y se rompan cuando el individuo que padece esta variedad piensa que son hemorroides internas que se han salido e intenta colocarlas dentro del ano con el dedo. Puesto que una hemorroide externa no se puede mover, esto es algo imposible.

            Las hemorroides anales se encuentran dentro del canal anal y están situadas entre las hemorroides externas e internas. Las internas se sitúan sobre el canal anal y están cubiertas por la membrana mucosa del recto. La gran diferencia entre las externas y anales con las internas es que con las primeras aparece muy poca sangre, mientras que en las hemorroides internas uno de los primeros síntomas suele ser las hemorragias.

Coágulos sanguíneos.

            Un coágulo sanguíneo (hemorroides trombótica) ocurre cuando se ha roto la vena y ha entrado alguna sangre en los tejidos circundantes. Esta afección provoca un dolor considerable y gran sensibilidad en la zona inmediata.

            Los coágulos sanguíneos pueden aparecer en tres lugares diferentes dentro del área del canal anal:

Bajo la piel anal. La clase más frecuente de coágulo sanguíneo es el que suele aparecer debajo de la piel anal alterada (justo dentro de la abertura anal). La hinchazón provoca que el coágulo forme una protuberancia fuera del ano. Esta protuberancia tiene la apariencia de una uva dura, blanda al contacto e imposible de volverla a poner dentro del ano. El dolor que causa esta inflamación es similar al que provoca una gran ampolla de sangre. Esta afección suele denominarse un ataque de hemorroides o una hinchazón de tejido hemorroidal debido a la inflamación. Las hemorroides no le atacan: se crean debido a un estado tóxico que mina la vitalidad de los vasos sanguíneos.

Bajo la mucosa. Cuando el coágulo sanguíneo se produce debajo de la membrana mucosa que reviste el canal anal, rara vez se nota debido a la insensibilidad de ese tejido.

Bajo la piel externa. El coágulo sanguíneo también puede aparecer en el tejido que está completamente fuera del ano. Suele ser el resultado del prolapso de una hemorroide interna estrangulada que obstruye la circulación, por lo que provoca que la coagulación se produzca en la masa externa adyacente. Esta clase de coágulo sanguíneo puede ser extremadamente doloroso.

            Los coágulos sanguíneos siempre desaparecen por sí solos, sin ninguna ayuda externa. La sabiduría innata del cuerpo sabe como tratar estas anomalías. Muchos fabricantes de fármacos se aprovechan de este hecho. Cuando una persona compra un producto del que se afirma que alivia los síntomas hemorroidales y, de hecho, el dolor desaparece, el crédito se lo lleva el producto. Si no se hubiese hecho nada en absoluto, el dolor hubiera desaparecido igual de rápido, sino más.

            El 28 de agosto de 1964, el Federal Trade Commission [Comisión Federal de Comercio] presentó una denuncia alegando que American Home Products (el fabricante de Preparation H) era culpable de publicidad engañosa en la que se implicaba que el uso de la crema y supositorios Preparation H podría:

reducir o disminuir las almorranas.

Evitar la necesidad de la cirugía.

Aliviar toda clase de dolor producido por las almorranas.

Curar, sanar y eliminar las almorranas, consiguiendo que estas dejen de ser un problema.

            El gobierno llamó a nueve testigos cualificados, especializados en proctología. Durante el testimonio ante el auditor, se declaró que los malestares provocados por las hemorroides a menudo desaparecían de forma espontánea. Según el Dr. Hopping: «La Naturaleza y los recursos corporales suelen encargarse de las situaciones agudas inmediatas y con el tiempo las cura. (Los fármacos) no curan las hemorroides. » Otro testigo, el Dr. Eisenberg, dijo durante el testimonio: «Sólo la madre naturaleza y el tiempo, de los cuales ambos son excelentes sanadores, y muchas veces vemos cómo pacientes que tenían una cita debido a un episodio agudo de lo que ellos llaman hemorroides y a los que no podíamos atender hasta pasados unos días, cuando llegaban muchos de sus síntomas se habían aliviado, espontáneamente, sin que ellos hicieran nada. Así que sabemos por experiencia que muchas de estas complicaciones remiten espontáneamente.»

¿Por qué tiene usted hemorroides?

            Con relación a las causas de esta afección, la Dra. Susanna May Dodds afirma: «Las condiciones que predisponen a esta afección son, en esencia, las mismas que las del estreñimiento: la costumbre de utilizar especias y condimentos, el pan blanco de harina refinada y otros alimentos similares son factores primordiales en ambos casos. »

            En vez de revisar su estilo de vida general, la mayoría de las personas toman medicamentos para suprimir los síntomas de las hemorroides. Además de ser casi por completo ineficaces, pueden provocar muchos daños. Se ha calculado que el uso de estos específicos para curar las hemorroides provoca daños en al menos el 90% de las personas los usan. El 10% restante no sufre daños importantes, aunque tampoco reciben un gran beneficio. La razón de que estos específicos no curen las hemorroides surge de un desconocimiento de la naturaleza de la enfermedad. Los médicos han hecho creer a la gente que esta enfermedad es local en su origen y en naturaleza. En realidad, las almorranas son el resultado secundario de un estado de toxemia y de debilitación corporal.

            Cuando, por cualquier razón, se administran fármacos, el cuerpo intenta deshacerse de estos potentes venenos. Cuando esto se repite, el cuerpo se debilita más y más, los órganos agotan su energía vital, los movimientos intestinales se hacen más lentos y aparece el estreñimiento. En consecuencia, la inflamación de la parte baja de los intestinos provoca lo que, con el tiempo, dará lugar a la formación de las hemorroides.

            Cuando los medicamentos venenosos no son los que provocan el debilitamiento y la toxemia, es muy probable que se deban a un estilo de vida sedentario, al uso de alimentos refinados y concentrados, a las comidas muy sazonadas y excitantes, y a no poner en práctica otros principios fundamentales para la salud. Cuando persistimos en esa clase de hábitos debilitadores, los intestinos se trastornan y la energía nerviosa de la que depende toda la actividad resulta deficiente. Se produce la congestión de los vasos sanguíneos y aparecen crecimientos de tipo tumoroso que provocan dolores excesivos. Siempre que la persona realiza un movimiento intestinal, las venas se agrandan y, bajo la presión del músculo esfínter, se sobrecargan tanto de sangre y de material tóxico que el pus y el fluido salen, y la persona padece lo que se ha llamado hemorragia hemorroidal. »

¿Qué hacer si padece hemorroides?

            En su clínica de Dansville, Nueva York, el Dr. James J. Jackson ha supervisado a muchos individuos crónicamente enfermos. Su enfoque natural hacia la salud ha producido beneficios en todos los casos. Con relación a las hemorroides, dice:

            «Establezcamos las siguientes reglas para el tratamiento de las hemorroides:

Nunca se deben tomar purgantes. Las personas que toman fármacos internos para las almorranas cometen un error. Ninguna persona se beneficiará nunca de ellos. Tampoco se deriva ningún beneficio real de ninguna de las panaceas. Los fármacos de los matasanos son espejismos que, con engaños, no consiguen nada bueno. Si a uno le alivian sería mejor que no lo hubiera hecho, pues, como ya he dicho antes, en lugar de las almorranas puede padecer una enfermedad aún peor.

Quienquiera que tenga hemorroides y quiera librarse de ellas debe comer alimentos simples, sin excitantes. Debe eliminar de su dieta las carnes, pasteles y las salsas, y sustituirlas por verduras y frutas. Después, si la situación de la persona le permite no sobrecargar el sistema nervioso con el trabajo o el pensamiento, si puede permitirse pasar mucho tiempo al aire libre para fortalecer la sangre y purificarla, existen muchas probabilidades de que esa persona pueda recuperarse. »

            Puesto que las hemorroides surgen debido a un estado general de toxemia, usted debería considerar el cuerpo como una unidad y ponerse como meta el estar totalmente sano. En otras palabras, cuando se consigue un estado general de salud, las hemorroides desaparecen por sí solas. Esto sólo puede conseguirse llevando una vida sana.

PREGUNTAS SOBRE LA UNIDAD

PREGUNTA: ¿El estreñimiento provoca hemorroides?

RESPUESTA:  Es un concepto común pensar que el estreñimiento provoca las hemorroides, por lo que se toman laxantes. La verdad es que el estreñimiento no provoca hemorroides. Puede ser un factor irritante que acabe provocando que las hemorroides sangren si las heces son muy duras, pero no es un factor causativo. Los movimientos intestinales son lentos debido a la debilidad del colon, que aparece debido a una debilidad y toxemia sistémica general.

PREGUNTA: ¿Por qué están ustedes en contra de todo tipo de laxantes?

RESPUESTA:  La utilización de laxantes provoca la misma afección que se supone que remedian. Según The Handbook of Nonprescription Drugs (1973) [Manual sobre fármacos sin receta], declara: «A menudo, el estreñimiento crónico comienza en la adolescencia. Probablemente, el uso de laxantes influya bastante. Muchas personas comienzan a utilizar tales sustancias durante la infancia; cuando llegan a adultos, ni siquiera recuerdan la última vez que no necesitaron utilizar laxantes […]»

Los editores de la revista Consume Reports nos dicen: «El mal uso que se hace de los laxantes es otra causa importante del estreñimiento crónico. Lo que es más, existen pocos usuarios de catárticos (laxantes) que no hayan padecido fisura anal o hemorroides. Si usted cree que tiene estreñimiento crónico, lo primero que debe hacer es dejar de tomar laxantes. »

El aceite mineral es uno de los componentes que con más frecuencia aparece en los laxantes. Los peligros que se asocian con su ingestión incluyen:

Estreñimiento crónico.

Incompetencia del esfínter íleocecal (la función de este esfínter es prevenir el reflujo del contenido fecal desde el colon hasta el intestino delgado).

Pérdidas anales y la subsiguiente irritación.

Malabsorción de los nutrientes.

Los alimentos permanecen más tiempo en el estómago, lo que provoca putrefacción y fermentación con subproductos del metabolismo bacteriano tóxico.

Neumonía lípida, una afección que se genera debido a que el aceite mineral recubre la faringe, y a través de aquí accede a la tráquea y, después, a los pulmones.

           Como puede comprobar, es mucho el daño que puede surgir por la ingestión de laxantes. En cualquier caso, se trata de un enfoque dividido. No se puede conseguir la salud aliviando los síntomas. Debe examinar su modo de vida en general y corregir aquellos errores que causaron la enfermedad.

PREGUNTA: ¿Debo tomar salvado para asegurarme de tener movimientos intestinales regulares?

RESPUESTA.  Se han escrito muchos artículos y libros sobre la necesidad de incluir la fibra en nuestra dieta. Se ha llegado a afirmar que el salvado es la fibra ideal para aliviar el estreñimiento y prevenir que vuelva a recurrir. Se supone que una dieta con un alto contenido de fibra previene el cáncer de colon y trastornos similares. De nuevo se trata de un enfoque fragmentado con alimentos fragmentados.

El salvado es la capa exterior fibrosa de los cereales. Es por completo indigestible y pasa a través del tracto intestinal prácticamente sin ningún cambio. El salvado absorbe agua en el intestino grueso y es por esto por lo que se piensa que es una cura segura contra el estreñimiento, ya que provoca que las heces sean más abundantes.

El estreñimiento es un indicio de una mala salud en general. No es una enfermedad individual por sí misma o algo que ocurre independientemente de lo que ocurre en el resto del cuerpo. Cuando comemos los alimentos inadecuados, no descansamos ni dormimos lo suficiente, llevamos una vida completamente sedentaria y desobedecemos los otros principios básicos de la salud, todo nuestro cuerpo se ve afectado. Se debilita todo el sistema corporal y esto incluye los intestinos, con el resultado del estreñimiento.

Se ha sugerido que si una persona prefiere una dieta carente de fibras naturales, que se encuentran en las verduras, frutas y frutos secos, entonces debe consumir salvado. Esto es absurdo. Hay poca gente que no prefiera comerse una jugosa tajada de melón,  una dulce naranja o un plátano antes que un insípido salvado seco. Las frutas frescas no sólo son una comida deliciosa, sino que, además, nos suministran todos los nutrientes necesarios para mantener un estado de salud general. Un cuerpo y un colon vitales no padecen problemas.

Además de ser un alimento fragmentado, sin calorías ni nutrientes, el salvado irrita mucho el tracto intestinal. Tiene unas protuberancias afiladas que provocan la irritación intestinal. También se necesita una gran cantidad de energía vital para eliminar esta fibra inútil. Una vez que se ha ingerido, el salvado necesita un mínimo de 24 horas para ser procesado.

El trigo y otros cereales contienen grandes cantidades de ácido fitógeno (vegetal). Este componente reduce la absorción del hierro en el intestino delgado. Consumir salvado en la dosis normalmente recomendada (una cucharadita antes de cada comida) puede provocar una deficiencia de hierro debido a que este es fijado por el ácido fitógeno.

RESUMEN

            Nadie puede ser atacado de repente por ninguna clase de enfermedad gastrointestinal. Estas afecciones se desarrollan durante un largo periodo de tiempo y son el resultado de un abuso continuo. El uso continuo de alimentos refinados, el comer en exceso, combinar de forma inadecuada los alimentos, comer alimentos demasiado fríos o calientes, comer cuando se padece un trastorno emocional, utilizar condimentos, etc.: todo esto contribuye a debilitar el organismo y, al final, acaba provocando trastornos gastrointestinales.

            Si los hábitos malsanos de vida generaron las condiciones que hicieron posible estos trastornos, entonces, el volver a un modo de vida saludable creará las condiciones necesarias para la salud. Después, el cuerpo se reparará y normalizará. Esta transformación no se produce de inmediato, sino que se generará si sigue viviendo de forma adecuada.

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

COLITIS

(por el Dr. Herbert M. Shelton, del libro Fasting can save your life [El ayuno puede salvarle la vida]

            La función del colon es la de acarrear los residuos de la digestión con una dirección ascendente desde el ciego, a través del colon, siguiendo hacia abajo a través del sigmoides, hacia el recto y al mundo exterior. La digestión se completa en el intestino delgado, y es ahí donde las porciones digeridas de los alimentos se absorben. En el colon, se puede absorber algo de agua y electrólitos, pero ya no se produce ninguna otra absorción de alimentos. En el colon no se absorben las toxinas, a no ser que ahí existan venenos anómalos como la cafeína, alicina, aceite de mostaza, mercurio, estricnina, etc.

            El colon, al igual que el resto del tracto alimentario, está recubierto con una piel o membrana denominada membrana mucosa. La irritación o inflamación del colon se conoce como colitis. Aunque según dicen algunas de las autoridades en la materia es la enfermedad más común del hombre civilizado, es muy rara entre los pueblos salvajes o no civilizados. Quizá el síntoma más molesto de la colitis sea el estreñimiento, aunque es muy probable que se intercale con diarrea. Si la colitis es aguda (diarrea) puede que en las heces sueltas y acuosas exista moco. Todas las formas de colitis de las que hablamos en este artículo se encuadran bajo el nombre genérico de colitis mucosa.

            Es frecuente que se produzcan espasmos del colon en aquellos casos de colitis, en especial si la afección es grave. También, es frecuente que exista prolapso del colon transversal —enteroptosis—. Puede haber prolapso del colon sin colitis, y colitis sin prolapso de colon, pero en la colitis espástica casi siempre se dan ambas circunstancias.

            Sin embargo, es un error pensar que un estreñimiento espástico es la causa de la colitis mucosa. Este concepto no es más racional que pensar que la colitis es la causa del estreñimiento espástico.

            En la colitis crónica la inflamación más marcada puede localizarse en distintas partes del colon. Las exacerbaciones agudas recibirán el nombre del lugar donde se produzca la inflamación más grave, como sigmoiditis, proctitis, etc.

            La afección puede permanecer oculta durante un largo periodo de tiempo, y el individuo sólo es consciente de molestias abdominales, que puede atribuir al estreñimiento o a gases. Cuando aparece el moco en las heces, es porque la afección ya ha avanzado mucho. Cuando la colitis se acentúa, el moco puede aparecer en las heces en masas con una consistencia gelatinosa, con un aspecto sospechoso de tiras ajadas, como las mudas de los intestinos, o las heces pueden estar recubiertas con moco y algo de sangre. En este caso no hay duda de que se trata de colitis.

            No pretendo describir aquí todas las variantes que puede haber de la colitis común. Pueden darse con frecuencia, pero, a efectos prácticos, tienen poca importancia. Puesto que el colon se divide en algunas secciones, es posible tener una variante de colitis que sea la proctitis, sigmoiditis y otras, pero la llamada enfermedad es, en todos los casos, la misma.

            Veamos las dos enfermedades que acabamos de nombrar. No existe ninguna línea divisoria real entre el sigmoides y el recto. Si imaginamos una rayita que divida las dos secciones continuas del colon, podremos darnos cuenta de lo absurdo que es nombrar la inflamación de una de estas partes sigmoiditis y, si se extiende sólo unos centímetros sobre la línea hacia la membrana que recubre el recto, denominarla proctitis. Es igual que darles a las espinillas del lado izquierdo de la cara un nombre y a las del lado derecho otro distinto.

            La misma clasificación confusa de las inflamaciones, según donde se localicen, se hace en todas las partes del cuerpo. La inflamación de la membrana que reviste el interior de la nariz se denomina rinitis; la de los senos nasales, sinusitis; la de los bronquios, bronquitis. Sin embargo, sólo son nombres diferentes para denominar una misma afección que aparece en lugares distintos. La gastritis es la misma afección, sólo que aparece en la membrana que reviste el estómago. Darle a estas inflamaciones locales el nombre de enfermedades diferentes sólo sirve para aumentar la confusión.

            A menudo, es necesario tener una gran habilidad para diagnosticar correctamente la variante de colitis que sufre el paciente y para detectar el sitio exacto de la inflamación. La habilidad en el diagnóstico no tiene por qué indicar familiaridad con la causa. Las mayores técnicas de diagnóstico consisten a menudo en métodos muy ineficaces de simple paliación.

            Lo que aquí más nos interesa es lo que causa el problema del paciente, y no en qué lugar determinado el colon está irritado o espástico. Todos los síntomas de la colitis son parecidos, difiriendo únicamente en la localización y en el grado. Un hecho importante que ha recibido mucha atención es que en todos aquellos casos que presentan señales de una cronicidad padecen un complejo de colon, es decir, una psicosis negativa o depresiva.

            Las personas que están enfermas, o que sufren, rara vez son alegres o están felices. La ansiedad, aprensión y la consecuente depresión conforman la regla general de toda clase de enfermedad. Es raro que uno pueda permanecer indiferente, mental o emocionalmente, ante el malestar físico. Incluso en aquellas personas más flemáticas y estoicas siempre surge algo de autocompasión. Cuando pensamos sobre la naturaleza de la colitis, no es de extrañar que el paciente se deprima y angustie. Muchos de los llamados neuróticos y psicopáticos lo son debido a que han padecido colitis durante mucho tiempo.

            En al menos el 95% de los casos de colitis crónica, el estreñimiento está presente. Suele durar años, durante los cuales el paciente prueba laxantes, purgantes, tés, aceites, enemas, irrigaciones de colon y otros métodos para conseguir aliviar el estreñimiento, sin darse nunca cuenta de que el estreñimiento no es más que un síntoma. Aunque estos métodos puedan proporcionar un alivio temporal, al final sólo sirven para agravar la afección.

            Todos los pacientes de colitis se quejan de indigestión, tanto gástrica como intestinal, de gases en los intestinos, con más o menos dolor, y que, algunas veces, son de naturaleza cólica. Tienen una sensación de estar llenos y de malestar. Normalmente, suelen tener un dolor de cabeza sordo y constante, o dolores agudos e intermitentes. Muchos de estos pacientes se quejan de una sensación de rigidez y tensión, incluso dolor, en los músculos del cuello, a menudo justo en la unión entre el cuello y la cabeza.

            Muchos pacientes de colitis describen sus síntomas como una sensación de encogimiento. La mayoría de estos casos parecen anémicos y disémicos, aunque de ningún modo la colitis se limita a las personas desnutridas. La lengua suele estar saburrosa, con mal sabor de boca y la halitosis también suele estar presente.

            Puede existir la sensación de extrema debilidad, con falta de iniciativa y ambición. Justo después de expulsar a través del colon una gran acumulación de moco pueden aparecer náuseas. Después, siempre sigue una sensación de gran alivio.

            La expresión facial de los que padecen colitis es la de abatimiento y tristeza, a menudo combinada con ansiedad; aunque muchos intentan valientemente reprimir sus sentimientos, otros parecen estar en un constante estado de apatía inconsolable. El paciente puede volverse nervioso, irritable, excitable, e incluso llegar hasta el punto de caer en la melancolía o histeria.

            No sólo son una molestia para sí mismos, sino que se convierten en una molestia para todo aquel que le rodea. En los casos graves y duraderos, todo el pensamiento del paciente se centra en su estado físico. Pocas afecciones pueden competir con la colitis a la hora de generar obsesiones.

            Muchos pacientes de colitis se acostumbran a tomar fármacos. Prueban todo aquello que se anuncia como remedio. Agotan la lista de laxantes, catárticos, tónicos y digestivos. Van de un médico a otro, estudiando sus síntomas y confundiendo las sensaciones. Enemas, cascadas, irrigaciones, diferentes dietas y terapias psiquiátricas se intentan en vano. Algunos estudian anatomía, fisiología y alimentación, y adquieren un gran vocabulario técnico que, muy a menudo, no significa nada.

            Ya ha habido quien ha sugerido que las variantes más leves de locura suelen tener su origen en irritaciones del colon. Al menos, los enfermos mentales que han necesitado un control han acabado siendo pacientes de colitis. Estos casos dejan claro que las reacciones mentales ante la colitis son reales y no meras fantasías. Un hombre muy prominente opinaba que el colon deteriorado de forma crónica sienta las bases para más problemas mentales y psíquicos que cualquier otra anomalía funcional.

            Lo más importante para cuidar al paciente de colitis es ignorar los síntomas y las exacerbaciones agudas y reconocer y eliminar la causa de su sufrimiento. Nosotros estamos totalmente convencidos de que la evolución de la colitis es concomitante con la retención de desechos tóxicos y su acumulación en la corriente sanguínea y linfática. Cualquier cosa que libere al cuerpo de la acumulación de carga tóxica será adecuada para el cuidado del paciente de colitis.

            Tanto la mente del paciente como la mente del que le cuida deben liberarse de la tiranía de los síntomas locales. Se deben minimizar los malestares, porque los mocos, los gases, retortijones, los espasmos, el estreñimiento y la irritabilidad nerviosa no son la causa del problema, ni por separado ni en conjunto.

            No podemos esperar recuperarnos sin un completo y prolongado descanso, lejos de amigos y familiares, y lejos de los factores ambientales enervadores. Descanso físico significa irse a la cama y permanecer allí: significa abandonar todas las actividades físicas y relajarse. El descanso mental requiere equilibrio: significa abandonar las preocupaciones, la ansiedad y las emociones deprimentes. El descanso sensorial exige tranquilidad y vernos libres de cualquier excitación sensorial. El descanso fisiológico sólo se puede conseguir con el ayuno: el resultado del ayuno es la relajación de los espasmos intestinales y estomacales.

            En vez de una dieta libre de fibra, lo adecuado es el ayuno. El ayuno acelera esta parte del metabolismo que elimina los desechos, y rejuvenece las estructuras nerviosas y celulares fatigadas. Permite que el cuerpo establezca una química sanguínea normal de una forma que sólo él puede hacerlo. Ninguna persona sabe cómo establecer una química sanguínea normal. Nadie puede ni copiar ni imitar la forma en la que el cuerpo restablece estos procesos.

            La continua irritación intestinal que provocan los fármacos sólo puede añadir sufrimiento al paciente, ya que sólo empeora la situación. Los enemas prescritos médicamente son muy irritantes. Los enemas que contienen elementos jabonosos, melazas y otras sustancias también reciben nuestra condena.

            Es importante saber que la colitis sólo es una parte de la irritación e inflamación general de las capas mucosas del cuerpo (hace sólo unos años se le hubiese denominado un catarro general), y cualquier cosa que libere al paciente de su colitis lo librará al mismo tiempo de las demás –itis que padezca en otras zonas —en la nariz, garganta, en el útero o en la vejiga, por nombrar sólo algunas inflamaciones de membranas mucosas locales—.

            La afección normalmente denominada diarrea es simplemente una colitis de corta duración. En la mayoría de los casos no es grave, y suele durar un día o dos (o unos cuantos de días), aunque lo habitual es que la mayoría de las personas ignoren el estado del colon y utilicen medios para suprimir la diarrea. A menudo, la afección no es más que una irritación temporal de los intestinos debido a alimentos inadecuados o fermentados. Esto es especialmente cierto cuando aparece en niños. No obstante, la recurrencia de esta clase de crisis tiende a generar colitis crónica.

            Ya en 1918, el Dr. Richard C. Cabot, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y del Hospital General de Massachusetts, dijo lo siguiente en su libro para trabajadores sociales, A layman’s Handbook of Medicine [Manual de medicina de un profano]: «Por regla general, una simple diarrea o una colitis aguda se alivian en una semana o diez días. Los remedios principales son descanso, temperatura templada y ayuno. » Según él, esto también era lo mejor para bebés y niños, aunque pensaba que una purga al principio de la diarrea podría servir de ayuda. Sin embargo, para nosotros lo importante es que reconoce el valor del ayuno en el tratamiento de la diarrea. Creo que deberíamos añadir que, si el ayuno se comienza desde la primera señal, entre una semana y diez días es más tiempo del necesario para la mayoría de los casos de diarrea. A menudo, es suficiente dos o tres días.

La disentería por ameba es una variante de colitis que, según dicen, está causada por una ameba. Es muy común en muchas partes del mundo y yo he tenido la oportunidad de tratar varios casos que me han llegado de Méjico y Sudamérica. Yo no creo que la ameba sea la causa de la disentería, pero estoy convencido de que la ameba y la medicación que se utiliza contra este microbio perpetúan una enfermedad que, en principio, no es más que una simple inflamación de los intestinos. Si no se complicara con los alimentos y los fármacos, en casi todos los casos, la enfermedad seguiría su curso en una semana o diez días.

            Cuando se entiende y elimina la verdadera causa de la enfermedad, se recupera la salud rápidamente. Sin embargo, si estos casos se tratan de la forma convencional, la enfermedad puede durar años y, al final, provocar la muerte. Los fármacos para matar las amebas, los enemas que se recetan para matar los parásitos, todo esto provoca colitis ulcerosa y proctitis. La realidad es que la guerra que se supone que se emprende contra las amebas suele, con demasiada frecuencia, matar al paciente antes de poder controlar la enfermedad. Algún día se tendrá que abandonar lo que se usa para matar las amebas, los parásitos y los gérmenes, puesto que también pueden matar al paciente.

            En vez de hacerle la guerra a las amebas, el ayuno le proporciona al cuerpo la oportunidad de deshacerse de los nutrientes que le sobran y de su carga tóxica, con lo que la diarrea llegará a su fin. Sea cual sea el papel que la ameba juegue en la causa de la enfermedad, no puede ser ni específico ni primario, puesto que este microbio deja de molestar en cuanto se ha ayunado unos días.

            Dos encantadoras jóvenes de la misma familia, ciudadanas de Estados Unidos, pero que vivían con sus padres en Ciudad de Méjico, donde su padre trabajaba, desarrollaron una enfermedad diagnosticada como disentería amébica, una enfermedad muy común en Méjico. Habían recibido el tratamiento convencional: fármacos para matar la ameba y muchos alimentos nutritivos. A pesar de los fármacos, o quizá debido a ellos, la disentería persistía. A pesar de los alimentos nutritivos, ambas seguían perdiendo peso y vitalidad. Los padres empezaron a desesperar. Sabían que se habían producido muertes en Méjico por esta enfermedad y temían perder a sus dos hijas.

            Entonces, una persona de Nueva York visitó a la familia. Les habló de la Higiene Natural y les instó para que le dieran una oportunidad de poder recuperar la salud de sus hijas. La madre las trajo a Estados Unidos, donde cada una realizó un ayuno de sólo una semana.

            La diarrea cesó, estaban más conscientes y empezaron a sentir apetito. Se les ofreció una dieta a base de frutas, verduras sin féculas y una cantidad mínima de proteínas. Su recuperación fue rápida y ganaron peso con una dieta que, normalmente, no engorda. Ahora, tras más de quince años, estas dos jovencitas siguen disfrutando de una salud excelente.

            La colitis ulcerosa no es más que una evolución de la colitis mucosa. La inflamación crónica ha provocado induración y ulceración de la membrana del colon. De una colitis aguda puede surgir un caso de ulceración grave, aunque esto no es lo normal. Aquellos que siguen las instrucciones que se les da para la colitis mucosa no llegarán a padecer colitis ulcerosa.

            En un artículo de un periódico sindicado, publicado el 24 de octubre de 1962, el Dr. Walter C. Alvarez declaró que la colitis ulcerosa crónica es «por desgracia […] una enfermedad que nosotros los médicos no entendemos bien. No estamos seguros de lo que la causa. » Explica que no se ha encontrado ningún germen o virus que pueda culparse por causar la tan a menudo diarrea aguda y dice que, en algunos casos, parece casi seguro que se desata por una causa nerviosa, como un matrimonio desgraciado. Añade que algunos médicos están seguros de que empieza y continua por «una sensibilidad alérgica a ciertos alimentos o comidas». Después, sigue diciendo: «Como quiera que empiece, a menudo acaba con una ulceración grave del revestimiento interno del intestino grueso. »

            El paciente padece fiebre, diarrea con sangre, pus en las heces y, con el tiempo, el colon se contrae, se deforma y se acorta. En la colitis ulcerosa, se suelen alternar el estreñimiento y la diarrea. Esta afección puede aparecer tras llevar años padeciendo colitis crónica o puede surgir justo después de una inflamación aguda y grave del colon.

            En ambos casos, es correcto decir que cuando la colitis ha pasado por las distintas fases de irritación, inflamación, ulceración e induración, está lista para llegar al cáncer, que sólo necesita un baño continuo de elementos descompuestos generados por un exceso de alimentos o de alimentos inadecuados. Es esencial que entendamos que todas las formas crónicas de inflamación comienzan con irritación, seguida de inflamación y ulceración. Si el lugar favorece la estasis (estancamiento del flujo sanguíneo) se producirá la induración y el cáncer. En su origen, la irritación es absolutamente inocente de toda culpa de malignidad, de aquí que no haya razón por la que no pueda ser remediada.

            Cuando aparece la colitis ulcerosa, el cáncer no está lejos. De hecho, los síntomas objetivos del cáncer y de la úlcera están bastante relacionados, —es decir, ciertamente demuestran que existe alguno de los dos trastornos—. No obstante, parece que no hay ninguna razón para dudar de que la única forma de que se complete la evolución, hasta llegar al cáncer de intestino, es comer hasta el punto de mantener el colon y el recto saturados con elementos putrefactos. El problema comienza con una simple inflamación, que es inocente de cualquier taña de malignidad hasta que el colon o el resto han sido macerados, por decirlo de alguna forma, en un baño de descomposición.

            El cuidado de la inflamación crónica del colon y del recto debería tener resultados eficaces en cualquier fase anterior al comienzo de la malignidad. Una vez que se ha alcanzado esta fase, se pierde toda esperanza. Es decir, cuando la enfermedad del colon ha pasado por la irritación, inflamación, ulceración e induración, hasta llegar al cáncer, los métodos de diagnosis y tratamientos, que crean una psicosis o depresión metal tan mortal como el propio cáncer, impiden cualquier remota posibilidad de recuperación.

            Las operaciones de cáncer de recto o de colon, que ponen un ano artificial sobre el cáncer —un paliativo cuestionable— sacan un saco ciego de la zona cancerosa del colon o del recto, generando un infierno en miniatura dentro del cuerpo del paciente.

            Según dice el Dr. Alvarez: «En algunos casos, si el tratamiento médico no ayuda, como último recurso se puede extirpar el colon quirúrgicamente. » El tratamiento farmacológico que él describe es puramente sintomático: barbitúricos para que el paciente pueda dormir, copavin o codeína para tranquilizar los intestinos y darles un descanso; un suministro extra de líquidos y algo de hierro para la anemia. Recomienda antibióticos y fármacos con cortisona para otros síntomas. Uno saca la idea de que «tratar los síntomas conforme van surgiendo» sigue siendo buena medicina.

            Volviendo al artículo, el Dr. Alvarez continúa: «[…] El paciente debe permanecer por algún tiempo en cama, con una dieta variada y de gusto agradable, para que coma y no se la deje en el plato. Debe tener suficientes alimentos y vitaminas para poder mantener su nutrición. »

            Existe una ligera diferencia a la hora de expresarlo, pero lo único que él hace es volver a repetir el viejo consejo de que el paciente «debe comer muchos alimentos nutritivos para conservar las fuerzas. » El comer impide que se curen los intestinos y mantiene activo el proceso patológico. Si el ayuno se realiza cuando aparece la diarrea, quizá se podría evitar que se formase la ulceración.

            Lo que resta de los consejos sobre el tratamiento que nos da el Dr. Alvarez puede ser esclarecedor. Según afirma: «Probablemente, necesite barbitúricos para poder dormir, y debería administrársele copavin o codeína para calmar los intestinos y que el paciente pueda descansar. Quizá necesite una cantidad extra de líquidos, al igual que algo de hierro para la anemia. Una autoridad sobre esta enfermedad, el Dr. J.A. Bargen, de la Scott & White Clinic of Temple, Tejas, administra un antibiótico, Azulfidine, que es eficaz en algunos casos. El Dr. Kirsner, de la Universidad de Chicago, el Dr. Ingelfinger, de Boston, y otras autoridades obtienen resultados en algunos casos administrando corticoides durante cierto tiempo. En algunos casos, si el tratamiento médico no es eficaz, como último recurso se puede extirpar quirúrgicamente el colon. »

            De esto se puede deducir que las autoridades están un poco perdidas, intentando primero una cosa y luego otra, con la esperanza que algo sea útil. Sin embargo, no pueden hacer nada constructivo sin un conocimiento de la causa. Es obvio que extirpar el colon como último recurso no elimina la causa del sufrimiento. Parece una confesión pública de su fracaso.

            Es esencial que entendamos que la irritación es absolutamente inocente de cualquier tacha de malignidad, por lo que no hay razón para que no sea remediable. La malignidad es el final, no el principio, de un proceso patológico. Aquellos que siguen las instrucciones que se les da para la colitis mucosa no padecerán colitis ulcerosa.

GASTRITIS CRÓNICA

Por el Dr. Herbert M. Shelton (de la revista Dr. Shelton’s Hygienic Review, febrero de 1966)

            El antiguo término, catarro, ha caído en desuso. Ya no oímos hablar de catarro de nariz, sino de rinitis, ni de catarro de útero, sino de metritis, etc. De igual forma, el antiguo término dispepsia y catarro de estómago han sido sustituidos por el término gastritis crónica, que significa «inflamación crónica del estómago». Uno puede tener, en lo que solíamos llamar catarro nasal, una inflamación aguda de la nariz. De igual forma, la inflamación de la membrana que recubre el estómago puede ser aguda o crónica. Crónico (de la palabra cronos, tiempo) es un término que se aplica a enfermedades persistentes. Los síntomas de las enfermedades crónicas no suelen ser tan graves como los síntomas de las enfermedades agudas.

            Existen muchos y distintos grados de gastritis crónica, desde los que pasan inadvertidos y que sólo se manifiestan por la lengua saburrosa, mal aliento y un ligero malestar tras las comidas, hasta los casos de aquellas personas que pasan mucho tiempo buscando un fármaco que les alivie o una comida que no les siente mal. Los hábitos alimentarios generan tanto desgaste natural en el estómago que hay muy pocas personas que no padezcan, en más o menos grado, indigestión, con la consecuente irritación de este órgano.

            La costumbre casi universal de comer en exceso; de comer a todas horas, durante el día y la noche; de comer alimentos inadecuados; combinaciones inadecuadas; junto con la costumbre de tomar fármacos para aliviar el consecuente malestar, es la principal, aunque no la única, causa de la indigestión crónica y de la gastritis crónica. El estómago humano, en especial el de los estadounidenses, casi siempre está sobrecargado por el exceso de comida y por comer de tal forma y en tales condiciones que la digestión se hace muy lenta.

            Comer con demasiada frecuencia es una gran fuente de irritación gástrica, al igual que lo es la costumbre de llenar demasiado el estómago en cada comida. Puede que haya excepciones ocasionales (lo que muy bien podría ponerse en duda), pero comer tres veces al día es demasiado. En especial, cuando cada comida se convierte en un banquete. La mayoría de las personas pueden tomar un desayuno de frutas, un ligero almuerzo y una buena cena; no obstante, cuando hacen gran desayuno con huevos, bacon, tostadas, cereales, leche, frutas y otros alimentos, un gran almuerzo al mediodía y otra gran comida en la cena, es seguro que están comiendo en exceso. Esa forma de comer no permite que el estómago descanse lo suficiente entre una comida y otra.

            Aunque el comer en exceso y combinaciones inadecuadas de alimentos que impiden la digestión normal pueden considerarse como las causas principales de la irritación crónica del estómago, también impide que se realice el proceso digestivo la costumbre de comer deprisa, sin masticar bien los alimentos, comer alimentos muy fríos o calientes, comer cuando se está cansado, con estrés emocional, cuando se tiene frío, y la costumbre de hacer una comida pesada y ponerse de inmediato a trabajar. Todos estos abusos preparan el terreno para las enfermedades de estómago.

            A pesar de que tomar estimulantes, como té, café y coca-cola, y narcóticos, como tabaco y alcohol contribuyen a que se produzcan daños gástricos, la costumbre de utilizar condimentos es incluso peor. Las fuertes salsas, la pimienta y mostaza picante, el vinagre, el alcohol, la irritante sal: ¿cómo y cuándo comenzó el hombre la costumbre de destrozar su sistema digestivo con estas desgarradoras y cáusticas sustancias? El curry y la cayena, la mostaza y el rábano picante, el chili y el tabasco, el whisky y la ginebra, ¡qué sustancias tan nocivas para meterlas en el estómago humano! No tienen ningún valor nutritivo, son indigestas y retardan la digestión de los verdaderos alimentos. Cuando se toman habitualmente, mantienen el estómago en un estado de inflamación crónica. Dañan los intestinos y también el hígado. No tienen ni una propiedad que pueda redimirlas y ninguna de las defensas que se hace en pro de su uso tiene validez.

            Deberíamos entender que cualquier acto, hábito o indulgencia que disminuya los poderes funcionales, es decir, cualquier cosa que provoque enervación, disminuirá la función digestiva y preparará el terreno para la evolución de la gastritis crónica. Un exceso de trabajo, falta de sueño, de descanso, excitación, deficiencias alimenticias, el estrés emocional, etc., provocan indigestión al disminuir la capacidad nerviosa para mantener un funcionamiento normal.

            La gastritis crónica suele pisarle los talones a la gastritis aguda recurrente. Esta tendencia de la gastritis aguda a convertirse en crónica se debe a que nunca se eliminan las causas que provocan las crisis agudas recurrentes. Tan pronto como el paciente se recobra de una gastritis aguda comienza de nuevo a generarla. Ambas formas de gastritis se deben a la misma causa o causas. La gastritis aguda es más común en los jóvenes; la gastritis crónica se da más en los adultos.

            La gastritis crónica suele aparecer tras enfermedades agudas, como la fiebre tifoidea y la disentería. En estos casos de gastritis —excepto la gastritis aguda inicial que seguro ya estaba presente— suelen estar causados por los fármacos que se administran para la disentería y la fiebre tifoidea. Los fármacos que se administran para las enfermedades agudas suelen dañar el estómago de tal forma que se genera una gastritis crónica. Comer durante una enfermedad aguda no ayuda a evitar una gastritis crónica. De igual forma, la gastritis crónica que se dice es causada por la artritis, gota, etc., se debe, en gran medida, a los fármacos. Por ejemplo, la aspirina tiene un efecto muy irritante sobre el estómago. En esta enfermedad, cuando a los fármacos se le suma una alimentación inadecuada y otras causas de enfermedad, la gastritis crónica es casi inevitable.

            Los fármacos que se emplean en el tratamiento de enfermedades crónicas y agudas no son los únicos que dañan el estómago y provocan gastritis crónica. Los fármacos que se suelen utilizar para suavizar los efectos de una comida pesada y otros abusos habituales que cometemos con el estómago: bicarbonato, leche de magnesia, Alkaseltzer, Rolaids, Tums, Pepto-Bismol, etc., así como los fármacos normalmente utilizados para el tratamiento de la gastritis crónica, dañan el funcionamiento del estómago, provocan irritación, debilitamiento e impiden el proceso de digestión. El alivio temporal que ofrecen se paga con un terrible precio, en el que se incluye el coste por la úlcera gástrica y cáncer.

            Eructos gaseosos; alimentos cortados y fermentados; amargor en la boca; una afección normalmente denominada ardores; los gases que producen sensación de quemazón en la garganta y en la nariz; el mal sabor de boca; lengua saburrosa; mal aliento; malestar estomacal; a menudo dolor frontal de cabeza; diarrea o estreñimiento o la alternancia de ambos; debilidad y una sensación de vacío; poco apetito o ninguno en absoluto; sensación de pesadez; hinchazón después de comer; cuando todos estos síntomas se suceden, a menudo durante años, hacen que, para la persona que padece gastritis crónica, la vida sea insoportable.

            Un apetito caprichoso, incapacidad para comer ciertos alimentos que no sientan bien, periodos de excesiva hambre, pérdida de peso por malnutrición, arritmia cardiaca debido a la presión de los gases, dolores de pecho por la misma razón, algunas veces dificultad para respirar debido a la presión gaseosa, debilidad, imposibilidad de dormir, depresión mental, melancolía, nerviosismo y, en algunos casos, incluso leves síntomas mentales: el grado y la combinación de síntomas varía en cada individuo, y casi completa la idea de la miseria en la que vivían aquellos que nuestros abuelos llamaban  dispécticos.

            Sin embargo, para hacernos una idea más amplia pensemos un poco en aquellos casos en los que, debido a una irritación e inflamación que se han generado durante mucho tiempo, se produce el engrosamiento de la membrana pilórica. Esto obstruye el píloro (la válvula que se abre para dejar que los alimentos digeridos pasen al intestino), impidiendo que se produzca el vaciado normal del estómago, con el consecuente dolor que produce la obstrucción. Normalmente, el tratamiento para esto es la gastroenterostomía, es decir, la creación quirúrgica de una fístula entre el estómago y el duodeno, desviándose de esta forma el píloro.

            Esto es el colmo de la negligencia medico-quirúrgica. Tan fácil es reducir la mucosa pilórica engrosada (membrana) con el ayuno, como lo es reducir la membrana engrosada de la nariz que obstruye el pasaje nasal y obliga a abrir la boca para respirar. Podemos observar el proceso en la nariz, en el estómago sólo podemos verlo por los síntomas. Podemos ver cómo desaparecen los síntomas de una obstrucción pilórica y, en su lugar, el estómago comienza a vaciarse normalmente.

            Quizá ningún estado de salud deteriorado responda mejor ante el descanso fisiológico como la indigestión crónica. No habría ni que decir que deberían eliminarse todas las causas de enervación, de mala digestión y de irritación estomacal. Mientras se mantengan las causas, no es posible ninguna recuperación. Elimina estas causas y proporciónale al estómago discapacitado el descanso que necesita, y él mismo reparará sus daños, recuperará las fuerzas y comenzará de nuevo a funcionar con normalidad.

            No pienses por esto que el proceso va a ser simple en los casos que han padecido estos trastornos durante mucho tiempo. Algunas de las víctimas se recuperan con lentitud y con muchas regresiones, por lo que se requiere una gran habilidad para conducirlos de nuevo hacia la salud. La alimentación tras el ayuno tiene una importancia especial y a menudo presenta problemas. Las dietas que incluyen toda clase de productos alimentarios, las papillas fabricadas, los programas de alimentación basados en la mentira farmacéutica de que todo hombre y mujer, independiente de sus peculiaridades, ocupación y capacidad digestiva, deben comer cierta cantidad de alimentos cada día, todos encuentran su San Martin en la gastritis crónica.

            La alimentación debe ser moderada, algunas veces sólo dos comidas al día y en casos ocasionales, sólo una. Los alimentos se deben combinar de forma adecuada, las comidas deberían ser sencillas y todos aquellos alimentos que supongan un problema para el individuo deben excluirse de la dieta. Para conservar la fuerza y vitalidad del paciente, el descanso y el dormir son muy importantes, como lo es el ejercicio en el momento adecuado. El aire puro, la luz del sol y la tranquilidad, así como un ambiente de equilibrio mental, ayudan inmensamente.

EJERCICIOS

Rellenar los espacios en blanco

La digestión de las féculas (almidón) comienza en la boca debido a la acción de la …………………… que contiene la saliva.

Las glándulas gástricas secretan jugos …………………..

La …………………. es un poderoso estimulante de la secreción de los ácidos gástricos.

El pH del jugo pancreático es de  ……………………

Las enzimas proteolíticas secretadas por el páncreas incluye ………………….. y dos ……………………..

1.La bilis es secretada por las células ……………………………..

2…………………. …………………. se produce cuando un exceso de solutos solubles en agua, no absorbibles, está presentes en los intestinos y retienen el agua en la luz intestinal.

3…………………………… se caracteriza por la dificultad o infrecuencia del paso de las heces.

4.Los laxantes y catárticos interfieren en la absorción de ……………………………

5………………………. son pequeñas dilataciones mucosas anormales en forma de saco  que aparecen en la pared muscular del colon.

Verdadero o falso

Una dieta de alimentos refinados no es un factor en el desarrollo de la diverticulosis.

Una combinación incorrecta de alimentos podría provocar dispepsia.

Las hemorroides sólo son un síntoma del daño general del cuerpo.

Tomar medicamentos para las hemorroides es un procedimiento inocuo.

El estreñimiento provoca las hemorroides.

El uso de laxantes es contrario a la salud y al bienestar.

Para asegurar los movimientos intestinales diarios se debería tomar salvado.

La lengua juega un papel muy importante en la masticación de los alimentos y en el acto de deglución.

El esófago se extiende desde la faringe hacia el estómago.

Las secreciones del intestino delgado son muy ácidas.

Respuestas cortas

Nombra tres partes del estómago.

¿Cuáles son los dos jugos principales que secretan las glándulas gástricas?

Describe las tres funciones más importantes del intestino delgado.

Nombra las enzimas principales del intestino delgado.

Nombra tres tipos de hemorroides.

¿Cuándo se produce una hemorroide trombótica?

Nombra tres zonas donde puedan aparecer coágulos sanguíneos hemorroidales.

¿Cuál es la secreción principal del intestino grueso?

¿Qué son las células caliciformes?

¿Qué son los electrólitos?

RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS

Rellenar los espacios en blanco

tialina

digestiva

histamina

8

tripsina, quimotripsinas

hepática

diarrea osmótica

estreñimiento

nutrientes alimenticios

divertículos

Verdadero o falso

falso

verdadero

verdadero

falso

falso

verdadero

falso

verdadero

verdadero

falso.

Respuestas cortas

Fundus, cuerpo gástrico y antro pilórico.

Pepsinógeno y ácido clorhídrico

1) Transporta el quimo hacia el estómago

2)Continúa con la digestión del quimo gracias a unos jugos digestivos especiales elaborados por las glándulas intrínsecas y accesorias.

3) Absorbe los nutrientes.

Peptidasas, amilasa intestinal, sacrasa, maltasa, isomaltasa, lactasa, lipasa intestinal.

Externo, anal e interna.

Una hemorroide trombótica se produce cuando la vena se ha roto y alguna sangre se ha introducido en los tejidos que la rodean.

Debajo de la piel anal, debajo de la mucosa, debajo de la piel externa.

Moco.

Una de las glándulas mucosas unicelulares que se encuentra en el epitelio de algunas membranas, como en las de los intestinos.

Una sustancia que, en solución, se disocia en iones y es capaz de conducir una corriente eléctrica, como los iones que circulan por el plasma y por otros fluidos corporales.

[1] Glándulas simples tubulares que se abren en la superficie de la membrana mucosa intestinal.

[2] También se denominan plicas circulares y válvulas de Kerckring

[3] También, quimiotripsina.

[4] No he podido encontrar este elemento, aunque en los chiles sin azúcar aparece el xilitol.