Lección 091 – Métodos para inducir un cambio de estilo de vida

UNIDAD 91: MÉTODOS PARA INDUCIR UN CAMBIO DE ESTILO DE VIDA
TEMA: Algunos factores y métodos de procedimiento son fundamentales para inducir cambios en el estilo de vida de los clientes.
INSTRUCTORES: Doctores Robert y Elizabeth MacCarter.

·        Razonamiento

·        Definiciones

·        Conceptos claves

·        Puntos principales

·        Índice

·        Introducción

·        Preguntas sobre la unidad

·        Textos suplementarios

·        Ejercicios

·        Respuestas a los ejercicios

 

 

RAZONAMIENTO

 

Esta unidad explica las técnicas básicas comúnmente utilizadas para inducir a los clientes a que cambien los malos hábitos de su estilo de vida por unos buenos hábitos de alimentación y vida.

Los humanos tienen el potencial para vivir siempre con salud. Sin embargo, es un potencial que la mayoría de los humanos no consigue hacer realidad porque no satisfacen las necesidades fundamentales de su organismo.

Todos los cambios requeridos en el estilo de vida se deben hacer antes de poder esperar realizar el potencial.

 

DEFINICIONES

 

GULA: Tendencia a comer en exceso en intervalos no específicos e imprevisibles, sobre todo comida basura.

CREDO: Del latín, significa «yo creo». Una afirmación de fe. Una declaración de convicción.

DINÁMICA DE BASE: Perteneciente a una base de poder; fuerza; impulso.

EMPATÍA: Sentirse uno mismo como parte de otra persona; la experiencia interna de compartir las ideas y sentimientos de otra persona.

INSPIRAR: Animar y llenar de ideas y hermosos objetivos; alentar a otra persona a que actúe para lograr objetivos merecedores.

METAMORFOSIS: Cambio en la forma, estructura o función.

 

MOTIVAR: Provocar en otros actitudes y expectativas beneficiosas que den sentido y guía, de forma que esas personas actúen para lograr objetivos elevados.

NEUROSIS: Una enfermedad nerviosa funcional.

PLACEBO: Una sustancia inocua que se da para conseguir efectos sugerentes. Una sustancia inofensiva que, por razones psicológicas, se le da a los que creen que existen sustancias curativas.

POTENCIAL: Facultad o capacidad no realizada.

PSIQUE: Referente a la mente o la totalidad del proceso mental.

SUPRARRENAL: Literalmente «sobre los riñones». Perteneciente a las glándulas suprarrenales.

 

CONCEPTOS CLAVES

 

1) En el momento de nacer, todos los humanos tienen un potencial de salud y bienestar que, en la mayoría de las personas, permanece en gran parte sin realizar.

2) Existen tres categorías de técnicas que, en la práctica actual, han demostrado su eficacia como métodos para inducir a los clientes a que cambien un pobre estilo de vida por un estilo de vida más saludable.

3) Antes de poder esperar mucho progreso, los clientes necesitan que se les anime y motive a cambiar, ayudándoles a que conozcan más sobre sí mismos y sobre sus las necesidades  especiales que tienen los humanos.

4) Los practicantes deben sentir empatía hacia sus clientes y, si carecen de esta cualidad, deberían cultivarla diligentemente. Tener afecto por los demás es algo natural y normal, pero en nuestra viciada sociedad los humanos se han olvidado de esta cualidad altruista.

5) El practicante higienista tiene el conocimiento para cambiar el mundo.

6) Cada uno de los higienistas debe comenzar su misión con sus propios clientes.

 

PUNTOS PRINCIPALES

 

1) A través de toda la historia, la gente rara vez ha logrado realizar todo su potencial, salvo contadas y notables excepciones.

2) Es la persona excepcional la que nos hace comprender el importante potencial humano que permanece oculto en cada uno de nosotros.

3) Las necesidades fundamentales de todos los humanos son, en esencia, siempre las mismas, tanto en la salud como en la enfermedad.

4) Un enfoque tradicional en los círculos educacionales es inspirar al cliente con el método de «Muestra y cuenta». Se puede utilizar para aumentar el rendimiento e inducir cambios. Los casos de estudio se pueden utilizar para proporcionar la necesaria inspiración y esperanza.

5) Al mismo tiempo que se encuentran medio derrotados, los clientes están motivados cuando buscan los servicios de un practicante higienista. Como higienistas, tenemos el deber de cambiar la actitud de impotencia, síntoma de la derrota, por una de disposición que inspire la actuación. Debemos utilizar cualquier método que mejor se adecue a las circunstancias inmediatas. Existen muchas técnicas posibles que se pueden utilizar para motivar al cliente a que cambie su estilo de vida. Debemos elegir las mejores.

6) El conocimiento de qué hacer y cómo hacerlo siempre debe preceder una actuación correcta. El trabajo del higienista es proporcionar ambos. Lo hace interesándose y compartiendo, inculcando en los clientes una visión de lo posible y después ofreciéndole un mapa bien señalizado para que lo siga.

7) Cuando los clientes salen de la consulta del practicante, están solos: asumen la responsabilidad. Deberías haberle equipado con el «saber hacer» necesario para esta responsabilidad.

 

ÍNDICE

 

I.      INTRODUCCIÓN

A.          El don del potencial

 

I.      LOS TRES REQUISITOS NECESARIOS PARA EL CAMBIO

A.          Inspiración

B.          Motivación

C.          Conocimiento sobre qué hacer y cómo hacerlo

1.               Salud y psique.

2.               Para cambiar, debemos abandonar el rebaño

3.               El conocimiento del higienista

 

I.      METODOLOGÍA PRÁCTICA

A.          Cómo inspirar a tu cliente

1.               ¡Yo, también!

2.               La reunión

a.                    Finalizar la reunión de grupo

 

A.          El practicante en activo

1.               Preguntas que debemos hacernos a nosotros mismos

 

A.          Motivación

1.               El higienista como profesor

a.                    Cómo utilizar el ayuno

b.                    La técnica de «pasos de bebé»

c.                    Repaso histórico

d.                    El concepto de círculo interior

e.                    El reto directo

f.                    Consejos familiares

g.                    Utilizar un placebo

h.                    ¡Sólo hay un camino!

i.                    Superar los hábitos compulsivos y el complejo de «mi médico dice»

j.                    El análisis sanguíneo bionutricional y perfil

k.                    Agrupar clientes para estudiarlos

l.                    Vender la rosa, no las espinas

 

A.          Conocimiento de qué hacer y cómo hacerlo.

 

MÉTODOS PARA INDUCIR UN CAMBIO DE VIDA
Doctores Robert y Elizabeth McCarter

 

 

I.      INTRODUCCIÓN

 

A. El don del potencial

 

Cuando nacemos, todos los humanos estamos dotados con un don común: el don del potencial: potencial para pensar, para resolver problemas, para soñar, para lograr.

Quizá el mayor de todos los potenciales con los que estamos dotados sea el de conseguir un estado de salud y una capacidad funcional que va mucho más allá de lo que ahora conocemos, experimentamos y esperamos.

La mayoría de los datos que nos permite entrever las enormes posibilidades de tener un estado de salud óptimo y realizar nuestros dotes proviene de individuos talentosos y muy formados. Sólo rara vez podemos llegar a entender los logros que se han conseguido en algunos aspectos de las dimensiones del potencial humano; logros como los que se nos muestran en un Leonardo da Vinci, el artista; o en un Sócrates, el filósofo; o en un Owens, el ganador de la medalla de oro olímpica; o en un Spitz, el nadador, que ganó siete medallas de oro; o en un Mozart, el niño músico o en un Buda, el líder ético de billones de personas.

Hace mucho que se ha constatado que las personas enfermas de cuerpo o mente han logrado pocos triunfos en algún ámbito de trabajo, excepto quizá en aquellos estrafalarios. Por tanto, parecería razonable suponer que las bases para un éxito total en cualquier ámbito de trabajo se encuentran en una base de salud perfecta: un producto tan raro en nuestros días que prácticamente es inexistente.

Sin embargo, el potencial sigue siendo inherente. El potencial para conseguir un perfecto estado de salud permanece en todos nosotros, siempre y cuando no estemos fundamentalmente destrozados. Sabemos que la posibilidad para tener una vida larga, feliz, productiva y libre de enfermedad está ahí. Sólo se deben establecer las condiciones para su realización.

También sabemos que los requisitos orgánicos de la vida que mantienen al hombre en perfecto estado de salud son relativamente pocos, muy simples y fácilmente adquiribles.

Además, hemos aprendido que estas necesidades fundamentales del organismo vivo se aplican por igual en la enfermedad que en la salud; que cuando un individuo sano satisface todas sus necesidades básicas de forma adecuada, no en exceso, conservará su salud; y, a la inversa, cuando una persona enferma cambia su actitud y su estilo de vida para que ahora respondan adecuadamente a las mismas necesidades, la enfermedad cesa. Entonces, un cada mejor estado de salud impregna todo el ser. Este es uno de los milagros de la vida.

En una escala móvil de 0 a 100 rara vez, si es que alguna, vemos uno de los extremos. La mayoría de los individuos se encuentra en un punto intermedio; algunos pocos descienden mucho y otros pocos ascienden mucho. Algunos están en el límite inferior y otros llegan muy alto. Por regla general, el individuo que busca la ayuda de un higienista está en el límite inferior porque su salud está disminuida en algún grado. Sin embargo, aunque hayan perdido parte de su salud, aún tienen potencial.

El objetivo de esta unidad es enseñarte los métodos para inducir al cliente a que realice todos aquellos cambios en su estilo de vida que sean necesarios para recuperar cualquier nivel de salud posible, teniendo en cuenta su potencial actual. Está claro que los cambios que se hagan deben estar basados en los principios higiénicos establecidos.

 

I.      LOS TRES REQUISITOS NECESARIOS PARA CAMBIAR

 

Existen, por supuesto, muchas formas de inducir a los individuos a que realicen cambios en su estilo de vida y así puedan disfrutar de un mejor estado de salud. Pero, básicamente, se pueden clasificar en tres grupos:

1) Inspiración

2) Motivación

3) Conocimiento de qué hacer y cómo hacerlo.

 

Esta última categoría implica la necesidad de que el cliente tenga una guía para seguir que esté muy bien señalizada, al menos al principio del cambio.

En esta unidad consideraremos cada categoría en secuencia y veremos cómo podemos utilizarlas en nuestros contactos con cada cliente en particular.

 

A. Inspiración

 

La técnica de «muestra y cuenta» es tan vieja como la historia. Debido a que ha demostrado ser una herramienta eficaz para inspirar a las personas a que aumente el rendimiento en áreas de interés muy diversificadas y para inducir al cambio, incluso entre aquellos más reacios, y lo ha logrado en todas las culturas durante todas las épocas, merece nuestra consideración en el contexto de este comentario.

Tradicionalmente, el practicante higienista hace uso de esta técnica tan simple a través de casos de estudio.

Para que sean más eficaces, los casos deberían ser de personas que se han recuperado de la clase de enfermedad que en este momento experimenta el cliente que busca tu ayuda. Por ejemplo, si tu cliente sufre de alguna clase de trastorno reumático, no se sentirá especialmente inspirado para «ir y hacer lo mismo» si le presentas un caso de estudio que cuente cómo John Doe consiguió recuperarse por completo, de forma espectacular y sólo en dos días, de asma. No se motivará porque no iguala la recuperación de asma de John Doe con sus propios dolores y malestares.

Pero, por otra parte, si sabe que Mary Williams, que vive en su misma calle y quien él sabe que tenía una artritis reumatoide tan severa que incluso le impedía salir de casa, ahora puede jugar al golf dos o tres veces a la semana en un campo de golf público donde él solía jugar, tu cliente, en igualdad de circunstancias,  se sentirá inspirado para creer que puede hacer lo mismo. Surge la esperanza.

Si también sabe, porque Mary Williams se lo ha dicho, que tú eres el practicante que le enseñó a ella lo que tenía que hacer y cómo tenía que cambiar para poder conseguir este milagro, entonces, con toda probabilidad, tendrá fe en ti, por lo que seguirá tus directrices de forma implícita y sin preguntar.

Y, de igual forma, si Ava Smith tiene una psoriasis tan intensa que levanta una nube cuando anda, será difícil que la convenzas para que haga lo que tú sugieres si simplemente le dices (sólo con palabras) que K. Singh, que vive en la lejana Malasia, ahora es capaz de controlar su psoriasis hasta el punto de que está libre de lesiones, excepto cuando vuelve a su anterior e insana forma de vivir. Al no conocer al K. Singh, ella no se sentirá inspirada a seguir su ejemplo, incluso aunque sea un caso verdadero y se lo hayas presentado bien. K. Singh no es una figura convincente.

No obstante, si a Ava Smith se le da un caso de estudio impreso, incluso aunque fuese sobre el mismo K. Singh, y tú se lo lees en voz alta, el impacto sobre su pensamiento consciente se reforzará en dos aspectos: por el sentido de la vista y el sentido del oído. Esta es una técnica habitual que es más eficaz que utilizar cualquiera de las dos por separado. Si fuese posible, presenta también fotografías de antes y después K. Sing en las que se vea una total recuperación. Está claro que esto reforzará aún más tu argumento de que Ava Smith también puede experimentar una total recuperación de esta desagradable afección.

Mucho más convincente sería, por supuesto, si Ava Smith pudiese hablar cara a cara con Gertrude Jones, una antigua cliente tuya que ya se ha recuperado de psoriasis.

Por tanto, utilizar casos de estudio puede ser una herramienta muy eficaz como método para inspirar a los clientes a que realicen cambios en su estilo de vida para adaptarlo a las necesidades sistémicas. Sin embargo, cuando utilices el método de los casos de estudio para inspirar actuación, debes tener en cuenta al menos dos cosas importantes para fomentar una acción positiva y continuada.

1) Los casos que le presentes al cliente deberían poder aplicársele en tantos aspectos como sea posible.

2) Los casos se deben poder verificar razonablemente.

 

Es decir, deben provenir de una fuente fiable, de alguna persona que o tú o el cliente conozcáis o de algún escritor en el que tanto tú como el cliente tengáis una fe explícita. Además, la persona representada en el caso debería ser real, si es posible, visible. Es preferible, por supuesto, que el cliente pueda ponerse en contacto con ella bien en persona o por correo. Está claro que esto no siempre es posible.

Cuando los casos se presentan bien y responden a los criterios arriba descritos, casi todos los clientes, excepto los más escépticos, suelen encontrarlos convincentes e inspiradores.

 

B. Motivación

 

La mayoría de las personas enfermas que buscan la ayuda de un higienista no tienen mucha motivación ni esperanza. Por regla general ya «han ido de ronda» antes de llegar a nuestra consulta. Han escuchado y seguido el consejo de muchos otros que le prometían curas y que no cumplían su promesa. Con frecuencia, se acercan a ti con muchas reservas e incluso puede que con un poco de miedo. Su motivación para hacer lo que le sugieres puede ser débil.

El sentimiento de impotencia está muy extendido. Sólo unos cuantos no aceptarán la derrota y ya llegan a ti armados de convicción, convencidos de que convertirán la enfermedad en salud.

La Dra. Elizabeth McCarter era una de estas personas. Cuando sufría los fuertes dolores de la artritis, incapaz de andar sin ayuda, se acordaba de que su madre solía repetir, cuando ella era una niña pequeña: «Elizabeth, si alguna vez tienes un problema que parece no tener solución, casi siempre hay un libro en algún sitio, en alguna biblioteca, que te dará la respuesta. ¡Tu verdadero problema es encontrar ese libro!»

Así que cuando se tuvo que enfrentar a este problema tan real, se dijo a sí misma que solucionaría el problema, que encontraría la forma de recuperar la salud, que superaría este dolor, este sufrimiento. Le llevó 5 años de investigación encontrar el libro, cinco años durante los cuales viajó por todo el mundo y buscó en muchas bibliotecas, pero, por fin, encontró el libro.

Ella y yo lo encontramos justo aquí, en casa, en los Estados Unidos, en una pequeña tienda de alimentación sana, en Solana Beach, California. ¿Cómo se llamaba el libro? ¡Por supuesto se trataba de la obra maestra del Dr. Shelton Orthotrophy [Ortotrofia] Volumen II de The Hygienic System [Sistema Higiénico]!

Para el pensamiento científico este libro produce el mismo impacto que miles de velas en la oscuridad de la noche. Ha ayudado a motivar a cientos de miles de personas, tanto enfermas como sanas, para que dejen el rebaño y busquen los caminos de la salud. Elizabeth sólo es una entre tantos que se motivó así y que llegó a una conclusión exitosa, siendo testigo y participando en un cambio de estilo de vida que le trajo un gran estado de salud.

Los que no la conocen se sorprenden de que a los 82 años Elizabeth tenga la vitalidad para hacer todo lo que hace. Hace poco un periodista llegó a comentar que tenía «la gracia de una bailarina». Incluso a nosotros nos es difícil a veces recordar «lo que una vez fue».

Es difícil definir la motivación, ya que los métodos difieren en lo que difiere cada individuo. Algunos clientes tienen trastornos psicosomáticos originados por experiencias introspectivas para las que hay pocas, si es que alguna, correlaciones observables.

Por ejemplo, la sensación de impotencia que tantos clientes tienen puede deberse, en parte, a experiencias de la niñez que acarreaban la sensación de haber sido cogidos en una trampa de la que no podían salir. Algunos desarrollan esta sensación de impotencia a causa de recientes acontecimientos perturbadores o, quizá, debido a un continuo y agotador estrés que ha minado sus fondos de energía nerviosa.

A las ovejas que se le daban tareas para que las resolvieran, pero que no podían hacerlo, rápidamente se volvían neuróticas, muy nerviosas, descentradas, como decimos nosotros.

A menudo, los prisioneros de guerra se sentían atrapados e impotentes, pero intentaban aparentar una especie de equilibrio emocional durante su dura experiencia. Algunos padecían depresiones y desarrollaron neurosis de una u otra clase, así como distintos trastornos físicos. Otros intentaban de forma activa resolver su problema y salir de la trampa. Jack B. Story, el famoso héroe de la Marina que durante la Segunda Guerra Mundial se escapó de la infame prisión de Shanghai, es un ejemplo clásico de motivación seguida de acción. Cuando las personas están bien motivadas buscan soluciones y cuando encuentran una solución adaptable a su problema determinado intentan con todas sus fuerzas llegar a una conclusión exitosa, no siempre, pero sí por regla general.

Algunas veces las personas tienen su mente tan atestada de toxinas que no saben por dónde deben ir. El higienista debe entender esto, como muy bien declaró el Doctor en Medicina Alexis Carrel en su obra Man, The Unknown [El hombre, lo desconocido]: «Pensamiento y organismo comulgan en el hombre, al igual que forma y mármol en la estatua» Como practicantes debemos entender que con los clientes que tienen problemas físicos de origen psicosomático, el concepto de aptitud debe sustituir al de impotencia antes de poder esperar algún progreso importante. Esto es así ya sea el problema inmediato simple o complejo o incluso aunque se demuestre que los trastornos son puramente físicos. No obstante, suele haber una estrecha y, con frecuencia, no definible, relación entre enfermedades de origen emocional y aquellas que son más físicas. Rara vez se pueden definir con exactitud. Sin importar la clase, localización o tipo, todas tienen un origen común: un organismo saturado de toxinas o toxicosis.

Justo esta mañana, una mujer que estaba a punto de cumplir los 50 se sentaba en nuestra consulta contándonos las muchas limitaciones que había tenido que soportar por culpa de su esposo, un hombre fuerte y gran bebedor de cerveza que parecía estar poseído por la obsesión de dominar los pensamientos de su mujer.

Durante 20 años, en los cuales sufrió un verdadero desfile de enfermedades, se había sometido dócilmente a este hombre, aceptando sus órdenes sin preguntar. Casi llegó a convertirse en un ser idiota.

Pero, un día (no sabemos, ni nos interesa saber, qué la hizo cambiar) su mente despertó de repente y tuvo conciencia de que la vida tenía algo más que ofrecer que esto. Se propuso mejorar su salud y salir del bache antes de que la vida hubiese pasado para ella.

Así que hace cuatro años que se puso en contacto con nosotros. Empezó a aprender sobre Higiene Natural. Se convirtió en alumna particular. Cogió su herencia física y ayunó durante 14 días seguidos en dos ocasiones, una en la institución del Dr. Shelton y otra vez con la Dra. Vetrano. Consiguió asombrosos progresos físicos. Los cambios mentales tardaron más tiempo en producirse, pero llegaron.

Ahora recibe clases de refuerzo en la escuela local con Al-Anon. La metamorfosis, el cambio, ha sido maravillosa.

Esta mañana comentamos con ella el concepto de «yo puedo». Lo que se requiere es cambiar una actitud de impotencia por una de «yo puedo», vigilar nuestra propia conducta y dejar de ser críticos con los demás; es necesario comprometerse a mejorar uno mismo. No es la primera vez que hablamos de esto con ella, sino una de muchas. Le indicamos que ya es hora de que se ponga una nueva meta, elegir un objetivo de los más importantes y dirigirse hacia él. Quizá también es hora de que se deshaga de todas sus limitaciones, de que las deje a un lado.

Nuestra cliente ha cambiado: ha crecido. Por desgracia, su esposo sigue igual que estaba, en una jaula fabricada por él mismo. Él está enfermo, pero ella ahora está bien. Ella ha demostrado su valor porque estaba dispuesta e incluso deseosa a realizar cambios en su estilo de vida. Él ha seguido en su jaula porque, obstinadamente, se ha negado a cambiar. Su jaula está hecha de materiales inferiores: de cerveza, filetes, ancas de rana y vino. Ella se ha embarcado en una aventura, decidida a explorar la vida y a entenderla en todo su significado.

¿Qué necesitaba esta mujer de nosotros para ayudarla a salir de su jaula? Necesitaba conocimiento; necesitaba empatía hacia sus problemas reales, hacia su dolor y sufrimiento; necesitaba que le repitieran una y otra vez conceptos y principios; necesitaba palabras de ánimo, recordarle las posibilidades. A veces, incluso necesitaba regañinas. Pero, sobre todo, necesitaba mejorar su salud.

Los días de lamentaciones y dudas casi han acabado. Nuestra cliente se ha puesto su nueva meta y nosotros creemos que conseguirá su deseo: estar tan sana que ningún reto será demasiado grande. Quizá nunca lo consiga todo, pero sabemos ¡que pondrá todo su empeño! Y también pensamos que la vida sabrá que esta mujer pasó por ella y consiguió algo que merecía la pena mientras estuvo viva.

En su libro The Genesis and Control of Disease [Génesis y control de la enfermedad], George W. Weger nos ofrece otro ejemplo clásico de cómo, a veces, la mente puede controlarnos e incluso generar enfermedad. Un joven de 33 años, felizmente casado, padre, inteligente, extrovertido, sin hábitos viciosos y con éxito en los negocios comenzó tener problemas de salud. Tuvo una depresión nerviosa y padecía trastornos digestivos, ictericia y se demacró mucho. Al igual que muchos otros, soportó muchas revisiones médicas y fármacos. Se convirtió en una persona emocionalmente perturbada.

El Dr. Weger también hizo que su cliente ayunara durante dos semanas, al igual que nosotros hicimos con nuestra cliente, y, en los siguientes seis meses, el joven realizó un importante progreso. El Dr. Weger descubrió algunos aspectos psíquicos sorprendentes que anteriormente habían sido totalmente ignorados por otros practicantes.

 

1.          Salud y psique

 

Según cita Weger: «Los aspectos psíquicos del caso eran los siguientes: Cuando era muy pequeño, a uno de sus hermanos mayores le gustaba especialmente amenazar a los hermanos y hermanas más jóvenes con castigos físicos, incluso les amenazaba con cuchillos y diciéndoles que les mataría. El paciente desarrolló un complejo de miedo que se hizo más asertivo durante la madurez. Cuando su salud se deterioró, desarrolló una obsesión que intentaba desesperadamente reprimir. Se convirtió en víctima de una necesidad casi incontenible de matar a su esposa e hijos. Esta obsesiva inclinación le provocaba un sudor frío, temblores, llanto y horror ante la enormidad de su debilidad. Cuando supo lo que este complejo había originado en su subconsciente y el efecto tan crítico que la represión había tenido tanto sobre su bienestar físico como sobre su moral mental, su complejo se disipó. Era un buen estudiante y pronto comprendió cómo era posible que su represión mental ejerciera una influencia tal sobre su organismo físico, estimulando en exceso ciertas glándulas endocrinas (como las suprarrenales y tiroidea) y deprimiendo otras glándulas (como el páncreas y el hígado) y cómo esto también influía en todas las funciones digestivas y de eliminación. En este caso el conocimiento fue el equivalente de una cura. »

En el caso de nuestra cliente, ella se sintió motivada a cambiar por el deseo de deshacerse de las limitaciones que su desconsiderado esposo le imponía. En el caso de Weger, el hecho de comprender que la causa de los aspectos psíquicos derivados de los trastornos físicos radicaba en la experiencia sufrida durante la niñez le motivó a controlar sus pensamientos y reconducirlos por canales más positivos. En ambos casos, el resultado fue la corrección cuando ambos pacientes fueron conscientes de que podían tomar el control de sus propias vidas. Ellos sustituyeron la impotencia por aptitud; después vinieron los cambios en el estilo de vida: el estado tóxico se alivió gracias al ayuno y ambos comenzaron una nueva y más provechosa vida.

Una vez que el cliente entiende que cualquier cosa que le dañe tiene solución y que tú, el practicante higienista, tienes tanto el conocimiento de la causa como el conocimiento sobre cómo resolver su problema y que es posible cambiar el camino de la enfermedad por caminos que van hacia la salud con sólo hacer ciertos cambios en el estilo de vida, el cliente estará más favorablemente dispuesto a realizar cualquier cambio que tú propongas; o, al menos, a dar los primeros y vacilantes pasos.

Algunas veces el simple hecho de revelar la fuente de los trastornos psíquicos y comentarlos con un oyente dispuesto ayudará al proceso de recuperación. Parece que al limpiar las telarañas que enturbian la mente se suelen abrir profundidades desconocidas de pensamiento no utilizado durante mucho tiempo, y le hace a uno ser más receptivo ante el cambio.

Acabo de recordar un caso de estudio que ya se ha escrito. Esta mujer, cuando era pequeña, fue sometida a muchos abusos físicos y mentales por parte de su padre, un prominente político. El incesto fue sólo una de la muchas experiencias horribles que sufrió. Cuando era adolescente, tuvo dos intentos de violación. Cuando llegó a nosotros tenía cincuenta y tantos años y hasta ahora no había contado a nadie ninguno de estos sórdidos detalles, ni siquiera a su esposo ni a sus hijos. La historia salió como un torrente, las lágrimas le caían por la cara mientras nos abría su alma y nos contaba lo asolada y sucia que se había sentido toda su vida.

Fue como lavar los cristales de una ventana para dejar entrar la luz del sol. A partir de aquí fue relativamente fácil seguir. Estaba muy motivada para dar el salto, para limpiar cada rincón de su cuerpo físico al igual que había limpiado los venenos de su mente. Ahora comprendía que había sido este veneno mental el que, poco a poco, le había robado la salud.

La motivación siempre debe preceder a la recuperación. Por supuesto, la recuperación debe tener una dinámica base y debe ser concebida con esfuerzo, deseo, ambición y energía. Los individuos deben querer salud con devoción y fervientemente. De hecho, para alcanzar el objetivo de un estado de salud óptimo deben estar imbuidos de una energía interna, porque ahora se trata de una meta muy personal.

Cuando el objetivo se convierte en algo personal, no se dejarán derrotar o alejar de él, a pesar de que surjan obstáculos como, por ejemplo, una crisis de curación temporal. Los individuos comprenden que deben hacer frente a cualquier problema que se encuentren porque quieren resolverlo. Es decir, desean tanto mejorar su estado de salud que harán todo lo que sea necesario, harán cualquier cambio que sea necesario para conseguir la salud, incluso si eso significa abandonar el rebaño.

 

2.          Para cambiar debemos abandonar el rebaño

 

Los clientes deben ser motivados a abandonar el rebaño. De niños somos biológicamente dependientes de los demás. Cuando llegamos a adultos se espera que asumamos la responsabilidad de nosotros mismos. Debemos apartarnos de toda dependencia cultural, de la dependencia de los medios de comunicación; si no es así, devaluamos el Yo. Apreciar nuestro Yo es importante para recuperarnos de la enfermedad. Lo que es más, si no lo hacemos así, muy pronto perderemos el control de este Yo.

Como higienistas nosotros comparamos la enfermedad con la mentalidad de rebaño. Las estadísticas demuestran que, como grupo, el rebaño está enfermo. Cuando los clientes entienden esto, se motivan más para alejarse del rebaño y aceptan mejor el concepto de que el cambio es vital.

Algunas veces, el hecho de aceptar divorciarse del rebaño y admitir que los cambios son necesarios da lugar a conflictos temporales. No obstante, cuando se enfoca bien un conflicto, al final sirve para motivar a una persona a salirse aún más de las masas, incluso hasta el punto de que un individuo puede cambiar por completo su actitud hacia la vida y hacia lo que se requiere para lograr su objetivo de conseguir un estado de salud óptimo.

Pero cuando falta suficiente motivación el fracaso seguramente será de esperar. Por suerte para la humanidad, allí donde ya existe suficiente motivación y está viene acompañada por una urgencia interior, deseo, esfuerzo y energía, el éxito casi siempre está asegurado.

El feliz deber del practicante higienista es pensar en los métodos para motivar a los clientes. Una persona sana emocional o psicológicamente es una que ha aprendido a tratar con éxito consigo misma y con su entorno. Debemos motivar a nuestros clientes a que busquen más equilibrio, a controlarse con habilidad de tal modo que consigan la excelente salud que en la actualidad no es más que un vago sueño o esperanza sin solidez.

La motivación es una mezcla de necesidad, querer, deseo y resolución. Ciertamente, los clientes enfermos necesitan mejorar su salud, quisieran estar más sanos de lo que están ahora, tienen algún deseo de cooperar contigo y nosotros deberíamos fomentarlo y, además, ofrecerles el conocimiento que les permita lograr el propósito que les trajo a ti.

 

3.          El conocimiento del higienista

 

El higienista que está bien versado en los principios de la Higiene Natural —Ciencia de la Vida— tiene el conocimiento suficiente para cambiar el mundo.

Si el mundo entendiese y practicase los principios que estás aprendiendo en este curso y comprendiera realmente que la verdad científica de la toxemia es la base de todos los estados patológicos —y viviesen de acuerdo con ese conocimiento— todas las enfermedades, trastornos, dolor y sufrimiento dejarían de existir. Los miembros de la población mundial pronto  cambiarían sus llantos, luchas y preocupaciones por los frutos de una vida sana. Habría suficiente comida para alimentar al mundo porque una cultura de la tierra reemplazaría lo que parece ser una cultura deliberada de enfermedad. La productividad en ámbitos de trabajo humano que se desconocen en la actualidad aumentaría conforme la euforia fuese reemplazando la depresión. Las horas que ahora pasamos trabajando se reducirían drásticamente y se utilizarían para disfrutar de la vida.

¡Sí! La Higiene Natural es capaz de provocar cambios que sacudirían el mundo. Y el practicante higienista que esté bien informado puede participar activamente en el Gran Evento. Cuando hayas acabado este curso, si has sido diligente en tus estudios, estarás completamente preparado para hacer tu parte.

Y puedes hacer tu parte cuando te reúnas todos los días, con una relación de persona a persona, con los clientes particulares que buscan tu ayuda. Puedes darles a tus clientes el conocimiento de las prácticas fomentadoras de salud que, si se siguen según permitan las circunstancias, les devolverá la vibrante salud que es nuestra herencia natural.

Sin embargo, en la primera reunión y a menos que se demuestre lo contrario, debes suponer que tu cliente tiene poco, o ningún, conocimiento sobre la Ciencia de la Vida. Obviamente, no puedes hacer que lo comprenda todo en una única y simple unidad.

Si ponemos unas expectativas demasiado altas, y demasiado pronto, es frecuente que los clientes abandonen el camino y se desanimen. Los clientes también se pueden desencantar con cualquier muestra de arrogancia, la actitud de «yo lo sé todo» por parte del practicante.

Más adelante hablaremos sobre algunos métodos demostrados y preferentes para dirigir con más eficacia la educación de los clientes y, así, los practicantes nuevos puedan adquirir más confianza en su práctica, puede que más paciencia con los clientes y convertirse en líderes en su campo.

Puede que el conocimiento impartido en esta unidad induzca a algunos de nuestros estudiantes más experimentados a armarse de valor y aprender de sus fracasos y, al hacerlo, mejorar sus relaciones humano-cliente para beneficio de ambos.

 

I.      METODOLOGÍA PRÁCTICA

 

En la Unidad 90, el estudiante ha aprendido algunos de los aspectos psicológicos del asesoramiento tal y como se pueden aplicar en la práctica diaria de un higienista profesional. En este comentario hemos dividido la metodología en tres categorías principales; después seguirá una explicación de cada una de ellas. Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que la psicología implicada en el asesoramiento nunca puede separarse por completo de los aspectos más mundanos del asesoramiento: las técnicas. Las dos están intrínsecamente entrelazadas.

 

A. Cómo inspirar a tu cliente

 

Ya hemos explicado nuestra tesis de que utilizar casos de estudio específicos puede muy bien ser la herramienta más eficaz para inspirar al cliente a «ir y hacer lo mismo».

Hemos dicho que los casos de estudio de personas que se han recuperado con éxito de una enfermedad similar podrán, siendo el resto de las condiciones igual, tener un mayor impacto sobre la psique que aquellos casos que no tienen ninguna relación.

Además, los casos de estudios deben entregarse al cliente impresos y después la información contenida en ella reforzada por la lectura, lo que proporciona al practicante la oportunidad de detenerse en detalles específicos y/o aclarar otros, y al mismo tiempo, el cliente tiene la oportunidad de hacer preguntas. Con este método conseguimos una herramienta mucho más útil para estimular al cliente que si utilizamos alguno de los métodos (escrito/lectura) por separado. Lo que es más, el papel impreso puede llevarse a casa para que el cliente vuelva a leerlo después, reforzando de esta forma el primer impacto psíquico.

 

1. ¡Yo también!

 

La inspiración y el refuerzo (apoyo) pueden aumentarse utilizando la técnica de «¡yo también!», una herramienta con la que es fácil trabajar. Abarca la filosofía de «si tú puedes hacerlo, también yo puedo»

La metodología de refuerzo que se utiliza aquí es simple. Consiste en reunir a personas con afecciones similares, bien en la consulta del practicante, en su casa o en casa de un cliente que se ofrezca a colaborar.

En el mejor de los casos, este grupo debería tener al menos un miembro que haya logrado una recuperación significante aplicando los principios higiénicos en su estilo de vida o que, al menos, haya experimentado una mejorar suficiente en su afección como para querer compartir su experiencia con otros.

Al principio de empezar a ejercer puede que no hayas trabajado con un número suficiente de afecciones similares como para poder reunir un grupo de esta clase. En ese caso, simplemente organiza un grupo de apoyo compuesto de unos cuantos clientes que tengan distintas afecciones, puede que sólo tres o cuatro, para que al menos puedan compartir sus experiencias y aprender unos de otros.

Cualquiera de los dos grupos funcionará. En realidad, es difícil decir con antelación cual de los grupos será el más efectivo para ti. ¡Pruébalos y lo comprobarás!

 

2. La reunión

 

Cuando comience la reunión, haz una ronda de presentaciones. Al principio, utiliza sólo los nombres. Conforme pase el tiempo, los individuos buscarán y se harán amigos de aquellas personas con las que mejor se sientan. Repite las presentaciones en cada reunión, para que los recién llegados se sientan cómodos en el grupo. Además, de esta forma los miembros del grupo se relacionan más entre ellos.

El practicante puede repartir casos de estudio impresos —por regla general, uno o dos son suficientes—. Estos casos los puedes encontrar en distintas obras de escritores higienistas. Son buenos para abrir el fuego y fomentar comentarios entre los distintos miembros del grupo.

Los comentarios pueden ir desde lo negativo hasta lo positivo. No deberíamos desanimarnos por historias negativas, ya que a veces ofrecen una base excelente de aprendizaje. El practicante puede explicar la razón de que ciertas cosas negativas (crisis de curación) ocurran de vez en cuando y qué es lo que indican.

Por ejemplo, muchos clientes se preocupan por la pérdida inicial de peso tan común en las primeras fases. Cuando la pérdida de peso se explica como una forma de «derribar la vieja estructura antes de construir una nueva» lo más frecuente es que los clientes acepten la lógica del hecho —la pérdida de peso— como una condición previa a una mejora posterior de la salud.

Nosotros utilizamos frecuentemente la pizarra. Puede ser especialmente útil para explicar la pérdida de peso. Muy a menudo el miedo es el que impide que se logren progresos. Esto ocurre cuando el cliente no entiende bien por qué está perdiendo kilo tras kilo. ¡Comienzan a poner en duda la validez de todo el programa! En esas situaciones utilizamos el Método del Diagrama:

 

Primeras etapas: La pérdida de peso comienza a acelerarse, después se ralentiza un poco pero aún continúa debido a la destrucción catalítica y a la eliminación de las partes inferiores y enfermas. Todo ocurre bajo el control del centro de inteligencia orgánica.

 

    CATABOLISMO

    Anabolismo, la fase de construcción, es inferior a la catálisis.

    ANABOLISMO

 

RESULTADO: El peso se reduce. Rápidamente al principio, menos según va pasando el tiempo.

 

 

En el punto medio: Aquí se establece el equilibrio. No se produce más pérdida de peso porque el centro de control inteligente ha decido que ya se ha eliminado suficiente tejido de inferior calidad.

 

El anabolismo se acelera y pronto se estabiliza el peso.

 

CATABOLISMO

ANABOLISMO

 

 

Ajuste final: Cuando un estilo de vida correcto se practica de forma continua, el anabolismo comienza a acelerarse; el catabolismo se ralentiza. El individuo va por el buen camino hacia una excelente salud.

 

CATABOLISMO

ANABOLISMO

 

 

Esto es sólo una forma de ilustrar cómo un practicante puede utilizar las reuniones de grupo para explicar las dudas que pueden estar preocupando al cliente. Después, el practicante puede atender los problemas individuales con mayor profundidad en una consulta particular.

En las reuniones de grupo todas las personas deberían tener la oportunidad de hablar, de preguntar, de compartir y de animar a otros. El practicante debería utilizar estas reuniones para guiar, dirigir y alentar la participación y para explicar, siempre y cuando las explicaciones sean pertinentes. Como estudiante de este curso, estarás preparado para hacer frente a la mayoría de las preguntas que de vez en cuando pueden ir surgiendo.

Con el permiso del cliente, se puede invitar a las esposas y a otras personas relacionas a asistir a estas reuniones y, de hecho, se les debería animar a que lo hicieran. Estas personas suelen desconocer por completo las prácticas higiénicas y. a menos que entiendan y estén por completo de acuerdo con lo que tú estás sugiriendo y enseñando, pueden convertirse en un obstáculo insuperable para el futuro progreso de nuestro cliente.

La clave del éxito en estas reuniones de grupo podría, perfectamente, estar en lo bien que se fomente la espontaneidad, y esto podría depender mucho de la actitud del practicante. Nunca te permitas a ti mismo aburrirte. Intenta siempre cultivar el interés y preocuparte por los demás: un profundo deseo de ayudar. Las personas enfermas suelen sufrir mucho y la espontaneidad que muestren en tus reuniones pueden ser una influencia muy positiva para mejorar.

La espontaneidad puede ser difícil de conseguir, pero si uno hace un verdadero esfuerzo para lograr que estas discusiones sean libres y abiertas, un tiempo para compartir tanto los éxitos como los fracasos, parece que tiene el efecto de aumentar la capacidad de decisión.

A veces, todos nosotros hemos tenido que aprender a «encajar los golpes» cuando surgen las crisis de curación, pero a menudo estas reuniones con otros, quienes han experimentado exactamente lo que tú estás pasando, pueden permitirte recoger los platos rotos y volver a empezar, confiando en que, cuando la crisis haya acabado, habrás superado un gran obstáculo en tu camino hacia la completa recuperación. Si tienes que «ventilártelo solo» podrías desanimarte y abandonar.

Integra en el grupo a los más tímidos dirigiéndote directamente a ellos, por ejemplo: «Sue, ¿qué sientes sobre esto?» Advierte el uso de la palabra SENTIR en vez de la palabra PENSAR.

Todos tenemos sentimientos y la mayoría de las personas, incluso las tímidos, responderán a una pregunta sobre sentimientos, mientras que pueden sentir pánico ante un ¿Qué PIENSAS?

 

a.          Finalizar la reunión de grupo.

 

Acaba siempre tu reunión de grupo con una ¡nota alta! Anima a tus clientes a que mantengan la cabeza alta, a que eleven los corazones, a conducir sus pensamientos internos por los canales positivos de «yo puedo». Anímalos a unificar su energía, a ignorar, si fuese el caso, los asuntos de menos importancia y a mantener su pensamiento con una visión interior de lo que ellos SERÁN. Anímalos a emular la forma en la que Lillian Russell apartaba de sí lo desagradable, quien decía que puso un cartel sobre la puerta de su mente que rezaba: «Sólo lo sereno y lo bueno pueden entrar aquí. » Decía que miles de voces le gritaban que se apartara de su determinación, pero ella se entrenaba para no oírlas. Todos nosotros debemos entrenarnos para no oír las voces negativas que gritan y, así, poder enfocar nuestros pensamientos hacia la dirección que nosotros queremos que vayan. No podemos dejar que las fuerzas externas, molestas y subversivas debiliten nuestra determinación. ¡El futuro puede ser demasiado hermoso!

Reúne al grupo en círculo. Pídeles que se cojan de la mano y repitan al unísono algún CREDO simple, como:

    ¡SOY ÍNTEGRO!

    ¡SOY PERFECTO!

    ¡SOY FUERTE!

    ¡SOY FELIZ!

    ¡PORQUE ESTOY EN ARMONÍA CONMIGO MISMO Y ESTOY SANO!

    ¡QUE ASÍ SEA!

 

El hecho de decir juntos un simple CREDO ayudará a tus clientes a aceptar la exactitud de su programa. Les ayudará a creer que pueden tener cualquier cosa que deseen, en especial una excelente salud. Todo lo que se les pedirá que hagan es enfocar los problemas de la vida de forma constructiva, conservando al mismo tiempo una visión de lo posible y, después, trabajar hasta lograrlo.

Las reuniones como las que hemos sugerido pueden retar a los presentes a seguir adelante, a trabajar para conseguir el mejor estado de salud posible. Cuando el estado de cada cliente comience a mejorar, observarás que, uno tras otro, van, poco a poco, dejando e ignorando la parte negativa del comienzo para convertirse en un miembro del concepto más positivo de «yo también puedo». Cada salto de estos clientes ayuda a animar a los clientes nuevos a seguir hacia delante, a no desanimarse. Y, muy importante, también ayuda a que tú, el practicante, tampoco te desanimes.

Antes de dar por acabada la reunión, anuncia la fecha de la próxima reunión. Las reuniones deben celebrase al menos una vez al mes. Se debe elegir una persona para que se encargue de las notificaciones de rutina. Por regla general, algunos clientes se ofrecerán voluntarios para realizar ciertos servicios, como llamadas de teléfono, etc. A veces, también es muy bueno sugerir a tus clientes que piensen sobre algún tema, por ejemplo: «¿Qué papel desempeña el ejercicio en Tu Plan de Salud?» Después, este tema puede ser el tema central de la siguiente reunión. Asegúrate de pedirles a los que asistan a la reunión que firmen en una hoja de registro. Después de que llevéis un tiempo con las reuniones, puede que algún cliente quiera traer a un amigo: anímalo a que lo haga. Estás en tu derecho de pedir a los clientes una cantidad mínima por tus servicios en estas reuniones. El dinero lo puedes utilizar para pagar tu tiempo y los gastos que se ocasionen.

No olvides que tú debes ser un ejemplo visible de equilibrio y paz, de logro de aquello que tus clientes tanto desean. Cuando lo eres, hay una especie de magia sobre ti que de forma inconsciente impartes a aquellos que buscan tu ayuda, y tendrás un gran éxito como conductor de estas importantes reuniones de grupo.

 

A. El practicante en activo

 

Como practicante higienista ejercerás tu carrera tanto  en privado como público: cuando te reúnas con clientes particulares; cuando celebres o dirijas una reunión pequeña para aumentar el conocimiento de las prácticas, filosofía y principios higiénicos; cuando comiences a dar conferencias y seminarios en público —lo que esperamos que todos vosotros consideréis hacer, tan pronto como sea posible—.

Ejercerás una gran influencia, de muchas formas distintas, no sólo sobre el progreso de tus clientes, sino también sobre el tuyo propio. Los practicantes inteligentes a los que les gustaría que les buscaran por su experiencia se preguntarán a sí mismos muchas cosas, y su éxito en el futuro dependerá, en gran medida, de lo que mejoren en estas áreas de interés. En especial, te recomendamos que controles las siguientes áreas:

 

1. Preguntas para hacernos nosotros mismos

 

1) ¿Soy, razonablemente, un buen ejemplo de lo que enseño?

2) ¿Hablo de forma positiva, con autoridad, pero sin ser arrogante? O ¿Acaso dudo demasiado cuando hablo?

3) ¿Puedo transmitir, con mis palabras, movimientos corporales y expresiones faciales, el sentimiento de empatía e interés que siento hacia mis clientes? ¿Notan ellos que realmente sé cómo se sienten; que comprendo sus ansiedades, sus preocupaciones? ¿Les transmito confianza con mis palabras?

4) ¿Escucho más que hablo? ¿Utilizo con demasiada frecuencia el pronombre «yo»?

5) ¿Aprecio lo que yo valgo?

 

Número 1

 

Si el practicante se ha recuperado de alguna afección específica, podrá hablar con más autoridad sobre ese tema y, quizá, también sobre el tema general de cuál es la mejor forma de recuperar la salud. Incluso puede optar por especializarse en un trastorno específico como, por ejemplo, reumatismo o trastornos cardiacos.

No obstante, está claro que el haberse recuperado de una enfermedad determinada no es un requisito previo para trabajar como higienista. El hecho de ser capaz de conservar un gran nivel de salud ante las insanas condiciones y circunstancias actuales puede ser, por sí mismo, un reto alentador para inducir a tus clientes a que realicen cambios en su estilo de vida. De hecho, esto se puede considerar un extra.

Las experiencias que uno ha tenido en el pasado pueden muy bien darle un tono de verosimilitud a tu voz, impartir un cierto toque a tus gestos y añadir convicción a las afirmaciones, todas ellas influencias positivas. Sin embargo, un practicante no debe dar a entender que sabe lo que NO SABE o actuar como no es en realidad. El engaño siempre fracasará. El conocimiento impartido con honestidad siempre nos ayudará mejor a llegar a la verdad. Si un cliente te hace una pregunta y tú no sabes la respuesta, simplemente di que no lo sabes, pero añade que intentarás encontrar la respuesta.

Si aún estás recuperándote de alguna afección, dilo. Comparte tu progreso, incluso las regresiones, con tus clientes. Me acuerdo de una vez que a Elizabeth le salió una fuerte erupción. Comenzó detrás de las orejas y sobre las mejillas. Su aspecto no era muy agradable a la vista y, para empeorar las cosas, el picor era intenso. Además, para colmo, estábamos a punto de inaugurar un curso de estudio avanzado.

Seguimos adelante con nuestros planes. La clase era una mezcla de estudiantes antiguos y nuevos. Elizabeth se levantó valientemente y anunció que el tema del día sería —has adivinado bien—: ¡crisis curativas!. Todos aprendimos un montón de la experiencia conforme pasaban los días. Los estudiantes aprendieron sobre el ayuno y sobre qué ocurre en el cuerpo durante esos días. De hecho, estos estudiantes vieron con sus propios ojos el progreso de esta crisis de curación y aprendieron mucho de ella. Nos gusta pensar que los estudiantes que asistieron a esa clase no se asustarán cuando se enfrenten con sus primeras crisis de curación. Seguirán haciendo todos aquellos cambios necesarios en su estilo de vida para lograr su objetivo final.

La lección que debemos aprender de este episodio es que si sientes que te falta algo en algún aspecto, entonces, lo mejor es hacer lo más que puedas para o bien remediar la situación o para utilizarla: para enfrentarte a ella o adaptarte a ella. Lo más probable es que todos nosotros podamos mejorar, en muchas facetas, nuestro aspecto, actitud y nuestra confianza. Es bueno hacer una valoración honesta de nuestro aspecto y características e intentar activamente mejorar en aquellos aspectos en los que nos haga falta, o donde para ti suponga una ventaja hacerlo. Nadie es perfecto, pero todos podemos luchar por la perfección, incluso si nunca la conseguimos. Recuerda que tú eres un ejemplo vivo de todo lo que promete la Higiene Natural. Por tanto, ¿por qué no prometerles lo mejor? Seguramente eso influirá a tus clientes para hacer los cambios en su estilo de vida que tú consideres apropiados.

 

Número 2

 

¿Hablo de forma positiva, con tono de autoridad pero sin resultar arrogante? O ¿Acaso dudo mucho al hablar?

¿Qué tiene todo esto que ver con inducir a tus clientes a cambiar los malos hábitos por unos buenos? ¡Mucho! Serás capaz de inducir cambios constructivos en la vida de tus clientes de forma efectiva y consistente cuanto más talento desarrolles al hablar sobre los cambios que consideres necesarios para un cliente determinado y, después, al explicar las razones de por qué esos cambios son tan importantes para el bienestar de tu cliente. Esto se logra en gran parte con las palabras que decimos, quizá porque son más personales.

Si en la actualidad te muestras dudoso en tu forma de hablar o tienes algún otro aspecto limitativo, puede que sea bueno que hagas un curso de cómo hablar en público. La mayoría de las universidades ofrecen uno de vez en cuando y no suelen ser muy caros, cuando no son gratis.

Muéstrate felizmente agradecido de tus clientes. Esto lo demostrarás por tu forma de hablar y por el tono de voz. Para ti es un honor que tus clientes hayan buscado tu ayuda. Que tu voz no denote ningún rasgo de arrogancia o impaciencia, ya que eso sólo servirá para que la gente se aleje de ti.

A todo el mundo le gusta oír cosas bonitas sobre sí mismo. Di a tus clientes que los aprecias y, sobre todo, recuerda felicitarlos cada vez que superen un obstáculo higiénico. Esos halagos los animan a seguir hacia delante y a no quedarse en el sitio o ir hacia atrás. Les inspira a hacer los ajustes necesarios en el estilo de vida. Felicitar a tu cliente sobre algo sólo te quitará algunos minutos del tiempo de tu consulta. Practica con tus amigos, con la gente que encuentras en el supermercado, allí donde vayas, y pronto se convertirá en algo natural para ti el hecho de apreciar más lo que hacen los demás. Recuerda felicitar a aquellos que asisten a tus reuniones, a los pequeños y los mayores. Al venir, ellos han tenido un detalle contigo viniendo, así que ten tú otro con ellos. Si sinceramente quieres que se produzcan grandes cambios, inspira a tus clientes felicitándoles por los pequeños logros.

Dale Carnegie aconsejaba a sus estudiantes que siempre dijeran «nosotros» en vez de «tu». En vez de decir, «John, yo quiero que hagas esto y esto» es mejor decir «John ¿no crees tú que para todos sería más saludable si hiciéramos esto y esto?» El primer ejemplo da la impresión de que nos estamos dando aires de superioridad. El segundo incluye el tú —la autoridad— al igual que al cliente: el estudiante. También tú debes hacer algunos cambios en tu estilo de vida.

Evita ser negativo con tu actitud, mirada y palabras. De hecho, tener una actitud positiva y una mirada positiva dirá más de ti que lo que puedes decir con palabras. Por supuesto, habrá ocasiones en las que sea necesario regañar al cliente, pero no lo conviertas en una costumbre. Si puedes, evítalo. A las personas refunfuñonas les dura muy poco una pareja. El practicante intolerante y arrogante pierde muy pronto sus clientes y estos pierden la oportunidad de vivir una vida sana.

Habla con tus clientes de igual a igual, no mirándolos por encima del hombro. Háblale sobre sus intereses, sus preocupaciones y sus problemas con palabras que puedan entender. Demuéstrales cómo pueden deshacerse de sus problemas de salud de forma que el resto de sus preocupaciones se resuelvan completamente o su efecto sea menor.

Me acuerdo de una sesión que tuvimos una vez con un caballero muy obeso, el presidente de una gran compañía. Estábamos obviamente preocupados sobre su exceso de peso, la hipertensión y otros trastornos, y sobre la mejor forma de enfocar estos temas y cómo persuadirlo para que efectuara los cambios necesarios en su estilo de vida. Ya hacía seis meses que venía a nuestra consulta y, por supuesto, hizo algunos progresos, pero estaba limitado debido a que, como muchos obesos, tenía tendencia a volver a sus antiguos malos hábitos de vez en cuando, incluso a la gula, todo lo cual retardaba su progreso. Estaba psicológicamente atrapado por su antiguo estilo de vida y se mostraba reacio a cambiar.

No obstante, en una de las consultas nos confió que estaba muy preocupado por su futuro. He aquí a un hombre  con cincuenta y pocos años. Había sido un hombre orgulloso, con mucha confianza en sí mismo y, ahora, era un hombre asustado. Parece que debido a una expansión hacia el extranjero que necesitaba una reorganización de todo el personal, la compañía acababa de despedirle de su puesto tan lucrativo, uno que había tenido, y con éxito, durante muchos años.

Habría sido inútil que nosotros le hubiésemos sermoneado sobre sus fallos o que hubiésemos hablado sobre cualquier otra cosa. Desconsiderar de esa forma sus sentimientos y justificada preocupación habría sido inexcusable, ya que su estado mental era tal que negaba cualquier reconstrucción física del organismo. En vez de eso, le escuchamos y, de vez en cuando, introducíamos algunas ideas positivas sobre cómo unas puertas se cierran para abrir otras; que nosotros creamos nuestro propio mundo; nuestras propias oportunidades; que podemos conseguir cualquier cosa que queramos en esta vida o mundo si averiguamos qué se nos pide, que se necesita y, después, lo llevamos a cabo. Le sugerimos que estar más sano, haciendo cambios positivos en sus hábitos de alimentación y de vida, le ayudaría a despejar la mente y que ese cambio tan importante le ayudaría a abrirle muchas puertas.

Cuando después de esta cita volvió tres meses después, su presión sanguínea había bajado asombrosamente, una revisión demostró que la docena de pólipos que tenía en el colon o bien habían desaparecido por completo o su tamaño había disminuido. Él anunció con una feliz sonrisa que tenía un trabajo nuevo que parecía muy prometedor. Había llevado a cabo muchos de los cambios necesarios: había corregido muchos de los malos hábitos. En realidad, estaba tan entusiasmado con su nuevo modo de vida que vino armado con toda una lista de preguntas para que se las respondiéramos.

Alégrate de las preguntas que te hagan tus clientes. No seas impaciente ni pienses que cuando las respondes estás malgastando tu valioso tiempo. Tus clientes están interesados, si no, no preguntarían.

Recuerda siempre que tus clientes se sentirán más inclinados a cambiar los hábitos incorrectos de alimentación y vida cuando comenten contigo, de persona a persona, la lógica de estos cambios, cuando reciban una atención compasiva ante sus dudas y problemas. Las preguntas pueden parecerte demasiado simples como para dedicarle tu valioso tiempo, pero recuerda que son importantes para quien las hace.

Sé sincero y abierto con tus clientes. Tu convicción interna de la exactitud de lo que tienes que ofrecer ayudará a salvar el puente de desinformación que impide que tu cliente progrese y realice los cambios necesarios. Utiliza la palabra con confianza, pero con compasión y lo más normal es que tus clientes respondan favorablemente y seguirán tu sabio consejo.

 

Número 3

 

¿Soy capaz de transmitir con mi voz, con los movimientos corporales y la expresión fácil el sentimiento de empatía que siento hacia mis clientes? ¿Realmente notan que sé exactamente cómo se sienten; que entiendo sus ansiedades, sus preocupaciones? ¿Les transmito confianza con mis palabras?

Como estudiantes de Ciencia de la Vida te estás preparando para una de las carreras más provechosas para tu objetivo. Te estás preparando para una carrera de servicio que, si se hace bien, le dará sentido a tu razón de ser: ayudar a otros a crecer en cuerpo, mente y alma. Además, te recompensará en el aspecto económico y quizá de muchas otras formas intangibles.

Si de forma natural sientes empatía hacia tus clientes y te preocupan sus necesidades, instintivamente les transmitirás la sensación de que comprendes sus necesidades y de que estás muy interesado en ayudarlos. Se producirá una identificación entre tú y ellos, lo que hará que ellos respondan positivamente y estén más dispuestos a seguir tus consejos.

No obstante, si, de forma natural, no sientes esa clase de empatía y estás pensando ejercer la Higiene con el único objetivo de ganar dinero, entonces lo más seguro es que fracases porque tu motivación será errónea y, si tu motivación es errónea, serás incapaz de convencer a la gente para que cambie su forma de comer y vivir.

Sin embargo, si sinceramente estás interesado en ayudar a la gente a que cambien los hábitos incorrectos de alimentación y vida por un estilo  de vida más adecuado, entonces puedes aprender algunas técnicas que te ayuden, incluso aunque en este momento no sientas una empatía natural hacia la gente: ¡y puedes conseguirlo simplemente practicando!

Puede que al principio tengas que disimular, representar un papel, pero todos nosotros hacemos eso cada día ¿verdad? Con la práctica, pronto comenzarás a demostrar con palabras, acciones, expresiones faciales, movimientos corporales, con un gesto aquí y otro allí en el momento adecuado que realmente te preocupas por tus clientes.

Un interés sincero, una palabra de ánimo en el momento justo, una sonrisa en vez de un mal gesto, una mano sobre el hombro, el simple acto de tocar a una persona preocupada de forma amistosa y amable cuando lo necesita puede hacer cambiar toda la conducta y visión de la vida que tiene esa persona preocupada, puede animarla a seguir cuando de otra forma sentiría la tentación de rendirse.

Así que enriquece tu personalidad luchando conscientemente para desarrollar un sentimiento identidad con tus clientes. No sólo les ayudará a superar las crisis más difíciles, sino que, además, ayudará a tu carrera.

El interés sincero hará que la gente tenga más confianza en la relación que mantienen contigo y, cuando confíen en ti y en que tú los comprendes, será menos probable que abandonen y estarán más dispuestos a seguir tus sugerencias.

Considérate un restaurador de hombres y mujeres, porque eso es lo que eres. Para reconstruir una estructura humana, al contrario que cuando empezamos a modernizar una casa de madera y piedra, debes conocer la mente y el alma antes de que puedas construir una estructura sólida.

Trabaja en tu personalidad. Si es necesario, haz un curso sobre personalidad. Comienza con actitudes positivas, trabaja para comprender las preocupaciones de la gente, y aprende cómo apoyar a tus clientes cuando pasen por una época difícil. Sentir una sincera empatía hacia aquellos que buscan tu ayuda no sólo hará que triunfes en muchos aspectos, sino que también ayudará a que muchos recuperen sus vidas, a darles otra oportunidad para vivir con salud en el futuro. ¡No puede haber una profesión que merezca más la pena!

 

Número 4

 

¿Escucho más de lo que hablo? ¿Utilizo el pronombre «yo» con demasiada frecuencia? Hay un viejo dicho francés que dice «poquito a poquito, los pájaros construyen su nidito». De igual forma, los clientes cambian sus malos hábitos por unos buenos y aprenden cómo reconstruir sus organismos.

La capacidad de escuchar a los demás es necesaria para tener éxito en todas las profesiones. Es absolutamente esencial para que un practicante higienista tenga éxito.

Debemos aprender a olvidar las nociones de cómo debemos proceder en una reunión y, sobre todo, cómo debemos proceder en una consulta. Por supuesto, siempre debemos tener un plan, pero algunas veces debemos dejar que las «cosas vayan a su aire». Las crisis van y vienen y, con frecuencia, los acontecimientos normales que te cuentan pueden dirigir tu curso de acción inmediato.

Está claro que siempre debes tener algo reservado sobre lo que hablar, algunos puntos sobre los que desees hablar o comentar con tu cliente, pero mantén siempre vivo el ingrediente de la espontaneidad. Deja que los clientes hablen. Sé un buen oyente. Lo más frecuente es que tus clientes se sientan mucho mejor cuando tenga la oportunidad de contar a otro ser humano las ansiedades que le pesan en el corazón e inquietan su alma.

Una vez que éstas se hayan revelado, perfectamente pueden influir en los cambios de estilo de vida que hayas podido sugerir como los más aconsejables. Y, por supuesto, las preocupaciones y ansiedades compartidas ya casi se habrán curado. Dejar que tu cliente hable puede tener un efecto muy terapéutico.

Un aspecto de ser un buen oyente es saber cuándo hacer la pregunta adecuada. Algunas veces hacer la pregunta adecuada en el momento justo puede llevar la entrevista hacia donde tú habías planeado y hacer que el cliente sea aún más consciente de la necesidad del cambio.

Por ejemplo, una mujer llegó a nosotros con muchos problemas de salud graves. Se sentía tan satisfecha de su progreso cuando salió de la segunda cita que no volvió a la tercera. La llamamos para recordárselo y nos contó lo entusiasmada que estaba con su progreso y lo satisfecha que se sentía de que todo fuese tan bien: tan bien que pensó que ya no necesitaba más consultas con nosotros.

La escuchamos sin hablar y, cuando parecía que iba a acabar, simplemente le sugerimos que quizá tras cuarenta años de estar construyendo enfermedad puede que hiciese falta algo más de tiempo y un poco más de guía para reconstruir su cuerpo como a ella le gustaría y si no pensaba que podría aprender algo más sobre sí misma y sobre cómo funciona para poder tenerlo TODO.

La mujer se quedó pensando un minuto y dijo: «Creo que tenéis razón. Me imagino que en realidad sólo acabo de comenzar. ¿Cuándo queréis verme?»

Le dimos cita y comenzamos un nuevo estudio. Llevamos trabajando juntos para reconstruir su cuerpo hace ahora casi más de un año. Nuestra cliente ha descubierto que había muchos más ajustes que aún no se habían hecho y que hacerlos correctamente le ha traído muchas recompensas. Ahora confía tanto en nosotros que sabe que cuando esté preparada para «seguir sola» se lo haremos saber.

Escuchar y saber cuándo y cómo hacer las preguntas pertinentes es un talento que poseen todas las personas triunfadoras. Cultívalo bien y descubrirás cómo tus clientes son mucho más flexibles ante el cambio. Para tener éxito debemos utilizar cada atributo que tengamos para influir a los clientes y conseguir que cambien su estilo de vida. ¡convertirse en un buen oyente es uno de los mejores!

 

Número 5

 

¿Aprecio mi propia valía? La  capacidad de inspirar a los clientes radica tanto en características tangibles como intangibles del practicante. Los higienistas —más que ningún otro practicante de cualquier campo de las ciencias de la salud— deberían apreciar lo que valen, sobre todo lo que valen sus servicios al cliente.

Como estudiante de este curso has recogido verdaderos hechos científicos de la vida, has aprendido la verdadera ciencia de la curación. Sólo los higienistas (entre los sanadores del mundo) comprenden que las personas son «los arquitectos de sus propias miserias» y que es el higienista el que puede llevar a la gente hacia una armonía de cuerpo, mente y alma que le permitirá recoger las maravillosas recompensas de una vida correctamente vivida.

Los higienistas debemos estar seguros de la exactitud de lo que enseñamos a nuestros clientes, debemos apreciar su valor y ser capaces de transmitir a nuestros clientes la confianza que tenemos en ese valor. ¿De qué otra forma podemos esperar que nos confíen su más preciosa posesión: sus vidas?

Nosotros, los higienistas, somos útiles y, sobre todo, cuando hemos aplicado y seguimos aplicando las verdades higiénicas en nuestras propias vidas; cuando nosotros mismos hemos llevado a cabo los cambios necesarios en nuestros estilos de vida para demostrar la validez de lo que estamos explicando. Una vez que nos hayamos conquistado a nosotros mismos, entonces estamos preparados para convertirnos en sabios y útiles profesores de las verdades curativas aprendidas en esta ciencia de la vida y de vivir.

No importa si no eres muy atractivo o si tu cara muestra las huellas del dolor pasado. Cuando sonríes a tus clientes, les transmites lo que vales. Cuando estamos seguros de nuestra valía, podemos olvidarnos de nosotros mismos e interesarnos de verdad por los demás, y esta virtud de estar seguros de nosotros mismos e interesarnos por otra persona está relacionada directamente con la estimación personal que tengamos de nuestra propia valía.

Está claro que deberíamos establecer unos valores morales altos. Deben estar en armonía, o a la par, con nuestra valía. Sólo entonces podremos conseguir que nuestros clientes se den cuenta de lo que ellos pueden lograr, que comiencen a apreciar su propio potencial y a luchar por conseguir su objetivo. Eres tú quien puede enseñarles la realidad de la existencia orgánica, que la vida y la naturaleza siempre están con ellos, trabajando de su parte, planeando y superando obstáculos, y todo por su bien. Y todo pasa gracias a ti, el higienista informado.

En otras palabras, la magia de sentir tu propia valía ayudará a aumentar la apreciación que ellos tengan de su propio valor y les alentará a trabajar aún más duro para llevar a cabo los cambios necesarios exigidos por su propio organismo, de forma que puedan ser merecedores de todo lo que la vida tiene que ofrecer a aquellos demasiados pocos individuos que están lo bastante sanos para sostener su tesoro.

Inspirar a los clientes para que hagan los cambios necesarios en sus estilos de vida puede conseguirse de muchas formas. Hemos nombrado unas cuantas. Como higienistas que entendemos la necesidad del cambio estamos obligados a utilizar cada ventaja legítima que tengamos a nuestra disposición para animar a los enfermos a cambiar los hábitos nocivos por unos hábitos que fomenten la salud. El practicante que con la palabra, acción, actitud y con su sentido de valía personal pueda inspirar a otros para que abandonen el antiguo camino de destrucción y comience un nuevo y saludable estilo de vida se convertirá en un líder para sus colegas.

 

 

A. Motivación

 

En la segunda edición de Foundations of Health Science [Fundamentos de la ciencia de la salud] de Henkel Means, Somolensky y Sawrey (Allyn and Bacon, Inc. Poston, 1972. Page 159) se nos dice que «la conducta motivada es la conducta dirigida hacia el logro de algún objetivo, objeto o propósito. Los motivos tienen que ver con las necesidades, deseos y propósitos del individuo y con la forma de lograrlos.»

Sería difícil encontrar una forma mejor de definir la «motivación» como se aplica particularmente a la relación entre un higienista practicante y el cliente. El practicante exitoso siempre debe tener en cuenta que esas personas que buscan su ayuda ya están motivados en cierto grado para actuar. Tienen una meta y un propósito por los que están delante de ti. Desean ponerse bien otra vez y esperan que tú tengas el conocimiento bien para activar alguna magia o para decirles qué magia necesitan ellos para conseguir su objetivo.

Por tanto, la primera parte de la motivación consiste en «desengañarlos», es decir, ayudarles a que logren entender que no hay ningún camino mágico que les lleve a un mejor estado de salud. Por supuesto, pocos entienden que una excelente salud sólo se puede conseguir a través de un proceso que consiste en descartar los malos hábitos seguido por el esfuerzo común que implica reconstrucción y mantenimiento. El practicante debe construir sobre el cimiento ya existente de muchas ideas y supersticiones falsas y, después, pasar a desengañar al cliente de sus anteriores conceptos falsos y cambiarlos, encaminar a los clientes hacia una nueva y, quizá, desconocida y rara forma de vivir y alimentarse.

En la práctica higiénica, y en casi todos los casos, la motivación implica sostener la zanahoria: enseñar a los clientes una mayor perspectiva de lo que el futuro PUEDE ofrecerles, siempre y cuando ellos hagan «esto y aquello».

Como higienistas practicantes aprendemos a juzgar las facultades de los clientes particulares con bastante rapidez. ¿Cómo de bien responden a los grandes cambios? ¿Quizá se sienten más cómodos, menos trastornados emocionalmente, con retos más pequeños y menos retadores? Nosotros adaptamos nuestros pensamientos y nuestras sugerencias de acuerdo con eso, después de haber explicado bien el hecho de que un cambio radical siempre favorece más una completa y rápida recuperación de la salud que los pequeños retos.

Sin embargo, algunos clientes pueden asustarse si los cambios propuestos les parecen demasiado para ellos, bien porque les cuesta trabajo entenderlos o controlarlos y, cuando este es el caso, no siguen el programa higiénico durante mucho tiempo. La mejor ayuda para esos clientes, y para nosotros, es ofrecerles unas sugerencias razonables que ellos puedan llevar a cabo de forma inmediata. Con estos clientes más reacios, un  programa planeado de cambios instructivos combinado con una nueva percepción de la relación causa-efecto en la construcción de la salud puede generar un mayor entendimiento de la necesidad de realizar ciertos cambios sugeridos por ti para que ellos consigan la deseada plenitud de salud.

Las reuniones de grupo a las que son invitados miembros de la familia (una noche familiar, por ejemplo) suele ayudar al cliente al motivar a los miembros de la familia a cooperar más y a apoyarlo en su esfuerzo por conseguir su objetivo: un mejor estado de salud.

Si los cambios sugeridos son demasiado exigentes, entonces, se deben simplificar. En otras palabras: se deben adaptar a unas expectativas más realistas. Evita poner al cliente en una situación de fuerte conflicto entre ellos, sus familias, o contigo. A veces, algunos conflictos son inevitables, pero debes luchar para minimizarlos. Recuerda que los individuos difieren en grado de madurez y nosotros tenemos que ajustarnos a estas diferencias cuando le hablamos de los cambios sugeridos.

 

1. El higienista como profesor

 

Básicamente, los higienistas son profesores que enseñan los métodos por los que el actual estado de mala salud de un cliente puede cambiarse por uno de mejor salud. Para conseguir que sus esfuerzos tengan una conclusión exitosa, deben utilizar muchas de las modernas herramientas educativas. Por supuesto, nos es imposible hablar sobre todas las herramientas posibles del oficio, pero esperamos poder ofrecerte algunas que hemos encontrado muy útiles en nuestra práctica.

 

a. Cuándo utilizar el ayuno

El ayuno significa, en la mayoría de los casos, un paso gigante. Ayunar siempre es un primer cambio prioritario, siempre y cuando la estabilidad emocional y el conocimiento que el cliente ya tiene sobre lo que implica el ayuno lo permitan.

Aconsejamos que, de vez en cuando, des clases sobre el ayuno en las que expliques los procedimientos. En estas clases se pueden entregar casos de estudio, al igual que experiencias personales contadas por clientes que, para beneficio propio, hayan ayunado. Estas reuniones ofrecen una oportunidad para aprender, para hacer preguntas y para familiarizarse con un procedimiento hasta ahora desconocido.

 

b. La técnica de los «pasos de bebé»

 

Recomendada para los clientes más indecisos. Tanto el practicante como el cliente deberían entender que algunas veces el periodo de recuperación es largo y, a veces, incluso desalentador. Por regla general, esta es una técnica limitada que se utiliza para ayudar a los clientes menos decididos a llevar a cabo los cambios requeridos; también se puede utilizar con los clientes poco o mal informados. Sin embargo, debemos elegir entre la técnica a y b. Todos los clientes deben ser evaluados para averiguar  cuál de ellas será la más eficaz o aceptable para ellos desde el punto de vista emocional.

 

1. Repasar el historial

 

Algunas veces los clientes se desaniman y piensan que están haciendo muy pocos progresos, o ninguno, incluso aunque tú sepas que eso no es cierto. En estas ocasiones, es bueno repasar el informe del historial, anotando en la pizarra, cuando sea posible, los distintos síntomas que mostraba en la primera reunión y recordarle al cliente los cambios positivos (que en cada reunión tú has anotado muy bien en el historial del cliente) que han ido ocurriendo, incluso aunque sean pequeños.

Con algunos clientes, puede ser aconsejable hablarle sobre estas mejoras en cada una de las reuniones. Esto puede ser especialmente aconsejable cuando un cliente sufre un trastorno grave que es difícil de tratar como, por ejemplo, distrofia muscular, que, por regla general, no se considera flexible a práctica higiénica, sobre todo y en cuanto a lo que se refiere a esperar una curación completa. En esos casos las pequeñas mejoras pueden ser muy significativas. A veces tenemos que «sostener la zanahoria» con mucha frecuencia, tranquilizar y tranquilizar, una y otra vez, para de esta forma animar al cliente a que siga el rastro de luz al final del túnel y no centre sus pensamientos en los desagradables síntomas que ahora le molestan.

 

 

 4. El concepto de círculo interior

 

 

Este concepto es aplicable en los casos más difíciles y, sobre todo, cuando los clientes experimentan bastantes crisis curativas. Ayuda al cliente a seguir por buen camino, haciendo los cambios necesarios en su estilo de vida que tú consideres apropiados en un momento determinado.

El Círculo Interno muestra que la curación no se produce en línea recta, sino más bien en ciclos. Progresamos de una crisis curativa a la siguiente, pero cada vez son menos frecuentes y menos graves hasta que, por último, gracias a llevar una vida y una dieta adecuadas, alcanzamos el Círculo Interno. En ese momento nuestro cuerpo, mente y alma están en perfecta armonía. Hemos alcanzado nuestro objetivo.

El Concepto del Círculo Interno puede utilizarse de vez en cuando, según surja la necesidad, para recordar a los clientes la naturaleza cíclica de la curación. A menudo, a ellos les gusta calcular hasta dónde han progresado en su curación.

 

e. El reto directo

 

A veces es necesario confrontar al cliente que se muestra reacio a realizar ciertos cambios con un reto directo. ¿Acaso es usted menos fuerte que fulanito o menganito? Fulanito o menganito pueden ser otros clientes, pero recuerda que sólo debes utilizar el nombre de otro cliente si éste te ha dado su autorización. Si no es así, utiliza el nombre de un desconocido o el de una de las personas nombradas en algún caso de estudio que ya has revisado con el cliente. Intenta meter en la mente del cliente el concepto de «si fulanito y menganito pueden hacerlo, yo también puedo.» Por regla general, el hecho de tener una visión interna de algo que anhelamos puede servirnos de apoyo durante el duro camino y conducirnos hacia una consecución exitosa.

 

f. Asesoramiento familiar

 

Cuando todos los miembros de la familia están convencidos de lo necesario que es que cambien su estilo de vida y de hacer un esfuerzo mutuo para conseguirlo, el éxito suele estar garantizado. Hace poco tuvimos una experiencia en ese aspecto y hemos comprobado lo eficaz que puede ser la motivación conjunta para lograr un objetivo común.

La primera cliente era una diabética, la hija casada de una determinada familia. Le habían diagnosticado como insulinodependiente. Su mejora fue asombrosa y redujo rápida y de forma considerable la insulina. Después, una hermana suya que padecía lupus sistémico se unió a ella.

El siguiente fue el hijo de la primera, de 7 años. Era asmático. Su mejora fue excelente. Después vinieron los abuelos, el padre y la madre de las dos hermanas. Ambos tenían cincuenta y tantos años. Por último, la hermana mayor con su marido se unieron al programa. Todos ellos tenían problemas y objetivos específicos.

Con el tiempo, y con el consentimiento de todos, reunimos a toda la familia en una sola serie de conferencias de dos horas cada una. En estas reuniones, se preguntaba y respondía; cada persona presentaba un informe de sus progresos; se compartía y planeaba para el futuro bienestar de todos. El progreso fue tan satisfactorio que ahora sólo celebramos estas reuniones familiares cada tres meses, cuando repasamos, alabamos el estado actual de progreso y damos ánimo. Cuando se requieren cambios, se sugieren.

Todos los miembros de la familia se apoyan mucho unos a otros y estas muy entusiasmados con su nueva forma de comer y vivir. Los abuelos tenían una piscina y con frecuencia las hijas, maridos y todos los nietos se reunían para hacer una fiesta familiar alrededor de la piscina. Nos dicen que incluso aquellos que de forma activa no asisten a nuestras reuniones están, poco a poco, metiéndose. Por lo menos, todos están disfrutando sus «zanahorias».

 

g. Utilizar un placebo

 

Esta técnica suele ser útil cuando se trabaja con ancianos o personas muy trastornadas emocionalmente, que se muestran reacios a dar los primeros y tímidos «pasos de bebé».

Lo más probable es que todos estemos de acuerdo en que utilizar cualquier clase de suplemento es un principio antihigiénico. No obstante, puede ser una herramienta útil en circunstancias excepcionales, como cuando una persona demasiado sensible necesita algo a lo que agarrarse. En esas ocasiones, hemos recurrido a una pastilla hecha de vegetales deshidratados al vacío a baja temperatura. Es relativamente inocua, ciertamente mucho más que una pastilla de azúcar. Les aconsejamos a nuestros clientes que esta pastilla se debe utilizar durante un tiempo limitado para «cubrir cualquier carencia» en su dieta. Esto parece tranquilizar a los individuos preocupados. Con frecuencia los tranquiliza emocionalmente y les da la confianza que necesitan para llevar a cabo los primeros cambios requeridos en su estilo de vida. Una vez que se ha superado este obstáculo, los otros parecen más fáciles de superar.

 

h. Sólo hay un camino

 

Cuando se han agotado todos los recursos médicos y han fallado, como invariablemente ocurre, los clientes son más susceptibles al cambio. Todos vosotros tendréis clientes que están en esta situación. Es fácil y difícil al mismo tiempo trabajar con estos clientes.

Uno de nuestros estudiantes se tuvo que enfrentar a esta clase de situación. Ella había hecho un curso en nutrición cuando se enteró que su esposo tenía una enfermedad terminal: cáncer de vejiga.

Armada con su nuevo conocimiento sobre la ciencia de vivir en la salud y en la enfermedad, ella le dio un cambio radical a su vida. Se negó a internar a su marido en un hospital como exigía el oncólogo y dijo que ella misma lo cuidaría en su propio hogar. El especialista podía visitarlo en casa cuando quisiera. Una enfermera del hospital le visitaba varias veces a la semana.

La dieta del hombre cambió bruscamente a una dieta alcalina de frutas y verduras frescas crudas. En cada comida sólo se servían dos cosas. Algunos días, sólo zumos: frutas y verduras en adecuados intervalos. Tomaba el sol cuando era posible y todos los días hacía el ejercicio que podía. Casi hacia el final, su esposa le daba suaves masajes varias veces al día y en especial sobre la columna vertebral.

Es interesante hacer notar que este hombre no necesitó ningún analgésico, excepto una aspira de vez en cuando, hasta las últimas 24 horas, cuando se tomó seis aspirinas. En su funeral, al que nosotros asistimos, le preguntamos a una de las enfermeras que lo visitaba si alguna vez había visto un final tan pacífico en un paciente con cáncer terminal. Negó con la cabeza y comentó que nunca en su vida había visto algo parecido.

 

i.      Superar los hábitos compulsivos y el complejo de «mi médico dice»

 

Quizá estos sean los cambios más difíciles que el cliente tenga que hacer, siendo el comer en exceso el más difícil de superar de todos los hábitos. De hecho, se dice que sólo el 5% de las personas obesas consiguen reducir su peso hasta alcanzar el adecuado.

Es útil animarlos e incitarlos constantemente. Las consultas deben realizarse con más frecuencia que con otros clientes. Les pedimos a nuestros clientes obesos que mantengan un control semanal del peso y en cada consulta comprobamos los cambios. Nos hemos dado cuenta de que es necesario recordar constantemente a los más reacios su objetivo: que conseguir una figura y un peso más normal en ellos se puede traducir en beneficios para su salud y que les puede abrir muchas puertas sociales y laborales.

Por regla general también les pedimos a nuestros clientes obesos que hagan un informe de sus comidas. Normalmente, confiesan sus tapeos y sus atracones. El viejo dicho dice: «la confesión es buena para el alma. » Quizá, a veces, pueda ser útil pedirles esa clase de confesión.

Superar el complejo de «mi médico dice» que tan obstinadamente mantienen algunos clientes requiere paciencia por tu parte. En realidad, para superarlo, tienes que ofrecer un producto mejor, por decirlo así, para tener éxito con esta clase de sujetos. Por supuesto, siempre podemos recordarles, siempre y cuando surja el tema, que ellos están aquí —en tu consulta y hablando contigo— porque «mi médico» no tenía las respuestas.

En otras palabras, con estos clientes y cuando sea posible, si es que quieren hacer realidad su deseo de estar más sanos de lo que lo están ahora, debemos hacerles entender la realidad de su fracaso en el pasado y sustituir este fracaso con una nueva oportunidad para el éxito que ahora se les ofrece con sólo aplicar sus recién aprendidas formas de vida y de alimentación higiénicas.

 

j. Análisis de sangre bionutricional y perfil

 

Encontramos que esta es una herramienta muy motivadora con la mayoría de los clientes, casi sin excepción. Tanto de forma hablada como gráfica, el Análisis y Perfil presenta al cliente la realidad del estado de la sangre, según demuestran una serie de pruebas realizadas en un laboratorio normal y que son interpretadas y comentadas para que el cliente las estudie. Cuando existe la necesidad de un cambio, este análisis y perfil lo demuestran claramente. Nuestro consejo es que los clientes se los hagan cada seis meses. Cuando se observan cambios sanguíneos, como suele ser el caso al llevar a cabo cambios higiénicos en el estilo de vida, los clientes se motivan aún más para mejorar y realizar los cambios adicionales sugeridos. Puedes disponer de estos Análisis y Perfiles en Box 36017, Tucson, Arizona 85740. Envía sellos y un sobre con tu dirección para más detalles.

 

k. Agrupar clientes para su estudio

 

El practicante debe sacar tiempo para estudiar el historial de los clientes, agrupándolos por la clase de trastorno:

 

1. Clientes artríticos

2. Clientes diabéticos

3. Clientes con trastornos nerviosos

4. Clientes con afecciones cardiacas

5. Clientes que padecen afecciones respiratorias, etc.

 

Haz un estudio crítico de lo siguiente, según demuestre el historial pasado y presente:

 

Emocional            Toxinas              Endotoxinas

 

Soledad              café, té             Ácido úrico

Muy enfadado         tabaco               hipercolesterol

Miedo a la muerte    alcohol              depósitos cálcicos

Celoso               cocaína, otras drogas          purinas

Etc.                      Etc.                 Etc.

 

          Deficiencias              Síntomas

          Matrimonio infeliz        Cada cliente

          Come comida basura       

           Problemas económicos

                Etc.

 

Haz una lista especial para los excesos, como: trabaja demasiado, come demasiado, etc. Esto te ayudará a guiar a los clientes individuales y aconsejarles los cambios que deben realizar.

Cuando sea pertinente y práctico, haz reuniones de grupo en los que se puedan comentar y analizar los métodos utilizados, hablar sobre los cambios ya realizados y sobre los progresos y planes futuros. En aquellos casos en los que los resultados positivos han tardado en aparecer, estas reuniones pueden ser una forma de descubrir las causas ocultas. También pueden proporcionar la ocasión para un acuerdo, es decir, para que todos los participantes comprendan que son necesarios tanto cambios como tiempo para lograr la curación deseada y, quizá, para que comprendan mejor que la causa de todos los problemas de los participantes es común.

Sólo aquellos clientes que estén dispuestos a participar en una discusión franca y abierta deben incluirse en esta clase de discusiones de grupo porque equivale a una reunión de «muestra y cuenta» en la que algunas veces es necesario relevar detalles íntimos del estilo de vida. Algunos clientes, por supuesto, son reacios a participar en discusiones francas y abiertas, pero con los clientes que estén dispuestos, los resultados son muy motivadores.

 

l. Vende la rosa, no las espinas

 

Mantén siempre ante tus clientes la visión de lo posible. No te explayes mucho en el presente ni el pasado. Aclara todos los asuntos relacionados conforme vayan apareciendo y deja claro las posibles consecuencias de los hábitos incorrectos, pero insiste en los efectos saludables que se derivan de hacer todos los cambios adecuados en el estilo de vida. En las ventas, un enfoque positivo siempre es más eficaz. A los vendedores les aconsejan que exageren a los comprados los beneficios. El buen practicante debe vender los beneficios de vivir higiénicamente, y son muchísimos.

Sigue dando empujoncitos a los clientes, poquito a poco, si es necesario. Con frecuencia los resultados son espectaculares. Un solo caso de estudio explicará lo que queremos decir. Hace cuatro años una mujer vino a pedirnos ayuda. Había tenido varios ataques cardiacos graves, una mastectomía, le habían extirpado los ganglios linfáticos, tenía los hombros y la espalda muy desviados y se desmayaba siete u ocho veces al día. Los análisis sanguíneos revelaban un estado casi imposible. Mientras estábamos escribiendo esto hoy, nos llegó una carta suya que decía: […] Hemos pasado un verano muy bueno y me siento feliz de poder decir que hacía años que no sentía esta sensación de bienestar. Realmente me siento bien. » Aún sigue teniendo pequeños problemas, por ejemplo, unas cuantas de hemorroides. No obstante, su mejora demuestra la magia de la Ciencia de la Vida. Algunas veces, tanto nosotros como nuestros clientes nos desanimamos, pero la motivación y la inspiración vuelven cuando vemos resultados como los que esta mujer ha experimentado.

 

A. Saber qué hacer y cómo hacerlo

 

Aquí es donde los higienistas se encuentran a sus anchas. Ellos saben lo que sus clientes deben lograr al hacer cambios específicos en sus estilos de vida, si es que desean conseguir un mayor nivel de salud. Y también, al menos en grandes términos, saben cómo deben proceder.

Al mismo tiempo, el practicante debe convertirse en el padre que evalúa la situación y determina el curso de acción adecuado, el profesor que explica la metodología y controla quién sigue el proceso hasta lograr una consecución exitosa.

Todos los practicantes tienen sus propias características personales: capacidad para liderar, respeto por las necesidades del cliente, sinceridad, madurez emocional, sentido del humor o carencia del mismo, buen aspecto, capacidad para entender los sufrimientos del cliente. Cuanto mayor sea el cociente de cualidades más frecuente será que puedan comunicar a los clientes su conocimiento de «qué, cuándo, cómo», etc.,  y, por tanto, maximizar los resultados.

El conocimiento que la media de las personas tiene sobre sí mismo es abismal, si bien aún queda mucha información disponible, de hecho, gran cantidad. Sin embargo, y al mismo tiempo, también existe una terrible confusión sobre los humanos y sobre lo que se requiere de ellos para poder conservar un excelente estado.

Al niño de hoy en día no le han enseñado a leer y/o consultar a varios autores o fuentes sobre asuntos de salud, sino que, más bien, le han enseñado a seguir los consejos que dan los medios de comunicación, y estos se imparten sólo desde el punto de vista médico sobre cómo conseguir la salud y cómo conservarla. Desde pequeños, las personas son programadas para pedir a su mentor médico que les guíe sobre qué hacer y cómo cuidarse en la enfermedad y en la salud y para las masas sólo la opinión médica es válida.

La ciencia divide a los humanos en fragmentos. Sólo la Ciencia de la Vida trata a las personas como una unidad que es gobernada por leyes inmutables. La ortodoxia no tiene en cuenta la naturaleza étnica, epidemiológica e histórica del hombre. Los higienistas advierten de forma consciente la relación causa-efecto y esto es lo que diferencia al Científico de la Vida de otras prácticas y creencias más tradicionales. Es esta diferencia la que se debe enseñar a los clientes si es que queremos que realicen sus potencialidades como seres humanos.

Nosotros tenemos el deber de conocer al hombre en su integridad, de conocer la simbiosis de sus partes internas y la relación simbiótica que establece con su entorno.

Por supuesto, es imposible enseñar a los nuevos clientes en la primera, segunda o tercera reunión todo lo que se sabe a este respecto. Por tanto, nuestra práctica se convierte en un asunto de seleccionar de forma inteligente, eligiendo lo más relevante y descartando lo que, al menos por el momento, tiene menos importancia. Por tanto, evaluar las carencias, es la primera prioridad. En la siguiente unidad comentaremos la primera reunión. Por ahora, simplemente diremos que esta primera reunión es muy importante, pero no trascendental. En cada una de las consultas, reuniones de grupo, siempre que estemos juntos, aprendemos un poquito más sobre nuestros clientes. Toda la información exacta y todas las impresiones deben ser consideradas y evaluadas según su importancia.

Tras la evaluación de las carencias debemos construir un plan de acción basado en las necesidades según nos revele el historial pasado, las impresiones, etc. Sigue un estudio de las posibles causas. Aquí uno descubre una multitud de causas posibles, entre ellas la causa más común: comer en exceso; además, también podemos encontrar acontecimientos muy traumáticos que ocurrieron en el pasado o que están ocurriendo ahora: como crueldad física; exceso de trabajo; traumas psicológicos como preocupación, miedo; quizás asumir un exceso de responsabilidad en asuntos civiles; o actuar más allá de la capacidad actual de uno; comer comida basura; beber té, café, refrescos, etc.; alcoholismo; alguna extirpación de órganos o partes, etc.

Una evaluación de las causas más importantes debe preceder a la construcción del plan de acción. Siempre debemos ser conscientes de que la mayoría de las personas sólo manifiestan un conocimiento elemental sobre sí mismas y sólo pueden revelar cosas que saben que son dañinas, y que este conocimiento es limitado. Normalmente, sólo pueden abordar tareas fáciles: esto es especialmente cierto al principio.

Por regla general nos encontramos con que la mayoría de la gente son espectadores y seguidores: no instigadores, realizadores o hacedores. Además, dudan de ti y de tus consejos, a menos que quizá hayan llegado a ti gracias a una persona en la que tienen plena confianza. Esto es especialmente cierto por lo que respecta a su físico. La mayoría tienen carencias y están enfermos. Por tanto, deben ser guiados, alentados y empujados: pero suavemente. Como sabiamente dijo Alexis Carrell en su obra Man, the Unknown [El hombre, lo desconocido] «La humanidad nunca ha ganado nada de los esfuerzos de la masa. Ha salido adelante por la pasión de unos pocos individuos anormales, por la llama de su inteligencia, por su idea de la ciencia, de la caridad y de la belleza.» Como higienistas, nuestro conocimiento sobre qué hacer, cómo hacerlo y cuándo debe convertirse en nuestra pasión, en nuestra deslumbrante llama, de forma que nuestro conocimiento sobre la belleza de la vida y su potencial cuando está gobernada por ley, pueda transmitirse y convertirse en parte del ser consciente de aquellos que, porque sufren, buscan nuestra ayuda.

Recuerda que la aceptación mental de los principios y prácticas higiénicos es algo maravilloso que llegará gracias a la ejercitación de la mente. Al igual que los huesos y músculos se desarrollan con el ejercicio físico, la mente también se engrandece y acepta nuevas ideas cuando se ejercita. Cuando tú expliques cada nuevo principio y práctica y el cliente los lleve a cabo habrá dado otro paso hacia su objetivo final: tener mejor salud.

El incremento del progreso dependerá de la disciplina interna del cliente; disciplina que con tanta frecuencia es mitigada más por el pensamiento del grupo de iguales que por el funcionamiento de la lógica. Como profesores debemos guiar a los clientes —con la lógica, inspiración y ejemplo; enseñándoles la maravillosa visión de lo que ellos pueden conseguir y disfrutar— hacia hábitos de vida más saludables y no alejarlos de los malos hábitos con regañinas y sermones. No debemos decir lo que se debe quitar, sino lo que recibirán. Muy pocos clientes aprenderán la forma adecuada de comer y vivir simplemente con sermones. El deseo de conocer la belleza de la vida vivida en su plenitud es lo que puede atraer, guiar y mantener.

El mayor deseo de la humanidad es tener salud y juventud. Tanto hombres como mujeres pasan sus vidas y gastan su dinero en una búsqueda casi siempre infructuosa de ilusiones. Es bien sabido que, la mayoría de las veces, nos debilitamos debido a nuestros excesos, a nuestra falta de disciplina moral y porque nos excedemos de muchas formas. La ciencia de la vida es oro verdadero. Se basa en los hechos demostrados de la fisiología y anatomía, no en ilusiones o ideas; en leyes naturales y universales, no en meros conceptos. Nos muestra lo que hemos sido, pero también nos abre las puertas a lo que nos podemos convertir.

Una vez que hayamos enseñado a nuestros clientes los secretos de la vida, le habremos enseñado cómo mantener sus cuerpos sanos; le habremos devuelto el control y los habremos puesto al timón de la vida. Habrán recibido conocimientos de muchos secretos de la vida, de forma que durante toda su vida podrán conservar intacto el vigor de sus cuerpos, su belleza y la capacidad para aumentar su campo mental.

Para conseguir todo aquello que nos gustaría lograr se necesita un plan de acción bien programado. El practicante debe tener un plan general que se pueda modificar para adaptarse a las necesidades particulares del cliente. El plan debe incluir todos los requisitos biodinámicos de la existencia orgánica; qué cantidad de ejercicio; qué cambios exactos se requieren en la alimentación; qué hábitos nocivos deben abandonarse inmediatamente, etc. Todo debe considerarse e incluirse según dicte la necesidad individual y el progreso que se produzca.

Los ratones que se mantienen mucho tiempo encerrados en jaulas pequeñas y sometidos a muchas maniobras estresantes se debilitan muy pronto, pero cuando se les da libertad en unos habitáculos mayores en los que pueden excavar y explorar, cuando se alimentan y ayunan de forma adecuada, su vida media aumenta en salud. Igual ocurre con las personas. Cuando los simples hábitos higiénicos de la existencia orgánica se convierten en parte del pensamiento y obra de nuestros clientes, reciben el don de un conocimiento que les influirá de forma favorable durante el resto de su vida.

Por supuesto, los clientes experimentarán dificultades de adaptación. Algunos abandonarán a mitad del camino y nosotros debemos aprender a «dejarlo pasar». No debemos gastar nuestras energías en objetivos vanos, sino que, más bien, debemos gastarla de una forma más útil y con personas más receptivas, de forma que el mayor éxito esté garantizado.

Entonces y básicamente, debemos utilizar lo mejor de nosotros mismos para averiguar los hechos, para explorar el conocimiento de nuestros clientes tanto sobre el pasado como sobre el presente. Después, tenemos que elaborar un plan de acción dándonos muy bien cuenta de que un plan es sólo eso, un plan. No es una construcción rígida que no se puede cambiar cuando sea necesario. El higienista que responde a la necesidad cuando esta surge con una solución correcta tendrá éxito, no sólo económico, sino que, además, tendrá la satisfacción de haber hecho bien su trabajo.

Es inteligente cultivar tanto en nosotros como en nuestros clientes actitudes positivas que provoquen resultados positivos. Cada paso hacia delante, cada vez que se sustituye un hábito nocivo por un cambio positivo en el estilo de vida estamos ayudando a mejorar la calidad de vida. Necesitamos impartir a nuestros clientes la idea de que ellos poseen la mejor máquina constructora de salud que jamás se haya fabricado y que cuando trabajan con ella y satisfacen sus simples necesidades, les ofrecerá un resultado tan pleno de riquezas que superará a sus sueños más anhelados.

RESUMEN

 

Como practicantes higienistas debemos inculcar en nuestros clientes una visión de lo posible. Esto lo hacemos gracias a nuestra capacidad para inspirar, motivar y por lo bien que impartamos el conocimiento de la vida y de sus leyes. No debemos insistir demasiado en lo que los clientes deben abandonar o dejar de hacer, sino, más bien, debemos insistir mucho sobre el futuro: los nuevos y maravillosos alimentos que crecen en el mundo y que los clientes aún no han probado; las profundidades mentales y espirituales que quedan por explorar; las nuevas y emocionantes aventuras en su estilo de vida que aún no han experimentado.

El simple hecho de recitar una lista de «no hagas» puede hacer que un cliente se aleje de nosotros y de la vida sana. La visión de la nueva y más saludable vida que tus clientes pueden conseguir haciendo no sólo es emocionante y retadora, sino que también es muy, muy seductora. Y, sobre todo, recuerda que tú, el practicante higienista, tienes las claves. Tú eres el que puede enseñarles las verdades de la vida y convertir la perspectiva del mañana en la realidad del hoy.

Cultiva la persistencia y el optimismo. Recuerda que tu voz es como la puerta principal de una casa. Puede abrir dos caminos. Tus palabras, cuando hablas bien, pueden llevar a tus clientes hacia un estado de salud óptimo; si no, pueden alejarlos de lo que debería ser su destino final: una salud plena.

Deja que tus palabras de conocimiento sean palabras de paz, armonía, esperanza, deseo, logro: brillantes, incitadoras e inspiradoras. Deja que el brillante futuro comience en tu presencia con tus ideas y pensamientos positivos, palabras retadoras y estimulantes. Los resultados favorables están garantizados. Recuerda: «Yo puedo».

Y, por último, los higienistas tenemos el deber de recordar que cuando los clientes salen de la consulta están solos. Tu trabajo ha terminado, al menos por el momento. Nosotros compartimos nuestros conocimientos y experiencias con ellos. Ahora el cliente debe cambiar su estilo de vida para que la verdadera magia pueda comenzar; deben conservar sus vidas para poder seguir teniendo vida. Este es el valor real del practicante higienista dedicado.

 

PREGUNTAS SOBRE LA UNIDAD

 

PREGUNTA: A mí me parece que se necesita mucho tiempo para organizar reuniones de grupo y dar conferencias ¿Cree que el tiempo que se dedica a estas actividades compensa todo el esfuerzo y gastos?

RESPUESTA: ¡Por supuesto! Y lo digo por varias razones. Primero, los practicantes que se guardan para sí mismos pronto no tendrán clientes. Segundo, se quedaran anticuados. No estarán tan en sintonía, como nosotros decimos, con las necesidades del cliente como cuando se reúnen con frecuencia con los clientes en reuniones de grupo y también como cuando entran en contacto con el público. Los grupos y otras reuniones públicas ofrecen la oportunidad para intercambiar ideas, oír otros puntos de vista, aprender qué está pasando en la comunidad, mantenerse al tanto de los adelantos. Además, es interesante notar con qué frecuencia las palabras que dijiste hace quizá un año permanecen en la mente de los que las escucharon y hacen que algunas personas busquen tu ayuda cuando les surge la necesidad.

 

PREGUNTA: Tengo una cliente que es bastante mayor, casi a punto de cumplir setenta. Tiene miedo de ayunar. ¿Podría sugerirme un procedimiento simple para poder utilizarlo en este caso?

RESPUESTA: Cada cliente es diferente, por supuesto. Sin embargo, con clientes tan poco decididos y desinformados, yo no insistiría en el ayuno a menos que la afección esté tan avanzada que lo requiera. Pero, incluso entonces, creo que es aconsejable tomarse un tiempo, si es posible, para enseñar al cliente cosas sobre el ayuno, ofrecerle material de estudio sobre este tema y establecer la base que haga que el cliente esté más dispuesto a ayunar.

Algunas veces, también nos vemos obligados a utilizar métodos alternativos, como ayunos de 24-36 horas seguidos de sólo una o dos comidas, lo que pone una tensión limitada sobre los órganos digestivos y conserva los recursos energéticos.

Pienso que debemos recodar la declaración de Alexis Carrel de que la mente y el cuerpo son una unidad inseparable. Creo que sus palabras exactas eran que estaban «entrelazados». Un cliente acosado por el miedo no conseguirá muchos progresos. Algunas veces es necesario retroceder un poco antes de poder ir hacia delante. Así que mi consejo es que se lo tome con tranquilidad y que haga pequeños, pero importantes, cambios antes de dar el gran paso.

 

PREGUNTA: Usted consigue que todo parezca muy fácil. ¿Es realmente tan fácil como hace parecer esta unidad influir a los clientes para que cambien?

RESPUESTA: Me alegro de que me haga esta pregunta. La respuesta es un contundente ¡No!. Por supuesto que no. Siempre es comparativamente fácil hablar sobre teorías y metodología, pero ponerlas en práctica puede ser muy difícil, a menos que uno sea muy habilidoso tratando con personas. Sin embargo, son herramientas muy prácticas con las que trabajar. Utilizarlas día tras día, mes tras mes, nos ayudan a aumentar nuestra habilidad para trabajar con gente. Recuerda que la práctica hace la perfección. Cuanto más practicamos más habilidad como practicantes adquirimos. Se necesita tiempo para construir una casa. Se necesita tiempo para construir salud. También se necesita tiempo para desarrollar las habilidades personales que nos permitan ayudar a la gente.

 

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

 

Fe

 

Obviamente, si queremos tener éxito en nuestra tarea, estamos obligados a tener fe en que lo que estamos haciendo es correcto. Si no estamos convencidos del mérito que tiene nuestro programa, de que traerá la salud; de que en realidad esta es la única forma posible de conseguir una mejor vida para nosotros mismos, entonces nunca lograremos alcanzar nuestra meta. Incluso un mal régimen puede producir con frecuencia resultados asombrados, si el paciente cree con toda su alma que le hará bien. Y ¡imagínese lo espectaculares que pueden ser los resultados cuando el régimen adoptado es uno que está en perfecta armonía con las necesidades de nuestro organismo!

Erase una vez, o así dice la historia, un sultán que llevaba mucho tiempo enfermo, muy enfermo. Era muy querido por su pueblo que le rogaba a sus eruditos médicos que le curaran. Los importantes hombres de ciencia le habían dado numerosos remedios y drogas, le habían sangrado y dado rapé, que era la costumbre médica de esa época. Pero todo había sido en vano. El sultán cada día estaba más débil.

Por fin, uno de sus médicos, sabio entre los sabios, ordenó a los artesanos del sultán que fabricasen un martillo de madera. Les dijo que hicieran el martillo hueco, tanto el mango como la bola. Cuando acabaron el martillo, les ordenaron que se lo llevaran al sabio, junto con un taco de madera en forma de cubo hueco. Y así se hizo, conforme a las instrucciones del hombre sabio.

Cuando el martillo hueco y el cubo hueco fueron llevados al sabio, éste los llenó, en turno, con muchas drogas diferentes, remedios escogidos por los hombres más eruditos del reino. Vinieron de lo ancho y largo del reino para ofrecer sus artes. Cuando todas las partes huecas fueron rellenadas, ordenó a los artesanos que sellaran el martillo y el cubo para que ninguna de las poderosas y exóticas drogas pudiese derramarse. Entonces, el erudito fue al sultán, que estaba en la cama, a punto de morir, y ordenó que tanto la cama como el sultán fuesen izados y llevados al patio. Y, así se hizo.

El gran hombre dijo al rey que, temprano en la mañana, antes de «romper el ayuno» tenía que golpear el cubo hueco con el martillo hueco, ahora relleno con las poderosas drogas, hasta el momento en el que el sultán sudara abundantemente. Le dijo al pobre rey enfermo que el aroma que desprendían las drogas encerradas en la madera envolvería, de esta forma, a su real persona y, en el tiempo adecuado, el sultán se curaría. Día tras día, el rey siguió sus instrucciones. Y pasó lo que se había predicho.

El sultán se puso más fuerte y vigoroso, el pueblo se regocijó y todo eran alabanzas para el sabio médico. Le dieron mucho oro y plata y vestidos de púrpura y oro.

Aunque esto sólo es una alegoría de las Mil y Una Noches puede enseñar muchos a aquellos que vean y entienda. Nos habla de la inutilidad de utilizar fármacos en ningún programa de salud. Por inferencia, nosotros sabemos que no fueron las drogas las que le trajeron el regalo de la vida, sino el ejercicio, el descanso, el aire fresco, el agua pura, el tiempo y el AYUNO. La fe más el hacer pueden hacer que aparezca la salud.

 

Deseo más acción

¡No basta con desear! También debemos ¡hacer! Sir Francis Bacon (1561-1626) escribió lo siguiente: «Censuramos a los hombres que se dedican a insignificancias, y no imaginen que un trabajo tan grande como parar y hacer retroceder el curso de la naturaleza puede hacerse con tragos mañaneros o tomando alguna valiosa droga, sino que se puede asegurar que esto necesita un trabajo de esfuerzo, consistente en muchos remedios con una relación fija entre sí.»

Podemos tener todo lo que deseamos en el mundo y, aún así, nunca lograr nuestro objetivo de estar más sanos de lo que estamos ahora. Como bien indicara Sir Francis debemos reunir todos los atributos conocidos de la salud, los principios biodinámicos de la salud aplicados según las leyes vitales de la vida y con todo esto debemos trabajar para construir la salud. Por supuesto, habrá épocas en la que todo no parezca ir bien pero, al igual que Robert the Bruce, debemos seguir haciendo aquellas cosas que sabemos que son necesarias si alguna vez queremos tener la esperanza de estar mejor de lo que estamos ahora.

Hace muchos años, Cicerón dijo: «La única dificultad, si hay alguna, consiste en empezar.» Así que aquí estamos. Hemos viajado juntos toda una vida; hemos aprendido muchas cosas nuevas y hermosas sobre la vida. Sabemos que la tierra puede convertirse en un lugar de alegría, ¡sólo con que el hombre obedezca la ley natural! Los sabios de todas las épocas nos han enseñado que los modos simples de vida llevan salud al cuerpo, mente y alma. Son los métodos simples los que hacen que la sangre se mueva suavemente por las arterias y sigan su curso alegre por las venas. La obediencia a la Ley hace que los movimientos se aviven y el espíritu se eleve, la memoria se despeje y llegue la sabiduría. Sabemos que la enfermedad acorta la vida y que la salud la prolonga y alegra. Ahora debemos comenzar, porque cada uno de nosotros debe viajar solo por este camino mágico hacia la salud: debe ser nuestro deseo y nuestra acción.

En este siglo, una mujer joven gastó su energía cuidando de su madre inválida. También ella cayó enferma y estaba a punto de morir. Tan enferma estaba que un nuevo y joven médico que había en el pueblo donde ella vivía temía que le vieran tratándola. Temía que si le ofrecía sus servicios a esta chica moribunda podría perder todos los pacientes que acaba de conseguir. No había otro médico al que ella pudiese recurrir.

Su familia, no sabiendo qué otra cosa hacer, la metió en su habitación y la mantuvo bien abrigada y cómoda. Le daban de comer brotes recién recogidos y hacían lo que podían por ella. Sin embargo, esta generosa chica siguió debilitándose y el dolor era casi insoportable. Llegó a pensar que la muerte sería un descanso bien venido para una existencia como la que llevaba. Le pidió a su preocupado padre que la llevara al césped y la tendiera en un colchón. Le pidió que no le trajera ni comida ni bebida ya que estaba decidida a morir, pero también estaba decidida a morir bajo el azul cielo de Dios. Le rogó que le trajera un bastón y la dejara allí.

El padre, también cansado de la vida, hizo lo que su hija le pedía. La sacó de la cómoda y caliente casa y la puso en un colchón sobre el césped. Nadie le llevó ni comida ni bebida, sólo alguna agua pura. La chica pasaba el tiempo con su bastón, excavando de vez en cuando la tierra, primero se giraba hacia un lado y, después, hacia el otro. Miraba el cielo azul y veía volar a los pájaros. De vez en cuando hablaba con alguien que pasaba por allí. El día pasó, pero aún seguía viva.

El siguiente día siguió excavando, pero ni comió ni bebió: sólo agua pura y fresca. Los días pasaban, se convirtieron en semanas y después en un mes y aún seguía sin morir. Esta débil mujer, no más que una niña en años, comenzó a excavar a más y más profundidad. Comenzó a suceder algo extraño e inesperado: se hizo más y más fuerte. De pronto, un día decidió que quería VIVIR. En realidad, ella sabía que la realidad de la vida podría ser suya y que le había sido revelado cómo podía conseguir que todo pasara.

¡Qué emocionada estaba! Pidió comida a gritos y le trajeron la comida que pidió: sólo comería las frutas recién recogidas bajo el sol de Dios y en abundancia. Pronto, fue capaz de sentarse y la pusieron en un sofá, aún bajo el cielo azul. Seguía excavando, girándose primero de un lado y después del otro hasta llegar al suelo.

Con el tiempo, se levantó del sofá y su alegría fue completa. Como los pájaros que durante tanto tiempo había mirado, ahora también ella se sentía volar. Había recuperado la salud, un regalo de la naturaleza. Siempre había estado allí, pero había hecho falta un profundo deseo de vivir y el conocimiento de cómo conseguir la vida, más vivir según las necesidades de la estructura y funciones humana.

Algunas veces nosotros, al igual que la chica de la historia, no necesitamos comida. Quizá sólo podemos utilizar el sol, el aire, la brisca fresca. Quizá todo lo que necesitemos sea olvidar que estamos enfermos y mirar este hermoso mundo y disfrutar los dones que nos puede otorgar la salud. Quizá todo lo que necesitemos sea pura agua fresca hasta que llegue el momento cuando también nosotros podamos alargar la mano y tocar una vida que está volviendo a florecer. Conocimiento, deseo, seguido de la acción. ¿Podrían ser estas las claves mágicas para la salud?

 

 

Una casa dividida

 

«Una casa dividida no permanece en pie». Todos conocemos este dicho. Se aplica a las familias, a los países y a las profesiones. Las voces se alzan para exaltar los avances de la humanidad, pero ¿no parece paradójico en esta época de nuestra historia, cuando se dice que se han hecho tantos progresos en muchos campos diversos, que estemos presenciando tanta confusión en el campo de la ciencia de la salud?

Andamos por la luna y nos comunicamos con lugares lejanos en el espacio. Exploramos las profundidades de la tierra y del mar con equipo e instrumentos de un país de ensueños imaginado. Probablemente, nunca en la historia de la humanidad se ha gastado tanto dinero, tiempo y esfuerzo en investigar el campo de la enfermedad como ahora. Sólo los millones de dólares que se han gastado en Estados Unidos hacen pensar.

Cada año se reúnen sumas astronómicas para investigar los problemas que nos asolan hoy en día: artritis, diabetes, cáncer, esclerosis múltiple y afecciones cardiacos. Nombra una enfermedad y seguro que en alguna parte se está recolectando un fondo. Cada año, con una regularidad asombrosa, llegan peticiones de dinero, ofreciendo una y otra vez la esperanza de un gran progreso proveniente de un rincón ilusorio. Los cazadores están libres, o eso nos dicen, preparados para buscar y destrozar a todos los ladrones asesinos de salud: ¡si sólo consiguieran encontrarlos! Pero, se necesita dinero, y más dinero y todavía más dinero.

Científicos, nutricionistas, dietéticos, médicos de todas clases: todos ofrecen curas, tratamientos y opiniones, estas últimas son tantas y tan diversas como los granos de arena que cubren las orillas del mar. Existen divisiones dentro de las divisiones. La medicina preventiva también es una «gran acontecimiento», pero incluso aquí hay desacuerdo sobre cómo prevenir la enfermedad en primer lugar.

¿Dónde están los profesores de salud? No podemos encontrarlos entre los que hemos citado. Todos parecen preocupados por el enfermo, por la enfermedad ¡muy pocos se preocupan por la salud! ¿Cómo podemos saber algo sobre la salud cuando sólo nos concentramos en la enfermedad? ¿Dónde están los que enseñan las leyes del organismo: leyes que siempre han determinado el estado de nuestro ser, ya estemos sanos o suframos algún grado de salud disminuida? ¿Dónde están los que enseñan a las personas cómo fundar una cuenta bancaria de salud y pueden indicarnos y demostrarnos con su propia actividad el emocionante, pero aún inexplorado, campo de descubrimiento que espera a la persona que tiene en orden su cuenta de salud?

En vez de esto, y según con quién consultemos, nos dicen que nuestra enfermedad sólo se debe a los tiempos en los que vivimos. Quizá padezcamos acidosis o anemia, hipertensión o hipotensión. Quizá ingerimos demasiadas pocas calorías, o ¿podría ser que demasiadas? No hay duda de que ingerimos muy pocas proteínas. A todo el mundo le pasa ¿sabes? Nuestro metabolismo está, sin duda alguna, tristemente descompuesto, al igual que nuestra química sanguínea. Quizá necesitemos hierro, yodo, o ácido fólico; y, por supuesto, vitamina C, X, Y y Z.

De igual forma también podríamos utilizar un poco de magnesio, potasio, zinc o algún otro mineral sacado del estante de la farmacia. Y, después, es fácil comprobar que debemos, obligatoriamente, deshacernos de la barriga, o podría ser que podamos utilizar un poquitín más de relleno para compensar. Por supuesto, para rematar, nuestro sistema endocrino está hecho un guiñapo y nos provoca graves problemas emocionales, por lo que definitivamente necesitamos algunas inyecciones y un psiquiatra. Y, claro está, siempre existe la posibilidad de que no haya absolutamente nada malo en nosotros. ¡Claro, eso es! Todo está en nuestra mente y lo mejor que podemos hacer es ponernos al día. Y así, la humanidad enferma y muere, con frecuencia antes de hora y con gran dolor.

La enfermedad está por todas partes, pero nadie ve el mensaje que se puede encontrar en la enfermedad. La enfermedad y la muerte sólo dan paso a más de lo mismo. La esperanza de la humanidad radica en comprender los caminos de la salud: el camino higiénico.

 

Debemos involucrarnos

 

Una casa dividida es causa de mucha confusión y problemas. No nos lleva a ningún sitio. Por eso creemos que es importante para todos nosotros, ya estemos dedicados a este oficio de enseñar salud o seamos personas corrientes que quieren vivir su vida disfrutando de salud, que nos convirtamos en personas de mente abierta, más informadas, de forma que podamos adquirir nuevas ideas. Debemos cambiar el consenso de enfermedad por el consenso de salud. Debemos aprender las Leyes Vitales de la Vida que abarcan a todas las criaturas vivas, incluso al Humano, y debemos entender que a menos que vivamos según estas leyes no tendremos más opción que convertirnos en parte del rebaño; en parte de todos los enfermos, de los que sufren: todos aquellos de entre nosotros que gritan de dolor.

Es tan fácil engañar al humano. Tiende a poner su confianza en el hombre en vez de en la Naturaleza, que es la que establece el plan general para el hombre; un plan pensado hasta el último detalle: la comida que debe comer  y el entorno en el que debe vivir. El hombre siempre ha intentado perfeccionar la naturaleza o hacer que la naturaleza se adapte a su propia idea de lo que deberían ser las cosas y por el camino que deben discurrir.

Por supuesto que sería muy agradable si todas nuestras partes y sistemas se adaptaran a nuestros deseos y caprichos pero, por desgracia, no lo harán. Somos incapaces de cambiar nuestro material físico: él trabaja según su propia secuencia y normas para mantener la vida. Así que parece que, al menos por ahora, debemos aprender a adaptarnos y a adaptar nuestros hábitos de vida a nuestro yo físico porque, si nos negamos, las partes que lo componen se debilitarán en muy poco tiempo y simplemente no volveremos a tener la oportunidad de volver atrás e intentarlo otra vez porque, verás, estaremos muy, muy muertos.

(Extracto de Superior Life Management-5 estudy lessons, de Robert and Elizabeth McCarter)-

 

 

Las distintas puertas hacia tu personalidad

(De Personality and Your Future [Personalidad y tu futuro], de Charles M. Simmons. Publicado por Hoyt Publishing Co., 630 N. San Mateo, Dr., San Mateo, CA)

 

Tu voz es la puerta principal de tu personalidad y, al igual que la puerta principal de una casa de verdad, muchas de las impresiones que la gente saca de lo que TÚ eres por dentro depende del ambiente que capten en tu «puerta principal». Si eres afectuoso, amistoso, sincero y accesible, la gente tendrá la impresión de que les va a GUSTAR lo que encuentren dentro.

Cuando abres esa puerta para dejar SALIR tu personalidad, la clase de persona que la gente vea y escuche salir de esa casa tuya dependerá de lo que tú digas, y de CÓMO lo digas. Por eso, tu «casa de personalidad» necesita varias puertas.

Necesitará la puerta de la buena conversación, por la que entras en una relación de cooperación con los demás gracias al intercambio de ideas y pensamientos, a escuchar atentamente a los demás y a preguntar interesándote por ellos.

Necesitarás la puerta por la que puedas salir y presentar tus buenas ideas a grupos de personas, con un discurso pensado y preparado, expuesto de una forma interesante y que atraiga la atención.

Necesitarás la puerta por la que puedas utilizar tu voz y palabras para informar a otros: para instruir, para guiar, para influir. Aquellos que encuentras cuando cruzas esta puerta serán tu familia, las personas con las que trabajas o tienes relaciones sociales. (Y, por supuesto, tus clientes —Los autores—).

El mejor hardware sobre el que apoyar estas «puertas de personalidad» es un amplio vocabulario, un vocabulario cada vez mayor, que se adquiere escuchando, leyendo y eligiendo palabras y frases nuevas de tu elección.

 

Pon la guinda final en tu casa

 

Ahora que la estructura de tu «casa» está completa, podemos añadir algunos toques finales, comenzando con la pala de colores. Uno de los materiales básicos con el que puedes trabajar aquí está en ti y es uno con el que puedes poner la guinda más bonita para acabar tu casa. Este material es el OPTIMISMO. (Recuerda que cuando los principios de la vida los aplica una persona llena de suficiente energía residual para iniciar y mantener el proceso de recuperación, conseguirás un índice de éxito del 100%. —Los autores—.)

Echa un buen vistazo a este mundo nuestro, a lo que está pasando cada día y a cómo nos está yendo. Echa un BUEN vistazo y descubrirás que este viejo lugar está básicamente yendo hacia delante de una forma OPTIMISTA. Las cosas no son perfectas, pero hay mucho más en la parte positiva que en la negativa. Y si te CONCENTRAS en este hecho, SIEMPRE encontrarás que cada situación tiene dos caras: no importa lo negra que pueda parecer en un momento dado.

Puedes añadir la decoración perfecta: la perfecta paleta de color a tu personalidad DEMOSTRANDO que puedes y encuentras, con FRECUENCIA, mucha FRECUENCIA, la «cara buena» de este mundo.

El optimismo y todas las actitudes felices que se derivan de él, hará que TU «casa» sea asombrosamente atractiva a los ojos de los demás.

 

¡Qué buen aspecto tienes!

 

Después, por supuesto, querrás añadir la distinción de un buen trabajo paisajista, y esto lo puedes lograr con el VESTIDO y los COMPLEMENTOS.

Sabes, si fuésemos por ahí prácticamente sin nada excepto nuestra piel, como hacen algunos de nuestros hermanos y hermanas en otras partes del mundo (totalmente de acuerdo, claro está, con los principios higiénicos: —los autores—) podríamos decir que el asunto del guardarropa, de cuidar nuestra ropa y de preocuparnos sobre nuestro aspecto se simplificaría mucho. Imagina por un momento que diésemos un giro fantástico a nuestra cultura y decidiéramos probar el estilo de las islas de los mares del Sur y pusiéramos de moda los taparrabos, abalorios y faldas de hierba. No hace falta ser muy agudo para imaginar lo que ocurriría con las personalidades de todos nosotros ¿verdad? No creo que me gustara discutir los méritos de esa moda para mí.

Estoy seguro de que cuando piensas sobre las ramificaciones de los dos extremos de cultura, la falda de hierba comparada con el traje, verás la gran responsabilidad y dependencia que ponemos en la ropa y complementos en la sociedad en la que vivimos.

Los demás no ven la verdadera piel que tú vistes. Ven la ropa que llevas, y el estado de las partes de tu cuerpo que se ven, como manos, brazos, cara, pelo. Por tanto, están constantemente alabándote y evaluándote, sobre las bases de calidad, limpieza y buen gusto de tus ropas y accesorios.

Utiliza colores armoniosos que combinen bien, elige bien los accesorios, mantén el pelo bien cuidado: utiliza todas las formas de embellecer tu paisaje, de forma que la gente tenga siempre una reacción agradable de la clase de persona que eres. Por esta razón, deberías considerar tu guardarropa como una INVERSIÓN, y tus complementos como una adecuada preparación para tu aparición como un actor o actriz sobre el escenario que es tu mundo de cada día.

 

Elección ilimitada del mobiliario

 

Y por último, claro está, querrás amueblar tu casa. Aquí tienes unos materiales ilimitados para elegir, porque tú amueblas tu «casa de personalidad» con CONOCIMIENTO.

Aprender, buscar el conocimiento, ADQUIRIR el conocimiento hace que tu personalidad crezca y prospere. Gracias a una estructura expansible de conocimiento en tu vida y del efecto expansivo que tiene sobre tu personalidad, los días, meses y años de tu vida ACTÚAN  a tu favor. Cada día que te trae un nuevo conocimiento añade fuerza a tu personalidad, y cada día diferente trae el conocimiento de una fuente diferente, añadiendo variedad a tus recursos internos: tu personalidad mejora con la edad. Una circunstancia de lo más deseable ¿verdad?

En tu «casa de personalidad» hay muchas habitaciones que amueblar, por lo que tenemos muchas oportunidades para usar una gran variedad de conocimiento. Intenta amueblar cada habitación de forma diferente, gracias al conocimiento positivo y progresivo relacionado con tu vocación, pasatiempos, intereses, asuntos mundiales, asuntos de la comunidad y con las personas que te relacionas. Conocer bien a todas las personas y cosas con las que tratas cada día hará que tu «casa de personalidad» sea CONFORTABLE para ti y para los demás.

Ahora ya sabes lo que se necesita para hacer una «casa de personalidad» ideal. Conoces los materiales que son necesarios para construir una, para reformar la que tienes en la actualidad. Sabes CÓMO hacerlo. Lo más importante es el hecho de que puedes tener «una casa de personalidad» que es característica de ti, y que los demás verán como muy atractiva.

Puedes crear la actitud interior que te permitirá tener esta casa haciendo HOY dos cosas PROGRESISTAS:

 

Haz esto hoy para tener un futuro garantizado

 

Primero, haz un inventario sincero del activo y pasivo de tu personalidad, comparando tus hábitos y actitudes actuales (y los resultados según afecten a tu vida) con las NORMAS establecidas por ti, tal y como hemos construido esa «casa de personalidad» ideal. Las personas que han hecho este inventario de forma objetiva, bajo este plan, han tenido buenas experiencias porque SIEMPRE han descubierto que el trabajo de reforma que se les sugirió les fue fácil de realizar. Lo importante fue que HICIERON el inventario, por lo que sabían exactamente qué hacer. Esto es igualmente importante para ti, y los resultados serán igualmente valiosos. (¿Podría ser también esta una herramienta apropiada para ayudar a los clientes a que entiendan mejor las áreas de interés en sus estilos de vida?)

Segundo, basándote en tu inventario, haz un plan para realizar ese trabajo de reforma: comenzando HOY. El propio acto de hacer este plan, y de dar el primer paso para ACTUAR según tu plan, resultará en un cambio favorable relacionado con tu futuro.

A partir de aquí, cada paso que des para mejorar tu «casa de personalidad» será un pronóstico favorable para el futuro.

 

Un fuerte aliado para un futuro brillante

 

Tienes un aliado íntimo que irá a trabajar contigo cuando hagas este inventario y el plan. Quizá sería mejor que dijera que tienes un ASOCIADO íntimo, puesto que posiblemente no sea un aliado.

Me refiero a tu pensamiento subconsciente, esa parte interna de tus recursos mentales que graba todo lo que haces y que, al mismo tiempo, influye en que actúes de la forma que lo haces. Siempre ha funcionado así e influye negativa o positivamente, según lo que hicieras para que se grabara ahí. Graba una gran cantidad de reacciones negativas de las cosas que haces y tu pensamiento consciente se verá influido consecuentemente y tenderá a causar que continúes actuando de esa forma. Pero si grabas muchos pensamientos e ideas positivos, estos influirán sobre tu pensamiento subconsciente, el cual intentará hacerte que sigas por el mismo camino. En ese caso, será tu aliado ¿verdad?

Si te aplicas al cien por cien con tu inventario y con tu plan, tu pensamiento subconsciente estará influido positivamente, y ayudará a que pongas en acción tu plan. Sé que esto es lo que vas a hacer, así que sé que será tu aliado.

Porque cada momento del futuro que puedas controlar —tus actitudes y hábitos reflejados en esta personalidad MEJORADA— actuará POSITIVAMENTE para ejercer un control FAVORABLE.

Tu «casa de la personalidad» eres tú. Hazla confortable, agradable y segura para ti y característica a los ojos de los demás, y tu futuro será predecible: ¡no puede más que ser un futuro afortunado!

 

 

(Extracto de Man, The Unknown [El hombre, lo desconocido] de Alexis Carrel, Doctor en Medicina. Premio Nobel. Publicado por Harper and Brothers Publishers. New York and London. 1935. Edición agotada. (Del capítulo «Inward Time» [Tiempo interior], pág. 188-190)

 

Las personas jóvenes y viejas, aunque en la misma región espacial, viven en mundos temporales diferentes. Estamos inexorablemente separados unos de otros por el tiempo. Una madre no suele ser una hermana para su hija. A los niños les cuesta trabajo entender a sus padres, y aún más a sus abuelos. Obviamente, los individuos que pertenecen a cuatro generaciones sucesivas son profundamente heterocrónicos. Un abuelo y su bisnieto pueden ser unos completos extraños. Cuanto más pequeña sea la distancia temporal que separe a dos generaciones, más fuerte puede ser la influencia moral del mayor sobre el más joven.

 

 

A partir del concepto de tiempo psicológico se derivan ciertas reglas de nuestra acción sobre los seres humanos. Los desarrollos mentales y orgánicos no son inexorables. Pueden modificarse, en cierta medida, según nuestra voluntad, porque somos un movimiento, una sucesión de normas superpuestas en el marco de nuestra identidad. Aunque un ser humano es un mundo cerrado, sus fronteras externas e internas están abiertas a muchos agentes físicos, químicos y psicológicos. Y estos agentes son capaces de modificar nuestros tejidos y mente. El momento, el modo y el ritmo de nuestras intervenciones dependen de la estructura del tiempo fisiológico. Nuestra dimensión temporal aumenta principalmente durante la niñez, cuando los procesos funcionales están más activos. En esa época, los órganos y mente son flexibles. Se puede ayudar eficazmente a su formación. Puesto que cada día se producen gran número de actividades orgánicas, su masa creciente puede recibir esa forma que parezca adecuada para dejar su huella permanente sobre el individuo. El moldeado de un organismo según unas normas seleccionadas debe tener en cuenta la naturaleza de la duración: la constitución de nuestra dimensión temporal. Nuestras intervenciones tienen que hacerse en la cadencia del tiempo interior (cursivas de los autores). Las personas son como un líquido viscoso que fluye por la unidad física. No podemos cambiar su dirección de repente. No debemos intentar modificar la mente y estructura de una persona con procedimientos bruscos, como uno da forma una estatua de mármol a golpe de martillazos. Sólo las operaciones quirúrgicas provocan en los tejidos transformaciones repentinas que son beneficiosas, aunque recuperarse de la rápida intervención del bisturí es un proceso lento. Ningún cambio profundo en la unidad orgánica puede obtenerse rápidamente. Nuestra acción debe armonizar con los procesos fisiológicos, substrato de tiempo interior, siguiendo su propio ritmo. Nuestras intervenciones en la construcción del cuerpo y conciencia sólo producen un efecto completo cuando se adaptan a las leyes de nuestra duración.

Podemos comparar un niño con un arroyo, que sigue cualquier cambio de su cauce. El río conserva su identidad, a pesar de la diversidad de sus formas. Puede convertirse en un lago o en un torrente. Bajo la influencia del entorno, la personalidad puede expandirse y hacerse muy débil o concentrarse y adquirir gran fortaleza. El crecimiento de personalidad implica estar constantemente añadiendo complementos. Al principio de su vida, una persona está dotada con vastas potencialidades. El desarrollo de las personas sólo está limitado por las fronteras extensibles de las predisposiciones ancestrales. Pero en cada momento deben hacerse elecciones. Y cada una de las opciones reduce a nada una de sus potencialidades. Por necesidad, tienen que elegir uno de los distintos caminos que se ofrecen para los recorridos de la existencia, con exclusión de los demás. De esta forma se privan a sí mismos de ver los países por lo que podían haber viajado si hubiesen escogido los otros caminos. En nuestra infancia llevamos dentro numerosos seres potenciales, que mueren uno a uno. En la vejez, estamos rodeados por una escolta de aquellos que podríamos haber sido, de todas nuestras potenciales abortadas.

Cada ser humano es como un fluido que se vuelve sólido, o una historia que se está escribiendo o una personalidad que se está creando. Y nuestro progreso, o nuestra desintegración, depende de factores físicos, químicos y fisiológicos, de virus y bacterias, de influencias psicológicas y, por último, de nuestra propia voluntad. Constantemente, estamos siendo formados por nuestro entorno y por nosotros mismos. Y la duración es el material de la vida orgánica y mental, puesto que significa «invención, creación de formas, elaboración continua de lo absolutamente nuevo.» (Cita de Creative Evolution [Evolución creativa] de Henri Bergson, Henry Holt and Co., Inc.)

 

 

(Extracto de In Tune with the Infinite [En armonía con el infinito] de Ralph Waldo Trine. Publicado en edición de bolsillo por The Bobbs-Merrill Co., Inc. Indianápolis. New York. Primera edición en 1908. 13º edición. pp 56-68)

 

El miedo y la falta de fe van cogidos de la mano. Uno nace del otro. Dime cuánto miedo tiene una persona y te diré cuánto carece de fe. El miedo es el invitado que más caro cuesta entretener, al igual que ocurre con la preocupación: tan caros son que nadie puede permitirse invitarlos. Atraemos aquello a lo que tenemos miedo, lo mismo que, pero con una actitud mental diferente, atraemos las influencias de los estados que deseamos. La mente dominada por el miedo abre la puerta para que entren las mismas cosas, para que se actualicen las mismas condiciones: el miedo.

—¿Dónde vas? —Preguntó un peregrino árabe al encontrarse un día con la peste—.

— Voy a Bagdá a matar cinco mil personas —le contestó—.

Algunos días después el mismo peregrino se encontró a la peste de vuelta:

— Me dijiste que ibas a Bagdá a matar cinco mil personas —dijo él— pero, sin embargo, mataste cincuenta mil.

— No —dijo la peste— yo sólo maté cinco mil, como te dije que haría, los demás murieron de miedo.

 

El miedo puede paralizar cada músculo del cuerpo. El miedo afecta a la circulación sanguínea, al igual que a las acciones normales y sanas de todas las fuerzas vitales. El miedo puede hacer que el cuerpo se ponga rígido, inmóvil y sin fuerza para moverse.

No sólo atraemos hacia nosotros las cosas que tememos, sino que también ayudamos a atraer hacia los demás las situaciones que nosotros, en nuestra mente, tememos. Esto lo hacemos en proporción a la fuerza de nuestros propios pensamientos y en el grado en el que las personas estén sensatamente organizadas y, por tanto, influidas por nuestros pensamientos, aunque puede ser algo inconsciente tanto por su parte como por la nuestra.

Los niños, sobre todo los muy pequeños, son, por regla general, más sensibles antes las influencias que los rodean que las personas adultas. Algunos son realmente un material muy sensible, registrando las influencias que los rodean y encarnándolas cuando van creciendo. Aquellos que están a cargo de estos niños deben tener mucho cuidado con sus estados mentales, y una madre debe tener un especial cuidado durante el tiempo del embarazo, ya que la tranquilidad mental y emocional por su parte le será de mucha ayuda cuando se acerque el momento del parto y cuando tenga que cuidar a su recién nacido. Los padres deben poner atención sobre la forma en la que controlan al niño, ya sea más o menos pequeño, pensando en el miedo. Esto se hace muchas veces, involuntariamente por su parte, con ansiedad y a veces con lo que se podría denominar sobreprotección, que es tan malo como el descuido.

Conozco varios casos en los que al niño siempre se le controlaba por miedo, fuese a pasar esto o aquello, y las mismas cosas que los padres temían se han transmitido al niño, que de otra forma probablemente jamás hubiese tenido ese temor. Muchas veces no había razón justificada para el miedo. En caso de que algo lo justifique, lo más inteligente es adoptar la actitud contraria, para de esta fuerza neutralizar la fuerza en activo, e imbuir en el niño sabiduría y fuerza para que sea capaz de enfrentarse a la situación y controlarla, en vez de ser controlado por ella.

Hace un día o dos un amigo me contaba una experiencia que él mismo tuvo en este aspecto. En un periodo de su vida que estaba teniendo una terrible lucha con cierto hábito, su madre y su novia — la boda se celebraría al final de un cierto periodo de tiempo, dependiendo de que él demostrara su control— le controlaban todo el tiempo por temor a que le ocurriera algo, de tal forma que él, muy sensatamente organizado, continuamente sentía el depresivo y debilitador efecto de los pensamientos negativos de estas dos mujeres. Podía decir siempre exactamente lo que ellas sentían por él. Siempre estaba influido y debilitado por su miedo, por sus preguntas, por sus sospechas, todo lo cual tenía el efecto de disminuir el sentido de su propia fuerza, lo que ejercía una gran influencie paralizante sobre él. Y, así, en vez de inspirarle valor y fuerza, le hacían darse cuenta aún más de su propia debilidad y de la casi inutilidad de su batalla.

He aquí dos mujeres que le querían y que hubiesen hecho cualquier cosa por ayudarle a conseguir el control, pero quienes, desconociendo la silenciosa, sutil, siempre en activo y eficaz fuerza de la mente, en vez de impartirle valor, en vez de darle fuerza, le desarmaron de todo esto y después añadieron debilidad desde fuera. De esta forma, la batalla se le hizo a mi amigo el triple de dura.

Miedo, preocupación y todos los estados mentales semejantes le cuestan demasiado caros a una persona —hombre, mujer o niño— para poder permitírselo. El miedo paraliza la acción saludable; la preocupación corroe y debilita el organismo y al final lo destroza. Nada se gana con ello, todo se pierde. Un dolor continuado durante mucho tiempo por cualquier pérdida hará lo mismo. Cada uno ocasiona su clase particular de enfermedad. Un amor desmesurado por el dinero, la tacañería y una disposición para acumular tendrán efectos semejantes. La rabia, celos, malicia, ver siempre los defectos, lujuria: cada uno tiene sus efectos particulares de corroer, debilitar y destrozar.

Descubriremos que no sólo la felicidad y la prosperidad son concomitantes de rectitud —vivir en armonía con las leyes más altas—, sino también de salud orgánica. El gran profeta hebreo enunció una química maravillosa de vida cuando dijo: «Como la rectitud cuidad la vida, aquel que persigue el mal persigue su propia muerte.» Por otra parte «En el camino de la rectitud está la vida; y en esa misma senda no hay muerte.» Llegará el tiempo cuando se compruebe que esto significa mucho más de lo que la gente se atreve a ni siquiera pensar. «Radica en el esplendor y la belleza que van en continuo aumento, o en una casucha de su propia construcción: una casucha que al final se caerá y será abandonada.»

Cada año, los organismos de casi un número incalculable de personas, con vidas desequilibradas e imparciales, se debilitan y caen antes de hora a mitad del camino. ¡Pobres, pobres, casas! Pretendiendo ser hermosos templos, son llevadas a la desolación por sus ignorantes e imprudentes inquilinos ¡Pobres casas!

Un observador atento, un estudiante minucioso del poder de las fuerzas mentales podrá ser capaz de leer en la voz, en los movimientos y en los rasgos los efectos registrados por los estados y condiciones mentales predominantes. O, si le cuentan los estados y condiciones mentales predominantes puede describir la voz, los movimientos, los gestos, al igual que describir en grandes líneas, las enfermedades físicas peculiares del poseedor.

Expertos en el tema nos han dicho que un estudio del cuerpo humano, de su estructura y de la cantidad de tiempo que necesita para madurar, en comparación con el tiempo que necesitan los cuerpos de los distintos animales, así como su correspondiente longevidad, revela el hecho de que nuestra edad natural debería ser casi ciento veinte años más de la que es en la actualidad. Pero piensa en la multitud de personas  que nos rodean y cuyo cuerpo están envejecidos, debilitados, rotos, de forma que tienen que abandonarlos mucho antes de llegar a lo que debería ser un largo periodo de vida media fuerte y vigorosa.

Entonces, al estar la duración de la vida natural acortada de esa forma, aparece lo que podemos llamar «una especie que cree que su periodo acortado es el periodo natural.» En consecuencia, muchas personas, cuando se aproximan a cierta edad, y al ver que, por regla general, las personas en este periodo de su vida comienzan a dar muestras de envejecimiento, a ir cuesta abajo, como nosotros decimos, ellos, pensando que esto es de cajón y que lo mismo debe ocurrirles a ellos, y al tomar esta actitud mental, se provocan a sí mismos las mismas condiciones mucho antes de lo que es necesario. Sutiles y poderosas son las influencias de la mente en la construcción y reconstrucción del organismo. Cuando lleguemos a entenderlas mejor puede que la gente se acostumbre a esperar con alegría la adolescencia de su segundo siglo.

Me acaba de venir a la mente una amiga, una señora bien metida en los ochenta. Una anciana, como la mayoría de la gente la llamaría, sobre todo aquellos que miden la edad por el número de estaciones que han venido y se han ido desde el nacimiento. Pero llamar vieja a nuestra amiga sería decir que lo blanco es negro. No es más vieja que una chica con veinticinco años, y, en realidad, más joven, —me alegra o me entristece, según se mire, poder decir— que muchas de las chicas con esta edad. Buscando lo bueno en todas las personas y cosas, ella ha encontrado lo bueno en todas partes. El brillo de su carácter y la voz que tiene ahora, que atrae a todo el mundo hacia ella y que hace que parezca maravillosamente atractiva ante todo el mundo, la ha caracterizado durante toda su vida. A su vez ha llevado luminosidad, esperanza, valor y fuerza a cientos de miles de personas durante todos estos años y, según parece, continuará haciéndolo durante muchos años más.

Ni miedos, ni preocupaciones, ni odios, ni celos, n lamentos, ni quejas ni la sórdida búsqueda por desmesuradas ganancias entraron en su campo de pensamiento. En consecuencia, su mente, libre de estos estados y condiciones anormales, no ha exteriorizado en su cuerpo las distintas enfermedades físicas que la mayoría de las personas arrastran con ellas, pensando en su ignorancia que es natural que las padezcan y que todo está en armonía con el «orden eterno de las cosas». Su vida ha estado llena de experiencias, de forma que todas estas cosas podrían haber encontrado una rápida entrada en el campo de su mente y, por tanto, en su vida, si ella hubiese sido lo suficientemente ignorante para dejarlas entrar. Por el contrario, ha sido lo suficientemente inteligente para reconocer el hecho de que al menos en un reino ella es la gobernante —el reino de su mente— y que es ella quien tiene que decidir lo que entra o lo que no entra. Ella sabe, más o menos, que al decidir esto está decidiendo todas las condiciones de su vida. Realmente es un placer y una inspiración verla como va y viene, ver su luminoso carácter, sus jóvenes pasos, oír su alegre risa. Realmente y en verdad, Shakespeare sabía lo que decía cuando dijo: «Es la mente la que enriquece el cuerpo»

¿Te gustaría permanecer siempre joven, llevarte la alegría y confianza de la juventud a la madurez? Eso sólo depende de una cosa: de cómo vivas en tu mundo mental. Esto lo determinará todo. Fue el genial Gautama, el Buda, quien dijo: «La mente lo es todo; aquello que piensas en eso te convertirás». Y Ruskin estaba pensando lo mismo cuando dijo: «Anida en ti pensamientos agradables. Ninguno de nosotros sabe todavía, porque a ninguno nos han ensañado de pequeños, qué mágicos palacios podemos construir con pensamientos hermosos: protégete contra la adversidad.» Y ¿Te gustaría que tu cuerpo tuviera toda la elasticidad, toda la fuerza, toda la belleza de tus años de juventud? Entonces, vívelos en tu mente sin dejar lugar para sucios pensamientos y los exteriorizarás en tu cuerpo. En el grado que te mantengas joven en tu pensamiento, tu cuerpo permanecerá joven. Y descubrirás que, a su vez, el cuerpo ayudará a tu mente, porque el cuerpo ayuda a formar la mente de la misma forma que la mente forma el cuerpo.

 

Un estado de salud plena y abundante es la condición natural y normal de la vida. Cualquier otra cosa es una condición anormal, y, por regla general, las condiciones anormales se generan a causa de las perversiones. Dios nunca creó la enfermedad ni el sufrimiento; son creaciones del propio hombre. Aparecen a causa de violar las leyes bajo las cuales vivimos. Tan acostumbrados estamos a ver condiciones anormales que, poco a poco, llegamos a pensar que son naturales y a considerarlas algo normal.

 

Dale al cuerpo el alimento, el ejercicio, el aire fresco y la luz del sol que necesita; mantenlo limpio y después piensa en él lo menos posible. En tus pensamientos y en tus conversaciones nunca insistas demasiado sobre la parte negativa. No hables de enfermedad y sufrimiento. Al hablar de eso te haces daño a ti mismo y a aquellos que te escuchan. Habla de aquello que hace que la gente quiera escucharte. Así, los contagiarás de salud y fuerza y no de debilidad o enfermedad.

Insistir sobre la parte negativa siempre es destructivo. Esto es cierto tanto para el organismo como para el resto de las cosas.

»Nunca podremos conseguir salud pensando en enfermedad, como tampoco podemos alcanzar la perfección insistiendo sobre la imperfección, o la armonía con la discordia. Siempre deberíamos mantener en nuestra mente la imagen de la salud y la armonía.

»Nunca afirmes o repitas sobre tu salud lo que no deseas que se convierta en realidad. No insistas en tus enfermedades, ni estudies los síntomas. Nunca te dejes convencer de que no eres el completo dueño de ti mismo. Obstinadamente afirma tu superioridad sobre las enfermedades orgánicas, no te permitas ser el esclavo de ninguna fuerza inferior… Yo enseñaría pronto a los niños a construir una barrera fuerte entre ellos y la enfermedad, con hábitos saludables de pensamiento, pensamiento elevado y pureza de vida. Les enseñaría a expulsar cualquier pensamiento sobre la muerte, toda imagen de enfermedad, toda emoción discordante, así como todo odio, malicia, venganza o envidia, para que, de esta forma, puedan deshacerse de cualquier tentación de hacer el mal. Les enseñaría que los malos alimentos, las malas bebidas o el mal aire generan mala sangre; que la mala sangre genera malos tejidos y que la mala carne genera mala moral. Les enseñaría que los pensamientos sanos son tan esenciales para tener unos cuerpos sanos como lo es una gran fuerza de voluntad, y les enseñaría a estar preparados para protegerse, de todas las formas posibles, contra cualquier enemigo de la vida.

Le enseñaría al enfermo a tener esperanza, confianza, posibilidades. Ninguna persona alcanzará más éxito que confianza tenga; como norma, nosotros levantamos nuestras propias barreras.

«Lo similar produce similar por todo el universo. El odio, la envidia, malicia, celos y venganza: todos tienen hijos. Cada mal pensamiento genera otros malos pensamientos y estos otros más, reproduciéndose de esta forma a sí mismos, hasta que nuestro mundo esté poblado con sus descendientes. El verdadero médico y padres del futuro no medicarán el cuerpo con fármacos no más que la mente con principios. La futura madre enseñará a su hijo a mitigar la fiebre de la rabia, odio, malicia, con la gran panacea de la palabra «amor». El futuro médico enseñará a la gente a cultivar la alegría, la buena voluntad y las acciones nobles tanto como tónico para la salud como tónico para el alma, y que un corazón alegre hace el bien que una medicina.»

====================================================

 

EN EL PUNTO 4.- EL CONCEPTO DEL CÍRCULO INTERNO (pág.19 de la lección 91), aparece un dibujo de una espiral, con siete nudos con una C (CRISIS CURATIVA) cada vez más distantes.  En el extremo exterior (ENFERMEDAD) y en el extremo interior (GOAL HAS BEEN REACHED – FULL HEALTH). En el 4º nudo (PEQUEÑA CRISIS CURATIVA) y en el 5º (HEALING CRISSE NOW FARTHER APART – CONTINUE TO BE LESS SEVERE)

====================================================

 

 

EJERCICIOS

 

Verdadero o falso

 

1) La base para conseguir un total éxito en cualquier campo de trabajo radica principalmente en una salud perfecta.

2) Los requisitos orgánicos de la vida necesarios para mantener a los humanos con salud son relativamente pocos, muy simples y fácilmente asequibles.

3) Por regla general, aquellos que buscan la ayuda de un practicante higienista no están muy enfermos.

4) La aplicabilidad de un caso de estudio a un cliente determinado no es realmente muy importante.

5) La mayoría de las personas que buscan los servicios de un higienista están muy motivados para cambiar su estilo de vida.

6) El sentimiento de impotencia entre los clientes es muy raro.

7) Cuando el sentimiento de impotencia existe suele tener sus raíces en experiencias de la niñez.

8) Algunas veces el cliente necesita pequeñas regañinas.

9) El cliente se puede desencantar por cualquier muestra de arrogancia por parte del higienista.

10)Las reuniones siempre deberían consistir de personas de que padezcan la misma clase de trastorno.

11)Utilizar con frecuencia la pizarra puede ser eficaz.

12)Es mejor dejar al azar las reuniones de grupo.

13)El practicante debería ser un buen oyente.

14)Las palabras dichas son más personales que las escritas.

15)Deberíamos desanimar a nuestros clientes para que no hagan preguntas, ya que nuestro tiempo es demasiado valioso para malgastarlo de esta forma.

16)La empatía nunca se puede aprender.

17)Los higienistas necesitan apreciar su propia valía.

18)El ayuno es una solución práctica para todos los problemas del cliente.

19)Utilizar el Concepto del Círculo Interior es práctico con todos los clientes, pero sobre todo cuando nos enfrentamos a casos más difíciles.

20)Tenemos más oportunidades de triunfar con el cliente cuando todos los miembros de su familia apoyan sus esfuerzos.

 

Respuestas cortas

 

1) Nombra cuatro dones potenciales comunes con los que nacen todos los niños.

2) ¿Cuáles son los tres requisitos necesarios para inducir a un individuo a que cambie de vida?

3) ¿Cuáles son las dos cosas más importantes que debemos recordar cuando utilizamos el método de los casos de estudio?

4) En el caso de estudio del Dr. Weger sobre el joven, ¿qué subyacía bajos todas sus muchas enfermedades físicas?

5) Según los Fundamentos de la Ciencia de la Vida, un comportamiento motivado es aquel comportamiento dirigido hacia la consecución de tres cosas. Cítalas.

 

Rellena los espacios en blanco

 

1) Cuando una persona cambia sus hábitos, actitudes y ……… ……….. para satisfacer de forma más adecuada sus necesidades básicas, la enfermedad se va para dejar el cuerpo en un excelente estado de salud.

2) La ………… siempre debe preceder a la recuperación.

3) El higienista que está bien versado en los ……………. de la Higiene Natural tiene el conocimiento suficiente para cambiar el mundo.

4) La técnica de «yo también» implica reunir personas con trastornos ……………..

5) Un ………………. es una declaración de fe o creencia.

6) Cuando todos los recursos médicos se han agotado y han fracasado, los clientes suelen mostrarse más flexibles ante el ……………….

7) Los clientes ……………. suelen requerir más consultas que la mayoría del resto de los clientes.

8) El Análisis Sanguíneo Bionutricional y el Perfil presenta al cliente las realidades de las condiciones de la sangre tanto por …………. como por ………….

9) Siempre mantén ante el cliente la ………………… de lo posible.

10)El conocimiento que la persona media tiene sobre sí misma es …………………

 

Redacciones

 

1) Explica el método de «muestra y cuenta» para motivar a los clientes a cambiar sus estilos de vida y comenta tu opinión sobre cómo puede ser utilizado con éxito por el practicante.

2) Comenta las tres fases de la pérdida inicial de peso y la subsiguiente recuperación de un peso más normal que suele seguir cuando uno mejora su estilo de vida.

 

RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS

 

Verdadero o falso

 

1) Verdadero

2) Verdadero

3) Falso

4) Falso

5) Falso

6) Falso

7) Verdadero

8) Verdadero

9) Verdadero

10)Falso

11)Verdadero

12)Falso

13)Verdadero

14)Verdadero

15)Falso

16)Falso

17)Verdadero

18)Falso

19)Verdadero

20)Verdadero

 

 

 

Rellenar los espacios en blanco

 

1) Estilo de vida

2) Motivación

3) Principios

4) Similar

5) Credo

6) Cambio

7) Obeso

8) Palabras/imágenes

9) Visión

10)Abismal

 

Respuestas cortas

 

1) Pensar, solucionar problemas, soñar, conseguir.

2) Inspiración, motivación, conocimiento.

3)  

a)      ¿Es aplicable a ese cliente determinado?

b)      ¿Se puede razonablemente verificar?

1) Maltratos físicos y abusos de un hermano mayor.

2) Algún objetivo, objeto o propósito.

 

Redacciones

 

1) El método de «muestra y cuenta» se basa en reunir a los clientes en un grupo. En estas reuniones los clientes tienen la oportunidad de hablar sobre su progreso o carencia en algo, de preguntar a otros asistentes y también al practicante sobre problemas de interés personal. Estas reuniones le ofrecen al cliente la oportunidad de contar sus historias con final feliz, lo que suele ofrecer un incentivo a los clientes dudosos para que sigan su buen ejemplo y «vayan y hagan lo mismo».

En esta clase de reuniones suele ser aconsejable tener un tema central de discusión para utilizarlo como método de centrar la atención del grupo como, por ejemplo, el papel que desempeña el ejercicio en la mejora de la salud, etc.

El practicante habilidoso puede utilizar estas reuniones para inspirar y motivar a los clientes reacios y más dudosos a que realicen los cambios necesarios en el estilo de vida, no sólo a través de los testimonios personales de los clientes, sino también utilizando casos de estudio de personas con trastornos similares que los superaron con éxito estas enfermedades.

Para que estas reuniones tengan éxito no es esencial que todos los asistentes padezcan la misma enfermedad o tengan trastornos similares, aunque con frecuencia sí que es muy útil que se den estas condiciones.

 

2) La pérdida inicial de peso aparece tras los cambios en el estilo de vida cuando el cuerpo acepta la ingestión de mejores nutrientes y cambios saludables en la vida (más descanso, más oxígeno, etc.). Está causada por una aceleración del catabolismo y ralentización del anabolismo.

Cuando se han eliminado las suficientes toxinas, el peso se estabiliza. En este momento, el catabolismo iguala al anabolismo.

El aumento de peso sigue cuando la inteligencia orgánica reconoce que ahora se puede ralentizar el catabolismo. El cuerpo está más o menos libre de toxinas anormales. En este momento, el anabolismo comienza a acelerarse y se experimenta un aumento de peso. Este aumento de peso continúa hasta que la inteligencia inherente del organismo reconoce que se ha alcanzado el peso adecuado a la estructura corporal.

================================================

 

    EN EL PUNTO 4.- EL CONCEPTO DEL CÍRCULO INTERNO (pág.19 de la lección 91), aparece un dibujo de una espiral, con siete nudos con una C (CRISIS CURATIVA) cada vez más distantes.  En el extremo exterior (ENFERMEDAD) y en el extremo interior (GOAL HAS BEEN REACHED – FULL HEALTH). En el 4º nudo (PEQUEÑA CRISIS CURATIVA) y en el 5º (HEALING CRISSE NOW FARTHER APART – CONTINUE TO BE LESS SEVERE)