Lección 096 – Ejercicio correctivos y su aplicación

UNIDAD 96: EJERCICIOS CORRECTIVOS Y SU APLICACIÓN

TEMA: El uso del ejercicio para corregir algunos problemas anatómicos se basa en el hecho demostrado de que las leyes físicas actúan sobre el cuerpo humano —ya esté en descanso o en movimiento— de igual forma que lo hacen sobre los objetos inanimados.

INSTRUCTORES: Doctora en ciencias Elizabeth D. McCarther                         Doctor en filosofía, Robert W. McCarther

Objetivos de la unidad

Definiciones

Conceptos claves

Puntos principales

Índice

Introducción

Preguntas sobre la unidad

Resumen

Textos suplementarios

OBJETIVOS DE LA UNIDAD

Cuando haya finalizado esta unidad, el estudiante debería comprender la herramienta tan importante que es el ejercicio para corregir ciertos defectos anatómicos. Debería conocer algunos de los problemas anatómicos más comunes y adquirir más práctica en su localización e identificación. Debería familiarizarse con aquellos ejercicios específicos que puede utilizar para corregir ciertos defectos anatómicos y esqueléticos y/o trastornos musculares sistémicos.

Debería comprender lo importante que es para el bienestar humano en general mejorar la postura, forma, equilibrio, etc.

Debería darse cuenta de lo importante que es el factor tiempo para corregir defectos con otros métodos que no incluyan la cirugía, y de cómo estableciendo metas fácilmente realizables se puede animar al cliente a que sea constante con el ejercicio.

DEFINICIONES

Todos los términos técnicos aparecen explicados en el cuerpo del texto.

CONCEPTOS CLAVES

La preocupación por la forma física es algo reciente en la sociedad actual.

En un intento de mejorar la figura y forma física en general, los individuos se gastan millones de dólares en hormonas, vitaminas, fármacos, aparatos y máquinas caras, masajes, saunas, etc.

La publicidad engañosa induce a muchas personas a que se gasten el dinero en programas inútiles que prometen mejoras sin tener que realizar ningún esfuerzo.

La mayor parte de las personas que sucumben ante esta publicidad engañosa se ven atraídas por el proverbial jardín de rosas, pero, al final, obtienen muy pocos resultados —si es que alguno— que puedan enseñar a cambio del dinero y tiempo que han gastado.

A menudo, la corrección de defectos físicos puede lograrse con ejercicios enfocados a corregir un efecto compensador defectuoso de ciertos músculos.

Todos los cambios, tanto en la estructura ósea como en la musculatura, requieren tanto tiempo como un esfuerzo considerable.

No existe ninguna fórmula mágica que pueda corregir los desgraciados errores del pasado y ofrecernos de forma inmediata una figura perfecta; una en la que todas las partes externas e internas estén alineadas correctamente de forma que garanticen un rendimiento máximo del ejercicio.

El éxito para corregir cualquier imperfección dependerá del agrado con el que la persona se esfuerce, tanto mental como físicamente.

Concentrarse mentalmente en el esfuerzo físico contribuirá a conseguir un resultado exitoso de cualquier problema en menos tiempo.

PUNTOS PRINCIPALES

Tenemos más de 600 músculos y 200 huesos, además de otros tejidos corporales, que se equilibran unos con otros y que, cuando están correctamente alineados, contribuyen a mantener una forma corporal correcta.

Probablemente, el cuerpo humano tenga más partes móviles y sea considerablemente más complicado que cualquier máquina fabricada por el hombre.

Sin embargo, al contrario que las máquinas fabricadas por el hombre, el cuerpo humano es una entidad viva, que crece y que, con un cuidado adecuado, se puede someter a cambios constructivos positivos.

Siempre que exista una mala alineación o defecto físicos se producirá una reducción proporcional del rendimiento sistémico.

Las partes mal alineadas producen señales de tensión que se transmiten a todas las partes del cuerpo e imparten una fuerza negativa que afecta al bienestar general.

Un ejercicio programado puede ayudar a provocar cambios correctivos.

El ejercicio es algo intangible con efectos intangibles. De hecho, los efectos inmediatos no se ven y suelen tardar en aparecer. Por esto intentar corregir cualquier defecto anatómico exige una programación, atención constante, ejecución persistente y dedicación a la tarea que se tiene entre manos.

El ejercicio, por propia naturaleza, debe ser algo que hagas por ti mismo.

Cuanto antes comiencen a corregirse los defectos más fácil será corregirlos, menos tiempo se necesitará y los resultados serán más permanentes.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

¿QUÉ ES UN EJERCICIO CORRECTIVO?

¿En qué se diferencian los ejercicios correctivos de otras clases de ejercicios?

La física de los ejercicios correctivos.

LA DEFORMIDAD ES ALGO COMÚN

¿Cuál es la causa de las deformaciones?

Deformaciones más comunes

LA COLUMNA

No es simplemente un problema estético

Los ingredientes que faltan.

Cómo detectar las anomalías de la columna

Ejercicios típicos para una escoliosis moderada.

Ejercicios para una escoliosis más grave.

Ejercicios para fortalecer los músculos abdominales.

Ejercicios para fortalecer los músculos dorsales.

MANTENER UNA POSTURA CORRECTA ES VITAL PARA EL BIENESTAR

Dolor

Lesiones deportivas

Cómo mantener la espalda derecha y mejorar la postura

Ciertos hábitos que hay que recordar si existe una lesión de espalda

EJERCICIO: GENERAL

Ejercicios enfocados a estimular la circulación y a estirar los músculos atrofiados.

Ejercicios para el equilibrio, postura, circulación y mejorar la coordinación.

Ejercicios para el equilibrio, postura.

Programación de ejercicios:

Enseñar al cliente la forma de sacarle el máximo beneficio al ejercicio.

EJERCICIOS CORRECTIVOS Y SU APLICACIÓN

Por los doctores Robert y Elizabeth McCarter

INTRODUCCIÓN

Los humanos fuimos creados para vivir al aire libre, para buscar alimentos y refugio allí donde podían encontrarse y cuando surgía la necesidad. Fuimos diseñados para vivir entre árboles y bosques, para hacer trabajos físicos con el objetivo de cultivar nuestros alimentos, para recolectar y coger la fruta de los árboles y viñas.

Los humanos no fuimos creamos para vivir en casas cerradas, sentarnos en un despacho durante horas y horas, o estar pensando, constante y continuamente, sobre la forma de resolver múltiples problemas.

Los humanos tampoco fuimos creados para trabajar duramente bajo la luz de una bombilla o sentarnos durante horas repantigados en una butaca mirando las figuras fantasmales de la pantalla de televisión, todo esto al tiempo que los impulsos eléctricos y la radiación que emite esta caja eléctrica y que se transmiten por el aire provocan numerosos daños en nuestro sistema nervioso.

De igual forma, no fuimos creados para comer lo que come la media de las personas hoy en día. Al contrario, a los humanos nos crearon con ciertos órganos digestivos que poseen unas limitaciones y capacidades fisiológicas bien definidas; órganos diseñados para procesar simples alimentos naturales recién recolectados e ingeridos en combinaciones simples —si es que combinados de alguna forma—.

Quizá no haya ningún otro país del mundo en el que se hayan alterado y cambiado en tan poco tiempo los alimentos disponibles como en Estados Unidos, aunque en la actualidad muchos países están imitando con rapidez el estilo americano y recogiendo los mismos beneficios. En su libro The Book of Living Foods [El libro de los alimentos vivos], el Dr. Edmond Bordeaux dice que: «Desde los alimentos con un alto contenido en fécula y calorías de nuestros ancestros pioneros (quienes presumiblemente necesitaban fuerza para luchar contra los indios; indios que a su vez ganaron muchas batallas comiendo sólo frutos secos y bayas) hasta las “técnicas de respiración” de los años 20, nuestra historia ha estado sembrada de toda clases de hechos y modas nutricionales.»

Como en muchas otras ocasiones, el gobierno de los Estados Unidos vuelve a expresar su consternación ante la poca forma física que tienen los niños y jóvenes en general. Incluso un observador casual del triste panorama actual puede ver por todas partes narices retocadas; columnas desviadas; bocas que penden abiertas; falta de simetría en los cuerpos infantiles, tristemente restringidos por órganos mal alineados; y una verdadera miríada de problemas de una u otra clase. A los higienistas no les faltan oportunidades para hacer todo lo posible por corregir lo que obviamente representa una de las mayores amenazas para la futura vitalidad de nuestra nación.

No hay duda de que una sólo una completa aplicación de todos los principios higiénicos conocidos y una total obediencia a la biodinámica de nuestra existencia orgánica puede salvar a la especie humana de la extinción y devolverle su anterior figura y forma prístinas. Por voluntad propia, nos hemos desviado mucho de la belleza física, tanto de cara como de figura, de los hombres, mujeres y niños de la antigua Grecia, y carecemos de su fortaleza. Nuestros hijos y jóvenes no se parecen en nada a los descendientes de los mongoles del norte de China, ni siquiera a los jóvenes romanos que vivían en siglos anteriores. Aún menos adultos poseen en la actualidad la fuerza y recta postura que demostraban los trabajadores portuarios griegos, por ejemplo, los que vivían en época de Sylvester Graham. Pies planos, columnas desviadas hacia dentro, hacia fuera y hacia los lados: los hombres y mujeres de hoy en día intentan enderezar sus débiles pasos con músculos atrofiados y huesos osteoporosos.

Lo más probable es que se necesiten muchas generaciones de vida higiénica para devolverle a la especie humana algún parecido con lo que una completa salud y un físico perfecto puede ofrecer. Nosotros nos tenemos que limitar a imaginar ese momento y lugar. No obstante, al menos la aplicación correcta y consistente de los ejercicios correctivos y un estilo de vida higiénico podrán mejorar el destino de algunos individuos que, de otra forma, sufrirán ahora, o en el futuro, un problema que, en último término, se descubrirá que proviene de alguna desviación de la norma de la estructura física. Esta desviación puede tener mayor o menor importancia.

Por tanto, en este comentario nos limitaremos a describir algunas malformaciones anatómicas dadas, en algunos casos pero no en todos, las posibles futuras consecuencia negativas que tienen sobre la salud general del individuo que padezca estos problemas. Después, comentaremos algunos métodos correctivos que en el pasado dieron resultados saludables y que pueden ser muy beneficiosos a la hora de trabajar con un cliente en particular.

Está claro que no se puede garantizar que los defectos estructurales ya existentes se modifiquen hasta tal punto y de tal manera que el cuerpo recupere un estado perfectamente normal. Siempre hay muchos factores determinantes que influyen sobre la dirección, extensión y eficacia de la terapia física, al igual que ocurre con todos los intentos remediadores. Nos referimos a factores tales como: la salud general y vitalidad de la persona; lo bien que comprenda lo que debe hacer y por qué; la dedicación que le dedique; la actitud mental e inteligencia natural; la concentración que dedique a la tarea que tiene entre manos; lo bien que viva su vida de acuerdo con las leyes universales de la naturaleza; el ánimo y apoyo familiar que reciba, etc. Quizá sólo en casos excepcionales se consiga un rendimiento y beneficio completo, pero incluso los pequeños cambios positivos pueden ayudar a mejorar el aspecto y a disfrutar muchos más años de una vida saludable.

Debido a la naturaleza de esta disertación no nos parece que tenga alguna utilidad examinar a los estudiantes sobre el contenido de la unidad. Por tanto, esta se debe utilizar como punto de referencia, entre otros muchos disponibles, para programar los ejercicios correctivos dirigidos a aquellas personas que tengan un defecto estructural bien definido y que, según nuestro mejor parecer, parece limitar el potencial de su bienestar.

II. ¿QUÉ ES UN EJERCICIO CORRECTIVO?

Shelton define el ejercicio correctivo como el uso del ejercicio para corregir un defecto o deformación anatómicos, como el tamaño, forma, posición, etc., de alguna parte o grupo de partes del cuerpo que no se adaptan a la norma.

Entre los defectos o deformaciones que, en distintos grados, se pueden corregir con el ejercicio tenemos los siguientes: pies zopos, curvaturas de la columna, piernas arqueadas, dedos de las manos deformados, mala postura, hombros desiguales, deformaciones de los dedos de los pies, etc. Todo esto, por supuesto, en mayor o menor grado dependiendo de los factores individuales.

¿En qué se diferencian los ejercicios correctivos de otras clases de ejercicios?

Los tipos de ejercicios se pueden dividir en tres categorías principales:

Ejercicios higiénicos: los ejercicios rutinarios más generales pensados para mejorar higiénicamente la salud y vitalidad de una persona.

Ejercicios remediadores: creados para provocar ciertos cambios deseables en personas que sufren las consecuencias adversas de una poliomielitis (menos común ahora que en años anteriores debido a la mejora de la sanidad pública); de una parálisis resultante de un accidente o lesión; de ciertas afecciones espasmódicas; problemas respiratorios, etc. Los ejercicios remediadores suelen realizarse bajo la supervisión de un fisioterapeuta y deben controlarse cuidadosamente.

Ejercicios correctivos: son ejercicios específicos pensados para enfocarlos hacia una zona determinada del cuerpo y para lograr unos propósitos precisos. Está claro que los ejercicios correctivos se pueden realizar con más rapidez y vigor de lo que posiblemente se pueda hacer con los ejercicios remediadores.

La física de los ejercicios correctivos

El uso correcto de los ejercicios para corregir una deformación o un defecto anatómicos se basa en ciertos hechos fisiológicos y leyes físicas bien conocidos.

La base fisiológica para el uso de los ejercicios correctivos radica en el hecho de que mientras existe vida hay cambio. El cuerpo siempre está en un estado de cambio organizado. Cada día mueren y nacen células, toda clase de células, incluyendo las células óseas, con excepción de las células cerebrales y nerviosas.

Las células cerebrales, una vez muertas, no se regeneran. Perdemos varios millones de células cerebrales cada día y nunca se recuperan. Los nervios rotos no se pueden arreglar, pero los nervios intactos, aún estando dañados, sí suelen mejorar —aunque lentamente— con un atento cuidado higiénico.

Cuando analizamos la base física de la eficacia de los ejercicios correctivos podemos observar que los músculos del cuerpo humano cumplen dos funciones principales:

Producir el movimiento deseado, como cuando son dirigidos por los mecanismos de control del sistema nervioso central.

Sostener los huesos, tanto en posición de descanso como en movimiento.

Los músculos se diferencian de los distintos ligamentos. Estos últimos son simples láminas de tejido fibroso que conectan dos o más huesos, cartílagos u otras estructuras; también sirven para sostener los tejidos musculares o músculos y mantener los órganos en su lugar.

Cada músculo y cada ligamento tienen un nombre específico registrado en los complejos volúmenes de nomenclatura médica, aunque esta terminología exacta no tiene por qué necesariamente formar parte de la formación de un higienista, a menos que este lo desee. Hay muchos libros de referencias médicas que proporcionan esta información.

Deberíamos recordar que son los músculos más fuertes y sus tendones conexos y, por tanto, también más fuertes, los que se acortan, mientras que los músculos más débiles y sus tendones se alargan y debilitan con los años.

Por regla general, estos cambios vienen acompañados del correspondiente cambio en el alargamiento y fuerza de los ligamentos y, también con frecuencia, de la forma de los huesos, sobre todo al final de estos, donde se produce la articulación. El Dr. Herbert M. Shelton nos da un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando existe una curvatura cóncava de la columna: al mismo tiempo se produce un acortamiento de los músculos, tendones y ligamentos dorsales del individuo que sufre este problema.

Cuando trabajemos con un cliente, siempre debemos recordar que está contraindicado forzar. Los huesos no pueden moverse más allá de su grado normal de movimiento sin causar lesiones a los ligamentos anexos a él o cerca de la articulación que se está moviendo. Son estos ligamentos los que unen los huesos y permiten el movimiento articulatorio. Los ligamentos dañados y lesiones pueden provocar un mucho dolor y ser difíciles de curar.

El efecto compensador de los músculos, junto con la renovación constante de las células, es lo que hace que los ejercicios correctivos sean efectivos.

III. LA DEFORMIDAD ES ALGO GENERAL

Las deformaciones son algo común entre la población actual y algunas de ellas son completamente horribles. Sólo hace algunos días vimos un ejemplo asombroso de una deformación inexcusable en una mujer adulta, en la cuarentena. Iba elegantemente vestida, con un peinado muy elaborado y un maquillaje perfecto, pero, para un ojo experimentado, la impresión general que daba esta mujer era grotesca. Tenía todo el torso mal alineado, algo que se hizo evidente cuando la vimos perder el equilibrio sobre unos tacones de 4 centímetros.

La cavidad torácica de esta mujer no representaba más de ¼ de su peso corporal total, tan pequeña era. ¡Parecía dos mujeres diferentes intentando vivir en un solo cuerpo! Con una capacidad respiratoria tan restringida, sus días de vida se reducirán en gran medida. Dudamos que se pueda hacer mucho para corregir los defectos estructurales de esta mujer en esta época de su vida. Cuando más edad tiene una persona, más difícil es hacer cambios y más tiempo se necesita. Con las demás cosas ocurre exactamente igual.

Otro ejemplo citado por el Dr. Shelton y que nosotros podemos observar con mucha frecuencia tanto en niños como en adultos es el tamaño del pecho durante una aspiración completa; es decir, cuando se hace una respiración profunda. Sólo entonces el tórax se dilata hasta casi alcanzar el tamaño que debería tener cuando está completamente vacío. El 85% de los niños que vemos sentados en las aulas de secundaria tienen una capacidad torácica muy limitada.

¿Cuál es la causa de las deformaciones?

Las deformaciones tienen sus raíces en muchos errores. Está claro que la mayor parte del daño se produce cuando se emparejan dos padres físicamente deficientes a quienes no les importaban o no conocían las posibles consecuencias, a largo o corto plazo, de su unión sexual; por un mal cuidado prenatal y mala alimentación de la madre; por falta de ejercicio durante el embarazo, infancia y niñez y por las restricciones físicas a las que se somete a los niños de hoy en día; niños que son absurdamente encerrados en aulas durante horas y que se pasan horas sentados en posiciones antinaturales en pupitres mal construidos, niños que hacen un ejercicio muy limitado y, con frecuencia, inadecuado.

Los higienistas y fisioterapeutas suelen estar de acuerdo en que la mayoría de las deformaciones se deben a uno o más de los siguientes factores:

Mala elección de herencia ancestral.

Mala salud de los padres.

Mala nutrición antes y después del parto.

Fatiga sistémica continuada y persistente debido a muchas posibles agresiones, tanto mentales como físicas.

Debilidad general sistémica resultante de una multitud de agresiones fisiológicas de una u otra clase, sobre todo debido a una mala nutrición.

Astigmatismo, que le da a la persona una visión incorrecta de lo que la rodea, tanto de lo cercano como de lo lejano.

Problemas auditivos, sobre todo si sólo son de un oído. Esta afección hace que la persona vuelva la cabeza hacia la fuente del sonido en un intento de añadir un refuerzo visual.

Mala iluminación, que hace que uno incline el torso más de lo normal hacia delante en busca de la fuente de luz. Suele tratarse de un riesgo laboral.

Clase de trabajo como, por ejemplo, los porteadores, que suelen tener un hombro más ancho y largo que el otro y los huesos que forman el hombro se hacen más gruesos y densos; un pasatiempo o interés, como el violinista que, tras años de práctica diaria durante muchas horas al día suele tener el hombro izquierdo más bajo que el derecho y una mala alineación de la cabeza, cuello, hombros y brazos.

La mayoría de las deformaciones pueden y deben prevenirse mejorando el estilo de vida. Cuando ya existen, muchas de ellas —en realidad, la mayoría— se pueden corregir, sobre todo cuando los métodos correctivos se ponen en práctica durante las primeras fases: cuanto antes, mejor.

Deformaciones más comunes

Las deformaciones más comunes que se observan son:

Jorobas

Distintas variaciones en la curvatura de la columna, entre las que se incluye:

Torticolis: la cabeza se desvía hacia un lado; normalmente, suele estar girada un poco de forma que la barbilla señala hacia el lado contrario.

Cifosis: término utilizado para indicar una acentuación de la curvatura posterior de la columna torácica. La cifosis es una afección que da un aspecto jorobado, ya que la convexidad de la curva es hacia fuera. Por supuesto, el grado de la curvatura variará de un individuo a otro: en algunos estará muy acentuada y en otros, menos.

Lordosis: un empuje opuesto de la columna con una exageración de la curva hacia delante provocando la postura conocida como “caída de espaldas”. La lordosis suele venir acompañada de un movimiento poco elegante de las nalgas al andar, puesto que la deformación suele extenderse a la zona pélvica.

Escoliosis: término utilizado para indicar la curvatura lateral de la columna vertebral. Esta curvatura puede ser bien hacia la izquierda o derecha, formando una C; o hacia ambos lados, derecho e izquierdo, formando una curva en forma de S. La persona afectada tiende a “inclinarse” hacia un lado.

Cualquiera de estas deformaciones puede tener múltiples variedades como, por ejemplo, una combinación de cifosis y lordosis; o una de estas deformaciones puede aparecer junto con malformaciones de alguna vértebra y/o rotaciones de una o más de las vértebras de la columna.

Algunas veces, las anomalías de la columna aparecen desde el nacimiento o puede que durante los años de crecimiento, pero lo más normal es que vayan desarrollándose en la persona conforme esta se va deteriorando biológicamente con el paso de los años. Por regla general, las deformaciones arriba citadas son de la clase que llaman la atención del higienista cuando ya están muy evolucionadas.

Las deformaciones de la columna, que son con mucho las más comunes, y sin importar cómo las clasifiquemos, se desarrollan en silencio y a hurtadillas, sin dolor. Es interesante hacer notar que quizá un 30% de la estructura ósea se deteriora antes de que este deterioro pueda ser detectado por las radiografías. Según la Scoliosis Research Society of the American Academy of Orthopaedic Surgeons, un 10% de la población adolescente padece algún grado de escoliosis. Una advertencia: la escoliosis no debería confundirse con una mala postura.

La Fundación para la Escoliosis declara que «En la actualidad, no hay medicación para tratar la escoliosis, ni se puede prevenir su aparición. » Los higienistas están de acuerdo con que la afección no puede tratarse con fármacos, pero disienten en que esta deformación no pueda prevenirse. El cuerpo humano, como todo, siempre tienden a crecer hacia la perfección cuando se le ofrecen las herramientas adecuadas. Estamos de acuerdo con la Fundación en que el tratamiento es mecánico, pero vamos más lejos al afirmar que en cualquier programa pensado para corregir cualquier deformación es necesario utilizar todos los requisitos conocidos que necesita la existencia orgánica, cómo y cuándo se requieran, y según indique la capacidad actual. Todo esto se debe aplicar en conjunto con ciertos ejercicios específicamente pensados para corregir el defecto existente.

IV. LA COLUMNA

La parte ósea de la columna está formada por una serie de huesos independientes denominados vértebras. En los humanos, las vértebras se agrupan formando una columna y se conectan unas con otras gracias a los ligamentos.

El número de vértebras difiere entre las distintas especies animales. En el hombre, la columna vertebral tiene 33 vértebras clasificadas de la siguiente forma:

– 7 vértebras cervicales en el cuello.

– 12 vértebras torácicas o costales en la región del pecho o tórax. Poseen facetas costales con respecto a 12 pares de costillas.

– 5 vértebras lumbares en la parte inferior de la espalda.

– 5 vértebras sacras fusionadas que forman un hueso sólido, el sacro, que encaja como una cuña entre los huesos de las caderas.

– Más un número de vértebras que están unidas y forman la base de la columna, conocida como cóccix, al final del sacro.

En el periodo fetal, la columna vertebral forma una sola curva con la superficie convexa hacia atrás. Sin embargo, en el momento del nacimiento hay dos curvaturas principales, ambas cóncavas hacia delante. La curvatura superior se localiza en la zona torácica y la inferior en la región sacra. Durante un desarrollo normal, aparecen dos curvaturas compensatorias en las regiones cervical y lumbar, justo encima de las primeras curvaturas. Esto demuestra una capacidad de adaptación que una estructura ósea fija posiblemente no nos podría proporcionar. Por desgracia, y como ya hemos dicho, es raro ver hoy en día una columna perfectamente formada.

Como se puede ver en el siguiente diagrama, las vértebras forman una especie de carcasa protectora para la médula espinal. Esta transmite los impulsos ascendentes de todas las partes del cuerpo al cerebro y los impulsos descendentes y que se dirigen desde el cerebro, a través de la médula, a todas las partes del cuerpo. Esta carcasa se conoce como el canal vertebral. Los nervios aferentes provenientes de muchas partes del cuerpo traspasan esta carcasa y se unen con el tronco simpático. Este nervio transmite toda clase de información desde los centros periféricos a la médula y de aquí al cerebro; también transmite las respuestas adecuadas desde los centros cerebrales hacia las regiones periféricas y, por último, a cada célula.

Cada movimiento muscular requiere esta transmisión de información: la interpretación cerebral y los resultados psicológicos y físicos de la interpretación, la respuesta.

No es simplemente un problema estético

Una deformación de la columna no es sólo un problema estético. No obstante, puede crear daños psicológicos al provocar un rechazo del grupo de iguales, sobre todo durante la niñez. También puede causar depresión y aislamiento social.

Pero, además, y puesto que todas estas irregularidades tienden a comprimir los órganos abdominales y pectorales, así como dificultar la respiración, digestión y, de hecho, todos los procesos corporales —y seguirán haciéndolo durante toda la corta vida— deberían corregirse tan pronto y tanto como sea posible.

A menos que se utilicen ejercicios correctivos mecánicos —y puede que un corsé— la deformación puede convertirse en un foco para un continuo proceso degenerativo, con la aparición posterior de artritis de la columna, dolor cada vez más agudo de espalda y discapacidad.

La curvatura tiende a aumentar y conforme lo hace comprime las costillas anexas a la columna. Esto, a su vez, constriñe la cavidad pectoral y restringe la capacidad de expansión de los pulmones. De esta forma, la falta de suficiente toma de oxígeno impide una acción metabólica eficiente durante toda la vida que, según hemos comentado, se acorta en gran medida.

El Dr. Hugo Keim de Columbia University College of Physicians and Surgeons ha declarado: «Decirle a un niño con escoliosis que se ponga derecho es igual que decirle a un tuberculoso que deje de toser. » Por esto la mayoría de las especialistas insisten en la utilización del corsé.

El corsé más comúnmente utilizado es el Milkwaukee que consiste de «un cinturón pélvico de piel o plástico con tres barras verticales, una delante y dos en la espalda. En la parte superior lleva una especie de collarín que rodea el cuello. Un niño debe llevar el corsé durante 23 horas diarias, con una hora de descanso para bañarse, nadar o descansar. Los ejercicios se realizan diariamente con y sin corsé. El tiempo que suele llevarse el corsé es de unos 36 meses, durante los cuales el niño puede participar en la mayoría de sus actividades normales. » (Cita sacada del Parade, 28 de octubre de 1979).

El corsé se debe utilizar entre los 10 y 15 años de edad, el periodo de mayor crecimiento y cuando suele aparecer la escoliosis. El Dr. Kein afirma que el ejercicio no es suficiente para tratar la escoliosis, que es obligatorio utilizar un corsé.

La cirugía se utiliza en uno de cada 1000 casos y se recurre a ella cuando el corsé y los ejercicios no han dado resultado o cuando desde el principio es obvio que se necesitan otros métodos. Tras la operación, el paciente debe llevar una escayola entre 8-10 meses, o más.

Se dice que en el hospital infantil de Toronto, el Dr. Walter P. Bobechko y sus colegas están experimentado con la implantación de entre 3 y 6 electrodos que se insertan en los músculos de la espalda. Durante la noche, mientras el paciente duerme, «unas leves descargas eléctricas se envían a los electrodos para activar los músculos, de forma que vayan enderezando gradualmente la curvatura. » Se dice que este tratamiento sólo se puede utilizar en pacientes jóvenes a los que les quede como mínimo dos años de crecimiento y que tengan una curvatura de menos de 40º.

Los ingredientes que faltan.

Todos los métodos que en la actualidad utiliza la comunidad médica se basan únicamente en aparatos mecánicos de una u otra clase, junto con la administración ocasional de fármacos para aliviar los síntomas de dolor, modificar el estado de ánimo cuando el paciente se deprime y  equilibrar bioquímicamente la composición mineral del organismo. Muy poca o ninguna atención se le presta al espectro total de necesidades orgánicas o a la universalidad de las leyes de la vida.

Incluso un higienista principiante sabe que cuando cualquier ser vivo no recibe las herramientas de vida antes o después verá cómo disminuye su salud y su vida se acorta en proporción a las necesidades orgánicas no satisfechas. No hay duda de que la estructura ósea se verá afectada de forma negativa.

Por esta razón, un higienista hará una aplicación completa de todas las leyes de la física y de su conocimiento de que toda curación y reparación deben ser autoinstigados, autoregulados y autofomentados y, además, utilizará toda la biodinámica conocida de la vida: aire fresco, agua pura, luz del sol y temperatura adecuada, más todos los extras de vida psicológicos. En realidad, todas las muchas herramientas que el cuerpo debe tener para enderezar y remodelar las jóvenes columnas deformadas.

En su libro Exercise (pág. 262) [Ejercicio], el Dr. Shelton dice: « La lordosis no es difícil de corregir, pero el trabajo correctivo debe realizarse durante un periodo prolongado. » Además, afirma que este trabajo correctivo consiste en aprender a adoptar una postura correcta, estirar los músculos y ligamentos de la columna lumbar, los músculos abdominales e iliopsoas (parte inferior de la columna), todo realizado a su debido tiempo, con una aplicación persistente y paciente de estiramientos musculares y trabajando con pautas específicas de movimientos. Por supuesto, a todo esto se le debe dedicar la misma atención que se le dedica al resto de la biodinámica, incluyendo una revisión de las prácticas dietéticas cuando sea necesario, baños de sol diarios (desnudos siempre que sea posible), periodos prolongados de descanso y sueño, etc.

Ayer, mientras estábamos en la imprenta, comenzamos a hablar con una mujer que había escuchado algo sobre nuestro interés en asuntos de salud. Nos dijo que su hija de quince años tenía escoliosis pero que, extrañamente —según ella— «nadie parecía saber mucho sobre el tema». Al preguntarle, nos enteramos de que su hija se estaba tomando medicación mineral en forma de cápsulas de poliminerales, además de una pastilla especial «porque necesita calcio». Le preguntamos a qué atribuía el médico la anomalía de la columna de su hija y nos contestó: «él dice que nadie sabe cuál es la causa del problema y nadie sabe cómo tratarlo». Esta mujer había llegado a la conclusión de que su hija tendría que vivir con eso, es decir, con la escoliosis de la columna.

Le sugerimos que quizá un higienista podría ayudarla y que estaríamos encantados de recomendarle uno bueno para ella y para su hija, uno que sabía mucho sobre columnas. Además, le aconsejamos que estudiara algo sobre Higiene Natural y que, quizá, sería recomendable alguna mejora en la dieta. Se rió y nos dijo: «ya saben cómo son los adolescentes hoy en día. No hay quien la saque de las hamburguesas y coca-cola». Y se fue, riendo.

No se daba cuenta de que lo más probable es que con esta aceptación inconsecuente de la creencia general de que «no se puede hacer nada» ella esta condenando a su hija a toda una vida de dolor en la parte inferior de la espalda, además de a una multitud de trastornos derivados de un sistema nervioso restringido y de un tracto digestivo dañado.

Cómo detectar las anomalías de la columna

El siguiente test de exploración ha sido diseñado por la Asociación para la Escoliosis. Puede conseguir más información en Scoliosis Research Society, Room 1500, 444 North Michigan Avenue, Chicago, Illinois 60611, y de The Scoliosis Association, Inc., One Penn Plaza, New York, NY 10001.

Con el cliente en posición vertical observe la espalda:

¿Está un hombro más alto que otro?

¿Parece una clavícula más prominente que otra?

Cuando los brazos se dejan caer a los lados ¿hay más distancia entre un brazo y el cuerpo que entre el otro brazo y el cuerpo?

¿Parece que una cadera es más alta o sobresale más que la otra?

¿Se inclina el niño hacia un lado?

Ahora, con el cliente inclinado hacia delante, los brazos colgando hacia abajo y las palmas de las manos tocándose a la altura de la rodilla, observe:

¿Observa alguna protuberancia en la espalda, en la zona de las costillas?

¿Hay una corcova cerca de la cintura?

Si la respuesta es sí a alguna de estas preguntas, lo más probable es que se requiera la ayuda de un profesional.

Otra forma de comprobar visualmente los defectos es, por ejemplo, observar si el cliente tiene  la postura de caída de espaldas, lordosis.

Ejercicios típicos adecuados para una escoliosis leve

Comprueba la postura poniéndote derecho sobre la pared. Aprende la técnica de adoptar una buena postura intentando enderezar la espalda. Evita una postura dejada o demasiado rígida: ambas tienden a acentuar la curvatura existente en la espalda.

Endereza la curva en el cuello poniéndote derecho con la barbilla un poco inclinada. Ponerse derecho de forma consciente es parte de la Técnica Alexander. Nota cómo parece que cada parte de tu cuerpo se vuelve a alinear, tanto interna como externamente.

Las chicas y chicos altos pueden intentar parecer más bajos intentando encogerse. La mayoría de las personas bajas suelen tener una buena postura con la columna bien alineada. Se debería animar a los adolescentes a que enderecen la curva de la parte inferior de la espalda (lordosis) metiendo el estómago y sacando un poco la pelvis.

Fortalece los músculos de las nalgas flexionando un poco las rodillas.

Ponte detrás de una silla recta. Sosteniéndote por el respaldo adopta la postura de cuclillas. Mantén esta posición tanto como puedas. Repite entre dos y cinco minutos, o más, varias veces al día.

En el trabajo o en casa, siéntate en una silla con el respaldo recto. Inclínate hacia delante y baja la cabeza hasta las rodillas. Mantén esta postura durante al menos un minuto. Repite hasta que logres mantener la posición cinco minutos. Advierte la tensión en los músculos de la espalda.

Utiliza el banco de ejercicios varias veces al día para hacer flexiones. Si no puedes utilizar este instrumento, por ejemplo, en el trabajo, simplemente tiéndete en el suelo y pon ambas piernas sobre una silla. Presiona los hombros contra el suelo. Mantén esta posición entre cinco minutos (al principio) hasta treinta minutos después de haber adquirido alguna práctica.

Muchas personas piensan que porque tienen muy fuertes y desarrollados los músculos de brazos y piernas, los de la espalda están en las mismas condiciones. Esto no tiene por qué ser así.

Se debe pensar en los músculos de la espalda como si fuesen las guías que se les pone a los árboles para que crezcan derechos. Si estas guías son fuertes y se mantienen tirantes, el árbol crecerá derecho y flexible, pero si las guías están flojas y mal puestas, al árbol no le irá tan bien y se torcerá.

Lo mismo ocurre con la columna. Si carece de las herramientas para un cuidado apropiado, la espina se torcerá y aparecerá la lordosis u otro defecto. Por tanto, es importante que todas las personas fortalezcan tanto los músculos de la espalda como los del abdomen, pero sobre todo cuando se observa una escoliosis. Estos músculos de la espalda y del abdomen son las guías que dan fuerza y flexibilidad a la columna.

Ejercicios para escoliosis más graves

Estos ejercicios pueden realizarse junto con los ya aconsejados para daños menores de la columna.

Inclínate un poco hacia delante manteniendo la espalda recta. El número de repeticiones dependerá de la energía de cada cliente. Comenzar con cinco.

Sentado en el suelo con las piernas extendidas hacia delante. Inclínate hacia delante y con las manos toca los dedos de los pies.

Tendido de espaldas. Eleva las piernas hasta adoptar una posición vertical, los dedos de los pies estirados e intentando tocar el techo.

Colocar al cliente sobre una mesa con las piernas extendidas hacia delante, las rodillas derechas. Ponte enfrente del sujeto y cógelo por las muñecas. Haz que el cliente empuje con los pies sobre tu abdomen. Ahora empuja al cliente hacia delante y atrás tanto como sea posible. Repite varias veces.

Tendido en el suelo con las manos detrás de la cabeza, los codos tocando el suelo. Con las rodillas rectas, levanta las piernas y muslos hasta lograr un ángulo de 45º. Ahora, extiende las piernas hacia fuera en dirección opuesta. Recupera la posición. Repite varias veces. Descansa. Súbelas de nuevo, extiéndelas, etc. Repite varias veces.

Tendido de espalda sube las rodillas hasta el pecho. Separa las piernas al tiempo que extiendes las rodillas, después, junta los pies. Repite varias veces sin dejar descansar las piernas en el suelo entre movimiento y movimiento.

Con la misma postura que en el ejercicio 6). Imagina que hay una pelota colgada del techo con una cuerda. Patea la pelota alejándola de ti, utilizando ambos pies al mismo tiempo.

Tendido de espaldas sobre una mesa. Sube una pierna hasta el pecho mientras un higienista opone resistencia al movimiento. Repite utilizando la otra pierna.

Con la misma posición que en el ejercicio 8). Flexiona ambas rodillas sobre el pecho mientras un higienista opone resistencia.

Suspendido de una barra. Levanta las rodillas hasta que formen un ángulo recto con el abdomen. Mantén algunos segundos. Descansa. Repite.

Suspendido de una barra. Extiende las piernas hacia fuera y hacia arriba hasta formar un ángulo recto. Mantén algunos segundos. Descansa. Repite.

Suspendido de una barra. Flexiona las rodillas como en el ejercicio 10). Ahora extiende las piernas hacia fuera. Mantén. Descansa. Repite.

Simplemente, cuélgate de la barra en una posición relajada durante unos cuantos segundos. Repite varias veces.

F. Ejercicios para fortalecer los músculos abdominales.

Como ya se ha dicho antes, tan importante es fortalecer los músculos del abdomen como esos de la espalda que sirven de apoyo a la columna vertebral. No obstante, en esta relación es importante elegir bien los ejercicios.

Para que el ejercicio sea constructivo no debe ser fácil, pero, por otro lado, tampoco debe provocar dolor. Si al hacer un ejercicio determinado sentimos dolor debemos parar inmediatamente. El dolor es una señal corporal de que se ha producido una lesión o de que esta es inminente. Una sabia precaución que deben seguir los terapeutas es hacer menos de lo que se podría al principio de comenzar a trabajar con un cliente. Uno siempre puede aumentar, es decir, incrementar la intensidad y/o duración de un movimiento muscular determinado. Una vez que se ha producido una lesión por culpa de haber realizado el ejercicio erróneo o por la forma en que se ha hecho, entonces, ya es demasiado tarde y se debe retrasar cualquier otra actividad hasta que se haya logrado una completa curación. Esto algunas veces requiere un prolongado descanso: lo que significa retrasar el progreso. Siempre es mejor recordar nuestro método de “pasos de bebé”: triunfar con pequeños triunfos.

Los siguientes ejercicios se recomiendan para fortalecer los músculos abdominales. Se pueden hacer en secuencias o elegir algunos según las necesidades específicas.

En el suelo, tendido de espaldas con las piernas extendidas, estira los dedos de los pies todo lo que puedas. Nota el tirón sobre los músculos abdominales. Este ejercicio fortalece los ligamentos y músculos situados verticalmente.

Este ejercicio puede hacerse en tres fases, según el esfuerzo que se haga: Tendido de espaldas con las piernas rectas. Estira los dedos de los pies y levanta las dos piernas. Baja y repite.

Las tres fases de esfuerzo realizado dependerán, por supuesto, de la fuerza de los músculos individuales. No es aconsejable intentar las fases b) y c) antes de haber obtenido la suficiente fuerza como para realizar la fase a) con facilidad. Una vez que hayas logrado la fase a), entonces puedes progresar hasta la fase b), etc.

Búscate un ayudante que sostenga la espalda mientras otra persona ayuda al cliente a realizar los movimientos ascendentes de las piernas. Conforme vayas teniendo más fuerza debes ir prescindiendo de ayuda.

El cliente coloca las manos debajo de los muslos y se apoya en sí mismo al levantar las piernas. Un ayudante puede sostener la espalda durante los primeros días, pero se debe prescindir de toda ayuda conforme mejore la fuerza.

El cliente debe realizar el ejercicio sin ayuda.

Tendido de espaldas, levanta la pierna derecha hasta adoptar una posición vertical. Ahora cruza esta pierna sobre la pierna izquierda tanto como puedas. El objetivo es tocar el suelo por ese lado. Vuelve a poner la pierna en posición vertical. Repite. Haz el mismo ejercicio con la pierna izquierda.

Tendido sobre el suelo con los pies metidos debajo del soporte de la cama; también, puedes buscarte un ayudante que los mantenga firmemente pegados al suelo. Los brazos cruzados sobre el pecho, levanta el cuerpo hasta adoptar la posición de sentado.

Este ejercicio también puede hacerse en fases dependiendo de la capacidad para realizarlo que en ese momento tenga el cliente:

En vez de poner los brazos cruzados sobre el pecho, pon las manos bajo las nalgas para proporcionar un apoyo adicional a los músculos abdominales debilitados. Un terapeuta higienista puede ayudar a realizar el movimiento ascendente prestando apoyo por la espalda.

Coloca las manos bajo las nalgas, que un ayudante sujete bien los pies, o pon estos debajo del soporte de la cama o de otro objeto, sin ayuda levanta el cuerpo hasta adoptar la posición de sentado.

Realiza el ejercicio sin ayuda.

Tendido sobre el suelo, los brazos extendidos detrás de la cabeza y sobre el suelo. Echa los brazos hacia delante al mismo tiempo que te sientas. Sin ayuda. Al principio, puedes doblar las rodillas o incluso subir las piernas verticalmente y utilizar el impulso para sentarte.

La dificultad de este ejercicio puede aumentarse poniendo las manos detrás de la cabeza y, sin ayuda, levantar el cuerpo hasta adoptar la posición de sentado. Al realizar este movimiento, los brazos y hombros deben mantenerse firmes hacia atrás. Si no es así, este ejercicio puede fomentar la curvatura de la espalda.

Giros del torso:

De pie, derecho y con los pies ligeramente separados. Pon las manos en las caderas y fija la vista en un punto céntrico del suelo. Mientras haces este ejercicio, mantén la vista fija en ese punto. Ahora, gira el torso hacia la derecha tanto como puedas sin torcerte; después hacia la izquierda. Realiza hasta 20 repeticiones.

Centra la vista en un punto céntrico de la pared que esté enfrente de ti. Si estás en el exterior, en un punto céntrico. Repite los movimientos físicos, girando hacia la derecha e izquierda y manteniendo la vista en un lugar fijo. Realiza hasta 20 repeticiones.

Centra la vista en un punto alto y enfrente de ti, en el techo. Repite el ejercicio anterior.

De este ejercicio de giro se obtiene un doble beneficio: fortalecer y afirmar los músculos abdominales horizontales y los de la espalda, al mismo tiempo que se consigue lo mismo con los músculos oculares. Guiñar los ojos después de hacer este ejercicio ayudará a relajar los músculos.

  G. Ejercicios para fortalecer los músculos dorsales

Al intentar corregir las desviaciones de columna, también es importante trabajar específicamente sobre los músculos dorsales. Los siguientes ejercicios están pensados para estirar y fortalecer estos músculos rara vez utilizados.

Recto, con los pies juntos y los brazos extendidos sobre la cabeza. Inclínate hacia los lados por la cintura, llevando los brazos un poco adelantados de la cabeza. Inclínate alternativamente de izquierda a derecha y mantén cada inclinación entre 5 y 30 segundos. Mantén las piernas rectas cuando realices las inclinaciones.

Descansa el peso del cuerpo sobre la pierna derecha flexionada. Extiende la pierna izquierda hacia fuera. Ahora inclina el cuerpo hacia la derecha tanto como puedas sin levantar el pie izquierdo del suelo. Un terapeuta puede ayudar al cliente a mantener el equilibrio.

Repite el ejercicio 2) con la pierna opuesta, descansado el peso sobre la rodilla izquierda y extendiendo la pierna derecha e inclinándote hacia la izquierda.

En el suelo, tiéndete sobre el lado derecho. Equilibra el cuerpo con los brazos. Levanta la pierna izquierda extendida hasta que quede perpendicular al cuerpo.

Repite el ejercicio 4) tendido sobre el lado izquierdo. (Los ejercicios 4) y 5) pueden aumentar su eficacia si se ponen pesas en los tobillos. Estas se pueden comprar en cualquier tienda de deportes.)

Recto, con una barra de pesas por los hombros. Inclínate alternativamente de un lado a otro.

Descansa el peso del cuerpo sobre el brazo derecho extendido y sobre el pie derecho. Coloca la mano izquierda detrás de la cabeza. Ahora baja las caderas hasta tocar el suelo. Desde esta posición sube el cuerpo y levanta las caderas hasta que el cuerpo quede arqueado. Baja y repite. Al principio, se puede necesitar la ayuda de un terapeuta y no se debe intentar hasta que los músculos de la espalda, estómago y dorsales muestren algún progreso.

Realiza el ejercicio 7) descanso el peso del cuerpo sobre los pies, extendiendo el brazo izquierdo.

V. UNA POSTURA CORRECTA ES VITAL PARA CONSERVAR LA SALUD

La postura de la media de los estadounidenses y también de muchos otros que hemos visto durante nuestros viajes es lamentable. Se pueden observar muchas desviaciones de la norma, sobre todo de la curva natural de la columna. Los defectos en la postura son menos serios que las escoliosis, las cuales representan cambios degenerativos causados por unos hábitos incorrectos de vida. Los defectos de la postura se pueden corregir con más facilidad y en menos tiempo que las escoliosis.

Es importante que las personas mantengan una buena postura, ya que cuando las partes del cuerpo están equilibradas e integradas, dispuestas de forma natural de manera flexible, con la energía y el movimiento dirigidos hacia arriba y el torso bien alineado con la cabeza, todo el cuerpo, sus células, órganos y sistemas podrán funcionar con más eficacia y de forma más flexible.

Cuando el cuerpo está equilibrado, los mensajes nerviosos correctos son enviados de una a otra parte, de uno a otro sistema. Hay una mejor coordinación y sincronización entre las distintas partes. Cuando las partes están correctamente alineadas, una con otra, sólo aquellos músculos que son esenciales para una acción en particular se utilizarán para realizar esa acción, por lo que se ahorra una valiosa energía. Uno puede conseguir más, rendir mejor y sentirse menos cansado que cuando las partes no están coordinadas o están mal sincronizadas debido a que están mal alineadas por culpa de no cuidar la postura o de tener una postura descuidada. En otras palabras, cuando la postura es mala, trabajamos contra nosotros mismos, utilizamos una energía que no necesitamos gastar para realizar las funciones y movimientos; todo esto simplemente porque todo lo que forma parte del cuerpo no está en la posición de equilibrio más adecuada. Se destruye el equilibrio sistémico, la tensión debilita el cuerpo (a pesar de que nosotros no seamos conscientes de esa tensión). Esta es la misma clase de tensión (estrés) que se irradia hacia fuera en una torre inclinada (por ejemplo, la famosa Torre de Pisa) o en un montón de ladrillos que se han colocado mal.

Con el tiempo, una postura incorrecta provocará dolor crónico de la parte inferior de la espalda, un problema que hoy en día afecta a muchas personas. Hay muchas causas para una mala postura: mala nutrición; falta de ejercicio; cansancio laboral; problemas emocionales relacionados con asuntos familiares, económicos; torceduras; daños vertebrales; costumbres de la vida diaria, etc.

Cuando reflexionamos sobre el hecho de que la media de los estadounidenses pasa siete horas y dos minutos de cada día del año mirando la pantalla de televisión, repantigados en un sillón, lo sorprendente es que estemos lo derechos que estamos y que disfrutemos de algún grado de salud.

Dolor

El dolor postural en la parte inferior de la espalda puede hacerse consistente y crónico si ignoramos las señales de alarma de un dolor agudo previo y no se comienzan una serie de métodos correctivos; los malestares y dolores pueden hacerse crónicos y entrar en la fase vertical hasta que, antes o después, la espalda ceda.

El dolor en la espalda aparece cuando unas terminaciones nerviosas específicas se irritan de forma anormal y comienzan a mandar señales de malestar desde la médula espinal hasta los centros de control cerebrales. Algunas veces, los músculos de la espalda reciben instrucciones para sufrir espasmos en un intento de mantener la espalda inmóvil y quieta.

Todos nosotros sabemos que hay innumerables terminaciones nerviosas que se entrelazan, entran y salen de la médula espinal. Hay varias razones por la que puede surgir un dolor de espalda, como las que hemos descrito arriba, y que pueden ser tanto físicas como y/o emocionales. Los peores enemigos de la espalda son una mala postura, falta de ejercicio y un exceso de alimentación.

El incremento de la curvatura lumbar hacia dentro indica una estructura ósea débil. Cuando los músculos abdominales son débiles y están flácidos (la familiar panza) privan a la espalda de su principal apoyo. Cualquier sobrepeso aumenta la tensión en la espalda.

Cuando le duele algo, la mayoría de las personas simplemente se toman una pastilla para conseguir un alivio rápido. Como los higienistas bien sabemos, esta costumbre es por completo antihigiénica, ya que todos los analgésicos químicos actúan para narcotizar los nervios, para impedir que el cerebro reconozca el peligro sistémico que en ese momento está amenazando el proceso vital. La causa o causas del dolor no se detectan y, por tanto, siguen actuando.

Pero puede haber otro riesgo menos obvio en esta costumbre. El Dr. Steven F. Brena, director del Centro de Control del Dolor de Emory University, en Atlanta, cree que los fármacos «se asocian con el propio dolor, así que el propio acto de tragarse una pastilla estimula la sensación de dolor»

Parece que al igual que el perro de Pavlov que ensalivaba al sonido de una campana, los que padecen dolores crónicos pueden, de forma inconsciente, aprender a sentir dolor a causa de los propios fármacos que toman para aliviarlo.

En la Sección de Noticias Médicas de la revista American Health, de junio de 1984, se comenta que el Dr. Brena ha dicho que «el aprendizaje es un factor muy importante en todas las enfermedades crónicas. Él piensa que la mayoría de las personas abusa de las pastillas. Nosotros diríamos que casi todo el mundo que consume fármacos abusa de ellos. Personalmente, pensamos que los analgésicos sólo deben utilizarse en casos extremos, como en las operaciones o en ciertas afecciones degenerativas avanzadas y cuando han fracasado otros métodos.

Brena compara el sistema nervioso central con un ordenador. Puede programarse para ser sensible al dolor y disminuir el nivel de tolerancia ante el dolor. Lo denomina dolor aprendido, una afección que provoca una dependencia mayor de los fármacos. Habla de la posibilidad de que el dolor se convierta en una respuesta psicológica provocada por los mismos fármacos que se toman para aliviarlo.

Puede existir la posibilidad de que el dolor no sólo sea una respuesta celular molecular, sino también una respuesta psicológica e incluso puede que social, el síndrome de “todo el mundo lo hace”.

En el Centro de Control del Dolor de Emory, el Dr. Brena intenta reeducar el sistema nervioso central para aumentar el nivel de tolerancia ante el dolor, aunque dice que se trata de un trabajo duro. También se requiere mucho trabajo sistémico para aliviar el dolor.

La ortodoxia aún no conoce lo eficaz que es el ayuno para aliviar el dolor. Recordemos a nuestros estudiantes el caso de Mike, un paciente con una artritis grave. Tras llevar unos quince años tomando grandes dosis de fármacos para aliviar el insoportable dolor, nos acaba de comunicar que ha pasado dos días enteros sin ningún dolor en absoluto. A Mike le habían quitado las dos rótulas y la articulación de un codo. Un esponjamiento considerable de la estructura ósea le obligaba a depender casi por completo de los demás para lo más básico. Lo que él ha logrado contra casi todas las probabilidades debería alentar al más desanimado de entre nosotros. Un veterano que vive solo excepto con la ayuda de un estudiante universitario ha realizado con gran determinación ayunos cortos durante los últimos años, ha cambiado por completo su dieta, se ha esforzado, ha recorrido el pasillo desde el dormitorio hasta el salón, minuciosa y consistentemente, y ahora está comenzando a recoger las recompensas. Mike sabe que tiene todo el futuro por delante, un futuro sin narcotizar y sin dolor.

(A propósito, si alguno de nuestros estudiantes quiere mandarle una nota de ánimo a Mike o compartir alguna experiencia personal, puede escribirle a Mike c/o Bionomics P.O. Box 36107, AZ 85740. Estaremos encantados de hacérselas llegar a este valiente veterano.)

En el año 1945, la Dra. Elizabeth se lesionó gravemente la espalda. Un pesado muelle de hierro que ayudaba a subir y bajar la puerta del garaje se rompió y la lanzó por el aire haciéndola caer en el camino. El dolor era intenso, pero ella se negó a que la hospitalizaran. Se tomó tan pocas aspirinas como pudo. ¡Aún no éramos higienistas!

Años después, cuando le atacó la atrofia muscular y el fuerte dolor de la artritis, donde más le dolía era en el lugar de la lesión. Por supuesto, durante estos años, ella había favorecido la espalda, pero, a finales de los cincuenta, comenzó a notar que no podía andar ni tanto ni con tanta facilidad como antes. Al principio de su carrera, la Dra. Elizabeth había enseñado educación física y gimnasia sueca. Había sido una estrella del atletismo en el instituto y dado clases de danza interpretativa en la universidad. El efecto psicológico de su discapacidad fue, obviamente, muy negativo.

A principios de los sesenta ocurrió el episodio final que nos haría comenzar nuestra búsqueda de una cura. Por esta época, la Dra. Elizabeth tenía que sostenerse en otra persona para poder andar. Si se caía, tenía que pedir ayuda para levantarse. Se pasaba la noche en vela debido al dolor. Fue entonces cuando comenzamos un programa de ejercicios terapéuticos, aprendimos sobre esto y pusimos en práctica lo que habíamos aprendido. Cada noche, el Dr. Robert le daba masajes en la espalda utilizando los dedos abiertos sobre la columna vertebral y presionando suavemente hacia fuera sobre los músculos laterales.

Al principio, cuando se sentaba en el suelo, le tenían que ayudar a subir las piernas hasta adoptar una posición vertical y después a bajarlas. Poco a poco fue progresando con los ejercicios que se han explicado en esta unidad. Se puso metas y cuando conseguía una, pasaba a intentar la próxima.

Veamos la secuencia que tuvo lugar con los ejercicios de incorporaciones con las rodillas dobladas. Su primera meta era realizar una sóla incorporación sin ayuda. Al principio, tenían que ayudarle por la espalda para conseguir levantarse y adoptar la posición de sentada. Pero llegó el momento en que pudo hacerlo sola.

La próxima meta era hacer 10 incorporaciones con las manos bajo los muslos. Cuando lo consiguió, puso las manos a los lados. La siguiente meta era hacer otras 10 incorporaciones; después, 30. Hace unos dos años, hizo 30 incorporaciones con las manos a los lados y sin ayuda.

Pero aún no había acabado. Su próxima meta era conseguir 10 incorporaciones con las piernas extendidas comenzando con una posición en la que las manos las extendía detrás de ella, sobre el suelo: las utilizaba como una palanca para conseguir la posición de sentada. Después de seis meses consiguió hacer 20 de estas incorporaciones. No obstante, aún no había logrado su meta: hacer 30 incorporaciones con las manos detrás de la cabeza. Pero sabía que lo conseguiría uno de estos días.

Entonces, ¡sucedió! Otro accidente. Hace varios meses. Había salido a darle de comer a sus queridos pájaros. Era una mañana inusualmente fría aquí en Tucson. Esa mañana se había citado con varias personas, por lo que tenía prisa y no se dio cuenta de que la zapatilla se le había quedado atrapada en la manguera, que estaba rígida debido a la helada que había caído por la noche. Salió despedida por el aire, cayó de lado y patinó por la gravilla, desgarrándose músculos y ligamentos.

Estuvo varias semanas sin casi poder moverse. No tomó analgésicos a pesar del intenso dolor. Algunos baños calientes y ayunos cortos de vez en cuando le aliviaban cualquier malestar, pero era incapaz de hacer una sóla incorporación, por no decir nada de la mayoría del resto de los ejercicios. ¿Acaso se rindió? ¡No la Dra. Elizabeth! Justo el otro día hizo 26 incorporaciones con las rodillas dobladas, los pies bajo el soporte de la cama. Ha vuelto a comenzar el camino poniéndose nuevas metas.

Un comentario casual: A las mujeres mayores de 60 años que consiguen hacer incorporaciones con las rodillas dobladas en 90 segundos se les otorga el Premio Platino. La Dra. Elizabeth las hizo en 60 segundos y confesó estar en los 70 años.

No hemos contado esta historia en esta unidad para presumir, sino para insistir. Cuando trabajamos en el campo de los ejercicios correctivos, la paciencia y la persistencia tienen sus recompensas.

En el lenguaje jurídico, hay un viejo dicho que dice: «El tiempo es de esencia». Esta frase se puede encontrar en muchos contratos, en especial en los relacionados con la venta o compra de bienes muebles. Significa que en un tiempo determinado, el contrato debe cumplirse, así como todas las obligaciones legales relacionadas con el mismo.

Cuando intentamos corregir las desviaciones de la columna u otros defectos físicos, el tiempo también es de esencia, pero aquí la frase debe interpretarse de otra forma. Al trabajo correctivo no se le puede meter prisa. El cuerpo pondrá su propio horario y las células se regenerarán según el plan maestro diseñado por el cerebro. La reparación y curación se producirán de forma metódica, generación tras generación de replicación celular, conforme el cuerpo vaya recibiendo las herramientas adecuadas —todas—. Nos referimos, está claro, a la biodinámica de la existencia orgánica.

Por ejemplo, el colmo de lo absurdo sería esperar que se produzca una recuperación rápida si no se ingieren los alimentos adecuados, o si el individuo lesionado no descansa lo suficiente, tanto fisiológica, mental, sensorial y físicamente o si no satisface cualquiera otra de las necesidades básicas de la vida.

Quizá sea este, el factor tiempo, uno de los principios que más trabajo le cueste entender al higienista principiante. Corregir los defectos de la estructura física es lo que más tiempo necesita de todo. Es un trabajo lento. Por regla general, los resultados inmediatos no se ven. No son visibles, a menudo ni siquiera se sienten, pero ¡están ahí!. Se producen internamente, dentro y alrededor de las comunidades celulares de los músculos, ligamentos y huesos. Se descarta una generación de células dañadas, se recicla, se reemplaza por unas células más sanas, más eficientes, células menos estresadas. ¡El tiempo es esencial! Con el tiempo, la paciencia y persistencia que tengamos para satisfacer las necesidades básicas del cuerpo sólo nos proporcionarán resultados saludables.

  B. Lesiones deportivas

No calentar antes de hacer un ejercicio vigoroso, no realizar una relajación tras el ejercicio y no saber cómo realizar correctamente algunos ejercicios de estiramiento se suelen considerar las causas más comunes de las lesiones deportivas.

Las lesiones deportivas más comunes son: inflamaciones, dolores agudos en el costado, calambres, dolor en la parte inferior de la espalda, lesiones de rodilla, espinilla, tendinitis, bursitis, fracturas por estrés, espolones en los talones, fascitis plantar (aponeurosis plantar) y esguinces comunes.

Por regla general, el estiramiento incorrecto de los músculos y el no conseguir la suficiente flexibilidad y elasticidad con un ejercicio continuo y gradual suelen ser los factores más importantes en las lesiones deportivas. De nuevo, el no reconocer que desarrollar una buena forma física, incluyendo la musculatura, lleva su tiempo.

Cuando el estiramiento muscular se realiza demasiado rápido o con movimientos bruscos y violentos, el cuerpo responde con el tirón, o la tendencia del músculo a contraerse en vez de relajarse cuando se estira demasiado rápidamente o violentamente. Los terapeutas y expertos deportivos aconsejan que todo ejercicio de estiramiento, para ser beneficioso, debería hacerse con movimientos lentos y suaves y nunca llegar al punto de sentir dolor. Los estiramientos se deberían realizar al menos durante 15 segundos. Algunos recomiendan aumentar este tiempo hasta 30 segundos para conseguir el máximo beneficio.

Los esguinces son las lesiones de espalda más comunes y suelen ocurrir cuando los músculos o ligamentos de la espalda se fuerzan demasiado o desgarran. Las actividades más normales que la gente nunca pensaría que pueden producirlos los producen cuando no se realizan correctamente: actividades rutinarias como inclinarse, levantar pesos, ponerse de pie o sentarse. Esta es la razón de que insistamos en esta unidad de la necesidad de ir poco a poco cuando, por alguna razón, introducimos los ejercicios correctivos.

Los esguinces de espalda también se pueden deber a un accidente, como, por ejemplo, sufrir una fuerte sacudida en una colisión de coches. Hace años, el Dr. Robert sufrió un trauma grave de espalda cuando dio un giro brusco al intentar evitar chocar contra una furgoneta que llevaba a dos niños en la parte trasera descubierta. Al mismo tiempo que daba el giro, el pasajero que iba a su lado le tiró hacia el lado contrario. Tardó varios años en recuperarse poco a poco de esta lesión.

El deslizamiento o ruptura de disco (hernia discal) no es muy común, pero puede provocar un dolor muy agudo y una completa discapacidad. Algunas veces, estas vértebras deslizadas pueden presionar los nervios espinales haciendo que el dolor se irradie hacia los muslos y las piernas: el dolor de ciática. Si la presión continua, puede provocar un daño nervioso irremediable.

La osteoartritis puede ser un factor importante para el dolor de espalda, sobre todo en la mediana edad. Los espolones y esponjamiento hacen que el espacio entre las vértebras se estreche, presionando los nervios y causando el dolor.

Problemas de próstata en los varones y urinarios en las mujeres, estreñimiento, etc., son posibles factores que influirán sobre la cantidad de dolor que se sienta.

Las radiografías ordinarias de espalda sólo revelan las alteraciones óseas y esto sólo después de que se haya producido un deterioro del 30%. No muestran los esguinces, hernias discales, etc. Para identificar una hernia discal se necesitan otros métodos y pruebas.

Cómo mantener la espalda derecha y mejorar la postura

Existen ciertas cosas que se pueden hacer y que no se pueden hacer para conseguir una buena postura de la espalda. Se aplican al dormir, sentarse, conducir, ponerse en pie, andar y levantar pesos.

Dormir. Duerme en un colchón que encuentres cómodo. En general, la mayoría de los especialistas en problemas de espalda coinciden en que un colchó firme ofrece el mejor respaldo. Duerme de lado, en posición fetal, con las piernas flexionadas. Para algunas personas dormir boca arriba con una almohada bajo las rodillas es la postura más cómoda. Las posturas durante el sueño son un asunto discutible ya que la mayoría de las personas cambia de posición muchas veces durante las horas de sueño y lo hace sin ser consciente. Por tanto, una buena recomendación es adoptar una postura cómoda y relajarse.

Sentarse: La mayoría de las sillas son una abominación. Están construidas para adaptarse a la media y, en realidad, hay muy pocos individuos que son la “media”. Por tanto, la mayoría de las sillas son incómodas y provocan tensión en la espalda.

Las sillas deben ser lo suficientemente bajas para que la persona sentada pueda poner ambos pies en el suelo y las rodillas queden un poco más elevadas que las caderas. Nunca es bueno cruzar las piernas. Si tus sillas tienen las patas demasiado altas, puedes utilizar un taburete para subir las piernas o hacer que un carpintero las corte. Siempre debes tener la espalda firmemente apoyada en el respaldo. Esto ayudará a que la columna mantenga una alineación derecha.

Conducir: El asiento del coche debe ajustarse hacia delante para que las rodillas estén flexionadas. Deben estar más altas que las caderas. El conductor debe sentarse derecho y conducir bien equilibrado, con las dos manos en el volante. Puesto que muy pocos asientos de coches son diseñados teniendo en cuenta una postura correcta, para ayudar a mantener la postura puedes poner un cojín alargado en el respaldo del asiento.

De pie: Si una persona con dolor de espalda debe permanecer de pie en el trabajo, debería apoyarse en una sóla pierna, alternando una y otra pierna con frecuencia. Si tiene que agacharse, debería hacerlo flexionando las rodillas al tiempo que mantiene la espalda lo más derecha posible.

Nos acordamos de un ama de casa que tras una lesión en la espalda padecía grandes dolores. Cuando trabaja en la cocina y en toda la casa, se propuso firmemente no doblarse nunca para recoger un objeto o abrir un cajón bajo. Siempre hacía una flexión de rodillas al tiempo que se sostenía en el fregadero u en otro objeto fijo.

Nos dijo que al principio se sorprendió al descubrir las muchas veces que tenía que hacer sus flexiones durante el día. No obstante, esta simple disciplina que ella misma se impuso le dio muchas recompensas. Su espalda mejoró poco a poco y descubrió que, además, el ejercicio le ayudaba de otras maneras, puesto que comenzó a disfrutar de más energía de la que tenía antes de la lesión.

Andar: Cuando andamos, deberíamos mantener la actitud de «Mira, soy una persona alta». Deja que la cabeza toque el cielo y el resto del cuerpo la seguirá. Inclina un poco la barbilla, pero mantén la cabeza ligeramente hacia delante en una posición relajada. La pelvis debería estar un poco adelantada y los dedos de los pies señalar el camino: recto.

Lleva siempre un calzado cómodo, preferiblemente de un material firme pero poroso, que nos ofrezca un buen apoyo y que también permita que salgan las toxinas gaseosas. Anda con paso rápido, balanceando fuertemente los brazos. Esta forma de andar, distinta al paseo por placer, contribuirá a fortalecer tanto los músculos de la espalda, dorsales y abdominales como los de las extremidades.

Levantar pesos. Todos conocemos las reglas, estoy seguro, sobre cómo levantar objetos pesados, sin embargo ¡con qué frecuencia las olvidamos! Por esto creemos conveniente repetirlas para nuestros estudiantes que trabajan con el propósito de corregir los errores de otras personas. Quizá el consejo de nuestra ama de casa nos ayude a recordarlas. Agáchate siempre flexionando las rodillas, no la espalda. Mantén la espalda recta. Levántate con las piernas y siempre mantén el objeto pegado al cuerpo. No lo levantes más arriba del pecho. Y comprueba siempre que tienes los pies firmes sobre el suelo y en una superficie sólida no resbaladiza.

Si el objeto es muy pesado, pide ayuda. No intentes demostrar nada levantando cargas pesadas y evita realizar movimientos bruscos que te puedan hacer perder el equilibrio y provocar un giro repentino del cuerpo, lo que puede dañar o desgarrar algún ligamento.

Algunos hábitos que hay que recordar si se tiene una lesión de espalda

Si tienes que levantar un objeto más bien pesado, asegúrate que lugar donde tienes que colocar el objeto está justo enfrente de ti. Esto evitará que tengas que girar el cuerpo.

No intentes levantar nada por encima del nivel de los hombros.

No uses zapatos de tacón o de plataforma. Cualquier pérdida de equilibrio puede causar más lesiones. Además, cuanto llevas esta clase de calzado el centro de gravedad está descolocado, lo que hace que aumente la probabilidad de perder el equilibrio. Los tacones también tienden a hacer que los órganos pierdan su alineación normal, lo que manda silenciosas señales de estrés a las terminaciones nerviosas.

No olvides ajustarTE el asiento del coche. Estirarse para alcanzar los pedales o el volante aumenta la curva de la parte inferior de la espalda para realizar el esfuerzo.

Cuando te sientes en una silla no te reclines. Evita inclinarte hacia delante durante mucho tiempo. Arquear la espalda de esta forma incrementa el dolor.

Si tu colchón es incómodamente blando o se hunde, o si no puedes apoyar bien la espalda lesionada en el cojín de tu sillón favorito, cámbialos. Si no está totalmente apoyada, una espalda dolorida continuará dando problemas.

EJERCICIOS: GENERAL

Ejercicios pensados para estimular la circulación y estirar los músculos atrofiados

Realizar sentados

Siéntate bien equilibrado sobre el suelo con ambas piernas estiradas hacia delante. Sube las rodillas a la altura del pecho. Toca las rodillas con la cabeza. Descansa. Repite. Al principio, puede que no seas capaz de subir las rodillas o de tocarlas con la cabeza. La persistencia pronto tendrá sus recompensas.

En la misma posición, coloca los brazos bajo las rodillas flexionadas. Ahora, estira la pierna derecha. Recupera la posición original. Estira la pierna izquierda. Recupera posición. Repite, alternando las piernas.

Sentado con las piernas estiradas hacia delante sobre el suelo, inclínate hacia delante por las caderas manteniendo la espalda recta; los brazos doblados por los codos y a los lados. Mantén la inclinación, sin rebotar.

En la misma posición del ejercicio 3): separa las piernas y haz una inclinación hacia la pierna derecha y después hacia la izquierda; mantén siempre la espalda recta. Mantén la posición de estiramiento contando hasta 5 antes de relajarte.

En posición de sentado, coloca una almohada debajo de las pantorrillas y gira el tobillo de la pierna izquierda, después, el de la derecha.

Realizar de pie

Cógete las manos por detrás de la espalda. Ahora, estira los brazos, hombros y espalda. Respira rápidamente hasta contar 4. Descansa y respira hasta contar 7. Repite.

Levanta los brazos hacia el frente, respira al mismo tiempo que levantas los brazos y espira cuando los bajes, de la siguiente forma:

Levanta hasta el nivel de los hombros. Baja hasta los lados.

Levanta sobre la cabeza, estira intentando alcanzar el techo. Centra la mirada en el techo. Baja hasta los lados.

Levanta sobre la cabeza, vuelve las palmas de la mano hacia fuera. Baja hasta los lados.

Comienza el ejercicio con 3 repeticiones y conforme te vayas sintiendo cómodo, aumenta la cantidad.

Coloca las manos en las caderas. Inclínate hacia delante hasta adoptar una posición horizontal. Mantén la espalda recta. Nota el tirón en la espalda y en las piernas. Flexiona ligeramente las rodillas y recupera la posición recta.

Con los pies ligeramente separados y los codos doblados, gira los hombros de delante atrás varias veces. Repite girando de atrás hacia delante.

Flexiones de rodillas. Flexiona ligeramente las rodillas. Esto bastará para ejercitar muchos músculos sin intentar una flexión profunda de rodillas que puede traumatizar las zonas lesionadas.

Realizar tendidos en el suelo

Tendidos de espaldas con las piernas estiradas. Sube la rodilla derecha a la altura del pecho. Mantén esta posición mientras cuentas hasta 10. Inclina la barbilla hacia delante, no dejes caer la cabeza hacia atrás. Repite con la pierna izquierda.

Sube ambas rodillas a la altura del pecho y rodéalas con los brazos hasta contar 10. No olvides respirar mientras cuentas.

En la misma posición del ejercicio 2), extiende la pierna derecha arriba y hacia delante. Baja lentamente. Repite con la pierna derecha varias veces y después haz el mismo ejercicio con la pierna izquierda.

1)Gírate y tiéndete sobre un costado. Coloca las manos debajo de la cabeza. Dobla la pierna de abajo un poco. Ahora levanta y baja la pierna que está arriba, estirando los dedos de los pies. Repite varias veces.

2)Vuélvete y tiéndete sobre el otro costado. Repite el mismo ejercicio.

Realizar sobre las manos y rodillas (a gatas)

Ponte a gatas y relájate. Ahora, levanta la espalda. Empuja mientras no te duela. Descansa. Repite.

El mismo ejercicio que el anterior, excepto que cuando arquees la espalda debes bajar la cabeza. Ahora acerca la rodilla derecha a la cabeza, y estírala hacia fuera al tiempo que levantas la cabeza y enderezas la espalda. Repite varias veces con la pierna derecha. Después, con la izquierda.

Siéntante sobre los talones. Ahora estira los brazos y cabeza hacia delante, sobre el suelo. Mantén algunos segundos, vuelve a la posición original. Repite el ejercicio varias veces.

Tiéndete boca abajo. Coloca los codos en el suelo y cógete de las manos formando un puño. Coloca la frente sobre el puño de las manos. Ahora estira la pierna derecha hacia atrás y levántala tanto como puedas. Baja. Repite varias veces. Repite con la pierna izquierda.

Ejercicios para el equilibrio, postura, circulación y mejorar la coordinación.

Los pies juntos y los brazos dejados de caer a los lados. Levanta los brazos sobre la cabeza y, al mismo tiempo, sube la rodilla izquierda flexionada tanto como puedas hasta la altura del pecho. Mantén algunos segundos. Recupera posición. Repite con la pierna derecha. Cuando te sientas cómodo haciendo este ejercicio, puedes intentar alternar ambas piernas, una primero y después, la otra mientras guardas el equilibrio.

De pie con los pies juntos, una mano sobre la pared o sobre un mueble que te sirva de apoyo. En dos movimientos: balancea la pierna izquierda hacia delante y hacia tras. Mantén la espalda recta, encoge el abdomen y sube el pecho conforme la pierna va hacia atrás. Todo el movimiento debe estar en la cadera. La rodilla debe estar derecha y la pierna balanceándose como el péndulo de un reloj. Repite con la otra pierna. Aquellas personas que tengan los músculos muy débiles pueden necesitar ayuda.

Programación de ejercicios

Cuando se trabaja con ejercicios siempre es recomendable introducir los ejercicios en series. Es decir, haz estos esta semana, estos otros la semana próxima, etc. Esto mantendrá el interés al darle variedad al programa. Se les debe aconsejar a los clientes que, cuando sea posible, hagan el ejercicio con música.

El ritmo de la música dependerá de la edad y estado del participante. Por ejemplo, para una clase de personas mayores o con un cliente mayor en particular que puede que no hayan hecho ejercicios durante años, una melodía muy buena puede ser la de Somewhere My Love (la canción de Lara, de la película «Doctor Zhivago»). Cuando los participantes tengan más práctica, se puede acelerar el ritmo provocando que el ejercicio se realice con más rapidez. No obstante, recuerda: con los ejercicios correctivos la persistencia es más importante que el ritmo. Esa es otra de las razones por la que recomendamos que el practicante higienista establezca un horario para sus clientes. Un ejemplo de programa sería:

          Lunes            Miércoles         Viernes

1ª semana             Ej. A                 Ej. B                  Ej. C

2ª semana             Ej.  D                      Ej. E                 Ej. F

3ª semana             Ej. A        Ej. E             Ej. C

4ª semana             Ej. B         Ej. D             Ej.F

Los ejercicios seleccionados se deben mecanografiar, fotocopiar y numerar A, B, C, etc.

A la quinta semana, se le debe dar una nueva serie de ejercicios al cliente. Los ejercicios deben seleccionarse teniendo en cuenta la razón por la que se elige un ejercicio determinado. Los ejercicios comentados en esta unidad se han seleccionado teniendo en cuenta ciertos problemas específicos, como la postura, desviación de columna, músculos de la espalda y abdominales debilitados, etc. Hay muchos otros posibles defectos que se le pueden presentar a un practicante higienista. Aquí sólo hemos comentado los más comunes. El practicante que trabaje bien con un grupo o con una persona sola debe elegir los ejercicios que, en su mejor opinión, serán los que den mejores resultados.

Programación de ejercicios

Enseñar al cliente a obtener el máximo beneficio del ejercicio

Hay varias reglas importantes que se deben seguir. Cuando a un cliente se le ofrece un programa exacto es mucho más probable que haga los ejercicios. Se le debe aconsejar que estudie bien tus sugerencias y que las siga, si es que quiere asegurarse de que obtiene los mayores beneficios del ejercicio. Estas sólo son algunas sugerencias:

Haz un gráfico donde se reflejen los ejercicios y se anote el tiempo que se ha tardado en hacerlos y el número exacto de repeticiones que se han hecho.

Estudia los ejercicios rutinarios y consulta la lista que el practicante ha recomendado. El practicante siempre debe hacer una demostración de cada ejercicio y hacer que el cliente lo realice en su presencia, de esta forma se asegurará de que ha entendido bien lo que implica cada ejercicio. Si en este momento, el cliente no puede hacer por sí mismo los ejercicios elegidos, la persona que va a ayudarle también debería estar presente para poder familiarizarse con cada movimiento.

Pon una hora fija para hacer el ejercicio y un horario habitual cada día.

Comprueba con frecuencia el peso y las mejoras que se producen en el sueño, alimentación, movilidad, etc. Estos datos se deben anotar en el gráfico del cliente, al que se le deben contar todas las mejoras que haya realizado. Estos son los triunfos de los que antes hablábamos: el cliente se anima a seguir con el trabajo correctivo.

Haz el ejercicio antes de las comidas o espera al menos una hora después de comer, preferiblemente, dos. Hacer ejercicio antes de desayunar es una buena costumbre.

Hazte con una alfombra adecuada, un colchón de suelo o una toalla de playa para realizar los ejercicios de suelo.

Comienza con un programa de ejercicios de 5 minutos y aumenta el tiempo conforme vayan aumentando la resistencia, vitalidad, etc. Treinta minutos al día será suficiente para la media de las personas. Incluso quince minutos diarios y media hora algunas veces a la semana será muy beneficioso.

Comprueba que hay buena ventilación. Mantén las ventanas abiertas mientras haces el ejercicio o, aún mejor, haz el ejercicio en el exterior, excepto cuando haga mucho frío.

Viste ropa amplia hecha de material natural.

Haz el ejercicio con música. El vals es excelente para empezar. Aumenta el ritmo conforme aumente la fuerza y habilidad.

Y, por último, sé consistente con los ejercicios y sigue las instrucciones. Recuerda: cuando un cliente comienza por primera vez un programa de ejercicios suele tener los músculos débiles y flojos. Aconsejamos que todo el mundo comience haciendo ejercicio un día y que descanse el siguiente.

PREGUNTAS SOBRE LA UNIDAD

PREGUNTA: A mi hija le han dicho que padece escoliosis. Nuestro médico dice que no se sabe mucho sobre esta afección y que la dieta no sirve de nada, que la afección es hereditaria. Según él, lo único que puede hacer es enviarla a un traumatólogo, que lo más probable es que le ponga un corsé que tendrá que llevar durante un año o dos. ¿Qué opina sobre esto?

RESPUESTA: ¿Qué edad tiene su hija?

PREGUNTA: Dentro de dos meses cumplirá quince años.

RESPUESTA: Está claro que sin haber visto a su hija no puede darle ningún consejo específico ni una opinión válida sobre lo que una completa aplicación de los principios y prácticas de la Higiene Natural podrían hacer que su organismo lograra, pero sí puedo decirle esto: con un cuidado higiénico, su estado de salud en general mejorará. Puede ser muy probable que tenga que llevar un corsé durante cierto tiempo pero con una alimentación adecuada, mucho descanso, luz del sol y ejercicios, su mejoría será mucho más rápida y, casi con toda seguridad, no tendrá que llevar tanto tiempo el corsé como necesitaría hacerlo si no satisface de forma adecuada sus necesidades sistémicas. Este sería el caso, no hay duda, si siguiera un tratamiento alopático, sobre todo cuando el médico no reconoce la importancia de una dieta, tanto fisiológica como biológicamente correcta. Con quince años, no debería perder ni un minuto. El hecho de tener una buena postura en esta fase de su vida determinará la calidad del resto de su vida.

PREGUNTA: Mi hija padece el mismo problema. Tiene la columna desviada, en forma de S. Tanto mi esposo como yo somos higienistas, pero nuestra hija piensa que estamos anticuados. Ella sólo como lo que come la pandilla, es decir, hamburguesas, patatas fritas y coca-cola. Incluso cervezas cuando hacen una fiesta. ¿Qué podemos hacer?

RESPUESTA: Hay poco más que puedan hacer, excepto, quizá, explicárselo bien a su hija. En esta unidad han aprendido la importancia de la postura y cómo una columna desviada puede influir de forma negativa sobre cada función orgánica. Intente que su hija lea esta sección y quizá pueda ver su futuro de una forma más real. En su hogar, compruebe que en frigorífico sólo tiene buenos alimentos. Aprenda a preparar delicatesses, como helados de plátano. También puede celebrar una fiesta de frutas para los amigos de su hija. Otra idea puede ser la de prometerle una recompensa por buen comportamiento tras cortos periodos de tiempo, por ejemplo: ir al teatro o de acampada: lo que más le guste tener o hacer. Utilice este método como incentivo. Cuando haya hecho todo esto, lo habrá hecho lo mejor que puede.

PREGUNTA: Me parece que todo el mundo tiene opiniones diferentes sobre cómo tratar los defectos corporales, al menos los defectos anatómicos y físicos. Un quiropráctico que yo conozco pone tarros de pastillas sobre el pecho del paciente y después le recomienda zinc, calcio o cualquier otra cosa al paciente si tiene alguna desviación de columna. ¿Por qué son sus métodos mejores que este?

RESPUESTA: Nunca he oído decir que la salud salga de un tarro de pastillas y por obra de magia entre en el cuerpo. Tomar cientos de miles de pastillas nunca puede enderezar una columna desviada. El único método para corregir un defecto corporal que ha sido causado por no satisfacer adecuadamente las necesidades sistémicas es comenzar, ya, a satisfacer esas necesidades y a mover los huesos y músculos de forma que compensen la acción incorrecta de otros huesos y músculos. Una dieta y un estilo de vida adecuados se encargarán del interior, de las necesidades internas del cuerpo, mientras que el ejercicio y el resto de la biodinámica higiénica ayudarán al cuerpo a reparar los defectos en la medida de lo que pueda, según determinen la edad, el estado actual de la persona en concreto y la dedicación que esta persona le ponga a este programa.

PREGUNTA: No creo que todo el mundo tenga la paciencia necesaria para corregir defectos estructurales, puesto que parece que necesita tanto tiempo.

RESPUESTA: La respuesta para esta pregunta es simple. Sin paciencia, conocimiento, determinación y fuerza de voluntad, la desgraciada persona debe aprender a vivir con su defecto. Lo que es más, por la propia naturaleza del proceso vital, su vida será menos agradable, menos productiva y se acortará en muchos sentidos. No es una opción muy provechosa.

RESUMEN

Quizá, la diferencia más importante entre el ejercicio correctivo y otras formas de ejercicio radique en que los ejercicios correctivos requieren una acción consciente. Normalmente, la mayoría de las personas mueven los huesos y músculos sin pensar mucho en lo que están haciendo. Por el contrario, los ejercicios correctivos exigen una consciencia del movimiento preciso, de la cantidad de presión que se está ejerciendo y la aceptación cerebral y física del grado de movilidad. En otras palabras, debemos escuchar a nuestros cuerpos y hacer caso a la comunicación que se está produciendo.

El objetivo de esta unidad no es hacer fisioterapeutas a aquellas personas que quizá son principiantes en este campo, sino, más bien, recordar que el cuerpo es una entidad viva, que crece y cambia y que, por esta razón, las manipulaciones correctivas de las partes defectuosas pueden disminuir o, quizá, corregir por completo esos defectos. Los ejercicios específicos explicados en esta unidad sólo son un ejemplo de los cientos de ejercicios correctivos que existen y que se pueden utilizar con un cliente que tenga uno o más daños estructurales.

Nosotros siempre hemos dicho que cuando existen daños lo mejor es conseguir la ayuda de un practicante muy capacitado. Probablemente, la cirugía no juegue un papel tan importante en otro campo como en el de la corrección de graves defectos estructurales. Sin embargo, nos gustaría insistir en que, con frecuencia, los daños estructurales leves se pueden remediar  simplemente con la clase de movimientos correctivos que hemos explicado en esta unidad.

Por suerte para esta humanidad enfermiza, el cuerpo responde positivamente cuando se le dan las herramientas adecuadas. Por desgracia, la flexibilidad y la incansable fuerza que desarrollamos durante la niñez suele desaparecer en la mayoría de las personas conforme pasan los años. Demasiado a menudo, nuestras actividades diarias requieren muy poco, o ningún, esfuerzo muscular, o quizá sólo exigen que utilicemos un número limitado de músculos que usamos día tras día en detrimento de la unidad. De esta forma, los músculos se atrofian, se debilitan; los huesos también se debilitan y rompen, no sólo debido a la falta de ejercicio, sino por otros factores como una dieta y un estilo de vida inadecuados.

Esa es la razón de que los ejercicios correctivos sean tan aconsejables y de que cualquier persona que desee tener un estado de salud completo deba hacerlos. Incluso cuando el daño es leve, estos ejercicios conseguirán que el corazón y los pulmones se conserven en un excelente estado; mantendrán activa la circulación; mejorarán la digestión y la eliminación de desechos metabólicos; conservarán una postura más saludable y atractiva; harán que la persona parezca, se sienta y, en realidad, esté, en mejor forma física. Cuando en un método completo de Higiene se incluyen ejercicios generales y correctivos, tenemos un par de fuerzas imbatibles, fuerzas que convierten al cuerpo, mente y espíritu en un todo unificado.

Se debe animar a los clientes a que mentalmente se pongan una meta específica y fácilmente realizable. ¿Recuerdas lo que hizo la Dra. Elizabeth? Primero se puso una meta más bien fácil: lograría hacer una incorporación con las piernas flexionadas sin ayuda. Ella sabía que, antes o después, conseguiría su objetivo. Y como hemos podido comprobar, lo consiguió.

A partir de ese punto, ella se puso una serie de metas, cada una un poco más retadora que la anterior. No le preocupaba el tiempo, simplemente porque empezó a saborear sus triunfos.

Elizabeth lleva trabajando para mejorar la fuerza de su espalda hace ahora dieciocho años. ¿Desalentada? ¡Nunca! Aún se acuerda muy bien de cuando lloraba de dolor y de cuando no podía levantarse del suelo sin que la ayudara otra persona. Ella sabe que, en todos estos años, ha ido en una dirección: hacia delante, no hacia atrás, así que ¿qué importa el tiempo que se necesite para lograr la perfección?

Así debería ser con todos nosotros, tanto practicantes como clientes. Incluso si nunca llegamos a ser perfectos, llegaremos a estar lo mejor que NOSOTROS podamos estar. Y eso es mucho mejor de lo que estamos ahora. De eso se trata en esta unidad «Ejercicios correctivos y su aplicación»: de estar mejor de lo que estamos ahora.

Nuestro cuerpo hará su propia programación y establecerá su propio horario. Todo lo que se nos pide es que le proporcionemos los medios —la biodinámica de la vida— y que hagamos los ejercicios. Nuestro cuerpo se cuidará maravillosamente bien del resto, no importa el tiempo que necesite.

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

(El siguiente extracto está sacado de Funk and Wagnalls New Encyclopedia, Copyright 1979. Lo hemos utilizado para ilustrar la complejidad del movimiento estructural y, de esta forma, apreciar mejor la sinergia que implica un simple movimiento estructural. Sacado del volumen 19, páginas 118-119).

El esqueleto humano está formado por más de 200 huesos conectado por tejidos duros y relativamente poco elásticos llamados ligamentos. El grado de movimiento de cada parte del cuerpo varía mucho. Así, en el brazo, el hombro se mueve libremente, mientras que la articulación de la rodilla se limita a un movimiento de bisagra. Los movimientos de cada vértebra individual son extremadamente limitados; los huesos que forman el cráneo son inamovibles. Los movimientos de los huesos del esqueleto se ven afectados por las contracciones de los músculos del esqueleto a los que los huesos están unidos por los tendones. Estas contracciones musculares las controla el sistema nervioso.

El sistema nervioso se divide en dos: el somático, que permite el control voluntario sobre los músculos del esqueleto y el autónomo, que es involuntario y controla el músculo cardiaco, así cómo los músculos lisos y glándulas. El sistema nervioso autónomo se divide a su vez en dos: el simpático y parasimpático. Muchos, pero no todos, de los músculos y glándulas que distribuyen impulsos a los grandes órganos internos tienen un doble suministro nervioso; en estos casos, las dos divisiones pueden ejercer efectos opuestos. Así, los sistemas nerviosos simpático y parasimpático aumentan y disminuyen respectivamente el ritmo cardiaco. No obstante, los dos sistemas nerviosos nos siempre son antagónicos; por ejemplo, los dos sistemas nerviosos estimulan las células de secreción de las glándulas salivares. Lo que es más, una sólo división del sistema nervioso autónomo puede tanto estimular como inhibir un único efector, como cuando el sistema parasimpático abastece los vasos sanguíneos del sistema muscular. Por último, las glándulas sudoríparas, los músculos que causan la erección involuntaria del vello, los músculos lisos del bazo, los vasos sanguíneos de la piel y los músculos esqueléticos sólo actúan por la función del sistema simpático.

Los movimientos voluntarios de la cabeza, extremidades y cuerpo son provocados por impulsos nerviosos que surgen en la zona motora del córtex cerebral y que son transmitidos por los nervios craneales o por aquellos que emergen de la médula espinal para llegar a los músculos esqueléticos. La reacción implica tanto estimulación de las células nerviosas que activan los músculos implicados como inhibición de las células que activan los músculos opuestos. Un impulso nervioso es un cambio eléctrico dentro de una célula o fibra nerviosa. Se mide en milivoltios, sólo dura unas milésimas de segundo y se pueden registrar.

Los movimientos también se pueden producir como respuesta a un estímulo externo. Así, un golpe en la rodilla provoca una sacudida; una luz brillante dirigida al ojo provoca que se contraiga la pupila. Estas respuestas involuntarias se denominan reflejos. Varias terminaciones nerviosas denominadas receptores envían constantemente impulsos al sistema nervioso central. Estos son de tres clases: receptores externos, que son sensibles al dolor, temperatura, tacto y presión; receptores internos, que reaccionan ante alteraciones en el entorno interno y receptores propios, que responden a las variaciones de movimiento, posición y tensión (especialmente importantes cuando se realizan los ejercicios correctivos: los autores.)

Estos impulsos terminan en unas zonas especiales del cerebro, como aquellos receptores especiales relacionados con la vista, oído, olfato y gusto.

Las contracciones musculares no siempre provocan un movimiento real. Normalmente, una pequeña fracción del número total de fibras en un músculo es las que se contraen. (Una de las razones por las que conseguir los resultados deseados lleva tanto tiempo: los autores). Esto contribuye tanto a mantener la postura de una extremidad como a que esa extremidad resistan un alargamiento o estiramiento pasivo. Esta ligera y continua contracción se denomina tono muscular.

Ejercicio

(Extracto de la obra Genesis and Control of Disease [Génesis y control de la enfermedad], de Doctor  en Medicina, George E. Weger. Disponible en Health Reseach, P.O. Box 70, Mokelumne Hill, California 95245)

Aquellos que hacen ejercicio durante el periodo de eliminación (se refiere a los ciclos rítmicos circadianos; el ciclo de eliminación normalmente comienza sobre las 4.00 horas y sigue, aproximadamente, hasta las 12.00 horas: los autores.) contribuyen a conservar el vigor muscular, lo que reduce de forma apreciable el periodo de recuperación. El ejercicio también estimula la circulación y activa las células aletargadas para que estas se deshagan con más rapidez de los desechos inútiles.

Un cuerpo activo y flexible puede resistir un shock, esfuerzo y los abusos que provocan enfermedades hasta un punto que destrozaría o mataría al individuo más dejado y lento de movimientos. El ejercicio es igual de esencial que una dieta racional: sin él es imposible conseguir cierta resistencia. Todo el mundo debería hacer ejercicio cada día. La mejor forma de cultivar el hábito es seguir fiel y lealmente un horario regular, fijo. Esto ayuda al desarrollo del autocontrol y de la autodisciplina, tan necesarios para aquellos que desean conseguir equilibrio y convertirse en dueños de sí mismos.

Sólo en los casos más profundos de debilitamiento o en casos de fiebre inflamatoria o depresión cardiaca está contraindicado el ejercicio positivo. Un esfuerzo moderado de los brazos, piernas, abdomen y cuello se puede hacer en cama, acostados, incluso durante un ayuno. A los pacientes se les pide que hagan estos ejercicios durante 10 o 30 minutos, según la vitalidad y fuerza muscular de la persona. (Véase la unidad «Ejercicios durante la enfermedad y periodo de recuperación» para conseguir una lista de ejercicios de estiramiento que se pueden utilizar con propósitos correctivos mientras se está acostado.) La fuerza de voluntad es necesaria para comenzar y continuar.

Para conseguir el máximo beneficio, la contracción muscular debe ser positiva y la mente debe estar concentrada en cada movimiento. El ejercicio que se hace de mala gana no sirve de mucho. El beneficio que se derive depende más de cómo se realice el movimiento que del tiempo que se le dedique. Se le debe dar importancia a cada movimiento y realizarlo deliberadamente. Para evitar que contengan la respiración, a los pacientes se les pide que cuenten en voz alta, de la siguiente forma: uno, y dos, y tres, y cuatro, etc. Todos los movimientos deben repetirse hasta estar razonablemente cansados y siempre diferenciando del sobreesfuerzo.

Es aconsejable que los pacientes intenten levantarse lo suficientemente temprano por la mañana para realizar antes de desayunar este trabajo tan necesario. Si no lo hacen así, lo más probable es que encuentren excusas fáciles para no hacerlos. Los ejercicios deben repetirse antes de acostarse por la noche. Algunos también es aconsejable realizarlos a media tarde.

A cada paciente se le da un gráfico explicándole los movimientos que debe hacer en la cama. Son movimientos simples de estiramiento muscular y movimiento de articulaciones, comenzando con los dedos de la mano, siguiendo por las distintas articulaciones de las extremidades superiores hasta el límite de su grado de normal de movilidad, flexionando y estirando en el siguiente orden: flexión, extensión y rotación de los dedos de las manos, manos y muñecas; lo mismo con los codos; hombros: movimientos amplios en todas direcciones con los brazos completamente extendidos hacia los lados y juntar las manos en el movimiento hacia delante. Después, doblar los dedos de los pies hacia dentro y fuera; después los pies y tobillos. Ahora se debe colocar una manta doblada bajo las caderas. Los ejercicios de rodillas y caderas se hacen mejor con el movimiento de bicicleta y también cruzando una pierna sobre otra (tijeras). Ahora coloca la manta o almohada bajo los hombros para permitir que la cabeza caiga hacia atrás: subir, bajar y girar la cabeza en todas direcciones. El siguiente paso es tensar y relajar alternativamente los músculos del abdomen, también se pueden dar masajes con los dedos o puños. Después, cambiar la posición del cuerpo, poniendo al paciente sobre las manos y rodillas o codos y rodillas. Subir y bajar alternativamente la espalda y mover todo el cuerpo tanto como se pueda hacia delante y atrás. Sentado en el borde de la cama, en una silla o de pie se pueden hacer ejercicios de rotación de la columna y torso. En casos donde se necesite un consejo especial se pueden sugerir otros muchos ejercicios.

BUENA POSTURA

Por el Dr. Herbert M. Shelton

La postura natural del hombre es la recta, aunque debido a muchas causas, la mayoría de las personas civilizadas están encorvadas y cargadas de espaldas. «la joroba de las personas mayores» es la postura con la que todos acabaremos a menos que nuestro trabajo o una actividad gimnástica sea tal que contrarreste este tendencia.

Si observa a la gente cuando anda comprobará que muy poca lo hace bien. Las malas posturas al sentarnos son tan comunes que casi no lo advertimos. Entre en una escuela y verá a niños y niñas, entre en una conferencia y verá a hombres y mujeres: la mayoría de ellos sentados en una postura muy poco elegante y saludable. Esto indica una debilidad física, una carencia de educación física y un desarrollo desequilibrado. Los pulmones están comprimidos y el estómago, hígado y todos los demás órganos agrupados fuera de su lugar.

Tener una buena postura significa estar en buena forma. De hecho, tener una buena postura es mucho más importante que pronunciar correctamente las palabras, algo a lo que se le dedica tanto tiempo en las escuelas en detrimento de la postura. La utilidad de los sentidos, una buena capacidad respiratoria, la capacidad para hablar o leer con un tono de voz correcto y el uso más eficiente del cuerpo dependen de una postura vertical.

¿Por qué somos tan delicados respecto al aspecto de nuestros caballos o perros? ¿Por qué nos negamos a comprar uno que esté cabizbajo, de andares lentos o esté medio encorvado, con unos pulmones débiles y cuerpos debiluchos, cuando estamos dispuestos a ser y convertirnos en eso nosotros mismos?

Lo que se denomina mecanismos corporales se refiere a la correlación mecánica que existe entre los distintos sistemas del organismo, sobre todo en lo que se refiere al sistema esquelético, muscular y visceral y a su suministro nervioso. Cuando las correlaciones mecánicas del cuerpo favorecen las funciones de sus distintas partes, esto se denomina mecanismos corporales normales. Cualquier falta de correlación en cualquiera de las partes que dañe o impida cualquiera de sus funciones representa una desviación de la norma o ideal.

Muchas desviaciones de la correlación mecánica normal en el cuerpo provocan malas posiciones de las vísceras y daños, por lo que crean, no enfermedad, sino un daño general y debilitación. Para garantizar el mejor rendimiento de las funciones corporales, todas sus estructuras deben estar adecuadamente alineadas y correlacionadas. Aquellas partes mal alineadas sufren estrés y daños todo el tiempo, de aquí que se desgasten mucho antes que las partes alineadas.

El Dr. Skarstrom dice: «Un porte erecto, un buen equilibrio y una excelente figura, cuando son habituales, significan un ajuste perfecto, una distribución equilibrada y un equilibrio de las diferentes partes del cuerpo. Significa que existe una distribución económica de la tensión muscular, un alto grado de tono muscular e incluso equilibrio, una presión equiparada sobre la superficie de las articulaciones y una tensión mínima sobre las estructuras fibrosas. Todo esto implica disponibilidad para toda clase de acciones, eliminación de la tensión innecesaria, conservación de energía. Una buena postura también se traduce por el estado más favorable para que los órganos internos tengan espacio, buena circulación, una posición relativa y un apoyo natural. Esto conduce a la salud y al buen rendimiento, al igual que a la belleza y armonía.

No es fácil medir el grado en el que una postura defectuosa interfiere en las funciones normales del organismo. Sin embargo, existen considerables evidencias que demuestran que los daños y tensiones producidos por una mala postura, sobre todos los que aparecen debido al trabajo, son los responsables de una gran cantidad de dolor, incluyendo los dolores referidos, e incluso provocan un mal funcionamiento de las vísceras. La nuestra es una época de espaldas encorvadas, de paredes abdominales flojas y vísceras prolapsadas.

La lordosis en la parte baja de la columna vertebral viene acompañada de cifosis en la parte superior de la espalda y lordosis del cuello. Las curvaturas superiores son compensatorias. Las alteraciones en la curvatura de la columna vertebral se traducen en alteraciones de las estructuras conexas. Esto provoca una tensión sobre los ligamentos de apoyo, malas posiciones y algunas veces agrupamiento de las vísceras, impedimentos circulatorios e incluso puede que irritación nerviosa debido a la presión.

La lordosis causa una inclinación hacia delante de la pelvis. Esto empuja los órganos abdominales contra la pared del abdomen, cuyos músculos se tensan baja la presión constante. Lo que une el mesenterio con la columna vertebral también se baja debido a la lordosis, de forma que los intestinos y otros estructuras de apoyo se descuelgan y se sitúan en la parte baja de la cavidad abdominal. Hay pruebas de que el hígado se gira hacia delante y hacia la derecha estrechando el conducto biliar común y puede que en algunos casos interfiera gravemente en el flujo biliar. La ptosis (desplazamiento) de los riñones, sobre todo del izquierdo, provocan una tracción de las venas renales. Los órganos pélvicos también se ven implicados en la visceroptosis general que resulta de una mala postura. Se produce un prolapso de los ovarios, el útero se descoloca debido al peso de las vísceras abdominales descolgadas que descansan sobre él, venas varicosas en el intestino delgado y distintos daños en el sistema reproductor son los posibles resultados de un flujo venoso bloqueado. La relajación de la pared abdominal y el agrupamiento de los órganos abdominales en el abdomen bajo y en la pelvis provoca un aumento de sangre en las reservas venosas del abdomen, por lo que disminuye el volumen sanguíneo. El engrosamiento de la pelvis y del abdomen contribuye, además, a la formación de tumores.

Un desequilibrio lateral de la columna vertebral provoca unos hombros desiguales (uno está más bajo que el otro), el cuello se inclina hacia un lado u otro de los hombros o la cabeza se inclina hacia delante. Estos defectos posturales y evidencias de una mala figura corporal pueden deberse a una inclinación de la pelvis, a que una pierna sea más corta que la otra, o por una mala costumbre.

Una postura correcta es un subproducto normal de una vida sana y de una actividad orgánica adecuada. Casi todas las actividades de la vida civilizada promueven una postura hacia delante de la cabeza, brazos y hombros. Se produce una caída o postura hacia delante de la cabeza, un desplazamiento hacia delante de la clavícula y una depresión más o menos acentuada del tórax. Esto no se debe a una discapacidad inherente de la columna y de las estructuras conexas que mantienen la posición recta. Un escritor dice: «No es correcto decir que las columnas no están perfectamente adaptadas para una postura recta; sería más exacto decir que las columnas vertebrales humanas no están diseñadas para soportar la monótona y arriesgada postura a la que nos obligan la educación moderna y muchas industrias modernas. »

Los factores físicos que determinan la postura son:

El tamaño y forma de los huesos y de sus superficies articulatorias.

La extensión y tensión relativa de los músculos opuestos y de las estructuras fibrosas.

El grado de control muscular localizado.

El tamaño o forma relativos de las costillas, clavículas, omóplatos y vértebras, según indique la configuración general del tórax, hombros y espalda, es en su mayor parte un asunto de nutrición y herencia. Sin embargo, el tamaño de estos órganos se ve afectado en algún grado por el uso que se hace de estas partes, sobre todo durante el periodo de crecimiento. El uso o ejercicio no sólo influye directamente sobre tamaño y forma de los huesos, debido a la tensión y presión que se ejerce sobre ellos, sino que, además, influyen indirectamente debido a la tensión constante sobre los segmentos óseos que provoca el tono muscular resultante. He observado que los niños bien nutridos tienen una postura recta mientras que los niños mal nutridos tienden a tener los hombros y la cabeza caídos y descolgados. No tengo ninguna duda de que la malnutrición es una de las causas principales de una pronta mala postura.

(Del libro, Exercice!, del Dr. Herbert M. Shelton.)

CORREGIR LA SENSIBILIDAD A LA LUZ

Por Edwin Flatto

La naturaleza ha diseñado de tal forma nuestro cuerpo que los músculos que no se utilizan se atrofian. Los músculos que se utilizan constantemente se fortalecen.

El mecanismo del ojo que controla la dilatación y contracción de la pupila es automático. Aquellas personas que han desarrollado sensibilidad a la luz deberían poner en práctica lo siguiente:

Utilizar cada vez menos las gafas de sol hasta que te des cuenta de que ya no las necesitas.

Tira las persianas, haz vestidos y manteles con las cortinas y aprovéchate de la luz natural que entra en tu casa.

Intenta leer con luz natural tanto como puedas. Si el sol es demasiado fuerte, cubre la parte de abajo del libro con un papel o trapo negro para evitar que se refleje el sol.

También es recomendable realizar los siguientes ejercicios:

En una habitación oscura, enciende y apaga una luz de 100 vatios en intervalos de 10 segundos.

En la luz del día (preferiblemente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando la luz del sol es oblicua) ponte de frente al sol y gira la cabeza de un lado a otro, guiñando constantemente y sin mirar nunca directamente al sol. Por la tarde, no estés más de tres minutos haciendo este ejercicio. Conforme aumente la fuerza de los músculos oculares aumenta la cantidad de tiempo a 6 minutos tanto por la mañana como por la tarde. No es recomendable hacer este ejercicio más de 6 minutos dos veces al día. Es muy importante no mirar nunca directamente al sol y si se sienten molestias se debe acortar el tiempo del ejercicio. (Mirar directamente al sol o a otra fuente de luz brillante produce tensión y debe evitarse. En algunas enfermedades oculares, como glaucoma, desprendimiento de retina o iritis, se aconseja evitar la luz del sol en los ojos.) Este ejercicio debe realizarse bajo el control de un practicante cualificado con experiencia en este tipo de terapia.

Otro ejercicio para los ojos: ponte enfrente del sol con los ojos cerrados y gira lentamente la cabeza de un lado a otro. Los cálidos, penetrantes y relajantes rayos del sol fortalecerán y suavizarán los músculos de los ojos. La luz del sol en los ojos también es beneficiosa para los párpados. También ayudará a superar (junto con la dieta y métodos sistémicos) orzuelos, conjuntivitis y blefaritis (inflamación de los párpados: los autores).

De la obra The Restoration of Health—Natures’s Way [Recuperar la salud: la forma natural], de Edwin Flatto.

(SABIAS PALABRAS,  de la obra Lectures, sobre la Ciencia de la Vida Humana, de Sylvester Graham)

Las arterias de un músculo que se ejercita de forma habitual y constante se agrandan y el músculo se desarrolla más que en aquella extremidad que se utiliza poco. Y, por otra parte, si el mismo miembro permanece inactivo durante un largo periodo de tiempo, el tamaño de las arterias disminuirá en gran medida.

Por tanto, ejercitar de forma habitual nuestro cuerpo o miembros utilizándolos de una forma determinada nos permitirá poner más fuerza muscular en ese uso o en cualquier otro uso que requiera la acción del mismo músculo que el cualquier otro. De aquí que una persona tenga una gran fuerza muscular en los brazos, otra en las extremidades inferiores y otra en alguna otra parte, según la naturaleza del uso habitual que cada uno realice.

Está claro que ejercitar los órganos cerebrales aumenta la actividad y vigor de estos, e, indudablemente, también aumenta, hasta cierto punto, el tamaño o volumen.

Para conservar esta importante circulación vital, para que llegue a todas las funciones vitales, para que todos los cambios vitales sean perfectos y para garantizar un suministro adecuado de sangre a todas las partes y mantener la salud general y energía del sistema, el EJERCICIO, o la acción voluntaria, es de extrema importancia. Fomenta mucho la circulación, sobre todo del sistema capilar, o la miríada de diminutos vasos que se distribuyen de forma tan numerosa por cada parte del cuerpo. De igual forma fomenta la respiración, provocando inspiraciones profundas y completas de aire, así como una acción vigorosa de los pulmones. Contribuye a vigorizar y activar todos los órganos y garantiza una integridad saludable y la energía de todas las funciones, así como un desarrollo simétrico y una fuerza constitucional de todo el sistema. Fortalece, agiliza y da elasticidad y gracia al cuerpo; y energiza y activa las capacidades intelectuales y morales. En realidad, el ejercicio puede considerarse el tónico natural más importante para el organismo. Si se olvida por completo, el cuerpo se debilitará y disminuirán sus capacidades fisiológicas. Pero si se realiza habitual y adecuadamente, todo el sistema se vigorizará y estará listo para ser eficiente y disfrutar de él.

Hemos visto que cada contracción muscular contribuye a disminuir las propiedades vitales. Para reponer este agotamiento, un constante suministro de sangre arterial nueva se difunde en gran abundancia por todo el tejido muscular. Con cuanto más vigor se ejercite una parte, con más rapidez y abundancia le llegará el suministro de sangre arterial. Por tanto, el ejercicio habitual, saludable y vigoroso de cualquier parte siempre contribuirá a provocar y mantener un mayor desarrollo de esa parte y a fortalecerla. Así, si ejercitamos constante y vigorosamente un brazo y el otro permanece por completo inutilizado, los músculos del primero se desarrollarán mucho más y será más fuertes que los del segundo. Por tanto, la salud de todo el sistema requiere que se ejerciten de forma adecuada todas las partes, sobre todo en aquellos cuerpos jóvenes y en época de crecimiento que se deforman fácilmente e incluso se distorsionan horriblemente cuando se realiza una acción voluntaria.

Mientras el ejercicio o trabajo voluntario sea necesario para que el sistema humano disfrute del estado más saludable posible y funcione perfectamente, entonces, es una bendición; más allá de eso, es en alguna medida una maldición, ya que en proporción al exceso, la vida siempre se acorta y el cuerpo se predispone a la enfermedad.

Por tanto, y debido a una necesidad constitucional, si el hombre realiza muy poco ejercicio voluntario entonces sufrirá y si el ejercicio voluntario es excesivo, también sufrirá. Pero, por suerte para la especie, los sufrimientos derivados de un trabajo excesivo no se igualan a los que resultan de la inactividad. Un hombre puede acortar mucho su vida si trabaja en exceso, pero durante esta vida reducida disfrutará de una relativa buena salud, dulces sueños y espíritu alegre. Pero, aquel que sufre por falta de ejercicio —y sobre todo si eso viene conectado con una alimentación excesiva y otros errores dietéticos— experimentará la más amarga e insoportable miseria humana.

7) La forma en como está estructura la vida social requiere que muchos persigan objetivos que son menos favorables para la salud que el destino del agricultor. Una gran mayoría de estos objetivos son de una naturaleza que no permite un ejercicio lo suficientemente activo del cuerpo como para proporcionarle salud y bienestar. Para todas estas personas, el ejercicio se debe convertir en parte de su rutina y deberían realizarlo habitualmente; en caso contrario, sufrirán. Y, aún así, cuando simplemente es un asunto de rutina, que se hace porque no se puede dejar de hacer sin sufrir, pierde más de la mitad de sus virtudes. Para obtener el máximo beneficio del ejercicio esté debe disfrutarse. La mente debe concentrarse en él con interés y si es posible con disfrute, olvidando la idea de que se trata de un trabajo a favor del concepto de que se trata de un placer.