Lección 100 – Reestructurando el camino que produce nuestros alimentos (2a parte)

UNIDAD 100: REORGANIZAR LA FORMA DE PRODUCIR NUESTROS ALIMENTOS. PARTE II.

 

TEMA: El futuro de la humanidad depende de que percibamos que nuestro estilo de vida tecnológico afecta al clima y a la disponibilidad de alimentos. También depende de nuestra voluntad para hacer los cambios necesarios en nuestras vidas.

 

INSTRUCTORA: Margaret Flynn

 

Razonamiento
Objetivos de la unidad
Conceptos claves
Puntos principales
Índice
Introducción
Resumen
Lecturas recomendadas
Textos suplementarios.

 

Nota: Animamos a nuestros estudiantes a que utilicen la información contenida en esta unidad para aumentar la conciencia colectiva sobre los asuntos cruciales a los que todos los humanos de nuestro planeta nos enfrentamos en la actualidad.

 

Juntos devolveremos el orden y la belleza al mundo.

 

RAZONAMIENTO

 

En este siglo hemos dependido de unos rápidos avances industriales y tecnológicos para que nos proporcionen un nivel de vida «más alto», pero también nos hemos comprometimos con unas ganancias a corto plazo. Ahora debemos enfrentarnos a las consecuencias de los efectos a largo plazo que tiene nuestra carrera hacia delante. No podemos lograr nuestra meta de un nivel de vida más alto si nos negamos a admitir los errores ecológicos que cometimos en el pasado y que seguimos cometiendo en el presente, y si no los corregimos.

 

OBJETIVOS

 

En esta unidad examinaremos los cambios necesarios en nuestro sistema agrícola y en nuestra percepción sobre cómo se interrelacionan los problemas biológicos, los efectos coordinados que tienen sobre el ecosistema y su relación con el clima.

 

CONCEPTOS CLAVES

 

Aunque algunos científicos esperan que se produzca un gradual calentamiento general debido al efecto invernadero, otros están convencidos de que la Tierra se está enfriando.
Las eras glaciales han durado unos 90.000 años más o menos, con un periodo interglacial de 10.000-12.000 años. En la actualidad estamos en el año 10.000 de la era templada.
Los errores medioambientales que provocan más y más contaminación están acelerando otros factores climáticos en la naturaleza que ya indican y/o contribuyen a la tendencia de enfriamiento.
Las temperaturas extremas de los últimos años (y los parámetros climatológicos), así como las clases de vegetación que cada vez se ven más sobre la Tierra, también indican que se están produciendo cambios climatológicos globales.
John Hamaker cree que ahora tenemos la capacidad de remineralizar el suelo y disminuir o contrarrestar el ciclo glacial de la naturaleza. Esto podemos hacerlo con la pulverización, distribución en masa y aplicación de grava, a escala internacional y en proporciones épicas.
Que la vida siga sobreviviendo en nuestro planeta también depende de que tengamos una continua imagen positiva de cómo debe ser el mundo para que podamos sobrevivir, y de nuestra voluntad para realizar las acciones que transformen esta visión positiva en una realidad.

 

PUNTOS PRINCIPALES

 

Las plantas fotosintéticas son nuestra fuente de oxígeno. Nosotros estamos alterando el equilibrio oxígeno/dióxido de carbono de nuestra biosfera con las emisiones de los vehículos e industriales (como la quema de combustibles fósiles) y con la explotación de los bosques y selvas.
La lluvia ácida se está haciendo más frecuente, y las corrientes de vientos las están haciendo caer sobre zonas que antes eran prístinas.
Los bosques, selvas y selvas tropicales del mundo están disminuyendo de tamaño y los desiertos aumentan unas 6.070.416,8 hectáreas anuales.
El dióxido de carbono en la atmósfera están incrementando constantemente. No se han realizado acciones suficientes para reducir los niveles.
En los últimos siglos y decenios han ido desapareciendo los microorganismos y poblaciones de gusanos de todo el suelo de la Tierra debido a la desmineralización del suelo y a la cada vez mayor acidez de éste. La desaparición de plantas y árboles que se ha producido como consecuencia de este suelo agotado se conoce como «sucesión vegetacional retrógrada». Los científicos que han estudiado ciclos glaciares anteriores también han notado que se producía una desaparición de especies de árboles y bosques a finales de anteriores periodos templados interglaciales.
Nosotros, y no los denominados «líderes» mundiales u otros profesionales, somos responsables de nuestra supervivencia y de la supervivencia de la vida en nuestro planeta.

 

ÍNDICE

 

INTRODUCCIÓN
AGUA, ¿AGUA EN TODAS PARTES?

 

No echamos de menos el agua hasta que el pozo se seca…
El césped
Arquitectura paisajista
Otros sistemas de riego
Duchas
Fregaderos
Inodoros
En la cocina
Lavandería
En la casa
Otros consejos
Drenaje del suelo
Sequía

 

 

 

ECOLOGÍA Y CLIMA
Deforestación
Dióxido de carbono. Cambios climáticos generales. Parámetros climatológicos
¿Más calor o más frío?
El ciclo glacial-interglacial
Parámetros climatológicos
«La esperanza de una eterna primavera»

 

POLÍTICA EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
RESPONSABILIZARNOS DE NUESTRO DESTINO

 

REORGANIZAR LA FORMA DE PRODUCIR NUESTROS ALIMENTOS: SEGUNDA PARTE.

De Margaret Flynn

 

INTRODUCCIÓN

«¡El cielo se está cayendo!…

Había una vez un personaje de cuento llamado Chicken Little, que decía que el cielo se estaba cayendo. Esta es una noticia tan buena como la mayoría de las noticias que recibimos hoy en día, y si apareciera en los titulares del periódico de mañana lo más seguro es que nadie se sorprendiera mucho. (Sería un bonito titular para el Nacional Enquirer.)

Al reunir material para esta unidad, me vi saturada con una «mala noticia» tras otras. Está claro que no faltaban factores medio ambientales negativos y comencé a preguntarme cómo podría presentar la parte buena y mala de la historia sin que sonara como un «profeta del día del juicio». Sin embargo, realmente está elaborada con ambas partes. Así que antes de seguir adelante con nuestros comentarios sobre ecología, dejadme que os aclare que mi intención es abrir nuestra caja de Pandora de los problemas del mundiales. Preferiría ser portadora de buenas noticias, por lo que mi objetivo en esta unidad es doble: admitir honestamente los errores y seguir reconociendo nuestras bendiciones. La buena noticia es que por fin estamos descubriendo las limitaciones y potencial del conocimiento individual y desarrollando el conocimiento más amplio de las limitaciones y potencial de nuestro colectivo (universal): a saber, que lo que hacemos a otros, nos lo hacemos a nosotros mismos. Estamos creando nuestro destino mutuo diariamente, y lo que creamos también depende de la fuerza de nuestra voluntad para vivir. Puesto que las actitudes negativas son contraproducentes y al final se hacen realidad, por favor no se desanime cuando lea esta unidad. Su objetivo tampoco es intentar predecir acontecimientos futuros, el clima o cataclismos, sino evaluar nuestro mundo como es y como podría ser. La cuestión no es tanto si el cielo se está cayendo como si nos dejaremos caer nosotros mismos. Si perdemos la esperanza y tiramos las cartas al principio del juego, también estaremos tirando nuestro destino. Mi objetivo al escribir esta unidad es presentar la rosa con toda su belleza y oler su dulce fragancia, pero cuidarme de las espinas. Espero que esta unidad te aliente y rete a descubrir y crear un bello futuro para todos.

Cuando vemos la realidad de lo que nos está ocurriendo a todos, la perspectiva no puede más que remover emociones confusas. Pocos disfrutamos especulando sobre la posible destrucción o devastación de nuestro planeta. Queremos ser positivos y alegres, pero también hay una diferencia entre las malas noticias dadas con poca emoción por el locutor y las malas noticias que vienen acompañadas de sugerencias sobre cómo se pueden cambiar y cómo ayudarnos a nosotros mismos: estas últimas están motivadas por un deseo de ayudar a la humanidad. Por ejemplo, podemos oír a Hamaker e intentar superar nuestra resistencia a confrontar la realidad. Eso no sólo nos mantiene en la ignorancia, sino que, además, el hecho de evitar la verdad no hace nada para cambiar la situación. Cuando se nos pincha una rueda, sabemos que tenemos que arreglarla: podemos coger una rabieta o echarnos a llorar, pero ninguna de estas reacciones arreglará la rueda. Lo mismo ocurre con los problemas del mundo.

Cuando nos enfrentamos a la complejidad y seriedad de toda la realidad mundial, al principio tendemos a sentirnos «vencidos». Esto es normal. Cuando, de mala gana, sumamos en nuestra mente todos los factores medio ambientales involucrados, no podemos dejar de ver el estado de salud de nuestro planeta sin sentir una abrumadora sensación de emergencia de que hay tanto por hacer. Es igual que cuando después de una fiesta nos encontramos un montón de platos sucios, sólo que sobre la Tierra hay mucho más que limpiar.

¿Por dónde comenzar? ¿Qué puede hacer una sóla persona? Bien, es obvio lo que «sólo una persona» puede hacer si observamos el mundo a nuestro alrededor: ya estamos haciéndolo ahora, cada día, todos juntos en cada momento, y el continúo impacto conjunto de toda acción/interacción humana sobre el planeta no es un asunto de poca importancia. Lo que «sólo una persona» puede hacer, y hace, supone un montón, puesto que todos lo hacemos al mismo tiempo, y supone mucho más cuando todo el mundo lo hace constantemente.

Nuestra energía colectiva es igualmente capaz de curar como de destruir. Una vez que imaginemos lo que podemos hacer con este increíble poder de curación, si nuestra energía colectiva se utiliza de una forma positiva, no tenemos más que hacer realidad todo nuestro potencial viviéndolo. La unidad y armonía traerá una nueva dimensión de desarrollo a nuestra energía humana colectiva. Si sólo pudiésemos ver la altura que alcanza nuestro espíritu cuando construimos juntos, evitaríamos las profundidades en las que se hunde con la intolerancia, violencia y destrucción. Dejaríamos atrás estos rituales primitivos: no nos sirven para nada en nuestra búsqueda de un mundo mejor.

Debemos pasar el «punto crítico» y esquivar las trampas emocionales que evitan que cambiemos lo que no nos gusta, dirigiendo por mal camino nuestra energía y agotándolas: rabia, culpa (propia y de los demás), venganza, culpabilidad, autocompasión, miedo, confusión, desilusión, ansiedad, espejismos, depresión, apatía e inercia. Todas estas trampas pueden convertirse en obsesiones: nos inmovilizan y, de hecho, solemos confundir esas emociones con acciones reales. Las emociones fuertes nos agotan tanto física como mentalmente, dando la impresión de que hemos utilizado un montón de energía. (Lo hemos hecho, pero estaba mal enfocada y desperdiciada). Las emociones no actúan —nosotros actuamos—; nuestros sentimientos son incapaces de actuar por su cuenta (aparte de los efectos mentales). Solemos recurrir a ellos porque nos ofrecen una «satisfacción» inmediata, una salida o canalización de nuestras sensaciones: se convierten en perjudiciales cuando se utilizan en exceso o dañan a otros. Tras la reacción, lo que hace falta es acción, no gastar más energía en la propia reacción. Todo el tiempo que pasamos preguntándonos «¿Y si…?» o «¿por qué?» se utilizaría mejor haciendo o cambiando algo, incluso viendo crecer su jardín o simplemente sonriendo a alguien.

Si intentamos sumergir imágenes negativas en nuestro subconsciente, nunca podremos enterrarlas con la suficiente profundidad mientras existan. Al igual que ocurre con la caja de Pandora, mientras los problemas permanezcan sin resolver, el hecho de mantener la tapa cerrada no harán que desaparezcan. Los avestruces tienen un ingenioso método de tratar con «cosas temibles que prefieren no ver»: si el enemigo se acerca, simplemente meten la cabeza en el suelo. Por desgracia, lo que no vemos o no sabemos también puede herirnos. Si evitamos mirar los problemas, porque no queremos ver al «enemigo», ¿cómo conoceremos a nuestro enemigo? Necesitamos saber quién es el enemigo para evitar que nos coja. Negarnos a ver el mundo como es en realidad, es igual que evitar mirarnos al espejo cuando tenemos un grano: preferimos esperar a que desaparezca. ¿Eso es lo que estamos pensando hacer con los problemas de nuestro mundo?

Hace mucho tiempo había un final feliz para cada historia, y al igual que niños entusiasmados escuchando un cuento de hadas, nosotros anticipamos el momento final del libro en el que aparece la magia y salvación en el momento crítico. ¿Acaso nos seduce la emoción del peligro que se produce cuando desafiamos a la Naturaleza y, de esta forma, desafiamos a nuestra fuente de vida a que reaccione ante nuestro desafío? Nos veremos tristemente desilusionados cuando comprobemos que el caballero no llega en su caballo para salvarlos del peligro en el último minuto. Es hora de que nos demos cuenta de que el caballo nos ha estado esperando todo el tiempo en un prado vacío, porque se supone que nosotros somos los héroes de esta historia. Historia que la hemos escrito todos juntos, con todas nuestras vidas, y ya es hora de que nos detengamos un momento para leer el capítulo sobre el entumecimiento psíquico. Nos «cansamos» de las malas noticias, intentamos hacernos los duros, volvernos insensibles para sentir menos dolor, ser menos vulnerables. Esto es comprensible teniendo en cuenta las duras realidades que confrontamos a veces, pero también es una especie de mecanismo de defensa psíquico que hemos adoptado para enfrentarnos a nuestro entorno: intentamos «ajustar» nuestra realidad a nuestro nivel de tolerancia particular. Si nos parece que el mecanismo de defensa del avestruz es risible, nuestra diversión debe desaparecer cuando nos demos cuenta de que estamos haciendo exactamente lo mismo con nuestro mecanismo entumecido.

La sensibilidad es la mejor defensa contra la apatía entumecedora: cuanto menos cerremos los ojos a la verdad, más veremos. La sensibilidad también nos puede ayudar a enfrentarnos a la insensibilidad que nos rodea. Podemos imaginar lo poco que una persona insensible siente porque sabemos lo mucho que nosotros, como personas sensibles, sentimos. Las personas con un carácter más fuerte, coraje, honor, claridad mental, visión y mayor fuerza física suelen ser las personas más sensibles. Cuanto más sensible seas, más experimentarás en la vida.

Un pájaro no puede volar hasta que no salta fuera del nido. Cuando estamos ocupados en nuestros nidos, ordenando los muebles y acurrucados enfrente de la chimenea para echar una siestecita, a veces oímos los lejanos rumores del cambio de perspectiva. La idea de salir de nuestro nido nos molesta, pero si queremos sentir la libertad de espíritu, algún día tendremos que arriesgarnos. La luz de un nuevo amanecer está naciendo en el horizonte. Es un buen día para aprender a volar.

 

AGUA, ¿AGUA EN TODAS PARTES?

Se pueden necesitar fácilmente entre 1850 y 7400 litros de agua para producir una comida típica americana. Según Tony Coelho, la agricultura representa el 80% de todo el consumo de agua en Estados Unidos. Se necesitan utilizar 1500 litros de agua para obtener una ración de pollo; 45 litros para una patata asada de 250 gramos; 66,5 litros para una ración de judías verdes y 22 litros para una ensalada; un panecillo necesita 96 litros, más 370 litros para la capa de mantequilla que se le pone. Eso suman 2.109 litros para una comida «convencional». Sólo un filete cuesta 9.645 litros de agua. Por término medio, se necesitan más de 6 millones de litros de agua para alimentar a un estadounidense durante año. (Parade Magazine, suplemento dominical del 25/3/84).

Está claro que el agua es un recurso muy valioso y uno que con demasiada frecuencia damos por garantizado.

El agua solar tiene tres formas: higroscópica, gravitacional y capilar.

El agua higroscópica está químicamente ligada a los constituyentes del suelo, y las plantas no pueden acceder a ella. El agua gravitatoria es el agua que normalmente sale de los espacios porosos después de llover y, si su drenaje es malo, es esta agua la que provoca que suelo esté esponjoso y no sea productivo. Por otra parte, un drenaje excesivo, hace que el agua capilar se acabe antes y las plantas padezcan la sequía. Las plantas dependen del agua capilar para su suministro de humedad, por lo que es importante la capacidad que tenga el suelo para mantener el agua contra la fuerza de gravedad. La materia orgánica y una buena estructura solar ayudan a este suministro de agua a los suelos. Las plantas no pueden extraer la última gota de agua capilar del suelo, puesto que la atracción que ejercen los materiales del suelo es mayor que la fuerza ejercida por las raíces de las plantas. El punto en el que estas dos fuerzas son iguales se denomina el «coeficiente de secado del suelo», es decir, el porcentaje de agua en el suelo cuando la pérdida de agua por transpiración excede la renovación del agua por medios capilares. Los suelos francos (margosos) de textura media y los suelos franco limosos (debido a que la humedad se mueve con más rapidez desde las profundidades inferiores de la zona de la raíz y a que pueden sacar humedad de mayores profundidades que las arenas o arcillas) son los que ofrecen las mejores condiciones de humedad del suelo (pero no excesiva) para el mejor crecimiento de las plantas. (Rodale Press).

El siguiente extracto sobre el agua es de la obra The Survival of Civilization [Supervivencia de la civilización]:

«Los microorganismos en un suelo rico lo preparan para asimilar el agua de lluvia y almacenarla. La proporción adecuada de agua en el protoplasma es del 90%. Es importante que el protoplasma se mantenga en una solución diluida. El agua se evapora en las hojas de la planta, concentrando la solución del protoplasma. Es característico de las soluciones de agua que el agua de la solución más diluida pase por una membrana a una solución más concentrada. Esta fuerza de osmosis es muy potente: es la fuerza que mueve el agua hacia la copa de una secoya. Es agua es, por supuesto, necesaria para que todas las células funcionen. Las células tienen la capacidad de abrirse y engullir grandes células de protoplasma. Puesto que las células están vivas y gastan energía, lo más probable es que pasen las moléculas o sus componentes de una célula a otra hasta que llegar a la parte de la planta donde más se necesita. Si un tiempo seco reduce el agua que retienen el suelo y los microorganismos a la concentración del agua en las células foliares, toda alimentación de protoplasma se detiene y se paraliza el crecimiento.

La irrigación no es la solución a los problemas de escasez de agua. Si todos los agricultores regaran, los suministros de aguas subterráneas pronto se agotarían (en la actualidad están en ese proceso). La respuesta está en seguir alimentando los microorganismos hasta que la zona oxigenada alcance una profundidad de 45-70 centímetros y pueda retener toda la lluvia que cae hasta que el exceso pueda filtrarse en el subsuelo y alcanzar el acuífero subterráneo, en vez de arrastrar la superficie y llevarse el suelo. Se necesitarán una o dos décadas para que las raíces y los gusanos ahonden la superficie del suelo bastante por debajo de la profundidad del arado.

El nitrógeno del aire es la fuente fundamental de la mayor parte de nitrógeno en los componentes proteicos del protoplasma del microorganismo, cuya sustancia sólida es 2/3 de proteínas. Sin embargo, no es la fuente principal de nitrógeno de los cultivos. Lo mismo ocurre con el carbono, que es el principal elemento en toda sustancia orgánica. Las hojas cogen CO2 y despiden oxígeno, reteniendo el carbono para la necesaria construcción de carbohidratos y para las necesidades energéticas. Cuando la planta muere, va al suelo o dentro del suelo donde se utiliza como parte del suministro alimentario de los distintos organismos del suelo. Con el tiempo, todo es acarreado dentro del suelo, principalmente por los gusanos, ya que ellos combinan el mantillo de hojas con los minerales molidos en sus mollejas para producir microorganismos. Sus desechos son casi por completo microorganismos que los capilares de las raíces vegetales no dejan pasar. Puesto que se calcula que la planta de centeno tiene un sistema de raíces de unos 11 kilómetros de longitud, está claro que las plantas tienen donde buscar protoplasma. Las puntas de las raíces crecen mucho más rápido de lo que los microorganismos se pueden mover, por lo que son rápidas víctimas de las raíces. Cuando se encuentran en una íntima proximidad con la célula, comienza el flujo de protoplasma.

La raíz no puede asimilar la membrana celular del organismo. Las membranas son presionadas contra la raíz por la presión de otras células empujadas contra la raíz por la difusión de presión entre las células del microorganismo y las células de las raíces. Pronto las células más viejas de las raíces se pegan con las membranas celulares de los microorganismos, las cuales adquieren el color marrón de todas las raíces maduras. La raíz funciona simplemente como una tubería, mientras que las puntas blancas de la raíz que crecen rápidamente siguen devorando protoplasma celular.

Si el protoplasma de las células de la raíz se queda demasiado seco, entonces debe detenerse la ingestión de protoplasma, ya que la osmosis requiere que la solución más concentrada de microorganismos fluya hacia una solución más diluida en las células de la planta. Por esta razón, las puntas de las raíces (que pueden asimilar el agua del suelo) están siempre eliminando agua de la zona donde se alimentan y el agua es impulsada hacia las hojas, manteniendo las células saturadas y evaporando el exceso.

El tracto intestinal de todos los animales funciona en esencia de la misma forma, excepto que los microorganismos y su suministro de alimentos están dentro de los intestinos y los componentes del protoplasma se introducen en la pared intestinal donde son recogidos por el sistema de vasos sanguíneos para seleccionarse en el hígado. El exceso de agua pasa rápidamente a través del sistema y por último se evapora a través de las glándulas sudoríparas o es extraída por los riñones y excretada en la orina.

La naturaleza ha utilizado un único diseño básico para todos los organismos vivos, con las variaciones que requiere cada tipo de organismo. »

 

Como dijimos en el tema sobre abonos y pesticidas químicos, los sistemas digestivos vegetales y animales introducen rápidamente el agua dentro de la planta o animal, por lo que si hay componentes tóxicos diluidos en el agua, también estos se introducirán rápidamente en la planta o animal.

«Podemos comprobar, pues, que la tasa de producción de microorganismos será alta si: el suelo contiene una gran área de superficie con elementos de los que pueda disponer; si hay un gran suministros de residuos vegetales para obtener carbono y un poco de nitrógeno; más el nitrógeno que muchos organismos pueden tomar del aire conforme el aire entra y sale del suelo con los cambios de temperatura; y si están presentes el agua y el resto de los factores necesarios procedentes del aire.»

(Por favor, repase la unidad 49 y 50: los temas sobre agua e irrigación).

 

Hemos visto que la clave para conseguir un buen crecimiento del cultivo depende de un delicado equilibrio entre los minerales disponibles/asimilados,  y el agua, clima, etc. Por lo tanto, debería quedar claro que no podemos simplemente «echar abonos químicos al suelo sin orden ni concierto y poner un montón de agua» y ¡esperar igualar los logros de la naturaleza! En primer lugar, la irrigación no es lo mismo que el agua de lluvia natural (es decir, la lluvia como debería ser, no la lluvia ácida) y en segundo lugar, la mayor parte del agua está llena de sustancias químicas cuando fluye a través de nuestros grifos.

 

No echamos de menos el agua hasta que se seca el pozo…

 

También hablaremos sobre la sequía más tarde en esta sección y de nuevo en la sección sobre el clima. Barry Slogrove (ecologista) dice que el Hemisferio Sur padece unas sequías que nunca antes ha conocido debido a que las capas nubosas que pasan por el ecuador se han desplazado hacia el Norte —esto se puede ver en las fotografías de los satélites—. Los resultados se sienten en Australia, que tiene la peor sequía en la historia humana y también en África, que también padece una grave sequía. Puede que el volumen de lluvia sea el mismo, pero los parámetros de las precipitaciones son diferentes, lo que significa que al suelo le llega menos humedad. (Slogrove también es de la opinión que estamos en el camino hacia una era glaciar.)

En 1984, gran parte de Tejas padeció una gran sequía. En la zona de Austin, el agua utilizada durante la primera de 1984 excedió en mucho al consumo de la anterior primavera (que fue mayor a la utilizada en el verano de 1983). Para fomentar la consciencia pública sobre el uso del agua, los periódicos publicaban diariamente las cantidades de agua utilizada. Al principio, el ahorro de agua voluntario surgió efecto (cada día y dependiendo del número de casa, esa persona podía regar el césped: esto suponía regar sólo cada cinco días). La restricción obligatoria de agua comenzó tras tres días consecutivos en el que se utilizaron 555 millones de litros de agua. En Corpus Christi (Tejas), una ciudad plagada por la sequía, la restricción obligatoria de agua que limitaba el riego del césped y el lavado de coches comenzó el 1 de julio. La nueva ley, que implicaba una multa de 200 dólares para los que la violaran, sería indefinida hasta que la cuenca del Nueces River volviera a estar llena. (La ciudad de Alice, en Tejas, también impuso restricciones obligatorias en mayo). Corpus Christi también solicitó la colaboración voluntaria para restringir el uso del agua en mayo, pero fuentes oficiales manifestaron que la población hizo caso omiso a la petición.

Los siguientes consejos para conservar nuestros valiosos depósitos de agua los ofreció un periódico de Austin; consejos que podrían poner en práctica todos los estadounidenses para ahorrar agua y aumentar la conciencia de que el agua no debe tomarse por algo garantizado y desperdiciarse tanto.

 

El césped

Riegue a fondo y pocas veces para conseguir que las raíces arraiguen bien, lo que no se puede lograr si el riego se realiza con demasiada frecuencia. Riegue lo suficiente para que el agua se filtre hasta las raíces. Compruebe el suelo antes de regar: si lo siente húmedo cuando pisa la hierba es que aún no necesita agua. Riegue durante las partes del día que haga fresco, y no mientras haya viento, porque el viento aumenta la evaporación. Los aspersores que oscilan (¿periquitos?) es uno de los sistemas menos eficaces porque dispersan muchas capas de fina agua a una altura muy elevada. Utilice aspersores que echen gotas gruesas y mantengan el agua cerca del suelo. Entre los mejores aspersores están las versiones pequeñas utilizadas en los campos de golf y parques, que envían pulsos de agua en círculo. (Rainbird los fabrica). Utilice la manguera en las zonas irregulares. La menor evaporación se produce cuando el agua se aplica directamente en el suelo con una manguera perforada u otro método de irrigación por goteo. No riegue la cuneta: disponga mangueras y aspersores para que el agua no corra sobre el cemento. Incluso cuando parece que el agua está corriendo por una vereda hacia el césped, una gran parte de ella se evapora. Si tiene un sistema automático de aspersores, programe el temporizador para que funcione entre las 4 y las 6 de la mañana, cuando la demanda sobre los sistemas públicos es menor. No rasure el césped. Programe el cortacésped para que no corte por debajo de los 4 centímetros; aún mejor, 5. El césped alto conserva mejor la humedad. Una regla general es no cortar más de 1/3 de la altura del césped. Si va a plantar nuevo césped, prepare el suelo con abono vegetal (compost), para que el agua no corra (lo mismo es aplicable a los jardines).

 

Arquitectura paisajista

Utilice árboles y arbustos autóctonos que sean los más duros de su zona. Ponga una capa de mantillo (mulch) alrededor de los árboles y plantas. Con esto no sólo se conserva la humedad y mantiene fresca la tierra que rodea las plantas, sino que si se utilizan hojas también añade nutrientes. Deje algunas hierbas para los insectos y para equilibrar (policultivo), aunque no tantas que le quiten demasiada agua a la planta.

 

Otros sistemas de riego.

No utilice la manguera como un cepillo, para «barrer» aceras, caminos, etc. Utilice un cepillo o un rastrillo. Utilice un cubo o una regadera para regar las plantas que estén colgadas: utilizar una manguera para ir de maceta en maceta gasta más agua de la que le llega a las plantas. Lave menos el coche (si no por otra cosa, al menos por la pintura) y lávelo con un cubo de agua enjabonada, utilizando la manguera sólo para aclararlo. Ponga una boquilla al final de la manguera. En casi todos los trabajos en el exterior, ahorrará mucha más agua si utiliza un dispositivo que le permita cerrar y abrir el agua al final de la manguera que si cierra y abre el grifo. (No olvide cerrar el grifo cuando haya acabado). Lave el coche en una lavacoches profesional, ya que el equipo de alta presión que utilizan lavará el coche en menos tiempo y con menos agua de la que la gente utiliza en casa.

 

Duchas

Por regla general, con las duchas se ahorra casi la mitad del agua, a veces más, de la que se gasta en los baños. Si no tiene ducha, aún puede ahorrar varios litros de agua simplemente poniendo algunos centímetros menos de agua en la bañera. Puede comprobar lo que gasta tapando el desagüe durante una ducha y comparando el nivel del agua que alcanza con el que utiliza en un baño normal. Además, si se ducha y lava la cabeza al mismo tiempo también reducirá el consumo de agua. Dese una ducha corta. La mayoría de las duchas utilizan entre 25 y 40 litros de agua por minuto. Si instala un grifo de ducha que tenga un chorro más pequeño, esa cantidad se puede reducir a 10-15 litros por minuto, y amortizará el gasto del nuevo grifo en unos pocos meses.

 

Fregaderos, lavabos

Utilice compresores de aire en los lavabos y fregaderos. Aquellos que están preparados para enroscarse en los grifos normales reducirán el flujo de agua. Compruebe que los grifos no gotean. Incluso un pequeño goteo por culpa de una arandela desgastada puede gastar más de 200 litros diarios de agua: un goteo permanente, muchos más. Cuando se lave los dientes, cierre el grifo hasta el momento de enjuagarse la boca. (A los niños se les debe enseñar esta costumbre desde muy pequeños.) Cuando se afeite,  es mejor echar un poco de agua en el lavabo para aclarar la cuchilla que hacerlo con el agua corriendo.

 

Inodoros

Reduzca el número de veces que tira de la cisterna. Los inodoros antiguos pueden gastar más de 20 litros cada vez que se tira de la cisterna. Honestamente, eso es un montón de agua para una taza de orina. Los nuevos modelos utilizan 14 litros o menos. Reduzca el nivel de agua en el inodoro. Rellene dos botellas de un litro con agua y quite los tapones. Póngalas dentro de la cisterna para reducir la cantidad de agua que cae cada vez que tira de la cisterna. Para este propósito, no utilice ladrillos, porque se desmoronan y lo más seguro es que estropeen el inodoro. También puede reducir el nivel del agua con el propio mecanismo del inodoro, ya que puede tener tuercas que se ajusten. En los inodoros antiguos, doble con suavidad la varilla que flota para reducir el nivel del agua. Para comprobar si gotea, añada unas gotas de colorante alimentario a la cisterna: si el color aparece dentro del inodoro en unos pocos minutos (sin tirar de la cisterna) es que tiene escapes. Una causa frecuente de los escapes de agua es que el nivel del agua en la cisterna es demasiado alto o que alguna pieza está desgastada. Algunas tiendas de fontanería o establecimientos especializados venden baratos dispositivos, como barreras de plástico para el agua, que ayudan a reducir la cantidad de agua que se utiliza cada vez que tiramos de la cisterna.

 

En la cocina

No aclare los platos bajo el grifo de agua. Si tiene dos fregaderos, llene uno de agua caliente para aclarar. Si sólo tiene uno, compre un pequeño barreño de plástico para aclarar, o ponga los platos lavados en un escurridor y aclárelos con un atomizador o echándoles agua por encima. No aclare las verduras bajo el grifo: hágalo en un fregadero u olla con agua. Utilice menos agua para cocinar: por ejemplo, cocinando al vapor se ahorra agua y los alimentos retienen más vitaminas. (Por supuesto, debemos aconsejar que sin cocinar los alimentos retienen aún más vitaminas.) A aquellos que tengan triturador de basuras, les aconsejamos que no lo enciendan (dejando correr el agua todo el tiempo) cada vez que tengan un sobra, sino que dejen que se acumulen un poco. (Aún mejor, haga abono con sus sobras, por ejemplo.) Los lavavajillas utilizan unos 95 litros de agua por cada carga. Esto no es sólo un desperdicio, sino que hay personas que ni siquiera lo llenan y lo ponen cada vez que hay algunos platos. Cualquier ama de casa que tenga que andar varios kilómetros para encontrar agua y acarrearla hasta la casa se lo pensaría dos veces antes de utilizar 95 litros para lavar los platos: eso es seguro. Algunos modelos nuevos de lavavajillas tienen ciclos en los que utilizan tan poco agua como 15 litros, pero, aún así, yo no aconsejaría utilizar lavavajillas. (De nuevo, piense en todos los platos, cacerolas y sartenes que no tendría que lavar si siguiera una dieta de alimentos crudos…).

 

Lavandería

Utilice la lavadora sólo cuando esté llena de ropa. Cada carga necesita 130 litros de agua. (Algunas lavadoras antiguas utilizan hasta 220 litros). Si sólo tiene algunos trapos que lavar, hágalo a mano. Si compra una lavadora nueva, asegúrese de que tenga niveles de agua ajustables. Si su familia es pequeña, las mejores son la de estilo europeo, de carga frontal, que utilizan mucha menos agua que las de carga superior. Si vive en una ciudad, ir a la lavandería, a lavar el coche, etc., podría hacerlo en días laborables, ya que la mayor demanda sobre los sistemas públicos suele producirse los fines de semana. Compruebe que no tiene escapes de agua. En muchas casas antiguas, la lavadora no está puesta en el lugar más adecuado, por lo que puede tener escapes que no se detecten durante mucho tiempo. Utilice agua fría siempre que sea posible.

 

Por la casa

Baje el termostato del agua caliente. Cuando está muy alto, se gasta más agua, ya que tiene que abrir el grifo del agua fría para que se mezcle con la caliente. Lea el libro de instrucciones o pregunte en la tienda que lo compró si no entiende los detalles. (Si no sabe dónde está el termostato, descúbralo antes de que se produzca una emergencia.)

Compruebe el horario de regar las plantas de interior. Hágalo antes de regarlas: muchas plantas mueren tanto por un exceso de agua como por escasez de la misma.

Aísle las tuberías de agua caliente. Cuanto menos tiempo tarde el agua caliente en llegar al grifo, más agua ahorrará. Compruebe que el sistema no tiene escapes. Cierre todos los grifos, después compruebe el contador: si sigue corriendo, es que tiene un escape.

Incluso aunque no viva en una zona donde predomine la sequía, sería bueno que adoptara tantas medidas como sea posible para ahorrar agua, ya que muchas veces el agua se gasta innecesariamente y en muchos lugares se está utilizando con más rapidez de lo que la naturaleza puede reemplazarla. Como ya hechos dicho, a los niños se les debe concienciar sobre este tema desde muy pequeños, de forma que el hecho de ahorrar agua se convierta en una costumbre y en algo natural. Eso siempre es más fácil que tener que adaptarse cuando son adultos. La próxima vez que usted y sus hijos se cepillen los dientes, imagen que viven en un país donde deben ir a un lejano pozo a por agua y acarrearla hasta casa. ¿Qué cantidad de agua utilizaría en un día para cubrir sus necesidades? ¿Se imagina acarreando los litros extras que su familia desperdicia dejando correr el grifo mientras se cepillan los dientes? Entonces, verá lo absurdo que es desperdiciar el agua. Tampoco se podría permitir acarrear el agua que se tira cada vez que se lava las manos, que lava un vaso o algo para comer. Todo esto se suma. Si le gusta el ejercicio mental, calcule el promedio de agua que gasta cada día en casa y multiplique por 365 días. ¡Se sorprenderá!

 

Otros consejos

Utilice el menos detergente posible. Yo he vivido durante meses en zonas donde el único detergente que teníamos era aclarar los platos en una corriente sin ni siquiera utilizar jabón, y la única agua disponible era, por supuesto, agua fría. Puesto que los platos se aclaraban justo después de comer, aún no se había producido ninguna verdadera descomposición de alimentos, y siempre estuvimos la mar de sanos. La mayoría de las personas creen que necesitan «montones de espuma», pero los residuos del jabón son malsanos —y mucha espuma también significa más agua para aclarar—. Si los platos llevan sucios unos cuantos días, primero déjelos en remojo y después utilice un estropajo que «raspe», pero que esté fabricado para no dañar los platos (como los que venden para las superficies de teflón). Con eso los puede dejar muy limpios utilizando muy poco jabón.

Si los niños quieren jugar con los aspersores durante un caluroso verano, póngalos en algún lugar donde el agua se utiliza para un triple propósito: regar el césped, entretener a los niños y servir como ducha o baño de ese día. En la sociedad actual, todos nos hemos vueltos tan «limpios» que nos duchamos y bañamos más de lo que realmente necesitamos, sobre todo si nos frotamos diariamente con jabón. Esto destruye los aceites y bacterias protectoras y naturales de la piel. Aunque mucha gente piensa que su «limpieza» le protegerá de gérmenes y enfermedades, lo cierto es lo contrario: serán más duros si no intentan «esterilizar» sus cuerpos. Para sentirnos frescos, podemos darnos una ducha rápida con una esponja de lofa o una manopla. Cuando éramos niños, mis dos hermanas y yo solíamos bañarnos juntos: otra forma de ahorrar agua.

Si todo el mundo siguiera uno de los pequeños consejos que hemos dado para ahorrar agua, miles de millones de litros de agua se ahorrarían con muy poco esfuerzo, es decir, simplemente, no desperdiciando agua. Imagine los siguientes ahorros:

 

Litros de agua utilizada Hogares que cambian Litros de agua ahorrados
220 L. De una lavadora por otra que gaste 130 L.

1.000

1.000.000

 

89 l. Cada vez

89.000.000 cada vez

No dejar correr ni un litro por el desagüe mientras nos lavamos los dientes 50.000.000 personas 185 millones de litros diarios
Arreglar un goteo que gasta 370 litros diarios 1.000.000 personas 370 millones de litros diarios
Varios: 20 litros de agua ahorrada por cualquier medio 10.000.000 personas 185 millones de litros diarios

 

¡Podemos comprobar con qué rapidez todo adquiere sentido!

 

Drenaje del suelo

A muchos suelos del mundo sólo les llega agua suficiente a la capa de drenaje para conservar pequeñas corrientes que fluyen a intervalos de 183 cm. , o 244 cm. El resto de la capa de grava ha sido infiltrada por arcilla, y la grava ha comenzado a subir hacia la superficie. Estamos en camino de perder la capa de drenaje a escala mundial. La destrucción de esta capa se ha intensificado aún más debido a que algunos agricultores han instalado tuberías de desagüe de plástico tóxico a sólo unos centímetros por debajo de la superficie para reducir la filtración del agua, por lo que secan aún más la capa de drenaje.

Hace unos 25 años, John Hamaker excavó un pozo en el este de Tejas, y a lo largo del corte de casi 1 kilómetro en la base de la colina, únicamente había 2 o 3 canales arenosos por los que el agua aún corría colina abajo: el resto hacía mucho que estaba sellado por arcilla. El agua simplemente penetró los 20,32 centímetros de suelo franco arenoso hacia la densa arcilla por debajo de él y corría colina abajo: un lugar ideal para la erosión de la capa superficial si alguien intentara arar la tierra. Ahí el subsuelo se erosiona con las fuertes lluvias. Hay un castigo por no conservar la capa de drenaje.

Cuando la tierra comienza a desmoronarse, normalmente deja de ser productiva en unas cuantas décadas, y ninguna cantidad de sustancias agroquímicas puede devolver la producción o evitar que su consistencia siga disminuyendo: en este momento, los excelentes materiales rocosos no utilizados ya no salen del subsuelo, simplemente porque no quedan. Durante las pocos decenios en los que el suelo tarda en perder su consistencia, se utilizan los mejores materiales y la mayor parte de la zona superficial de rocas desaparece, es decir, ya no quedan elementos. Esta es la razón —como ya hemos comentado antes— de la necesidad de remineralizar: no la aplicación al azar de «fertilizantes» químicos que o bien están desequilibrados o carecen de los elementos necesarios para el crecimiento adecuado de los microorganismos, y, por tanto, de la vida vegetal.

Con el tiempo, toda agua subterránea desemboca en una cuenca o lago; entonces sale en forma de manantiales en las elevaciones menores o va directamente al océano. El asunto es que la capacidad de la capa de drenaje del subsuelo de cualquier zona está preparada para las lluvias anuales y la penetración de agua en condiciones naturales. Los problemas comienzan cuando alteramos la cantidad de agua que llega y se almacena en la capa de drenaje. Si disminuimos la cantidad de agua al perderla dejándola correr por la superficie, además de perder agua, perderemos arena y grava de la capa de drenaje. Esta arena y grava no se puede reemplazar. A los suelos áridos les queda muy poca capa de drenaje, sencillamente porque una capa de drenaje que no se mantenga llena de agua que fluya lentamente se obstruirá con finas y desgastadas partículas que, con el tiempo, desplazarán las arenas y gravas de drenaje y las llevará hacia la superficie del suelo. Las sales marinas transportadas por las infrecuentes lluvias se acumulan en el suelo debido a que falta agua suficiente para establecer un sistema de drenaje y, de esta forma, impulsa las sales de vuelta al océano. Cuando se riegan las tierras secas, tienden a inundarse debido a la falta de drenaje. Las sales se disuelven y se quedan en la superficie cuando la humedad superficial se evapora. La mejor utilidad que se le puede dar a los suelos áridos es volverlos a sembrar de pastos, lo que la mayoría de ellos eran cuando se colonizó la tierra. Con la remineralización, se puede sembrar más y mejor pasto para los animales. Muchas tierras áridas y semiáridas remineralizadas también ser podrían reforestar con árboles y arbustos resistentes a la sequía (ej. pistacho, jojoba, etc.) El agua que queda en los depósitos subterráneos se debería reservar para las personas y el ganado. El ritmo con el que se reponen estos depósitos es demasiado lento para seguir apoyando los regadíos, como demuestra la constante disminución de las capas freáticas de la mayoría de las zonas explotadas.

En los minerales necesarios para mantener el crecimiento de los organismos del suelo (y de aquí, las plantas) hay un equilibrio natural entre los elementos disponibles (para los microorganismos) en la mezcla conjunta de rocas de las capas superficiales de la corteza terrestre y entre el equilibrio natural de los elementos disueltos y suspendidos en el agua de mar que llegan con las nubes. El equilibrio mineral de los suelos salados debe recuperarse con la remineralización y permitiendo que grandes cantidades de desechos vegetales vuelvan a la superficie del suelo. Los desechos vegetales proporcionarán el carbono que necesitan los microorganismos; los gases del aire y del agua completan sus necesidades alimentarias.

 

Sequía

 

La sequía de Etiopía es un aviso de lo extensa que ha sido la crisis regional de agua en los años 90: podría rivalizar con la crisis energética de la última década, según un estudio realizado por el Worldwatch Institute. Las cada vez menores capas freáticas y la sequía de los cauces indican un abuso excesivo de los recursos acuíferos. Si la tendencia actual continúa, el agua potable en muchas zonas puede llegar a limitar la actividad económica y la producción alimentaria en las próximas décadas. Entre las zonas de Estados Unidos donde un uso excesivo de los suministros de agua subterránea supone una amenaza para la disponibilidad de este elemento en el futuro se incluyen las High Plains (Altas Llanuras) desde Nebraska a Tejas; la cuenca del Río Colorado, sobre todo las zonas que rodean Fénix y Tucson; las costas de Florida y del Pacífico y gran parte de California. Las estadísticas realizadas por el Estudio Geológico de Estados Unidos calcula que el acuífero Ogallala, utilizado para regar 1/5 de las tierras de cultivo de EE.UU., corre medio vacío bajo las casi  890.328 hectáreas de Tejas, México y Kansas. El alto coste de los sondeos y la cada vez menor productividad de los pozos vinculados al agotamiento del Ogallala están haciendo que los agricultores dejen de regar. Sin embargo, la mayoría de los funcionarios adoptan un «enfoque fronterizo» que busca la solución en los diques y en otros proyectos de billones de dólares, sin ver la desgraciada ironía de la situación. Mientras el gobierno paga a los agricultores para inutilizar las tierras de cultivo alimentadas por la lluvia en un intento por evitar los excedentes que bajen los precios, los agricultores están agotando un recurso acuífero subterráneo y único para cultivar estos mismos cultivos. El gobierno fomenta el uso del agua del Ogallala al dar a los agricultores una reducción de los impuestos basada en la disminución de agua que hay bajo su tierra. En vez de eso, dice Worldwatch, el gobierno debería multar por utilizar esa agua.

Si seguimos ignorando los avisos que estamos recibiendo sobre la futura escasez de agua y cerramos los ojos ante el uso y abuso de los cada vez menores suministros acuíferos, pagaremos caro nuestra indiferencia. No necesitamos imaginar cómo serían nuestras vidas sin agua: sólo tenemos que mirar hacia los pueblos de África que no la tienen para ver la dura realidad de lo que una extensa sequía puede hacer. En 1984, la televisión nos trajo a casa la hambruna y los cuerpos demacrados de las víctimas de la sequía: es una imagen dolorosa, pero a la que debemos enfrentarnos. Miles de personas se han quedado en los huesos cuando  la sequía ha exigido su peaje.

En el país africano de Mauritania, no sólo deben enfrentarse a la severa sequía que también asola a otros países africanos, sino que, además, deben luchar con la extensión del desierto del Sahara. Una fuente oficial ha dicho que el seco y árido país «podría desaparecer del mapa en 10 años y convertirse en arena. » El Sahara está literalmente empujando hacia el sur. Las caravanas que pasan por una carretera clave a través de los más de mil kilómetros de Mauritania, establecen una lucha diaria con el desierto intentando mantener la carretera limpia de arena.

Los cultivos han desaparecido tras haber sido abrasados por una sequía que ha afectado a varias zonas desde 1969 y que los ha cubierto con las movibles dunas del Sahara. Con 2/3 de su tierra que ya se ha tragado el Sahara, en la actualidad Mauritania sólo produce el 5% de sus necesidades alimentarias. La producción de cereales que solía ser de una media de 90.700 toneladas, se ha calculado que es de 13.500 en 1984. El gobierno está intentando perforar pozos para encontrar agua en el campo e intentar disminuir la cantidad de gente que se va a la ciudad. Grandes rebaños de ganado (sobre un 80%) han muerto o han sido conducidos a la vecina Senegal para que pasten allí. (Senegal aceptó permitir que 300.000 animales pastaran allí), pero ahora también Senegal está sufriendo la sequía.  Aunque desafía a toda ley del sentido común tener ganado en zonas tan áridas en las que los humanos escasamente pueden encontrar algo que comer (y muchos no lo encuentran), estos pueblos crían animales porque lo han hecho durante tanto tiempo que ya no pueden ni recordarlo: no conocen otro modo de vida. (Si nos sentimos tentados a enjuiciarlos, echemos un vistazo a nuestra propia sociedad: nosotros mismos hemos cometidos bastantes errores medioambientales y hemos agotado los recursos para obtener rápidas ganancias que resultan en pérdidas a largo plazo. Teniendo más conocimientos, ¿qué puede justificar nuestra falta de previsión?). Algunos mauritanos tienen cabras y burros por necesidad, porque su trabajo depende de ellos. El modo de vida nómada ha sido una tradición para muchos pueblos. En el pasado, durante las peores épocas de sequía, los nómadas se movían hacia zonas agrícolas y, después, cuando había pastos, volvían a su antiguo modo de vida. Las organizaciones no gubernamentales internaciones argumentan que en la actualidad no hay suficiente tierra de pastos ni agua para mantener una vida nómada. El informe sobre economía de 1984 realizado por la embajada estadounidense declaró que no había duda de que el centenario modo de vida nómada de Mauritania había sufrido daños irremediables. Sin embargo, aquellos que aún sobreviven como nómadas se aferran a la vida y continúan lo mejor que pueden.

En todos estos países afectados por la sequía, los africanos luchan por sobrevivir con una grave escasez de agua, con unos recursos limitados y menos oportunidades para educarse de las que tenemos aquí. Su coraje debería ser una lección para todos aquellos de nosotros que hemos sido bendecidos con una ventajas que, con demasiada frecuencia, damos por garantizadas. A algunos de nosotros le entra pánico con sólo pensar en saltarse una sóla comida, o nos consideramos desgraciados si no podemos comprarnos un traje nuevo. Algunos inclusos nos sentiríamos discriminados si no pudiéramos tener un yate. Como una nación de consumidores, nos sentimos orgullos de nuestro «alto estilo de vida» y estamos deslumbrados por la visión del «progreso» que nos ha llevado a muchos a obsesionarnos con el «éxito»: este éxito se mide en términos de nuestras riquezas y posesiones. Dejándonos llevar por la corriente, inundados por los anuncios de los medios de comunicación que nos urgen a «comprar más», tendemos a olvidar que lo que nosotros percibimos como un modo de vida normal, aquí, en este país, es muy raro en la mayoría del mundo. En la unidad 53 mencionamos que nuestro país utiliza más parte de los recursos naturales mundiales que cualquier otro país: nuestro «alto» estilo de vida es más caro de lo que queremos admitir.

Hablando objetivamente, nos pueden acusar de ser egoístas. ¿Cómo justificar este uso de los recursos naturales? ¿Los estamos utilizando para mejorar la vida de nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo, para hacer del mundo un lugar mejor para todos los humanos que viven en él? o ¿los estamos utilizando para aumentar nuestro bienestar y nos damos palmaditas en la espalda por nuestras maravillas tecnológicas y optamos por olvidar que millones de personas en el mundo pasan hambre? Tenemos el derecho de sobrevivir, de asegurarnos las cosas que necesitamos para sobrevivir en este mundo: eso es cierto; pero si ya tenemos 6 pares de zapatos y nos vemos mirando en un escaparate para comprarnos «sólo un par más», deberíamos pararnos a pensar y preguntarnos a nosotros mismos por qué queremos más de lo que necesitamos. ¿Qué es lo que hay en nuestro interior que nos mantiene insatisfechos? ¿Por qué parece que nunca tenemos bastante?

Hemos tocado un poco el tema del agua, pero es hora de que nos miremos con honestidad en el espejo. Es hora de que apreciemos las cosas que tenemos, porque es demasiado fácil olvidar de dónde provienen estas cosas si no nos paramos un momento a darnos cuenta de lo valiosa que es el agua y todos nuestros recursos naturales, y hacemos todo lo que esté en nuestras manos para apreciarlos y conservarlos: todos, antes de que se seque el pozo.

 

 

 

 

 

 

ECOLOGÍA Y CLIMA
Deforestación

 

(Por favor repase la «cultura arborícola» y «estudio del cultivo de árboles» de la Unidad 50.)

 

La explotación humana ha destruido los bosques que aún quedan sobre la Tierra a un ritmo casi increíble: unos 20.234.723 hectáreas al año, o  20 hectáreas por minuto. Los árboles son talados por los pueblos hambrientos para obtener combustible o algunos suelos desmineralizados en los que cultivar; la industria maderera también está poniendo su montaña de arena. Debemos salvar nuestros bosques y selvas. A nuestras selvas tropicales se les ha denominado «el pulmón del planeta», porque mucha de la vegetación que da vida a la Tierra está contenida en ella. El actual nivel de dióxido de carbono sobre los niveles «normales» aumentará en un 50% la próxima década. En la actualidad, muchas selvas están sobreviviendo a base de los minerales que dejan las maderas putrefactas de los árboles muertos, aunque suelen estar en zonas de grandes precipitaciones. Si se les añade minerales a la materia orgánica putrefacta, los árboles aumentarán su ritmo de crecimiento y serán de una utilidad increíble para coger y almacenar carbono de la atmósfera.

Cuando el agua se evapora, se libera oxígeno al aire. Las plantas fotosintéticas también son una fuente de oxígeno: las hojas de los árboles absorben carbono del aire y producen oxígeno, liberando a la atmósfera. Nosotros estamos destruyendo el equilibrio de oxígeno-dióxido de carbono de nuestra biosfera con una torpe actividad.

La Fundación Volkswagen tiene unas 121.408 hectáreas de antigua tierra forestal virgen en Brasil, que ahora se utiliza para una operación de exportación de ganado que implica la deforestación a un promedio de  5.261 hectáreas anuales (Grainger, 1980). Weyerhauser Corporation tiene 6.000 kilómetros cuadrados de concesión maderera en las frágiles selvas tropicales de Indonesia (Myers, 1979).

Si no se salvan las selvas, John Hamaker dice que no tendremos ninguna oportunidad de sobrevivir y que no se podrán salvar a menos que las tierras de cultivo de los pueblos hambrientos sean remineralizadas. Las selvas tropicales prácticamente han desaparecido de la mayor parte de África occidental, el sur de Asia y el Caribe. Los bosques de todo el mundo también se ven afectados por las extremas temperaturas, la degeneración del suelo, los insectos, enfermedades, empeoramiento del clima, contaminación del aire y la lluvia ácida —los fuegos también destruyen nuestros bosques, sobre todo en épocas de sequía—. Puesto que cada vez hay más bosques que se queman, se está produciendo un ciclo de destrucción, ya que la quema de los bosques contribuye a crear condiciones adversas que, a su vez, aceleran la destrucción de más bosques. En la quema de bosques no sólo se pierden muchos árboles valiosos, sino que la destrucción se produce en todos estos niveles:

Un intensificación climática (calor y sequía extremas).
Cuando los árboles se queman, el dióxido de carbono aumenta en la atmósfera, por lo que la contaminación —y lluvia ácida— también aumentan (Estos fenómenos ya existían debido a la quema de combustibles fósiles y las emisiones de los vehículos e industriales.)
Deforestación y extensión de los desiertos.
Epidemias crónicas de insectos y enfermedades.

 

Los datos sobre los incendios en las selvas tropicales son escasos, pero se ha informado de que los suelos pobres en nutrientes y la vegetación muy carbonosa (pobre en minerales) se quema rápidamente cuando no hay humedad durante un tiempo. La sequía a gran escala y la lluvia ácida no sólo acarrean la destrucción de los bosques, también pueden provocar más incendios de selvas tropicales. Con el ritmo actual de deforestación y desertización provocadas por los humanos, la mayoría de los científicos afirman que estos bosques desaparecerán en 15-30 años.

 

La revista American Forest, abril de 1961, advirtió sobre la explosiva situación que se estaba creando en los bosques de EE.UU. Esto hace ya 23 años (¿? Tener en cuenta fecha de publicación de esta unidad. Nota de la Traductora).

1964-1975 1976-1978
Aumento %

 

Promedio de fuegos anuales

Promedio de hectáreas quemadas anualmente

 

119.000

 

1.100.769

 

207.000

 

1.461.756

 

74%

 

33%

 

El artículo «War Technology Comes to the Forest» [La guerra tecnológica llega a los bosques], de J. A. Savage, se imprimió en Friends of The Earth’s Not Man Apart (diciembre 1980). Aquí se describe cómo el Servicio Forestal de los EE.UU. adapta las tecnologías utilizadas en la guerra del Vietnam a la «moderna» silvicultura. Además del arboricida Agent Orange, se están utilizando lanzallamas y bombas de napalm para conseguir una «quema limpia» de todos los «desechos» que quedan tras la tala del bosque. Con estos métodos, no quedan «rozas» (de la técnica de rozas y quemas), sólo «basura carbonizada». Yo doy por hecho pasan por alto el daño al medio ambiente que provoca su «limpieza» y la toxicidad de las sustancias químicas  que utilizan. En 1984, la publicidad nacional que tuvieron los veteranos del Vietnam que habían sido expuestos al Agent Orange desveló los efectos que tuvo en sus víctimas y en los hijos de éstas. Espero que el Servicio Forestal de los EE.UU. no esté causando más bajas.

(Por favor, repase la Unidad 53, sobre la lluvia ácida).

 

La revista American Forest (marzo de 1969) afirmó que en unos cuantos de años ha desaparecido todas las variedades de árboles en la zona forestal de las montañas Adirondack, excepto las cicutas y tamariscos (tarays). Los insectos que atacan los árboles se multiplicaron en grandes cantidades en el mismo periodo de tiempo. Lo mismo que le ha ocurrido a esta tierra forestal están ocurriendo en todos los bosques y selvas. Los últimos minerales ha salido en las tierras forestales, como ocurre en las tierras de cultivo. En los últimos 30-60 años, las fracciones más finas de roca no usada se ha introducido en el subsuelo, reduciendo en gran medida la zona superficial, y por tanto, la producción de protoplasma. Puesto que estos componentes generan salud y resistencia a los insectos y enfermedades, en la actualidad los árboles son víctimas fáciles de los parásitos. La lluvia ácida (intensa en los estados del norte) ha barrido los últimos carbonatos, provocando una acidificación excesiva de los suelos. También los lagos de estas zonas están acidificados. Cuando la acidez del agua y del suelo está por debajo de un pH 5,5, comienza a matar toda clase de microorganismos: sólo unos pocos organismos que toleran la acidez pueden sobrevivir, y sólo unos pocos árboles y plantas que toleran la acidez pueden sobrevivir con la mala calidad y poca cantidad de protoplasma que el suelo provee. Ninguna cantidad de pesticidas puede detener esta mortandad en los bosques: sólo una inmediata remineralización aérea puede salvar lo que queda.

En septiembre de 1961, W. Schwenke presentó un artículo sobre «Fertilización de los bosques y generación de insectos». El artículo describía un trabajo realizado durante los nueve años anteriores por el Institute of Applied Zoology (Instituto de Zoología Aplicada) en el Centro de Investigación Forestal de Munich (Alemania). El trabajo se basaba en observaciones de que la densidad de población de los parásitos de los bosques era mayor en los suelos forestales pobres que en aquellos suelos forestales más fértiles, y en observaciones de que los suelos forestales pueden mejorarse con la fertilización. Ellos utilizaban entre 453 y 1360 kilos/acre de piedra caliza más una pequeña cantidad de NPK. Esta mínima remineralización del suelo disminuyó la población de parásitos entre un 30-50%. En algunos suelos, los efectos aún se podían observar nueve años después de la remineralización. El aumento de la tasa de crecimiento produjo un rendimiento que superó en mucho los costes de fertilizar el suelo. Lo más probable es que la tierra caliza tenga una gama más amplia de elementos que nutren los organismos vivos. Esto se demostró por el hecho de que los efectos finales de la fertilización dependían de los minerales que había en el suelo antes de la fertilización.

El grave deterioro del follaje de los árboles y la disminución del crecimiento de los mismos también está comenzando a traslucirse en el Valle Ohio (AP news, 16 de abril de 1984). Según un científico que estudia los árboles del valle, el daño se produce como resultado de una contaminación más ácida que la supuesta lluvia ácida que se supone que está destruyendo la vida acuífera en el noreste. El Dr. Orie Loucks dice que el declive se puede explicar mejor por el impacto acumulativo de unos 20 años de tensiones causadas por una combinación de contaminantes del aire. Un importante contaminante es el sulfato emitido por las centrales eléctricas y las chimeneas industriales. Según declara, la acidez de las partículas de sulfato supera la acidez de las pilas. La principal diferencia entre la calidad del aire del Valle Ohio y la del noreste —dice— es que el contenido de sulfato en el aire es bastante más alto en la región del Valle Ohio (que incluye Ohio, Indiana, Pennsylvania, West Virginia y Kentuchy). Durante algunos años se ha informado del deterioro forestal en partes del noreste y en otras zonas del mundo; sin embargo, Loucks ha descubierto que, en la actualidad, el daño arborícola puede ser aún más grave en el Valle Ohio, donde hay una gran concentración de centrales eléctricas que utilizan carbón y que carecen de los dispositivos para purificar las emisiones. También se piensa que esta región es la causante de mucha de la lluvia ácida que ahora está cayendo sobre el noreste y Canadá.

Los estados del Valle Ohio se han estado oponiendo a la legislación enfocada a refrenar la lluvia ácida con programas que exigen modificaciones de las chimeneas de las centrales eléctricas, ya que estas medidas supondrían unos mayores costes de los servicios públicos. No obstante, está claro que, a la larga, el coste de la vida será mucho mayor. En agosto de 1984, Nueva York se convirtió en el primer estado que aprobó una ley para poner freno a la lluvia ácida, con una legislación pensada para reducir las emisiones de las chimeneas industriales en un 30% durante la próxima década. Los funcionarios de las agencias medioambientales dicen que el coste del programa, incluyendo dispositivos para controlar la contaminación, aumentaría entre 2,40 y 4,80 dólares la factura mensual del consumidor para 1991. ¿Quién de nosotros no se ahorraría con gusto el dinero del cine o de unas cuantas revistas, si eso significara un aire de mejor calidad para todos?

Como hemos dicho, la lluvia ácida también procede del dióxido de azufre de las centrales eléctricas que utilizan lignito y queman carbón, así como  de los dióxidos de nitrógeno que emiten los vehículos y fábricas. Estas sustancias se alteran químicamente en la atmósfera antes de caer sobre la tierra, matando el agua potable y dañando los cultivos y bosques. Hasta la fecha, la lluvia ácida ha destruido la pesca en 200 lagos de la zona septentrional Aridondacks (muchos lagos han llegado a adquirir tal acidez que ya no existe vida en ellos) y, como hemos dicho, ha dañado millones de hectáreas. El congreso debe adoptar una legislación que exija una reducción nacional de 9.070.000 de toneladas de emisiones.

Lewis y Grant (Science, 11/1/80) también presentan algunas estadísticas aterradoras. En la zona de Colorado, de Colorado Divide, donde hay muy poca contaminación industrial en la dirección por la que prevalece el viento, el pH de todas las precipitaciones siguió bajando de 5,43 a 4,63 en sólo tres años. Un pH neutro es de 7. Según Hamaker, puesto que la curva de CO2 es casi vertical en el año 1995, podemos retroceder 20 años, al 1975, para observar el comienzo del periodo crítico de 20 años (del que hablaremos en un momento) y que no se acabará antes de un par de años. Por entonces, el pH será más o menos de 6.

La lluvia ácida se produce de forma «natural» en algunos lugares —en el ártico canadiense, los fuegos naturales en los yacimientos al aire libre de lignito y carbón producen grandes cantidades de óxido de azufre—. Estas sustancias químicas caen sobre la tierra, haciendo que los lagos cercanos sean casi tan ácidos como el zumo de limón. Estudios sobre la capa de hielo de Groenlandia demuestran que los depósitos ácidos sobre la superficie terrestre han aumentado desde el comienzo de la era industrial. El mayor incremento se ha producido a partir de los años 40. Parece que Europa central ha sufrido las mayores consecuencias. Los bosques están desapareciendo en Checoslovaquia, Polonia y Alemania del Este. En Alemania Occidental, desaparecieron 1.500 hectáreas de bosques entre 1978-1983, y  casi 90.000 hectáreas sufrieron grandes daños. Las especies más vulnerables son las densas plantaciones de coníferas que tienen entre 20 y 40 años y que lo más probable es que no sobrevivan otros 10 años (Bernhard Ulrich, bioquímico alemán, 1983). El Sr. Ulrich calcula que, en Alemania, casi  2.023.472 de hectáreas de suelos forestales están en el umbral donde el aluminio tóxico comenzará su letal trabajo. Las emisiones industriales pasan desde Inglaterra hasta Escandinavia. La zona industrial del Rur y del Rin, en Alemania, afecta a la mayor parte de Europa Central. Rusia (el país que más carburantes compuestos de sulfuros quema) también está contaminando Finlandia. La industria del mediooeste de Estados Unidos está expandiendo la lluvia ácida en casi todos los estados al este del Mississippi: Muchas de las emisiones producidas en el mediooeste se unen a las de Canadá, acidificando la parte este de Canadá y amenazando su pesca y bosques: dos de sus principales recursos. En los EE.UU., sólo algunos estados de las Montañas Rocosas y partes del sudoeste disfrutan de una sana lluvia con un pH 5,5 o más.

Los cultivos y la vegetación de zonas cálidas no pueden crecer en suelos ácidos, por lo que el gran número de árboles que mueren y que están a punto de morir en nuestros bosques es atribuible tanto al aumento de la acidez del suelo como a la cada vez menor cantidad de elementos disponibles. Los bosques muertos se queman con facilidad con un fuego muy caliente que oxida grandes cantidades de nitrógeno atmosférico. Lewis y Grant descubrieron que el óxido de nitrógeno dominaba en las precipitaciones ácidas. Cuantos más árboles mueran y se quemen, más se acidificará el suelo y más árboles morirán. También hay ciertos gases ligeramente ácidos que se liberan con la quema de madera. Estos, junto con los gases ácidos de los volcanes (fuerza o acción volcánica) son un método natural de favorecer la glaciación. La quema de carburantes fósiles que realiza el hombre también influye mucho en la destrucción.

El científico belga, Genevieve Woillard, demostró que los cambios finales en la vegetación y clima subárticos (que comentaremos más tarde) necesitaron sólo 20 años en las anteriores transiciones interglacial-glacial, según consta en los depósitos intactos de polen de Grand Pilé (Francia). Según el estudio de Woillard, la vegetación pasó de consistir en avellanos, robles y alisos a estar conformada por pinos, abedules y piceas: es decir, un cambio de árboles que toleran las temperaturas cálidas a unos que soportan el frío. Pero lo que es aún más importante: este cambio es de árboles que echan frutos secos a árboles cuyas semillas no son proteicas. Traducido, esto significa una disminución de los minerales del suelo hasta el punto de llegar a haber insuficientes microorganismos en el suelo para que crezcan árboles proteínicos.

En la actualidad, parece que el periodo de 20 años para el cambio de vegetación se puede acortar debido a la contaminación industrial: por culpa de la acumulación de todos los errores cometidos en el medio ambiente, estamos acelerando el proceso de deterioro en todos los frentes,. Según Hamaker: «A juzgar por la curva de CO2, ya llevamos cinco años en ese periodo.» (Eso fue cuando escribió su libro).

La selva del Amazonas es la mayor selva tropical que queda en todo el mundo, pero está pagando un alto precio por el «progreso». (Por favor, repase la unidad 50). La deforestación de grandes zonas (como la que comentamos que está llevando a cabo Volkswagen) está provocando un cambio climático en la zona, algo que los meteorólogos llevan tiempo avisando. Parece que la alteración del equilibrio acuífero en la región es el resultado de un aumento de las escorrentías provocadas por la deforestación. Si eso así, los cambios climáticos e hidrológicos que se han predecido a largo plazo puede que ya hayan comenzado. El aumento de las inundaciones es la primera señal del daño que sufre el ecosistema del Amazonas. Durante los últimos 10 años, ha aparecido una extensa zona deforestada a lo largo del borde de las montañas, en la zona alta del Amazonas ecuatoriano y Perú: el resultado de grandes zonas de bosques taladas para construir carreteras, poblados y otros avances, todo lo cual está exponiendo la tierra a una mayor escorrentía y erosión. Los científicos han descubierto que las escorrentías están aumentando en esa zona mientras que la cantidad de precipitaciones es la misma. Esto está provocado por la interferencia en el proceso de transpiración: los árboles absorben la humedad que cae y la envían de vuelta a la atmósfera. Ahora que se han eliminado los árboles, el proceso de reciclaje se ha paralizado hasta un punto en el que, según advierte el estudio, «con el tiempo podría convertir gran parte de la Amazonia forestal en casi un desierto».

Nota: Aunque en la mayoría de las zonas (como las Grandes Llanuras de Norteamérica o Europa occidental) la mayor parte de las precipitaciones representan humedad procedente del már, casi la mitad de las precipitaciones del Amazonas es agua reciclada de sus cuencas. De esta forma, al interferir el equilibrio ecológico de los bosques tropicales del Amazonas, también interferimos en su ciclo de precipitaciones.

Puesto que la población y la agricultura se concentran en los márgenes del Amazonas —debido a las inundaciones estacionales—, los científicos advierten que la magnitud del daño puede ser potencialmente grave y que «la rapidez con la que la destrucción forestal relativamente limitada (y que ha aumentado) parece haber alterado el equilibrio hidrológico del Amazonas, sugiere la necesidad de un desarrollo programado». Está claro que se trata de una declaración insuficiente: para salvar el Amazonas también son necesarias una reforestación y remineralización programadas, antes de poder hablar de cualquier «desarrollo programado». Cuando observamos la tierra vía satélite, se puede ver, literalmente, la humedad que se arremolina y sale de la zona del Amazonas: cubre una zona tan grande que parece una forma gigante en movimiento y que tiene vida propia. El rápido desarrollo del Amazonas no sólo interfiere en la ecología local, sino que sus efectos llegan a zonas lejanas que lo más normal es que se vean afectadas por este enorme y movedizo sistema atmosférico del Amazonas.

En el Tercer Mundo, los erosión desenfrenada está arrastrando la valiosa capa superficial del suelo. La reforestación podría detener el proceso, ayudaría a eliminar el CO2 y regularía los ciclos de precipitaciones. Puesto que pueden pasar años antes de que se sientan los resultados de la reforestación, los gobiernos locales y pueblos se han mostrado reacios a llevar a cabo lo que parece ser un proyecto a largo plazo de intensivo trabajo. No obstante, no se dan cuenta de las consecuencias que tendrá para su ecosistema el no hacerlo.

Los científicos están trabajando en lo que llaman un «árbol milagroso», el Leucanna Leucocephela, que es un árbol que crece a un ritmo extraordinario, que sirve para todo, de fertilización directa y que se puede utilizar tanto para forraje como para madera. En condiciones ideales alcanza una circunferencia de 25,5 centímetros en un año.

El Día del Árbol comenzó en Nebraska, en 1872, cuando se plantaron más de un millón de árboles para ayudar a prevenir la erosión y la pérdida de humedad en un estado con pocos árboles. En dos décadas, 2.471 hectáreas se han convertido en reservas forestales. El día del árbol es ahora día de fiesta en cuatro Estados y se celebra en todos; pero, por favor, no espere a este día para plantar árboles: hágalo siempre que pueda. Sobre todo, árboles frutales que son necesarios en cualquier parte.

 

Unos 100 países cultivan tabaco; el secado de unas 2.267.500 toneladas anuales utiliza casi una hectárea de árboles para cada tonelada, lo que supone un 12,5% de 18-20 millones de hectáreas de árboles talados cada año, lo que significa que 1 de cada 8 árboles es talado simplemente para el secado de tabaco. La tierra que se utiliza para sembrar tabaco se debería utilizar para cultivar alimentos.

 

Dióxido de carbono. Cambios climáticos globales. Parámetros climatológicos.

 

El aumento del dióxido de carbono en la atmósfera es nuestro problema más urgente. John Hamaker trazó un proyecto de la curva de dióxido de carbono en 1979 y afirmó que, a menos que pudiésemos controlar la curva poco después de 1985, en el año 1990 el ritmo de deterioro del medio ambiente se produciría con mucha más rapidez de lo que nosotros podemos repararlo. Sin embargo, para conseguir más control en 1985, tendríamos que haber empezado en 1980 a tener un programa en pleno funcionamiento de remineralización del suelo, reducción de la contaminación, etc. En 1985 pocos se tomaron en serio lo que la curva demostraba. Sin embargo, Hamaker no ha perdido la esperanza de que la humanidad sobreviva, a pesar de que incluso consideró la posibilidad de que «si comenzáramos a trabajar en los próximos meses, tendríamos menos del 50% posibilidades de éxito.» Ha escrito incontables cartas y dice que tres organizaciones científicas mundiales accedieron, por fin, a reunirse en 1985: él cree que la acción ya está muy retrasada y que «la naturaleza está empezando a mostrarnos los dientes». Mientras que nosotros esperamos más estadísticas y datos, el poder de la riqueza centralizada está manteniendo un sistema que destruye el suelo. Los líderes mundiales, preocupados por lo que deben de hacer para ser reelegidos (si es que son elegidos) simplemente sirven a los intereses de una rica minoría que controla un sistema económico que está arruinando nuestra tierra, manteniendo a miles de personas en la pobreza o endeudadas, a países con deudas y amenazando nuestra propia supervivencia con armas destructivas, agresivas políticas exteriores y decisiones que continuamente están comprometiendo la calidad de nuestro medio ambiente.

The Global 2000 Report to the President [El informe 2000 global al presidente] fue encargado en 1977 por el presidente Carter y finalizado en julio de 1980. Se trata de tres volúmenes con unas 1000 páginas. Los resultados del informe no se presentan como predicciones, sino como representaciones de condiciones que, con toda probabilidad, se desarrollarán si no se cambian las políticas públicas. Algunos de sus descubrimientos sobre el CO2 fueron los siguientes:

Las emisiones de CO2 aumentarán entre 23,5- 30.838.000.000 toneladas por año, casi el doble de las emisiones de CO2 a mediados de los años 70.
Se perderán 446 millones de hectáreas de bosques que absorben CO2.
La quema de madera de 446 millones de hectáreas producirá más CO2.
La descomposición del humus del suelo liberará más CO2.

 

En junio de 1979, el incremento de CO2 sobre un nivel asumido como «normal» de 290 ppm (partes por millón) era del 15%. En 1985, podría ser del 18%; en 1990, del 22% (50% más del que hay en la actualidad). No obstante, seguimos sacando carbono de la tierra y poniéndolo en la atmósfera.

Al advertir el aumento de la destrucción forestal en todo el mundo y de la combustión de carburantes fósiles, John Gribbin (New Scientist, 9 de abril de 1981), declaró que el actual aumento anual de CO2 ha saltado de 2 a 4 ppm, y que «Hoy, en 1981, está aumentando rápidamente». (La proyección de Hamaker sobre el CO2 incluso podría quedarse corta).

El artículo «El Papel del CO2 en el Proceso de Glaciación» se publicó en abril de 1980 y es una explicación concisa del proceso glacial elaborada para que pudiera ser entendida por el Congreso de los EE.UU, en una época en la que algunos de sus miembros estaban empezando a admitir el problema del CO2. Este artículo aparece en el libro de Hamaker y se refiere a la relación que el CO2 tiene con la glaciación y que prácticamente nunca ha sido tomada en cuenta por los cientos de investigadores dedicados al tema de la glaciación, comenzando con la primera teoría «Gran era glacial» de Louis Agassiz en 1837 (Imbrie e Imbrie, 1979).

Este exceso de dióxido de carbono está provocando lo que se conoce como el «efecto invernadero», ya que el dióxido de carbono se comporta como el cristal de un invernadero, al permitir que los rayos del sol alcancen la tierra, pero sin dejar que escape el calor. El efecto que produce es como el de una «bolsa caliente» alrededor del globo. En consecuencia, algunos científicos piensan que la Tierra se calentará y otros, como Hamaker, dicen que se está enfriando. No obstante, todos los científicos coinciden en que los niveles de dióxido de carbono son demasiado altos y que, junto con la lluvia ácida, fuegos forestales, deforestación y muerte de árboles debido a la desmineralización del suelo, los niveles de CO2 seguirán aumentando. La naturaleza completará sus necesarios ciclos y se ocupará de sus propios procesos de autocuración, al igual que hacen nuestros organismos. Más cuenta nos trae conocer mejor sus ciclos y crisis curativas y ofrecerle ayuda en vez de esperar a que se instalen las enfermedades crónicas. Tendemos a olvidar que la Tierra está muy viva, y que un ser/entidad vivo (aunque uno muy grande) se regula a sí mismo tanto como hacen nuestros organismos. Porque necesitamos que la Tierra sobreviva, su estado de salud es tan fundamental y tan importante como el nuestro propio.

Hablaré tanto sobre las predicciones sobre el calentamiento como sobre las del el enfriamiento para mostrar cómo se realiza un complejo «análisis» climatológico: todos los factores medio ambientales se relacionan entre sí. Teniendo en cuenta su impacto total sobre nuestra ecología y clima, escuchado ambas partes de la historia (calentamiento/enfriamiento) y observado las tendencias climatológicas mundiales durante los últimos años, mi intuición me guía a creer a los científicos que dicen que el planeta se está enfriando. En cualquier caso, no podemos negar que nuestro planeta está siendo manipulado (y con frecuencia atacado) por todas partes, todos los días y por millones de sus habitantes. Algunos de estos ataques son muy serios: en la Unidad 53, hemos comentado los largos periodos de tiempo que los residuos radiactivos siguen siendo peligrosos. Este es sólo uno de los ejemplo. Los Científicos de la Vida conocen los efectos adversos que los medicamentos químicos tienen sobre el organismo. ¿Puede imaginar cómo la salud de nuestro planeta se ve afectada y debilitada por millones de ataques diarios sobre su organismo?

El dicho de «actúa con los demás como  tu quisieras que actuaran contigo» no es sólo un consejo para ser «agradable». En esencia, lo que dice es que lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo: cada vez más podemos comprobar esta verdad. Ahora también debemos actuar con nuestro planeta como nos gustaría que nuestro planeta actuara con nosotros, porque lo que hagamos a nuestro planeta, nos lo hacemos a nosotros mismos.

 

¿Calentamiento o enfriamiento?

Antes de continuar, aclaremos el hecho de que los científicos que creen que el mundo se está enfriando no necesariamente discuten el potencial de calentamiento producido por el efecto invernadero. Algunos consideran el calentamiento preliminar como parte de un «elevador de energía» o catalizador en el proceso de transición hacia la Era Glaciar: los trópicos se calientan y se secan mientras las precipitaciones aumentan en el norte, pero el aumento de la capa nubosa y otros factores (que comentaremos más adelante) acarrean un aumento de las condiciones de enfriamiento.

Echemos un vistazo a las dos opiniones: calentamiento o enfriamiento.

En otoño de 1983, el gobierno federal, basándose en un informe de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, declaró que «un dramático calentamiento del clima de la Tierra podría comenzar en los años 90, debido al efecto invernadero, con posibles graves consecuencias para la producción alimentaria del planeta, cambios en las precipitaciones y disponibilidad de los recursos acuíferos, así como un probable aumento de las aguas costeras.» El informe declara que «los niveles de CO2 en el aire generados por la quema de carburantes fósiles podría resultar en un aumento de 3,6 grados Fahrenheit a mediados del próximo siglo y un aumento de 9 grados en el año 2100, lo que representa un índice sin precedentes del calentamiento de la atmósfera».

Según John Topping, director de la oficina del aire, ruido y radiación de la Agencia de Protección de Medio Ambiente: «Va a tener un impacto muy profundo sobre el modo de vida actual. Algunos de sus efectos serán beneficiosos y otros perjudiciales. Pero nuestra capacidad de adaptarnos dependerá en gran parte de los programas que realicemos con antelación. La subida de temperatura vendrá acompañada por grandes cambios en las precipitaciones (más lluvias en algunas zonas, más sequía en otras), tormentas y un aumento del nivel del mar en todo el mundo —el estudio continúa— Como resultado, las condiciones agrícolas se verán muy alteradas y se producirá un potencial deterioro de los sistemas medio ambientales y económicos, así como tensiones en las instituciones políticas.»

Stephen Seidel, uno de los autores del informe, declaró que puede que en los años 90 lo normal ya no sean los inviernos suaves y los veranos mucho más calurosos. El informe dice que la tendencia continuará a pesar de los pasos que se den para reducir la quema de carburantes fósiles.

Según el estudio, un clima más cálido aumentará los niveles del mar, al expandir los océanos y derretir el hielo y la nieve que ahora cubren la tierra. Un aumento de sólo 70 centímetros «podría inundar o provocar daños por tormentas en muchos de los principales puertos del mundo, deteriorar las redes de transporte, alterar los sistemas acuáticos y provocar grandes cambios en el desarrollo de la tierra.» Se espera que el calentamiento sea mayor en el Polo Sur y Norte y menor en el ecuador, según la Agencia de Medico Ambiente. John Hoffman, director de los estudios estratégicos de la Agencia, declaró: «En el año 2100, el clima de la ciudad de Nueva York podría ser parecido al de Daytona Beach (Florida).»

Un amplio informe emitido en 1983 por la Academia Nacional de Ciencias declaró que el acercamiento del periodo de calentamiento de la Tierra «es un motivo de preocupación, no de pánico.» Sin embargo, el informe advertía que una tendencia al calentamiento y la disminución de las precipitaciones podría «afectar gravemente» al golfo de Tejas, Río Grande, las regiones superiores e inferiores del Río Colorado, California y otros regiones del oeste. Una proyección del informe muestra una posible reducción del suministro de agua de casi el 50% cuando toda la fuerza del fenómeno de calentamiento se sienta tras el año 2000. El tono de advertencia de la Academia era menos urgente que el de la Agencia de Medio Ambiente, que insiste en la necesidad de «una investigación más intensa». Sin embargo, la Academia descubrió que puesto que (en su opinión) no hay un método realista, político o económico, de atajar el efecto invernadero, se deben preparar estrategias para adaptarse a «un mundo con una temperatura más alta». El informe de la Agencia de Medio Ambiente dice que incluso una prohibición total sobre el carbón sólo retrasaría el proceso algunos años, porque el CO2 de la atmósfera terrestre retiene el calor y no permite que escape al espacio, generando el efecto invernadero. La generación del gas vendrá acompañada de un aumento de la temperatura en la superficie del planeta, probablemente entre 2 y 8 grados F. Estas proyecciones son bastantes similares a las del informe de la Agencia de Medio Ambiente: se espera que este aumento venga acompañado de «un rápido cambio climático, incluyendo cambios en las precipitaciones y un aumento del nivel del mar de 70 centímetros.»

Las siguientes notas adicionales sobre el efecto invernadero son importantes:

Recientes investigaciones han determinado que otros restos de gases contaminantes producidos por el hombre pueden aumentar el efecto invernadero en otro 50% (Flohn, 1979; Kellogg y Schware, 1981). Estos gases se forman principalmente a partir de la quema de vegetación, de la emisión de halocarbonos industriales (freones) y la desnitrificación de los fertilizantes nitrogenados del suelo.

La obra The Greenhouse Effect [Efecto invernadero], del meteorólogo Harold Bernad, nos advierte que sólo el efecto de calentamiento será devastador para la humanidad debido al aumento de las temperaturas extremas. En particular, la agricultura se verá muy afectada. Habla de cada vez más tornados, huracanes, inundaciones, extensión de los desiertos, sequías, agotamiento del agua y masivos incendios forestales si seguimos utilizando los carburantes fósiles y presenta una lista interminable de razones en contra de hacerlo.

En los últimos años, hemos visto cambios drásticos en la precipitaciones: más lluvias en algunas zonas, más sequía en otras. No obstante, esto también forma parte de las predicciones climatológicas que ofrecen los científicos que dicen que el planeta se está enfriando. Si estamos en la transición hacia un periodo glacial, las, en apariencia, tendencias al calentamiento podrían ser superadas a largo plazo por las tendencias al enfriamiento,.

La medición sistemática de CO2 en la atmósfera comenzó tarde, en 1958 (Calder, 1975). Parece que a la mayoría de los meteorólogos les gusta repetir la peligrosa simplificación excesiva sobre el efecto invernadero del CO2, es decir, que, como resultado, la tierra se calentará.

En un artículo publicado en 1977, Hamaker preguntaba: «¿Con qué rapidez está aumentado el CO2 en la atmósfera?» En 1977, un comité de la Academia Nacional de Ciencias sobre energía y clima ofreció una aterradora estadística (Charles Keeling, Sciencie 2/9/77). Keeling decía que se había producido un aumento del 13% desde que comenzó la Revolución Industrial. Lo alarmante es el hecho de que un 5% de ese 13% se ha producido a partir de 1962.» El mismo artículo de Science comentaba el modelo informático simplificado en exceso del efecto «de calentamiento general» del CO2 y afirmaba que hay algunos científicos que «en privado sugieren» que debido a una «complejo fenómeno de retroacción» el resultado sería un enfriamiento global.

Hamaker afirma que incluso si la temperatura media de la atmósfera estuviera aumentando (calentamiento), sería erróneo dar por hecho que el hielo polar se derretirá y que las zonas cálidas se moverán hacia los polos. Según este autor «los expertos nos han dado una escala de tiempo para los cambios climatológicos que es mayor de la que tenemos. Muchas cosas están actuando al mismo tiempo para afectar al clima. Todos ellos llevan tiempo traslapando retrasos de tiempo para que no podamos decir que esto ocurre, después esto otro y lo otro. Pero la primera fase de la glaciación, que se inicia por un traspaso de especies de árboles de la zona cálida hacia latitudes norte y por la desaparición de los bosques tropicales, está aquí ahora.»

Según Hamaker: «La teoría de que el mundo se calentará está basada en la idea absurda de que la temperatura media de la Tierra depende únicamente de la energía solar y del efecto calorífero del CO2 en la atmósfera. En esto se basan los científicos que han predicho un aumento de la temperatura en el próximo siglo, cuando el nivel de CO2 se haya duplicado, por lo que han trazado una línea tangente a la curva actual y que acaba en el próximo siglo.» Hamaker disiente con esta predicción, al afirmar que la naturaleza está claramente trazando una curva que aumenta con un ritmo constante y acelerado, y que simplemente los científicos han decidido que la naturaleza debe cambiar sus métodos para adaptarse a las predicciones que ellos hacen.

El momento para detener el comienzo de la glaciación es antes de que empiece, porque comienza con la destrucción de la agricultura. Hamaker dice que debemos actuar ahora, antes de que nuestra capacidad tecnológica para remineralizar el suelo se pierda en el caos de un mundo hambriento y naciones moribundas. Como hemos dicho, los ciclos y factores climáticos se pueden traslapar, pero nosotros podemos identificar un punto en todo el ciclo climático en el que el clima de la zona cálida desaparece ¡y nosotros dejamos de comer! Podemos analizar el contenido de CO2 en la atmósfera y saber si tenemos suficiente minerales en el suelo y el agua. La curva de CO2 nos muestra que el momento en la zona templada desaparezca podría estar aproximándose. Debemos remineralizar los suelos de todo el mundo y devolver el carbón a la tierra tan rápido como podamos para revertir la curva de CO2 y devolverla a un nivel seguro.

Hamaker también dice que los científicos que predicen un calentamiento no tienen en cuenta el papel de la vida en y sobre el suelo, al desmineralizarlo en un periodo de 10.000-15.000 años, dependiendo de la cantidad de grava suministrada por el último avance glacial. Tampoco comprenden el sistema tectónico de la Tierra y el papel que desempeña sobre el clima. El ciclo climático es un subproducto de todo el sistema de vida, el cual estriba en el gasto de energía atómica en el sistema tectónico. Hay dos sistemas energéticos que son potentes en comparación a otros factores (como las manchas solares, la teoría de Milankovitch o la alineación de los planetas en el espacio). El efecto de estos otros factores pueden notarse, pero no alteran en gran medida el proceso glacial. Los dos principales sistemas energéticos utilizan la energía en el átomo. Uno es el sol y el otro el sistema tectónico.

La Tierra intercepta constantemente la energía del sol. Si la energía incidente a la tierra en las latitudes más altas se desvía al espacio en vez de ser absorbida a nivel del suelo, la cantidad total de energía disponible para calentar la Tierra disminuye en esa cantidad. Durante un periodo glacial, la cantidad total de energía solar que llega a la Tierra es menor debido a que el CO2 (del sistema tectónico) manda una gruesa capa nubosa a las latitudes polares. Las nubes tienen un albedo muy alto, es decir, la capacidad para reflejar los rayos del suelo de vuelta hacia el espacio.

El sistema tectónico elimina constantemente materiales de la corteza terrestre, separa los componentes que contienen un equilibrio de elementos útiles para los organismos vivos y los mueve hacia las montañas o la atmósfera. Los componentes que contienen elementos no requeridos para los procesos vitales son enviados al centro o se reciclan para construir la base del suelo oceánico en las estribaciones.

Todo sobre la Tierra depende del sistema tectónico: si se nos acabara la energía, la tierra estaría tan fría y muerta como Marte. El clima está controlado directamente por la liberación de carbono y azufre procedente del sistema tectónico. Ahora que la humanidad interviene añadiendo CO2 al aire (y con otros errores medio ambientales), el clima también se ve afectado por el factor humano. Hay escasez de minerales en la tierra y en el mar, lo que contribuye aún más a que el CO2 se acumule en la atmósfera, ya que el sistema tectónico suministra más y más CO2 y los organismos vivos cada vez devuelven menos a la corteza terrestre. Todos estos factores se superponen y afectan al clima. Podemos decir que los minerales (aquellos de los que los microorganismos pueden disponer) y el carbono liberado por el sistema tectónico pueden medirse —y por tanto, y en teoría, controlarse en cierta medida—. Aún nos queda mucho que aprender en este campo, pero nosotros podemos tener un efecto y lo tenemos sobre el clima.

La quema de la vegetación de la zona templada generará enormes cantidades de CO2 en la atmósfera. En las latitudes donde los rayos del sol son más intensos (la región ecuatorial), el CO2 conserva el calor del sol en la superficie de la Tierra, aumentando la temperatura de la superficie y proporcionando la energía para aumentar la evaporación y mover las grandes capas nubosas hacia regiones polares. El CO2 no tiene un efecto de calentamiento en los polos durante el invierno, cuando es de noche 24 horas diarias. Los océanos cálidos y desmineralizados no pueden absorber el CO2 tan rápido como se libera a la atmósfera; la disminución de vida vegetal y menos árboles también se traduce por una menor transformación de CO2. No podemos permitir que el aumento de CO2 alcance el punto de no vuelta atrás, es decir, no debemos permitir que el aumento de CO2 procedente del sistema tectónico y de nuestras propias aportaciones exceda la capacidad que tiene para eliminarlo lo que queda de vida forestal y marítima. Cuando hay demasiados pocos minerales para sustentar la suficiente vida que refrene el nivel de CO2, este nivel comienza a aumentar: la desaparición de los bosques de las zonas templadas y tropicales inicia rápidamente el movimiento de flujo de aire que lleva la glaciación a las latitudes polares y, entre tanto, los extremos calores y sequías mortales.

Cuando el aire se calienta, disminuye su presión atmosférica. Entonces, es más fácil para el aire frío que desciende sobre una masa terrestre fría desplazar el cálido aire ecuatorial y forzarlo a moverse hacia los polos sobre los cálidos océanos para reemplazar el aire frío que se mueve hacia el ecuador. Este el comportamiento normal de circulación del aire de los vientos occidentales. Durante la glaciación, cuando hay una gran zona helada, el verano no existe debido a que el aire refrigerado procedente de la zona polar mantiene el diferencial de temperatura necesario para transportar las nubes a la latitud norte. De este modo, puede haber extraordinarias grandes masas de aire caliente en las latitudes ecuatoriales y extraordinarias grandes masas de aire frío en las latitudes polares. La glaciación, o si vamos a eso, cualquier otra cosa en la Tierra, no puede producirse sin un gasto de energía. Sin un aumento del CO2 y, por tanto, de la temperatura, la glaciación no se produciría.

Hamaker dice que la temperatura media al comienzo de un periodo glacial debe ser más alta que la temperatura interglacial, y debe permanecer más alta hasta que el efecto de enfriamiento de las capas heladas comience a hacerla descender. No obstante, afirma que esto no ayudará a la agricultura: la zona templada del sur padecerá un calor y sequía extremos; la zona templada del norte: veranos fríos y heladas. La capa nubosa baja la temperatura y aumenta la cantidad de aire frío que fluye hacia el sur sobre la corteza terrestre. Con tempranas olas de frío e inviernos más fríos y largos, la zona templada se convertirá en parte de la zona subártica. Las heladas de verano, las cortas estaciones de siembra, la sequía, las tormentas violentas, el rápido agotamiento de los minerales del suelo y el aumento de la acidez de la lluvia destruirán las cosechas de cereales de todo el mundo: no podemos sembrar cereales en el subártico. Las estaciones de siembra ya se han acortado e interrumpido debido al daño ocasionado por las heladas.  (Las zonas locales que sobrevivirán serán las pocas situadas cerca del ecuador que están bendecidas con una constante renovación de minerales básicos suficientes para conservar un suelo neutral a pesar de la acidez de la lluvia, dice Hamaker en su obra Survival of Civilization [Supervivencia de la civilización]). Ya hemos podido comprobar indicios de estos comportamientos. Hamaker dice que podremos soportar los fríos inviernos durante cierto tiempo, pero no si se continúan hasta el verano para destrozar cultivos y árboles. Las olas de frío, algunos grados más bajas de temperatura, pueden provocar grandes pérdidas de cosechas en las zonas de  Canadá y Euroasia que están en las latitudes de Michigan o más al norte. Según dice este autor, en 1980, la producción alimentaria en el Hemisferio Norte había perdido un 20% de su potencial debido a las malas condiciones climatológicas (sequía/calor en los EE.UU., frío y lluvias en el continente euroasiático; y en el Hemisferio Sur la estación de siembra comenzó con sequía en Australia, África y Sudamérica). Él teme que la hambruna comience pronto, que sólo esté a unos cuantos de años. Las pérdidas de las cosechas de verduras y frutas de 1978 y 1979 en California, Tejas, y Florida, al igual que las pérdidas de las cosechas de invierno de 1983/84 demuestran lo que les puede ocurrir a las cosechas del próximo año.

Cualquiera que esté interesado en estudiar todo el proceso de glaciación con más profundidad debe leer el libro de Hamaker —hay todo un artículo dedicado al sistema tectónico, más detalles sobre el papel que desempeña el CO2 en la glaciación y muchos otros hechos y cifras sobre el proceso glacial, incluyendo el propio proceso de glaciación—. El espacio que tenemos en esta unidad nos exige centrarnos más en el periodo de transición que va desde el periodo interglacial (cálido) al glacial (frío) para que podamos conocer mejor las señales observables durante el cambio hacia la glaciación.

Para más documentación sobre la teoría de Hamaker y sobre los ciclos del desarrollo de la glaciación del suelo/desmineralización/secuencia de glaciación (remineralización), solicite «Perspectivas suplementarias a los capítulos 3,4 y 5» de su libro. (Para obtener la dirección, véase lecturas recomendadas de esta unidad.) Estos suplementos cubren los periodos de transición desde el periodo interglacial-glacial y vuelta, el papel del CO2 en el proceso de glaciación, el sistema de drenaje del subsuelo y la disminución de nuestros recursos alimentarios: todo con muchos más detalles de lo que el espacio en su libro y en esta unidad permiten.

Veamos lo que otros científicos que predicen un enfriamiento tienen que decir sobre el gasto de energía requerido para la glaciación. Hemos visto que, en general, los científicos coinciden en alguna información sobre los pasados periodos glaciales y el interglacial que estamos viviendo en la actualidad, pero no coinciden en el por qué se ha producido la glaciación. ¿Qué fuerza podría provocar un cambio de estas dimensiones? Hemos dicho que Hamaker ve el efecto invernadero como un acontecimiento que se produce diferencialmente: el diferencial del aumento de la temperatura entre las latitudes más cálidas (más calurosas y secas) y más frías (más frías y húmedas) ha tomado vida propia y está acelerando todo el proceso. Cuando se haya gastado el suministro de minerales del suelo que provienen de las rocas y que se formaron en la última glaciación, y la vida dentro y sobre el suelo agote estos minerales terrestres, se iniciará toda una cadena de eventos cuyo resultado será el de volver a aprovisionar el suelo de minerales y generar una nueva proliferación de vida.

David P. Adam del Comité Geológico de los EE.UU., un estudioso durante mucho tiempo de los periodos glaciales, ha insistido en que para entender sus causas, uno debe resolver el «problema energético» que presentan. El artículo «Eras Glaciales y el Equilibrio Térmico de la Tierra II» de su obra Quaternary Research (1976) [Investigación cuaternaria] demuestra que un requisito esencial para que un periodo glacial comience y se mantenga es un aumento del traspaso de energía (del exceso) hacia las regiones glaciares, y que esa energía está en forma de humedad. Por supuesto, ésta cae principalmente como nieve, formando así las primeras capas de nieves perennes y subsiguientes capas de hielo. Afirma que, por tanto, se debe utilizar alguna fuente de energía incrementada para mantener estos enormes traspasos energéticos. No obstante, en este artículo, no cree que el efecto que atrapa el calor solar producido por un exceso de CO2 sea el posible «generador» que proporcione este aumento de energía efectiva, la cual, como indica el Sr. Adam, «es necesaria para aprovisionar de combustible una glaciación continental.»

En una comunicación personal con Hamaker, David Adam coincidió en que la teoría de Hamaker (CO2) satisfacía todos los requisitos para proporcionar el combustible energético glacial. No obstante, y sorprendentemente, Adam no conocía a nadie en la historia de la moderna investigación cuaternaria que hubiese postulado una relación entre CO2/glaciación, quizá debido al relativo estado de infancia de los modernos estudios sobre el clima y el CO2. Sin embargo, dijo que había un meteorólogo muy respetado que había presentado una explicación del proceso glacial básico muy similar a la de Hamaker, Sir George Simpson, de Gran Bretaña. Él fue el primero en indicar que la glaciación que caracteriza una era glaciar no se puede producir por un enfriamiento general de la atmósfera terrestre, ya que se requiere alguna fuente de energía incrementada para transportar hacia el polo las grandes cantidades de humedad que forman los glaciares. En la actualidad, la mayoría de los meteorólogos coinciden, ya que un descenso debe bajar la temperatura media de la superficie terrestre (sobre todo en los trópicos), disminuir la pendiente de temperatura del ecuador al polo y disminuir notablemente el contenido de humedad de la atmósfera. Él se dio cuenta de que es obviamente paradójico esperar que se cumplan ciertos requisitos fundamentales para la glaciación (una intensificación de la pendiente de temperatura ecuador/polo, circulación atmosférica acelerada, y un aumento del traspaso de calor y humedad hacia los polos)  con una disminución de la temperatura de la superficie terrestre, sobre todo en las regiones tropicales.

John Hamaker, que desconocía la teoría de Simpson, fue en apariencia el primero en relacionar el calentamiento básico y los principios de circulación que operan en el inicio de una glaciación con el que pronto se convertiría en el «infame» diferencial del efecto invernadero. Otras advertencias sobre este diferencial del efecto calorífico han llegado de Lester Machta (director de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional; laboratorios de recursos aéreos), quien manifiesta que el CO2 realmente podría provocar la masiva capa nubosa fría y enfriarse en los polos; y de Justus (1978), del Servicio Científico del Congreso: « Si la temperatura de la Tierra aumenta, el contenido de vapor de agua de la atmósfera aumentará igualmente. Un aumento del vapor de agua aumentaría con bastante probabilidad la parte del globo cubierta de nubes. Este incremento podría provocar que la cantidad fundamental de radiación solar que absorbe la Tierra disminuyera.» En un documento elaborado para el Congreso («Modificaciones climatológicas: Programas, Problemas, Política y Potencial», capítulo 4), Justus dice: «En una perspectiva geológica, las razones para el enfriamiento son fuertes… Si este periodo interglacial no dura más que lo que duraron una docena de anteriores periodos en los pasados millones de años, según se puede ver en los profundos sedimentos marítimos, podemos pensar lógicamente que el mundo está a punto de deslizarse hacia la siguiente era glacial.»

La mayoría de las personas de todo el mundo entran en una de las siguientes categorías: aquellos que conocen el problema y toman acciones; aquellos que se sienten molestos por los problemas, que hablan y se preocupan sobre ellos pero no hacen nada; aquellos que han perdido la esperanza; aquellos que confían en el sistema, correcto o equivocado, con problemas o sin problemas; aquellos que simplemente se muestran indiferentes ante los problemas e incluso aquellos que ni siquiera saben que existen problemas.

Lo más probable es que la mayoría de las personas piensen que la última era glacial fue «hace un millón de años», pero la verdad es que acabó hace sólo unos 10.000 años: unos cuantos de segundos en el reloj geológico. Todo lo que conocemos en términos de nuestra «civilización» se ha producido en ese breve espacio de tiempo desde la última vez que la Tierra se calentó. Los posibles cambios climáticos globales a los que se enfrenta toda la humanidad podrían reorganizar todo lo que existe sobre el planeta y afectar a cada criatura viva más que cualquier otro asunto ecológico en cuestión —incluso más que problemas cruciales como la paz mundial— porque el asunto que tratamos aquí es si queremos tener algún mundo en el que vivir en paz. Debemos realizar los cambios ecológicos necesarios para sobrevivir. Debido a que en la mayoría del subsuelo y superficie de todos los suelos del mundo no queda más que una pequeña cantidad de elementos (debido al tiempo, agua, erosión, fertilizantes químicos, pesticidas, etc.), Hamaker dice que el hombre sólo podrá seguir sobre la Tierra si el periodo glacial se produce cada 10.000 años para reponer el suministro de minerales, o si nosotros mismos somos lo suficientemente inteligentes como para triturar las rocas y aplicarlas allí donde el suelo se ha agotado. La glaciación es una aceleración del proceso normal de utilizar agua evaporada para transportar el exceso de energía calorífica desde las zonas templadas hacia las zonas frías, y el efecto invernadero (provocado por un aumento en la atmósfera de CO2) es para aumentar las capas nubosas sobre las latitudes polares. Las nubes tienen un efecto de enfriamiento y también proporcionan la nieve para la glaciación. La energía se disipa en el espacio ártico. La glaciación se produce cuando los minerales del suelo que quedaron del último periodo glacial se han utilizado y la vida vegetal (los bosques son el factor principal para controlar el CO2) ya no puede regular el dióxido de carbono creciendo más rápido en respuesta a su incremento en el aire.

 

El ciclo glacial-interglacial

(Por favor, repase la unidad 53 y unidad 99 sobre la glaciación).

 

En los años 70, numerosos trabajadores de varios campos de investigación sobre la era Cuaternaria demostraron el ciclo glacial-interglacial. (La era Cuaternaria es el actual periodo geológico, que incluye el periodo pleistoceno y el holoceno —reciente—, el periodo interglacial en el que vivimos en la actualidad). Una publicación de la Academia Nacional de Ciencias, Understanding Climate Change (1975) [Comprender el cambio climático] dice: «El actual intervalo interglacial —que ahora lleva unos 10.000 años— representa un régimen climático que ha sido relativamente raro durante el pasado millón de años, la mayor parte del cual ha estado ocupado por regímenes glaciales, más fríos. Sólo durante un 8% de los últimos 700.000 años la Tierra ha experimentado climas tan cálidos o más cálidos que el actual. La penúltima era interglacial comenzó hace unos 125.000 años y duró aproximadamente 10.000 años. Periodos interglaciales (cálidos) similares —cada uno con una duración de 10.000 años (2.000 más o menos) y cada uno seguido por un periodo glacial (frío) con un promedio máximo de 90.000 años— se han producido con un promedio de 100.000 años durante al menos el último medio millón de años. Durante este periodo, la fluctuación de las capas de hielo del Hemisferio Norte provocó unas variaciones del nivel del mar de unos 100 metros.»

Esta publicación de la Academia Nacional llega a la conclusión de que « Si el final del periodo interglacial tiene un carácter episódico, nos estamos moviendo hacia un repentino cambio climático de duración desconocida… Si, por otra parte, estos cambios tienen un carácter más sinusoidal, entonces el clima debería ir declinando poco a poco en un periodo de miles de años.» Teniendo en cuenta todos los factores, Hamaker no cree que tengamos tanto tiempo.

Los paleometeorólogos coinciden en que los principales periodos cálidos (interglaciales) que siguieron a cada uno de las principales glaciaciones (periodos fríos) han durado entre 10.000 y 12.000 años, y que, en todos los casos, un periodo de un clima considerablemente frío ha venido justo después de estos intervalos. Desde el comienzo de nuestro actual periodo cálido han pasado unos 10.000 o 10.800 años, por lo que está claro que surge el tema de si realmente estamos en la antesala de un periodo de clima más frío. Ahora se admite que el ciclo de 100.000 años de glaciación se produce con regularidad, por lo que, técnicamente hablando, podríamos entrar en otra era glacial «en cualquier momento durante los próximos 1.200 años.» Aunque, como hemos dicho, las señales que indican un cambio o transición de un clima templado a uno más frío ya son evidentes y están aumentado debido a nuestros errores medio ambientales.

La mayoría de los científicos no se comprometen, pero aquellos que están comenzando a mostrar su preocupación dicen que estas señales significan que podemos estar mucho más cerca de las primeras fases de la próxima era glacial de lo que a nadie le gustaría pensar. Repasemos algunas de las señales de las ya que ha hemos hablado:

Ya hemos visto como en los últimos siglos la totalidad de los microorganismos y gusanos del suelo se están muriendo debido a la desmineralización del suelo, por lo que la vida vegetal y arborícola también se han visto obligadas a desaparecer —lo que en la literatura ecológica se conoce como «sucesión vegetal retrograda»—. Los desiertos (que en la actualidad crecen a un ritmo de 6.070.419 de hectáreas anuales) son generalmente una fase final de este proceso de retrogresión. Nuestros abusos y descuidos han reforzado tanto la desertización como la deforestación . La desmineralización del suelo (que junto con la lluvia ácida aceleran la devastación) está causando un rápido incremento de la muerte y enfermedad de todos los bosques. La desaparición y quema masiva de los bosques es un indicio de la fase «telocrática» o final de nuestro actual periodo interglacial. Svend Th. Andersen percibió el amplio espectro de las fases glacial/interglacial y dijo que los periodos interglaciales eran intervalos estables entre las fases glaciales de perturbaciones y caos. La vegetación tiene una oportunidad de desarrollarse hasta que la nueva era glacial libere sus destructivas fuerzas. Él dividía el periodo interglacial (intervalos cálidos) en cuatro amplias fases:

Fase protocrática: Al comienzo de los intervalos cálidos, surgieron bosques abiertos de especies pioneras. Se trataba de árboles y arbustos que se expandían rápidamente sin requisitos pretensiosos de clima y suelos. Abedules, pinos, álamos, enebros y sauces eran los más importantes en Dinamarca, el hogar de Andersen.
Fase mesocrática: El suelo ha desarrollado una gran fertilidad y las plantas de los ricos suelos alcanzaron la máxima frecuencia. Inmensos bosques cubrían grandes zonas de la Tierra en la última fase mesocrática (desde el año 6.000 al 3.000 a. de C.) Algunos de estos árboles, como los robles, alcanzaron un gran tamaño: se han conservado en los suelos de turba —en los que en la actualidad ya no crecen árboles— de Inglaterra y otros lugares. En esta fase dominaban árboles como olmos, robles, tilos, avellanos, fresnos, carpes y alisos, que crecían en suelos estables cubiertos de «mull» (humus no ácido) que, según el Dr. Johannes Iversen (geólogo, del Comité Geológico de Dinamarca), comenzó a mostrar un retroceso gradual. Iversen intentó descubrir en qué punto del periodo interglacial comienza la sucesión vegetacional retrógrada y dijo que es «cuando la desintegración anual de desechos vegetales no se produce al mismo ritmo que el suministro fresco procedente de las plantas vivas y, en consecuencia, una capa de «mor» (humus en capa ácida) se acumulaba sobre el suelo mineral.» El humus «mull» es rico en minerales; el «mor» es humus ácido. Este autor estudió las condiciones del suelo y determino que desde hace, aproximadamente, 10.000 años, el punto comúnmente aceptado como el comienzo de nuestro actual periodo interglacial (cálido), se necesitaron entre 3.700 y 4.500 años para que los primeros suelos minerales brutos (puros) provenientes de los depósitos glaciales con un pH básico o alcalino «maduraran» y entraran en una degradación/agotamiento gradual e irreversible. Según Iversen este proceso de degradación se caracteriza por una reducción de los organismos del suelo, desaparición de los gusanos y por la regresión de la vegetación que se produce cuando el suelo está agotado y carece de minerales. Andersen e Iversen hacen una descripción similar de este proceso. En estos suelos de «mull» (humus no ácido) —aproximadamente del año 6.000-3.000 a. de C. — la lixiviación de las sales del suelos se ve contrarrestada en cierta medida por la actividad combinada de la fauna del suelo y la capacidad de los árboles y arbustos predominantes para extraer bases de las capas profundas del suelo y aportarlas a las capas superiores durante la descomposición de sus desechos. Sin embargo, una lenta eliminación del carbonato cálcico llevará a los suelos a un estado menos estable, donde el equilibrio puede ser fácilmente destruido. Se ha demostrado que esta lixiviación del carbonato cálcico (cal) es importante para la ecología de la capa superficial del suelo porque, según Andersen, «Hasta que el carbonato cálcico haya sido eliminado, la lixiviación de otros minerales del suelo que no sean la cal será insignificante.» Con esta lixiviación gradual, los bosques de mull no pueden sustentarse a sí mismos y, con el paso del tiempo, se provocan a sí mismos un empobrecimiento y acidificación de las capas superiores del suelo, que se extiende tanto que la densidad del bosque disminuye y las clases de vegetación más abiertas aumentan. El cambio desde un suelo con mull rico en minerales a un estado del suelo con un mor ácido comienza en la fase mesocrática. A la desmineralización gradual de suelos que antes eran calcáreos le sigue el desarrollo de impenetrables capas duras de arcilla y la muerte de la vida del suelo. Esto provoca que las capas superficiales del suelo sean poco profundas o lisas y, por tanto, susceptibles a la sequía o a las inundaciones. Este estado de no fertilidad acarrea que aparezcan brezos, turbera y árboles que tienen la capacidad de sobrevivir en suelos ácidos: piceas, pinos, abedules, álamos, etc.
Fase oligocrática. Esta condición prevalece durante esta fase y surge como resultado de la degeneración de los suelos. El aumento de la podsolización, caracterizada por un aumento de la desmineralización y acidez, continua hasta la fase telocrática (final). (La podsolización es un proceso de formación de suelo, sobre todo en regiones húmedas, que implica una lixiviación de las capas superiores con acumulación de material en las capas inferiores y desarrollo de horizontes característicos; sobre todo, el desarrollo de un podsol: (Podsol: cualquiera de los grupos de suelos que se desarrollan en un clima húmedo sobre todo en bosques de coníferas o mixtos y que tiene una capa orgánica y una delgada capa de minerales orgánicos sobre una capa lixiviada gris que descansa sobre un oscuro horizonte aluvial enriquecido con arcilla amorfa)
Fase telocrática (final). La fase interglacial final es el momento en el que los suelos desmineralizados comienzan a desaparecer. Las rigurosas condiciones al final del periodo interglacial se reflejan en un incremento del material mineral alóctono, sin duda alguna debida al aumento de la erosión superficial.

 

La información de, prácticamente, todos los libros de texto sobre geología, silvicultura o ecología no deja duda alguna de que la civilización del mundo actual está bien internada en la fase oligocrática. El trabajo de Andersen también muestra que los lagos y suelos escandinavos reflejan un desarrollo paralelo desde condiciones básicas (neutras) a ácidas. De nuevo, miles de lagos en esa zona, como en muchas otras partes del mundo, ya están acidificados e inertes debido a la lluvia ácida. El rápido ritmo de erosión en todo el mundo es evidente: en 1981, la cifra ya era de 5.804.800 toneladas de pérdida anual de capa superficial de suelo debido a la erosión.

Esto, junto con el aumento de las rigurosas condiciones impuestas por el clima desde, al menos, 1972, ofrecen grandes indicios de que la fase telocrática (fase final) puede haber comenzado. Como hemos dicho, se ha comprobado que el cambio final hacia un clima y vegetación subártico se produjo en sólo 20 años en otras transiciones de periodos interglaciales a glaciares.

¿Qué otros cambios se producen con el fin del periodo cálido interglacial? A partir de estudios realizados sobre los sedimentos y suelos, George Kukla coincide en que «grandes cambios en la vegetación se produjeron al final de anteriores periodos cálidos. Bosques de hoja caduca que cubrían zonas durante la principales glaciaciones fueron reemplazados por arbustos dispersos, y el polvo volaba con toda libertad. El clima era considerablemente más continental de lo que es ahora y, en el mejor de los casos, la productividad agrícola habría sido marginal.»

George Kukla y Julius Fink estudiaron estratos de suelos de excavaciones en Checoslovaquia. Durante los últimos 1,7 millones de años, se mostraron diecisiete ciclos principales de deposiciones glaciales de loess (loess es una mezcla de polvo rocoso y limoso que produce el glaciar y que es barrido por el viento) y la consecuente «descalcificación» del suelo interglacial (una completa desmineralización). Se ha demostrado que los suelos interglaciales han sustentando los bosques de hoja caduca autóctonos del noroeste y centro de Europa, hasta que, de algún modo, estos desaparecieron y apareció una vegetación esteparia de un desierto glacial, helado, abatido por el viento y el polvo. Los loess siempre vuelven para cubrir los suelos desmineralizados. Después, durante los siglos, la formación del suelo y el proceso de desarrollo vuelven a consumir los loess.

El ciclo de glaciación se completa cuando la disponibilidad de minerales en polvo provenientes de las rocas, y que fueron producidos por la última glaciación, se ha utilizado y se vuelve a producir otra glaciación. Aunque, por regla general, la vida vegetal elimina todo exceso de CO2 proveniente de la atmósfera al crecer más rápido de lo que aumenta el CO2, ya no puede hacerlo, puesto que obtiene su protoplasma celular de los microorganismos del suelo y, como sabemos, los microorganismos también comienzan a desaparecer cuando no disponen de suficientes elementos.

En Brown University, en 1972, se celebró una conferencia con estudiosos de paleontología, de los sedimentos, estratos, climatología y otros y que se tituló El actual periodo interglacial, cómo y cuándo finalizará. Todos ellos confirmaron el ciclo glacial/interglacial de 100.000 años, y muchos insistieron sobre el hecho de que debemos estar en, o muy cerca, del final del actual periodo interglacial.

La búsqueda de las causas de la era glaciar comenzó hace un siglo y, según Hamaker, la respuesta está, literalmente, debajo de nuestros pies: la progresiva desmineralización del suelo de la corteza de la Tierra provoca un eventual colapso del ciclo global del carbono. El ciclo es el siguiente:

 

Desmineralización interglacial del suelo

 

 

 

 

 

 

 

 

Remineralización del suelo

 

 

 

 

Proceso glacial

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hamaker también cree que el gran aumento de terremotos se puede atribuir al regular aumento del peso de la capa de nieve y hielo que presionan sobre las capas líquidas (de lava) que hay justo debajo de la corteza terrestre, provocando deslizamientos y desplazamientos. Él ha notado que el aumento más brusco de los principales terremotos comenzó unos 10 años después de que el clima comenzara a notarse más frío, a comienzos de 1940. También predice un aumento regular de las erupciones volcánicas, por las mismas razones, y sugiere que durante los últimos años esto ya ha comenzado.

La glaciación suele llegar cuando el sistema tectónico de la Tierra emprende la actividad volcánica al alimentar con suelo oceánico los calentadores continentales, principalmente localizados en el «anillo de fuego» del Pacífico. La acción volcánica libera un gran cantidad de gases licuados que estaban atrapados en la lava. El dióxido de carbono y el dióxido de azufre son los principales gases liberados, y ambos causan el efecto invernadero que resulta en nuestro actual «ciclo frío de 100 años». Estos ciclos varían en su intervalo de tiempo, al estar los intervalos determinados por la presión en el sistema tectónico. El dióxido de carbono proveniente de la putrefacción y quema de vegetales hambrientos de minerales se suma a estos gases volcánicos: juntos, inician el cambio de un clima interglacial a uno glacial. Los gases acidificados provenientes de volcanes y quema de bosques pueden entonces suprimir la vida sobre la Tierra al lixiviar los pocos elementos básicos que quedan en el subsuelo. De esta forma, el cambio de unas condiciones interglaciales a unas glaciales se puede llevar a cabo en 20 años (Nature, G. Woillard, 1979). Hamaker dice que el hombre puede haber adelantado el actual proceso glacial en unos 500 años al estar constantemente liberando CO2 en el aire, con los gases acidificados y la lluvia ácida. Al haber destruido los bosques y selvas en busca de madera, combustible o tierra de cultivo… también puede haberse acortado el periodo de cambio de 20 años. Hamaker calcula que el periodo de 20 años de transición a partir de unas condiciones interglaciales a unas glaciales comenzó en 1975. Si su cálculo es exacto, entonces por esa época deberían haber comenzado grandes cambios climatológicos, indicado por una mayor intensidad de los efectos de las tormentas, incluyendo fuertes lluvias y nevadas inusuales, frío y calor extremo, sequía, granizos, tornados, etc., todo ello síntomas de un aumento de temperatura y del diferencial de presión, una mayor evaporación de humedad y una aceleración general de la circulación atmosférica global.

Iversen nos advierte que en anteriores épocas interglaciares, el factor antropológico era insignificante, es decir, que el impacto del hombre sobre la naturaleza era menos drástico de lo que es ahora.

Según Hamaker, ahora se cumplen todos los requisitos para la glaciación y están aumentando en intensidad a un ritmo muy rápido: el CO2 aumenta, el pH de las lluvias está alcanzado una acidez intolerable; los suelos de la Tierra (desmineralizados) no pueden sustentar una capa vegetal/forestal fuerte y sana; el carbono de los suelos y árboles está siendo enviado de vuelta a la atmósfera en grandes cantidades como gases de dióxido de carbono. Al ser el principal gas «efecto invernadero» que atrapa el calor de los rayos infrarrojos, el exceso de CO2 provoca un continuo sobrecalentamiento de los grandes océanos (sobre todo de los tropicales), y genera, así, el continuo aumento de evaporación necesario para nutrir las regiones polares con el «alimento» de los glaciares: agua, nieve —y los preserva de mezclarse con nubes—. Este aumento de la glaciación está ocurriendo ahora y ocurre desde 1950; así que, aunque algunos científicos esperan una advertencia del efecto invernadero, el aumento de temperatura no se ha producido en el último siglo: al contrario, parece que, durante las últimas décadas, la Tierra se ha estado enfriando. La capa de hielo polar se está expandiendo y creciendo en el noreste de Canadá (comentaremos más en este apartado), y la presión está aumentando en el sistema tectónico, lo que se puede ver por la acumulación de ríos de lava a lo largo de las cadenas montañosas y por el aumento de la actividad volcánica. Nosotros estamos en un momento apremiante del «ciclo de alimentación de suelo oceánico» que se ha producido cada, más o menos, 100 años, al menos durante los últimos siglos.

¡No es realmente un buen momento para que aumente el nivel de CO2!

 

Parámetros climatológicos

 

Los siguientes extractos de la publicación Acres, USA (mayo de 1984) de Larry Ephron, también ofrece un resumen de las últimas tendencias climáticas de la Tierra:

No hay duda de que, en la actualidad, el clima de la Tierra lleva enfriándose varios decenios, y de que esta tendencia va en aumento: 5 de los pasados 7 inviernos han sido muy fríos. Sin embargo, los meteorólogos saben que la temperatura y el clima del mundo están fluctuando todo el tiempo en ciclos que duran años, decenios o siglos (la mayoría reconocibles cuando ya han pasado). ¿Qué, si es que hay algo, diferencia a este largo periodo frío?
Lo más obvio es que ha habido épocas durante los últimos años en las que ha hecho más frío de lo que nunca se había conocido en esa época del año. Las temperaturas extremas comenzaron en 1972, y se alcanzaron máximas de frío en muchísimos lugares. Las fotos de satélite muestran que la capa de nieve del Hemisferio Norte ha aumentado sobre el año anterior la increíble cantidad de 750.000 km2 . Se calculó que con sólo 7 de estos inviernos se podría establecer una capa de hielo equivalente en superficie (aún no en profundidad) a la última era glaciar. La helada de frío en 1972 no se volvió a repetir, pero la Tierra comenzó a enfriarse de nuevo en 1977. En 1979, se registraron máximas de frío por debajo de 60º en algunos lugares, la capa de nieve primaveral alcanzó una extensión en superficie que nunca antes había tenido y las tormentas tardías asolaron el país.
En los siguientes tres años, la temperatura bajó hasta los –50º en Maine; había 105 centímetros de nieve en Norfolk (Virginia); cosechas heladas en Tejas y Florida; y vientos de 96-192 km/hora en muchas partes del país arrojaron granizos del tamaño de pelotas de golf en algunas zonas, y mayores en otras. Desde Nebraska a Tejas, y desde Oregón a Carolina del Sur Grandes, las cosechas sufrieron enormes daños. La capa de nieve en Norteamérica a mediados de abril de 1982 fue de nuevo la mayor registrada en esa época del año. En la primavera de 1983, el mercurio volvió a descender a temperaturas jamás conocidas en 34 ciudades, desde Minnesota a Miami. La nieve nunca había caído en una época tan tardía en algunas zonas. Millones de melocotones, manzanas, fresas y tomates se convirtieron en cubitos de hielo.
Investigaciones recientes muestran que el último periodo cálido interglacial finalizó de forma muy repentina. Zonas forestales —como las de Francia, con nogales y manzanos, árboles de hoja caduca y característicos de las zonas cálidas— pasaron a tener, en sólo 20 años, la clase de bosques inhóspitos de pinos y abedules característicos del clima frío que en la actualidad caracterizan las zonas norte de Suecia y Alaska. Y en sólo unos 200 años, estas antiguas zonas exuberantes se han convertido en lo que en Francia ahora es una tundra despoblada.
No sólo se registraron máximas de frío y nieve: la incidencia de grandes tormentas y tornados también ha ido en aumento durante muchos años, y a un ritmo acelerado. Hace varios decenios, EE.UU. era asolada por un promedio de 100 tornados o más cada año. Ahora casi llegan a los 1.000 anuales, y el número aumenta con regularidad.
Parece que no es una coincidencia que todas estas condiciones climatológicas extremas se produzcan simultáneamente. Los fuertes vientos que impulsan tormentas, huracanes y tornados están provocados por los diferenciales extremos de temperatura entre las regiones polares y ecuatoriales, diferenciales que en los últimos años han ido aumentado de forma regular. El aire cálido de los trópicos crea unos sistemas de bajas presiones (el aire cálido es más ligero y asciende), que rápidamente son cubiertos por los sistemas de altas presiones, fríos y pesados, que llegan de las regiones polares.
Aunque el diferencial de temperatura entre los polos y los trópicos se está ampliando por la continua tendencia refrigeradora de las latitudes altas, aún se amplia mucho más cuando las regiones tropicales se vuelven más y más calurosas. Esto suena paradójico, pero parece que desde el punto de vista meteorológico tiene mucho sentido. Conforme las latitudes más altas se hacen más frías, y los vientos aumentan en extensión y magnitud, la humedad evaporada que en una situación normal hubiese vuelto a caer sobre los trópicos (en forma de lluvia) ahora cae más lejos y en forma de nieve. De esta forma, los trópicos tienen a ser más calurosos y secos, y las latitudes más altas, más frías y húmedas. La nieve del norte es la sequía de los trópicos.
La sequía ha ido aumentado, aunque de forma irregular, desde los años 60. Desde 1972, puede que un millón de personas hayan muerto de inanición en África y Asia. Y en 1983, por primera vez desde la desertización de los años 30 (que en gran parte fue causa por el exceso de cultivos y la eliminación de los árboles y setos que paraban el viento para dejar más sitio para los cultivos), una grave sequía destruyó una enorme parte del suministro alimentario de EE.UU.,: 1/3 de toda nuestra cosecha de soja y la mitad de la de maíz.
Pero ¿por qué estamos teniendo ahora sequías que destruyen las cosechas y las abrasadoras temperaturas en EE.UU., durante el verano, cuando hay pocos vientos para impulsar la humedad hacia el norte? Porque nuestro verano es el invierno del hemisferio sur, y allí el aumento del diferencial de las temperaturas entre los polos y el trópico está alejando nuestras lluvias de verano para caer como lluvia y nieve en los océanos del sur y la Antártida. Si la actual tendencia climatológica continua, los EE.UU., junto con Europa, Rusia y el resto del hemisferio norte, se verán cada vez más atrapados en una «pinza»: inviernos más largos y fríos, veranos más cortos, calurosos y secos y acortamiento de la estación de siembra hasta el punto de no poder cultivar suficiente alimento para vivir.»

Larry Ephron (Acres, mayo 1984)

 

El artículo de la revista National Geographic (noviembre de 1976), «¿Qué está pasando con nuestro clima?» cita al Dr. J. Murray Mitchell de la NOAA cuando manifiesta que, desde 1940, se ha producido una clara disminución de la temperatura media del planeta, de unos 5 grados F., siendo el mayor descenso en las latitudes norte. Esto es exactamente lo contrario a lo que dice la mayoría de los meteorólogos que predicen un calentamiento global debido a la acumulación de CO2.

S.A. Bowling, del Instituto Geofísico de la universidad de Alaska, también ha advertido que en el pasado el cambio hacia una condición glacial era extremadamente rápido, y declara que las primeras señales visibles de las capas de hielo continentales coinciden: principalmente un aumento de la capa de nieve perenne en el noreste de Canadá y/o Escandinavia. Sugiere que las recientes temperaturas extremas que ha habido en Norteamérica y en otras zonas son análogas a las que se esperan en las primeras fases de un periodo glacial.

La frecuencia de las diferencias de calor y frío que provocan tormentas y tornados están claramente aumentando.

Surge, pues, una cuestión crucial: ¿Qué cantidad de capa nubosa y de excesivas precipitaciones se están produciendo en la actualidad en las latitudes altas y medio altas donde las capas de hielo del periodo glacial comienzan su formación? Es difícil encontrar datos específicos sobre este asunto; aún así, si la inusual profundidad y gran penetración de aire frío y nieve en la zona cálida durante los últimos cinco inviernos (1981) es un indicio del aumento de la capa nubosa, de las nieves y del frío en la latitud alta, entonces esta podría ser la mejor y más fuerte evidencia disponible. (Nota: en el invierno de 1983 se batieron récord de frío, y 1984/85 también fueron muy fríos).

 

Climate of the Artic (editores, Weller y Bowling) [Clima del ártico] advirtió que (comenzando a principios de los años 70) el número de iceberg que se deslizaban hacia el Sur pasados los 48 grados de latitud Norte era entre 4 y 8 veces más que la media de 1970. Lowell Ponte (The Cooling, 1976) dice que, en 1971, las zonas del Antártico con capas de nieve y hielo aumentaron de repente en un 12%, y se habían mantenido así hasta el momento en el que escribió su artículo en 1976; también afirma que el Antártico se está expandiendo.

El artículo «Nuevos Datos sobre las Tendencias Climáticas» (Nature, 15 de diciembre de 1977) es un artículo realizado por 9 científicos de 3 países, y en él se dice que el enfriamiento del Hemisferio Norte observado durante los últimos 30 años aún no se ha invertido; la suma de todas las nieves primaverales en Norteamérica y Euroasia aumentaron entre 1966 y 1975. Según estos autores eso significa un descenso general de la absorción de radiación solar que llega a la superficie terrestre.

El anuario de 1980 de la Enciclopedia Británica dice que los científicos del rompehielos Glacier descubrieron que los glaciares Mertz y Ninnis (que entre 1911 y 1958 retrocedieron) han avanzado entre 20-24 kilómetros, respectivamente, durante los pasados 21 años (hasta 1980).

Williams (Quaternary Reseach, nº 10, 1978) afirma que entre 1967-70 y 1971-75 se produjo un gran aumento de la capa de nieve en el Ártico canadiense, y sugiere que efectos similares se podrían esperar al comienzo de la glaciación continental.

Peter Chaston (Meteorólogo en funciones del Servicio Climatológico Nacional, Rochester (Nueva York)) puso en orden las estadísticas sobre las nevadas del último decenio y notó un «drástico resurgimiento» de las nevadas en el hemisferio Norte, junto con un pequeño descenso de la temperatura global de la Tierra en los años 70. Según él, la mayor capa de nieve que jamás se ha observado la captaron los satélites meteorológicos que escanearon Norte América a finales de los años 70.

En los últimos años, ha habido una gran actividad climatológica en todo el mundo. China tuvo su peor inundación en 50 años; Australia su peor sequía en 50 años; gran parte de África está padeciendo un sequía extrema; el norte de Europa ha tenido el verano más duro que nadie recuerda, Rusia ha tenido temperaturas 15 grados por debajo de lo normal, Alemania tuvo entre el 30-70% menos de su luz del sol normal; la nieve cayó en el Desierto del Sahara por primera vez desde que el hombre recuerda y en verano había nieve en los Alpes.

 

En el invierno de 1983/84 los medios de comunicación informaron de fríos extremos; el invierno más frío en todos los Estados Unidos en 50 años. Todos los estados del país padecieron temperaturas extremadamente bajas el 21 de enero de 1984; al siguiente día, también se registraron temperaturas récord bajo cero en más de 50 ciudades, alcanzándose el récord de –41º en Gunnison (Colorado). Se produjeron grandes olas de frío y pérdidas de cosechas, al igual que numerosas tormentas violentas.

Esta gráfica es una muestra del clima desde 1984-85 y ofrece una perspectiva general de una serie de extremas temperaturas y que resultaron en daños para los cosechas en sólo un año de tiempo —los datos recientes sobre el clima también nos permiten comparar las estadísticas actuales con las tendencias climatológicas notadas o que los científicos predijeron antes de 1984 —podremos ver si nuestro clima sigue sus primeras observaciones y con qué frecuencia se adapta a sus expectativas. En realidad, deberíamos hacer una nota mental y observar de cerca el clima a partir de ahora, y de los parámetros que emerjan. ¿Qué piensa que demuestran los siguientes datos?

 

 

 

23/1/84. –40ºC: la temperatura más fría en todo el siglo en Massachusetts.

15/3/84: Nueva Inglaterra: la peor nevada en marzo, en este siglo, desde la «monstruosa ventisca» de 1888.

30/3/84. Costa este: «gran tormenta». Tornados en California; vientos de 128 K/h en Nueva Inglaterra; mareas entre 1,5-3 metros más altas de lo normal en las erosionadas playas desde Virginia a Nueva Inglaterra: todo era parte de un enorme sistema tormentoso provocado por «unas condiciones meteorológicas inusuales»: una oleada de aire cálido y húmedo del Atlántico se desplazó sobre el aire frío y seco que descendía de Canadá, acarreando extrema turbulencias atmosféricas que provocaron una de las tormentas de ciclones más fuertes de la reciente historia. (National Weather Service).

29/4/84: Gran sequía en Tejas. «En los 40 años que llevo en la agricultura, nunca he visto un tiempo como este», decía un agricultor cuya cosecha de trigo fue la mitad de la del año anterior. El severo frío de diciembre heló los pequeños granos y obligó a los granjeros y rancheros a recurrir a piensos suplementarios más duros; además de tener que darles pienso durante más tiempo debido a las condiciones de sequedad que habían destruido gran parte de las cosechas de heno de todo el estado. Servicio climatológico: «probablemente sea tan seco [porque] la corriente en chorro está un poco más al norte de lo que suele estar en esta época del año, y como resultado, los sistemas tormentosos que se mueven por el país no llegan lo suficiente al sur para dejar la lluvia en Tejas, incluso cuando mucha humedad del Golfo está siendo impulsada hacia el norte.» En Austin, Tejas, se batieron 3 récord de altas temperaturas el 5 de mayo.

29/4/84: Tornado en Morris, Oklahoma.

30/4/84: Un tormenta provocó tornados por todo el medio oeste. Servicio climatológico de Kansas City: «se han localizado más de 80 tornados en 2 semanas.»

10/5/84. Tormentas que mataron a 17 personas asolaron la Costa Este con tornados y vientos de 136 K/h. El 8 de mayo, al menos 16 tornados pasaron por 5 Estados. Las inundaciones en varios Estados obligaron a  realizar evacuaciones.

13/5/84: Un granjero de Tejas que padeció la sequía de los años 30 y la legendaria sequía de los 50, que duró 7 años, dijo que nunca había visto el país tan árido. Ahora es el segundo año de sequía y los granjeros y agricultores se enfrentan a otro año de grandes pérdidas. Algunos venden sus ganados, al afirmar que los efectos económicos y medio ambientales de la sequía se sentirán durante años. Se han perdido plantas autóctonas en las zonas más asoladas. Las raíces se han secado y han volado debido a los fuertes vientos que han asolado la región. Las ayudas alimentarias que el gobierno daba el año pasado a los granjeros los animó a dejar más tiempo pastando al ganado, por lo que éste apuró la vegetación hasta las raíces, por lo que el suelo quedó expuesto al viento. En Austin (Tejas) siguen teniendo 12,5 cm menos de lluvia de lo normal. Un meteorólogo resumió el clima del año 83: el huracán Alicia, una devastadora sequía en Tejas, y el diciembre más frío de la historia en Tejas. Las compañías de seguros catalogaron al huracán Alicia y a las heladas como la 3ª y 4ª catástrofes de frío en la historia de EE.UU. La helada de diciembre de 1983 causó pérdidas de 640.000.000 dólares en 38 Estados. Las altas temperaturas de día y las bajas temperaturas de noche que hubo en Tejas durante el mes de diciembre eran 10º por debajo de lo normal. Este mismo señor declaró: «podría haber sido peor: las 5 oleadas árticas que provocaron tanto frío en Tejas eran principalmente sistemas climatológicos secos: con humedad en el aire podría haber tenido grandes nevadas en el sur de Tejas, y se podría haber producido una nevada de 12,5-14 cm en ese clima subtropical bajo estas condiciones frías.»

14/5/84: Utah: Un alud de barro se produjo cuando las temperaturas subieron a mediados de los 80, derritiendo la nieve de las montañas en el norte, oeste y centro del Estado.

24/5/84: Sigue la sequía en Tejas. Hasta 50% de pérdidas en algunas cosechas de cereales y 20% de las tierras de pastos. Los grandes vientos quitan la humedad del suelo, causando erosión y daños físicos a algunos cosechas. Según un agricultor: «hemos llegado casi al punto de no vuelta atrás; ya es demasiado tarde para el trigo y la avena y si no cae una lluvia realmente torrencial, estaremos acabados. Los pastos deberían tener una altura que llegaran a la cintura, pero ahora sólo tienen entre 7 y 10 cm, y están muy secos. El heno se está trayendo desde el este de Tejas, la cuestión no es cuanto tienes que pagar (algunos precios son casi el doble) sino si puedes conseguirlo o no.» Muchos depósitos de agua para el ganado se han secado o tienen un nivel peligrosamente bajo (una vaca bebe entre 20-45 litros de agua al día. Los grandes vientos han acelerado la evaporación del agua.) Anteriores pérdidas producidas en Tejas por las heladas se han calculado en pérdidas para los viveros y semilleros de 430.000.000 dólares: daños que se tardarán años en superar. (Nota: ¿qué pasará si estos fríos inviernos continúan?)

25/5/84. Frío en abril. (3 o 4 grados por debajo de lo normal en la mayoría del país) aumenta el gasto extra en calefacción.

28/5/84: Intensas lluvias causaron inundaciones en Tejas, Oklahoma (un mes después de que un ráfaga de tornados asolara esta zona), con olas que llegaron a alcanzar hasta los 3 metros. Al diluvio se le denominó «la lluvia de los doscientos años», queriendo decir que lluvias tan intensas sólo se esperan una vez cada dos siglos.

1/6/84: Incendios quemaron más de 3.845 hectáreas en el sur de California. Un ranger dijo que le habría gustado que hubiera más bomberos, pero por desgracia había fuegos en todo el oeste de los EE.UU justo en ese momento y tenían prioridad.

3/6/84: Un intensa lluvia obligó a evacuar a miles de personas en Nueva Inglaterra. Se calculó daños en las cosechas de 20.000.000 dólares.

10/6/84: Las lluvias causaron inundaciones en el medio oeste, un día después de que los tornados devastaran dos pueblos pequeños. Las tormentas causaron más de 50 tornados en varios días. Mientras tanto, una ola de calor se extendió en el noreste, en las zonas comprendidas desde Virginia a Maine alcanzaron récord de temperaturas altas: un aire contaminado y pestilente barrió la región. En Portland, Maine, se batió el récord de calor establecido hacía 34 años. El servicio climatológico de Tejas manifestó que el calor era inusual en esa época del año.

12/6/84: En algunas zonas los árboles perdieron la corteza debido a las heladas temperaturas de diciembre. Dallas perdió multitud de árboles. Un horticultor nacional dijo: «lo peor que podíamos tener tras esta dura helada es lo que tenemos ahora: una primavera y verano calurosos y secos.»

15/6/84: Tormentas con fuertes lluvias, tornados y vientos con fuerza de huracán asolaron las zonas entre California y Florida, con inundaciones en Nebraska e Iowa. El día antes se contabilizaron 7 tornados en todo el país. La ola de calor siguió en el este y causó 14 muertes.

20/6/84: Medio oeste: fuertes tormentas con vientos de hasta 136 k/h en Dakota del Sur. Iowa: las lluvias más fuertes en 37 años; Nebraska: la peor inundación en 30 años. Las inundaciones dañaron unas 1.092.675 hectáreas de tierra de cultivo en seis estados. Sólo entre Kansas y Missouri las pérdidas ascendieron a 80.000.000 dólares. Récord de temperaturas altas en el sur.

24/6/84: Tejas y California: gran sequía.

8/7/84: Las tormentas asolaron más de la mitad este de la nación, provocando inundaciones y haciendo caer granizos en julio en Arkansas, con la suficiente fuerza como para herir a 18 personas.

10/7/84. En la frontera entre California/Nevada se quemaron 5.666 hectáreas.

11/7/84: Violenta tormenta en Milwaukee produjo las segundas ráfagas de viento mayores en la historia (vientos de 134 k/h). Wisconsin y Minnesota fueron asoladas por vientos y granizos.

14/7/84: En el Bosque Nacional de Secoyas, se quemaron 10.048 hectáreas. En el momento más intenso (duró una semana) el fuego fue apagado por 2100 bomberos provenientes de 7 estados, 19 tanques de agua y otros dispositivos que costaron 3 millones de dólares.

16/7/84: Austin, Tejas, comenzó restricciones de agua obligatorias (con multas de 200 dólares). Los ciudadanos que utilizaban aspersores sólo podían utilizarlos cada 5 días, con otras restricciones relativas al lavado de coches, etc.

20/8/84: Austin, Tejas, tuvo su  temperatura más alta en 30 años, 41º. En Dallas se alcanzaron los 43º.

31/8/84: En Montana, se quemaron 101.173 hectáreas. En Brasil, una ola de frío de cinco días sorprendió a sus residentes con heladas y temperaturas mínimas.

El inusual clima de invierno mató o causó daños en las cosechas, 9 desaparecieron en Sao Paulo, e incluso en la selva del Amazonas, en el estado de Acre, la temperatura descendió a –13º. El clima frío no se conoce en Brasil durante sus meses de invierno del hemisferio sur, entre junio-agosto, pero las temperaturas extremas en una época tan tardía son inusuales. En una ciudad nevó por primera vez desde hacía 75 años. Su servicio climatológico dijo que la ola de frío podría haber sido causada por las nieves de los Andes que «no se derritieron durante el verano». Se esperaba que el tiempo más frío de lo normal siguiera durante todo el mes de septiembre. La ola de frío diezmó cosechas de trigo, judías negras, cebada, heno y algunas verduras. Los economistas han advertido que aumentaran los precios; la inflación ya es del 218%.

9/9/84: en el este, las temperaturas registraron fríos extremos entre Connecticut y Florida, con mínimos record en al menos 14 días. California sufrió una ola de calor. En Kansas, miles de hectáreas en 11 condados de pastos se quemaron. En Oklahoma, se quemaron más de 400 km2 . La sequía continuaba en Tejas. En las zonas más áridas, incluso los cactus comenzaron a secarse. Unos 30 municipios tenían restricciones de agua y los depósitos llegaron a alcanzar niveles críticos.

28/9/84: Cancro en los árboles cítricos de Florida (descubierto en agosto) aterrorizó a los agricultores y se quemaron 3 millones de árboles para intentar controlar la epidemia. Esta es una gran pérdida de árboles y en el Valle de Río Grande, en Tejas, un 50% de los cítricos sufrieron daños debido a las prolongadas heladas del pasado invierno. Los expertos calcularon que se necesitarían unos cinco años para recuperar una completa producción. (De nuevo ¿qué pasará si siguen los fríos inviernos?)

8/10/84: Austin, Tejas, y las zonas de alrededor tuvieron la máxima cantidad obtenida en 16 meses: unos escasos 4,5 cm. Los granjeros de 40 condados de Tejas seguían vendiendo ganado a mansalva, teniendo que enfrentarse a otro invierno sin nada más que parches de pastos y poco dinero para comprar piensos. Más de 1,5 millones de cabezas de ganado (casi el 75% de los rebaños usuales) se vendieron en las secas zonas del sur y oeste de Tejas. Algunas personas se enfrentaban a su cuarto año de sequía.

23/12/84: Huracán Lili en el Atlántico alcanza el récord de ser sólo el cuarto huracán en diciembre en 100 años.

2/1/85: Nieve (raro) en el sur de Tejas.  Una gran tormenta tropical húmeda (de unos 800 kilómetros de diámetro) proveniente de Méjico llegó a Tejas con una gran capa de frío aire ártico, barriendo la zona conforme se desplazaba hacia el sur. La masa de aire ártico se denominó única porque se dirigía hacia el sur en vez de hacia el este como hacen la mayoría de tormentas de invierno.

5/1/85: Suiza: el clima más frío en 20 años; Italia: el clima más frío en 50 años; París: el clima más frío en 30 años.

 

Hemos visto cómo algunas personas piensan que la Tierra se calentará y otros que se enfriará. Como si todo esto no fuese suficiente confuso, Science Digest (marzo de 1984) dice que «los polos magnéticos de la Tierra pueden estar invirtiéndose». Los datos (publicados por investigadores de la universidad de Minnesota) proceden de los sedimentos del fondo de un lago. «Este fenómeno se ha producido cada 200.000-1.000.000 años, y podría obligarnos a reorientar cada sistema de orientación que utiliza un compás. Los animales que utilizan los campos magnéticos de la tierra para navegar (desde las bacterias a los pájaros lo hacen) también se tendrían que «adaptar o perecer». Además, debido a que los rayos cósmicos provenientes del espacio suelen reflejarse magnéticamente hacia los polos, una inversión podría crear alteraciones climáticas.» Algunos teóricos llegan a sugerir que las extinciones en masa de la Prehistoria podrían haber sido causadas por esta clase de cambios climatológicos. El geólogo Subir Banerjee y el licenciado Donald Sprowl dicen que sus muestras sugieren que el campo magnético de la Tierra se ha debilitado más del 50% durante los últimos 4.000 años. Banerjee dice que no se puede llegar a ninguna conclusión hasta que se comprueben los datos de otras partes del mundo. Según él, una inversión puede necesitar muy pocos años o 4.000, y que nadie sabe por qué ocurre esto, pero que «sabiendo que el último ocurrió hace 710.000 años, nosotros podemos llevar retraso.»

 

C.«La esperanza de la eterna primavera»

 

Los científicos nos hablan de un ciclo glacial-interglacial de 100.000 años, y dicen que ahora estamos en el año 10.000-10.800 del intervalo cálido que puede durar entre 10.000-12.000 años. Algunos científicos también dicen que hay un «ciclo inverso de los polos magnéticos» de 200.000-1.000.000 años y que, puesto que último se produjo hace unos 710.000 años, nosotros podríamos entrar dentro del plazo en cualquier momento. Desde 1984, no habido muchos comentarios entre el público sobre las Eras Glaciales o la inversión de los polos magnéticos; si existe cualquiera de estas dos posibilidades, aunque sean remotas, como calculan los científicos, uno esperaría que los medios de comunicación nacionales e internacionales hubiesen planteado algunos debates sobre este asunto.

Podría haber varias explicaciones por la aparente falta de conciencia. Por una parte, innumerables mentes brillantes se meten en campos inconexos con la ciencia, por lo que las eras glaciales y la inversión de los polos no tienen por qué serles familiares. Después, dentro del campo de la ciencia, los científicos se especializan, normalmente en un campo específico de investigación y a menudo dependiendo del proyecto o proyectos para los que han recibido las subvenciones o becas. Pueden ser expertos en un campo determinado, pero no están familiarizados con otras áreas de estudio dentro de sus propios campos. Pueden haber pasado años puliendo cierta parte del conocimiento y centrándose en un aspecto de una rama de la ciencia. Esto acota el número de expertos en cualquier tema, por no hablar de la glaciación o de la inversión de los polos magnéticos. La mayoría de los científicos aceptan como hechos muchas cosas para las que ellos no tienen ni el tiempo, conocimiento o dinero para demostrar por sí mismos, y confían en investigaciones que hacen otros científicos para rellenar los huecos. Esto significa que el número de personas informadas que podrían predecir con exactitud el comienzo de otra era glacial es bastante limitado. Dentro de este número de personas informadas están: científicos demasiado ocupados trabajando en otra cosa para meterse a especular sobre la era glacial; otros que, por una u otra cosa, no les interesa; algunos que lo han considerado y que después no han vuelto a pensar más en ello; otros que pueden haber especulado sobre cuándo podría producirse, pero que no quieren decir su opinión por miedo a cometer un error o prefieren no contradecir a los científicos que piensan que la Tierra sufrirá un calentamiento; otros no quieren alarmar a la sociedad en general (¿quizá por miedo a provocar un «pánico en masa» o migración?) y, por último, puede que haya unos pocos deseando hacer una declaración. Como hemos dicho, se trataría de casos excepcionales, con el valor de sus convicciones, fe en sus cálculos, suficientemente preocupados por la humanidad para sacar a la luz un tema de proporciones épicas y con el suficiente nervio para contradecir las teorías de otros científicos, como las teorías de los científicos que comenzaron el informe de la Agencia de Medio Ambiente y de la Academia Nacional de Ciencias. Cualquiera que no esté de acuerdo con ellos tendrá que demostrar su propia teoría y desacreditar las otras —algo comparable a que un solo médico intente retar a todo el Colegio Oficial de Médicos—. Podría ocurrir, pero lo más probable es que se considere una tarea imponente, una que, sin dudad alguna, muchos profesionales preferirían evitar en todo lo posible, puesto que tienen sus «carreras» y reputaciones sobre las que preocuparse.

Los científicos y expertos necesitan algo más que conocimiento y hechos: necesitan intuición, la capacidad para sintetizar todo lo que saben en una perspectiva global a partir de toda la información dispersa que poseen. Además de aprender de los libros, necesitan sensibilidad, conciencia y creatividad. Los expertos cultos suelen carecer de algunas de estas cualidades necesarias para dar una opinión acertada y un diagnóstico adecuado. A la luz del anterior «análisis», podemos ver que es realmente posible que la sociedad en general se pierda algo de tal magnitud, incluso aunque sea cierto.

John Hamaker lo dice de la siguiente forma: «Puede parecer increíble que hasta ahora este trabajo no haya entrado a formar parte del conocimiento general de los trabajadores de la agricultura, silvicultura, geología, meteorología y otros campos de relación directa. Parece que las muchas piezas distintas del «puzzle» que conforma el ciclo climático glacial/interglacial tienen que ser, poco a poco, descubiertas por distintas disciplinas y durante decenios, antes de que un pensador formado en ecología (en este caso Hamaker) tenga las suficientes piezas para unirlas en un dibujo coherente. Sin embargo, parece que nadie más ve por sí mismo la verdad que radica en esta síntesis.

El autor sigue: «El Congreso ha evaluado el problema del CO2 basándose en el consenso alcanzado por «especialistas». Estos admiten claramente que no conocen las causas de la glaciación, aunque afirman que la temperatura media debe disminuir varios grados centígrados antes de que comience la glaciación, simplemente porque tienen evidencias de que hace mucho más frío durante el periodo glacial.

Ellos desconocen el hecho de que, históricamente, la glaciación se ha alternado con periodos interglaciales en un ciclo de, aproximadamente, 100.000 años, y el hecho de que la glaciación se va a producir. ¿Acaso creen ellos que los suelos de cultivo que se convierten en desiertos (debido a la erosión, desmineralización del suelo, etc.) y que las catástrofes climatológicas que hemos observado son simples coincidencias? Ellos no han pensado sobre el suelo y su relación con la glaciación, ni sobre el papel que el sistema tectónico desempeña en el proceso glacial.

«Las personas responsables del problema del CO2 simplemente no están formadas para resolver problemas. Están formadas para ser observadores y en ese aspecto han hecho un trabajo increíble. Pero el trabajo de realizar una síntesis racional de los hechos como base para una acción del Congreso tendría que haber sido asignado a ingenieros y físicos: ambos han recibido formación para trabajar con los hechos y leyes de la Naturaleza. La culpa recae en los más altos niveles de la educación, en los que se ha abandonado la necesidad de una acción y educación interdisciplinaria a favor de la especialización.»

El meteorólogo Harold Bernad, quien también ha advertido sobre el aumento del CO2 y sus efectos sobre el clima, escribió un capítulo «No podemos poner el clima en un tubo de ensayo» en el que critica los supuestos incorrectos de los científicos, las inexactas técnicas de representación y la ignorancia de procesos importantes debido a la falta de conocimiento. Está claro que la desmineralización interglacial del suelo es uno de esos procesos que ellos han ignorado. El conocimiento está ahora totalmente disponible.

Hablemos sobre un supuesto paralelo con el que ahora los Científicos de la Vida están muy familiarizados. El concepto del poder de autocuración del organismo y el campo de conocimiento encontrado en la filosofía de la Ciencia de la Vida: ambos siguen las leyes del sentido común, de la Naturaleza, de la lógica. Sólo tenemos que probarlo nosotros mismos si queremos pruebas, puesto que la Verdad es evidente por sí misma. Hemos llegado a aceptar como obvio el hecho de que los alimentos vivos (fruta, verdura, frutos secos y semillas crudos) otorgan el más perfecto estado de salud posible. Hemos experimentado los poderes de autocuración de nuestro propio organismo y aprendido sobre el ayuno cómo métodos que nos permiten darles a nuestros organismos la oportunidad de descansar y dirigir todas sus energías hacia la curación. Hemos decidido que los medicamentos e hierbas interfieren en las acciones curativas que dirige el propio organismo, y que la supresión de síntomas (que son manifestaciones de que el proceso de curación está en marcha) también interfiere en la sabiduría innata del organismo. Hemos descubierto que la salud sólo se genera con una vida sana y que la enfermedad desaparecerá cuando se elimine la causa (no cuando se suprimen los síntomas). En pocas palabras, eso lo resume.

A lo que voy es a lo siguiente. Si todo lo anterior es tan obvio, ¿por qué no es obvio para los innumerables médicos y profesionales de la «salud» de todo el mundo? ¿Por qué sólo es obvio para unos pocos? ¿Cómo puede algo ser verdad y no ser admitido por más personas? Todo lo que podemos decir es que la verdad es la verdad, en sí misma y en lo demás, incluso aunque nadie pueda verla. La verdad no necesita creyentes para ser verdad: no necesita seguidores o una aceptación mayoritaria para ser válida. La verdad no tiene que esperar a que todo el mundo la alcance. La Tierra seguía siendo redonda cuando todo el mundo creía que era plana, a pesar de lo que «todo el mundo» pensaba. La vida microscópica existía mucho antes de que la viéramos en los microscopios: no tuvo que esperar a que la viéramos para existir. Si nos estamos deslizando a otra era glaciar, y los científicos que predicen su llegada están en lo cierto, una era glacial no necesitará nuestra aprobación o creencia para llegar a ser una realidad, de esto podemos estar completamente seguros.

Está claro que para nuestros «objetivos prácticos» será mucho más fácil si algunos de sus cálculos estuvieran «desfasados». Después de todo, muchas de las llamadas teorías científicas han ido cayendo con el transcurso del tiempo, conforme el nuevo conocimiento superaba al antiguo. Incluso la teoría del que «el mundo es plano» cayó víctima de la prueba del tiempo. Mientras que la verdad es verdad a pesar de lo que la gente piense, el conocimiento puede o no puede ser verdad a pesar de lo que la gente piense. Incluso si no fuese verdad, puede pasar por un hecho durante muchos años, siglos o incluso indefinidamente.

Mientras tanto, mucha gente sigue creyendo lo que le han dicho, buscan respuestas en los «expertos» y dependen de ellos para el conocimiento; no es una técnica de aprendizaje a prueba de locos, pero con frecuencia es lo mejor que pueden hacer. Por eso, cuando los propios expertos cometen errores, no importa lo grande que sea su rebaño o seguidores —pero, por supuesto, mucha gente se deja influir por el tamaño del rebaño al elegir sus creencias—. Se sienten seguros entre muchos y prefieren la comodidad y «seguridad» de un gran rebaño. Si «todos los demás» creen algo, debe ser verdad, dice la lógica interna y, en todo caso, ellos prefieren estar con la mayoría. Existe una alternativa al rebaño y al seguimiento de los expertos: la intuición. Si puedes confiar en tu intuición, tienes suerte. Como un librepensador, te puedes preguntar a ti mismo qué te dice tu intuición sobre la situación actual del mundo, el estado de nuestro medio ambiente, parámetros climatológicos y eras glaciales. Yo he intentado comentar distintas opiniones sobre el tema, pero no presumo de tener todas las respuestas.

Mi intuición me dice que tenga una mente abierta y que no pierda la esperanza. Si las observaciones y premoniciones de los científicos que piensan que la Tierra se va enfriar son correctas, yo soy de los que prefieren tener una señal antes de que ocurra que llevarme una sorpresa en el último minuto. Al menos esto nos deja la opción de emprender acciones e intentar sobrevivir en este planeta. Se dice que no se fracasa hasta que se deja de intentar. La esperanza es nuestro más fiel aliado —refuerza nuestra voluntad de vivir—. Sin ella, estamos perdidos, porque sin esperanza, nada importa.

Así que, aunque durante nuestra vida nos estemos aproximando a una era glacial, aún nos queda la «puerta abierta» de la esperanza. Por una cosa, tenemos el potencial para cambiar. Algunas personas piensan que hay un futuro que puede conocerse en el presente (a menudo denominado destino), pero que, al mismo tiempo, aún nos queda nuestro libre albedrío: una poderosa fuerza que puede cambiar o alterar «lo que será». Esto nos da un control sobre nuestro destino y la capacidad de generar la vida que elijamos. Como ya hemos comentado en anteriores unidades, nosotros mismos somos los responsables del estado de nuestro ser: desestimamos nuestra capacidad como individuos cuando creemos que aleatorias influencias externas conforman nuestras vidas. Sin embargo, e irónicamente, también hay algunos elementos de «azar» en la vida que pueden dejar sentir su influencia sobre lo que nosotros estamos tan ocupados creando: aunque con frecuencia tendemos a definir las cosas en simples dualidades de sí y no, en realidad tenemos sí, puede que sí, puede que no y no. Podemos predecir que algo sucederá o no sucederá, y podemos estar muy seguros de que sucederá o no sucederá, si somos exactos. Incluso así, la realidad es que más allá de nuestro libre albedrío o el denominado destino, hay además otros poderes y fuerzas de vida en el universo que pueden entrar a formar parte de cualquier situación y coincidir con cualquier variable implicada, y estas fuerzas a veces alteran el resultado o provocan ligeras variaciones entre lo que esperamos y lo que realmente sucede. Por esta razón, cuando tenemos en cuenta la posibilidad de otra era glacial, aún nos podemos permitir la posibilidad, aunque sea pequeña, de que algo totalmente impredecible en la actualidad —algún factor no predecible— aún podría llegar a pasar, algo que ni siquiera podemos concebir o imaginar con el conocimiento que poseemos en la actualidad. Con esto no quiero decir que deberíamos recurrir a una mentalidad escapista o racionalizar la forma de salir de nuestros serios problemas medio ambientales utilizando la excusa de que «podría ocurrir un milagro» como una justificación para la inercia: sería un espejismo y una amarga desilusión. Simplemente estamos intentando mostrar que cualquier cosa que ocurre en la vida está influida por las intrincadas acciones de muchas fuerzas multifacéticas, y que en esto se incluyen nuestros intentos de predecir unos cambios climáticos específicos. Hemos intentado especular con los factores pasados y actuales relacionados con las eras glaciales, por lo que ahora estamos barajando factores futuros que, por supuesto, también nos llevan hacia lo desconocido. El conocimiento tecnológico y científico que utilizamos diariamente, y que ahora damos por garantizado, eran inimaginables para las personas que vivieron hace un siglo, por lo que es concebible que alguien aún pudiera descubrir una fuerza/fuente de energía que en la actualidad la humanidad desconoce o descubrir una nueva técnica para limpiar y recuperar el medio ambiente, o inventar algo que ni siquiera podemos imaginar que pueda cambiar el mundo o el curso de los acontecimientos. Podemos esperar que nuestra ingenuidad se confirme a sí misma una vez más: nosotros nos hemos puesto en el estado actual en el que estamos: puede que también nosotros mismos podamos sacarnos de nuestros problemas. Hay un tremendo crecimiento espiritual sobre todo el planeta: nosotros mismos podemos realizar el milagro de aumentar nuestra conciencia. Si realizamos un salto espectacular en conciencia, podríamos salvarnos nosotros mismos al ser conscientes de lo que se debe hacer antes de que sea demasiado tarde.

Se ha dicho que nuestro instinto más fuerte es el de la supervivencia. Cuando acabé de leer el libro de Hamaker, comencé a ver la ecología del mundo como un todo, y me di cuenta de la importancia de ver en conjunto los problemas de nuestro medio ambiente, puesto que más que ser individuales, los problemas se interrelacionan. Se me viene a la mente un viejo dicho: «Los árboles no me dejan ver el bosque» Llevamos tanto tiempo mirando los árboles que nos hemos olvidado de qué aspecto tiene el bosque. Pocas cosas pueden hacernos apreciar más la vida que darnos cuenta de que puede acabar. La sugerencia de que puede que a nuestro planeta se le esté acabando el tiempo nos obliga a revalorar nuestra importancia como seres humanos. ¿A dónde vamos? ¿Qué le estamos haciendo a nuestro medio ambiente, a nuestra fuente de vida? ¿Cuáles son nuestras verdaderas prioridades? Pregúntele a cualquiera que alguna vez le hayan dicho que le quedan 3 meses de vida. Lo primero que ocurre es un completo repaso de nuestras prioridades, volver a pensar lo que esa persona aún puede hacer. El tiempo se hace más valioso que nunca. La energía se centra como nunca antes. La vida ya no se da por garantizada. Creo que nunca despertamos hasta después de haber estado dormidos. Esperemos que despertemos a tiempo: parece ya que hemos ignorado el despertador.

Incluso si de alguna forma estamos «salvados» y una era glacial se ha evitado o pospuesto o se ha calculado mal el tiempo, aún tenemos decisiones morales muy importantes respecto a nuestra capacidad —y, mejor, nuestra voluntad— para revitalizar el mundo y poder seguir viviendo en este planeta, porque aún nos queda el CO2 en nuestro suelo, agua y otros problemas de contaminación. Mientras sigamos poniendo el dinero y los avances tecnológicos por delante del bienestar de la humanidad y de nuestro ecosistema, aún nos queda enfrentarnos a nuestra avaricia. Y aún tenemos que averiguar un método para salir del peligro de destruirnos a nosotros mismos con una guerra nuclear.

De una u otra forma, tenemos que unirnos todos y enfrentarnos a los problemas que nosotros mismos hemos creado. Podemos llamarnos civilizados, y queremos creer que hemos avanzado o evolucionado, pero si observamos objetivamente un autorretrato colectivo veremos que nos dibujamos en una esquina cada vez que comprometemos nuestra ética y atacamos los principios de la naturaleza. No podemos tener esperanza de sobrevivir si destruimos nuestro planeta, porque él es nuestra fuente de vida. También debemos comprender que nuestra supervivencia está igualmente amenazada por la destrucción de nuestros valores humanos básicos: el amor por la humanidad, y que ahora tenemos una gran necesidad  de revivir y recuperar estos valores básicos. Solo admitiendo que coexistimos —que lo que hacemos a los demás (tanto psicológica como medio ambientalmente) nos lo hacemos a nosotros mismos— podemos esperar ascender por la larga escala necesaria en este punto para poder sobrevivir en este planeta.

Está claro que hemos nacido en una época de retos increíbles, por lo que debemos enfrentarnos a este reto con toda nuestra fuerza, y con una sonrisa, porque, como siempre, la vida continua entre el caos. Debemos ver el mundo como queremos que sea, y debe ser para nuestra supervivencia, y utilizar esta imagen positiva para crear este mundo. La clave para nuestra supervivencia radica en visualizar y actuar para sobrevivir una y otra vez hasta que se convierta en una realidad. Cada vez que otro individuo pierde la esperanza y se rinde, nuestra supervivencia como grupo también se ve amenazada, porque la fuerza de nuestra voluntad colectiva se ve disminuida de nuevo. Cada vez que nuestros valores básicos de fe, esperanza y caridad se abandonan, la calidad de vida sobre la Tierra disminuye para todo el mundo, y si seguimos un curso de enfrentamiento con la Naturaleza, la vida sobre la Tierra cada vez será más triste. Sin amor, comida, recursos naturales y un medio ambiente lo suficiente limpio como para mantener la vida, la gente de todo el mundo tendrá poco por lo que vivir o que esperar. Nosotros creamos nuestra realidad, y si esta es la realidad que elegimos crear, la humanidad como un todo perderá la esperanza, y no es necesario ser un genio para imaginar lo que ocurrirá si nadie se preocupa. Tan seguro como que necesitamos fe, amor y acción, necesitamos esperanza.

 

El miedo es la cerradura; y la risa la llave de tu corazón (Stephen Stills)

 

4.POLÍTICA DE LA PRODUCCIÓN ALIMENTARIA

 

Puesto que innumerables miembros de nuestra familia humana ya están pasando hambre o muriéndose de inanición, es obligatorio que encontremos soluciones ya. Cualquiera que alguna vez haya sembrado un huerto o jardín sabe la desilusión que se siente cuando se pierden algunas plantas —ya sea por culpa de un animal hambriento o por una temprana helada— y ve cómo el trabajo de meses de delicado cuidado se desvanece ante sus ojos. La vaca de un vecino se coló por una valla rota y visitó mi jardín: cada planta de maíz quedó reducida al tallo y todas mis lechugas se perdieron de la noche a la mañana ante el buen apetito del animal: se perdieron meses de cultivo. Cualquiera que alguna vez haya plantado un pequeño árbol frutal y vea su lento y regular progreso, sabe que se necesitan años antes de poder recoger la fruta. Se necesita tiempo para cultivar todos los alimentos, y nada puede reemplazar ese tiempo cuando se pierde una cosecha.

Puede que pensemos que en la actualidad tenemos suficiente comida, pero llevamos demasiado tiempo tentando la suerte, presionando a la Naturaleza una y otra vez y estropeando la calidad de nuestro medio ambiente. Ya no podemos retrasar por más tiempo el empezar a conocer nuestros problemas medio ambientales y agrícolas, enfrentarnos a ellos y al profundo impacto que sus efectos combinados tienen sobre nuestro ecosistema y suministros alimentarios. Estamos peligrosamente fuera de la realidad si pensamos que podemos desafiar indefinidamente las leyes de la Naturaleza sin sufrir ninguna consecuencia. No podemos limitarnos a esperar «que el clima mejore», porque el dióxido de carbono de la atmósfera, que está destrozando el clima de la zona templada, está aumentando a un ritmo acelerado. Cualquiera que alguna vez haya estudiado el problema del CO2 se habrá dado cuenta de que el resultado de permitir que siga aumentando podría alterar el clima de tal forma que destruya la agricultura. Mientras tanto, al tiempo que aumenta nuestro consumo de combustibles fósiles, nuestros bosques y selvas está desapareciendo a gran velocidad. Todo esto es una receta segura para un suicidio en masa.

¿Qué es lo que están haciendo —si es que hacen algo— nuestros gobiernos sobre este asunto? Nuestros políticos deberían haber comenzado, hace 15 años, programas para remineralizar el suelo y la energía solar biomasa. Ahora tendríamos una mayor cantidad de maquinaria y equipos industriales vinculados con la alimentación y el combustible, y un mejor suministro de alimentos con mayor contenido mineral. Pero ¿qué podemos esperar de un sistema de elecciones que deja que el Ministerio de Agricultura y estructura de corporaciones compren candidatos en tiempos de elecciones? Esto convierte las leyes y la rama ejecutiva en masilla en manos de intereses corporativistas. La situación es la misma a nivel federal. El congreso reparte (de nuestro bolsillo) centenares de paliativos, pero si sugerimos soluciones a los problemas que entran en conflicto con sus intereses corporativistas, comienzan a chillar como ratones. Ralph Nader dice que el 80% de las veces el Congreso se alía con la parte corporativista del asunto. Es realmente necesario hacer una masiva exigencia pública para obligarlos a que escuchen, si es que escuchan algo.

Nuestros antepasados llegaron a este país para ser libres e independientes. A nosotros nos manipula el poder de la riqueza centralizada y nuestro sistema de destrucción del suelo amenaza nuestra civilización agrícola y técnica. La devastación de la biosfera rara vez se percibe como la amenaza definitiva para la supervivencia porque, para muchos pueblos y sus gobiernos, este asunto queda eclipsado por lo que ellos creen que son preocupaciones más inmediatas: guerra, pobreza, enfermedad, crisis energética, inflación, desempleo, sequía, hambruna, etc. De lo que ellos no se dan cuenta es que la política de no conservación y no reabastecimiento de los recursos vitales está estrechamente vinculada al empeoramiento de estos otros problemas.

La remineralización del suelo es una prioridad ahora. Una vez estuvimos bendecidos con una abundancia de recursos naturales, pero durante años los hemos estado derrochando, y ahora debemos redirigir nuestra energía, dinero y recursos hacia iniciativas positivas y pacíficas que beneficien a toda la humanidad y a la vida de este planeta.

Ya no podemos esperar más a que nuestros gobiernos «tomen medidas» —tampoco podemos confiar ciegamente nuestra existencia y supervivencia a sistemas, autoridades, científicos, expertos, profesionales, especialistas, médicos o a cualquier otra persona en general. No podemos esperar a que llegue alguien que se preocupe de nuestra supervivencia: somos nosotros los que tenemos que sobrevivir. Somos responsables de nuestras propias vidas.

 

La tierra de los libres y el hogar de los valientes

 

Nosotros, el pueblo, somos el gobierno. Imagina que eres el pasajero de un coche y el conductor se queda dormido justo cuando el coche se dirige hacia un acantilado. En esta unidad ya hemos comentado la distintas clases de personas que forman nuestro mundo. Oigamos lo que tienen que decir cuando el conductor pierde el control del coche:

Aquellos que no saben que existen problemas: ¡Qué vista tan fantástica!
Aquellos que se muestran indiferentes ante los problemas: «¿y qué pasa si pasamos sobre un acantilado?
Aquellos que confían en el sistema, correcto o equivocado: «No es culpa del conductor el que nos vayamos a caer por un acantilado, después de todo, sus intenciones eran buenas.»
Aquellos que pierden la esperanza: «Ya es demasiado tarde: mejor me tapo los ojos»
Aquellos que admiten los problemas, pero que sólo hablan y no actúan: «¡Puede que el conductor despierte a tiempo! Ocurra lo que ocurra, la culpa es del chófer, no mía!»
Aquellos que conocen el problema y toman medidas: «Mejor cojo el volante y controlo mi vida»

 

¿Qué harías tú?

Si nuestros líderes, «expertos» o conductores de nuestros vehículos se quedan dormidos al volante y vemos acercarse el acantilado, no vamos a tener tiempo de «pensárnoslo dos veces», evaluar más hechos científicos, esperar a que el conductor despierte o esperar a que llegue un nuevo conductor. En el momento en que nos demos cuenta del problema, tendremos que actuar con todo el instinto de supervivencia que hay en nuestro interior.

¿Está preparado?

 

5.RESPONSABILIZARNOS DE NUESTRO DESTINO

 

Hamaker ya nos ha avisado de que se nos está acabando el tiempo para tomar medidas. Su anteproyecto para la supervivencia requiere que todo el mundo actúe (no sólo los EE.UU.). Una razón por la que no se ha hecho más para prevenir la destrucción de la civilización es que los esfuerzos de innumerables grupos con buenas intenciones que insisten en «rascar donde pica» están divididos. El resultado es la dispersión de la energía que debe unirse para poder sobrevivir. El anteproyecto para la supervivencia de Hamaker requiere que se haga lo siguiente a escala mundial:

En 1985 se debería dejar de utilizar combustibles fósiles. Ahora nos encontramos en ese punto. Sin medidas para eliminarlo, debemos eliminar aquellas cosas que liberen C02 en la atmósfera. Se espera que el C02 se duplique en 1990, por lo que la conservación no impedirá que la naturaleza siga con un proceso que está «bastante adelantado», y no podemos conservar los bosques cuyos árboles están muriéndose (debido a que el suelo ya no puede nutrir el proceso vital) o conservar los ya desmineralizados suelos. Hamaker insiste en que es demasiado tarde para conservar: debemos reconstruir. Necesitamos utilizar la energía solar y otras energías alternativas, pero también debemos hacer frente al exceso de dióxido de carbono que ya está aquí: el uso de energías alternativas no eliminará este dióxido de carbono de la atmósfera. En la actualidad, un 97% de la energía mundial procede de la quema de combustibles fósiles, casi 1/3 de los EE.UU. Debemos poner fin a la construcción de todos los servicios que utilizan carbón y energía nuclear, a las altas chimeneas industriales y al armamento. Se deben dar préstamos para una rápida construcción y compra de todo el equipo mecánico necesario para la supervivencia. Los motores de combustión interna deben sustituirse por motores que utilicen un sistema de inyección continua, como los motores a vapor. Un motor a vapor que queme alcohol podría eliminar prácticamente todos los contaminantes, incluyendo los dióxidos de azufre que despide la gasolina.

Debemos minimizar la acidez de las lluvias con todos los medios descritos arriba y, además, controlar los fuegos de toda clase provocados por el hombre quemando con temperaturas que provoquen un mínimo de óxidos de nitrógeno, puesto que este es el principal gas ácido en la destrucción de la vida vegetal. El carbón es la fuente más concentrada de carbono atmosférico, y debe eliminarse progresivamente tan rápido como sea posible, junto con los carburantes sintéticos derivados del carbón y la combustión del petróleo. Tenemos que comenzar una conversión inmediata de las centrales de carbón y petróleo y utilizar gas natural: una transición estratégica hasta que las nuevas plantaciones de árboles maduren. Si decidiéramos que debe hacerse, se podría hacer en cuestión de meses. Al eliminar el carbón y el petróleo se reducirá la lluvia ácida. Por la misma razón, hay que detener inmediatamente toda incineración de basura.

Sólo se debería viajar por aire en caso de necesidad. Los bosques y selvas sólo se pueden remineralizar de una forma rápida esparciendo por aire polvo de grava. El territorio que se debe cubrir es tan grande que miles de aviones tendrían que comenzar a volar con un horario completo si queremos tener la esperanza de lograrlo a tiempo. Hamaker dice que el 90% de los aviones pueden aligerarse de peso y acondicionarse para una inmediata remineralización de los bosques: muchos aviones tendrían que dejar de prestar sus servicios militares y de pasajeros para ser utilizados con este propósito.

 

Tener plantaciones de árboles maduros, plantaciones de biomasa, para sustituir los combustibles fósiles. (El alcohol, metano y madera podrían utilizarse como carburantes). En los suelos mineralizados podrían plantarse árboles de rápido crecimiento. Debemos duplicar, triplicar y cuadriplicar la cantidad de toda la vida vegetal, aumentando cinco veces la reforestación global (de 505.869 hectáreas al año a 2.529.340 hectáreas anuales

—recuerde que en la actualidad se consumen anualmente 20.234.723 hectáreas—), si es que queremos obtener materia prima para utilizarla como energía y al mismo tiempo quitar el carbono del aire y almacenarlo en los suelos, asegurando de esta forma nuestra supervivencia. Hamaker sugiere que el método para conseguir que se planten muchos árboles es que el gobierno exija que cada central generadora que ahora quema carburantes fósiles plante árboles, sobre suelo remineralizado, suficientes para satisfacer todas sus necesidades energéticas en cuatro años, y con un 25% de margen de seguridad en previsión de un empeoramiento del clima.

Se deben plantar árboles frutales en todas partes. Más árboles de todas clases se deberían plantar para eliminar el C02 y reforestar la Tierra. A las centrales generadoras de energía que queman carburantes fósiles se les debería exigir que tuvieran (según este autor, no más tarde de 1980) sus propias plantaciones de madera para reemplazar los carburantes fósiles no mucho después de 1984. También se les debería exigir que utilizaran en grandes invernaderos cualquier excedente de calor de escape, para que, de esta forma, las necesidades locales de verduras se puedan satisfacer sin tener que gastar carburantes trayéndolas desde Florida, el Valle de Río Grande (Tejas), Méjico o California.

 

Incorporar polvo de grava en todas las aguas residuales y asegurarse de que hay suficiente exceso de minerales en ellas para remineralizar los ríos y estuarios. (Dentro de un momento comentaremos este polvo rocoso).
Remineralizar lo suficiente todos los bosques y selvas para evitar que sigan desapareciendo y aumentar el índice de crecimiento. El ciclo de muerte, quema y aumento de la acidez de las precipitaciones debe detenerse gracias a la remineralización. Hamaker calcula que dos años después de que sean remineralizados, los bosques de todo el mundo dejarán de morir. Conforme comiencen a estar más sanos, empezarán a eliminar grandes cantidades de carbono de la atmósfera y almacenarlo en el suelo. Él piensa que hasta 1990 no se conseguirá una completa cobertura de todos los bosques y selvas del mundo, y que para entonces lo más probable es que ya sea demasiado tarde, a menos que al mismo tiempo se planten miles de millones de árboles nuevos. Se deben plantar cientos de millones de hectáreas de árboles de rápido crecimiento: álamos, álamos de Virginia, sauces, eucaliptos, etc. Se necesitará unos seis años para obtener los suficientes árboles plantados y maduros como para poder ser utilizados como carburantes. En este tiempo, la tecnología debe perfeccionarse para convertir la madera en metano y alcohol a gran escala y que los coches sólo funcionen con alcohol. El metano puede meterse en las tuberías de gas que ya existen y utilizarse para calentar las casas, hacer funcionar las centrales eléctricas y generar la electricidad que ahora se consigue con carburantes fósiles. Lo ideal sería plantar millones de hectáreas de árboles nuevos sin tener que utilizarlos, recurriendo tan rápido como sea posible al sol y al hidrógeno como fuentes de energía. No obstante, Hamaker cree que se necesitará un incentivo económico para conseguir que se planten tantos árboles y que incluso si después se cortan para utilizarlos como carburantes, todas las hojas y pequeñas ramas que contienen grandes cantidades de carbono volverán al suelo durante muchos años. (Cuando los árboles se cortan y utilizan como carburantes, todos los residuos deben volver al suelo del que vinieron, porque contienen los valiosos minerales y la sustancia orgánica: los verdaderos fertilizantes del suelo.)
Remineralizar todas las tierras de cultivo para aumentar la calidad de los alimentos y productividad y, de esta forma, compensar el aumento de la pérdida de cosechas debido a las secas y frías estaciones de siembra, a los suelos pobres y otros factores. Al remineralizar todas las tierras de cultivo del mundo, tendremos más posibilidades de disponer de suficiente comida durante los próximos años —aunque en algunas zonas se espera que continúen los largos y fríos inviernos y los calurosos y secos veranos, hagamos lo que lo que hagamos—. Las naciones industrializadas pueden ayudar a todo el mundo haciéndose más autosuficientes (y por tanto, menos agresivas) y dejando de usar nuestros recursos limitados para utilizarlos con propósitos más pacíficos y productivos.

Hamaker dice que estos cinco objetivos mínimos se deben satisfacer en 1985 y que se pueden lograr con un esfuerzo colosal a escala internacional. Si nosotros no remineralizamos el suelo, lo hará la naturaleza, y según él, el primer acto será eliminar casi toda la vida de la Tierra. Sólo en 1/40 de la masa terrestre la vida podría continuar durante un periodo glacial: eso no es suficiente para casi 6 mil millones de personas. O remineralizamos el suelo o moriremos casi todos. Por esta razón, Hamaker advierte que las discusiones sobre «¿cuánto tiempo se necesitará para duplicar el nivel «normal» de C02, o cuál será en esa época la temperatura media?, es un tema absurdo, ya que podríamos estar muertos y haber desaparecido antes de que el C02 llegue al 30% (sobre 1995).» También dice que la capacidad para extraer combustibles fósiles podría perderse en 1990.

 

Hamaker dice que todo el programa nacional debería ponerse bajo el control de un único organismo. Aconseja utilizar algún grupo técnico ya existente, como la Administración Espacial, a la que se le dé toda la autoridad para utilizar todos los elementos de las naciones que puedan contribuir al esfuerzo de remineralizar el suelo. El organismo debería ser transferido a tareas de supervivencia durante la duración de la emergencia.
Hacerse vegetariano: comer alimentos crudos. Miles de hectáreas que se utilizan en la producción de ganado deberían volver a producir frutas y verduras para los seres humanos. Cuando se comen alimentos crudos, se ahorra combustible al no tener que cocinar y se obtienen más vitaminas y minerales con una cantidad menor de la que se necesita con alimentos cocinados.
Siembre su propio huerto de verduras, frutas y frutos secos cultivados orgánicamente. Nunca ha sido tan importante que cultive alimentos para usted mismo y los demás.

 

Nota: Polvo de grava (rocoso)

Hay grandes depósitos de polvo glacial molido en zonas que han sufrido una glaciación previa y que ahora pueden utilizarse para remineralizar. El polvo glacial contiene todos los elementos. ½ kilo puede cubrir más de 3 hectáreas de tierra si se muele en una criba de 200. Una tonelada cubriría 6.475 hectáreas. Los elementos útiles están expuestos justo en la superficie, listos para que los microorganismos los extraigan. La piedra debería ser una mezcla natural que proceda de los estratos superiores de la corteza terrestre (no rocas desequilibradas de un solo tipo). Utilice rocas de todas clases y aplíquelas en forma de polvo. Los sólidos marinos son buenos suplementos junto con el polvo glacial. Puesto que en la actualidad los suelos están acidificados y lo estarán aún más para cuando hayamos hecho el trabajo, posiblemente lo mejor será utilizar una mezcla de una parte de piedra caliza agrícola y tres partes de una mezcla de toda clase de rocas, como la que hay en la grava glacial o en la mayoría de las gravas de los ríos. Ambas deberían triturarse con una criba de 200 y así tener una máxima disponibilidad de los elementos. Hay depósitos glaciales disponibles que pueden utilizarse sin triturar. Diez toneladas de polvo rocoso por acre con una sustancia orgánica mínima asegurará al menos una cosecha tan buena como la del año anterior y no requiere gastos adicionales durante unos 10 años.

Toda la corteza terrestre, excepto las intrusiones minerales en las montañas, está formada por depósitos de suelo marítimo que ha ascendido desde los océanos en áreas relativamente pequeñas (como el suelo del Mar de Bering) y que se unificaron para formar la masa terrestre. Una mezcla de los estratos se formó de forma similar en todo el mundo.

Los depósitos de polvo rocoso (grava) glacial en zonas con glaciaciones previas han cambiado poco en 10.000 años y pueden utilizarse como fondo. Un estudio realizado por perforadores de pozos y geólogos podría ofrecer información sobre su localización. Algunos de los depósitos que contienen excelentes arenas podrían mejorarse pasándose por un molino de rodillo. El siguiente gráfico ofrece una buena idea de los valores de alimentación por superficie para varios tamaños pequeños de rocas.

 

Características de elementos del suelo

Elementos            Diámetro (mm)       Nº de partículas/gramo           Área de superficie

1 Gram. cm2

 

Arena muy gruesa          2,00-1,00                                              90                                       11

Arena gruesa                  1,00-0,50                                            720                                       23

Arena media                   0,50-0,25                                          5.700                                      45

Arena fina                       0,25-0,10                                        46.000                                      91

Arena muy fina               0,10-0,05                                       722.000                                    227

Limo                                0,05-0,002                                  5.776.000                                    454

Arcilla                             Por debajo de 0,002                90.260.853.000                          8.000.000

Nota: los tres diámetros más pequeños pasarán por una criba de 200

 

Además, gracias a los experimentos realizados hasta la fecha, parece lo más probable que la mayor parte de la grava fluvial dará buenos resultados cuando se triture y convierta en polvo. Cualquier depósito de grava mezclada que no provenga de un río de grava será de origen glacial y muy activo cuando se triture. En todas las canteras donde se tritura la grava hay grandes cantidades de «excelentes elementos» que se descartan y que pueden triturar a muy bajo coste. Estas fuentes de materia prima son adecuadas para cualquier parte del mundo y durante muchos años. En el futuro, será necesario realizar cortes verticales en los cañones y laterales de las montañas. Se dice que hay depósitos (glaciales o de otro origen) en Utah, Nevada, Colorado, Nuevo Méjico, Valle Imperial de California, Francia, Alemania, África y puede que en muchas otras partes del mundo (Ambler Pennant, 1950). No es probable que haya escasez de grava mezclada en ninguna parte del mundo. Incluso en el desierto del Sahara y Brasil subyacen bajo los cultivos desde anteriores glaciaciones (John, 1980). El único problema será que no haya sistemas con mentalidad medio ambiental establecidos para extraer, triturar, distribuir y reciclar los nutrientes, así como el no tener conciencia de la necesidad de hacerlo.

Un análisis espectográfico de las gravas de Michigan puede utilizarse como un estándar aproximado para las gravas. El espectógrafo mostrará entre 25 y 35 de los elementos, dependiendo de la habilidad del operador y de la calidad de la máquina. Si los principales elementos que hay en la grava están aproximadamente en la misma cantidad que en la grava glacial, y si el resto de los elementos están presentes, la grava será útil. Un análisis aún más simple es triturar un poco de grava, mezclarla con un suelo orgánico y sembrar algunos rábanos (o un vegetal de rápido crecimiento) y compararlos con aquellos que crecen en un suelo no tratado. Debería haber una gran diferencia en tamaño, sabor, calidad y textura. Cualquier mezcla que dé buenos resultados y que se encuentre en la zona es lo que debemos utilizar.

En 1983, un alemán llamado Julius Hensel publicó un libro llamado Bread for Stones [Pan para las piedras]. Demostró que una mezcla de piedras trituradas que representen una sección cruzada de todas las clases de piedras producirá unas cosechas de alta calidad y productividad. La única razón por la que no pudo competir con la industria agroquímica fue la falta de un buen triturador. Un triturador de esa clase fue patentado y se construyó un pequeño prototipo (por Hamaker) que es mucho más eficaz y menos caro que los trituradores de piedra convencionales y que se puede fabricar en masa en un tamaño adecuado para agricultores particulares o lo suficientemente grandes para las canteras. A mediados de los años 60 se le ofreció a la industria minera y lo rechazaron por unanimidad. Hubiera disminuido los grandes ingresos de los polveros mineros. El triturador no se ha construido porque destruiría la industria agroquímica que en la actualidad no tienen competencia (al ser un monopolio). Mientras tanto, millones de estos trituradores se necesitan tanto aquí como en el extranjero.

La trituración y distribución en masa de polvo de grava aún no se ha comenzado a una escala ampliamente descentralizada, por lo que las personas interesadas deberían contactar operadores locales de canteras de grava (polveros) (Normalmente en las Páginas Amarillas aparece como «Arena y Grava») y averiguar si tienen o pueden producir una selección de gravas trituradas; cuál es el coste por tonelada (recogida o entregada) y si hay un mínimo de compra. El coste por tonelada suele estar entre un dólar y 10 dólares. (Como ya hemos dicho en esta unidad, Hamaker pudo comprar una selección de grava fluvial por menos de 6 dólares la tonelada.) Un depósito de grava fluvial o glacial con una buena variedad de rocas será excelente cuando se triture o muela hasta alcanzar la textura de un polvo fino. Tres toneladas por acre de polvo es más o menos el mínimo para producir resultados observables en el primer año; entre 5-20 toneladas por acre está más en la línea de lo que necesita nuestra moribunda Tierra. Estas cantidades son mayores que las mencionadas en nuestro primer párrafo sobre polvo glacial. Selecciones trituradas con grandes partículas seguirán siendo eficaces para generar fertilidad si hay suficiente polvo en la mezcla. ¡A los organismos del suelo les encanta el polvo! ¡A las plantas y árboles les encantan los suelos ricos en organismos!

Earth Regeneration Society, Inc. (Sociedad de Regeneración de la Tierra) es una organización californiana sin ánimo de lucro que está expandiendo su actividad educacional, política y ecológica en varios direcciones enfocadas a canalizar la comprensión y una respuesta de todo el mundo ante la degeneración de la Tierra y la crisis del cambio climático glacial. Cualquiera interesado en ayudarlos a producir un triturador de tamaño normal (sobre 106 cm de diámetro) basado en el prototipo de Hamaker, le urgimos a que contacte con ellos tan pronto como pueda para prestarle su apoyo. Un equipo de ingenieros ha probado el modelo pequeño y están preparados para producir en una tienda de maquinaria local el Modelo II (el triturador de tamaño normal). Por favor, contacte con Earth Regeneration Society, Inc., 470, Vassar Avenue, Berkeley, CA 94708. Si puede ayudar con el triturador, con la distribución de la información, apoyos educacionales, centros de demostración, etc., por favor, póngase en contacto con ellos o con Hamaker/Weaver Publishers, en la dirección que ofrecemos en el Material de Lectura Recomendado de esta unidad. Ya que parece que hay tan poca gente consciente de la situación, necesitamos hablar sobre ello y crear cierto interés. Por favor, contacte con su tienda de alimentación sana y comente qué acciones locales se pueden hacer para remineralizar el suelo, reforestar y aumentar la conciencia ecológica colectiva. Hable con la gente de organizaciones ecológicas de su localidad, periódicos, televisión, con cualquiera que puedas. Los clubes de jardinería orgánica pueden intentar conseguir grandes cantidades de polvo de grava y distribuirla y venderla a las personas de la comunidad. Si en tu localidad no hay clubes de jardinería orgánica, entonces habla con los invernaderos y viveros para ver si ellos pueden conseguirlo. Esto es una buena idea de cualquier forma, para que todo el mundo conozca el problema y se involucre.

 

Se debe declarar una situación de emergencia de supervivencia con toda la autoridad de una emergencia de guerra. La situación actual y la información requerida para salvarnos debe conocerse en todo el mundo.
Es necesario estabilizar el dólar. El congreso debe enfrentarse con honestidad a la causa real de la inflación. La mayoría de la propiedad de este país se ha centralizado en manos de los inversores. Los ingresos anuales de estos fondos son tan grandes que los fondos se están duplicando en menos de diez años. Esos ingresos deben invertirse para hacer que los fondos crezcan. ¿En qué invierten? En plantas nucleares de miles de billones, en centrales químicas que producen sustancias químicas no biodegradables que destruyen nuestro ecosistema y nos enferman; billones de dólares en minería y en equipos de sondeos para sacar más carbono de la tierra y ponerlo en la atmósfera, y billones de dólares en armamento. El congreso debe paralizar todas las inversiones en empresas que amenazan la existencia de la humanidad y de la vida. Economías en las que el rico se hace más rico y el pobre aún más pobre.
Compre y guarde semillas de polinización libre. Utilice las variedades existentes y comience con especies locales. La mayoría de las personas necesitan conocer cuántas especies de semillas se extinguirán si no seguimos manteniendo la cadena de vida.
Compre tanta tierra como pueda para crear «santuarios de tierra». De esta forma, puede evitar que la tierra sufra una mayor devastación debido a la deforestación, pesticidas, etc. Si no tiene mucho dinero, compre la tierra junto con amigos. Esta es una buena idea incluso para aquellos que están bien situados, porque conseguirá una mayor superficie además de una gran familia. La tierra se puede cultivar bien en común o dividirse en parcelas individuales. Ya la divida o la mantenga en común, una parte de la tierra (sobre todo zonas de arboleda, ríos o pozas) pueden mantenerse separadas y disfrutarlas en común como un parque de la comunidad que todos los propietarios pagaran y disfrutarán en su estado natural. Hay muchas otras ventajas de tener la tierra en común: una taller de carpintería para la comunidad, lavadoras u otros servicios (aspiradores, cortacésped, herramientas, etc.), un pozo de agua comunal, huertos/jardines y otras instalaciones se puede compartir si desean ahorrar energía, dinero y recursos. Si dos cabezas son mejor que una, ¡imagine lo que pueden hacer más! Conocerá a sus vecinos y sus hijos crecerán con el apoyo de esta gran familia. La mayoría de la gente siempre ha vivido así. Sólo en los últimos años nos hemos ido aislando cada vez más en unidades poco «autosuficientes». Podemos ser autosuficientes e independientes sin estar solos. De hecho, es mucho más fácil seguir adelante con un poco de ayuda. Si surge un debate sobre la seguridad/peligrosidad medio ambiental, podrá dar su opinión como un grupo de ciudadanos preocupados.

Puede crear un oasis y santuario orgánico para usted, para los pájaros y todas las criaturas vivas: un refugio en este mundo febril, que va a toda prisa y que cada vez es más pequeño. La extinción de especies vegetales y animales está aumentando drásticamente, y cientos de miles de especies —quizá hasta un 20% de todas las especies de la Tierra— se perderán irremediablemente cuando su hábitat desaparezca.

 

El mundo necesita un nuevo sistema. El actual sistema social es incapaz o no quiere controlar la destrucción que el progreso tecnológico está causando. ¿Cambiaremos el orden social para hacer que funcione para todos o simplemente esperaremos hasta que nos extingamos? La mayoría de las personas harán lo correcto si se les da la opción. ¿Cómo se pueden lograr estos cambios tan radicales en el poco tiempo que queda? Julius Caesar sabía que mientras que las personas estén divididas, nunca podrán «derrotar» el sistema establecido. Es necesario un verdadero movimiento de supervivencia, con masivas demostraciones públicas y programas de televisión en los que se explique la gravedad de la situación al máximo número posible de personas. Cuando se utiliza, el poder del pueblo —conciencia colectiva— es la mayor fuerza sobre la Tierra. Es todo lo que tenemos, y mejor será que lo utilicemos ahora.
Reafirme su compromiso para tener un mundo sin hambre. Escriba a sus representantes políticos y agrícolas, al editor de su periódico local y a cualquiera que lea su carta —si puede hablar con ellos, aún mejor— y comparta sus pensamientos sobre este tema y sobre la remineralización del suelo, reforestación y otros temas similares. Intente y realice acciones positivas para disminuir el hambre de alguien. (Puedes salvar el mundo comenzando cerca de casa). Mientras pensamos sobre los problemas de la humanidad, los negocios continúan, y aunque nos muestran imágenes del espectacular futuro computerizado, todas las promesas y todos los modernos ordenadores del mundo serán inútiles si se nos acaba la comida.

Mientras tanto, aquí estamos, en nuestro espectacular presente computerizado, con aviones que cruzan diariamente el planeta (así de cerca es como estamos realmente de los pueblos hambrientos que mencionamos en esta y en la anterior unidad). ¿Cómo de reales son estas personas para nosotros? Todos somos una familia y si alguien nos pagara el billete de avión y pudiésemos aterrizar en la otra parte del mundo y mirar en los millones de ojos de aquellos que están hambrientos, podríamos ver que compartimos la misma realidad y el mismo hogar (la Tierra): nuestro techo son las estrellas. Cuando volvemos a casa ¿cómo podemos darnos la vuelta y pretender que no existen, que están en otra parte o muy lejos? Están tan cerca o tan lejos como nosotros los pongamos, tan cerca o tan lejos como queremos que estén. Al verlos frente a frente, aprendemos de ellos, nos vemos a nosotros mismos como somos: porque sus caras son los espejos de contraste entre aquellos que tienen poco y aquellos de nosotros que tenemos la suerte de tener más control sobre nuestras vidas y más opciones. ¿Qué pasaría si tuviésemos poca opciones?

Mientras los pobres y sufridores del mundo luchan por una supervivencia básica, nosotros, los de la edad espacial, luchamos por la supervivencia del planeta, intentando falsificar nuestros miedos nucleares y las terribles historias sobre el medio ambiente con la alegría y el espíritu que hace de todos nosotros unos supervivientes.

Dejemos que nuestro regalo a la humanidad sea este: hacer lo posible por acercar la familia humana; estemos donde estemos y realzar la vida de todas las formas posibles.

 

RESUMEN

 

Todos estos comentarios sobre los problemas medio ambientales y los posibles cambios climáticos y temperaturas extremas pueden sonar un poco desalentadores, pero una de nuestras mejores cualidades como seres humanos es nuestra capacidad para encontrar fuerza en medio del caos. Encontramos amor en un mundo agitado; pensamos en positivo y tenemos fe y esperanza, y somos capaces de encontrar paz en medio de la tormenta y superar nuestros problemas y contratiempos. Nuestra fe en la supervivencia es la clave para sobrevivir.

Me despido con otro pensamiento: apreciar ahora lo valiosa que es la vida y apreciarlo en cada momento. Todos hemos escuchado multitud de veces la frase de «vivir la vida al máximo», pero en nuestra angustiada carrera por llegar a fin de mes, nos perdemos el comienzo.

En 1983, había una película que se llamaba War Games [Juegos de Guerra] (no se deje engañar por el título). Mostraba de una forma muy humana lo cerca que estamos del final de la supervivencia, y su mensaje era que en una guerra no hay ganadores. La menciono porque había una hermosa frase que se decía en un momento cuando parecía que era demasiado tarde para evitar que los ordenadores lanzaran todos los misiles internacionales, y los dos adolescentes protagonistas de la película estaban en una isla; querían nadar para pedir ayuda. El chico dudó y la chica le dijo: «¿Quieres decir que de verdad nunca aprendiste a nadar? La contestación del chico fue simple, todo lo que dijo fue: «Siempre pensé que tenía tiempo de aprender.»

Ahora es el momento de hacer las cosas que debemos hacer, y ahora es el momento de apreciar todas las maravillas y bellezas de la vida, y aprender a hacer, y hacer, todas las cosas que queremos hacer. Vivimos en un presente eterno —siempre es ahora— y el mañana nunca llega, pero sí el hoy.

Por favor, ayuda a salvar nuestro planeta. Hemos nacido en uno de los periodos más cruciales de nuestra historia documentada, y tenemos un reto impresionante: salvar a la especie humana y la vida de nuestro planeta. La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla: no la dejemos pasar.

Debemos grabarnos la imagen de la supervivencia tan dentro de nuestra mente y alma que nuestra visión, pensamiento y acción positiva cree esta realidad. La fuerza del bien, la fuerza de la vida y de la creación van de la mano: la fuerza del mal, la fuerza de la muerte y destrucción también van de la mano. Necesitamos una explosión de bondad para superar los obstáculos: ¡A por ello!

 

MATERIAL DE LECTURA RECOMENDADO

 

Acres, U.S.A. Una voz para la agricultura ecológica. Publicada el 15 de cada mes. Para subscripciones escriba a Circulation Department, Acres, USA, P.O. Box 9547, Kansas City, Missouri 64133. Excelente para mantenerse al día con los sucesos ecológicos y la situación de la agricultura.

 

Basic Book of Organic Gardening and Encyclopedia of Organic Gardening [Libro básico de la jardinería orgánica y Enciclopedia de jardinería básica, Editada por Robert Rodale. También  los números de la revista Organic Gardening Magazine, de Rodale Press Inc., Emmaus, PA 18099-0009

 

Mother Jones, publicada por la Foundation for National Progress [Fundación para el progreso nacional] (una organización sin ánimo de lucro). Oficina: 1663 Mission Street, San Francisco, California 94103. Esta revista es una alternativa o suplemento de Time  y Newsweek, las cuales ofrecen noticias un poco «pasterizadas». Mother Jones examina cuestiones que muchas otras revistas prefieren no tocar, como el fraude, corrupción en las instituciones o corporaciones, etc. Intenta exponer la verdad y contarla «tal como es». (No es probable que la encuentre en la mesita del café del presidente Ronald Reagan).

 

The Survival of Civilitation. Un libro que contiene un selección de artículos de John Hamaker. Hamaker –Weaver Publisher, Box 1961. Burlingame, CA 94010 o Rt, 1 Box 158, Seymour MO 65746. También hay un suplemento del libro para cualquiera que desee más documentación sobre la tesis de Hamaker: «Perspectivas suplementarias de los capítulos 3,5 y 5» que los abarca con más detalle (ver pág… de esta unidad). El artículo «¿Era solar o Era glacial?» también está disponible. Estos boletines son el producto del apoyo de una red de supervivencia. Dependen de esta red de personas para financiación, información, etc. Si desea colaborar diríjase a la dirección arriba mencionada.

 

Survival into the 21st Century [Supervivencia en el siglo XXI], Viktoras Kulvinskas, Omangod Press, P.O. Box 255, Wethersfield, Connecticut 06109.

 

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

 

Bosques tropicales: el cinturón verde de la Tierra

Si se les deja en paz, los bosques tropicales rodearán el Ecuador con vegetación, ya sean los días calurosos y las lluvias frecuentes. Pero la agricultura, ganadería, explotación forestal, minería y construcción de carreteras han reducido grandemente su extensión.

En África Central y en la Amazonia hay grandes extensiones intactas, pero las selvas tropicales han sido prácticamente eliminadas de la mayoría de las zonas del África occidental, el sur de Asia y el Caribe.

En 1980, la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU., calculó unas pérdidas anuales de 20 millones de hectáreas (50 millones de acres). El World Wildlife Fund habla de unos 25-50 acres/minuto. Un estudio de 1982 realizado por dos agencias de las Naciones Unidas informó que cada año se perdían 7,5 millones de hectáreas.

Los cálculos difieren tanto porque se siguen diferentes criterios. Para los biólogos, pérdida significa bien conversión de los bosques principales —para agricultura, pastos o plantaciones de árboles— o modificaciones, implicando empobrecimiento biológico debido a una explotación forestal selectiva o a la extensión de los cultivos. Para los silvicultores, la pérdida significa deforestación: la desaparición de todos los árboles.

A continuación ofrecemos un estudio global de los bosques forestales:

 

Sudamérica

 

Brasil: La mayor selva tropical de la Tierra menos alterada, excepto las zonas periféricas de la zona sur de la Amazonia y zonas en el este. Pocas probabilidades de grandes pérdidas en el oeste en el futuro cercano.

Perú: Gran área cubierta por la selva no alterada del Amazonas. En los siguientes decenios se espera que aumenten las extensiones agrícolas.

Colombia: Casi 1/3 cubierta de vegetación, principalmente en la región del Amazonas y algo junto a la costa del Pacífico. Se han ralentizado los intentos de colonización.

Venezuela: Gran extensión en el sur prácticamente intacta. Grandes talas en pequeñas zonas del norte que se han convertido en ranchos y granjas.

Guayana: la mayoría de la población vive junto a la costa. Poca amenaza para los bosques.

Surinam: La selva tropical virgen cubre la mayor parte del país. Gran parte protegida por parques y reservas.

Ecuador: Ya han desaparecido grandes extensiones de bosques junto al Pacífico. Las exploraciones petroleras y la agricultura están invadiendo la Amazonia ecuatoriana.

Guayana francesa: la población vive junto a la costa. Poca presión o bosques intactos en el interior.

Bolivia: Aún no se ha producido mucha explotación de los bosques. Pero el gobierno ha comenzado a construir carreteras, granjas y ranchos.

 

 

 

Caribe

La mayoría de los bosques de las islas hace tiempo que sólo quedan residuos tras una gran explotación realizada por la densa población. Aún quedan pequeñas extensiones, por ejemplo, en la República Dominicana, Trinidad y Tobago y Puerto Rico, donde un bosque nacional de los EE.UU., protege 104 kilómetros cuadrados.

 

Méjico: Extensión de la agricultura, recolectores de madera y ganaderos invaden la última zona de selva tropical del país en la frontera sur con Guatemala.

 

América central: Una gran tendencia a la ganadería en este istmo densamente poblado ha reducido grandemente los bosques originarios. Se piensa que ha desaparecido 2/3. Pequeñas zonas descubiertas en la región Petén del noreste de Guatemala, el Bosque de los Mosquitos en el este de Honduras, zonas del este de Nicaragua, sur de Belice, el parque nacional de Costa Rica y gran parte de Panamá.

 

Asia del sur

India: Zonas de bosque en el oeste de Ghats y en las Islas Andaman alterados por los pobres sin tierra, agricultura y explotación forestal.

Bangladesh: Estrecho cinturón de selva tropical en Chittagong muy explotado por las tribus de montaña.

Sri Lanka: pequeñas extensiones en la zona sudoccidental y central, muy alteradas por la explotación forestal y la agricultura de «brozas y quema».

 

África

Zaire: La mayor selva tropical de toda África (casi 1/10 de todo el mundo), partes de ella son ahora de cultivos secundarios. Algunos claros en el sur debido a la agricultura de «brozas y quema», aunque aún quedan grandes áreas intactas gracias a la población principalmente rural.

Gabón: Casi toda cubierta de bosques. La explotación acaba de comenzar.

Camerún: Gran destrucción de extensas zonas forestales —sobre todo en el sudoeste— provocada por las compañías madereras y la agricultura de «brozas y quema».

Congo: Bosques que aún no han sido alterados en las lejanas regiones del norte y centrales. Alguna explotación maderera en el sur.

Costa de Marfil: Han desaparecido más del 70% de los bosques vírgenes. El resto puede desaparecer en una década. Intensa explotación maderera. La extensión de la agricultura aumenta rápidamente.

Liberia: Queda muy poco bosque original debido a la extensión de la agricultura.

República de África Central: Selva tropical en el sur. Poca presión debido a la poca población.

Nigeria: Alteración de la mayor parte de los bosques debido a la densa población y a un siglo de explotación maderera. En el sur quedan pequeñas extensiones que se espera que sean explotadas pronto.

Sierra leona: Quedan muy pocas zonas no alteradas por los agricultores.

Guinea ecuatorial: Cubierta casi por completo de bosques. Es esperan pocas pérdidas.

Gana: No queda casi ninguna o ninguna zona de bosque virgen. Casi la mitad desapareció durante los pasados 25 años debido a la explotación agrícola. Lo que queda está en el sudoeste.

Benin: En el sudoeste aún queda una pequeña zona de selva tropical.

Angola. Pequeñas zonas de selva tropical concentradas en el norte.

Madagascar: Muchas agricultura de «brozas y quema». Sólo queda una zona fragmentada de selva tropical en el este.

 

Sudeste de Asia

China: Las selvas tropicales a lo largo de la costa este muy alteradas, aunque aún hay protegidas algunas zonas.

Indonesia: la mayor extensión de selva tropical en Asia (casi 1/10 de todo el mundo), aunque ya se ha perdido gran parte. La producción maderera se ha multiplicado por seis entre 1960-70. Los agricultores y colonos transhumantes también han eliminado grandes zonas.

Malasia: Casi 2/3 de las tierras bajas de bosques de la península han sido explotados por la madera, convertidos en aceite de palmera y plantaciones de caucho. Grandes bosques de la zona de Borneo también ha sido talados.

Papua Nueva Guinea: Principalmente cubierta por selva tropical no alterada, en gran parte por ser inaccesible a las compañías madereras. En pequeñas zonas de la costa norte se estan talando zonas enteras de bosques. La mitad de la población cultiva los bosques.

Filipinas: Grandes compañías madereras han talado las selvas tropicales que quedaban, menos de un tercio de lo que existía hace 30 años. La tala por los pobres rurales también es severa.

Brunei: Principalmente cubierta por selva tropical no alterada. Los ingresos por los impuestos del petróleo quita presión a la tala maderera como fuente de intercambio extranjero.

Sólo pequeñas zonas de bosques sobreviven en Indochina, principalmente en el sur de Tailandia, en la parte baja de Burma, en el sur de Kampuchea y en parte de la Llanura del Mekong en Vietnam.

 

Australia

Fragmentos de bosques originarios quedan a lo largo de la costa este de Queensland. Otras zonas boscosas de tierras bajas han sido taladas para obtener madera, plantaciones de azúcar, intereses madereros y ganaderías.

 

Islas del Pacífico

Selvas tropicales encontradas en la zona sudeste del Fiji. En las principales zonas se localizan compañías madereras. Casi ¾ de las Islas de Salomón también cubiertas de bosques, la mayoría en terrenos demasiado escarpados para talarlos.