Lección 075 – Cánceres y Tumores

                EL SISTEMA DE SALUD DEL HIGIENISMO

La Ciencia de la Nutrición

DECIMOSEXTA PARTE

CÓMO EL HIGIENISMO PUEDE SANAR LAS

ENFERMEDADES MÁS COMUNES

LECCIÓN SETENTA Y CINCO

TEMA: Los hábitos de vida sana no provocan las condiciones que culminan en cáncer.

            PROFESOR: Doctora Susan Hazard

            * Generalidades

            * Objetivos de esta lección

            * Definiciones

            * Conceptos clave

            * Hechos destacables

            * Esquema global de la lección

            * Presentación de la lección

            * Preguntas sobre la lección

            * Resumen de la lección

            * Textos complementarios

            * Hojas de trabajo

            * Respuestas

GENERALIDADES

            Dado el carácter pernicioso de los alimentos procesados y refinados, le recomendamos evite la ingestión de estas sustancias cancerígenas para así mantener un perfecto estado de salud y evitar en todo momento el desarrollo de una condición oncológica.

            En nuestro afán por mantenernos alejados de esta grave enfermedad degenerativa, debemos prescindir de aquellos factores nocivos que diariamente nos acechan en el trabajo y el hogar.

OBJETIVOS DE LA LECCIÓN

            Al finalizar esta lección, conocerá:

            1.- Los siete estadios de la enfermedad.

            2.- El origen del cáncer.

            3.- La relación existente entre los hábitos perniciosos y las condiciones oncológicas.

            4.- Los peligros que entraña el tratamiento contra el cáncer.

            5.- Los agentes químicos que contribuyen sobremanera al desarrollo de esta grave

                 enfermedad.

            6.- Qué elementos cancerígenos intervienen con mayor virulencia en la aparición del

                 cáncer.

7.- La composición estructural de aquellos alimentos que se consumen con más

                 frecuencia en nuestra sociedad.

            8.- Qué alimentos poseen sustancias oncógenas en una proporción alarmante.

            9.- Los estudios científicos que analizan el carácter cancerígeno de los tóxicos               

                    alimentarios.

            10.- La relación existente entre los pesticidas y las condiciones oncológicas.

            11.- La relación que existe entre los agentes químicos que inundan nuestro entorno                                                                                                      

                   medioambiental y el cáncer.

            12.- El carácter pernicioso del tabaco.

            13.- Los riesgos de la “terapia oncológica”.

            14.- La ineficacia del Laetril como elemento terapéutico.

DEFINICIONES

            AGRONOMÍA: Conjunto de conocimientos científicos aplicables al cultivo de la tierra.

ANEMIA APLÁSTICA: Condición que se caracteriza por un descenso pronunciado en la formación de glóbulos rojos y hemoglobina. A menudo surge como resultado de una degeneración de células en la médula ósea.

            ANGIOSARCOMA: Neoplasma maligno particularmente rico en las venas y cuyo origen parece encontrarse en los vasos linfáticos.

ANTIOXIDACIÓN: El retardo de la oxidación de una sustancia por la acumulación de otra.

ATAXIA CEREBRAL: Pérdida de coordinación muscular como resultado de un desorden en el cerebelo.

            AUTOLISIS: Digestión enzimática de las células (especialmente cuando se hallan en               proceso degenerativo o moribundo) originadas por las células presentes en el interior de las células.

            CARCINOMA: Sustancia tóxica que origina cáncer.

CIRROSIS: Es una enfermedad crónica y difusa del hígado que se conceptúa como un proceso hepático en el que coexisten la necrosis celular, la fibrosis y los nódulos de regeneración.

COCARCINÓGENO: Sustancia que incrementa los resultados cancerígenos de un carcinógeno.

            COLINA: Amina, ampliamente distribuida en los tejidos vegetales y animales, que forma parte de la lecitina y otros fosfolípidos. Su participación es esencial en el metabolismo normal de la grasa y los hidratos de carbono. También participa en el metabolismo proteico como un agente metializante y es un precursor de la acetilcolina.

COLINESTERASA: Grupo de enzimas que provocan la escisión hidrolítica de diversos éteres de la colina. La más importante de las colinesterasa es la acetil-colinesterasa, que cataliza el mediador químico acetil-colina en colina y ácido acético.

ENDÓGENO: Que se origina y produce en el interior del organismo o en uno de sus miembros.

            EXÓGENO: Que se origina o produce en el exterior del organismo.

HEMATOPOYÉSIS: Es el proceso en virtud del cual se forma la sangre en los órganos denominados hematopoyéticos.

HEMOGLOBINA: Pigmento rojo intracelular de la sangre que actúa como fermento respiratorio transportando el oxígeno desde los pulmones a los tejidos.

            HEPÁTICO: Relativo al hígado.

HIDROCARBURO: Compuesto químico resultante de la combinación del carbono con el hidrógeno.

            HUMECTANTE: Agente humedecedor.

            KILOGRAMO: En el sistema métrico, mil gramos.

            LARINGECTOMÍA: Extirpación quirúrgica de una zona enferma de la laringe.

LATENTE: Que se encuentra en una forma no visible o aparente, pero capaz de desarrollarse o expresarse. Inactivo.

LEUCOSITOSIS: Proliferación excesiva de leucocitos en la sangre. Dependiendo de la célula afectada, la condición puede ser linfoidal, mieloblástica o mielocítica.

MACROMOLÉCULA: Molécula de gran tamaño, especialmente las proteínas, los ácidos nucleicos y los polisacáridos

MALIGNO: Que se desarrolla en una forma aguda y normalmente letal. En el caso de los neoplasmas, dícese de las formaciones que se expanden de forma independiente y vuelven a surgir tras su extirpación.

MESOTELIOMA: Tumor epitelial formado a partir del revestimiento pleural, peritoneal o pericárdico. El desarrollo del mesotelioma se asocia con frecuencia a la exposición con el polvo de amianto o asbesto (asbestosis). Diversos estudios han descubierto también la presencia de estos tumores en el tracto genital femenino.

METAHEMOGLOBINA: Pigmento que se forma en los glóbulos rojos por oxidación del átomo de hierro de la hemoglobina que pasa del estado bivalente al trivalente. A diferencia de la hemoglobina, la metahemoglobina no puede combinarse con el oxígeno respiratorio.

METAHEMOGLOBINEMIA: Proliferación excesiva de metahemoglobina en la sangre.

            METAPLASIA: Transformación de un tejido en otro.

MITOSIS: Proceso de reproducción celular que se produce por escisión indirecta. La mitosis se efectúa siempre a través de cuatro fases: profase, metafase, anafase y telofase.

MUTACIÓN: Cambio en las características de un organismo producido por una alteración del material hereditario. La mutación es un fenómeno que se produce en el nivel cromosomático, perturbando la estabilidad funcional de un cromosoma o parte de éste. Una vez finalizado este proceso, el organismo sufre una mutación genética.

            MUTÁGENO: Dícese de la sustancia o agente que origina una mutación genética.

            NEUROLÓGICO: Relativo al sistema nervioso.

OSTEOCITOS: Se denominan así las células óseas que se encuentran en la estructura íntima del tejido óseo.           

OTOTÓXICO: Que afecta negativamente a la cavidad auditiva, especialmente a la región neural.

PARESTESIA: Cualquier alteración cualitativa de la sensiblidad (estesia). Son parestesias las sensaciones de hormigueo, quemazón, entorpecimiento, picazón y prurito.

PPM: Partes por millón.

            PATOGÉNESIS: El origen y desarrollo de un proceso patológico.

            RENAL: Relativo al riñón.

SOMNOLENCIA: Pesadez y torpeza de los sentidos motivadas por el sueño. Semiconsciencia.

TERATÓGENO: Cualquier sustancia, agente o proceso que induce al desarrollo de anomalías en el feto.

UREMIA: Condición tóxica asociada con un trastorno renal que origina una retención en la sangre de sustancias nitrogenadas normalmente expulsadas por el riñón.

CONCEPTOS CLAVE

1.- El cáncer surge como resultado de una vida plagada de prácticas insalubres y  hábitos perniciosos.

2.- Dado el carácter pernicioso de aquellos elementos cancerígenos que flotan por nuestra atmósfera y copan nuestros productos alimentarios, debemos prestar atención a las sustancias ingeridas.

3.- Puesto que los fármacos prescritos para combatir el cáncer son muy peligrosos, le recomendamos evite cualquier tratamiento sanitario.

4.- Basta desarrollar unos hábitos alimentarios acordes con nuestra herencia biológica para mantenernos alejados de las condiciones oncológicas.

HECHOS DESTACABLES

            1.- El cáncer es la culminación (séptimo estadio) de un proceso patológico.

2.- El cáncer surge como resultado de una alteración fisiológica que perturba la          división celular y la integración orgánica como una unidad funcional. La célula desarrolla un estado de independencia.

3.- Puesto que esta enfermedad degenerativa se desarrolla a partir de unos hábitos perniciosos, toda sanación debe incluir una corrección de nuestros propios errores.

4.- Los siete estadios de la enfermedad tienen su origen en la enervación y finalizan con el cáncer.

 5.- Como se desprende de los últimos estudios científicos, las personas que evitan los tratamientos farmacológicos sobreviven cuatro veces más que los enfermos tratados.

6.- Durante los últimos diez años, la producción artificial de sustancias químicas ha crecido en un 255 por ciento. Desgraciadamente, las autoridades gubernamentales apenas controlan la naturaleza oncógena de estos elementos sintéticos.

7.- Muchos de los alimentos que ingerimos con asiduidad contienen un porcentaje muy elevado de sustancias cancerígenas.

8.- Según datos ofrecidos por las propias agencias gubernamentales, los peces pueden almacenar una acumulación tóxica dos mil veces superior a la presente en el medio acuífero por el que se desenvuelven.

9.- Los huevos contienen muchos elementos perniciosos para la estabilidad física del organismo.

10.- Las hamburguesas, los perritos calientes y los productos cárnicos procesados poseen una gran cantidad de elementos cancerígenos.

11.- La cocción de los alimentos provoca la emisión de hidrocarburos y acroleína, elementos relacionados con el desarrollo del cáncer.

12.- Como se desprende de las investigaciones realizadas en el continente norteamericano, la ingestión de cafeína puede originar cambios genéticos y cromosomáticos en los animales, las bacterias y las plantas superiores.

13.- El consumo de bebidas alcohólicas podría aumentar el riesgo de sufrir cáncer de boca, laringe, faringe y esófago.

14.- Al igual que sucede con los pesticidas y otros productos químicos, los insecticidas pueden provocar condiciones oncológicas en el ser humano.

15.- Cada vez son más los datos que vinculan la aparición de carcinomas con la inhalación de agentes contaminantes (tabaco, hidrocarburos y otras sustancias perniciosas).

16.- Muchos de los elementos utilizados por las industrias químicas provocan entre sus trabajadores, especialmente las fábricas de amianto, un alto índice de trastornos oncológicos.

17.- Los análisis estadísticos han demostrado que el riesgo de contraer un cáncer es veinticinco veces mayor en aquellas zonas donde la atmósfera se encuentra más contaminada.

18.- Son muchos los datos científicos que demuestran la relación existente entre la radiación y el cáncer.

19.- A pesar de los esfuerzos gubernamentales por hacernos creer lo contrario, lo cierto es que el Laetril, fármaco que se extrae de las semillas del albaricoque, lejos de mitigar el sufrimiento, incrementa la peligrosidad de la enfermedad.

ESQUEMA GENERAL DE LA LECCIÓN

PRIMERA PARTE

I.- Introducción

II.- La historia del cáncer

III.- ¿Qué es el cáncer?

IV.- Incidencia del cáncer

V.- Perturbación celular

VI.- Una «cura» para el cáncer

VII.- Los siete estadios de la enfermedad

VIII.- ¿Podemos prevenir el cáncer?

IX.- Cómo evitar el desarrollo del cáncer

X.- Los requisitos de la salud saciarán las necesidades del enfermo

XI.- Hábitos

XII.- Un tratamiento para el cáncer

XIII.- Agentes químicos

XIV.- Factores geográficos

XV.- Cocarcinógenos

SEGUNDA PARTE

I.- FACTORES ALIMENTARIOS

     A. Pescado

          1.- Crustáceos

          2.- Truchas de criadero

          3.- Pescado fresco

     B. Huevos

          1. Fármacos

     C. Aves

          1. Arsénico

          2. Fármacos

          3. Hormonas

          4. Pesticidas

          5. Pollos afectados de cáncer

     D. Hamburguesas

     E. Perritos calientes

     F. Carne de cerdo

     G. Otras sustancias tóxicas en la carne

          1. Etiquetado

          2. Estilbestrol

          3. Animales insalubres

    H. Azúcar

         1. Azúcar moreno

     I. Grasas y aceites

         1. Hidrogenación

         2. Aceites calentados

     J. Cafeína

     K. Bebidas alcohólicas

II.- ELEMENTOS DIETÉTICOS DE NATURALEZA ONCOLÓGICA

      A. Tintes alquitranados

      B. Tanino y ácido tánico

      C. Nitrato

      D. Nitrito

      E. Tumores marítimos

      F. Alcohol etílico

     G. Aflatoxinas

     H. Carbón vegetal

      I. Carageno

      J. Colorantes azoicos

      K. Azúcar

      L. Sacarina

TERCERA PARTE

I.- PESTICIDAS

    A. Pronamida

    B. Paration

    C. Nitrofeno

    D. Hidrazida maleica

    E. ETU-2-imidazolidinetiona

    F. Dieldrina

    G. Hidrocarburos clorinados

    H. Clordano

     I. Atrazina

    K. Amitraz

CUARTA PARTE

I.- FACTORES MEDIOAMBIENTALES

    A. Carcinogénesis química

         1.- Asbestos

         2.- Contaminación atmosférica

         3.- Agua

         4.- Hidrocarburos policíclicos

QUINTA PARTE

I.- EL TABACO Y EL CÁNCER

SEXTA PARTE

I.- OTROS CANCERÍGENOS

     A. Ácido sórbico

     B. Envoltorios y botellas de plástico

     C. Tintes artificiales

     D. Cosméticos

SÉPTIMA PARTE

I.- TERAPIA DEL CÁNCER

    A. Quimioterapia

          1.- Principios de la terapia

    B. Agentes quimioterapéuticos

II.- AGENTES ONCOLÍTICOS

      A. Agentes alquilantes

      B. Antimetabolitos

      C. Antibióticos antineoplásicos

      D. Alcaloides

      E. Otros fármacos

III.- RADIOTERAPIA

       A. Efecto directo sobre las células

       B. Inducción indirecta del cáncer

       C. Efectos de la radiación

IV.- LAETRIL

CÁNCER Y TUMOR

Doctora Susan Hazard

PRIMERA PARTE

Introducción

            Son muchos los factores medioambientales (tabaco, alcohol y contaminación atmosférica), alimentarios (productos procesados) y farmacológicos (medicamentos, radiología y terapias) que contribuyen al desarrollo de las condiciones oncológicas.

            Cuando el organismo presiente la acumulación de sustancias tóxicas en su interior, inicia un proceso de desintoxicación endógena con el objetivo de eliminar todos estos elementos perniciosos. Al no poder hacer frente con toda la carga nociva, el cuerpo humano pone en marcha una serie de medidas de emergencia que desembocarán en una condición oncológica ante la persistencia de la nocividad.

            Puesto que todos los factores detallados con anterioridad actúan en el interior del organismo con la misma intensidad, estimamos oportuno analizar la naturaleza tóxica de estas sustancias para evitar su posterior consumo. Sólo de esta forma podremos desarrollar aquellos hábitos que nos conduzcan hacia un perfecto estado de bienestar.

La historia del cáncer

            A pesar de su aparente contemporaneidad, lo cierto es que el cáncer es una enfermedad muy antigua cuyos orígenes parecen estar vinculados con la era dinosauria. Como se desprende de los estudios arqueológicos efectuados a raíz de los hallazgos de Wyoming (E.E.U.U.), estos grandes animales podían haber desarrollado, entre otras enfermedades, perturbaciones tumorosas en la masa ósea.

            Cuando los científicos analizaron la composición antropoide de los fósiles hallados en Java (1891), advirtieron que el ser humano desarrolló esta grave enfermedad desde el inicio de su existencia. Además de los datos analíticos obtenidos tras el descubrimiento de las momias de Gizeh, los papiros de Edwin (2500 a. C.), los papiros de Leyde (1500 a. C.) y los papiros de Ebers (1500 a. C.) no sólo describen los síntomas del cáncer con gran precisión, sino que incluso analizan algunos de los tratamientos terapéuticos utilizados durante la era primitiva. Gracias al análisis lingüístico de la obra hindú Ramayana, hoy en día sabemos que los antiguos galenos utilizaban el arsénico como elemento terapéutico para inhibir el crecimiento canceroso. Diversos escritos hipocráticos (400 a. C.) relatan varias formas de enfermedad, entre las que destacan el cáncer de pecho, el cáncer de útero, el cáncer de piel y el cáncer de recto. Precursor del término carcinoma (del griego karkinos), el padre de la medicina moderna tuvo la prudencia de negar la existencia de tratamiento para el cáncer agudo.

            Gracias a su teoría humoral de la enfermedad -postulado que durante siglos formó parte integral de la historia médica-, la comunidad sanitaria defendió la existencia de cuatro líquidos corporales (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra). En su esfuerzo por explicar el origen de la enfermedad, Hipócrates  propugnó la relación existente entre la salud y el equilibrio orgánico de estos cuatro elementos. Como aseverara posteriormente en sus múltiples postulados, el responsable último de las condiciones tumorosas era la bilis negra secretada por el bazo. A pesar de la inconsistencia de sus teorías, Hipócrates defendió el origen orgánico de la enfermedad en contraposición con las creencias coetáneas que se apoyaban en el papel diabólico o mágico de la enfermedad.

            Con la expansión del imperio romano, Aurelius Cornelius Celsus se convirtió en el primer galeno que logró ligar los vasos sanguíneos durante una intervención quirúrgica. Conocedor de las capacidades invasoras de las células cancerígenas, Celsus analizó en sus estudios la expansión de las regiones tumorosas y advirtió que no todos los carcinomas se expandían por igual en el interior del organismo.

            Firme defensor de la teorías hipocráticas, Galeno utilizó sus influencias para bloquear cualquier estudio encaminado al análisis del origen patológico. No obstante, debemos señalar que el fisiólogo griego logró vincular los problemas psicosomáticos con el desarrollo de las condiciones patológicas. En su esfuerzo por esclarecer el génesis del cáncer, Galeno advirtió que las mujeres melancólicas desarrollaban cáncer de pecho con mayor asiduidad que el resto de ciudadanos.

            Tendremos que esperar nueve siglos más para que los médicos árabes Avenzoar y Averrhoes utilizaran por primera vez sondas esofagales para diagnosticar cáncer de garganta y así poder mejorar los hábitos alimentarios de los afectados. Debemos admitir que sus descripciones clínicas sobre el cáncer de esófago y estómago se acercan bastante a la realidad.

            Posteriormente sería el renacentista Fallopius (1523-1562) quien sustituyera las intervenciones quirúrgicas por la pasta cáustica, elemento este último que el doctor Frederick Edward Mohs ha comenzado a utilizar en la actualidad para tratar el cáncer de cara, cuero y cabeza. La clasificación más importante de los tumores los divide en benignos y malignos, distinción que efectuó Marcus Arelius Severinus después de la muerte de Hildanaus. Cuando los especialistas erigieron la primera planta de oncología en tierras francesas (Reims), las autoridades sanitarias consideraban al cáncer como una enfermedad contagiosa como la lepra.

            Será a finales del siglo dieciocho cuando los expertos centrarán sus investigaciones en los experimentos con animales. Fruto de este nuevo enfoque analítico, Percivall Potts advirtió la existencia del cáncer profesional en los deshollinadores (cáncer de escroto).

Con la llegada del siglo diecinueve, los científicos John Hunter, Rene Laennec y Marie Francois Bichat avanzaron de forma importante en el campo de la patología al diseñar el concepto de célula como la unidad básica de los tumores. Posteriormente, sería el ginecólogo francés Joseph Recamier quien describiera la invasión celular de los vasos sanguíneos. Precursor del término «metástasis», el doctor Recamier describió el proceso patológico como la propagación de las células cancerígenas a través del torrente sanguíneo y linfático. A finales de siglo, los científicos Christian Billroth, Alexander von Winiwater, Wilhelm Freund y Themistokles Gluck, entre otros, comenzaron a desarrollar intervenciones quirúrgicas con gran asiduidad, siendo la histerectomía y la laringectomía las más comunes.

            En su esfuerzo por evitar la metástasis de la enfermedad, el norteamericano William Halsted desarrolló a principios de siglo veinte un tratamiento radical que consistía en la extracción quirúrgica del tumor y los nódulos linfáticos regionales. Conocido en la actualidad como intervención radical Halsted, estas operaciones provocan anualmente miles de mutilaciones innecesarias.

            Cuando en 1895, Roentgen descubrió la existencia de unos rayos misteriosos que emanaban de un tubo vacío, pocos podían pensar que esa ruda caja pudiera servir en el futuro para diagnosticar y tratar procesos oncógenos. Conocidos popularmente con el mobre de rayos-x, Roentgen advirtió que estas exposiciones radiológicas emitían una extraña luz al entrar en contacto con los materiales menos densos.

            Tres años después, serían los franceses Pierre y Marie Curie quienes hallaran un nuevo elemento en la pecblanda que ya había generado uranio. Bautizado con el nombre de radio, los dos científicos galos advirtieron que las radiaciones emitidas por este componente mineral eran más intensas que las descargas de uranio. Como resultado de su prolongada exposición a este elemento radiactivo, Marie Curie desarrolló una condición anémica.

            Transcurridos varios años desde su descubrimiento, un fabricante de tubos de Roentgen falleció tras sufrir una úlcera en el brazo y, posteriormente, en la axila. Algo similar sucedió con el cirujano Robert Abbe, quien murió víctima de una anemia después de recibir dosis continuadas de radiación.

            Tras dar a conocer la Ley de la Radiosensibilidad, el francés Jean Bergonic falleció en 1925 como resultado de las constantes emisiones radioactivas. Después de sufrir la amputación de los dedos y un brazo, el doctor Bergonic falleció aquejado de una metástasis pulmonar.

            Junto a la intervención quirúrgica y la radioterapia, la comunidad sanitaria ha desarrollado en los últimos años un nuevo tratamiento conocido con el nombre de quimioterapia. En su esfuerzo por controlar el crecimiento de las células cancerígenas y evitar, así, la perturbación fisiológica de estos microorganismos, los responsables sanitarios han lanzado al mercado cientos de productos farmacológicos. No obstante, debemos señalar que estas sustancias no sólo inhiben la actividad funcional de las células cancerígenas, también provocan alteraciones fisiológicas de consecuencias imprevisibles.

            Puesto que el organismo es el único agente responsable de la sanación corporal Äfenómeno que tiene lugar tras la eliminación de los elementos nocivosÄ, resulta ilógico pensar que los médicos puedan «curar» el cáncer. Basta una simple indicación por parte del paciente para que el facultativo inicie una serie de tratamientos perjudiciales para su estabilidad física. Lejos de aceptar los riesgos que entrañan las prescripciones facultativas, los enfermos acuden presto a la consulta de su especialista para conocer los resultados del análisis de Papanicolau o hallar rápidamente el origen de la hemorragia interna. Absortos por la propaganda oficialista, cada vez son más los ciudadanos que se alejan del verdadero origen de la enfermedad y depositan toda su confianza en la comunidad sanitaria en detrimento de las cualidades sanativas del ser humano.

                                                     ¿Qué es el cáncer?

            Como ya indicamos con anterioridad, las condiciones oncológicas conforman el séptimo estadio del proceso patológico. Considerada durante siglos como una sola enfermedad, lo cierto es que el cáncer engloba toda una serie de estados morbosos que tienen en común el crecimiento descontrolado de las células independientes.

            Dado el carácter unitario del cuerpo humano, toda perturbación funcional que se origine en la estructura celular de un tejido afectará negativamente al desarrollo fisiológico del organismo en su conjunto. Tomando como punto de referencia la zona afectada, podemos clasificar el cáncer en tres grandes grupos:

            a) Los sarcomas, entendiendo como tal cualquier tumor maligno constituido por tejido                                    conjuntivo embrionario (la masa ósea).

            b) Los carcinomas o tumores formados a expensas del tejido epitelial de los órganos (pulmón, pecho o piel).

            c) Los linfomas o leucemias, tumores provocados en el sistema sanguíneo.

            En la mayoría de los casos, la expansión descontrolada de estas células cancerígenas desemboca en la formación de una región tumorosa que comprime, invade y destruye los tejidos sanos. Aunque no siempre pueden usarse como indicadores, algunos tumores muestran con claridad el origen de la condición morbosa. Así por ejemplo, los mesoteliomas -tumor epitelial formado a partir del revestimiento pleural, peritoneal o pericárdico- se asocian con frecuencia a la exposición con el polvo de amianto o asbesto (asbestosis).

            Por regla general, los tumores malignos presentan algunas características comunes como pudieran ser el crecimiento celular en la región afectada, la invasión de los tejidos sanos, la apariencia inmadura del tejido afectado y su rápida expansión por las distintas partes del organismo. Aunque no siempre están presentes en el desarrollo de una condición oncológica, su análisis podría ayudarnos a comprender con mayor precisión la naturaleza de los tumores.  

Incidencia del cáncer                   

                Aunque el cáncer afecta tanto a los jóvenes como a los ancianos, son las personas de edad avanzada las más propensas a desarrollar este tipo de enfermedades. Considerado por todos los expertos como uno de los máximos responsables de la mortalidad infantil, sólo superado por los accidentes, los análisis estadísticos demuestran que el número de afectados supera los 7.000 niños anuales en los Estados Unidos. Además del riesgo que supone para la estabilidad física de los más jóvenes el efecto teratogénico del tabaco, el alcohol, la cafeína y las drogas, la ingestión continuada de alimentos procesados interviene directamente en el desarrollo de tales enfermedades.

            Como se desprende de los estudios efectuados recientemente por las autoridades estadounidenses, el número de afectados se ha duplicado en las últimas seis décadas, siendo la tasa de mortalidad superior cada año. En este sentido, podemos afirmar que el riesgo de contraer cáncer de pulmón ha crecido entre los hombres un veinte por ciento en la última década, una cifra que se acerca bastante al número de afectados por cáncer de estómago. En palabras de los propios especialistas, son el tabaco y los alimentos procesados los principales responsables de las condiciones anteriormente mencionadas.

            Sólo en 1974 fallecieron en los Estados Unidos 358.400 personas aquejadas de algún tipo de cáncer, cifra que sin dudas irá creciendo ya que anualmente se diagnostican aproximadamente 900.000 nuevos casos. Según datos ofrecidos por la Asociación Estadounidense de Ayuda contra el Cáncer, el veinticinco por ciento de la población norteamericana desarrollará en los años venideros alguna condición oncológica.

            Además del gasto presupuestario que supone para las arcas del estado la manutención de los enfermos de cáncer, las distintas investigaciones terapéuticas disparan la subvenciones multimillonarias ofrecidas por las instituciones gubernamentales. Como resultado del trastorno económico que esta enfermedad origina en el mundo laboral, las grandes empresas pierden miles de millones en la contratación de nuevos empleados y las subvenciones por baja.

            Lejos de mejorar nuestro maltrecho estado de salud, la ingestión de productos farmacológicos perturbará inevitablemente la estabilidad física del organismo. Si de veras desea mantenerse al margen de los trastornos funcionales, le recomendamos inicie un programa de ayuno y consuma simplemente aquellos alimentos naturales que se adapten a su fisionomía biológica.

Perturbación celular

            Como ya indicamos con anterioridad, las condiciones oncológicas son el resultado de una alteración funcional que afecta directamente al control fisiológico de las células. A diferencia del resto de microorganismos celulares, las células cancerígenas se desarrollan de forma independiente, destruyendo masivamente los tejidos circundantes.

            Una vez iniciada su actividad invasora, estas células escapan al control orgánico y se expanden formando una masa tumorosa. Aunque nuestro conocimiento sobre la división celular es muy limitado, sabemos que interrumpen su crecimiento al entrar en contacto con una superficie sólida u otra célula. Conocida científicamente con el nombre de inhibición de contacto, las células cancerígenas pierden esta capacidad funcional al iniciar su expansión. A diferencia de las células normales que se desarrollan sobre capas simples, las cancerígenas tienden a la forma irregular sobre varias capas de profundidad.

            Mientras las células normales habitan en una región determinada -las hepáticas desarrollan su funcionalidad en el hígado y las pulmonares en el pulmón-, las cancerígenas se expanden por todo el organismo sin ningún lugar fijo donde residir. Aunque la composición química de ambos microorganismos es similar, debemos señalar que la cantidad de elementos presentes en las dos células es asimétrica.

            Inducida clínicamente en un laboratorio mediante agentes externos, los científicos pueden perturbar la estabilidad funcional de una célula hasta transformarla en un cuerpo cancerígeno. Aunque es cierto que una célula cancerígena puede alterar el código genético de sus sucesoras, debemos señalar que su perturbación fisiológica fue provocada por una acumulación tóxica.

Una «cura» para el cáncer

            Como afirmara el doctor Shelton en una de sus obras, «los médicos nunca centran sus estudios en la eliminación total de las causas patológicas. Para ellos, el descubrimiento de nuevos tratamientos farmacológicos, la distribución de sus mercancías, la venta de sus productos y la administración de sus “curas” es más importante. Alentados por la supuesta curación de la enfermedad, los responsables sanitarios han construido un imperio industrial en torno a esta ilusión.»

            Puesto que el ser humano no puede superar ninguna condición morbosa a menos que corrija sus hábitos cotidianos, cualquier esfuerzo investigador encaminado a la búsqueda de una «cura» carecerá de eficacia. Como ya indicamos con anterioridad, lo que hoy entendemos como cáncer no es más que la culminación de un proceso patológico que tuvo su origen antes del desarrollo clínico de la enfermedad.

            En palabras del propio doctor Shelton, «lejos de atacar súbitamente al ser humano, el cáncer se desarrolla paulatinamente a medida que las estructuras celulares modifican su composición original». Si queremos poner fin al proceso patológico que originó el desarrollo de una condición oncológica, tendremos que evitar aquellos hábitos perniciosos que provocaron un crecimiento celular anormal. Una vez restauremos nuestro ansiado estado de salud, la condición morbosa irá desapareciendo paulatinamente siempre que la perturbación no halla alterado irreversiblemente las estructuras básicas.

            Los expertos reconocen los períodos que anteceden al desarrollo último del cáncer, pero prefieren mantenerse al margen de las consecuencias que preceden al estado oncológico. Como analizaremos con posterioridad, el proceso patológico recorre seis períodos antes de alcanzar la fase conocida popularmente con el nombre de cáncer, estadios que nos permiten corregir las causas de la enfermedad. En este sentido, el doctor Shelton afirmó que «los médicos suelen analizar simplemente los agentes químicos asociados con el último estadio de la enfermedad, ignorando las causas que provocaron, originalmente, el desarrollo del proceso evolutivo».

            Apoyándose en la intervención quirúrgica, la radiología y la quimioterapia como elementos terapéuticos, la profesión médica siempre ha defendido la destrucción tumorosa en detrimento del restablecimiento último de la salud. A menos que se eliminen las causas patológicas que provocaron la enfermedad, jamás alcanzaremos un perfecto estado de bienestar. La extirpación del pulmón o el pecho de una persona no eliminará los agentes oncógenos, para ello tendremos que prescindir del tabaco y los alimentos procesados.

            Obnubilados por la educación propagandística que han recibido en sus años universitarios, los médicos se niegan a aceptar el cáncer como el punto culminante de un proceso patológico iniciado años atrás. Cuando un niño consume una hamburguesa u otro producto sintético, sufre una pequeña acumulación tóxica que, con el paso de los años, irá incrementado su peligrosidad hasta desembocar en un proceso oncológico.

Los siete estadios de la enfermedad

            Aunque ya dedicamos toda una lección al estudio exhaustivo de los siete estadios de la enfermedad, estimamos oportuno analizarlos de nuevo para comprender mejor la naturaleza del cáncer

            1. La debilitación

            La debilitación es un estado que aparece cuando el organismo no genera la cantidad de energía nerviosa necesaria para que el cuerpo pueda desempeñar todo su trabajo, o cuando algunas de las actividades vitales del organismo requieren una mayor cantidad de energía que la suministrada. En cualquiera de los dos casos, el organismo se trastorna, generando menos energía nerviosa si persisten las condiciones de falta de generación o sobrecarga de trabajo. La mayor parte de los seres humanos se da cuenta de este estado cuando se encuentra agotada. Si esta cantidad se agota o resulta ser insuficiente para que se ejecuten todas las actividades corporales, comienzan a trastornarse todas las funciones orgánicas, incluyendo los procesos de eliminación de los desechos metabólicos endógenos y las sustancias tóxicas exógenas que se han introducido en el cuerpo. Este trastorno se traduce en otros daños orgánicos entre los que se encuentra la disminución de la capacidad corporal de generar mayor cantidad de energía. El cuerpo comienza a debilitarse cada vez más hasta alcanzar el segundo estado, la toxemia.

            2. La toxemia o toxicosis

            Cuando existe una acumulación de sustancias tóxicas que provoca una saturación en la sangre, en los tejidos, en el sistema linfático y en los fluidos intestinales, podemos decir que nos encontramos ante una toxemia y toxicosis.

            La acumulación y saturación del tejido y la sangre de materiales tóxicos puede producirse bien en el interior del organismo, por medio de los residuos generados, o bien por la introducción de sustancias tóxicas externas que no se han expulsado. Esta intoxicación se produce cuando sobrecargamos el organismo con sustancias nocivas externas o sobrevaloramos nuestras capacidades, y no descansamos lo suficiente; cuando nos encontramos estresados, o cuando otros factores reducen la energía nerviosa del cuerpo o evita que ésta se regenere de forma adecuada. Entre estos factores podemos destacar el estrés, los choques emocionales y las experiencias traumatizantes, cuyas consecuencias provocan una disminución de energía nerviosa.

            El siguiente estado de enfermedad, la irritación, aparece en cualquier nivel de este estado.

            3. La irritación  

            La irritación surge cuando nuestro sistema nervioso siente la existencia de cualquier sustancia tóxica. La mayoría de las personas presta muy poca atención a este estado, y los médicos ninguna. La irritación aparece cuando nos sentimos mal, nervioso, incómodo, experimentamos un picor o escozor, o incluso cuando sentimos una cierta molestia en algunas zonas, pero no nos duele. Otras formas de irritación son las cosquillas que sentimos en la nariz o la acumulación de mucosidad en las membranas nasales. La irritación es un estado molesto, pero nunca doloroso. Es un pinchazo suave que se mueve para buscar la comodidad y para buscar su libertad. Por ejemplo, la necesidad de orinar o defecar es una forma de irritación que se debe a la acumulación de una cantidad de sustancias nocivas que supera las necesitadas por el  organismo. Ahora bien, esta irritación no es dolorosa, a menos que se ignore y cree demasiada presión en la zona. Cuando la irritación comienza a doler, tenemos que tratar el problema.

            Cualquier sustancia tóxica, como la sal, la cafeína o los condimentos, estimula o irrita. Ésta es una condición que se produce en el interior del organismo para poner en funcionamiento todos sus mecanismos defensivos y acelerar sus actividades internas. Desafortunadamente, esta condición hace que nos sintamos bien e, incluso, eufórico. Es una pena ver como esta condición eufórica la provoca una situación que daña al organismo.

            Si las causas de la debilitación, la intoxicación y la irritación todavía permanecen en el interior del cuerpo y éste no puede hacerles frente, el organismo inicia una crisis de respuesta denominada inflamación.

            4. La inflamación

            Éste es el estado en el que los médicos suelen reconocer la existencia de una enfermedad y los pacientes se dan cuenta de la presencia de un problema, ya que produce dolor. Al mismo tiempo que provoca dolor, también implica la redirección de las energías nerviosas del organismo y el cierre de las vías intestinales. El organismo utiliza la energía que normalmente usa el cuerpo para ejecutar su actividad en esa zona y la centra en el gran esfuerzo que se necesita para hacer frente a una grave intoxicación. El organismo centra todas sus energías en esta emergencia, antes de que la integridad orgánica se vea lisiada o amenazada por un golpe mortal.

            Cuando se produce una inflamación, las sustancias tóxicas suelen concentrarse en un órgano o área para centrar todo el esfuerzo en su expulsión. Este área sufre una inflamación debido a la constante irritación producida por los materiales nocivos. Mientras el paciente continúe introduciendo sustancias tóxicas en su interior, el organismo continuará eliminando la carga nociva a través de los bronquios o el tejido alveolar.

                        La inflamación es el cuarto estado de la enfermedad y en el que el organismo centra la mayor parte de sus esfuerzos de limpieza y recuperación. El siguiente estado de la enfermedad es destructivo y degenerativo y aparecerá si continúan las causas que provocaron la intoxicación general del organismo.

            5. La ulceración

            El proceso de ulceración provoca la destrucción de una gran cantidad de células y estructuras de tejido. Los sistemas fisiológicos desaparecen debido a la incapacidad orgánica de vivir en un medio de toxicidad incesante, y por ello, en las zonas donde comienza a destruirse el tejido, éste no vuelve a cerrarse. Un ejemplo de este proceso son las llagas cancerígenas que aparecen en la boca, o en otras zonas del cuerpo. Estas condiciones suelen ser bastante dolorosas, puesto que también se dañan los nervios.

            El organismo suele utilizar una úlcera para expulsar la acumulación tóxica existente en esa zona y si las causas que provocaron la úlcera desaparece o se reducen considerablemente los niveles de toxicidad, ésta puede sanarse. Este proceso de sanación es igual que cuando arreglamos unos pantalones con agujeros cosiéndoles unos parches. Este proceso recibe el nombre de induración.

            6. Induración

            El proceso de induración consiste en endurecer el tejido o rellenar los huecos existentes con tejido resistente. La cicatrización es una forma de induración. En este estado de la enfermedad la finalidad del endurecimiento es la de rellenar el espacio y encapsular en un saco endurecido las sustancias tóxicas que amenazaban la integridad orgánica. De esta forma se aíslan la úlcera y los elementos nocivos, al endurecerse el tejido que los rodea. Esta forma de aislar los materiales tóxicos recibe el nombre de formación tumorosa y noventa veces de cada cien se diagnostica como un cáncer, aunque, de hecho, no exista tal enfermedad. La induración es el último estado sobre el que el organismo ejerce algún control. Si las prácticas patogénicas que provocaron este estado continúan, las células y los sistemas de tejido perderán todo el control y sobrevivirán de la mejor forma posible. Las células se convertirán en parásitos que se alimentarán de las sustancias nutritivas que obtengan del fluido linfático, pero no contribuirán de forma alguna al equilibrio orgánico. Las sustancias tóxicas han alterado su código genético, lo que ha provocado su incapacitación para organizar cualquier acción de forma inteligente dentro del contexto de un equilibrio orgánico. Cuando las células pierden todo el control de acción y se vuelven locas, como acabamos de mostrar, nos encontramos ante el último estado de una enfermedad, el cáncer.

            7. El cáncer

            El punto final de toda enfermedad es el cáncer. El último estado de la enfermedad que, por lo general, tiene un desenlace fatal, especialmente si no se eliminan las causas que lo provocaron. El cese de estas causas y el establecimiento de unas conductas de vida sana pueden detener este proceso, ya que pueden revitalizar el organismo hasta tal punto que incluso podrían destruir las células cancerígenas. Sin embargo, todo esto es relativo, ya que pese a que las células cancerígenas suelen vivir en un entorno hostil, éstas pueden multiplicarse en cualquier entorno mientras consigan sustancias nutritivas

¿Podemos prevenir el cáncer?

            Dado el carácter orgánico de la enfermedad, podemos afirmar que este proceso patológico surge como respuesta a una perturbación homeostática originada por la acumulación sistemática de sustancias tóxicas. En su esfuerzo por eliminar los agentes residuales presentes en su interior, el organismo pone en marcha una serie de «crisis sanativas» en forma de resfriado, gripe, eczema, fiebre, amigdalitis y otras condiciones morbosas. Si, llegado a este punto, el ser humano logra restaurar los factores que favorecen un estado de salud, la enfermedad desaparecerá y el paciente disfrutará de un perfecto bienestar físico y mental. Si, por el contrario, suprimimos los síntomas patológicos con la administración de sustancias tóxicas, experimentaremos un proceso evolutivo que desembocará, inevitablemente, en una condición oncológica. Como bien podemos deducir, el dicho popular que otorga más protagonismo a la prevención que a la curación carece de significado propio, ya que no podemos prevenir nada que no causemos.

Cómo evitar el desarrollo del cáncer

            A pesar del aire contaminado que inhalamos diariamente, la utilización sistemática de agentes químicos sobre las cosechas, la adición de conservantes a los productos alimentarios y la presencia masiva de agentes cancerígenos sobre la atmósfera, podemos evitar el desarrollo del cáncer si adoptamos unos hábitos de vida saludables. Basta consumir aquellos alimentos que nos ofrece la madre naturaleza, desarrollar una vida activa bajo la luz del sol y la suave brisa del campo e ingerir simplemente agua pura, para mantenernos alejados de la amenaza que nos acecha.

            Originada en la primera fase del proceso patológico (enervación), la acumulación tóxica puede corregirse con mayor facilidad durante los primeros estadios de la enfermedad. Basta ayunar durante unos días y corregir sus hábitos de vida para alcanzar un buen estado de salud que le aleje definitivamente de las enfermedades degenerativas como el cáncer.

Los requisitos  de la salud saciarán las necesidades del enfermo

            Puesto que las necesidades biológicas del ser humano son las mismas para el sano y el enfermo, basta  adoptar aquellos hábitos alimentarios que desarrollan las personas físicamente estables para recuperar su anhelado estado de salud. Lejos de ingerir productos que afectarían negativamente a la estabilidad funcional de cualquier persona sana, consuma aquellos alimentos que sacien sus requisitos fisiológicos y biológicos.

            Ante el gasto energético que supone la eliminación sistemática de los residuos perniciosos, los enfermos requieren un descanso prolongado para acelerar las medidas desintoxicadoras. En este sentido, le recomendamos inicie un programa de ayuno que permita al organismo centrar todos sus esfuerzos eliminativos en la expulsión de los elementos tóxicos. Una vez eliminados los quistes y tumores, el cuerpo humano culminará con éxito todo proceso de limpieza y podrá corregir con ello sus costumbres alimentarias.

            Aunque es cierto que el ayuno no puede invertir el séptimo estado de la enfermedad (cáncer), la ausencia controlada de alimentos podría paralizar el avance del tumor, reduciendo así el sufrimiento del paciente. Sin dudas, la experiencia de estas personas es menos dolorosa que la de los enfermos tratados con radioterapia, quimioterapia o cualquier otro tratamiento ortodoxo.

Hábitos

            Cuando analizamos con detenimiento los factores causativos que intervienen en la aparición del cáncer, advertimos que es el propio ser humano el máximo responsable de su desarrollo. Basta examinar algunos de los elementos oncógenos que afectan con mayor frecuencia a la estabilidad física del ser humano -el tabaco origina el ochenta por ciento de los cánceres de pulmón, el alcohol provoca en proporciones similares cáncer de esófago, garganta o vejiga  y la práctica prematura del sexo podría incrementar el riesgo de cáncer uterino- para aceptar que los hábitos de vida juegan un papel muy importante en la perturbación celular. Aunque el primer estudio que relaciona la existencia de cáncer de pulmón con la ingestión de tabaco data del siglo dieciocho, cada vez son más las personas que inhalan este peligroso producto comercial.

            A pesar de los múltiples informes que asocian los hábitos alimentarios con el cáncer de estómago, aún son muy pocos los ciudadanos que evitan la ingestión de elementos procesados, productos cárnicos y condimentos. Algo similar sucede los jóvenes que pasan horas bajo el sol obviando todas las advertencias científicas sobre los riesgos de los rayos ultravioletas.

            No obstante, si analizamos la problemática desde una perspectiva racional y objetiva, lograremos que estos ciudadanos elijan una forma de vida que los aleje definitivamente de la amenaza del cáncer.

Un tratamiento para el cáncer

            Es por todos conocidos la naturaleza cancerígena de aquellos elementos químicos

que la comunidad científica utiliza para combatir el desarrollo tumoral. Conocido científicamente con el nombre de fármacos oncolíticos o antineoplásicos, los agentes alquilantes más conocidos -mostaza nitrogenada, clorambucil, ciclofosfamida, trietilenmelanina, busulfán, sacrosilin y melfalán- se caracterizan por su naturaleza oncógena.

            Diversos estudios han demostrado que las personas afectadas que evitan los tratamientos farmacológicos sobreviven cuatro veces más que los enfermos tratados. En este sentido, podemos afirmar que los enfermos de cáncer pueden vivir hasta doce años y medio sin ingerir un sólo producto oncolítico, promedio que se reduce hasta los tres años de vida cuando el paciente sufre una intervención quirúrgica o recibe tratamiento farmacológico.

            En palabras de Ivan Illich (Medical Nemesis), «No existe ninguna prueba científica que demuestre el valor de los tratamientos antineoplásicos. Con independencia del tratamiento empleado o los análisis clínicos efectuados, el cincuenta por ciento de las mujeres afectadas por un cáncer de pecho sobreviven sólo cinco años desde su diagnóstico. Aunque las autoridades sanitarias elogien el valor de la prevención y el tratamiento prematuro, los epidemiólogos han comenzado a dudar sobre la eficacia terapéutica de estas intervenciones».

Agentes químicos

            Durante los últimos diez años, la producción artificial de sustancias químicas ha crecido en un 255 por ciento sin que las autoridades gubernamentales hicieran ademán alguno por controlar la naturaleza oncógena de estos elementos sintéticos. Dado el carácter evolutivo de los procesos cancerígenos -requieren entre quince y cuarenta años para desarrollarse-, podemos pensar que aún son muchas las condiciones que permanecen ocultas.

            Muchos de los agentes conocidos en la actualidad se desarrollan preferentemente en las zonas de trabajo. En este sentido, Percivall Potts advirtió en 1775 la existencia de un componente tóxico en el hollín que provocaba cáncer de escroto en los deshollinadores. Posteriormente, los científicos advirtieron la naturaleza cancerígena del asbesto, el arsénico, el benzopireno, la bencidina, los tintes, el carbón y el cloruro de vinilo.

            Aunque los responsables industriales advirtieron durante la década de los treinta la relación existente entre el cáncer de vejiga y la producción comercial de tintes, tendremos que esperar hasta 1965 para que un grupo de investigadores asociara la inhalación de benzidina con la aparición de cáncer. Después de analizar el comportamiento fisiológico de  setenta y seis trabajadores, los responsables del estudio advirtieron que el veintiún por ciento de los examinados desarrolló cáncer de vejiga.

            Cuando los científicos informaron por primera vez la relación existente entre la inhalación de asbesto y el desarrollo de mesoteliomas en el pulmón, pocos podían pensar que este elemento se convertiría en el futuro en uno de los principales agentes oncógenos. En la actualidad, las fábricas de amianto, los aislantes utilizados en la construcción, las tejas y los forros del freno son algunos de los elementos que intervienen directamente en el desarrollo del cáncer.

            Tendremos que esperar hasta 1974 para que las autoridades sanitarias comprobaran la peligrosidad del cloruro de vinilo. Utilizado en la  producción de plástico de polivinilo, este gas se utilizó durante varias décadas como un propelente en los aerosoles. Cuando los científicos descubrieron la existencia de cuatro casos de angiosarcoma entre los trabajadores de una fábrica de cloruro vinílico, tuvieron que admitir la relación existente entre este material gaseoso y la aparición de tumores malignos en el sistema respiratorio, el cerebro y el sistema linfático.

            Junto a los agentes cancerígenos de origen natural como las aflatoxinas, los productos alimenticios pueden albergar en su interior muchos de los elementos perniciosos derivados de los hidrocarburos clorinados y los pesticidas arsénicos. Considerados por las autoridades sanitarias como elementos cancerígenos, cada vez son más las personas que utilizan cosméticos o ingieren estrógenos para paliar los síntomas de la diabetes, la artritis y la anemia.

            Finalmente, debemos destacar el papel que las emisiones gaseosas juegan en el desarrollo de las condiciones oncológicas. Así por ejemplo, la Agencia Estadounidense de Medio Ambiente advirtió en 1975 la existencia de elementos cancerígenos en el ochenta por ciento del sistema acuífero.

Factores geográficos

            Aunque esta enfermedad afecta a todas las zonas del planeta, es indudable que los  países industrializados sufren con mayor virulencia que el resto de poblaciones los efectos devastadores de esta condición degenerativa. Es por ello que países como Estados Unidos o Alemania tengan una tasa de mortalidad superior a las naciones en vía de desarrollo.

            Diariamente surgen nuevos estudios que demuestran la relación existente entre las explosión demográfica e industrial y el desarrollo de estados degenetativos. Consideradas como las enfermedades de la civilización, cada vez son más los ciudadanos occidentales que fallecen como consecuencia de los trastornos cardiovasculares, las condiciones oncológicas y las enfermedades respiratorias. El tabaco, los agentes químicos, la contaminación atmosférica y otros factores asociados con el progreso son algunos de los elementos que estimulan el desarrollo de estas enfermedades.  

Cocarcinógenos

            Con independencia de su procedencia, los carcinógenos medioambientales suelen desarrollarse en una forma compleja, multiplicando de esta forma el riesgo de sufrir un proceso tumoral de naturaleza maligna. Aunque es cierto que el tabaco aumenta considerablemente la probabilidad de padecer cáncer de pulmón -entre el 75 y el 85 por ciento de los afectados fuman con gran asiduidad-, la contaminación atmosférica y la inhalación de componentes químicos parecen intervenir directamente en la aparición de la enfermedad. Según datos ofrecidos por fuentes oficiales, la probabilidad de sufrir cáncer de pulmón es muy superior en aquellas personas que trabajan con amianto y fuman. En este sentido, podemos afirmar que los fumadores que desempeñan su actividad laboral en una fábrica de asbesto tienen una probabilidad de morir de cáncer de pulmón ocho veces mayor que sus compañeros no fumadores y 92 veces superior al resto de ciudadanos que ni fuman, ni trabajan con este peligroso material.

SEGUNDA PARTE

FACTORES ALIMENTARIOS

            Muchos de los alimentos y aditivos que consumimos en la actualidad parecen tener una acción oncógena en diversos órganos del aparato digestivo. Por esta razón, estimamos oportuno analizar de forma exhaustiva la naturaleza perniciosa de todos estos productos alimentarios.

Pescado

            Puesto que los peces muestran una gran sensibilidad hacia la acción tóxica de los pesticidas, basta una simple concentración para que estos pequeños animales sufran una intoxicación letal. Aunque es difícil que una persona fallezca directamente tras el consumo de un pescado contaminado, debemos señalar que estos animales pueden almacenar una acumulación tóxica dos mil veces superior a la presente en el medio acuífero por el que se desenvuelven.

Crustáceos

            Durante años, las agencias gubernamentales han permitido el vertido de materiales tóxicos sobre los bancos de ostras para protegerlos de las estrellas de mar y otras criaturas marítimas. Compuesto principalmente de ortodiclorobenceno, esta sustancia química perturba la estabilidad física de los animales hasta el punto de provocar su muerte instantánea, como sucede con las estrellas y los cangrejos. Además de no saciar nuestras necesidades biológicas como lo hacen los productos vegetales, la utilización de estos elementos perniciosos lo convierten en un alimento altamente perjudicial.

  Truchas de criadero

            Al igual que los avicultores, los criaderos de trucha utilizaron durante varias décadas los gránulos que la industria avícola utilizó previamente para alimentar a sus animales. Considerada en la actualidad como una sustancia cancerígena, los científicos advirtieron durante la década de los sesenta que el cien por cien de las truchas alimentadas con este fertilizante desarrollaban, con mayor o menor intensidad, cáncer de hígado. Después de analizar durante varios años la composición química de este alimento artificial, un grupo de investigación advirtió que el algodón enmohecido podía incrementar seriamente el riesgo de sufrir procesos tumorales. Como afirmara posteriormente el doctor Hueper, «el desarrollo de condiciones oncológicas en el tejido muscular de estos animales nos demuestra el riesgo que conlleva la ingestión de estos productos».  

Pescado fresco

            En su esfuerzo por prolongar la frescura del pescado y evitar, con ello, la corrupción del producto, las industrias conserveras utilizan entre otros componentes químicos benzoato, nitrito sódico, peróxido de hidrógeno, ozono y cloro. Con el paso de los años, las autoridades sanitarias han comprobado con estupor que la utilización masiva de nitrito sódico en las cámaras frigoríficas incrementa el riesgo de sufrir una enfermedad de consecuencias irreversibles.

Huevos

            A pesar del riesgo que estas prácticas conllevan para la salud de los animales y sus consumidores, cada vez son más los avicultores que administran antibióticos a las gallinas ponedoras para, así, incrementar la producción de huevos. Aunque las agencias gubernamentales niegan la existencia de sustancias residuales en los productos avícolas, jamás se ha emitido un informe que demuestre la veracidad de sus alegaciones. De hecho, la utilización de pesticidas en las granjas industriales contribuye al desarrollo de condiciones tóxicas en los productos alimentarios de origen avícola.

Fármacos

            Comercializado bajo la etiqueta de «tranquilizante», las grandes industrias farmacológicas han lanzado al mercado un nuevo producto que incrementa la producción de huevos al «reducir la presión sanguínea de las gallinas, aminorar su ritmo cardiaco y aumentar la respiración». En este sentido, un grupo de científicos descubrió que la ingestión de aspirina estimulaba en las gallinas la producción de huevos.

Aves

Arsénico

            Desde que en 1950 las grandes industrias avícolas comenzaran a utilizar arsénico y ácido arsanílico para estimular el proceso de maduración de los animales, incrementar la eficacia de los procesos alimentarios, desarrollar la coloración del plumaje y aumentar la producción de huevos, el desarrollo de esta práctica perniciosa se ha expandido hasta alcanzar el noventa por ciento del mercado.  A pesar del riesgo que supone para la integridad física del ser humano su ingestión, las autoridades gubernamentales aún permiten la utilización de este elemento cancerígeno con los pollos.

            Puesto que estos animales utilizan el hígado como órgano de eliminación -al igual que el ser humano-, no es de extrañar que el doctor Manuel Schreiber hallara grandes cantidades de arsénico en el hígado de los pollos analizados.

Fármacos

            Considerado por los expertos como un producto nocivo para la raza humana -los estudios han demostrado que su aplicación podría provocar inflamaciones en la región epidérmica-, los responsables industriales siguen utilizando bactericidas (agentes quimioterápicos de naturaleza bacteriostáticas) para inhibir el crecimiento de bacterias indeseadas. Aunque son muy pocos los estudios que analizan los efectos colaterales de estos materiales al ingerirse, todo nos hace pensar que su consumo podría originar diversos trastornos funcionales.

Hormonas

            Pioneros en la manipulación hormonal de los animales, los avicultores comenzaron a utilizar estilbestrol para castrar a las aves químicamente. Aunque posteriormente se expandiría su uso al ganado, la industria avícola empleó este componente hormonal con sus animales para incrementar rápidamente el peso de sus aves y rejuvenecer su piel.

            Cuando los estudios científicos desvelaron la naturaleza cancerígena de esta hormona femenina, el Departamento de Alimentos y Productos Farmacológicos estadounidense solicitó a las grandes industrias del sector  evitaran de forma «voluntaria» su administración.

            A pesar del acuerdo existente entre ambas partes, las autoridades portuarias descubrieron en Nueva York una partida de diez toneladas de carne tratada con hormona. Aunque los responsables gubernamentales prohibieron la utilización de esta hormona con los animales, aún son muchos los avicultores y ganaderos que emplean esta sustancia con total impunidad. Es más, el gobierno estadounidense permitió recientemente su empleo en el agua para incrementar «la eficacia de la producción cárnica».

Pesticidas

            Cuando en 1965 el Ministerio de Agricultura estadounidense analizó 2.600 muestras de ave por todo el territorio norteamericano, pocos podían pensar que los responsables técnicos del estudio advertirían residuos tóxicos en todos los animales. Aunque las autoridades gubernamentales aceptaron que el origen de la contaminación se hallaba en la utilización de pesticidas, nunca se emitió un informe donde se detallara los niveles de toxicidad hallados en los productos.

             Pollos afectados de cáncer

            Hasta que en 1970 la industria avícola presionara al gobierno estadounidense en su esfuerzo por mantener intacto su poder económico, las autoridades gubernamentales siempre habían condenado la utilización de pollos cuando éste desarrollaba señales inequívocas de leucositosis. Como resultado de esta medida de presión, los veterinarios pertenecientes al Ministerio de Agricultura decidieron prohibir la comercialización de aquellos animales afectados, para permitir con posterioridad la venta de pollos aquejados de una condición oncológica. Dado el carácter supuestamente regional del cáncer, los funcionarios encargados de su aprobación ministerial permitieron la venta de pollos afectados, siempre y cuando se extirpara la zona afectada. Así por ejemplo, los responsables industriales podrían comercializar la carne de pollo para la producción de perritos cuando éste sufriera cáncer en una de sus alas.

            No obstante, debemos recordar que la extirpación parcial de un cuerpo enfermo no limita la peligrosidad del producto ingerido. Que las personas no fallezcan instantáneamente como resultado de su ingestión no significa que la sustancia sea beneficiosa para el ser humano.

Hamburguesa

            Fácilmente adulterable, este producto animal se ha convertido en una de las joyas de la corona para la industria cárnica. La utilización masiva de aditivos, colorantes y conservantes como el nitrito sódico, el benzoato de soda y el sulfato sódico han incrementado las arcas de los responsables empresariales al tiempo que han dañado irreversiblemente la condición física de sus consumidores. Como afirmara el doctor Freese, miembro del Instituto Nacional de la Salud, «las autoridades de este país deben prohibir definitivamente la utilización comercial del nitrito sódico». De igual forma que el nitrito se transforma en ácido nitroso en el interior del organismo, la utilización del sulfato sódico para suavizar el hedor de la carne descompuesta provoca en el ser humano diversos trastornos funcionales, como la pérdida de vitamina B. Además del riesgo que supone para la salud humana la ingestión de este elemento químico, los responsables industriales incrementan la peligrosidad de la carne añadiéndole nicotina sódica para preservar su color.

            La ingestión continuada de carnes a la brasa incrementa el riesgo de sufrir un trastorno oncológico. Puesto que la aplicación de una fuente de calor superior a los ciento cuarenta grados centígrados provoca el desarrollo de agentes mutagénicos (sustancias que alteran el código genético de las células), resulta lógico pensar que la ingestión de hamburguesas y otros productos cocinados originan en el sujeto formaciones tumorales. En este sentido, debemos afirmar que los estudios científicos realizados en el continente norteamericano han demostrado la existencia de otros agentes distintos a los hallados con anterioridad -bezonpireno y aminoácidos pirolizados-.

            Junto a los elementos residuales presentes en la carne cruda y los aditivos añadidos con posterioridad, la cocción de los productos cárnicos -proceso culinario más extendido entre la socidad occidental- incrementa aún más la presencia de sustancias perniciosas.        

Perritos calientes

            Además de los conservantes utilizados en la producción de hamburguesas, las industrias cárnicas utilizan antioxidantes para retardar la rancidez de las salchichas. Aunque las autoridades gubernamentales prohibieron la utilización de colorantes tras comprobar su relación con los trastornos hepáticos, aún son muchos los fabricantes que emplean este componente químico para teñir de rojo la envoltura del producto.

Carne de cerdo

            Cuando las autoridades estadounidenses examinaron la calidad de los productos cárnicos derivados del cerdo, advirtieron que todas las sustancias analizadas contenían una acumulación anormal de cuerpos bacterianos. Después de analizar diversas marcas comerciales, los responsables sanitarios afirmaron que la ingestión de estos productos podría originar en el ser humano condiciones patológicas asociadas con una intoxicación alimentaria.

            Puesto que los cerdos se desarrollan en un ambiente enfermizo -algunos fallecen incluso antes de llegar al matadero-, no es de extrañar que una vez ingeridos, los elementos tóxicos presentes en la carne se transmitan al ser humano.

Otras sustancias tóxicas contenidas en la carne

Etiquetado

            Según la normativa vigente en materia de alimentación, los productos enlatados, envasados o congelados deben estar identificados por una etiqueta donde se enumeren los ingredientes, el nombre común del producto, los datos del distribuidor, la fecha de caducidad y el peso neto. No obstante, los responsables comerciales pueden procesar los productos cárnicos con nitrato sódico, nitrito sódico y acorbato sódico, todos ellos elementos químicos sancionados por la administración pública.

            Aunque la comunidad europea se rige por una normativa más estricta en el control alimentario, no sucede lo mismo con el continente norteamericano, donde las empresas cárnicas pueden utilizar hasta 500 ppm (partes por millón) de nitrato sódico y 200 ppm de nitrito sódico en la producción de sus alimentos (carne, pescado y pollo).

            Como afirmaran el doctor Samuel S. Epstein, miembro de la Fundación contra el Cáncer Infantil, y el doctor William Lijinsky, profesor de medicina en la Universidad de Nebraska, «los responsables gubernamentales deberían prohibir la utilización de los nitritos como conservantes alimentarios». Dado el carácter mutagénico de las nitrosaminas -entre las que se incluyen estos elementos químicos-, los científicos temen que estas sustancias puedan actuar en el interior del organismo como elementos cancerígenos.

Estilbestrol

            Utilizado en el ochenta por ciento de las granjas para incrementar el peso de las vacas, las ovejas y los corderos de una forma rápida y eficaz, los científicos han denunciado abiertamente la naturaleza oncológica de esta hormona sintética conocida con el nombre de «dinamita biológica».

            Como se desprende de los estudios realizados en el continente norteamericano, basta 2 ppb (partes por billón) de este peligroso material para provocar una toxemia en el organismo de un ratón. Diversas investigaciones han demostrado que la ingestión diaria de este elemento pernicioso (7/100.000.000 de gramo) podría desatar el origen de una condición oncológica en estos pequeños animales. Según datos ofrecidos por fuentes cercanas al Ministerio de Sanidad, esta hormona podría desarrollar en el ser humano fibrosarcomas, tumores mamarios, hemorragias menstruales anormales, esterilidad masculina y crecimiento retardado en los más jóvenes. En este sentido, la revista británica The Medical Officer denunció que la presencia de estilbestrol en la carne inglesa había reducido el período de maduración en tres años.

            Puesto que el verdadero peligro de este componente artificial se encuentra en su ingestión continuada, la utilización sistemática de este elemento hormonal podría originar graves trastornos funcionales en sus consumidores más asiduos. Aunque las autoridades permiten su utilización comercial cuando las dosis administradas no se acumulan en el organismo humano, algunos científicos han descubierto que este elemento pernicioso podría descomponerse en sustancias imperceptibles para la comunidad sanitaria. Después de examinar exhaustivamente la estructura funcional de los cuerpos analizados, los encargados de la investigación advirtieron derivados en los músculos, hígados, riñones, pulmones e incluso huesos de los animales tratados. 

            A pesar de su demostrada toxicidad, las autoridades estadounidenses doblaron la cantidad permitida a principios de la década de los setenta. Además de las hormonas empleadas en la crianza del vacuno, los responsables comerciales no han dudado un instante en utilizar todo tipo de antibióticos, tranquilizantes, pesticidas e incluso fármacos para satisfacer sus intereses comerciales

Animales insalubres

            Entre el diez y el treinta por ciento de los hígados que se extraen de las vacas durante su paso por el matadero terminan en el contenedor de la basura a causa de los abscesos. Según datos ofrecidos por el Ministerio estadounidense de Agricultura, los norteamericanos consumen anualmente toneladas de carne afectada por alguna condición tumorosa. Aunque los funcionarios gubernamentales afirman que los tumores localizados no afectan a la salud humana al ser extirpados con anterioridad, varios informes oficiales han demostrado que el diez por ciento de la carne comercializada tiene que sufrir alguna mutilación antes de ser enviada al mercado. En este sentido, debemos afirmar que muchos de los productos cárnicos procesados proceden de animales afectados por un cáncer hepático o un proceso hepático. A la luz de los resultados, no es de extrañar que los consumidores de carne sufran condiciones oncológicas con tanta asiduidad.

Azúcar

            En palabras del doctor Denis F. Burkitt, la ingestión continuada de carbohidratos refinados constituye una de las principales causas de cáncer intestinal. Como afirmara un prestigioso nutricionista británico, la ausencia de productos azucarados en la dieta del ser humano reduce la acumulación adiposa en el tejido, disminuye la incidencia de trastornos cardiovasculares, inhibe el desarrollo de condiciones diabéticas, retarda la caída de dientes, reduce al mínimo el riesgo de sufrir gotas e inflamaciones epidérmicas, inhibe el desarrollo de muchas condiciones oncológicas y aumenta la esperanza de vida del organismo. A la luz de los resultados, podemos afirmar que la ausencia de este peligroso elemento podría evitar el desarrollo de numerosos estados patológicos.

Azúcar moreno

            Aunque muchos piensen lo contrario, lo cierto es que el color oscuro del azúcar moreno no procede directamente de la melaza. Después de aclarar el azúcar virgen para eliminar este elemento residual, se derrite, filtra y hierve repetidamente con carbón vegetal para concentrarlo y formar cristales. Será entonces cuando los responsables comerciales añadan de nuevo la melaza para alcanzar su característico color marrón.

            Según datos ofrecidos por el Centro de Investigaciones Oncológicas, el carbón vegetal utilizado durante el proceso de elaboración podría incrementar el riesgo de sufrir un trastorno oncológico. En este sentido, el doctor W. C. Heuper advirtió que la combustión de los huesos animales transforma este carbón vegetal en un agente oncógeno.

Grasas y aceites

Hidrogenación

            Tras aplicarle una fuente de calor elevada, se hidrogena la sustancia aceitosa con el empleo de níquel, platino y otros elementos calatizadores. Mediante este método, los átomos de hidrógeno se combinan con los de carbono, saturando y endureciendo así el producto resultante.

            Aunque nadie puede afirmar que la utilización del níquel como agente catalizador no sea perniciosa para la estabilidad física del ser humano, cada vez son más las industrias que utilizan este elemento mineral durante la hidrogenación del aceite. No obstante, debemos señalar que su ingestión podría provocar numerosos trastornos oncológicos.

            A medida que los estudios científicos han ido revelando el riesgo de la hidrogenación, algunos responsables comerciales han intentado variar este método para así abaratar los precios. Aunque aceptan la presencia masiva de elementos insaturados en sus productos, afirman que estas sustancias no pierden su frescura con tanta facilidad. Para ello, no obstante, deben utilizar antioxidantes, emulsionantes, aromatizantes, colorantes y edulcorantes artificiales. Diversos estudios han demostrado que los antioxidantes artificiales presentes en los productos cárnicos pueden originar condiciones tumorales.

Aceites calentados

             Como ya indicamos anteriormente, la utilización de aceite en la cocción de los alimentos podría originar condiciones altamente perniciosas para la estabilidad física del ser humano. Cada vez son más los bares y restaurantes de comida rápida que utilizan grandes freidoras para rebajar los precios y acelerar el servicio. A pesar del riesgo que supone para la salud del organismo la ingestión de estos productos procesados, cada vez son más las empresas que emplean este sistema de cocción para la elaboración de patatas fritas, donuts, alimentos horneados y platos precocinados. En este sentido, debemos señalar la existencia de varios estudios que demuestran la naturaleza oncológica de las grasas calentadas y la carne cocinada.

                                                                  Cafeína

            Diversos estudios realizados en el continente norteamericano han demostrado que la cafeína puede originar cambios genéticos y cromosomáticos en los animales, bacterias y plantas superiores. Tras realizar un análisis retrospectivo, los responsables de la investigación advirtieron que las personas que consumían refrescos con cafeína sufrían cáncer de vejiga en una proporción muy superior al resto de ciudadanos. Como se desprende de los análisis efectuados recientemente, la acción mutagénica de estos elementos artificiales podría afectar la estabilidad cromosomática de los linfocitos humanos.

                                                   Bebidas alcohólicas

            En palabras de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (O.M.S.), el consumo de bebidas alcohólicas incrementa el riesgo de sufrir cáncer de boca, laringe, faringe y esófago. En este sentido, debemos afirmar que la probabilidad de sufrir un trastorno tumoral en la región esofagal aumenta a medida que se incrementa la ingestión de etanol y tabaco, elemento este último que acrecenta los efectos mutagénicos del alcohol. Además de incrementar la virulencia de los agentes oncolíticos, el etanol facilita la disolución química de aquellos cancerígenos presentes en las bebidas alcohólicas, como los hidrocarburos policíclicos y las nitrosaminas.

                 ELEMENTOS DIETÉTICOS DE NATURALEZA ONCOLÓGICA

Tintes alquitranados

            La conversión del carbón en gas, alquitrán y coque (carbón impuro) se produce cuando calentamos este elemento mineral ante la ausencia de oxígeno. De naturaleza viscosa, la composición estructural del alquitrán revela la existencia de varios componentes químicos en su formación. Cuando a principios de siglo diecinueve un grupo de científicos alemanes y británicos descubrieron la posibilidad de teñir las sustancias alimentarias, centraron todos sus esfuerzos en perfeccionar las cualidades colorantes del alquitrán purificando algunos de sus componentes estructurales y reaccionándolos con otros. Será a partir de entonces, cuando las industrias alimentarias y cosméticas utilizaran estas sustancias conocidas con el nombre de colorantes alquitranados.

            Aunque son muchos los estudios científicos que revelan la naturaleza perniciosa de este elemento artificial, cada vez son más las empresas que depositan estas peligrosas sustancias sobre la capa externa de los alimentos. En este sentido, basta señalar que los responsables estadounidenses aceptaron en 1970 la utilización de ciento setenta toneladas de colorantes en la producción de bebidas, caramelos, helados, postres, dulces y salsas. Los niveles oscilaban entre las quinientas partes por millón (ppm) utilizadas en la elaboración de productos sólidos y las diez partes de millón empleadas en la producción de sustancias líquidas.  

            A raíz de los últimos estudios que asocian la ingestión de estas sustancias con el desarrollo de estados patológicos, cada vez son más las personas que han mostrado su temor hacia el consumo de estos elementos perniciosos. Sin embargo, aún son muy pocos los estudios científicos elaborados con el fin último de esclarecer la verdad. Hasta la fecha, sólo se han computado científicamente los efectos colaterales de los colorantes Amarillo 6, Rojo 4, Verde 3, Naranja B y Rojo cítrico 2. Desgraciadamente, no existe ningún informe oficial que desvele la naturaleza mutagénica de todos los colorantes empleados en la producción de alimentos. 

            Si, finalmente, decidieran comprobar la naturaleza patológica de estos colorantes sintéticos, advertirían que su composición cancerígena exige su inmediata retirada del mercado alimentario. Utilizado durante años como colorante sintético en la producción de caramelos y productos cárnicos, funcionarios del Ministerio estadounidense de Agricultura advirtieron la dificultad que entrañaba eliminar de la piel el colorante Violeta I cuando se vertía sobre el cuerpo humano. Desgraciadamente, debemos señalar que los responsables gubernamentales aprobaron en 1972 la utilización industrial de  30.000 kilos de colorante, sustancia que se utiliza masivamente en la producción de bebidas, caramelos, alimentos para animales y sustancias cárnicas.

            Como se desprende de un estudio realizado en 1962 por el doctor W. A. Mannell en colaboración con el Ministerio de Sanidad canadiense, la ingestión continuada de este colorante artificial (Violeta I) provocó cáncer en las ratas analizadas. Tras ingerir durante setenta y cinco semanas un tres por ciento de colorante en su dieta alimentaria, los responsables del experimento advirtieron el desarrollo de cinco condiciones tumorales, tres de ellas de naturaleza epidérmica

-de las treinta ratas analizadas, cinco desarrollaron algún tipo de trastorno cancerígeno-. Cuando analizaron el comportamiento fisiológico de las treinta ratas sin tratar, los científicos advirtieron que sólo una desarrolló algún tipo de perturbación mutagénica.

            Cuando en 1971 las autoridades gubernamentales sospecharon la naturaleza oncológica del colorante Violeta I, el Departamento de Alimentación y Productos Farmacológicos solicitó a la Academia Nacional de las Ciencias que creara una comisión de investigación con el fin de evaluar los resultados de las investigaciones. Aunque la comisión se reunió en Washington por primera vez el uno de septiembre de 1971, las conclusiones últimas no se hicieron públicas hasta marzo de 1972, prácticamente un año después.

            En contraposición con los datos ofrecidos por el Ministerio canadiense, la Academia Nacional de las Ciencias no dudó en declarar este colorante alimentario apto para su consumo humano. Como resultado de estas investigaciones, los responsables gubernamentales decidieron posponer la prohibición de esta peligrosa sustancia ocho o más años.

            Otro de los colorantes que la comunidad científica ha investigado durante varios años es el Rojo Cítrico 2. Utilizado principalmente por los agricultores para cubrir el moteado verde de las naranjas, los pomelos y otros productos cítricos, son muchos los documentos que demuestran el carácter cancerígeno de esta sustancia:

            Después de mezclar este colorante con colesterol e implantarlo en la vejiga de los ratones, los científicos descubrieron que el 14,5% de los animales desarrollaban algún tipo de tumor. Curiosamente, cuando la sustancia administrada resultaba ser simplemente colesterol, la tasa de incidencia descendía bruscamente hasta situarse en el 4,5%.

            Cuando los encargados de la investigación implantaron este colorante bajo la piel de los ratones, éstos desarrollaban carcinomas tumorales.

            El hígado reduce la peligrosidad de esta sustancia antes de convertirla en residuo orinal. Uno de los elementos que intervienen directamente en el proceso de conversión es el 1-amino-2-naftol. Diversos estudios realizados en el continente norteamericano han descubierto que este componente químico podría originar trastornos cancerígenos.

            Tras administrar este colorante en su dieta alimentaria, los encargados de la investigación advirtieron que la pared vesicular de los animales tratados disminuía gradualmente.

            Como resultado de estas investigaciones, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (F.A.O.) reveló la naturaleza oncológica de este colorante, recomendando con ello su prohibición como colorante alimentario.

            Aunque los responsables sanitarios y gubernamentales advierten del riesgo que supone para la salud humana la ingestión de este componente artificial, son muy pocos los comerciantes que utilizan algún tipo de distintivo para señalar la presencia en sus alimentos de este elemento. A pesar de las continuas advertencias del Departamento de Alimentos y Productos Farmacológicos, cada vez son más las personas que trabajan directamente con este colorante sintético, incrementando con ello el riesgo de sufrir algún tipo de trastorno oncológico.

            Al igual que sucede con las pruebas químicas realizadas para esclarecer su peligrosidad, la identificación industrial carece de efectividad reglamentaria. En este sentido, cabe destacar la confusión reinante en el mundo de los colorantes sintéticos, donde los productos empleados jamás se identifican claramente como Violeta 1, Verde 2 o Rojo Cítrico 2. Aunque es cierto que algunos productos alimentarios como la leche, el queso o los helados no requieren identificación, son muchos los alimentos que se comercializan como naturales, a pesar de su alto contenido artificial.

         Nombre del colorante         Efectos colaterales en animales               Alimentos permitidos

Amaranta (Rojo 2)                 Desarrollos tumorales                        Mermelada

                                                                                                          Gelatina

                                                                                                          Zumos de fruta

                                                                                                          Pan

                                                                                                          Helados

                                                                                                          Batidos de leche

                                                                                                          Encurtidos

                                                                                                          Ketchup

Azul brillante (FCF)               Desarrollos tumorales                        Los mismos que antes

Rojo Cítrico (Rojo 2)             Desarrollos tumorales                        Cáscara de naranja

Carbón oscuro                                    Desarrollos tumorales                        Mermelada

                                                                                                          Gelatina

                                                                                                          Zumos de fruta

                                                                                                          Huevos secos

Tanino y ácido tánico

            Sustancia astringente contenida en la nuez de agallas, en las cortezas de encina, olmo, sauce y otros árboles, y en la raspa y hollejo de la uva y otros frutos. Utilizado principalmente para aclarar la cerveza y el vino, este componente natural de color marrón se utiliza también como aromatizante en la producción de mantequilla, caramelos, bebidas alcohólicas, azúcar de arce, helados y productos horneados. Aunque es cierto que la ingestión del ácido tánico por vía oral apenas reviste peligrosidad tóxica para el organismo, un consumo prolongado podría originar diversos trastornos gástricos. Cuando los médicos analizaron el comportamiento fisiológico de las personas tratadas con este elemento durante la Segunda Guerra Mundial, advirtieron que su ingestión para combatir las quemaduras podría originar problemas hepáticos. En este sentido, debemos señalar que la aplicación subcutánea de este componente químico origina en las ratas disfunciones hepáticas, cirrosis e incluso trastornos tumorales.

Nitrato

(Potasio y sodio)

            Conocido con los nombres de salitre, nitro o nitrato potásico, los responsables industriales utilizan este elemento en la fabricación de artículos pirotécnicos y pólvora. Diseñado especialmente para acrecentar las cualidades combustibles del tabaco y las cerillas, ambos elementos se emplean comercialmente en la  producción de carne curada como colorante fijador. Al combinarse con la saliva estomacal y las sustancias alimentarias (aminas secundarias), estos elementos estimulan la secreción de nitrosamina, un agente cancerígeno que se encuentra fácilmente en aquellos pescados tratados con nitratos. Dado su carácter patológico -su ingestión podría originar la muerte por metahemoglobinemia (falta de oxígeno en el cerebro)-, cada vez son menos las empresas que utilizan este componente químico en la producción alimentaria. Sin embargo, aún se emplean para la curación de los jamones y salchichones fermentados.

Nitrito

(Potasio y sodio)

            Al igual que sucede con los nitratos, las grandes industrias alimentarias utilizan estos elementos artificiales en la producción de carne curada, bacon, salchichas, jamones, salchichones, productos en conservas, salmón ahumado y pescado curado. Al combinarse con las enzimas estomacales y las aminas secundarias, los nitritos contenidos en los alimentos generan nitrosaminas.

Tumores marítimos

            Como consecuencia del ascenso patológico que han sufrido las especies marítimas que habitan en las regiones más contaminadas del planeta, los científicos han advertido del riesgo que supone para la salud del organismo la ingestión de estos animales infectados. Puesto que muchos de los moluscos que hoy se comercializan en las lonjas y mercados proceden de entornos residuales, no es de extrañar que la utilización de estos animales como productos alimentarios incremente entre sus consumidores el riesgo de sufrir trastornos hormonales (tiroides) y disfunciones hepáticas (hepatitis).

            Cada vez son más los datos científicos         que corroboran la peligrosidad de estos alimentos acuáticos. Por poner un ejemplo, basta señalar que los peces capturados en Fox River (Chicago) padecen alguna anormalidad mutagénica  dieciséis veces superior que la presente en los pescados en los Lagos de Woods (Canadá).

Alcohol etílico

            Utilizado como disolvente químico en la producción de bebidas, helados, caramelos, productos horneados, licores y gelatina, esta sustancia contiene etanol, alcohol y sustancias neutrales. Aunque los responsables comerciales utilizan este elemento químico en las bases de las pizzas para prolongar su caducidad, cada vez son más los estudios científicos que denuncian la peligrosidad de este componente artificial. Tras analizar sus efectos colaterales en animales de laboratorio, los encargados del experimento advirtieron que los ratones desarrollaban trastornos oncológicos cuando se introducían 548 miligramos por kilo de peso en el tracto renal, dosis que debía incrementarse hasta los 2.770 miligramos por kilo cuando se administraba por vía oral.

Aflatoxinas

            Considerada por todos los expertos como la micotoxina (componente tóxico producido por el moho) más estudiada hasta el momento, un grupo de científicos británico asoció en 1960  el desarrollo de una grave condición hepática (Turkey X) con la ingestión de cacahuetes infectados por moho.

            Las marcadas diferencias existentes en la distribución geográfica del cáncer hepático hizo pensar a los científicos sobre la presencia de un factor común. En aquellas regiones africanas donde la incidencia de cáncer de hígado es mayor, se ha descubierto la existencia de una importante contaminación provocada por las aflatoxinas. Considerada como uno de los agentes oncológicos más virulentos en la investigación animal, basta una parte por billón de aflatoxina B1 para provocar cáncer de hígado en los animales tratados. En este sentido, basta señalar que la ingestión continuada de quince partes por billón de este componente tóxico incrementa el índice tumoral en un cien por cien.

            Además de provocar trastornos hepáticos de naturaleza cancerígena -una simple dosis de cinco miligramos por kilo de peso ha provocado tumores en las ratas-, las aflatoxinas aparecen implicadas en la formación de tumores estomacales, renales y otros tipos de cáncer.

            Como afirmara el doctor William Wardell, director del Centro de Investigaciones Farmacológicas en la Universidad de Rochester, «cuando se importa una cantidad importante de cacahuetes infectados de aflatoxinas, debemos combinar estos productos con otro lote para reducir las proporciones de aceptación».

Carbón vegetal

            Según datos ofrecidos por el Instituto Estadounidense del Cáncer, la utilización de carbón vegetal como elemento combustible en la cocción alimentaria podría incrementar el número de elementos cancerígenos. A diferencia de los productos hervidos o escalfados, las barbacoas pueden quemar rápidamente la superficie externa de los alimentos cocinados. En este sentido, debemos señalar que la descomposición proteica (aminoácidos) que tiene lugar al cocinar los alimentos y la combustión carbonizada de la capa superficial de los alimentos transforman la sustancia en un producto altamente perjudicial.

Carageno

            Derivado del musgo irlandés, el carageno absorbe el agua fácilmente, poseyendo un olor marítimo y un sabor salado. Las grandes industrias alimentarias utilizan este componente natural como aditivo y emulsionante en la producción de chocolate, crema, sirope para alimentos congelados, leche evaporada, batidos de chocolate, productos derivados del queso, helados, natillas congeladas, sorbetes, condimentos franceses y mermelada.

            La inyección subcutánea de este elemento cancerígeno en las ratas de cobaya estimula la formación de tejido fibroso. Después de inyectar esta sustancia disuelta en una composición salina, los responsables del experimento advirtieron que las ratas analizadas desarrollaron dos años después sarcomas. Aunque su administración oral no parece inducir el desarrollo de condiciones tumorales, las investigaciones demostraron que los animales sufrían diversas condiciones patológicas. En la actualidad, los responsables sanitarios han comenzado a investigar el valor de este componente como aditivo alimentario y sustancia terapéutica en el tratamiento de la úlcera gástrica.

Colorantes azoicos

            Utilizados principalmente en la producción alimentaria y cosmética como elementos colorantes, estos componentes artificiales se caracterizan por su combinación nitrogenada. Derivados del diazonio y el fenol, estas sustancias poseen normalmente algún factor acerbo como el ácido tartárico o cítrico. Entre los alimentos que contienen estos colorantes debemos destacar los caramelos, los dulces, los chicles, los sucedáneos de chocolate, los refrescos, los zumos artificiales, las mermeladas y gelatinas, las cremas afrutaradas, los yogur de fruta, los helados, los pasteles, las cremas de chocolate, las galletas, las patatas fritas, los pasteles, los macarrones y espaguetis, la mayonesa, los condimentos, la mostaza, la salsas de tomate, pescado y cebolla, los purés artificiales, las sopas de sobre y los alimentos enlatados -anchoa, arenque, sardina, caviar y marisco-.

            Cuando en 1906 un grupo de científicos germanos advirtió la existencia de condiciones tumorales en varios conejos de su laboratorio, no dudaron en relacionar su existencia con la administración de un colorante azoico conocido con el nombre de Rojo escarlata. Dieciocho años después, otro grupo de científicos asoció la utilización de este elemento artificial con el desarrollo de tumores hepáticos. Posteriormente sería el doctor Tomizu Yoshida, profesor de patología en la Univerdidad de Tokio, quien analizara en 1934 la relación existente entre la ingestión de estos colorantes y la aparición de cáncer de hígado. Aunque cada vez son más los científicos que denuncian abiertamente la naturaleza cancerígena de los azoicos, los responsables industriales siguen empleando estos colorantes en la producción de sus alimentos y cosméticos.

Azúcar

            «Aunque los azúcares en sí no pueden entenderse como elementos cancerígenos -afirma el doctor Hueper-, muchas de las sustancias que se utilizan durante el proceso de elaboración sí lo son. Después de filtrarlo a través de una solución con un alto contenido de hidrocarburos policíclicos, se eliminan los dibenzantaracenos presentes con la utilización de azúcares concentrados. De esta forma, se introducen diversos elementos impuros que permanecen como azúcares químicamente puros.»

Sacarina

            Como afirmara el doctor Wiley en 1913, «la sacarina actúa en el interior del organismo como una sustancia tóxica aún en pequeñas dosis». A pesar de sus esfuerzos por evitar la utilización comercial de este aditivo alimentario, las industrias azucareras promovieron intensamente su aplicación dietética.

            Cuando en 1951, tres miembros del Departamento de Alimentos y Productos Farmacológicos advirtieron una posible relación entre este elemento y las condiciones tumorales, los responsables administrativos prefirieron ocultar los datos de la investigación. Dieciocho años después sería el doctor George T. Bryan, miembro del seminario de oncología en la Universidad de Wisconsin, quien informara al Departamento de Alimentos que la sacarina había provocado cáncer de vejiga en el cuarenta y siete por ciento de los ratones analizados (en una segunda investigación, el porcentaje ascendió hasta el cincuenta y dos por ciento). Aunque aún no se había establecido la relación existente entre la sacarina y el desarrollo del cáncer, el doctor Bryan afirmó que tendríamos que esperar varios años más antes de conocer los verdaderos efectos colaterales de esta peligrosa sustancia.

TERCERA PARTE

PESTICIDAS

            Al igual que sucede con el resto de productos químicos, los pesticidas no sólo afectan negativamente al desarrollo ecológico de nuestro entorno medioambiental, también perturban la estabilidad funcional del cuerpo humano. Ingerido principalmente a través de los órganos bucales, este elemento pernicioso se almacena en el interior del organismo provocando condiciones oncológicas en el tracto gastrointestinal.

            Además de promocionar e inducir el desarrollo de estados tumorales, la absorción, ingestión e inhalación de este componente artificial podrían originar vómitos, convulsiones, temblores generalizados e incluso reacciones epidérmicas. En este sentido, cabe señalar que los  ditiocarbonatos (fungicidas) se caracterizan por su acción tóxica sobre la piel, los ojos y el tracto respiratorio.

            A pesar de los estudios científicos que demuestran la naturaleza cancerígena de estos componentes artificiales, cada vez son más las industrias que se encargan de producir alguno de los dos mil pesticidas registrados por la Agencia Estadounidense de Medio Ambiente. Desgraciadamente, muchos de los agentes químicos que se emplean en su producción actúan como carcinógenos múltiples, elementos que al combinarse multiplican la virulencia del elemento tóxico.

Pronamida

            Utilizado principalmente en las plantaciones de lechuga, alfalfa, bayas y remolacha, este componente artificial ha llegado a provocar condiciones oncológicas en animales de laboratorio. Cuando el quince de enero de 1979, la Agencia Estadounidense de Medio Ambiente aprobó el uso comercial de este pesticida, recomendó se controlara los niveles utilizados para reducir con ello el riesgo de intoxicación. En este sentido, el subsecretario de la agencia medioambiental afirmó que «los beneficios económicos de la pronamida contrarrestan los posibles riesgos de su inhalación. Puesto que este producto se emplea generalmente sobre la plantaciones de lechuga y alfalfa existentes en California y Arizona, su utilización mitiga las pérdidas agrícolas en dos mil millones anuales. Ante los problemas que supone para el agricultor el control manual de los gusanos, la utilización de este herbicida permite a los empresarios controlar de forma efectiva las plagas de parásitos.»

            No obstante, debemos señalar que las técnicas ecológicas empleadas por los agricultores orgánicos reflejan la ineficacia de unos productos altamente perniciosos y destructivos para los alimentos. Aunque la presencia esporádica de estos gusanos, lejos de dañar las cosechas de las lechugas, mantienen alejados a otros animales, podrían utilizarse algunos métodos manuales o mecánicos para reducir el efecto pernicioso de las plagas y disminuir, con ello, el número de desempleados.

Paration

            Perteneciente al grupo de organofósforos, este pesticida perturba la estabilidad funcional de las glándulas suprarrenales en los ratones analizados. Después de administrar este componente artificial durante ochenta semanas, los encargados de la investigación advirtieron que este elemento podía provocar desarrollos tumorales de naturaleza cancerígena.

Nitrofeno

            Utilizado como un herbicida de contacto selectivo, los agricultores emplean este elemento pernicioso para controlar las plagas de gusanos en las cosechas. Además de acumularse en el organismo a través de su inhalación, el ser humano puede incrementar los niveles de toxicidad consumiendo los productos contaminados con este plaguicida. Entre los efectos colaterales que origina su acumulación orgánica, debemos destacar una reducción de hemoglobina y glóbulos blancos, así como la inhibición de la colinesterasa (enzima contenida en el músculo cardiaco) y las anormalidades en los niveles de leucocitos y enzimas. Tras comprobar la acción que este elemento podía tener sobre el organismo de los ratones, los encargados del experimento advirtieron setenta y ocho semanas después de la primera dosis, que su ingestión podría estar relacionada con el desarrollo de condiciones oncológicas en el hígado de los animales.

Hidrazida maleica

            Este componente artificial regula el crecimiento de los parásitos vegetales que afectan al noventa por ciento de las cosechas de tabaco y al quince por ciento de las plantaciones de patatas y cebollas. Además de alterar la estabilidad funcional del cuerpo humano, son muchos los estudios que demuestran la relación existente entre este plaguicida y el desarrollo de trastornos hepáticos y nerviosos en los animales. Como se desprende de un estudio realizado en el continente norteamericano, la aplicación de este agente químico ha originado en las plantas y animales perturbaciones genéticas, factor que a menudo se asocia con el desarrollo de condiciones oncológicas.

Etu 2-Imidazolidinetiona

            Considerado por todos los expertos como un elemento altamente perjudicial para el organismo humano, este derivado cancerígeno de los insecticidas puede contaminar los productos vegetales al fumigarse sobre las plantaciones. Una vez transmitido al cuerpo vegetal a través de la raíz, la presencia de esta sustancia tóxica permanece invariable durante dos semanas. Es por ello que las autoridades sanitarias recomienden la prohibición del etilenebisditiocarbamato (EBDC) -en uso durante los últimos treinta años- dos semanas antes de la recolecta.

            Aplicado en grandes dosis, los científicos han advertido la naturaleza cancerígena de estos elementos artificiales. En este sentido, debemos señalar que son muchos los estudios que demuestran la presencia masiva de elementos oncógenos en la espinaca cocinada, producto que al cocinarse provoca la descomposición de los insecticidas utilizados con anterioridad. Derivado de la descomposición termostática del EBDC, el plaguicida ETU se encuentra presente en los tomates cocinados en una proporción muy superior a la existente en su estado crudo (entre diez y noventa veces mayor). Durante la cocción de los alimentos,  el ETU se forma a partir de los residuos plaguicidas presentes en los productos. En este sentido, debemos señalar que la cantidad de ETU generado depende de la presencia de insecticidas en las cosechas agrícolas. Aunque los niveles de ETU podrían descender drásticamente en catorce días, no existe ningún estudio que demuestre la cantidad de residuos presente en los alimentos antes de proceder a su cocción.     

            Además de la formación de este componente cancerígeno, la degradación tóxica del EBDC tiene como resultado el desarrollo de etileno tiurano monosulfido, una sustancia altamente peligrosa cuya toxicidad aún se desconoce. Diversos estudios realizados en el continente norteamericano han demostrado la naturaleza cancerígena del ETU en la región tiroidal de las ratas, elemento que actúa como agente tumorigénico en el hígado de los ratones y teratogénico en las ratas embarazadas.

Dieldrina

            Utilizada desde la década de los cincuenta en las plantaciones de algodón como insecticida y en las regiones forestales como fungicida, esta neurotoxina (elemento tóxico que destruye el tejido nervioso) ocupó el puesto dejado por la aldrina. Tras administrar esta sustancia a un grupo de animales de laboratorio, los encargados del experimento advirtieron que las ratas masculinas desarrollaban cáncer de hígado en grandes dosis y las ratas de sexo opuesto cáncer de las glándulas suprarrenales en pequeñas dosis.

Hidrocarburos clorinados

            Se entiende por hidrocarburos clorinados aquellos elementos que han sustituido uno o más átomos de hidrógeno por varios átomos de cloro. Después de analizar exhaustivamente su composición molecular, los científicos han descubierto la existencia de numerosos elementos cancerígenos en su formación -cloroformo, cloruro de vinilo, clorometil bis, éter, triclorotileno, aldrina, clordano, dieldrina, heptacloro, lindano, metoxicloro, toxafeno, policlorinados de terpeno y tetracloruros de carbono-. Además de poder acumularse con cierta facilidad en el interior del organismo, estos hidrocarburos se caracterizan por su ubicuidad, su persistencia en el medio ambiente y su naturaleza cancerígena.

Clordano

            Aunque el gobierno estadounidense aprobó en 1945 la utilización de este producto como insectida y plaguicida, su persistencia en el entorno ecológico obligó a la Agencia Estadounidense de Medio Ambiente a prohibir su utilización treinta años después. No obstante, debemos señalar que los responsables gubernamentales aún permiten su utilización sobre las cosechas de piñas, fresas y cítricos.

            A pesar del descenso que ha sufrido la producción de este componente químico en los últimos años -se ha pasado de seis millones de kilos anuales a sólo dos-, aún son muchos los estudios que demuestran el carácter oncológico de este elemento pernicioso. Además de estimular el sistema nervioso central, este pesticida afecta negativamente a la estabilidad sanguínea, llegando a provocar condiciones tan peligrosas como la anemia aplástica. En palabras de los propios científicos, la presencia de esta sustancia perniciosa en el interior del organismo (absorción epidérmica) podría tener efectos mutagénicos. Posiblemente, los organismos internacionales decidan prohibir definitivamente su utilización.

Atrazina

            Considerado por todos los expertos como uno de los pesticidas más utilizados en el continente norteamericano, este plaguicida reacciona bajo condiciones ácidas -similares a las presente en el interior del estómago- hasta formar derivados cancerígenos. Utilizado por los agricultores para controlar la presencia de gusanos en las plantaciones de maíz, muchas empresas emplean este componente químico como elemento industrial. Al combinarse con nitrito (elemento que se utiliza como aditivo alimentario y fertilizante), este plaguicida genera N-nitrosoatrazina, una sustancia altamente peligrosa debido a su demostrada naturaleza cancerígena.

Amitraz

            Utilizado desde 1975 para controlar la plagas extensivas del psylla –insecto con una estructura funcional similar al áfida que afecta especialmente a las peras y sus árboles-, la Agencia estadounidense de Medio Ambiente afirma que su presencia sobre las cosechas reduce las pérdidas en mil millones anuales. Cuando el quince de junio de 1979, la agencia norteamericana aprobó la utilización de este pesticida con la condición de reducir «los riesgos para la salud humana», prolongó durante cuatro años su empleo sobre las plantaciones en espera de la conclusión de ulteriores estudios. En este sentido, los responsables comerciales debían sopesar las ventajas y repercusiones del elemento antes de emitir un dictamen definitivo. Después de analizar exhaustivamente la estructura funcional de este componente químico, los encargados del experimento advirtieron que su ingestión podría incrementar ligeramente el riesgo de sufrir un trastorno mutagénico. Como resultado de los estudios, la Agencia del Medio Ambiente obligó la utilización de protectores para su aplicación y prolongó el período de espera entre la fumigación y la recolecta del producto. A pesar de los datos que demuestran la peligrosidad de este plaguicida, aún son muchos los empresarios que comercializan este componente químico.

CUARTA PARTE

CARCINÓGENOS MEDIOAMBIENTALES

            Con el paso de los años, la esperanza de vida de la sociedad occidental ha experimentado un aumento considerable como resultado de los muchos avances tecnológicos que ha sufrido el mundo de la ciencia en el último siglo. No obstante, debemos señalar que las regiones más desarrolladas apenas han sufrido variación alguna desde la década de los cincuenta, sino más bien todo lo contrario. Puesto que la tasa de mortalidad de las condiciones oncológicas y los trastornos cardiovasculares ha crecido espectacularmente desde 1900, no es de extrañar que el índice vital de nuestra población haya sufrido un descalabro en las últimas décadas influenciado por los factores medioambientales.

            Atribuido principalmente al efecto mutagénico del tabaco, la cifra de afectados por una condición oncológica (especialmente cáncer de pulmón) ha crecido espectacularmente desde comienzos de siglo. Dado el carácter latente de las células cancerígenas -en algunos casos se requiere hasta cuarenta años para culminar el proceso patológico que desemboca en un estado oncológico-, el ascenso de los factores patológicos ha jugado un papel esencial en el progreso letal de la enfermedad. En este sentido, debemos señalar que un sólo agente químico podría desatar el desarrollo de un problema mutagénico.

            Como ya vimos con anterioridad, la expansión industrial que la empresa química ha sufrido con el desarrollo de las nuevas tecnologías ha inundado el mercado con numerosos elementos sintéticos de imprevisibles consecuencias para la salud humana. Aunque aún son muy pocos los estudios realizados a tal efecto, los datos que obran en nuestro poder reflejan la peligrosidad de estos componentes. En este sentido, podemos afirmar que la contaminación química que se está desarrollando en nuestros días posiblemente esté relacionado con el deterioro que ha sufrido recientemente nuestra salud.

            Puesto que el cáncer es una enfermedad que afecta a todo el organismo, el desarrollo patológico puede afectar a una simple región celular o al conjunto orgánico en su conjunto. Aunque es cierto que muchos de los agentes considerados mutagénicos (responsable de la mutación celular) actúan en el interior del organismo como elementos cancerígenos (que pueden inducir el cáncer), debemos destacar que esta correlación tiene lugar en el interior de la célula donde se inicia el cáncer. Así por ejemplo, podemos afirmar que algunos agentes provocan la mutación celular, llegando a originar finalmente una condición oncológica.

            Tomando como punto de referencia este aspecto, debemos distinguir tres fases en el desarrollo del cáncer:

            1.- Inicio (o primer cambio)

            2.- Promoción (desde el estado latente hasta el estadio visible)

            3.- Progresión (hasta alcanzar un estado irreversible)          

            Durante el proceso de reproducción, las células se multiplican constantemente hasta alcanzar el punto culminante de su evolución donde desaparecen y descomponen. Aunque el ritmo de crecimiento equilibra la tasa de mortalidad de estos microorganismos, no sucede lo mismo con los cuerpos afectados. A diferencia de sus homólogas, las células cancerígenas nacen, se desarrollan y desaparecen sin ningún control orgánico, impidiendo con ello el desarrollo de un proceso reproductivo geométrico y linear. Como resultado de este crecimiento descontrolado, el tejido circundante crece de forma anormal evitando cualquier equilibrio. Durante esta primera fase, las células se escapan de los controles que rigen el proceso funcional de las células normales.

            Una vez alcanza el estadio de progresión (tercera fase en el crecimiento cancerígeno), la célula neoplástica desarrolla un estado cancerígeno irreversible. No obstante, podemos evitar la transformación cuando el proceso patológico aún se halla en las fases primera (mutagénesis) y segunda (promoción). Se eliminamos la causa que provocó la perturbación celular durante el primer estadio, los microorganismos afectados podrán restaurar su funcionalidad y volver a controlar su código genético. Si analizamos el proceso de transformación neoplásica como una interacción celular entre el ADN, el ARN y la proteína, podemos afirmar que el primer estadio tiene lugar en la secuencias básicas del ADN, mientras que las fases segunda y tercera se suceden a medida que el ácido desoxirribonucleico se replica continuamente.

Carcinogénesis química

            En palabras de los propios especialistas, muchos de los trastornos oncológicos que padece el ser humano (entre el sesenta y el noventa por ciento) surgen como resultado de la perturbación mutagénica originada por los elementos que inundan nuestro entorno medioambiental. El humo del tabaco, la contaminación atmosférica y las emanaciones industriales -todos ellos elementos con un alto contenido de hidrocarburos- juegan un papel fundamental en el desarrollo de todos estos problemas oncológicos. Algo similar sucede con los nitratos utilizados por las empresas cárnicas para conservar los productos curados. Después de analizar la composición estructural de este componente salado, algunos científicos han advertido del riesgo que supone para la salud humana  la ingestión de este agente cancerígeno.

            Como ya indicamos con anterioridad, la carcinogénesis química se desarrolla a través de dos procesos evolutivos (iniciación y promoción). Basta analizar la relación existente entre el aceite de crotón y los hidrocarburos policíclicos con el desarrollo de cáncer de piel, para comprender el desarrollo de esta dualidad. Aunque la aplicación de este aceite apenas reviste peligrosidad manifiesta sobre el organismo de los animales examinados, cuando este material se combina con los hidrocarburos polocíclicos, el riesgo de sufrir una condición oncológica aumenta de forma espectacular -el hidrocarburo inicia el desarrollo patológico y el aceite promociona el avance patológico-. Puesto que ambos elementos químicos se hallan presente en nuestro entorno medioambiental, resulta lógico pensar que la combinación de ambas sustancias podría incrementar el riesgo de sufrir algún tipo de cáncer.   

Asbestos

            Conocido científicamente con el nombre de fibras de asbesto, este elemento natural es el responsable último de la asbestosis y uno de los principales responsables del cáncer de pulmón. Aunque las autoridades sanitarias siempre relacionaron su inhalación con el desarrollo de trastornos pulmonares, tendremos que esperar hasta la década de los cuarenta para que los científicos descubrieran su afinidad con los tumores pulmonares. En la actualidad, existen al menos tres mil productos que utilizan este componente natural en su composición estructural.

            Cuando en 1935 dos facultativos advirtieron la correlación existente entre la asbestosis (enfermedad pulmonar crónica producida por la inhalación repetida de polvo de asbesto) y el cáncer de pulmón, fueron muchos los científicos que denunciaron los peligros de este material químico. Posteriormente sería un grupo de investigadores de la Facultad de medicina Monte Sinaí quien en 1960 descubriera la participación del asbesto en el desarrollo de los mesoteliomas (tumor epitelial formado a partir del resvetimiento pleural, peritoneal o pericárdico). Diversos estudios han demostrado que las personas que trabajan con polvo de amianto y los individuos que consumen arroz revestido de talco -sustancia normalmente contaminada con asbesto- sufren cáncer de estómago con mayor frecuencia. Como informara recientemente la Asociación Estadounidense de Ayuda contra el Cáncer, las personas que trabajan con amianto y fuman padecen cáncer de pulmón en una proporción noventa y dos veces superior que el resto de trabajadores no fumadores. Además de incrementar el riesgo de sufrir un trastorno pulmonar de naturaleza cancerígena, la inhalación de esta sustancia interviene directamente en el desarrollo de cáncer de laringe.

            Según datos ofrecidos por diversas organizaciones medioambientales, la utilización de este material en la producción de revestimientos para freno, aislantes para casas y productos no inflamables incrementa substancialmente la presencia de este agente cancerígeno en el aire que respiramos diariamente. Como afirmara el doctor Irving Selikoff, profesor de medicina en la Facultad Monte Sinaí, «basta una sola exposición para provocar en el futuro una condición oncológica». Puesto que la fibra de asbesto se deposita en la cavidad pulmonar desde su primera inhalación, no es de extrañar que los trabajadores de amianto desarrollen esta condición patológica varios años después de la exposición.

            Las constructoras actuales utilizan asbesto para la fabricación de desagües, canales, techos y tejas, elementos estos últimos que podrían liberar residuos tóxicos al quebrarse. Asimismo, las industrias utilizan este componente químico para revestir los sistemas centrales de calefacción y muchos de los electrodomésticos que se encuentran en los hogares -hornos y planchas eléctricas-.

            Como ya indicamos con anterioridad, las personas que trabajan diariamente en industrias de amianto sufren cáncer de pulmón en una proporción muy superior al resto de ciudadanos. Con un período de evolución que oscila entre los cuatro y los cuarenta años de edad, la inhalación de asbesto afecta principalmente a los pulmones, la cavidad pleural, el tracto intestinal, los ovarios el hígado y la laringe.

Contaminación atmosférica

            Aunque los residuos emitidos por las industrias se diluyen en la atmósfera empujado por las ráfagas de viento, existe un período de inversión (quietud atmosférica) que dificulta la eliminación de contaminantes. Cuando este estado persiste durante más de una semana, el proceso de contaminación intensifica substancialmente su virulencia, aumentando con ello la tasa de mortalidad. A raíz de los últimos informes redactados en las distintas publicaciones especializadas, cada vez son más los científicos que relacionan la contaminación atmosférica con el desarrollo de trastornos cardiovasculares, problemas respiratorios y condiciones oncológicas. Diversos estudios han demostrado como la polución puede incluso afectar a aquellas personas que habiten en poblaciones alejadas (entre ochenta y ciento sesenta kilómetros) del foco de intoxicación. Como afirman los propios especialistas, muchos de estos elementos aumentan su virulencia al entrar en contacto con la luz solar, como sucede con los oxidantes fotoquímicos que perturban la estabilidad funcional de los pulmones y el sistema respiratorio. Además de dañar el revestimiento pulmonar y respiratorio, estas partículas pueden provocar la formación de un tumor epitelial de naturaleza maligna. Al igual que sucede con los óxidos de azufre -elemento que acrecenta los trastornos cardiovasculares, los problemas pulmonares y las condiciones asmáticas-, el monóxido de carbono afecta especialmente a las personas con problemas respiratorios, trastornos anémicos y enfermedades cerebrovasculares.  Estos oxidantes fotoquímicos pueden originar irritaciones respiratorias e incluso disfunciones pulmonares. En este sentido, debemos afirmar que los óxidos nitrogenados alteran irreversiblemente la estabilidad funcional del ser humano al inhalarse en grandes dosis y provocan bronquitis y neumonías en dosis menores.

            Tras comparar los índices de bronquitis existentes en las zonas rurales y las regiones desarrolladas, los especialistas advirtieron que la contaminación atmosférica multiplicaba el número de fallecidos por esta grave enfermedad. Así por ejemplo, la tasa de mortalidad asociada con el cáncer de pulmón era en 1958 muy superior (hasta 1,56 veces mayor) en las zonas metropolitanas que en las regiones rurales. Algo similar sucede con el cáncer de estómago, estado patológico que afecta a las grandes ciudades en una proporción de veinticinco a cien con respecto a las poblaciones menos desarrolladas. Las emisiones de los automóviles y el humo del tabaco -principales factores contaminantes de nuestra era- contienen gases, productos líquidos y aerosoles sólidos. Además del riesgo que supone para nuestra salud la inhalación de estos elementos perniciosos, las incineradoras inundan el aire de las grandes ciudades de zinc, cadmio, antimonio, plata, estaño e indio, todos ellos elementos que se disuelven fácilmente en los fluidos orgánicos para transportarse con posterioridad a todo el organismo.

            El impacto que la contaminación atmosférica tiene sobre el organismo humano aumenta normalmente con la edad, factor que demuestra el efecto acumulativo de la polución en la salud. Diversos estudios han demostrado que la tasa de mortalidad podría reducirse hasta un veinticinco por ciento si se redujera la contaminación en un cincuenta por ciento.

Agua

            Por extraño que nos pueda parecer, lo cierto es que el agua del grifo puede convertirse en uno de los mayores agentes cancerígenos a los que nos hayamos expuestos. Los vertidos residuales, la utilización de fertilizantes y la presencia de numerosos agentes químicos en las depuradoras municipales no hacen más que empeorar la calidad de nuestros sistemas acuíferos. Puesto que el agua subterránea procedente de los lagos, ríos y manantiales puede estar contaminada por las filtraciones residuales procedentes de las minas, los vertederos, tanques sépticos y campos fertilizados, resulta indudable que su consumo puede perjudicar seriamente nuestro estado de salud. En este sentido, debemos señalar que gran parte del agua ingerida por las regiones rurales procede de manantiales subterráneos. Aunque aún no sabemos con exactitud qué elementos contaminan nuestros sistemas acuíferos, algunos estudios han demostrado que muchos de estos agentes provocan cáncer en animales de laboratorio.

            Como informara la Academia Estadounidense de las Ciencias, el proceso de cloración incrementa el riesgo patológico en los más jóvenes al ser muy elevada la presencia de plomo en el agua. Aunque las autoridades gubernamentales aprobaron una ley en 1975 para controlar la toxicidad de los sistemas municipales, los márgenes de seguridad establecidos favorecen a los adultos pero dejan indefensos a los más jóvenes. En este sentido, los responsables sanitarios han solicitado recientemente el establecimiento de nuevos márgenes para controlar la presencia de nitrato, arsénico y selenio.

Hidrocarburos policíclicos

            Como ya indicamos con anterioridad, estos elementos perniciosos proceden de una combustión incompleta de la sustancia orgánica. El humo del tabaco, los gases de escape, la combustión de los bosques e incluso las emisiones de las barbacoas poseen una cantidad importante de este peligroso agente cancerígeno.   

QUINTA PARTE

EL TABACO Y EL CÁNCER

            Cuando los españoles e ingleses exportaron el tabaco del nuevo mundo a comienzos del siglo dieciséis, pocos podían prever las consecuencias que esta sustancia tendría para la salud del ser humano. Considerado desde el principio como un elemento pernicioso y desagradable, muchas personas utilizaron sus derivados como elemento terapéutico. Sin embargo, tendremos que esperar hasta 1930 para que las autoridades gubernamentales comenzaran a relacionar su inhalación con el cáncer de pulmón ante el ascenso en la tasa de mortalidad.

            Basándose en las evaluaciones epidemiológicas, los análisis experimentales y los resultados obtenidos de las autopsias, los responsables científicos aceptaron finalmente que el tabaco, y en especial los cigarrillos, jugaban un papel fundamental en la aparición de carcinomas pulmonares. El riesgo de sufrir un trastorno patológico de naturaleza cancerígena aumenta substancialmente con la ingestión de este producto sintético. Basta analizar el número de cigarrillos que una persona inhala al día, los años que ese individuo lleva fumando y la edad en la que comenzó a fumar para determinar con precisión la posibilidad que esa persona tiene de sufrir cáncer de pulmón. Aunque en un principio esta enfermedad afectaba con mayor asiduidad a los hombre que a las mujeres, cada vez son más las féminas que desarrollan una condición tumoral a pesar de fumar con menos intensidad, utilizar boquillas con filtro e inhalar cigarrillos bajos en nicotina y alquitrán. Una vez deja de fumar, la persona disminuye drásticamente el riesgo de sufrir cáncer de pulmón. Sin embargo, la probabilidad de desarrollar un trastorno oncológico no desaparece hasta pasado diez o quince años.

            Como afirmara en 1954 el doctor Alton Ochsner, prestigioso cirujano que ha operado a cientos de personas aquejadas de tumores pulmonares, «parece indudable que el tabaco provoca, junto otras enfermedades, cáncer de pulmón. A menos así lo corroboran los estudios elaborados por la Asociación Estadounidense de Ayuda contra el Cáncer en colaboración con el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional de la Salud.»     

            A raíz de las investigaciones elaboradas por Warren H. Gardner en 1966, podemos afirmar que la ingestión de este peligroso material sintético no sólo provoca en el ser humano cáncer de pulmón, también puede incrementar el riesgo de sufrir cáncer de laringe. Tras analizar el historial clínico de un grupo de mujeres que habían sufrido una laringectomía, el doctor Gardner advirtió que el setenta por ciento de las personas intervenidas había fumado con anterioridad.

            Aunque es cierto que las personas que fuman en pipa o inhalan el humo del puro padecen cáncer de pulmón con menos intensidad que los individuos que fuman cigarrillos, debemos señalar que todos ellos padecen cáncer de laringe, boca, faringe y esófago con la misma intensidad. A diferencia del tabaco, elemento éste último que llega con cierta facilidad a la cavidad pulmonar al inhalarse el humo, la pipa y el puro sólo afectan a la zona superior del tracto respiratorio. Por esta razón, las personas que fuman cigarrillos sufren numerosos trastornos patológicos en el epitelio bronquial -metaplasia escamosa, metaplasia escamosa atípica y carcinoma-. A pesar del oscurantismo que aún persiste sobre el mecanismo de los agentes cancerígenos contenidos en el tabaco, cada vez son más los estudios que demuestran la existencia de numerosas sustancias patológicas en el interior de los cigarrillos.

            Como se desprende de un estudio realizado recientemente en el continente norteamericano, la inhalación pasiva del humo podría incrementar el riesgo a sufrir cáncer de  

pulmón. En este sentido, los encargados de la investigación advirtieron que muchas mujeres no fumadoras desarrollaban condiciones oncológicas cuando sus cónyuges fumaban con cierta asiduidad en el interior de la casa. De hecho, el estudio demostraba que los carcinomas pulmonares no estaban provocados por la polución atmosférica, ya que un porcentaje bastante elevado de afectadas vivían en zonas rurales.

SEXTA PARTE

OTROS AGENTES CANCERÍGENOS

Ácido sórbico

            Derivado de las bayas de las montañas, este elemento químico se utiliza principalmente en la empresa alimentaria como inhibidor del moho y la levadura -queso y productos líquidos-. Además de emplearse en la industria de cosméticos como conservante, los empresarios utilizan este componente artificial como sustituto de la glicerina en la producción de emulsiones, ungüentos, líquidos embalsadores, dentífricos y otros productos como las cremas y los polvos corporales, elementos estos últimos que produce una sensación similar al terciopelo al aplicarse sobre la piel.

            Después de analizar su composición química, los responsables científicos advirtieron que su aplicación subcutánea podía originar perturbaciones mutagénicas en el interior del organismo. Como afirmaron posteriormente los encargados del experimento, bastó una dosis de 2.600 miligramos por kilo de peso para originar una condición oncológica en varios animales de laboratorio. Puesto que las industrias alimentarias utilizan este componente para prolongar la frescura de los frutos secos, no dude en comprobar la composición de los productos adquiridos.

Envoltorios y botellas de plástico

            Como cualquier otro producto de plástico, las sustancias utilizadas por la empresa alimentaria para envolver sus alimentos proceden del petróleo, característica por la cual su combustión inunda la atmósfera de elementos perniciosos. Aprobado en 1975 por las autoridades gubernamentales como un elemento inocuo para la salud humana, muchas fábricas utilizaron acrilonitrilo para la elaboración de botellas de plástico. No obstante, cuando un año después los científicos comprobaron como este elemento sintético provocaba una pérdida considerable de peso y perturbaba el sistema nervioso central de las ratas, decidieron prohibir su comercialización. Tras comprobar su composición estructural, los responsables sanitarios advirtieron que este elemento químico podía trasladarse al refresco cuando las botellas se mantenían a cuarenta y ocho grados centígrados durante seis meses.

            Junto al riesgo que supone la utilización comercial de este componente químico, las autoridades gubernamentales afirmaron que los envoltorios fabricados con cloruros de polivinilo también incrementaban el riesgo de sufrir un trastorno oncológico. Aunque los responsables sanitarios prohibieron su utilización en 1973, son muchos los productos que utilizan esta sustancia impunemente.

Tintes artificiales

            Cada día son más las personas que utilizan estas sustancias artificiales para cambiar su aspecto físico o para ocultar las canas que han ido inundado su cabello de forma gradual. Agrupados en tres clases distintas -orgánicos, sintéticos y metálicos-, estos elementos permanecen en el cuero cabelludo hasta que el pelo se cae de forma natural o acudimos al peluquero.

            Según datos ofrecidos por Academia Estadounidense de las Ciencias, muchos de los ingredientes contenidos en los tintes artificiales -4-MMPD; 2-4 diamina tuoleno; 4-amino-2-nitrofenol; 2-nitrofenilenediamina; negro directo 38 y azul directo 6- actúan en el organismo de los animales de laboratorio como agentes cancerígenos. En este sentido, el científico Bruce Ames advirtió la presencia de agentes mutagénicos en al menos ciento cincuenta tintes permanentes. Cuando las autoridades gubernamentales afirmaron en 1978 que las pruebas realizadas con los productos cosméticos habían demostrado su relación con el desarrollo de condiciones oncológicas, no dudaron en catalogar de cancerígenos la diaminoanisola 2 y 4. Como resultado de estas investigaciones, el Departamento Estadounidense de Alimentos y Productos Farmacológicos obligó a todas las empresas del ramo advirtieran en el etiquetado que el producto contenía un ingrediente que podía atravesar la epidermis y provocar cáncer.

Cosméticos

            «A pesar de los avances que se han producido durante las últimas décadas en el campo de la cosmética -afirman los propios especialistas- aún podemos encontrar algunos elementos cancerígenos en la composición química de los productos comercializados.» En este sentido, debemos afirmar que muchos de los tintes utilizados en la elaboración de las barras de labio y otros materiales jamás han superado una sola prueba biológica. Al igual que sucede con el cloroformo -sustancia contenida en los dentífricos que induce tumores hepáticos en los ratones de laboratorio-, la utilización de estrógeno en las cremas epidérmicas ha sido foco de crítica desde todos los sectores. Aunque las autoridades competentes limitaron su empleo a 350 unidades internacionales por cada gramo y redujeron su utilización a quince gramos semanales, su relación con el crecimiento de tumores malignos en la mama sigue siendo muy importante incluso en mujeres que ya han superado el período menopáusico. Puesto que estas cremas hormonales pueden perturbar el sistema endocrino, le recomendamos evite su utilización.  

SÉPTIMA PARTE

TERAPIA DEL CÁNCER

Quimioterapia

            Basándose en la teoría del germen defendida por los responsables sanitarios, los facultativos han intentado en vano solucionar el problema del cáncer mediante la administración de productos farmacológicos.

            Puesto que la diferencia funcional existente entre una célula normal y una célula cancerígena no es comparable a la distinción que existe entre la bacteria y su huésped, resulta ilógico pensar que los fármacos empleados para inhibir el desarrollo de estos microorganismos deje de afectar también a la estructura funcional de las células normales. En este sentido, podríamos pensar que el tratamiento de las enfermedades diseminadas (metástasis, leucemia o linfomas) requeriría un agente capaz de expandirse por todo el organismo en concentraciones uniformes.

            Conocido científicamente con el nombre de quimioterapia, este tratamiento farmacológico no sólo destruye la estructura funcional de las células afectadas, sino que incluso perturba la estabilidad fisiológica de las células normales. Aunque los facultativos han empleado este método terapéutico durante los últimos veinticinco años con el objetivo de «curar» cualquier tipo de cáncer, debemos señalar que el cuerpo humano jamás podrá recuperar su estado de salud con la ingestión de sustancias perniciosas. En su esfuerzo por reducir el sufrimiento de los pacientes, los facultativos han utilizado todo tipo de elementos químicos, sustancias que lejos de eliminar las causas originales de la enfermedad, mitigan parcialmente los síntomas evocando un falso estado de recuperación. Al igual que sucede con el resto de enfermedades, la eliminación artificial de los síntomas desemboca inevitablemente en una condición morbosa de peores consecuencias. En este sentido, podemos afirmar que la ingestión de medicamentos durante la fase tumorosa de la enfermedad (sexto estadio) no hará más que acelerar el proceso canceroso.    

Principios de la terapia

            Los defensores de la quimioterapia mantienen su postura argumentando que los fármacos oncolíticos actúan con más eficacia sobre las regiones tumorales durante la síntesis del ácido desoxirribonucleico (ADN) y la división activa. En este sentido, los responsables sanitarios afirman que los fármacos pueden «curar» algunos tumores porque las células constituyentes poseen una fracción de crecimiento bastante larga (se hallan en una fase de división celular). Cuando el agente antineoplásico alcanza la región afectada por el tumor, la mayoría de las células que participan en este ciclo celular se descompone. En su estado inicial de desarrollo, las células fabrican constantemente cadenas de ADN. Ahora bien, a medida que el tumor avanza, la fracción de crecimiento desciende y, por tanto, la sensibilidad del fármaco es menor. Es por ello que los responsables sanitarios aludan a la importancia de la detención prematura, ya que el tratamiento medicamentoso es más eficaz cuando las células aún se hallan en su fase de crecimiento.  

            En aquellos casos donde los tumores ya han alcanzado una fase de crecimiento relentizada, los especialistas combinan la administración sistemática de quimioterápicos con la intervención quirúrgica y la aplicación de radioterapia. Una vez extirpada la zona afectada, los especialistas utilizan sustancias citotóxicas para inhibir la actividad funcional de las células neoplásicas -microorganismos cancerígenos que habitan en la zonas circundantes del área extirpada y que los análisis no consideran de naturaleza metástica-. Aunque el tratamiento farmacológico destruye estas células al encontrarse en fase de crecimiento, podríamos encontrarnos con tumores desarrollados cuyos constituyentes celulares hayan desarrollado una mayor resistencia a la acción quimioterápica, especialmente cuando estos agentes patógenos ya han recibido dosis quimioterápicas con anterioridad.

            Dado su elevado carácter destructivo, la quimioterapia destruye con cierta facilidad aquellos órganos que poseen un alto número de células sintetizando ADN, especialmente la raíz del cabello, los tejidos hematopoyéticos (hematíes) y el tejido epitelial. El ser humano genera diez millones de células sanguíneas cada segundo, cantidad necesaria para regenerar constantemente sus veinticinco trillones de células -recuerde que la experanza de vida de estos cuerpos orgánicos apenas alcanza los treinta días-. Puesto que los agentes quimioterápicos actúan de forma sistemática sobre aquellas células que se hallan en fase de crecimiento, no es de extrañar que su administración afecte por igual a las células cancerígenas y a las células normales.

            Además de inhibir la actividad funcional de las células durante la mitosis o la síntesis del ácido desoxirribonucleico, estos agentes farmacológicos perturban también la estructura fisiológica de las células cuando se hallan en una segunda fase de crecimiento. En este sentido, los responsables sanitarios combinan una serie de elementos químicos para eliminar los microorganismos más desarrollados. Como afirmara Ellen Cantarow en su artículo “En estos tiempos” (1981), muchos de los fármacos empleados en la actualidad para «curar» los carcinomas más extraños y las úlceras menos comunes perturban irreversiblemente la estabilidad funcional de la médula ósea, los pulmones, los riñones, el corazón y el estómago. Además de originar condiciones nauseabundas, estos elementos cancerígenos erosionan la capa externa de la garganta y la boca.   

            Sumisa a los poderes subversivos de las grandes industrias farmacológicas, las distintas instituciones oncológicas prefieren ocultar muchos de los datos relacionados con el tratamiento quimioterápico. En este sentido, cabe destacar que ninguna asociación gubernamental asocia la caída del cabello, los desequilibrios emocionales o los trastornos funcionales con la ingestión de estos agentes perniciosos. Recuerde, no obstante, que la máxima institución privada del planeta, Sloan-Kettering, participa como socio de algunas de las máximas industrias petrolíferas del continente norteamericano.

Agentes quimioterapéuticos

            Desde el punto de vista etimológico, entendemos por quimioterapia el empleo de sustancias químicas para el tratamiento de las enfermedades,  elementos que perturban la composición fisiológica y biológica de las células. Además de alterar el código genético del núcleo celular, estos agentes farmacológicos inhiben la transmisión de datos desde el ADN al ARN, con la subsecuente perturbación de la síntesis proteica celular. Lejos de reducir el riesgo patológico de la enfermedad, estos elementos pueden interferir químicamente en la escisión mitótica de las células y en la formación de sustancias hormonales. A continuación, describiremos los fármacos más importantes que se clasifican en los siguientes grupos: agentes alquilantes, antimetabolitos, hormonas esteroides y  antineoplásicos.

AGENTES ONCOLÍTICOS

Agentes alquilantes

            Desarrollados durante la Segunda Guerra Mundial a partir del gas de mostaza, estos fármacos alternan la molécula del ácido desoxirribonucleico, impidiendo que ejerza su función en las nuevas divisiones celulares. Aunque suele administrarse por vía oral, muchos especialistas utilizan la vía intravenosa como medio de absorción. Dado su carácter mutagénico y cancerígeno, no es de extrañar que estos elementos dañen irreversiblemente la médula ósea y perturben la estabilidad funcional del resto de tejidos orgánicos. Además de provocar en los pacientes conjuntivitis, ceguera e incluso condiciones mortales, la inhalación de su vapor puede originar cáncer de pulmón, laringe, traquea y bronquios.

Antimetabolitos

            Son sustancias con una constitución parecida a los componentes químicos de las nucleoproteínas que interfieren la acción de los metabolitos normales, alterando consecuentemente la reproducción de las células afectadas.

            Metotrexato

            Antagonista del ácido fólico, este agente oncolítico altera la estructura funcional de la médula ósea y provoca en el paciente úlceras bucales, trastornos orogastrointestinales, hemorragias estomacales, diarreas, vómitos y disfalgia. Además de provocar trastornos hepáticos e insuficiencias renales (uremia), la ingestión continuada de este peligroso medicamento podría originar en el sujeto condiciones tan peligrosas como la cirrosis o el desarrollo de una  leucoencefalopatía (presencia anormal de glóbulos blancos en el cerebro).

            6-mercaptopurina (6MP) y 6-tioguanina (6TG)

            Al igual que el sucede con el metotrexato, la ingestión de estos antagonistas de la purina podría originar en el paciente el desarrollo de un trastorno orogastrointestinal y dañar sensiblemente la composición estructural de la médula ósea.

            Arabinósido de la citosina (ARA-C)

            Además de inhibir las cualidades reproductoras de la médula, este análogo de la pirimidina trastorna el epitelio orogastrointestinal y favorece la acumulación tóxica en las regiones hepáticas y renales.

            5-fluoruracilo (5FU)

            Entre los efectos colaterales más importantes de este antagónico de la pirimidina, se encuentran la alteración medular, la erupción de sarpullidos sobre la piel, el desarrollo de trastornos gastrointestinales, la aparición de disfunciones cerebrales y la pérdida de cabello.

            Dacarbazina (DTIC)

            Al igual que el resto de antimetabolitos, este producto farmacológico provoca en el paciente disfunciones medulares, erosiones gastrointestinales, vómitos y condiciones similares a la fiebre.

Antibióticos antineoplásicos

            Además de los agentes alquilantes y los elementos antimetabolitos, existen diversos antibióticos antineoplásicos que se caracterizan por su antagonismo tumoral. Aunque algunos de estos productos no son más que moléculas complejas que se aúnan al ácido desoxirribonucleico, existe un grupo bastante amplio de antibióticos que surgen tras la combinación sintética de los agentes alquilantes.

            Dactinomicina (Actinomicina D)

            Derivado de los cultivos de Streptomyces, este antibiótico inhibe la capacidad funcional de la médula ósea, provoca ulceraciones en la región orogastrointestinal, origina la caída del cabello y ocasiona vómitos en el paciente. Su administración podría originar trastornos epidérmicos en aquellas regiones donde se aplicara con anterioridad exposiciones radiológicas.

            Doxorrubicina (adriamicina) y Daunorrubidomicina (rubidomicina y daunocina)

            Además de provocar trastornos medulares, acelerar la caída del cabello y originar reacciones orogastrointestinales, estos fármacos pueden ocasionar problemas cardiovasculares de naturaleza irreversible. Una vez acumulados en el tejido cardiaco, estas sustancias perturban la estabilidad funcional del corazón, llegando a paralizar su actividad fisiológica si se consume en grandes dosis.

            Bleomicina

            La ingestión de este elemento oncolítico podría originar en el sujeto alteraciones hipertróficas en las zonas donde exista una acumulación masiva de queratina, fenómeno que se traduciría en una condición ulcerosa y en la pigmentación de las uñas. La caída del cabello, la disfunción medular y la fibrosis pulmonar -condición que surge en muchos afectados (entre el cinco y el quince por ciento) tras la administración de 100 mg/m-.

            Mitramincina

            De acción similar a la actinomicina D, este producto farmacológico podría alterar sensiblemente la capacidad funcional de la médula ósea, facilitar el desarrollo de hemorragias al reducir las funciones coaguladoras del hígado e inhibir la actividad de los osteocitos (células óseas), disminuyendo con ello los niveles de calcio.

Alcaloides

                        Existen también una serie de alcaloides extraídos de las plantas entre los que destacan los procedentes de la Vinca Rosae. El más característico, la vincristina (VCR), se utiliza sobre todo en el tratamiento de las condiciones oncológicas. Un alcaloide del mismo grupo es la vimblastina, de acción similar a la anterior, muy empleado en la enfermedad Hodgkin.

            Vincistrina y vimblastina

            Además de provocar la caída del cabello y dañar la estructura funcional de la médula ósea, estos fármacos afectan directamente a la estabilidad neuromuscular, condición que viene acompañada por una pérdida de reflejo, debilidad en las extremidades, estados de estreñimiento y una parestesia (alteración cualitativa de la sensibilidad).

Otros fármacos

            Procarbazin

            La ingestión de este elemento farmacológico provoca en los pacientes erosiones medulares, trastornos gastrointestinales, somnolencia, confusión y ataxia cerebral.

            Hidroxiuros

            Al igual que sucede con el resto de agentes oncolíticos, esta sustancia reduce la capacidad funcional de la médula espinar.

            Asparaginasa

            Alcaloide incluido en el grupo de los aminoácidos naturales que, debido a su participación en la formación de proteínas, desestabiliza la estructura fisiológica del hígado y el páncreas (pancreatitis). Además de perturbar el sistema nervioso central, su utilización podría originar reacciones alérgicas e incluso perturbaciones anafilácticas en muchos individuos (aproximadamente el cinco por ciento de los afectados desarrolla algún tipo de reacción patológica).

            Mitotana (para-DDD)

            De naturaleza similar al DDT, este compuesto artificial afecta directamente a las células de la corteza suprarrenal. Aunque su ingestión suele provocar letargo y somnolencia como efectos secundarios, algunas personas pueden sufrir incluso trastornos medulares, disfunciones hepáticas y afecciones epidérmicas.

            Cisplatina

            Además de provocar náuseas, vómitos y trastornos hematológicos, las personas que ingieren este fármaco podrían verse afectados por una disfunción renal y una infección auditiva .

             Basta analizar brevemente los efectos colaterales que acompañan al consumo de estos productos farmacéuticos, para afirmar que los agentes oncolíticos, lejos de mejorar el estado de salud del paciente, inhiben las cualidades sanativas del propio organismo. En su esfuerzo por eliminar los residuos tóxicos acumulados en su interior, el cuerpo humano desarrolla un estado de debilidad que facilita la acción devastadora de los cuerpos patógenos.

RADIOTERAPIA

            Considerada en la actualidad como una terapia perjudicial para el ser humano, cada vez son más los facultativos que utilizan las propiedades biológicas de la radioactividad y los rayos-x para combatir el desarrollo de procesos tumorales. En este sentido, debemos señalar que la medicina y la industria energética han jugado un papel importante en el ascenso de condiciones oncológicas durante los últimos meses.

            La irradiación celular originada por los rayos x, la luz ultravioleta y otras fuentes energéticas provocan en el ser humano las siguientes consecuencias patológicas:

            1.- Efectos mutagénicos directos, condiciones que  se manifiestan por las variaciones      físicas y químicas que tienen lugar de forma instantánea en la estructura molecular de           las células.

            2.- Efectos mutagénicos indirectos, fenómenos que se manifiestan por una alteración      en el interior del organismo y una subsecuente transformación neoplástica en la       célula.

Efecto directo sobre las células

            Los rayos x, las radiaciones gamma, los electrones, las partículas alfa y las partículas ultravioletas poseen tal cantidad de energía que, al chocar contra una célula, perturban la organización química y la estructura genética de los microorganismos.

            Puesto que el núcleo de la célula posee una sensibilidad radiológica superior a la desarrollada por su citoplasma, resulta evidente que el ácido ribonucleico (ARN) contenido en su interior sea la macromolécula más afectada. En este sentido, podemos afirmar que las células reproductivas diseñadas por el ADN nuclear sufren con mayor virulencia las consecuencias de la radiación.

Inducción indirecta del cáncer

            Desde 1950 hasta 1970, el doctor Henry Kaplan trabajó intensamente en su laboratorio de la Universidad de Stanford (E. E. U. U.) con el fin de esclarecer la relación existente entre las condiciones oncológicas y las exposiciones radiológicas. Después de analizar exhaustivamente el comportamiento fisiológico de un grupo de ratones, el doctor Kaplan demostró que la inducción del cáncer por irradiación se trataba de un efecto mutagénico indirecto. Como resultado de sus múltiples investigaciones, el científico norteamericano descubrió que para provocar una leucemia linfática en el timo de sus ratones, tenía que aplicar previamente dosis radiactivas en todo su organismo.

            Cuando los científicos irradiaban sólo la parte superior de los ratones, el bazo y la médula espinar actuaban como agentes protectores. Si, por el contrario, irradiaban la médula ósea y el bazo, sus capacidades protectoras desaparecían y los ratones desarrollaban tumores tímicos.

Efectos de la radiación

            Diversos estudios realizados en el campo de la radiología han demostrado que la exposición continuada a los elementos radioactivos pueden originar en el ser humano condiciones patológicas, especialmente leucemias. En este sentido, podemos afirmar que la ingestión de isótopos radiactivos provoca sarcomas en las personas que trabajan con este material. De igual forma que los mineros sufren carcinomas pulmonares al trabajar diariamente con las radiaciones alfa e inhalar el radón que fluye por el aire de las profundidades, las personas que fuman pueden desarrollar estos trastornos ocongénicos al inhalar el polonio presente en el tabaco.

            Con el paso de los años, los científicos han comprobado como las personas tratadas con radioterapia -afectados de artritis anquilosante en la médula espinar- y los supervivientes de la catástrofe de Hiroshima y Nagasaki han sufrido leucemia con mayor frecuencia que el resto de ciudadanos. Así mismo, las mujeres que reciben exploraciones fluoroscópicas en el tratamiento de la tuberculosis pulmonar padecen cáncer de pecho en proporciones muy superiores. Basta una simple película de rayos x sobre el abdomen de una mujer embarazada para incrementar el riesgo de cáncer entre los más jóvenes.

Laetril

            Aunque son muchos los facultativos que se oponen a la utilización de este derivado natural, cada vez son más los científicos que defienden la utilización del Laetril como agente oncolítico.

            Derivado de las semillas de albaricoque, esta sustancia genera un componente pernicioso durante la descomposición enzimática. Considerado por muchos individuos como un producto natural de gran valor terapéutico, sus valedores defienden la naturaleza oncolítica de este elemento argumentando que las células cancerígenas contienen las enzimas necesarias para estimular la secreción de la cianida. Tomando como punto de referencia esta teoría, sus defensores afirman que la cianida generada por el laetril destruye las células cancerígenas sin perturbar la estabilidad funcional de sus homólogas normales, ya que éstas últimas no contendrían tales enzimas.

            Administrado generalmente por vía intravenosa, algunos científicos se muestran partidarios de su ingestión en forma de pastilla. No obstante, debemos señalar que la descomposición enzimática que se produce en la cavidad estomacal podría tener consecuencias irreversibles para la salud del afectado.

            Aunque es cierto que las personas que desechan el tratamiento ortodoxo en favor del laetril experimentan una notable mejoría, debemos recordar que la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía radical afectan al organismo con mayor virulencia que los elementos naturales. Puesto que los pacientes que se inclinan por este tratamiento alternativo varían también sus costumbres alimentarias y sus hábitos cotidianos, resulta lógico pensar que estas personas recuperan su estado de salud con gran facilidad al favorecer el proceso sanativo del organismo. Recuerde que muchos facultativos diagnostican erróneamente la existencia de un tumor maligno cuando el organismo aún se encuentra en la sexta fase del proceso patológico. Ante la ausencia de agentes oncolíticos y sustancias radiactivas en su interior, el cuerpo humano puede redirigir todas sus energías hacia un punto concreto y eliminar con mayor eficacia la acumulación residual. Aunque los responsables comerciales asocien esta recuperación con el consumo del laetril, debemos recordar que el organismo es el único responsable del proceso sanativo. En este sentido, podemos afirmar que el higienismo le permitirá recuperar su anhelado estado de salud con mayor rapidez que cualquier otro método terapéutico. 

PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN

PREGUNTA:  ¿Existe alguna relación entre el cáncer de mama y los alimentos ingeridos?

RESPUESTA: Como afirmara el doctor John Milton, profesor de la Universidad Ohio State, la ingestión de café, chocolate, refrescos y otras bebidas con cafeína incide directamente en el desarrollo de cáncer de mama. Después de administrar a sus pacientes una dieta compuesta básicamente de productos naturales, el doctor Milton observó como las formaciones tumorales  desaparecían entre dos y seis meses después.

PREGUNTA: ¿Existe algún estudio que relacione el cáncer con la ingestión de una dieta rica en grasa?

RESPUESTA: Según datos ofrecidos por el doctor David Kritchevsky, miembro del Instituto Wistar de Anatomía y Biología, la ingestión de grasas saturadas e insaturadas puede originar cáncer de colon y pecho. Aunque los responsables comerciales defendieron durante años el valor de los aceites vegetales insaturados, cada vez son más los estudios que demuestran la toxicidad de estos productos alimentarios. Al calentarse, estos aceites generan acroleína y ácido acrólico, elementos que actúan en el interior del organismo como agentes cancerígenos. Los frutos secos, las semillas, los aguacates y las verduras le aportarán sus necesidades adiposas con total garantía.

PREGUNTA: ¿Es cierto que la col reduce el riesgo de sufrir una condición oncológica?

RESPUESTA: Aunque es cierto que las personas que consumen grandes cantidades de frutas y verduras, incluyendo claro está este sabroso producto vegetal, apenas padecen esta desagradable enfemedad, no podemos asociar esta característica a una supuesta propiedad terapéutica de los alimentos. Dado el carácter natural de estos elementos, su ingestión beneficia biológicamente al funcionamiento fisiológico del cuerpo humano.

PREGUNTA: ¿Pueden provocar cáncer los condimentos?

RESPUESTA: Tras comprobar los efectos patológicos que originaban los condimentos sobre el organismo animal, el científico José M. Concon, profesor de la Universidad de Kentucky, afirmó en 1979 que la canela, la vainilla, el anís y la pimienta negra podían originar tumores malignos en distintos órganos de forma simultánea.

PREGUNTA: Hace poco leí que la vitamina C podía curar el cáncer, ¿podemos aceptar como válida esta afirmación.  

RESPUESTA: Al igual que sucede con el resto de productos naturales e inorgánicos, la vitamina C carece de propiedades terapéuticas. Lejos de saciar las necesidades del cuerpo humano, la ingestión masiva de este componente vitamínico puede interferir en las funciones normales del organismo y originar un trastorno funcional. Puesto que el ser humano no puede asimilar con eficacia los alimentos ingeridos cuando se encuentra enfermo, intentar paliar los síntomas del resfriado, la gripe o el cáncer con vitamina C perturba la estabilidad funcional del organismo.

RESUMEN

            Puesto que el cáncer no es más que el punto culminante de un proceso patológico, podemos evitar su aparición eliminando las causas que originaron el inicio de la enfermedad. Aunque a simple vista pueda parecernos bastante difícil, ya que son muchos los elementos cancerígenos presentes en los alimentos sintéticos, basta respetar las leyes de la naturaleza para gozar de un perfecto estado de salud.

            1.- Descanse y duerma las horas que el cuerpo le solicite.

            2.- Consuma simplemente agua destilada cuando sienta sed.

            3.- Ingiera sólo aquellos alimentos orgánicos que se ajusten a sus disposiciones                       biológicas (frutas, verduras, frutos secos y semillas).

            4.- Realice ejercicios diariamente.

            5.- Disfrute de la luz solar y respire aire puro, si fuera necesario viva en un lugar                  donde la atmósfera esté menos contaminada.

            6.- Evite el humo del tabaco y absténgase de consumir bebidas alcohólicas, puesto               que estos elementos reducen substancialmente la esperanza de vida.

            7.- No utilice productos químicos sobre su cuerpo o las dependencias domésticas.

            8.- Intente trabajar en un medio sano alejado de los elementos contaminantes.

            9.- Cuando se sienta cansado o débil, ayune durante un par de días y consuma                       simplemente alimentos naturales.

          10.- Absténgase de consumir productos farmacológicos y otras sustancias perniciosas.

BIOGRAFÍA

Bolton et. Al. The Journal of Applied Nutrition 33 (Primavera 1981)

Cantarow Ellen. “Dissecting the Victim”, In These Times Vol.3, Nº32 (Agosto 12-25 1981)

Richards VictorThe Wayward Cell Cancer: Its Origins, Nature and Treatment Los Ángeles: University of California Press, 1972

Science News, “Smoking: Dangerous to Your Spouse”119 (24 enero 1981)

Sidhwa Keki, Medical Drugs on Trial? Verdict Guilty! Chicago: National Hygiene Press 1976

Ruth Winter Cancer Causing Agents Nueva York: Crown Publishers, 1979

TEXTOS COMPLEMENTARIOS

AUTOLISIS TUMORAL

Doctor Herbert M. Shelton

(Health For All)

            Como indica la propia palabra, el término autolisis se utiliza para designar el proceso de desintegración o disolución completa de las células de los tejidos por medio de unos fermentos llamados autolisinas o citolisinas (enzimas).

            Consideradas por todos los expertos como agentes catalizadores que facilitan el desarrollo de los procesos orgánicos, estas proteínas intervienen en las reacciones químicas que se producen en el estómago, el tracto intestinal y la boca durante el proceso digestivo. De igual forma que el organismo convierte el almidón en azúcares simples con la ayuda de las amilasas -fermentos que provocan la amilolisis-, las enzimas proteolíticas se encargan de transformar las proteínas ingeridas en aminoácidos. Recuerde que las enzimas digestivas desintegran simplemente aquellos elementos inertes presentes en la cavidad estomacal y, por tanto, resulta ilógico pensar que estos elementos puedan digerir la región intestinal o estomacal.

            Los ácidos y álcalis no participan directamente en el proceso digestivo, simplemente aportan al organismo los medios favorables para que las enzimas puedan culminar con éxito su trabajo. En este sentido, podemos afirmar que la ptialina -fermento contenido en la saliva-sólo actúa sobre el almidón de los alimentos cuando se encuentra en un medio alcalino. Por el contrario, la pepsina presente en el jugo gástrico trabaja simplemente bajo un medio ácido, inhibiendo su acción desintegradora la ingestión de sustancias alcalinas.

            Gracias a su labor, el organismo puede desarrollar las transformaciones químicas que requieren las células y tejidos orgánicos. Tras ser absorbidos por el intestino y transportados al hígado, las enzimas digestivas transforman los monosacáridos en glucógeno (almidón animal) para su posterior almacenamiento. Cuando el cuerpo humano necesita azúcar, vuelve a transformar los glucógenos almacenados en azúcares simples. Puesto que el organismo requiere la insulina secretada por el páncreas para culminar el proceso metabólico del azúcar (oxidación), cualquier trastorno funcional podría desembocar en la secreción urinal de azúcar no oxidada.

            Las enzimas conocidas en la actualidad son más de ochocientas y su denominación se efectúa añadiendo el sufijo «asa» al nombre del componente químico sobre el que la enzima ejerce su efecto catalítico. Así, por ejemplo, recibe el nombre de oxidasa el fermento que favorece el fenómeno de la oxidación; peroxidasa, las enzimas que catalizan la deshidrogenación de diversas sustancias en presencia del peróxido de hidrógeno; y proteasas, los fermentos capaces de escindir la compleja molécula proteica en moléculas menos complejas de productos más simples. Los expertos afirman que casi todos los organismos vivos, si no todos, contienen en mayor o menor medida este componente enzimático.

            Todos estos fermentos intracelulares juegan un papel muy importante en el metabolismo de las sustancias alimentarias. Basta analizar algunos ejemplos de este proceso de desintegración para comprender con mayor exactitud la evolución patológica de los tumores. Cuando se produce una fractura, el organismo forma un anillo sobre la región dañada que se extiende a ambos lados de la fisura. Una vez finalizado el proceso de sanación y restablecido los canales circulatorios, el cuerpo humano absorbe la masa ósea que servía de soporte, dejando una simple muestra sobre el punto exacto de la fractura. Algo similar sucede con los platelmintos, gusanos que aún después de cortarse en pequeños trozos, pueden desarrollarse si reciben las sustancias nutritivas adecuadas. Aquel trozo que contiene la faringe puede incluso disolverlo al ser demasiado grande y crear un órgano acorde con su tamaño. Aunque todo el mundo sabe cómo se forma un absceso sobre la superficie del organismo y expulsa su contenido séptico al exterior, no son tantas las personas que saben que esta formación sólo es posible porque las enzimas han digerido la carne existente entre el absceso y la capa externa.

            Algunos animales poseen en su interior «dependencias» orgánicas donde pueden almacenar sus reservas nutritivas para períodos de escasez o hibernación. Al igual que sucede con los camellos, la oveja de Persia,  el lagarto de Gila y el oso ruso pueden resistir varios días sin ingerir alimentos gracias a su composición orgánica. Otros animales, entre los que se incluye el ser humano, sólo disponen de las reservas contenidas en la médula ósea, el hígado, la sangre, el tejido adiposo y las células.

            Ante la ausencia de elementos nutritivos, estos animales recuperan las sustancias almacenadas en su interior. Sin embargo, el organismo no puede asimilar los productos contenidos en estos órganos sin la actuación previa de las enzimas -como ya indicamos con anterioridad, las enzimas digestivas deben transformar el glucógeno almacenado en el hígado en azúcares simples para su posterior utilización-. En este sentido, debemos afirmar que  la raza humana no está capacitada para digerir la grasa y músculos de su cuerpo, de igual forma que tampoco lo está para diluir la grasa y músculos de los animales.

            Aunque podríamos analizar muchos otros ejemplos, no es nuestra intención profundizar en el estudio de un hecho que se produce diariamente en todo el conjunto de la naturaleza. Nuestro objetivo no es otro que el de demostrar cómo el cuerpo humano controla todos los procesos que se suceden en su interior. De igual forma que el platelminto pudo crear su propia laringe, el organismo está capacitado fisiológica y biológicamente para diluir y desintegrar los elementos que soldaron los huesos fracturados.

            Durante el proceso de ayuno, el organismo ejercita con gran sabiduría su control sobre los procesos autolíticos. En este sentido, debemos afirmar que el cuerpo diluye los tejidos adiposos y crecimientos mórbidos que carecen de utilidad antes de destruir cualquier otro órgano de vital importancia. Así, por ejemplo, los catalizadores enzimáticos actúan principalmente sobre la estructura hepática, órgano que almacena en su interior el glucógeno y la grasa requerida por el organismo en períodos de carestía. Por el contrario, el cuerpo humano evita, en la medida de lo posible, perturbar la estabilidad funcional de los pulmones, el cerebro y el sistema nervioso central. Puesto que el organismo utiliza las reservas nutritivas para alimentar sus tejidos celulares, la abstinencia alimentaria sólo puede alterar su composición interna una vez se agoten todas estas acumulaciones.

            El organismo puede alterar sus agentes químicos con eficacia, fenómeno que se observa fácilmente durante el proceso de ayuno. La digestión y reorganización que efectúan los gusanos ante la ausencia de alimentos, así como la redistribución orgánica que el organismo animal hace de sus reservas cuando se halla inmerso en un proceso de abstinencia no son más que ejemplos que revelan la providencia biológica. Además de eliminar aquellos tejidos prescindibles, el cuerpo humano puede crear nuevas estructuras celulares y distribuir equitativamente sus provisiones alimentarias por medio de la autolisis.

            Una vez concluida esta primera parte introductoria, estimamos oportuno analizar de forma exhaustiva aquellos métodos fisiológicos que emplea nuestro organismo para eliminar las formaciones tumorales y otros crecimientos mórbidos. Cuando Sylvester Graham afirmara hace más de cien años que la ingestión masiva de alimentos podía provocar diversos trastornos patológicos, pocos aceptaron como válida sus hipótesis. No obstante, debemos señalar que el padre del Higienismo moderno no hizo más que plasmar sobre el papel las leyes de la naturaleza. «Es una ley general de la economía vital -afirma Sylvester-  que los absorbentes desintegradores (nombre que antiguamente se utilizaba para referirse al proceso de autolisis) eliminen primero aquellas acumulaciones tóxicas que menos intervengan en el proceso evolutivo del organismo. Por esta razón, las personas que inician un ayuno prolongado ven cómo los abscesos, los tumores y los quistes desaparecen gradualmente ante la ausencia de alimentos.»

            El término tumor se ha usado desde siempre para designar todo proceso patológico que se manifiesta mediante una tumefacción de cualquier parte del organismo. Puesto que todos los tejidos -vascular, nervioso, muscular, epitelial, conjuntivo y óseo- pueden formar tumores, éstos se clasifican según su constitución histológica. Así, por ejemplo, el osteoma está constituido por tejido óseo compacto o esponjoso; el mioma, por tejido muscular; el neuroma, por tejido nervioso y el lipoma, por tejido adiposo.   

            Los crecimientos tumorales están formados por los mismos tejidos que constituyen la estructura celular del resto de elementos orgánicos y, como tales, pueden desintegrarse o diluirse (autolisis) mediante un proceso de ayuno. De igual forma que la ausencia de alimentos disminuye la masa muscular y limita la presencia de tejido adiposo, la abstinencia alimentaria reduce el tamaño de un tumor, llegando incluso a conseguir su desaparición. No obstante, debemos señalar que este proceso de desintegración autolítica se efectúa con mayor precisión y rapidez en las regiones mórbidas, donde el tejido carece de vitalidad orgánica.

            En su obra Notes on Tumor (Datos sobre los tumores), el patólogo Frances Carter Wood afirma que «algunos tumores malignos se han desintegrado de forma instantánea después de extraerse parte del mismo. Muchas de estas desapariciones se han producido después de un proceso febril agudo y, a veces, en conexión con una perturbación metabólica como la caquexia, la menopausia artificial o el puerilismo.»

            Las condiciones descritas anteriormente por el doctor Wood como responsables de la desaparición espontánea de los tumores son, en su mayoría, simple accidentes involuntarios. Sin embargo, el ser humano puede controlar estos cambios metabólicos mediante el desarrollo de un ayuno, una práctica que aportará al organismo los factores idóneos para ejecutar los procesos autolíticos. A pesar de los datos recogidos por el doctor Wood en sus estudios universitarios, lo cierto es que las intervenciones incompletas, la caquexia y la menopausia artificial, lejos de reducir el volumen del crecimiento tumoral, aceleran el proceso evolutivo. Aunque es cierto que las condiciones febriles estimulan la desintegración autolítica,  no se trata de un proceso voluntario y controlado que podamos desarrollar siempre que así lo deseemos, como de hecho podemos hacer con el ayuno. Ante la ausencia de alimentos, el organismo analiza la naturaleza de los productos ingeridos y elimina las sustancias no nutritivas.

            Aunque podríamos dedicar todo un capítulo a corroborar nuestras hipótesis sobre las ventajas del ayuno, no queremos aburrir al lector con relatos y experiencias personales. No obstante, estimamos oportuno reproducir las palabras del señor Mcfadden quien, después de culminar un proceso de ayuno, afirmó que su propia experiencia le había demostrado «cómo el organismo podía desintegrar cualquier crecimiento mórbido con sólo evitar la ingestión de sustancias innecesarias. Aunque a veces la abstinencia de alimentos no consigue eliminar los endurecimientos tumorales, su reducción es posible cuando aún se encuentran en su fase de desarrollo.»

            Como cualquier otro proceso fisiológico, no todas las personas consiguen diluir los tumores con la misma facilidad y rapidez. Debido a una serie de circunstancias, conocidas unas y desconocidas otras, el proceso de absorción varía de un organismo a otro. Es por ello que algunas personas consigan reducir los crecimientos mórbidos en sólo unos días, mientras otros requieran varias semanas para eliminar la misma cantidad de sustancias tóxicas. Aún recuerdo el caso de una mujer de cuarenta años que acudió a mi consulta aquejada de un fibroma uterino del tamaño de un pomelo. Después de ayunar durante veintiocho días, la paciente observó asombrada como el tumor desapareció por completo. Sin embargo, no todos los crecimientos desaparecen con la misma rapidez. En otra ocasión, acudió al centro de salud una mujer de mediana edad con un tumor del tamaño de un huevo de ganso. Tras ayunar durante veintiún días, la formación tumorosa redujo su diámetro hasta alcanzar el tamaño de una nuez. Posteriormente, tuvo que iniciar un segundo ayuno de diecisiete días para eliminar definitivamente el tumor.

            Asustada por la formación de un gran bulto en su pecho derecho -similar a una bola de billar-, una joven decidió acudir a la consulta de su médico aquejada de fuertes dolores. Después de visitar varios especialistas, todos parecían coincidir en el diagnóstico, se trataba de un tumor maligno que debía extirparse inmediatamente. Lejos de aceptar las advertencias de los supuestos expertos, la  joven que apenas tenía por aquel entonces veintiún años decidió ayunar durante unos días. Transcurridos tres días desde el inicio de su programa de abstinencia, la muchacha comprobó admirada como el crecimiento había desaparecido para siempre.

            Casos como éstos nos hacen temer que la comunidad sanitaria haya extirpado miles de formaciones creyendo, incomprensiblemente, que se trataban de tumores malignos o carcinomas. A la luz de los resultados, no es de extrañar que las intervenciones prematuras prevengan la metástasis del cáncer o incluso «curen» la enfermedad. A diferencia de los métodos ortodoxos defendidos por el colectivo sanitario, la reducción autolítica es un proceso fisiológico que no reviste peligrosidad para el ser humano. Además de reducir la vitalidad del organismo, la intervención quirúrgica estimula la perversión metabólica, incrementa el riesgo de sufrir un cáncer maligno y favorece la reincidencia del tumor. Muy al contrario de lo que sucede con la autolisis tumoral, un proceso que normaliza la nutrición, permite la eliminación de los residuos tóxicos e impide la recurrencia del cáncer.

            Aunque aún no podemos describir con exactitud el proceso evolutivo de los tumores de origen nervioso y óseo, todo parece indicar que su destrucción orgánica viene precedida por los mismos fenómenos que permiten la reducción de los otros crecimientos mórbidos. Sin embargo, debemos recordar que no todos los tumores pueden eliminarse con la misma facilidad. Puesto que el organismo no puede absorber aquellas formaciones cuyo grosor supere sus cualidades autolíticas, inicie un programa de ayuno cuando el tamaño de los tumores y quistes aún sea pequeño. También podría darse el caso que el tumor obture el riego linfático, aprovechándose así del contenido nutritivo presente en la linfa estancada.   

            En aquellos casos donde no se culmine con éxito el proceso de absorción, la simple reducción del tumor podría eliminar cualquier atisbo de peligrosidad. Será a partir de entonces cuando el paciente tenga que adoptar unos hábitos acordes con su condición física y unas prácticas saludables que paralicen e incluso reviertan el proceso de crecimiento.   

ALGUNOS PREFIEREN PADECER EL CÁNCER            

Lewis E. Machatka

(Health Crusader, Marzo 1980)

            Tras advertir a sus pacientes que el café podía influir directamente en el desarrollo maligno de sus tumores pectorales, el doctor John F. Minton, profesor de medicina en la Universidad Ohio State, consiguió que sus cuarenta y siete pacientes decidieran abandonar finalmente estas bebidas. Transcurrido un par de meses, el cirujano estadounidense comprobó entusiasmado como sus advertencias habían reducido considerablemente la tasa de mortalidad,

            Conocido científicamente con el nombre de xantina metilada, este elemento contenido en el café, el té, los refrescos y el cacao junto a la cafeína parece ser el máximo responsable del desarrollo de tumores en las mujeres. Además de estimular el crecimiento de tejido fibrilar en la región mamaria, este componente químico perturba la estabilidad funcional de aquellas enzimas necesarias para la formación de tejido y el metabolismo celular.

            Aunque estos crecimientos no siempre son cancerígenos, aquellas mujeres que desarrollan estas malformaciones tienen una probabilidad cuatro veces superior que el resto de individuos de sufrir un tumor maligno. Puesto que el tejido de la glándula prostática se asemeja bastante a la estructura de las glándulas mamarias, cada vez son más los científicos que relacionan la formación de crecimientos tumorales en la próstata con la ingestión de esta sustancia perniciosa.

            Como se desprende de los últimos estudios realizados en el continente norteamericano, parece indudable que los refrescos, el cacao, el café y el té juegan un papel muy importante en el desarrollo de todas estas enfermedades crónicas. No obstante, parece ser que prescindir de este curioso hábito resulta menos atractivo que someterse a una desagradable intervención quirúrgica. No en vano, debemos señalar que de las cuarenta y siete mujeres que acudieron a la consulta del doctor Minton, veintisiete prefirieron la operación.

¡LA PIMIENTA NEGRA PROVOCA CÁNCER!

(Health Crusader, Abril 1980)

            Aunque siempre hemos defendido la naturaleza perniciosa de aquellos productos que el ser humano ingiere como alimento a pesar de su escaso valor nutritivo, ha sido ahora cuando la comunidad científica ha aceptado este hecho a través de la Universidad de Kentucky.

            En nuestro esfuerzo por consumir simplemente aquellos alimentos que satisfagan biológica y fisiológicamente nuestras necesidades, los higienistas hemos criticado abiertamente la utilización de condimentos en la preparación culinaria.

            Después de administrar pimienta negra a un grupo de ratones de laboratorio, los encargados del experimento advirtieron como estos animales desarrollaban diversos trastornos patológicos, incluyendo cáncer de hígado, pulmón y piel. En este sentido, la pimienta de chile, la sal, la albahaca, el chile, la raíz de comino, la alcaravea, el vinagre, el ajo y muchos otros condimentos actúan en el interior del organismo como sustancias cancerígenas y patogénicas.

            Si de veras desea gozar de un perfecto estado de salud, evite el consumo de estos elementos perniciosos y consuma simplemente frutas, verduras, frutos secos y semillas. Cuanto más sanos sean sus alimentos, mejor será su bienestar físico y mental.

DIEZ MANDAMIENTOS PARA PREVENIR EL CÁNCER

(Better for Life Journal)

            El doctor Michael B. Shinkin formuló recientemente un decálogo para prevenir el desarrollo de las condiciones oncológicas. Aunque posteriormente analizaremos exhaustivamente las recomendaciones de este antiguo miembro del Instituto Estadounidense del Cáncer, podemos adelantar que sus advertencias giran en torno a la conciencia individual sobre la salud:

            1.- No fume cigarrillos ni ningún otro derivado del tabaco -puro, pipa o marihuana-.        Puesto que el humo del tabaco incrementa en un cincuenta por ciento el riesgo de         sufrir cáncer de pulmón, evite su inhalación.  

            2.- No consuma bebidas alcohólicas. Diversos estudios realizados en el continente           norteamericano han relacionado la ingestión de este producto y la formación de           condiciones tumorales.

            3.- Consuma una «dieta equilibrada» ya que la ingestión masiva de productos      calóricos y grasientos podría incrementar el riesgo de sufrir un trastorno oncológico.

            4.- Evite los rayos-x innecesarios.

            5.- Evite una exposición prolongada a la luz solar. Cada vez son más los científicos         que relacionan la aparición de cáncer de piel con la presencia continuada bajo los     rayos del sol.

            6.- Dado el carácter mutagénico de algunos medicamentos, manténgase alejado de          los productos farmacológicos.

            7.- Reduzca al mínimo su contacto con los agentes químicos.

            8.- Evite la ingestión de sustancias tóxicas durante su estancia en el trabajo.

            9.- Reduzca al mínimo la inhalación de elementos perniciosos.

          10.- Respete todas las medidas de seguridad necesarias en su trabajo.

            Publicado bajo el titular “La guerra contra el cáncer pierde terreno”, el doctor Shinkin hizo público estos diez mandamientos en el periódico estadounidense Los Angeles Times. Como afirmara en su alocución periodística, la sociedad occidental está perdiendo estrepitosamente su batalla contra el avance oncológico. «Aunque el Instituto Nacional del Cáncer dedique en la actualidad el cuarenta y cuatro por ciento de su presupuesto a investigar las bases de la enfermedad -afirma el doctor Shinkin-, cada vez nos hallamos más lejos de las causas originales del cáncer.» En este sentido, las autoridades sanitarias no dudan en afirmar que su esfuerzo por hallar nuevas vías de investigación en el campo de la oncología han caído en balde después de haber dedicado más de cincuenta años a su estudio.

            Puesto que esta enfermedad -al igual que sucede con el resto de trastornos patológicos- no puede prevenirse, sería más lógico titular la lista de mandamientos con el nombre de Las diez causas más importantes del cáncer. Aunque los responsables sanitarios sigan culpando al sol como uno de los máximos responsables en el desarrollo de las condiciones epidérmicas, debemos señalar que no es la luz solar, sino la condición toxémica que se origina tras la exposición prolongada a sus rayos el único responsable del cáncer de piel.

            Al igual que sucede con el tabaco, el café, la sal, el vinagre, las infusiones y las comidas picantes -todos ellos elementos perniciosos que perturban la estabilidad funcional del organismo-, los productos líquidos (alcohol, té, café y bebidas calientes) actúan en el interior del cuerpo humano como sustancias cancerígenas.

            Puesto que el cáncer no se desarrolla a menos que provoquemos su evolución, manténgase alejado de todos aquellos productos que alteren sus disposiciones fisiológicas. La ingestión masiva de grasa animal, alimentos fritos y productos antinaturales incrementa el riesgo de sufrir cáncer. Algo similar sucede con las sustancias farmacológicas, recuerde que las medicinas, los elementos químicos y las sustancias extrañas actúan en el interior del organismo como elementos patógenos.

HOJAS DE TRABAJO

Rellene los huecos en blanco

            1.- Cuando las células se transforman en organismos ……….. , pierden su            capacidad para controlar su crecimiento y división.

            2.- El cáncer es el …………. estadio del proceso patológico.

            3.- Los agentes químicos que se emplean en el tratamiento del cáncer son también  

                 ……………..

            4.- Casi todos los carcinógenos medioambientales se hallan en el propio lugar de

                 ……………

            5.- Los aceites líquidos y las grasas se endurecen durante el proceso de …………..

            6.- La ingestión de productos …………. incrementa el riesgo de sufrir cáncer de             boca, laringe, faringe y esófago.

            7.- El ácido ………… se encuentran en la nuez de agallas, en las cortezas de encina,       olmo, sauce y otros árboles, y en la raspa y hollejo de la uva y otros frutos. También    podemos hallarlo en el café y té.

            8.- Conocido con los nombres de salitre, nitro o nitrato potásico, los responsables            industriales utilizan el ……….. en la fabricación de artículos pirotécnicos y pólvora.    Diseñado especialmente para acrecentar las cualidades combustibles del tabaco y las      cerillas, ambos elementos se emplean comercialmente en la  producción de carne curada          como colorante fijador.

            9.- La …………. es un edulcorante artificial que perturba la estabilidad funcional del                organismo aún en pequeñas dosis.

            10.- El …………… está muy relacionado con el desarrollo de cáncer de pulmón.

Verdadero o falso

            1.- La ingestión de agentes oncolíticos para la «curación» del cáncer es pernicioso y        perjudicial para el cuerpo humano.

            2.- No existe ningún estudio que demuestre la vinculación existente entre la radiación y el          cáncer.

            3.- Los científicos han demostrado la validez terapéutica del Laetril.

            4.- La enervación es el primer paso en el proceso patológico.

            5.- Las personas que consumen productos farmacéuticos sobreviven cuatro veces más     que los enfermos no tratados.

            6.- La ingestión de pescado contaminado puede ser perjudicial para la salud humana.

            7.- Los antibióticos administrados a las gallinas ponedoras no se detectan en los huevos.

            8.- La ingestión de hamburguesas y productos cocinados a la barbacoa incrementa el       riesgo de sufrir un trastorno oncológico.

            9.- Los cerdos criados en las granjas industriales destacan por su estado de salud.

            10.- La ingestión masiva de carbohidratos refinados incide directamente en el desarrollo            de cáncer intestinal.

Enlace cada palabra con su definición

            1.- Maligno

            2.- Hematopoyético

            3.- Antioxidación

            4.- Leucositosis

            5.- Cocarcinógeno

            6.- Autolisis

            7.- Hidrocarburo

            8.- Latente

            9.- Mutágeno

            a) Proceso de desintegración o disolución completa de las células llevado a cabo por las enzimas contenidas en su interior.

            b) Relativo a la formación de células sanguíneas.

            c) Que se encuentra en una forma no visible o aparente, pero capaz de desarrollarse o      expresarse. Inactivo.

            d) Que se desarrolla en una forma aguda y normalmente letal. En el caso de los   neoplasmas, dícese de las formaciones que se expanden de forma independiente y vuelven   a surgir tras su extirpación.

            e) Término que se utiliza para describir la inhibición de una oxidación mediante la           aplicación de una segunda sustancia.

            f) Dícese del elemento que actúa de forma simbiótica con un carcinógeno para desarrollar          una condición oncológica.

            g) Elemento químico que contiene sólo hidrógeno y carbono.

            h) Sustancia o agente que provoca cáncer.

            i) Proliferación excesiva de leucocitos en la sangre.

Respuestas breves

            1- Enumere cuatro carcinógenos presentes en los alimentos.

            2.- Enumere los siete estadios de la enfermedad.

            3.- Sobre qué principios se apoya la quimioterapia. ¿Cuál es su principal error?

            4.- Enumere las sustancias perniciosas contenidas en el Laetril.

            5.- ¿Cuáles son los principales efectos secundarios del Laetril?

RESPUESTAS

Rellene los huecos en blanco

            1.- cancerígenos

            2.- séptimo

            3.- carcinógenos

            4.- trabajo

            5.- hidrogenación

            6.- alcohólicas

            7.- tánico

            8.- nitrato

            9.- sacarina

          10.- tabaco

Verdadero o falso

            1.- Verdadero

            2.- Falso

            3.- Falso

            4.- Verdadero

            5.- Falso

            6.- Verdadero

            7.- Falso

            8.- Verdadero

            9.- Falso

          10.- Verdadero

Enlace cada palabra con su definición

            1.- d

            2.- b

            3.- e

            4.- h

            5.- i

            6.- f

            7.- a

            8.- g

            9.- c

          10.- j

Respuestas breves

            1.- Tintes alquitranados; tanino y ácido tánico; nitrato; nitrito; aflatoxinas;            caragenos;       colorante azoico; alcohol etílico; azúcar; sacarina.

            2.- Enervación, toxicosis, irritación, inflamación, ulceración, enduración y cáncer.

            3.- Los médicos defienden abiertamente la utilización de la quimioterapia al         considerar que los agentes oncolíticos actúan con mayor eficacia durante la síntesis     del ácido desoxirribonucleico (ADN) y la división celular. No obstante, debemos           señalar que estos elementos eliminan tanto las células cancerígenas como los             microorganismos sanos.

            4.- Cianida

            5.- Su ingestión podría originar en el ser humano una condición patológica de      consecuencias nefastas para el organismo.