Lección 085 – Los peligros de la dieta alta en proteínas

PARTE XVI: OTRAS ESCUELAS DE DIETÉTICA

UNIDAD 85: LOS PELIGROS DE UNA DIETA CON UN ALTO CONTENIDO DE PROTEÍNAS.

TEMA: La dieta con un alto contenido de proteínas es la principal causa de muchas de las afecciones patológicas que sufre el hombre moderno.

INSTRUCTOR: Mike Benton

Razonamiento

Objetivos de la unidad

Definiciones

Conceptos claves

Puntos principales

Índice

Introducción

Preguntas sobre la unidad

Resumen

Textos suplementarios

Ejercicios

Respuestas a los ejercicios.

RAZONAMIENTO

La mayoría de las personas del mundo occidental consume una cantidad de proteínas que excede en mucho a sus necesidades. Pocas personas son conscientes de las consecuencias tan peligrosas que tiene este consumo de proteínas. Al público en general no se le ha dicho la verdad sobre los peligros que implican tanto las dietas con un alto contenido de proteínas como el comer carne. Esta unidad saca a la luz la destructibilidad inherente a esta clase de dieta con un alto contenido de proteínas.

OBJETIVOS DE LA UNIDAD

Al acabar esta unidad, el estudiante debería: enunciar los síntomas de la intoxicación por proteínas; citar los subproductos tóxicos del metabolismo de las proteínas; comprender las razones que justifican una dieta basada en carbohidratos y comentar las distintas enfermedades y afecciones que resultan de un consumo excesivo de proteínas. Esta unidad también debería proporcionar al estudiante la información necesaria para demostrar la falacia que supone seguir una dieta con un alto contenido de proteínas como método para perder peso. Por último, el estudiante podrá explicar cómo podemos satisfacer, inocuamente, todas nuestras necesidades proteínicas con una dieta sana a base de frutas frescas, verduras, brotes, frutos secos y semillas.

DEFINICIONES

ARRITMIA: ritmo cardiaco irregular.

CARCINÓGENO: Que causa cáncer, ej. un agente carcinógeno.

DESAMINACIÓN: La división de aminoácidos en sustancias nitrogenadas y no nitrogenadas.

HIPERPROTEINEMIA: Afección causada por una digestión incompleta de las proteínas, debido a la mala digestión de una combinación inadecuada de alimentos.

NITROSAMINAS: Potentes sustancias químicas que causan cáncer y que provienen del metabolismo de las proteínas.

NITROGENADO: Compuesto de sustancias de nitrógeno o amoniaco.

OSTEOPOROSIS: Pérdida de masa ósea debido a que el cuerpo utiliza el calcio para satisfacer las necesidades del metabolismo.

PROTEINOSIS: Intoxicación producida por un consumo excesivo de alimentos proteínicos.

CONCEPTOS CLAVES

Siempre que se ingieren más proteínas de las que el cuerpo necesita o bien deben convertirse en energía y almacenarse en el cuerpo o bien deben eliminarse.

Si la proteína se convierte en una forma de carbohidratos que el cuerpo puede utilizar como energía, en esta conversión se crean subproductos tóxicos.

Los subproductos tóxicos que resultan de la conversión y metabolismo de las proteínas pasan a la corriente sanguínea en forma de ácido úrico, urea y otros compuestos de amoniaco. Estas toxinas son las responsables de la gota, artritis, lesiones renales y de otras enfermedades.

La mejor forma de evitar un consumo excesivo de proteínas es prescindir de todos los productos animales e ingerir una dieta en la que predominen los alimentos crudos, como las frutas frescas y las saludables verduras.

PUNTOS PRINCIPALES

La media de las mujeres ingiere un 50% más de proteínas del ya alto porcentaje que aconseja la CDR (Cantidad diaria recomendada). El hombre típico como casi un 100% más de proteínas de las que recomienda el gobierno.

Las células cancerosas requieren 10 veces más proteínas que las células sanas.

La mayoría de las afecciones patológicas que padecemos en este país (Estados Unidos) tiene su origen en un estado ácido del cuerpo producido por el consumo excesivo de proteínas.

La incidencia de cáncer, enfermedades cardiacas y renales aumenta en proporción directa a la cantidad de carne y de otros alimentos con un alto contenido de proteínas que se ingieren en la dieta.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

Un caso de intoxicación por proteínas.

Proteínas: demasiado de algo bueno.

PROBLEMAS CON LAS PROTEÍNAS

Pérdidas de masa ósea (osteoporosis)

Lesiones renales.

Cánceres y tumores.

LA DIETA CON UN ALTO CONTENIDO DE PROTEÍNAS

Perder peso con una dieta alta en proteínas.

Proteínas en vez de carbohidratos.

El último grito en dietas con un alto contenido de proteínas.

LAS NECESIDADES REALES DEL CUERPO

Carbohidratos, no proteínas.

Proteínas suficientes: es fácil.

LOS PELIGROS DE UNA DIETA CON UN ALTO CONTENIDO DE PROTEÍNAS

UN CASO DE INTOXICACIÓN POR PROTEÍNAS

El aspecto de David era realmente malo. Tenía la cara cubierta de erupciones hinchadas y rojas y los ojos inflamados. «Siento la boca y la garganta _decía_ como si me hubiera tragado una sustancia química ardiendo. Me desperté en medio de la noche sin poder respirar y siento la nariz como si fuese una gran ampolla. »

David pensaba que tenía una alergia, pero su afección recibe otro nombre, proteinosis o intoxicación por alimentos proteínicos.

Fue el día después de que David se reuniera con su familia el Día de Acción de Gracias. «Nunca he comido tanto pavo y jamón en toda mi vida. Todo el mundo traía platos y platos de carne y tuve que probarlos todos. También comí un montón de postres. Tiene que haber sido algo que había en la comida y a lo que soy alérgico lo que ha hecho que mi cara se hinche así. »

Claro que había algo en la comida que le había causado esta afección, pero no se trataba de un misterioso alérgeno escondido. No, lo que hizo que David se pusiese tan enfermo y tan mal fue simplemente una cantidad excesiva de proteínas animales.

Una gran cantidad de proteínas, y de la clase inadecuada, puede intoxicarte con tanta certeza como lo haría cualquier otra sustancia que se ingiera en más cantidad de la que el cuerpo necesita realmente. De hecho, lo que mucha gente denomina alergias son a menudo síntomas de proteinosis. Cuando piensas en la dieta con un contenido tan alto de proteínas que ingiere la mayoría de las personas de este país, no es de extrañar que la mayor parte de la población sufra una continua y leve intoxicación por proteínas. Esto es correcto: las proteínas, ese producto alimenticio que tanto aclaman y fomentan los nutricionistas y la industria cárnica pueden provocar daños graves cuando se ingieren en cantidades que sobrepasan las necesidades del cuerpo.

¿DEMASIADO DE ALGO BUENO?

Habrás oído hablar mal sobre las grasas en la dieta. Incluso los carbohidratos (en especial el azúcar refinado y las féculas) salen mal parados por aquellos individuos preocupados por el peso. Pero, lo más probable es que nunca hayas oído una mala palabra sobre las proteínas.

En el cuerpo, las proteínas realizan los trabajos más atractivos: construyen los músculos, pelo, piel y uñas. Las enzimas, hormonas, hemoglobina y anticuerpos también se forman a partir de las proteínas, y todo el mundo sabe que las proteínas (o aminoácidos) son esenciales para un buen crecimiento de los niños.

Todo esto es verdad. Las proteínas hacen el trabajo vital de mantenimiento del cuerpo, pero se necesitan en mucha menos cantidad de la que normalmente suele consumir la media de la gente.

Bueno, ¿y qué? Si las proteínas son tan importantes para nuestro bienestar, ¿acaso no es razonable pensar que muchas más proteínas harán que el cuerpo esté mucho más sano? Después de todo, en realidad uno nunca puede tener demasiado de algo bueno, ¿verdad?

Al igual que ocurre con todo lo que se introduce en el cuerpo, las proteínas o bien se utilizan o se almacenan o se eliminan. Si se comen más proteínas de las que se utilizan, entonces, se convierten en energía almacenada para uso del cuerpo. Además de esta conversión de proteínas en energía almacenada, de la cantidad extra de proteínas se forman sustancias de desecho tóxicas o nitrogenadas. Las toxinas o subproductos de esta conversión proteínica consisten en compuestos de nitrógeno o de amoniaco y se eliminan del cuerpo a través de los riñones.

Cuando las proteínas se consumen en una cantidad mayor de la que el cuerpo puede procesar, la sangre se intoxica debido a la cantidad excesiva de nitrógeno. Este exceso de nitrógeno daña la capacidad funcional y la acumulación en los músculos de cinotoxina _una sustancia nitrogenada_ causa fatiga.

Las proteínas digeridas parcial o incompletamente no pueden asimilarse, por lo que los venenos pasan a la sangre. Cada individuo puede experimentar síntomas distintos de la intoxicación por proteínas: quemazón en la boca, labios y garganta, problemas de piel, nasales y otras señales de intolerancia a ciertos alimentos y sustancias conocidas como alergias.

En la proteinosis, o intoxicación aguda por proteínas, se produce dolor general y fuerte dolor de cabeza. La hiperproteinemia se produce debido a una digestión incompleta de las proteínas a causa de una mala digestión o de una combinación inadecuada de alimentos y puede eliminarse en forma de moco. También puede provocar dolores generales y de cabeza.

¿Puedes tener demasiado de algo bueno? Si ese algo son proteínas, la respuesta es sí. La ingestión de una gran cantidad de proteínas provoca que el cuerpo tenga que realizar un trabajo extra: debe convertir las proteínas en energía y eliminar los ácidos perjudiciales que se crean durante el proceso de digestión. La saturación ácida de las células corporales, debido a un consumo excesivo de proteínas, puede causar muy fácilmente la muerte. Quizá una pregunta mejor sería: ¿qué tienen de bueno las proteínas?

2. PROBLEMAS CON LAS PROTEÍNAS

Un exceso de proteínas en la dieta puede provocar las siguientes afecciones:

Enfermedades cardiacas.

Lesiones renales.

Estreñimiento.

Crecimientos tumorosos y cancerosos.

Desequilibrio bioquímico en los tejidos (acidosis).

Artritis.

Pérdida de masa ósea (osteoporosis).

Repasemos con más detalle algunos de estos problemas causados por una dieta con un contenido excesivo de proteínas.

Come carne, pierde hueso

Cuando las personas que siguen una dieta tradicional se hacen mayores suelen experimentar pérdidas de masa ósea u osteoporosis. La pérdida ósea suele ser más habitual en mujeres mayores, pero casi todo el mundo que sigue una dieta con un alto contenido de carnes y proteínas padecerá alguna pérdida ósea, y esto incluye tanto a niños como a adultos.

La pérdida de masa ósea, u osteoporosis, se produce cuando se quita calcio de los huesos para satisfacer las necesidades metabólicas que necesitan de este mineral almacenado. ¿Por qué necesita el cuerpo tanto calcio que debe robarlo de sus propios huesos?

La respuesta, según el investigador médico, Dr. Robert Heany, es bastante simple: «[…] cuantas más proteínas ingieras, más calcio excretas. » Sus estudios han demostrado que una dieta que contenga un 50% más de las proteínas necesarias puede provocar un uno por ciento de pérdida ósea por año.

Puesto que la mayor parte de las mujeres (y hombres) de este país (Estados Unidos) sobrepasan este 50%, la pérdida ósea se produce en casi el 98% de la población. ¿Cuáles son los peligros de la pérdida ósea?

Uno de los síntomas más obvios de la pérdida ósea aparece alrededor de los dientes y bajo las encías. Cuando la pérdida ósea se produce en la mandíbula, los dientes se aflojan y con el tiempo pueden llegar a caerse. La mayoría de las enfermedades periodontales de este país se deben a la pérdida de masa ósea.

Otro peligro muy obvio de la pérdida ósea es la tendencia que tiene las personas de edad avanzada a romperse un hueso tras una pequeña caída. Las caderas son especialmente susceptibles de pérdida ósea en las mujeres mayores, y ha habido muchos casos en que las caderas de estas mujeres se han roto por el simple peso del cuerpo.

Una dieta con un alto contenido de proteínas puede provocar una pérdida ósea total del 1% anual. Esto significa que una mujer normalmente sana de 25 años podría haber perdido hasta la mitad de la estructura ósea al cumplir los 75, si sigue comiendo la típica dieta estadounidense del siglo XX compuesta de mucha carne y proteínas.

Proteínas: una patada en los riñones

Si el cuerpo no necesita las proteínas para llevar a cabo la síntesis de tejidos (o reconstrucción del cuerpo), estas vuelven al hígado. En el hígado, se produce un proceso denominado desaminación que divide los aminoácidos en residuos nitrogenados y residuos no nitrogenados. Los nitrogenados sufren una serie de alteraciones químicas y el hígado los convierte en urea, que se excreta a través de la orina.

Cuando se ingieren más proteínas de las que el cuerpo necesita, el hígado tiene que realizar un trabajo extra. También los riñones tienen que trabajar más. Idealmente, el trabajo de estos órganos es eliminar el exceso de ácidos, el grupo desaminado de sustancias químicas que es más fácil eliminar cuando se excreta como urea.

Cuando se ingiere una dieta con una gran cantidad de proteínas, los riñones se cansan debido al trabajo extra que tienen que hacer para eliminar todos los subproductos tóxicos del metabolismo de las proteínas.

David A. Phillips, un escritor higienista y profesor australiano, observa que: «[…] el debilitamiento prematuro de los riñones en el mundo occidental ya no sorprende cuando nos damos cuenta de que la ingestión de proteínas sobrepasa en mucho a las necesidades del cuerpo. » Por desgracia, esta condición se agrava cuando la naturaleza de las proteínas es más compleja y más tendente a crear residuos altamente ácidos, como es característico de las proteínas animales.

El Dr. Herbert Shelton, al escribir sobre los efectos que una dieta con un alto contenido de proteínas tiene sobre los riñones, afirma: «Que los riñones de los adultos de mediana edad  funcionen perfectamente es más la excepción que la regla. Si optamos por una dieta con un bajo contenido de sustancias nitrogenadas (baja en proteínas) será posible reducir la cantidad de trabajo que deben realizar los riñones a un nivel en el que puedan mantener los productos de desecho contenidos en la sangre dentro de unos límites normales. »

El ácido úrico en la corriente sanguínea, además de agotar a los riñones, es el preámbulo de la posterior aparición de gota o de la artritis. El origen de ambas afecciones se puede localizar, de forma invariable, en un exceso de proteínas, proteínas no utilizables.

Proteínas: ¿Lo que se dice sobre los tumores son sólo rumores?

Según un estudio realizado hace poco sobre la población en general, una de las cosas que los estadounidenses temen más que la muerte en sí misma es el cáncer y la dolorosa y lenta muerte que le sigue.

Y no es de extrañar. El cáncer se acerca sigilosamente en el crepúsculo de nuestra vida: silencioso, sin avisar, implacable e incontrolable. Es la sentencia de muerte a la que el hombre del siglo XX se ha condenado a sí mismo, y lo tememos tanto como a un verdugo inevitable o a un asesino sin rostro.

Sin embargo, nosotros creamos el cáncer en nuestro cuerpo con cada bocado de alimentos procesados, refinados y conservados. Los mayores ofensores son los alimentos tradicionales con un alto contenido de proteínas: queso, huevos y, sobre todo, carne.

En 1982, la Academia Nacional de Ciencias (Estados Unidos) sugirió que hay un fuerte vínculo entre los alimentos animales con un alto contenido de proteínas y la incidencia de cáncer de mama, próstata y colon. De hecho, el Dr. Colin Campbell, miembro del equipo que estudió la relación entre dieta y cáncer, dijo: «El peso de la evidencia indica con toda claridad una relación entre los alimentos con un alto contenido de proteínas y los cánceres resultantes. No se oye hablar mucho de esto porque el consumo de productos animales genera una gran industria en este país; además de ser símbolo de estatus. Sin embargo, el resultado es que aquí tenemos un mayor índice de cánceres que en aquellos países donde la gente come menos productos animales. »

En la actualidad ya debería ser una noticia antigua que el cáncer está relacionado con el consumo de productos animales con una alto contenido de grasa (carne, productos lácteos, huevos, etc.). Una gran ingestión de carne de ternera se relaciona directamente con la alta incidencia de cáncer de colon y recto, en esta y otras poblaciones en las que predomina el consumo de carne. Hace casi diez años, el Dr. Ernest Wynder anunció ante Greater Boston Medical Society que las grasas y proteínas animales se combinan con las bacterias del colon para formar ácidos que se están relacionados con la formación de tumores. También dijo que los datos demuestran que los alimentos con un alto contenido de grasas y proteínas están implicados en los tumores de mama, páncreas, riñones, ovarios y próstata.

Aunque las proteínas animales son los principales ofensores, todos los alimentos con un alto contenido de proteínas son, en potencia, carcinógenos. El exceso de proteínas, ya venga de fuentes animales o vegetales (semillas, frutos secos, judías, gramíneos) se descompone o pudre en el estómago y se convierte en amoniaco tóxico. Las nitrosaminas, según el bioquímico Dr. Lijinsky están «entre los más potentes agentes químicos cancerígenos conocidos».

Los tumores malignos necesitan unos aminoácidos para crecer que sólo se encuentran en las proteínas. La necesidad que estos crecimientos cancerosos tienen de muchas proteínas surge, por regla general, de comer cadáveres animales (carne). Algunos investigadores han descrito los tumores como trampas para cazar el exceso de nitrógeno en el cuerpo. En experimentos controlados, el tamaño de un crecimiento tumoroso creció el doble de rápido cuando a la dieta se le añadían proteínas concentradas.

Muchos pacientes que se han recuperado de un cáncer deben restringir tanto su ingestión de proteínas que ni siquiera pueden comer alimentos vegetales con un alto contenido de proteínas. En su libro, How I Conquered Cancer Naturally [Cómo conquisté el cáncer con un método natural], Eydie Mae Hunsberger describió cómo el ayuno y una dieta de alimentos crudos le permitió vencer el cáncer de mama. En el libro, ella cuenta cómo tiene que evitar todos los alimentos altamente proteínicos, incluso los guisantes y judías. «Debo tener cuidado con las proteínas _dice_ porque los pacientes con cáncer tienen un problema digestivo con las proteínas. Por ejemplo, los productos de soja tienen demasiadas proteínas para mí. Si quiero alimentos con proteínas, ingiero aguacates, almendras, pipas de girasol y brotes. »

La necesidad que las células cancerosas tienen de proteínas es diez veces mayor que la cantidad requerida por los tejidos sanos. Una cantidad suficiente de proteínas construye cuerpos sanos; una cantidad excesiva construye tumores.

3. LA DIETA CON UN ALTO CONTENIDO DE PROTEÍNAS

La dieta con un alto contenido de proteínas: perder peso, perder salud.

Con sólo atenerte a la típica dieta estadounidense compuesta de alimentos animales, carne y productos lácteos, experimentarás muchos problemas asociados con una dieta altamente proteínica. La mujer media estadounidense consume un 50% más de proteínas de la Cantidad Diaria Recomendada, mientras que el típico estadounidense consume un 100% más (dos veces más) de las proteínas recomendadas. Por favor, recuerda que las CDR son intencionalmente altas para asegurar que todo el mundo obtenga los nutrientes que necesita. Los estadounidenses que se limitan a estas cantidades ya ingieren una gran cantidad de proteínas.

Sin embargo, hay personas que, de forma consciente, consumen aún más proteínas.

Los atletas, levantadores de pesos y culturistas son algunos de los que, de forma consciente, comen proteínas extras pensando, erróneamente, que esos alimentos son necesarios para tener energía. Además, hay personas que aumentan el consumo de proteínas y reducen el de carbohidratos en un singular esfuerzo por perder peso. Con esta clase de dieta, se pierde tanto peso como salud.

Los que justifican las dietas con un alto contenido de proteínas como método para perder peso _como la dieta alta en proteínas de Stillman o la dieta de proteínas líquidas del Dr. Linn_ se basan en el hecho de que las proteínas requieren más energía corporal para la digestión y el metabolismo de la que suministran.

El primer nutriente que el cuerpo necesita es la energía _carbohidratos_. Cuando en vez de tomar carbohidratos se ingiere una dieta alta en proteínas, el cuerpo intenta convertir las proteínas extra en una clase de fuente de energía de carbohidratos. Este proceso de conversión es un proceso difícil y que hace que el cuerpo gaste más energía, por lo que se puede producir una pérdida de peso o calorías netas.

El problema con este método de perder peso utilizando una dieta alta en proteínas es que, en el proceso que convierte las proteínas en carbohidratos, se crean subproductos dañinos. El Doctor en Filosofía, Robert R. Gross, un higienista profesional de Nueva York, expone el problema de la siguiente forma: «El problema es que los productos finales de la digestión de proteínas son ácidos _urea, ácido úrico, adenina, etc.-, y que, en una cantidad superior a la normal, causan la degeneración de los tejidos corporales, lo que, a su vez,  provoca gota, disfunciones hepáticas, trastornos renales, problemas digestivos, artritis e incluso alucinaciones. »

El Dr. J. Scott, de Ohio (Estados Unidos), higienista profesional, también está de acuerdo en que intentar perder peso con una dieta alta en proteínas es una práctica peligrosa. Según dice: «El exceso de proteínas se solidifica (como el café) y tiene el mismo efecto estimulante, y, con el tiempo, una dieta con un alto contenido de proteínas daña el sistema glandular, el hígado, las glándulas suprarrenales y los riñones. »

¡No puedes engañar al cuerpo!

El método de utilizar una dieta con un alto contenido de proteínas para perder el peso se basa en el truco de engañar al cuerpo. En vez de darle energía en forma de carbohidratos lo llenas con proteínas que forman ácidos y que, a un gran coste, deben convertirse en energía dentro del cuerpo. Es como poner agua en el depósito de gasolina y esperar que el coche intente convertirla en una gasolina adecuada. El cuerpo lo intenta, pero no se deja engañar. Ten en cuenta los últimos resultados de investigaciones:

En el Instituto de Tecnología de Massachusetts, un equipo de investigadores formado por el matrimonio de los doctores Judith y Richard Wurtman, descubrieron que simplemente no puedes negarle al cuerpo los carbohidratos y darle proteínas en su lugar. En un estudio controlado, estos investigadores estudiaron a personas que no tomaban alimentos con carbohidratos (como frutas, patatas, etc.) y en su lugar se alimentaban con proteínas. Tras unos cuantos días, estas personas perdieron peso, pero también desarrollaron un apetito insaciable por cualquier clase de carbohidratos y comían de forma incontrolada alimentos azucarados y feculosos en tales cantidades que recuperaron todo el peso que habían perdido.

En el número de enero de 1983, de la revista Journal Nutrition, estos investigadores llegaron a la conclusión de que el ansia de carbohidratos provocada por el método para perder peso que utiliza una dieta alta en proteínas crea un desequilibrio químico en el cerebro. Este desequilibrio hace que la gente busque carbohidratos. (Lo que es algo totalmente natural, puesto que los carbohidratos son la fuente más eficaz de energía). La apetencia por una dieta baja en proteínas y en la que predominen los carbohidratos es inherente a la constitución humana, y esta no se deja engañar por una dieta alta en proteínas.

Este artículo también sugería que en vez de utilizar el método de una dieta alta en proteínas para perder peso, un método más natural y sano sería comer pequeñas cantidades de alimentos que, en su estado natural, contienen carbohidratos (como las frutas) y olvidarse de las proteínas.

El último grito en dietas con un alto contenido de proteínas

¿Qué puede ser peor que una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos para perder peso? Respuesta: una dieta que únicamente consista en proteínas.

Aunque pueda parecer increíble, en los años 70 miles de personas ingerían una dieta alta en proteínas para perder peso y que sólo consistía en ingerir proteínas animales muy procesadas, azúcar y colorantes artificiales.

Denominados proteínas líquidas, los únicos alimentos que se consumen en esta dieta son los que proceden de extractos de animales con pezuñas (como las vacas) y otros productos de desecho de otros animales procedentes de los mataderos. Estas proteínas (de hecho, los subproductos no utilizables de la carne) se licuaban o se fundían y, después, se les añadía saboreadores y colorantes artificiales para que supieran a uva o a refresco de cereza. Imagina a lo que pueden saber las pezuñas de vaca molidas, no es de extrañar que tuvieran que disfrazar el repugnante olor y vomitivo sabor con esa clase de productos.

Cada día, una persona abría un tubo de esta porquería de proteínas puras y se la tragaba. El jarabe de proteínas hacía que la persona se sintiera llena con muy pocas calorías, por lo que perdía peso.

Por desgracia, no sólo perdían peso, sino que también tenían vómitos, deshidratación, calambres musculares, náuseas, desecación de la piel y pérdida de cabello.

A finales de los 70, la dieta de las proteínas líquidas estaba en pleno apogeo. Se vendían miles y miles de asquerosas proteínas con sabor a uva y cereza a aquellos hombres y mujeres crédulos que dañaban su salud con una peligrosa dieta que consistía en un 100% de proteínas.

Seguro que estas personas perdían peso, y algunos perdieron algo más.

En Dix Hills, Nueva York, Donna Cochran comenzó una dieta líquida de proteínas de ocho meses. Al principio, la Sra. Cochran perdió 30 kilos; después, perdió la vida. Murió debido a complicaciones cardiacas provocadas por la dieta que sólo tenía proteínas. Su esposo e hijo interpusieron una demanda y recibieron unos 8 millones de pesetas: una cantidad realmente pequeña para compensar la pérdida de un ser querido.

Las dietas de proteínas líquidas pueden causar problemas cardiacos difíciles de detectar y potencialmente mortales. La dieta de todo proteínas rompe el equilibrio mineral del cuerpo y reduce de forma drástica el nivel de potasio, lo que provoca arritmia, o ritmo cardiaco irregular.

La dieta líquida basada exclusivamente en proteínas fue creada por primera vez por un médico que sacó la idea de la alimentación intravenosa. Al igual que la alimentación intravenosa, la dieta de proteínas líquidas es una práctica antinatural y debilitadora. Por suerte, ahora ya se conocen los peligros de esta clase de dieta. Por desgracia, aún hay personas que creen en el poder de una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos para perder peso y siguen pensando que es inocua.

LAS VERDADERAS NECESIDADES DEL CUERPO

CARBOHIDRATOS, NO PROTEÍNAS

Antes que alimentos con proteínas concentradas siempre es preferible consumir carbohidratos en la forma natural que se encuentra en las frutas frescas y desecadas. Las personas que conscientemente reducen la cantidad de carbohidratos complejos en la dieta y en su lugar comen más alimentos proteínicos en un intento por perder peso o  mejorar su estado de salud están jugando un peligroso juego. Escucha lo que la Dra. Helen C. Kiefer, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Northwestern, tiene que decir sobre la relativa importancia de los carbohidratos y proteínas en una dieta bien equilibrada:

«Los carbohidratos no deben bajar de ciertos límites en ninguna dieta, porque correríamos el riesgo de acabar con un estado metabólico malsano; o, quizá, a largo plazo, incluso peor, podemos agotar las reservas de proteínas que el cuerpo tiene en los tejidos, como músculos, para impedir este estado metabólico malsano. Las proteínas, al contrario que los carbohidratos o grasas, contienen el elemento nitrógeno. Cuando desligamos este nitrógeno de los aminoácidos que componen las proteínas para convertirlos en carbohidratos y utilizarlos como energía, corremos el riesgo de crear amoniaco en la corriente sanguínea. El amoniaco es muy tóxico. »

Tras detallar los peligros que suponen el amoniaco y otros subproductos en la corriente sanguínea, la Dra. Kiefer ofrece su apoyo incondicional a las dietas en las que los carbohidratos predominan sobre las proteínas, tanto como método para perder peso como para que la mayoría de las personas la consuman como dieta habitual:

«Un nivel adecuado de carbohidratos inofensivos es, quizá, la mejor garantía en cualquier dieta. Garantiza los carbohidratos que necesitan las células cerebrales; la necesidad de metabolizar las grasas para obtener energía sin aumentar la carga ácida de la corriente sanguínea; protege las proteínas de los tejidos e impide que se elimine demasiado nitrógeno cuando los componentes de las proteínas (aminoácidos) deben utilizarse como energía. »

Obtener suficientes proteínas es fácil

Las proteínas que necesita y utiliza una persona sana son increíblemente pocas. De hecho, una forma de medir la salud de una persona es saber qué cantidad de proteínas debe consumir para mantener su peso corporal. Las personas enfermas exigen grandes cantidades de proteínas para estimular su debilitado cuerpo. Por el contrario, las personas sanas pueden funcionar muy bien con 1/5 de las proteínas que consume la media de los estadounidenses.

¿Cómo podemos asegurarnos de que obtenemos la cantidad justa de proteínas y no demasiadas? Fácil. Simplemente elimina de tu dieta todos los alimentos de inferior calidad, dañinos y procesados, e ingiere gran cantidad de frutas frescas, junto con algunas verduras, brotes, frutos secos y semillas (si quieres). Todos estos alimentos se pueden comer crudos y, a excepción de los frutos secos y semillas, tienen pocas proteínas concentradas. No obstante, estos alimentos suministran todos los aminoácidos esenciales que necesitamos para tener una vida sana. Lo que es más importante, los alimentos que integran la dieta de la Ciencia de la Vida nos ofrecen una gran cantidad de carbohidratos naturales: el nutriente más necesario de nuestro cuerpo. Además, recibimos una amplia gama de vitaminas, minerales, enzimas _y elementos que aún no se han descubierto_ de estos alimentos frescos y sanos que la naturaleza ha envasado.

Es muy raro que con una dieta que tenga suficientes calorías se produzca una deficiencia proteínica. Los cánceres que se originan por causa de las dietas con un alto contenido de proteínas son demasiado habituales. Di «¡No!» a toda esa propaganda y desinformación que circula sobre los supuestos beneficios de este tipo de dietas. Di «¡sí!»  a una dieta abundante en nutrientes que fomenta la salud, una dieta compuesta de frutas, verduras, brotes y semillas crudas.

PREGUNTAS SOBRE LA UNIDAD

PREGUNTA: Yo me siento muy bien tras comer varias comidas con un alto contenido de proteínas. Me siento como si pudiera luchar con un tigre. ¿Cómo puede ser eso malo?

RESPUESTA:  Hay una razón muy buena de que te sientas tan enérgico o estimulado tras una comida abundante en proteínas. La composición química del ácido úrico, un subproducto del metabolismo de las proteínas, es muy similar al de la cafeína. No estás obteniendo ninguna energía de las comidas muy proteínicas, estás recibiendo estimulación química. Los que comen muchas proteínas siempre están colocados con drogas_ bien por el efecto estimulante del ácido úrico, o bien porque, en realidad, se intoxiquen con el alcohol que se forma en el cuerpo tras la fermentación de las proteínas_. Y, por favor, no vayas por ahí luchando con tigres: son casi tan peligrosos como esas comidas altas en proteínas que te estás zampando.

PREGUNTA: Bueno, entonces, ¿las proteínas son malas? ¿No tengo que volver a probar nunca las proteínas?

RESPUESTA:  Es mejor que no dejes de comer todas las proteínas o pasarás hambre. Todos los alimentos que son biológicamente correctos para nosotros (como frutas, brotes, verduras, etc.) contienen proteínas en forma de aminoácidos fácilmente asimilables. No, las proteínas no son malas. Pero las proteínas que provienen de fuentes animales son perjudiciales debido a todas las toxinas, grasas, etc., que vienen con ellas. Y, un exceso de proteínas, ya sean vegetales o animales, siempre es perjudicial.

PREGUNTA: O.K. Entonces, ¿Qué cantidad de proteínas es demasiada? ¿Qué quiere usted decir con excesivas?

RESPUESTA: Si comes alguno de los alimentos que no están adaptados a nuestra fisiología (y esto incluye todas las carnes, productos lácteos, huevos y otros productos animales), entonces estarás ingiriendo demasiadas proteínas. Si comes en exceso alimentos de baja calidad como legumbres y gramíneos, estarás obteniendo más proteínas de las que probablemente necesitas. Para protegerte contra un exceso de proteínas, sigue estas simples normas:

Nunca comas ningún producto animal.

Si ingieres alimentos con proteínas concentradas del reino vegetal, como judías, guisantes, gramíneos, productos de la soja, no los comas más de una vez cada día o dos.

No comas demasiados frutos secos o semillas. Si quieres más calorías, o necesitas sentirse lleno, come algunas frutas, frescas o desecadas, en vez de más frutos secos.

PREGUNTA: Me estaba creyendo la mayor parte de lo que decía hasta que comentó que las proteínas causan cáncer. ¡Vamos! Todo el mundo come proteínas y hemos estado comiéndolas durante años. ¿Por qué el cáncer no nos mata a todos?

RESPUESTA:  No existe una única causa para el cáncer u otras enfermedades. Todas estas afecciones necesitan años de mala vida, alimentación y de falta de ejercicio. Los hechos son los siguientes: La mayoría de los pacientes de cáncer tienen un historial de ser consumidores de carne, moderados o inmoderados, que consumen muchos productos animales grasos y alimentos proteínicos procesados. El Dr. Frank Madden, de la Facultad de Medicina Egipcia, en el Cairo, Egipto, realizó un amplio estudio sobre el cáncer en Egipto. Descubrió que las tribus de este país que vivían con una dieta casi exclusivamente vegetariana (los sudaneses y beréberes) nunca padecían cáncer. Nunca. Por el contrario, el cáncer era muy común entre los árabes y coptos que seguían la dieta tradicional europea con un alto contenido de carne. No se puede decir que las proteínas causen cáncer, ni siquiera se puede decir que el comer carne cause cáncer. No obstante, se puede afirmar casi con toda seguridad que el estilo de vida en general y actitud que acompaña a los que comen carne y muchas proteínas sí parece fomentar en todas las partes del mundo la aparición de todas las formas de cáncer.

PREGUNTA: Una última pregunta. En el pasado, mis amigos y yo probamos la dieta alta en proteínas para perder peso. Sólo seguimos la dieta durante seis semanas, y perdimos entre 5 y 8 kilos. ¡Funcionó! ¿Acaso no deberíamos juzgar sólo por los resultados?

RESPUESTA: Esto me recuerda la historia de un vendedor que iba de puerta en puerta vendiendo lo que, según él, era un método garantizado para perder peso. Vendía una pequeña caja que si no te hacía perder peso, el vendedor te devolvía el dinero. Dentro de la caja había un cuchillo y las siguientes instrucciones: «Primero, esterilizar el cuchillo; Segundo, corta los kilos que te sobran. »

Esperamos que todos sus clientes se tomaran el asunto como una broma. Por desgracia, demuestra lo lejos que puede llegar la gente para perder peso sin cambiar las condiciones que hicieron que lo ganaran. Está claro que con una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos se pierde peso, pero no estás perdiendo: estás reduciendo y desgastando la salud. ¿Estás seguro de que estos son los resultados que quieres?

RESUMEN

La dieta con un alto contenido de proteínas que ingiere la mayoría de los pueblos occidentales del siglo XX es la responsable de muchas de las condiciones patológicas y enfermedades que se padecen en la actualidad.

El exceso de proteínas es perjudicial debido a los subproductos tóxicos que acompañan a las proteínas en el proceso de conversión de energía. El ácido úrico, uno de los principales subproductos del metabolismo de las proteínas animales se ha considerado la principal causa de gota y artritis. La arritmia y otros problemas cardiacos también se han relacionado con una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos. Las lesiones renales son muy comunes entre aquellas personas que comen una cantidad moderada o inmoderada de proteínas animales.

Tras el consumo de una gran cantidad de proteínas de cualquier tipo pronto aparece un estado ácido. Este estado ácido predispone al cuerpo a que padezca una gran variedad de enfermedades, así como a la destrucción celular.

Podemos controlar la cantidad de proteínas que ingerimos consumiendo sólo aquellos alimentos a los que estamos biológicamente adaptados. Esos alimentos son las frutas frescas y no procesadas, las verduras crudas y, en ocasiones, los frutos secos y semillas. Si incluimos proteínas de fuentes animales o si comemos demasiados vegetales con proteínas concentradas (legumbres, gramíneos, frutos secos, etc.) corremos el riesgo de padecer intoxicación por proteínas o proteinosis. Si ingerimos una dieta en la que predominen las saludables frutas, tendremos garantizadas todas nuestras necesidades proteínicas (aminoácidos) de una forma inocua y sana.

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

El ENIGMA DE LAS PROTEÍNAS

Por T.C. Fry

Incluso a pesar de que la verdad sobre las proteínas, tal y como se ha expuesto en este artículo, y sobre el papel que desempeñan en la nutrición humana, se conoce desde hace casi un siglo, este tema aún desata conflictos y confusiones.

Los primeros que divulgan información errónea son las industrias que se dedican a la venta de productos proteínicos, sobre todo de carne y productos lácteos. Incluso el gobierno estadounidense apoya estos intereses creados.

La verdad no detendrá el fuego de la controversia, sino que siempre ayuda a aumentarlo.

Para empezar me gustaría disipar algunos de los mitos que prevalecen sobre las proteínas.

MITO NÚMERO 1: Debemos comer carne para disfrutar de un buen estado de salud. La justificación para esto es que la mejor fuente de proteínas es la carne, en tanto que tiene todos los aminoácidos necesarios en una forma muy asimilable. Incluso el eminente (en los denominados círculos de alimentación sana) Carlton Fredericks ha batido el récord al afirmar que cuanto más parecida sea la composición de la carne a la carne humana, más sana será para nosotros. Está claro que nunca ha habido un argumento mejor que este para el canibalismo.

Es obvio que el argumento de que debemos comer carne es muy bueno para las industrias cárnicas, pero es patentemente absurdo: se destruye por sí mismo. Si esto fuese cierto todas las especies se alimentarían de otros animales, pero como mejor lo harían sería con los de su propia especie. El hecho de que casi todos los animales, incluyendo al hombre, no tengan el equipo anatómico y fisiológico para hacer un buen uso de cualquier tipo de carne es convenientemente ignorado o negado. Las vacas, conejos, elefantes, caballos, etc., son herbívoros y están adaptados a una dieta vegetal. Existe una clase de graminívoros, principalmente pájaros, que se alimentan con las semillas de distintas hierbas. Otros animales se alimentan con frutas. Todo animal está adaptado a una clase de alimento.

Los humanos estamos, anatómica y fisiológicamente, adaptados a una dieta de frutas, verduras y frutos secos, y, en ciertas condiciones, podemos utilizar con provecho algunas semillas y legumbres. Esta es la verdad que niegan los intereses comerciales y sus apologistas científicos. Si la población estuviera educada podría fin al lugar que ocupan dentro del mundo comercial.

Ni siquiera los carnívoros sobreviven con una dieta exclusiva de carne. Para los humanos, la carne es un patógeno y un alimento deficiente.

MITO NÚMERO 2: Debemos obtener todos los aminoácidos esenciales en cada comida. Este argumento se basa en dos premisas:

Que el cuerpo no almacena proteínas o aminoácidos.

Que, para sintetizar las proteínas, el cuerpo no puede crear más proteínas de las que se crean por el suministro mínimo de aminoácidos esenciales liberados. Cada cadena proteínica requiere una cantidad determinada de tal y tal aminoácido y si de la carne falta alguno, ninguna proteína que requiera estos aminoácidos pueden sintetizarse. También este argumento es absurdo. No es necesario describir con detalle que el hombre y los animales ayunan durante largos periodos de tiempo y que, en vez de padecer una deficiencia proteínica, al final del ayuno han recuperado el equilibrio proteínico.

MITO NÚMERO 3: Una dieta con un alto contenido de proteínas es saludable y el cuerpo requiere más o menos un gramo de proteínas por cada kilo de peso corporal. Está claro que el cuerpo sólo necesita lo que necesita y que no puede utilizar más de lo que necesita. La cantidad justa de proteínas que se ha determinado es de un gramo por cada 2,5 kilos de peso corporal en los humanos adultos con una disposición normal. La cantidad de un gramo por kilo de peso corporal es casi lo que un bebé necesita para un rápido crecimiento. Obviamente, los adultos no necesitan tanto. La defensa de la dieta alta en proteínas, y de que nunca podemos tener demasiadas, es la fuente de las prácticas alimentarias altamente patológicas que comparten los estadounidenses y otros pueblos del mundo.

Es justo que hagamos este pequeño artículo para rectificar la actitud de aquellos que tratan el aspecto más crucial de la nutrición humana.

¿Cuántas proteínas?

Crítica a la teoría de las proteínas completas

Por David Barouh

El movimiento de la alimentación natural no es, de ninguna forma, nuevo, pero de la forma en que se está dando en la actualidad, los sujetos individuales se ven expuestos a este movimiento en diferentes épocas de su vida y, a menudo, es un concepto completamente nuevo para ellos. Es extraño que haya tanta gente que se pase tanto tiempo sin saber que lo que comemos tiene mucho que ver con el estado de salud. Sin embargo, muy pocos saben realmente qué es lo que hay en esos alimentos preparados que compran en los supermercados. Tampoco saben que los motivos que impulsan a los fabricantes de estos alimentos _que contienen ingredientes como azúcar procesada en grandes cantidades, grasas animales, harina refinada y una larga de componentes químicos como saboreadores artificiales, colorantes, conservantes y otras sustancias que nunca se dicen_ son despiadados y económicos, y que no les preocupa en absoluto la salud de las personas que comen sus productos.

Cuando muchos de nosotros oímos por primera vez hablar sobre cuidar la dieta y evitar las monstruosidades procesadas del negocio comercial, la maravillosa simplicidad de este concepto nos afecta como una verdad espiritual y estamos deseosos de aprender sobre esta ciencia de la dieta que dimos por garantizada o que ignoramos durante la mayor parte de nuestra vida. De esta forma, consideramos a los distintos nutricionistas y a los defensores del movimiento de alimentación natural como las autoridades en dieta y salud. Algunas veces, se nos aparecen como una especie de santos, porque son los héroes de nuestra nueva causa. Sin embargo, conforme progresamos en nuestros estudios encontramos que, entre nutricionistas y apologistas de la dieta, hay un desacuerdo considerable relativo a la dieta y salud. En muchos casos, este desacuerdo llega hasta el punto de tener opiniones diametralmente opuestas. Y, así, nos damos cuenta de que debemos evitar la tendencia a creer y seguir la primera información que nos encontramos. Mucha gente se siente frustrada por esta situación y descubre que en realidad no sabe a quién o qué creer. De hecho, un poquito de intuición es indispensable, porque la mayoría de lo que se ha escrito sobre la dieta y salud no es más que un discurso de lo más dogmático, como el de que tenemos que ingerir esta vitamina o aquel mineral, que está en este o ese alimento, porque son necesarios para esta o esa función, y que una deficiencia de esa clase causará estos o esos síntomas específicos o enfermedades. El lector no tiene ninguna forma de determinar la veracidad de esas afirmaciones, ni los razonamientos a partir de los cuales se han deducido. La mayoría de las personas se limitan a aceptarlas y nunca dudan de que estén basadas en experimentos científicos infalibles y en la deducción.

Podemos ilustrar este punto revisando uno de los asuntos más importantes y confusos en el campo de la dieta y nutrición: el tema de las proteínas. Los científicos afirman que las proteínas son las sustancias principales de las que se componen los organismos. La molécula de la proteína es una gran molécula hecha de diferentes componentes denominados aminoácidos, que, según nos dicen, hay 22. La mayoría de los nutricionistas nos aconsejan que nos aseguremos de obtener una cantidad suficiente de este componente en los alimentos que ingerimos para que podamos crecer y reemplazar los tejidos desgastados de nuestro cuerpo. Muchas de las hambrunas del mundo se achacan a una falta de proteínas en la dieta, y a cualquier vegetariano seguro que le han preguntado: «¿Pero, ¿de dónde obtienes las proteínas?». Según dicen los nutricionistas, los alimentos que contienen más proteínas y de la forma más aceptable son los alimentos animales, como carne, huevos, leche y queso. Los vegetarianos se abstienen de tomar estos alimentos, por lo que se dice que corren el riesgo de padecer enfermedades graves.

Ahora, ¿cómo podemos determinar la cantidad de proteínas que debemos ingerir? Respondamos con otra pregunta: ¿Es una dieta con un alto contenido de proteínas natural a la fisiología humana?

Para responder a esto sería bueno que comentáramos la posición que los humanos ocupamos en el reino animal. Nuestra posición biológica en ese reino es como parte del orden de los primates, lo que significa que nuestros parientes animales más cercanos, desde el punto de vista de la anatomía, son los simios antropoides. El término antropoide significa «como el hombre» o «que se parece al hombre». Este grupo de animales, entre los que se incluyen a los gorilas, monos, chimpancés, orangutanes, etc., se clasifican como frugívoros, que significa «comedores de fruta», en oposición a los carnívoros, que significa «comedores de carne», o a los herbívoros, que significa «comedores de hierba y vegetales».

De forma extraña, los antropólogos han clasificado al hombre, junto a los cerdos y carroñeros, como omnívoro, que significa «comedor de todo». Esto se debe a que si observamos a los humanos nos daremos cuenta de que realmente comemos de todo, desde frutas y verduras a gramíneos, leche de otros animales, huevos y carne. No obstante, si comparamos el sistema digestivo de los humanos con el del resto de los primates o frugívoros, descubriremos que son idénticos. Los intestinos son 12 veces más largos que el tronco; el intestino grueso, o colon, tiene pliegues, ralentizando el paso de los alimentos; los dientes son iguales; la saliva es alcalina; y la piel tiene poros por donde se eliminan las sustancias de desecho. Los herbívoros, como la vaca, caballo, ciervo, etc., son parecidos pero no iguales. La longitud de sus intestinos es 10 veces mayor que su tronco.

Por el contrario, los carnívoros son radicalmente diferentes: los intestinos sólo son 3 veces más largos que el tronco. El colón es liso, lo que permite que las sustancias de desecho se deslicen por él y se eliminen rápidamente (una disposición en apariencia bastante inteligente, puesto que los productos finales de la digestión de las proteínas, que en su dieta son muchas, se dice que son el altamente tóxico ácido úrico y la urea). Su estructura dental está diseñada para funcionar como arma y matar a la presa, bastante diferente a la de los frugívoros. La saliva es ácida, y la piel no tiene poros.

Los carnívoros se comen la presa cruda: sangre, huesos y todo _algo que repulsaría a la mayoría de los humanos, que cocinan sus presas, lo que significa que literalmente están comiendo carne muerta, porque eso es lo que hace el fuego con los tejidos vivos: los destruye_. Cuando recogemos una planta, esta retendrá su forma viva durante algunos días. Cuando por fin se marchita, no nos la comemos. La carne cocinada tiene muy poco que ver con la carne viva de un animal.

La carne es un alimento con un alto contenido de proteínas. Las frutas, que es el alimento de nuestros parientes animales más cercanos y que, a propósito, el único alimento que se le dio al hombre en el Jardín del Edén, es un alimento con un bajo contenido de proteínas. De hecho, es el alimento con menos proteínas.

Pasemos a considerar otro asunto. El primer alimento que la naturaleza ha creado para los lactantes humanos es la leche de la madre. Es razonable dar por hecho que la composición de la leche humana nos proporciona un buen modelo de en qué debería consistir el alimento perfecto para los humanos, porque es con este alimento con el que el niño humano crecerá con más rapidez de lo que lo hará nunca. Y, ¿qué es lo que encontramos cuando examinamos un análisis químico de la composición de la leche humana? Descubrimos que al alimento que más se parece es a la fruta. Su contenido proteínico es, aproximadamente, 1,5%, que es, más o menos, el mismo de las frutas, y el más bajo de todos los alimentos.

Si comparamos la leche humana con la leche de vaca, que, por desgracia, es con lo que en la actualidad se alimenta a los bebés, descubriremos que el contenido de proteínas de la leche de vaca es 3 veces más alto que el de la leche humana. ( el contenido proteínico del carnívoro gato es seis veces más alto que el de los humanos.) También descubrimos que la cantidad de caseína en la leche de vaca es entre 6-7 veces mayor que el de la leche humana. La caseína de la leche de vaca es el componente que la compañía Borden utiliza para fabricar el pegamento Elmer. La mayoría del resto de alimentos tienen un porcentaje mucho más alto de proteínas: la carne un 20% más, y algunos frutos secos, semillas, las judías y las algas de mar desecadas tienen hasta un 30% más.

Por todo esto, sería natural pensar que también los humanos son frugívoros, o frutíferos, y que las advertencias que reciben los vegetarianos (la de que deben asegurarse de encontrar fuentes alternativas de proteínas para reemplazar las proteínas que no obtienen de la carne animal) es una falacia basada en el concepto de que los humanos son carnívoros por naturaleza, algo que vemos que no es así.

Pero, entonces, ¿de dónde proviene este concepto? ¿Por qué la mayoría de los nutricionistas nos dicen que todas las fuentes vegetales de proteínas son de inferior calidad que las fuentes animales, como carne, huevos, leche o queso, y que debemos comer estos alimentos animales, o combinar en una comida diferentes fuentes de proteínas vegetales que los laboratorios nos dicen que son complementarias, para no caer en una deficiencia proteínica?

La mayor parte de estas ideas provienen de lo que se conoce como la teoría de la proteína completa. Hemos mencionado que la molécula de la proteína se compone de las distintas combinaciones de los 22 aminoácidos. Según esta teoría, si cualquiera de 14 de estos aminoácidos no se encuentra en los alimentos que ingerimos, el cuerpo puede sintetizarlos de otros elementos del sistema, y de esta forma puede construir la proteína que necesita; pero, si cualquiera de los otros 8 aminoácidos no está, la síntesis de la proteína no se puede llevar a cabo. Estos 8 aminoácidos son denominados aminoácidos esenciales, y los únicos alimentos que se considera que contienen los 8 aminoácidos esenciales en las cantidades consideradas necesarias son los alimentos animales: carne, huevos, leche y queso. Se piensa que la proteína vegetal carece de uno u otro de los 8 aminoácidos esenciales en las cantidades necesarias, y esa es la razón de que nos aconsejen combinarlos según determinan los análisis de laboratorio.

Nos dicen esto a pesar del hecho demostrado en la naturaleza de que otros animales vegetarianos, como gorilas, vacas, elefantes, hipopótamos, rinocerontes, etc., alcanzan su enorme tamaño sin tener que recurrir a una dieta alta en proteínas, sino que más bien se limitan a comer alimentos vegetales crudos, y aunque es cierto que los humanos no somos ni gorilas, vacas, elefantes, hipopótamos o rinocerontes, tenemos más en común con estos animales que con los carnívoros, en relación con los sistemas digestivos.

Entonces, ¿cuál es la fuente de esta discrepancia entre lo que la simple lógica nos aconseja comer y lo que nos dicen los nutricionistas? Sería bueno que supiéramos como se llegó a esta teoría de la proteína completa, puesto que siempre nos dicen que es así, pero nunca nos dicen el por qué. Si investigamos lo suficiente en los textos de bioquímica, encontraremos referencias a una serie de experimentos realizados en los años 30 por el bioquímico William C. Rose. El propósito era ver los efectos que la carencia de ciertos aminoácidos tenía sobre la dieta. Sus objetos de estudio eran estudiantes de su universidad, y para el experimento les dio una dieta que consistía en una mezcla de aminoácidos puros, fécula de maíz, azúcar, grasa vegetal, aceite de hígado de bacalao, sales inorgánicas, zumo de limón centrifugado, harina y vitaminas. De forma alternativa, eliminaba uno u otro de los 22 aminoácidos para comprobar si el organismo lo sintetizaba. La forma en que comprobaba si esta síntesis se producía o no era analizando si la cantidad de nitrógeno (el principal componente de la proteína) que se ingería en la dieta era la misma que la cantidad que se excretaba. Si las cantidades eran iguales, se consideraba que se había realizado la síntesis de proteína. Si la cantidad que se excretaba era mayor que la cantidad que se había tomado, se consideraba que no se había realizado la síntesis.

En base a estos experimentos el Sr. Rose concluyó que había 8 aminoácidos que el cuerpo humano no podía sintetizar _que hoy se denominan los aminoácidos esenciales_ y que hay que incluirlos en la dieta y en todas las comidas.

Hay varios factores que debemos considerar en relación con estos experimentos. Los individuos que se sometieron al experimento eran estudiantes universitarios de los años 30 y es muy probable que comieran la dieta típica estadounidense de aquella época consistente en carne, productos fabricados con harina refinada, azúcar y similares, cuyos peligros se hacen cada día más evidentes. De hecho, lo más probable es que su alimentación fuese peor que la de la media, ya que estaban lejos de casa y comían en las cafeterías de la universidad y en restaurantes de comida rápida. También es probable que fumasen y bebiesen, algo que estaba muy de moda en esa época. No parece que hubiese control alguno sobre sus dietas antes de los experimentos, ya que la dieta que se utilizó para los propios experimentos, y que consistía por completo en sustancias procesadas, químicas y totalmente artificiales, demostraba un increíble desconocimiento de la naturaleza de la dieta y de sus efectos sobre la salud humana. E, incluso aunque nos equivoquemos al asumir que las dietas de los estudiantes eran como hemos dicho, la dieta que se utilizó en estos experimentos era de por sí suficiente para hacer que estos sujetos no fuesen adecuados para basar ninguna norma dietética que toda la raza humana debe aceptar.

Esta era la forma que tenía Rose de medir si la síntesis de proteínas tenía lugar. De hecho, él no vio realizarse la síntesis de proteínas, sólo lo dedujo de la cantidad de nitrógeno que excretaban los sujetos. Podríamos pensar que lo que eso signifique depende de cómo se interprete. Cuando el cuerpo humano está sobrecargado con algún elemento, lo más normal es que intente eliminarlo de alguna forma y a menudo ocurre así cuando la persona deja de ingerir esa sustancia. Por ejemplo, si tienes la costumbre de comer grandes cantidades de productos lácteos y, de repente, dejas de hacerlo, puede que empieces a expulsar gran cantidad de moco. Puedes decir que esto demuestra que necesitas más productos lácteos en tu dieta, pero una interpretación más correcta sería pensar que al disminuir la carga sobre el sistema digestivo, el cuerpo está aprovechando la oportunidad para eliminar, en forma de moco, los desechos tóxicos que ha estado almacenando.

Sobre todo, estos experimentos ignoraron por completo el hecho demostrado de que las personas pueden ayunar durante largos periodos de tiempo y experimentar un pronunciado rejuvenecimiento. La mayoría de la gente se sorprendería de la duración de los ayunos que han realizado muchas personas. Ocho días, y más, no es algo anormal. Al intentar ser consistente con esta teoría sobre las proteínas, la profesión médica afirma que cuando uno ayuna se alimenta con sus propios desechos corporales y, después de utilizar todas esas sustancias, comienza a alimentarte de sus propios tejidos, haciendo en este punto que el ayuno sea algo peligroso, una explicación que es inconsistente con la lógica al igual que con la experiencia de la gente que ha ayunado. El cuerpo humano no se alimenta con desechos, que son los productos finales de la alimentación. Durante el ayuno, el cuerpo elimina los desechos acumulados.

Por último, las demás investigaciones realizadas en el campo de la bioquímica sobre los aminoácidos no confirman el trabajo de Rose como uno pudiera pensar. He aquí unas citas típicas de los textos de bioquímica:

De Biochemistry of the Amino Acids, Vol. I [Bioquímica de los aminoácidos, vol. I], por Alton Meister:

         «Está claro que los aminoácidos pueden ser esenciales o no esenciales según el criterio que se utilice […] la edad de los animales, la presencia en la dieta de otros factores (ej. vitaminas) y la existencia de ciertas condiciones fisiológicas y patológicas.»

De Certain Biochemical Findings in Man in Relation to Diet [Algunos descubrimientos bioquímicos en el hombre en relación con la dieta], de los informes de la Academia de Ciencias de Nueva York:

         «Ausencia […] de signos relevantes, tanto clínicos como patológicos, en las personas acostumbradas a cantidades deficientes no puede más que indicar la gran probabilidad de que las cantidades recomendadas son demasiado altas […] la situación relativa a las proteínas animales exige una revisión. »

Y de Chemistry of the Amino acids, Vol. I [Química de los aminoácidos, Vol. I] por Greenstein y Winitz:

         «En pocas áreas de la descripción química se ve tanto la inadecuación del lenguaje como en el intento de distinguir claramente los denominados aminoácidos no esenciales de los esenciales, y esto se puede deber muy bien a que el crecimiento no tiene normas de referencia. La vaguedad de frases como crecimiento óptimo o máximo que se utilizan en esas páginas es obvia. »

Este último punto es interesante, puesto que sabemos que una dieta abundante en proteínas estimula la velocidad y el tamaño del crecimiento. En la naturaleza, podemos observar que los animales viven diez veces el tiempo que tardan en adquirir la madurez sexual, pero en el caso de los humanos ni siquiera se acerca, no hay duda que debido a nuestro comportamiento antinatural. En consecuencia, cuanto más rápido maduramos, menor es nuestra expectativa de vida. Un gran tamaño puede ser una ventaja en algunos deportes especializados, pero cuando consideramos la agilidad y resistencia del cuerpo y de la mente, descubrimos que no es una ventaja y que, si es algo,  es una desventaja.

A la luz de todo esto, no es científico insistir en que los seres humanos deben comer carne, huevos, leche y queso, o que deben combinar las proteínas vegetales según los cálculos de algún laboratorio. El método científico se utiliza para explicar los hechos observados, no para ignorarlos. Si encuentras hechos que contradicen tu teoría, es la teoría lo que debes descartar, o al menos revisar, no el hecho. En esto consiste el método científico. Las ciencias físicas han tenido un éxito fantástico al descubrir las leyes del universo físico, y lo han demostrado con las tecnologías que lo han hecho posible, pero las ciencias de la vida no ha tenido estos éxitos, a pesar de lo que afirme la ciencia médica. Las leyes de la biología nunca se han explicado desde el punto de vista de leyes de física, y el potencial humano sigue siendo desconocido. De hecho, y en gran parte, lo que se han considerado avances en las ciencias de la vida son en realidad avances en la física aplicada; es decir, la capacidad de observar y experimentar con la vida celular. Podemos decir que las ciencias de la vida han sido un fracaso porque las conclusiones que se derivan de estos experimentos y observaciones han acarreado las prácticas médicas más brutales y bárbaras jamás imaginables, como los tratamientos de quimioterapia y radiación para el cáncer, técnicas de diagnóstico dolorosamente insoportables (al igual que las que han demostrado ser causantes de cáncer, como la mamografía, que está pensada para detectar el cáncer) y la intoxicación sanguínea en masa conocida como vacunación. Aunque para la mayoría de la gente sigue siendo difícil aceptarlo, los fracasos de estas prácticas cada vez son más y más evidentes.

En su libro, Man, the Unknown [El hombre, lo desconocido], el famoso científico Alexis Carrel, declara: «De hecho, nuestra ignorancia es profunda» y la mayoría de los científicos honestos estaría de acuerdo. Los escritores convencionales que expresan las teorías de los técnicos en el campo científico sobre algunos hechos provocan la confusión de las masas. El público aún no está bien educado. Se cree las declaraciones de los científicos con fe ciega. El desastre de la fiebre porcina fue un buen ejemplo de lo que ocurre con la actitud del público hacia la profesión científica en general, y hacia la ciencia médica en particular.

En 1922, el catedrático Arnold Ehret escribió lo siguiente en relación con las proteínas:

         «El error de creer que los alimentos con un alto contenido de proteínas son necesarios para la salud […] es, en sus consecuencias y efectos, justo lo opuesto a lo que debería ser: es el fenómeno más trágico de la degeneración del mundo occidental. Al mismo tiempo, produce el más peligroso y destructor hábito de glotonería; provoca la mayor locura jamás impuesta a la humanidad; es decir, dedicarse a curar una enfermedad comiendo más y, en especial, comiendo más alimentos con un alto contenido de proteínas. No es posible explicar con palabras lo que implica el error de los alimentos altos en proteínas. »

Cuál es la locura mayor jamás impuesta a la humanidad es una cuestión que seguirá dando vueltas durante un tiempo. Sin duda, la locura de los alimentos con un alto contenido de proteínas merece un lugar entre los candidatos. Dejando esta cuestión aparte, creo que podemos decir que el tiempo ha dado la razón al viejo catedrático. Aún tiene que llegar el día en el que la teoría de la proteína completa ocupe su lugar entre el resto de las teorías de la moderna medicina, como ejemplo de la clase de locas pseudo ciencias que siguen engañando y explotando a la humanidad.

Proteínas

Las proteínas son compuestos orgánicos compuestos de aminoácidos. Existen cientos de clases de proteínas, cada una de las cuales se identifica por la combinación de los aminoácidos que la constituyen.

Los aminoácidos suelen contener nitrógenos, hidrógeno, oxígeno, carbono y, algunas veces, sulfuro, y el cuerpo los sintetiza a partir del aire y del agua o los deriva de los alimentos que ingiere.

La palabra proteína significa «preeminente».

Las proteínas forman los elementos principales de la piel, pelo, uñas, tejido conjuntivo y de otros órganos. Están en todas las células que construyen los tejidos, huesos, cartílagos, músculos, fibras, glándulas y órganos.

Entre las proteínas más importantes están las sustancias denominadas enzimas, que son catalíticos que aceleran los procesos bioquímicos vitales y que posibilitan que una célula haga en un minuto lo que, de otra forma, necesitaría años.

La mayoría de las hormonas son proteínas o derivados de aminoácidos.

Las proteínas humanas tienen una composición diferente a las proteínas animales y vegetales. Por tanto, es necesario dividir (digerir) las proteínas que entran en el cuerpo en los aminoácidos fundamentales que, después, se vuelven a combinar para formar proteínas humanas. Las complejas proteínas animales exigen que las células corporales humanas hagan un esfuerzo mucho mayor en el proceso de división de lo que tienen que hacerlo con las proteínas vegetales, que son más simples.

Al mismo tiempo, las proteínas animales vienen acompañadas de una gran cantidad de sustancias de desecho, toxinas y venenos. Estas sustancias ajenas al cuerpo humano son muy perjudiciales y contribuyen a la degeneración progresiva de la salud, por lo que recomendamos encarecidamente que se excluyan todas las proteínas animales de la dieta de los humanos.

Un cuerpo adulto normal, sano y que viva conforme a las normas de salud necesita muy pocos o ningunos alimentos sólidos proteínicos para conservar un estado de salud óptimo. Puesto que todos los elementos que constituyen los aminoácidos (nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, carbono y sulfuro) están en el aire que respiramos y en las reservas del cuerpo, no hay necesidad de cargar el cuerpo con grandes cantidades de alimentos en un esfuerzo por obtener proteínas. Los procesos corporales producen fácilmente los aminoácidos y las proteínas que necesita a partir del suministro constante de los elementos básicos de que puede disponer.

Es inteligente evitar comer cualquier proteína animal o demasiadas proteínas vegetales para asegurar un buen estado de salud.

¡COME POCOS ALIMENTOS PROTEÍNICOS!

Suplementos proteínicos

Por Hannah Allen

Los suplementos proteínicos nunca deberían utilizarse. Los comprimidos desecados y cristalizados, los polvos o los distintos brebajes proteínicos son incluso más peligrosos que otros suplementos alimentarios. Las consecuencias de un exceso de proteínas, en especial como un elemento alimentario aislado, pueden ser desastrosas.

Para citar al Dr. Alec Burton, un prestigioso higienista australiano: «Un elemento alimenticio es una parte de un complejo alimenticio que, en la planta o animal vivo, casi invariablemente contiene alguna cantidad, aunque sólo sea mínima, de todos los elementos alimenticios: proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, vitaminas… El cuerpo está adaptado a utilizar el alimento como una mezcla compleja de elementos alimenticios. No comemos elementos o nutrientes alimenticios aislados cuando consumimos un alimento natural. Cuando comemos estos productos fuera de su contexto natural con otros nutrientes, […] el efecto nutricional es diferente y puede acarrear consecuencias desfavorables. »

El daño potencial y las deficiencias antinaturales que pueden surgir de utilizar suplementos proteínicos y de otra clase son considerables. Al igual que un exceso de nitrógeno en una planta provocará deficiencias antinaturales de otros elementos e impedirá que dé fruto, la estimulación del organismo humano provocada por los suplementos romperá el equilibrio natural. Esta es la ley del mínimo: « El desarrollo de los seres humanos se regula por el suministro de aquel elemento que menos abunda. » (Esto se sabe desde hace tiempo en el reino vegetal.) Utilizar suplementos, al crear un exceso de algún elemento, crea una insuficiencia antinatural de otros elementos, conocidos o desconocidos, y el elemento del que más carecemos determina nuestro desarrollo.

Un estupendo dentista y su esposa, que son defensores incondicionales de los llamados suplementos naturales, me dijeron que sabían que sus suplementos son beneficiosos y necesarios porque «si no tomaban los suplementos, no podían tirar de su cuerpo».

¿Qué mejor prueba puede haber del efecto estimulante y de la naturaleza adictiva de los suplementos? Un higienista puede saltarse comidas, comer sólo frutas durante varios días o seguir su dieta habitual de frutas, verduras y frutos secos y seguirá siendo la misma persona vital, despierta e indomable sin necesidad de ayuda ni de pastillas.

La razón de que se vendan los concentrados fabricados son los intereses económicos, intereses que están decididos _por las ganancias_ a mantener la opinión de que las sustancias sustitutivas y compensatorias pueden proporcionar una nutrición mejor. Los suplementos son innecesarios, caros, estimulantes, adictivos y provocan deficiencias antinaturales y alteraciones patológicas en el organismo humano.

Las fuentes más ricas en proteínas y en todos los nutrientes están en los alimentos vivos: frutos secos y semillas crudos, frutas y verduras, y es aquí donde se encuentran en combinaciones ideales con otras sustancias (conocidas y desconocidas) que esenciales para su completa utilización. No hay una forma mejor: si ingieres una variedad de alimentos naturales, crudos, según los principios higiénicos, no necesitas preocuparte sobre los aminoácidos, vitaminas, minerales o cualquier otro elemento: obtendrás todo lo que necesitas.

EJERCICIOS

Verdadero o Falso

Puedes intoxicarte con alimentos que tengan un alto contenido de proteínas.

Para tener más energía necesitamos proteínas extra.

Las deficiencias y enfermedades renales se deben principalmente a las grasas que incluimos en la dieta.

El ácido úrico que se forma a partir de las proteínas dispone el escenario para la gota y la artritis.

Una cantidad excesiva de proteínas procedentes de alimentos vegetales es inofensiva.

Los tumores pueden ser trampas para nitrógeno que atrapen las sustancias de desecho derivadas de las proteínas.

Durante seis semanas, las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos son un método inocuo para perder peso.

Las personas que suelen hacer dietas con un bajo contenido de carbohidratos suelen atiborrarse de alimentos azucarados o feculentos, por lo que recuperan todo el peso que perdieron.

Todas las proteínas que necesitamos se pueden obtener con una dieta de alimentos naturales que contenga las calorías suficientes.

Rellena los espacios en blanco

1. La mujer media estadounidense consume un          % más proteínas que la Cantidad Diaria Recomendada, mientras que el típico hombre consume casi un        % más de la CDR.

2. Cuando se ingiere una gran cantidad de proteínas, se produce una intoxicación debido a la excesiva cantidad de productos de desecho…………………. en la sangre.

3. Cuantas más proteínas ingieras, más mineral…………. excretas.

Una dieta con un exceso de proteínas del 50% puede provocar un. % de pérdida ósea por año.

La necesidad de proteínas que tienen las células cancerosas es casi……….. veces más que la de las células normales.

Existe más deseo natural por alimentos con……………………  que de alimentos proteínicos.

La dieta de proteínas líquidas desequilibra el nivel de potasio en el cuerpo y puede provocar un ritmo irregular del corazón denominado…………………

La dieta que mejor nos protege es aquella en la que predominan los alimentos con………………. en un estado crudo.

Respuestas cortas

Nombra algunos síntomas de la intoxicación por proteínas.

Nombra al menos cinco estados patológicos que pueden resultar de un consumo excesivo de proteínas.

Cita algunos de los subproductos del metabolismo de las proteínas que pueden ser perjudiciales para el organismo.

RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS

Verdadero o Falso

Verdadero

Falso

Falso (proteínas, no grasas)

Verdadero

Falso (pero no tan perjudiciales como los productos animales)

Verdadero

Falso

Verdadero

Verdadero

Rellena los espacios en blanco

50% y 100%

nitrogenados

cálcico

uno (1)

10

carbohidratos

arritmia

carbohidratos

Respuestas cortas

Quemazón en la boca, labios y garganta; erupciones en la piel; dolor general; dolor de cabeza; problemas nasales; y otros síntomas similares a los de las alergias.

Enfermedades cardiacas, lesiones renales, estreñimiento, gota, artritis, tumores, acidosis, pérdida de masa ósea (osteoporosis).

Desechos nitrogenados, como el ácido úrico, la urea, cinotoxinas, compuestos de amoniaco, nitrosaminas, adenina.