Lección 083 – Personas mayores viviendo higiénicamente

LECCIÓN 83: VIDA HIGIÉNICA EN LA TERCERA EDAD

TEMA: Para llegar a una edad avanzada con una buena salud es necesario haber llevado una vida sana.

INSTRUCTORES: Doctora en Ciencias, Elizabeth D. McCarter y el Doctor en Filosofía, Robert W. McCarter.

Razonamiento

Objetivos de la unidad

Definiciones

Conceptos claves

Puntos principales

Índice

Introducción de la unidad

Resumen

Textos suplementarios

Ejercicios

Respuestas a los ejercicios

RAZONAMIENTOS

Las enfermedades y el sufrimiento que soporta la gran mayoría de las personas de edad avanzada no son parte natural del proceso vital; más bien, se trata de un estado de salud reducido y que ha sido ocasionado por una serie de múltiples errores tanto en el estilo de vida como en los hábitos alimentarios, pero, sobre todo, en estos últimos.

Si queremos que los años dorados de la vida sean realmente dorados tienen que, obligatoriamente y por la propia naturaleza del proceso vital, haber sido precedidos por una forma de vida correcta. No obstante, incluso en los últimos años, la aplicación de los principios y prácticas higiénicos en todos los aspectos de la vida suele desembocar en un sorprendente resurgimiento de la juventud y de la vitalidad.

OBJETIVOS DE LA UNIDAD

Cuando hayas acabado esta unidad, deberías entender mejor el proceso de envejecimiento y el por qué las personas mayores suelen padecer una variedad tan grande de enfermedades, además de por qué tienden a manifestar diferentes grados de complicaciones.

Deberías prepararte lo mejor posible para tratar los problemas, tanto emocionales como físicos, de tus clientes de la tercera edad.

Deberías tener algún conocimiento de los muchos recursos disponibles que existen para las personas de edad avanzada y sobre cómo ponerlas en contacto con las personas encargadas de estos asuntos para que puedan utilizarlos y beneficiarse de ellos.

Por último, los casos que estudiaremos ofrecerán ejemplos prácticos de cómo la total aplicación de los principios y prácticas higiénicos puede cambiar para mejor la vida de nuestros clientes, incluso la de los de edad avanzada.

DEFINICIONES

ANQUILOSIS: Rigidez de los huesos, en especial de las articulaciones, como ocurre en casos avanzados de artritis reumatoide.

PASOS DE BEBÉ: Un método que se suele utilizar en psicología y que es totalmente aplicable cuando se trabaja con la tercera edad. Este método se basa en el razonamiento de que una sucesión de pequeños cambios programados puede derivar en grandes resultados.

RELOJ BIOLÓGICO: El ritmo con el que progresa el organismo desde el nacimiento hasta la muerte.

ENFERMEDAD DE BRIGHT (NEFRITIS). Un estado avanzado de deterioro y disfunción de los riñones.

RELOJ CRONOLÓGICO: El que mide el paso de los años.

EXCREMENTO: Se suele utilizar para referirse a la orina y a las heces.

GERIATRÍA: El estudio del proceso de envejecimiento.

RELACIONES INTERPERSONALES: Las relaciones que una persona mantiene con otra.

HISTERECTOMÍA: Extirpación del útero (histerectomía parcial). Se debería evitar la extirpación de los ovarios; pero, a menudo, los cirujanos extirpan uno de ellos y, por desgracia, otras veces los dos.

LEUCEMIA: Más comúnmente conocida como cáncer de sangre. Implica una proliferación anormal y progresiva de los leucocitos (glóbulos blancos). En la mayoría de los casos de leucemia grave la muerte se produce en unos pocos meses. La duración de la leucemia crónica puede sobrepasar el año, en el que de forma gradual aparecen síntomas de anemia o un gran aumento del tamaño del bazo, hígado o de los nódulos linfáticos. (Aparece en el Caso de la Sra. A., el esposo).

NEUROSIS: En general, cualquier forma de nerviosismo. Tensión, irritabilidad, ansiedad anormal, preocupación, pena, etc.

ENFERMEDAD DE PARKINSON: Parálisis convulsiva; temblores incontrolables, sobre todo de las extremidades, aunque también se produce en otras partes, como en la lengua.

POSTJUBILACIÓN: Etapa que sigue tras la jubilación de un trabajo u ocupación.

SÍNDROME PREMENSTRUAL: los malestares que tan a menudo experimentan las mujeres antes del periodo menstrual.

PROCREAR: Engendrar a través del acto sexual.

PSICOPATOLOGÍAS: Comportamientos anormales, trastornos mentales. La psicopatología estudia la mente o psique.

SENILIDAD: Vejez. La suma de las alteraciones físicas y mentales que se producen en las personas de edad avanzada debido a los múltiples errores cometidos en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios. De hecho, se trata de un estado anómalo.

CONCEPTOS CLAVES

En la vida, los EFECTOS son el resultado natural de las CAUSAS.

Las personas mayores enfermas necesitan el apoyo de la gente más joven, preferentemente de los miembros de su propia familia.

Si los errores continúan, continúan las causas y la degeneración sistémica sigue progresando con un único resultado posible: enfermedad, sufrimiento y muerte prematura.

En cada etapa de la vida, las personas, en general, suelen experimentar tensiones bastante similares.

El tipo de tensiones que se suele experimentar tiende a cambiar conforme el individuo progresa de una etapa a otra.

No todo el mundo experimenta exactamente las mismas tensiones, al igual que no todo el mundo padece las mismas enfermedades.

Parece que Rusia ha superado a Estados Unidos en la investigación geriátrica.

Los consejos que da el típico médico estadounidense, con los ejemplos que ofrecemos en esta unidad, parecen demostrar un total desconocimiento sobre la verdadera naturaleza de la vida orgánica.

De la total aplicación de los principios y prácticas higiénicos se suele derivar una mejoría increíble del estado de salud de las personas mayores y, sobre todo, de aquellas que poseen una buena cantidad de fuerza vital.

PUNTOS PRINCIPALES

Con la edad, no tenemos por qué, obligatoriamente, volvernos seniles y decrépitos.

Las investigaciones que se realizan en la actualidad sobre el proceso de envejecimiento son erróneas, porque estudian la enfermedad, no la salud.

Las causas de la enfermedad son de naturaleza múltiple, no simple.

Cuando no se aplican métodos remediadores correctos (higiénicos) a tiempo y se permite que continúen las causas, la enfermedad aumenta de intensidad y en número conforme avanzan los años.

La sobrealimentación es la causa más importante de enfermedad.

La sobrealimentación como causa de enfermedad parece ser un factor influyente e importante en las nueve etapas de la vida.

Por lo general, y debido a la forma antihigiénica de vida, los estadounidenses han cogido el tren expreso hacia la muerte.

Los datos sugieren claramente que los clientes de avanzada edad aceptan mejor pequeños cambios sucesivos en su estilo de vida y de alimentación que los cambios radicales y que, de este modo, consiguen buenos resultados.

La mayoría de las personas de edad avanzada no está familiarizada con el concepto del ayuno y suelen reaccionar de forma negativa si se les propone demasiado pronto. Algunos lo admiten cuando comprenden sus beneficios, y, cuando ayunan, suelen responder bastante bien.

Conforme la persona mayor va adquiriendo confianza con el practicante se siente cada vez más dispuesta a aceptar las recomendaciones que éste le hace.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

LA GENTE MAYOR NECESITA APOYO

EL CAMINO QUE RECORREMOS

Las nueve etapas de la vida:

Primera: la infancia.

Segunda: la adolescencia (10-20 años)

Tercera: la adultez emergente.

Cuarta: los años de paternidad.

Quinta: la mediana edad.

Sexta: la cincuentena.

mujeres

hombres

Séptima: el comienzo de la jubilación y la vejez.

Octava: los años tras la jubilación.

Novena: los años en que deben volver a cuidar de nosotros.

Lo mejor en instituciones que se dedican al cuidado de los mayores.

OPINIÓN CONTRASTADA

EL TREN EXPRESO DE LOS ESTADOUNIDENSES: EL CONSEJO DE UN MÉDICO.

EL MÉTODO HIGIÉNICO: CASOS

Caso de la Sra. B.

Caso del hermano del hermano.

Caso del Sr. X.

Caso de la Sra. A.

Caso de la Sra. R.

Caso de la Sra. R.D.

LAS PERSONAS MAYORES Y LA VIDA HIGIÉNICA

Por Elizabeth y Robert McCarter.

INTRODUCCIÓN

La mayoría de los que escriben sobre las personas mayores, sobre sus problemas y preocupaciones, nunca suelen ser personas mayores. Aún así, escriben mucho sobre ellos y dan consejos sobre lo que, para ellos, es una dimensión desconocida de la vida.

¡Está claro que no se puede decir eso de estos autores! Nosotros hemos recorrido el camino de la vida y caminado por sus recovecos y dificultades. Hemos conocido malestares y enfermedades, hemos sufrido pérdidas y penas, padecido derrotas y, también, hemos saboreado la dulzura del éxito.

Hemos trabajado en los suburbios de las grandes ciudades y aconsejado a niños de emigrantes. Hemos recorrido las autopistas de gran parte del mundo y hemos conversado y comido tanto con personas importantes como con las totalmente desconocidas. Por todo ello, para nosotros la vida ha sido emocionante y maravillosamente buena. Nos consideramos afortunados entre los humanos porque, cuando nos hizo falta, estudiamos la Higiene Natural.

La vida nos ha enseñado que el hecho de vivir es en sí mismo un reto. Al nacer, representa un potencial desconocido de objetivos que hay que conquistar, la oportunidad de transformar los pequeños sueños en grandes realidades. Al final, la vida representa un desfile de fracasos y éxitos. Podemos sentirnos afortunados cuando los éxitos en la vida superan nuestros fracasos.

Te rogamos que recuerdes que cada persona mayor que te pide consejo encarna a una persona que ha triunfado. Según el Dr. Robert H. Schuller: «Los tiempos duros no duran, ¡pero sí la gente dura!». ¡Estos son los duros! Se han encontrado con la vida de frente, han superado esos retos y problemas de la vida que derrotaron a muchos —si no a la mayoría— de la gente de su edad. Estas personas mayores han sobrevivido, mientras que millones a su alrededor han, literalmente, desaparecido. Está claro que comenzaron la vida con una herencia fuerte y, al contrario que las personas de su misma edad que han sido derrotadas, se cuidaron mejor que ellas durante los años que han vivido.

Cada persona mayor representará un reto para ti, un reto personal de convertirte en su amigo, quizá en la única persona que él pueda verdaderamente considerar un amigo. En la revista New Age, de marzo de 1983, en un artículo llamado «El remediador de problemas», Melville H. Nahin compara la vida con un viaje en tren. Conforme nos vamos haciendo mayores y llegamos al final de nuestro viaje, los amigos del ayer, los débiles que subieron con nosotros al tren en la misma estación, parecen haber desaparecido de repente. Bajaron en una u otra estación del recorrido. De repente, la persona mayor mira a su alrededor y ve que todos los asientos están vacíos: ¡sus amigos ya no están! Es entonces cuando las personas mayores se dan cuenta de que están completamente solas. El practicante informado, el que posee una empatía social, puede tener el privilegio de intervenir y rellenar ese hueco que, de forma imprevista, se ha vaciado.

II. LA GENTE MAYOR NECESITA APOYO

Cuando la salud es nuestra compañera, los últimos años de nuestra vida pueden ser unos años realmente felices. Se han superado los principales retos de la vida: deberían ser los años de nuevas aventuras. Sin embargo, si somos viejos, estamos enfermos y llenos de dudas sobre el futuro, como están muchos de nuestros viejos amigos, entonces, tenderemos a aceptar la derrota antes de lo que debiéramos. Esto se debe, en gran parte, a que no tenemos familia o amigos que nos ofrezcan un apoyo cariñoso y alentador.

Cada persona viva tiene el maravilloso don de la fuerza vital; algunos, más, y otros, menos. Sin embargo, sea cual sea la cantidad, nos ofrece una oportunidad, una oportunidad para crear, para triunfar, para devolver al mundo una parte de nosotros mismos a cambio de ese don. Esto es así tanto para las personas mayores como para los miembros más jóvenes de la sociedad. Mientras hay vida, hay posibilidades. Cuando las personas mayores aprenden cómo vivir de acuerdo con los principios higiénicos suelen sentirse entusiasmadas, mucho más de lo que habían estado durante años, y comienzan a compartir sus enriquecedoras experiencias con nosotros y con los demás, para enriquecimiento de todos.

Por regla general, los miembros más jóvenes de la sociedad tienen más vitalidad que la mayoría de la gente mayor. Además, tienen esa visión idílica de futuro que les alienta a convertirse en remediadores y hacedores de problemas. Sin embargo, demasiados de nuestros ciudadanos mayores han perdido la visión de futuro. Se sienten derrotados por cada nuevo día vez de considerar cada amanecer como un reto. El objetivo de esta unidad es hacer que las personas mayores que piden tu consejo como practicante higienista sean más reales para ti, como individuos que se han enfrentado con éxito a los problemas de la vida. Ellos han superado las tensiones, pero ahora se les hace pesado el camino y te piden algo de apoyo para seguir recorriéndolo.

Con un buen apoyo, las personas mayores suelen sobrevivir a periodos de crisis que, de otra forma, podrían haberlas hundido.

Hace unos cuatro años, nos consultaron sobre el estado de un caballero de 93 años que hacía poco que había sufrido una apoplejía leve. Tenía dificultades para moverse, estaba algo senil y, simplemente, había perdido todo interés por la gente, la vida y por vivir. El pronóstico era poco favorable, considerando sus muchos años.

Sin embargo, este hombre tenía un hermano. De hecho, no era hermano por nacimiento aunque sí era un hermano del alma. Este hermano se metió en la Higiene Natural gracias a una de nuestras poco frecuentes conferencias. Estudió y comenzó a incorporar las prácticas higiénicas en su vida diaria. Cuando su hermano enfermó, también lo metió en la Higiene Natural. Al principio, el camino fue bastante inseguro. Los hábitos están profundamente enraizados en los conductos nerviosos de los mayores. Sin embargo, el hermano persistió y no pasó mucho tiempo antes de que este anciano de 93 años estuviese ocupado cada día. Regaba los muchos árboles y plantas que hacían de su patio un verdadero paraíso de verdor. Plantaba semillas y flores y las veía crecer gracias a su atento cuidado.

Hablamos con él, nos contó que había sido marino mercante y nos habló de los muchos países del mundo que había visitado; de cómo, tras la Revolución Rusa, se había embarcado en San Francisco y llegó a ser un marine americano. ¡Qué historias nos contó! Era emocionante ver cómo se despertaba su mente.

Hace más o menos un año, le regaló a la Dra. Elizabeth una palmera pequeñita, de unos 30 centímetros. La había cultivado a partir de una semilla. Sin ayuda, el anciano levantó el arbolito con su caja y lo colocó en la parte de atrás de nuestra furgoneta, recibiendo a cambio un abrazo y un beso.

Hoy, esa pequeña palmera crece justo delante de la entrada de nuestro hogar. Cada vez que miramos por la ventana de nuestra consulta, vemos ese pequeño árbol. Ahora mide más de un metro y medio. Algún día, será un gigante entre gigantes. Para nosotros, este árbol  no sólo representa algo que contemplar y admirar, sino un amor de durará para las generaciones futuras. Este árbol también representa la esperanza. Se lo mostramos a los que están desesperados y le contamos su historia. A menudo, podemos ver cómo se enderezan y se iluminan sus ojos. Ellos saben que si este anciano de 93 años pudo lograrlo, ¡también ellos podrán!

Hace poco, este maravilloso amigo celebró su 97 cumpleaños. Para festejarlo, se hizo un reconocimiento médico. El médico sacudió la cabeza asombrado y le dijo a nuestro amigo: «La única cosa que podemos encontrar mal es un pequeño edema en los tobillos. Por lo demás, está excelente. »

¿Estaba contento el anciano? Después de todo ¿qué es un pequeño edema? Vemos esa clase de cosas todos los días, ¿verdad? Pues, no. No estaba contento. Verás, nuestro amigo es un hombre muy decidido. Con voz muy firme, anunció: «¡Ahora voy a dejar el pan!» Todos nos quedamos estupefactos. Su hermano había intentado desde el principio que dejara de comer pan, pero no lo había conseguido. Verás, aún no estaba preparado. Sin embargo, ahora había tomado su propia decisión: «¡No más pan!»

He aquí una lección, quizá varias, que todo higienista debería aprender. Algunas veces, el mayor regalo que podemos hacer es el regalo de la esperanza y, en especial, cuando se le da con amor a las personas mayores. Este es el regalo que encauza y motiva. Por supuesto, es fácil presentar un plan de acción, pero necesita amor para motivar su realización. Nuestro anciano amigo de 93 años también nos enseña otra lección: cuando trabajamos con clientes ancianos, además de tener el conocimiento sobre qué hacer y la habilidad para ofrecer amor y apoyo, también es necesario que tengamos paciencia.

El amor se expresa de muchas formas: en la forma de mirar, en la manera de hablar, en nuestra actitud hacia el cliente, etc. Se demuestra en la paciencia de la que hacemos gala cuando nuestro cliente expresa ciertas ideas que a nosotros pueden parecernos peculiares, pero que, sin embargo, son importantes para la persona que tenemos enfrente, aunque sólo lo sean durante un momento. Nuestro amor se demuestra por la forma en que saludamos y decimos adiós; en aceptar el hecho de que la mayoría de nuestros clientes ancianos necesitan tiempo, tiempo para contar su historia tal y como quieren hacerlo, y tiempo para ajustarse, con bastante lentitud, a una nueva y extraña forma de alimentarse y de vivir. A través del amor que tú le das, la persona mayor sabrá —y agradecerá— que lo que realmente te mueve es tu interés por ella. En otras palabras, que tienen tu tan necesitado apoyo para intentar recuperar un mejor estado de salud.

Con el objetivo de prepararte a que estés más capacitado para dar esta clase de apoyo a tus clientes de la tercera edad, te pedimos que, con nosotros, retrocedas con tu imaginación en el largo camino de la vida, que hagas el viaje en tren como si fueses una persona más de las que en la actualidad lo está haciendo. Mucho de lo que tenemos que decir se referirá a sujetos que viven en otros países, pero todos somos personas. No obstante, y con el objetivo de seguir una única vía común —la marea creciente de la toxemia—, en esta exposición nos centraremos en los pormenores graves y en los efectos debilitantes que los errores fisiológicos y biológicos tienen sobre el potencial del recién nacido cuando cada persona coge el tren de la vida.

Al presentar esta visión de conjunto de la vida, queremos insistir en que lo que presentamos es la vida tal y como se vive actualmente; no cómo se debería o podría vivir si los principios y prácticas higiénicos se adoptaran universalmente.

Cuando hayamos completado nuestro imaginario viaje por la vida, presentaremos algunos casos que proporcionarán a nuestros estudiantes unas visiones momentáneas y limitadas sobre cómo actúa la Higiene Natural en las vidas de algunos de nuestros clientes de edad avanzada.

III. EL CAMINO QUE RECORREMOS

A excepción de unos pocos casos, todos nacemos con la capacidad de lograr un potencial mucho mayor en todas las áreas de la vida del que la mayoría de las personas consigue en realidad. Obviamente, todos deseamos ser felices en la vejez y, sin embargo, estamos rodeados de un montón de gente infeliz, gente llena de enfermedad y desesperación. La mayoría de nosotros tenemos el profundo deseo interior de conseguir algo que realmente merezca la pena ante de abandonar esta vida, pero, es obvio que muy pocos llegan a realizar por completo aquellos sueños que tenían.

Sabemos que la mayoría de la gente preferiría estar sana y, no obstante, muy pocos de nosotros podemos mostrarnos como modelos de un estado de salud óptimo —en ninguna edad—. De hecho, la mayoría de nosotros estamos gravemente enfermos cuando se nos compara con especies susceptibles de comparación y que muestran un estado mucho más ideal. Lo normal para nosotros sería que, al hacernos mayores, nuestras vidas se enriquecieran con cada vez más amigos y con una mayor relación familiar, pero lo que normalmente suele ocurrir es justo lo contrario: disminuye el número de amigos; amigos que han sido derrotados por una acumulación de venenos fruto de unos hábitos incorrectos de vida y de alimentación. Además, una población más movible y la actitud indiferente de una sociedad con orientaciones comerciales parecen estar mermando la unidad familiar. Los miembros de las familias se niegan a aceptar la responsabilidad por el resto de los miembros y, sobre todo, por los miembros de otras generaciones de la misma familia. Por supuesto, existen excepciones, y estas familias deben ser elogiadas por cumplir con un deber familiar.

Desde nuestra posición en el punto final del espectro de la vida parece que ésta tiende a seguir una pauta; que se produce una secuencia de acontecimientos, más o menos regular, que puede ser característica de los tiempos en los que vivimos. Dentro de unos límites muy amplios podemos observar cómo emergen algunas pautas definitivas que influyen en varias áreas vitales de la persona: en las relaciones interpersonales, en la salud, en los lazos y obligaciones familiares y, por supuesto, en el área más amplia de la vida que se relaciona con la esfera de influencia de la sociedad y del mundo.

En ningún momento de la vida vivimos, o podemos vivir, en un vacío. Dejamos nuestras huellas en los árboles, plantas y flores que tocamos, pero también las dejamos en las personas, ya sea directa o indirectamente. Muy pocas personas comprenden el propósito de nuestra existencia, muy pocos saben lo que quieren o pueden esperar de la vida y demasiados buscan frenéticamente algo desconocido que no pueden encontrar y que no encontrarán. Por esta razón, muchas personas tienden a consumirse y, por eso, no se realizan. Deseamos felicidad, apoyo monetario e, incluso a veces, salud, pero nos quedamos muy lejos de nuestras mentas en casi todos los casos.

Estamos igualmente seguros de que mucha gente no aceptaría esta situación si fuese consciente de la posibilidad de cambiarla. Vivimos en una época de conflictos y desorden, pero lo más probable es que esto haya sido así en todas las épocas y tiempos. Hay algo que en la mente del hombre le susurra que no todo va bien. Mucho más que en cualquier otra época de la historia, los hombres y mujeres, e incluso nuestros jóvenes, se preguntan si no habrán sido engañados. Y están empezando a plantearse cuestiones importantes: ¿Es esto todo lo que hay que vivir? ¿Acaso hemos nacido para disfrutar sólo de una pequeña tregua de las preocupaciones y problemas, de la enfermedad y el sufrimiento, para disfrutar unos pocos años de un estado razonable de salud? ¿Debemos sufrir 30, 40 o más años de pérdida de salud en los que necesariamente veamos como nuestras ambiciones se desvanecen y se convierten en una nada que sólo depara un profundo sentido de vacío, frustración y pérdida del sentido de vivir? ¿Debemos padecer una erosión gradual de nuestra vitalidad, una constante degeneración de las estructuras y funciones corporales y mentales, una cada vez más profunda enfermedad de pérdida de salud que alcanza y destruye cualquier vestigio de felicidad y valía personal?

Con todo derecho, la mente inquisitiva pregunta: ¿Acaso, entonces, la meta final del curso de la vida es descender de las alturas de la alegría y de la gran vitalidad del recién nacido a las lamentables profundidades de las almas enfermas, frustradas e infelices que vemos en el tiempo de cosecha de la vida, este estar a merced de los caprichos de una sociedad sin compasión y depender de ella?

No hay duda de que la necesidad interior más urgente del hombre es, sobre todas las cosas, ser feliz, querido, aceptado como persona y, por supuesto, estar sano. Pero, cuando llegamos a viejos, rara vez tenemos el privilegio de experimentar esa clase de sustento emocional y espiritual, incluso aunque es tan primordial para la vida como el alimento físico. De hecho, es imposible asimilar por completo los nutrientes cuando estamos emocional y espiritualmente vacíos.

LAS NUEVE ETAPAS DE LA VIDA

Hace años, comenzamos a investigar el proceso de envejecimiento. Al encontrarlo bastante interesante, comenzamos a distinguir nueve etapas bien diferenciadas en el curso de una vida media. Observamos que entre estas etapas había tanto similitudes como diferencias fácilmente distinguibles. Por ejemplo, ciertas tensiones son más o menos peculiares de los adolescentes, como hemos podido comprobar en la Unidad 82 y, aún así, estas mismas tensiones causan menos problemas en las otras etapas.

Hay algunas enfermedades que son características de la infancia y que rara vez, si es que alguna, aparecen en los últimos años de la vida. Constantemente observamos cómo, en el transcurso de la vida, los errores cometidos en el estilo de vida y en la nutrición parecen tener un efecto a largo alcance y acumulativo sobre la salud. La multitud de ultrajes fisiológicos de distinta clase corroen la salud e impiden que se desarrollen los potenciales con los que nace la  persona.

Es interesante hacer notar que en cada una de las nueve etapas encontramos muchas de las mismas tensiones, las mismas enfermedades, errores similares y, por supuesto, resultados similares.

La elección de las nueve etapas ha sido arbitraria, pero probablemente nuestros estudiantes podrán ver la lógica de la división.

Periodo de la infancia.

Años de adolescencia.

Adultez emergente.

Los años de paternidad.

La mediana edad.

La cincuentena.

Principio de la jubilación y vejez.

Los años tras la jubilación.

Los años en que nos deben volver a cuidar.

Puesto que creemos que es importante comprender a los mayores, presentamos un breve resumen de la transición entre la etapa uno y la etapa nueve. Incluimos algunas observaciones generales para que sea más fácil la comprensión; indicamos las clases de enfermedad características de cada etapa; los factores determinantes de cada clase de enfermedad y, por último, los errores más comunes que cometen las personas cuando pasan por cada una de las nueve etapas.

Es importante destacar que la gente joven es biológicamente muy similar. Esto es así porque sus organismos no han sufrido— aún— los numerosos ultrajes fisiológicos experimentados cuando el estilo de vida sale a la luz. Los cambios siguen produciéndose, lenta e inexorablemente, debido al actual estilo de vida y de alimentación, hasta que se acaba la fuerza vital y, por último, se llega al punto fisiológico en el que no hay vuelta atrás. Esta es la razón de que las personas mayores sean tan diferentes desde el punto de vista biológico. Sus cuerpos representan la suma total, el efecto acumulativo y final de los múltiples errores.

Cada anciano es diferente a otro anciano porque lleva la huella de tensiones diferentes más o menos fuertes. También, porque, desde que nació, entró en el mundo con una constitución, un conjunto de órganos débiles y fuertes que eran estrictamente personales: su herencia privada del pasado. Las personas que tienen una fuerte herencia sobreviven a las tensiones de la vida mucho mejor que aquellos que han sido menos dotados. Al igual que los fuertes árboles que se doblan con el viento y crecen más fuertes, las personas con una constitución fuerte son capaces de sobrevivir relativamente bien ante las vicisitudes de la vida. Los débiles rara vez llegan a cumplir muchos años.

Sin embargo, el propósito del practicante higienista es enseñar tanto al débil como al fuerte a sacarle lo máximo a la vida, demostrarles que la vida es un sueño que se puede hacer realidad y que esto se puede conseguir por completo cuando conocemos y seguimos los principios que estás aprendiendo en este curso, los principios de la Ciencia de la Vida.

El estudiante observará en este rápido repaso que haremos por las nueve etapas que, por desgracia, no hemos podido incluir todas las influencias y/o condiciones que, de forma concebible, pueden surgir. Nuestro objetivo es proporcionar un amplio índice, para que, así, los estudiantes conozcan el desarrollo de la degeneración biológica que se produce debido a los múltiples errores fisiológicos; errores que conducen al envejecimiento tan común entre las personas. El higienista, claro está, tiene suficientes datos para demostrar, tanto desde el punto de vista de la epidemiología como de la Historia, que tal envejecimiento es contrario a la ley orgánica. Por eso, al saber cómo progresa la toxemia dentro del cuerpo, el practicante higienista debería, en el curso normal de los acontecimientos, ser el más capacitado para ayudar a estos clientes ancianos a conseguir un mayor nivel de salud del que actualmente tienen.

Conforme progresemos a través de las nueve etapas, desde el nacimiento hasta la muerte, lo que en realidad observaremos serán los distintos recorridos de los relojes cronológicos y biológicos. Deberíamos tener presente que lo más probable es que los humanos estén creados para vivir una media de 150 años. Comprobaremos cómo el reloj biológico adelanta al reloj cronológico y el por qué.

Primera etapa: el periodo de la infancia (0-10).

En esta primera etapa cubrimos el periodo de vida comprendido desde el nacimiento hasta los diez años. Normalmente, este es el periodo de la infancia, un periodo en la vida en el que la persona depende más o menos por completo de los padres o de otras personas para que cubran sus necesidades vitales:

Cuidado tanto en la enfermedad como en la salud.

Alojamiento.

Aseo.

Ropa.

Educación.

Alimento.

Entorno: social, emocional, físico y espiritual.

Otros.

En la Unidad 80 nos centramos en el abuso infantil y señalamos que hay muchas formas de abusar de los niños pequeños. Lo más probable es que ese abuso haya existido a través de toda la historia de la humanidad, pero, no obstante, sigue siendo un problema preocupante que, en nuestra opinión, debe atribuirse con todo derecho a trastornos internos que dañan las estructuras nerviosas del cuerpo y que, la mayoría de las veces, conllevan un comportamiento errático.

Deberíamos recordar que a veces es difícil detectar las distintas clases de abuso y, que según nos han dicho, aún es más difícil denunciarlo, puesto que el niño, bien por miedo o por amor hacia esos padres que abusan de él, puede negarse a testificar o porque debido a sus pocos años no pueda hacerlo.

En los últimos años han surgido otros muchos problemas que se suelen asociar con los hogares unifamiliares (un solo progenitor). En la actualidad, se les están prestando alguna atención, pero, aún, no se han resuelto por lo que se refiere a los posibles efectos psicológicos y de otra clase que puedan tener sobre el niño en edad de crecimiento.

En la Unidad 80, observamos que la unidad familiar, como tradicionalmente se constituía, está sufriendo cambios. Sin embargo, debemos reconocer, en especial cuando vemos los problemas de las personas mayores, que los resultados a largo plazo de estos cambios, cualesquiera que resulten ser y como quiera que hayan surgido, aún tienen que ser evaluados. Los datos que ya tenemos parecen indicar que los efectos pueden ser de largo alcance y negativos. Muchos clientes de avanzada edad están muy angustiados por el hecho de que los padres abandonan a los niños y también por el hecho de que ellos mismos parecen haberse convertido casi en no personas a los ojos de sus hijos.

Clases de enfermedades que más se suelen padecer en la etapa uno:

Agudas: varicela, sarampión, fiebres eruptivas de todas clases, poliomielitis (parálisis infantil) y enfermedades similares que se limitan por sí mismas.

Alergias: erupciones, picazones, distintos trastornos catarrales nasales y pulmonares, que pueden o no mostrar periodicidad, y que aparecen y desaparecen a intervalos.

Otros: resfriados frecuentes, amigdalitis, inflamaciones de los ganglios, lombrices e infecciones por hongos. (Recuerda: las lombrices encuentran un buen hogar en las víctimas de los catarros). La leucemia es el asesino nº1 de niños pequeños. Trastornos digestivos, entre los que se incluyen diarrea o estreñimiento, cólico infantil e irritabilidad.

El estado de salud que se observa en los niños se determina por:

Diátesis heredada: el legado del niño de generaciones de ancestros que le han precedido durante cientos de miles de años. Incluye la salud de los padres en el momento de la concepción.

La salud y cuidado de la madre durante el periodo prenatal.

El cuidado y alimentación del niño tras el nacimiento, incluyendo, entre otras cosas, lo siguiente:

El entorno y las experiencias emocionales.

El cuidado físico y la alimentación, así como la protección contra la violencia.

Clase, cantidad y frecuencia de la alimentación.

Los errores más comunes que se cometen en el cuidado de los niños:

Sobrealimentación: dar mucha comida y/o con demasiada frecuencia.

Mala nutrición: incapacidad para amamantar al niño. Alimentos de mala calidad o demasiado poco alimento.

Coger demasiado al niño, o demasiado poco.

No satisfacer las necesidades fisiológicas y emocionales. El síndrome de la «casa vacía» que padecen aquellos niños cuyos padres trabajan: niños de madres trabajadoras.

Demasiado poco ejercicio.

Etapa segunda: Los años de la adolescencia (10 a 20)

En la Unidad 82 hablamos sobre los adolescentes y la vida higiénica y dijimos que este periodo de vida es un periodo de transición entre la infancia y la adultez. Comienza con una dependencia más o menos total de los demás y acaba en un estado de independencia emergente.

Queremos llamar tu atención sobre los cambios corporales y de salud que, de forma gradual, aparecen durante este periodo de transición. Estos cambios ilustran, en muchos casos, el comienzo de los trastornos que importunan a las personas mayores, aunque mucho más acentuados. En estos primeros años podemos presenciar la fase alfa: las primeras fases de la evolución biológica que, al final, acaba produciendo en la gente mayor la fase omega de la vida, en la que las enfermedades catastróficas comienzan a causar un número cada vez mayor de víctimas. Cuando la base es defectuosa, la estructura se vendrá abajo con el tiempo.

Clases de enfermedades que más se suelen padecer en la etapa segunda:

Agudas: Las enfermedades agudas de la infancia aparecen con menos frecuencia, aunque surgen otras clases de trastornos: sinusitis, fiebre del heno, bronquitis y otras clases de problemas catarrales: resfriados frecuentes, gripe, etc.

Trastornos digestivos, entre los que se incluyen diarrea, estreñimiento, colitis, apendicitis y úlceras. (Advierte cómo aumenta la seriedad de las afecciones.)

Nuevos trastornos que suelen aparecer: trastornos reumáticos, entre los que se incluyen neuritis e inflamación de las articulaciones. (Los llamados dolores de crecimiento. En realidad, el crecimiento no produce dolor. Estos dolores se deben al incremento de la toxemia.)

Deterioro de la vista.

Acné, furúnculos, espinillas, eccema y erupciones dérmicas similares.

En las mujeres, trastornos menstruales: periodos irregulares, dolorosos, flujos vaginales, edema, depresión antes y durante el periodo: el síndrome premenstrual.

El estado de salud que se observa en la segunda etapa se determina por:

Todos los citados en la etapa primera, más:

2.   El número, clase y frecuencia de los ultrajes fisiológicos que se padezcan durante esta etapa del ciclo de la vida: ultrajes emocionales, ultrajes venenosos (tanto exógenos como endógenos), deficiencias (bien en el estilo de vida o en la alimentación) y excesos (bien en el estilo de vida o en la alimentación), o una combinación de ambos.

Los errores más comunes que suelen cometer en la etapa segunda son:

Sobrealimentación: el síndrome de «come todo lo que puedas».

Mala nutrición.

No aceptar las responsabilidades de los propios actos, en especial, entre los varones.

Traumas emocionales:  entorno familiar, escolar y social desfavorable; demasiada presión por parte de una figura autoritaria, normalmente, los padres.

Demasiada poca disciplina en todas los aspectos de la vida, pero, sobre todo, en el hogar y en la escuela. Crea la idea falsa de «Puedo hacer lo que quiera y no me pasará nada».

Rechazo por parte del grupo de iguales o, lo contrario, dominación.

No satisfacer las necesidades fisiológicas, biológicas y/o emocionales básicas del cuerpo inmaduro, pero en crecimiento.

Etapa tercera: la adultez emergente (20-30)

Durante estos años el reloj cronológico sigue en marcha. El adolescente emerge y se convierte en adulto. Al comienzo de este periodo, existen varios grados de dependencia de los padres, pero, cuando esta etapa concluya, la mayoría de las personas habrán asumido toda la responsabilidad del cuidado y bienestar personal.

Más o menos a mitad de camino, es decir, sobre los 24 o 25 años, cesa el crecimiento, y ahora el cuerpo comienza a concentrarse lo mejor que puede en el mantenimiento de la salud, en curar y reparar las células heridas y, desde este momento, tendrá que estar librando una guerra constante contra la enfermedad y la muerte.

Es durante esta etapa cuando se elige a la pareja y se crean nuevas unidades familiares. En los últimos años, existe la tendencia entre la gente joven de posponer los matrimonios, por una razón u otra, evitando la responsabilidad de una familia. En vez de eso optan por vivir en pareja, bien del mismo sexo o, lo que es más frecuente, del sexo contrario. Sin embargo, y casi sin excepción, el futuro se siente como algo atrayente que está lleno de retos, de grandes esperanzas y se piensa que triunfaremos en todos los aspectos de la vida.

Aquellos entre 20 y 30 años, etapa tercera, muestran diferencias considerables en la madurez emocional, sin duda debido al estado actual de salud y a los diferentes antecedentes culturales. La huella que los años deja sobre sus vidas influye mucho sobre la forma en la que manejan su vida actual.

Los objetivos educativos se suelen conseguir en algún momento de este periodo de tiempo y aparecen una gran divergencia de metas y aspiraciones en la vida. Que estas se consigan o no durante los, normalmente, años productivos de la veintena tendrá una gran influencia tras los años que siguen a la jubilación, como muy pronto veremos. De hecho, influirá en la actitud que el anciano tome ante la vida y el vivir. También puede determinar su estado de salud. Sin embargo, por ahora, la actitud en general de este grupo de edad se podría expresar mejor con la letra de una famosa canción: «Dame Hoy un beso de Adiós. Señálame el camino hacia el Mañana» Para la persona que tiene 25 años, el futuro está ahí para ser conquistado y no tiene duda alguna de que ella lo conquistará. El mantenimiento de la salud sólo es un asunto importante para aquellos que no la tienen.

Clases de enfermedades que más se suelen padecer en la etapa tres: (Nota: observa el continuo desgaste que se hace de la fuerza vital, que se va reduciendo debido a las adaptaciones que se producen en el interior del cuerpo para conservar la vida.)

Enfermedades agudas: las enfermedades infantiles no existen en su mayoría. Son frecuentes los resfriados y otros trastornos respiratorios. Afecciones asmáticas, problemas con los bronquios y otros similares suelen agravarse.

Suelen desaparecer las alergias de la adolescencia y se dice que el joven adulto se ha deshecho de ellas. La verdad es que ha desarrollado un mayor nivel de tolerancia de toxinas, con la consecuente y equivalente disminución del estado de salud.

Algunos trastornos dérmicos comienzan a adquirir cierta cronicidad, por ejemplo, eccema crónico o psoriasis.

Otros trastornos comunes que se suelen padecer con frecuencia:

arteriosclerosis, esclerosis múltiple, etc.

Los síntomas reumáticos o artríticos comienzan a aparecer. Si ya existían, aumenta su intensidad.

Trastornos e irregularidades cardiacas. (Nota: Estos problemas parece que cada vez aparecen con más y más frecuencia también en la etapa segunda, en especial en los últimos quince años.)

Molestias digestivas, en especial, úlceras, diarrea y estreñimiento de colon.

Disfunciones renales. Suele ser frecuente la micción nocturna.

En las mujeres, el periodo menstrual sigue dando problemas y suele aumentar su duración.

Alumbramiento doloroso.

El estado de salud observado en la etapa tercera se determina por:

Cuidado y alimentación durante el periodo prenatal y durante todos los años comprendidos desde el nacimiento hasta el presente.

Fuerza o debilidad heredada.

Frecuencia, número y clase de ultrajes fisiológicos a los que se ha sometido tanto al cuerpo como a la mente durante el curso de la vida.

Los errores más comunes que se cometen en esta etapa son:

Sobrealimentación.

Mala nutrición.

Abuso de falsos estimulantes: toda clase de condimentos, alcohol, nicotina, fármacos para disfrazar los síntomas, fármacos con recetas, drogas consideradas sociales, duras o blandas, hierbas, vitaminas sintéticas o los llamados suplementos.

Las tensiones emocionales que se producen al intentar ganarse la vida o mantener a una familia en una escena social y financiera muy competitiva.

Las tensiones ocasionadas por las presiones económicas como, por ejemplo, durante una depresión. La tensión que supone no ser menos que el vecino, intentando darle lo mejor a los hijos; la competencia por una pareja adecuada; el ruido y las prisas de la vida moderna, en especial, en las grandes ciudades.

Abusos en todos los aspectos de la vida: agotamiento sexual.

No satisfacer las necesidades fisiológicas y biológicas básicas, en especial, dos de esas necesidades: ejercicio y descanso suficiente.

Etapa cuarta: los años de la paternidad (30-40)

En el curso normal de los acontecimientos, aquellos que han llegado hasta esta cuarta etapa de la vida han aceptado por completo su papel como adultos y, como tales, satisfacen ellos mismos sus necesidades: físicas, emocionales, económicas y espirituales.

Normalmente, las familias ya se han establecido, han nacido los niños y los padres son los que ahora prestan la atención descrita en la etapa primera. En esta etapa, el hogar de la infancia ya no es importante, excepto por el efecto que haya podido tener sobre el individuo en todas las fases de su vida hasta este momento.

La mayor parte de la educación formal ha terminado y el individuo lucha por establecerse en los negocios y en la sociedad de la que ahora forma parte, aunque por un tiempo limitado. Se siguen haciendo esfuerzos para ganar la aprobación del grupo de iguales, aunque la presión que este ejerce no es tan importante como en años anteriores. En esta etapa que incluye a aquellos entre 30 y 40 años, tanto hombres como mujeres tienden a participar activamente en la vida social de la comunidad, uniéndose a distintas asociaciones cívicas y humanitarias, tanto profesionales como laborales, y también participan social y activamente en toda clase de organizaciones y actividades. Muchos acometen iniciativas religiosas, mientras que muchos otros desempeñan un papel más pasivo en este aspecto. La principal preocupación de los miembros de este grupo es el bienestar de los distintos miembros de la unidad familiar pero, en especial, de los niños que ellos han traído al mundo. La preocupación por las necesidades, económicas y de otra clase, de sus padres o de otras generaciones que aún viven, es decir, abuelos o bisabuelos es muy limitada. En el Estados Unidos moderno estos se han convertido casi en no personas. Sin embargo, esto no ocurre en otras muchas culturas.

Durante esta etapa, el futuro parece bastante seguro. Empiezan a surgir los estereotipos, en especial, en el mundo financiero cuando los individuos encuentran su sitio. Se podría llamar a este periodo el periodo de estrategia individual, donde el término individual se aplica tanto al individuo, hombre o mujer, como a la familia como unidad.

La proliferación de esta clase de actividad suele ser especialmente importante entre aquellos con una capacidad mental por encima de la media y está limitada por el estado físico del individuo y por las oportunidades educativas y logros anteriores.

Algunas veces las tensiones que surgen por esta razón se convierten en un factor importante en el menoscabo de la salud, tan frecuente y tan dramático durante esta etapa. Los miembros de este grupo son a veces como boxeadores arrinconados por los tiempos y se les exige que desarrollen estrategias para competir y enfrentarse con toda clase de situaciones; y, muy importante, ahora deben hacerlo por sí mismos. El ser consciente de este hecho suele adquirir una gran importancia y suele tener un profundo efecto sobre el sistema nervioso, normalmente, en sentido adverso.

La cada vez mayor participación de las mujeres en el mundo financiero las somete a múltiples tensiones que no experimentaban en años anteriores, cuando esta participación no era tan frecuente. Además, deben ocuparse no sólo del cuidado y crianza de los niños, sino también del hogar. Es representativo que pocas mujeres contribuyen a este último aspecto, aunque parezca que la mayoría sí lo hace. No obstante, a las mujeres se les exige que asuman un papel multidisciplinar: dar a luz a los niños, asegurarse de que estos satisfacen sus necesidades emocionales, físicas, espirituales y educacionales; cuidar del hogar físico en el que vive la familia, ayudar a las necesidades económicas de la unidad familiar y, por último, participar más o menos activamente en actividades de la comunidad, como Asociaciones de Padres, etc. El factor estresante puede ser enorme cuando el papel maternal tradicional se amplía de esta forma y no es descabellado pensar que se produzca una sutil erosión de la fuerza vital en esas condiciones, erosión que, sin duda alguna, tendrá un efecto sobre los últimos años de estas mujeres.

Las clases de enfermedades que más se suelen padecer en esta etapa son:

Enfermedades agudas: resfriados, gripes u otra clase de trastornos respiratorios que varían de intensidad según el historial previo.

Enfermedades crónicas, que en esta etapa se hacen cada vez más evidentes y que, cuando se presentan, pueden tener un gran impacto tanto sobre la unidad familiar como sobre el individuo. Como siempre, los estados del presente son el fruto del pasado. Las enfermedades comunes que más aparecen en esta etapa son:

Enfermedades cardiacas de una u otra clase.

Trastornos hepáticos de distinta intensidad.

Prostatitis crónica.

Úlceras (un 10% padece úlcera estomacal o duodenal).

Tumores benignos.

Diabetes.

Enfermedades de los huesos y articulaciones.

Una variedad de las enfermedades que acaban en –itis: cistitis, metritis, sinusitis, neuritis, colitis, etc.

Trastornos digestivos de distinta clase, entre los que se incluyen, pero no se limitan a: acidez, estreñimiento, diarrea, gases, anorexia, etc.

Venas varicosas

Arteriosclerosis, mala circulación. Una queja habitual suele ser el enfriamiento de las extremidades.

La mayoría lleva gafas.

Irritabilidad, nerviosismo extremo, etc.

Los desarreglos femeninos empeoran; el periodo menstrual llega a durar entre siete y diez días, lo que indica una gran toxicidad y lo que hace que mucha opten por una histerectomía.

Enfermedades que se suelen asociar con los órganos sexuales femeninos.

El estado de salud se determina por:

Estamos seguros de que nuestros estudiantes comienzan a ver dónde nos conduce el paso del reloj biológico, esto, por supuesto, con los hábitos de vida y de alimentación considerados normales.

Todos los factores que hemos indicado hasta ahora que se puedan aplicar a cualquier individuo.

Cualquier enfermedad o enfermedades que hayan aparecido habrán sido determinadas por la diátesis personal del individuo, así como por el número, clase y frecuencia de los ultrajes fisiológicos —los múltiples estresantes— a los que el individuo se ha sometido a sí mismo o a los que ha sido sometido, bien consciente o inconscientemente. Los estresantes pueden ser mentales o físicos, de origen interno o externo,  múltiples o único.

Los errores más comunes que se cometen en esta etapa son:

Sobrealimentación.

Inmoderación en todos los aspectos de la vida.

No conseguir una cuota plena de los requisitos de la vida.

No satisfacer las necesidades básicas del individuo tanto fisiológicas, biológicas como espirituales o desobedecer todas o cualquiera de las leyes fundamentales de la vida. La enervación, debida a la toxemia, de uno o ambos miembros de la pareja suele acabar en ruptura matrimonial.

Falsos estimulantes: uso continuado de condimentos, alcohol, nicotina, drogas o fármacos como los citados anteriormente; una vida sexual errónea; picar, beber refrescos artificiales y otros alimentos procesados; en general, mala nutrición.

Demasiado estrés en una o más áreas del estilo de vida.

Un impulso irresistible de triunfar en la carrera o profesión, o en algunas otras áreas de la vida, a pesar de los datos estadísticos contrarios que indican un posible fracaso.

Etapa quinta: la mediana edad (40-50)

En esta categoría incluimos a aquellas personas entre 40 y 50 años, el periodo de adultez madura. Nos solemos referir a las personas que están en esta etapa como de mediana edad.

Es en esta etapa en la que el individuo, tanto mujer como hombre, empiezan a cuestionarse qué lugar ocupa en el esquema de la vida. Muchos se angustian de forma extrema y desarrollan un sentido de frustración e inferioridad. A muchos les parece que los problemas o retos a los que tienen que enfrentarse son cada vez más difíciles de solucionar o satisfacer.

Es en este periodo intermedio de la vida donde, quizá por primera vez, una sensación de fracaso produce un estado mental en el que la posibilidad de derrota se asienta en el subconsciente. A menudo la gente con esta edad comienza a sentirse encasillada y, a veces, incluso desesperada. Muchos comienzan a esforzarse cada vez menos por enfrentarse con las preocupaciones rutinarias. La ansiedad, preocupación y miedo sobre el futuro reemplaza a los planes y a la actividad.

Cuando los hijos dejan el hogar para seguir su propio camino en la vida, se producen muchos altibajos emocionales destructivos para la salud.

Algunas veces, la ansiedad toma otra línea de defensa, la llamada actitud de las tres p:

Obsesión por la perfección.

Puesto que la perfección es improbable o imposible, el individuo tiende a postergar

Por último, la persona trastornada simplemente opta por la parálisis —no actividad—, y a menudo se encierra en hábitos destructores de la vida. Esto ocurre en especial con los hombres del mundo de los negocios, pero no hay duda de que la misma sinopsis aparecerá en las mujeres que intentar afrontar un doble papel.

Los más inteligentes de este grupo, lo que hasta ahora se han enfrentado con la vida, suelen comenzar a delegar responsabilidad en los empleados más jóvenes, en especial, en aquellas áreas que exigen tanto un esfuerzo físico como mental. Algunos comienzan una nueva dimensión de vida desarrollando con éxito una amplia variedad de habilidades de dirección, en especial aquellas relacionadas con la toma de decisiones y con los planes a largo plazo.

Es interesante advertir cómo, debido a la acumulación de carga toxémica en aquellos cuerpos tensos, la actividad física comienza a disminuir en la mediana edad; se tiende a llevar una vida más sedentaria, debido a que cada vez padecen más trastornos musculares, rigidez de los músculos y articulaciones. El número de los que integran esta etapa comienza a disminuir de forma drástica debido a las muertes, causadas principalmente, en la población masculina, por los ataques cardiacos y, entre las mujeres, por enfermedades relacionadas con la maternidad: tumores de útero, disfunción renal, tumores de mama. Muchas mujeres se convierten en víctimas de técnicas quirúrgicas tales como la histerectomía y mastectomía, así como de distintas enfermedades iatrogénicas. El reloj biológico marcha muy rápidamente durante este periodo.

Este es el periodo durante el que tanto hombres como mujeres se dan realmente cuenta de que están envejeciendo. Sienten que han hecho todo lo que se les podía exigir y olvidan que ya somos viejos cuando dejamos de producir.

Todas las enfermedades crónicas que antes causaban molestias ahora lo hacen aún más. De hecho, muchas se convierten en mortales. La gran mayoría desarrolla lo que la Dra. Virginia Vetrano denomina el síndrome de «ir corriendo al médico». También muchos se hacen adictos a los estimulantes. Estos años han sido correctamente denominados los «años críticos».

Las clases de enfermedades que más se suelen padecer en esta fase son:

Resfriados; los trastornos bronquiales y respiratorios tienden a aparecer con más frecuencia y duran más debido a la disminución de la fuerza vital. Ahora aparecen más enfisemas que en los años anteriores.

Arteriosclerosis y aterosclerosis con los síntomas correspondientes: manos y pies fríos, escalofríos repentinos y otros síntomas que indican obstrucción de los canales circulatorios.

Cirrosis del hígado.

Trastornos cardiacos de todas clases. Muchas muertes.

Enfisema.

Artritis reumatoide. Antes, esta enfermedad se consideraba la enfermedad de los ancianos. Ahora es común en este grupo e incluso en personas mucho más jóvenes.

Por ejemplo, al menos 60.000 niños estadounidenses padecen variedades juveniles, según el Doctor en Medicina, John Baum, director de la Clínica Pediátrica de Artritis en el Strong Memorial Hospital, Rochester, Nueva York. Por supuesto, la comunidad médica sabe que no existe otra cura que no sea la paliación del dolor y no pueden entender por qué los niños se recuperan tan a menudo de la artritis cuando esto rara vez ocurre en los adultos.

Sin embargo, los Científicos de la Vida saben que cuando se elimina la causa, la sabiduría del cuerpo se activa y tiende hacia la perfección cuando se satisfacen por completo las necesidades orgánicas.

Tumores malignos y benignos, en especial, entre las mujeres. Sin embargo, la comunidad médica no reconoce que estos tumores representan el último eslabón de la cadena de errores cometidos tanto en el estilo de vida como de alimentación.

Trastornos menstruales con un aumento del flujo.

Cáncer de colón, en especial entre los varones.

Colitis ulcerosa.

Obesidad.

Alcoholismo o adicción a cualquier otra droga, en especial a las drogas que alteran el estado de ánimo.

Falta de vitalidad: el síndrome de «caer en el sofá tras el trabajo».

Dolores de cabeza frecuentes, en especial entre las mujeres, aunque también se da entre los varones. Se debe, claro está, a la sobrecarga tóxica.

El estado de salud se determina por:

No corregir los errores en la dieta y en el estilo de vida.

La clase de consejo que se busca y obtiene, si es bueno o no.

La diátesis heredada.

El número, naturaleza, cantidad y frecuencia de la toma de fármacos.

Comienza a disminuir el número de los que componen este grupo de mediana edad puesto que las indiscreciones de toda una vida comienzan a reclamar su peaje. El reloj biológico comienza a acelerarse.

Los errores más comunes:

Aunque parezca raro, la mayoría de los errores anteriores se siguen cometiendo debido en gran parte a lo difícil que es cambiar los hábitos establecidos durante mucho tiempo. Esto ocurre sobre todo cuando el sujeto o sujetos con los que se ha consultado sobre asuntos relacionados con la salud no han recibido ninguna enseñanza sobre los principios higiénicos.

Por causa de los errores descritos arriba en el nº1, las personas de mediana edad tienden a depender más tanto de los fármacos con receta como de los que no la necesitan; además de la cocaína, alcohol, nicotina, etc. Muchas juegan consigo mismos a la Ruleta Rusa utilizando combinaciones de varios fármacos al mismo tiempo.

Sobrealimentación.

Mayor dependencia del azúcar, té, café, sal, pimienta, etc.

No buscar un alivio adecuado para las tensiones, muchas de las cuales aumentan en número e intensidad y parecen actuar sobre varios aspectos de la vida: en el hogar, en el trabajo y en los contactos sociales. A menudo esto se debe a que la gente joven está luchando por ocupar su propio sitio en la vida e intentan desplazar a los más viejos.

No reconocer ni adaptarse de forma adecuada a la sutil erosión de la fuerza vital que ahora es más intensa.

Reticencia a admitir que los días de cuidar de los hijos han quedado lejos y a buscar otros intereses en nuevas direcciones.

Etapa seis: la cincuentena (50-60)

Comprende al grupo entre 50 y 60 años. El reloj biológico ha adelantado al reloj cronológico. Puesto que el itinerario de la vida no se sabía antes de comenzar el viaje, y rara vez se sabe, descubrimos que todos los síntomas anteriores de inquietud sobre el futuro y todos los estados enfermizos suelen continuar y, de hecho, se hacen más intensos.

Hay un viejo dicho a este efecto que dice «no puedes poder una cabeza vieja sobre los hombros de un hombre joven» Esto es cierto y, quizá, por suerte es así, pero si el practicante higienista desea tener éxito con sus pacientes tendrá que enfrentarse con la realidad del proceso de envejecimiento. Esto es así porque la mayoría de sus clientes serán los miembros más viejos de la sociedad. Debería familiarizarse con las generalidades indicadas como características de cada grupo de edad, con la naturaleza de las inquietudes y esperanzas de futuro, con los errores comunes que se cometen en los hábitos de vida y de alimentación y, por supuesto, con la clase de trastornos más característicos de cada grupo. Solo haciendo esto puede tener la esperanza de desarrollar la clase de empatía necesaria para dar un consejo efectivo.

Mujeres

Las mujeres de este grupo de edad se enfrentan con las tensiones habituales que, de forma errónea según nuestra opinión, se asocian con el proceso de envejecimiento, es decir, con el «cambio de vida».

El Premio Nobel y Doctor en Medicina, Alexis Carrel, declaraba en su libro Man, the Unknown [El hombre, lo desconocido] que la herencia establece una diferencia fundamental entre hombres y mujeres, pero que se acaba bruscamente cuando las mujeres llegan a la cincuentena.

Por supuesto, los higienistas afirman que la toxemia, y sólo la toxemia, es la única responsable de los muchos malestares que la mayoría de las mujeres padece durante este periodo de vida, malestares tanto físicos como mentales.

Los sofocos que a veces parecen consumir a la mujer; el flujo menstrual que a veces dura desde diez días a dos semanas, a menudo menstruando tan copiosamente que hay que llevar a la mujer a la cama; flujo que aparece de forma irregular, algunas veces tras un corto periodo de más o menos una semana: este flujo sanguíneo anómalo agota las reservas de energía del cuerpo y agrava todas las afecciones físicas que ya existen.

A veces no podemos menos que asombrarnos de que las mujeres de este grupo de edad sobrevivan tan bien como lo hacen, aunque, está claro, que muchas no lo hacen. Las histerectomías son habituales. Las preocupaciones de las mujeres son un terreno abonado para los cirujanos hambrientos de dinero. En 1975, se realizaron en Estados Unidos unas 800.000 histerectomías. En los últimos años, ha llegado a nuestros oídos que esta clase de operaciones se realizan sobre crédulas mujeres como método preventivo contra el cáncer de útero o de otra clase. Esta carnicería injustificada es similar a la tendencia actual de extirpar los pechos de la mujer, incluso en las jóvenes, como prevención contra la posibilidad de padecer un cáncer de mama.

El practicante higienista puede proporcionar mucho consuelo a las mujeres mayores comprendidas dentro de este grupo. Los malestares físicos les provocan ansiedades mentales sobre su valor como mujeres. Muchas piensan que los hombres ya nunca las considerarán atractivas. Necesitan que les reafirmen su capacidad para desempeñar un papel constructivo en el esquema de una vida bien programada. También necesitan que se les asegure que sus malestares físicos se pueden aliviar si siguen las enseñanzas de la Higiene Natural. Como veremos cuando lleguemos a los casos prácticos, las recompensas que recibe el higienista pueden ser muy satisfactorias.

Cuando los hombres llegan a esta etapa, empiezan a pensar con ilusión en la jubilación. Cuando me jubile, iré a pescar; haré ese viaje, pintaré ese cuadro, uno digno de los grandes maestros. Pasan muchas horas imaginándose esos momentos mágicos. Su actividad física suele disminuir. Esto también ocurre con las mujeres. Ambos sexos prefieren ver cómo se juega que participar en el juego.

Muchos hombres comenzarán a buscar grupos a los que unirse: asociaciones humanitarias, grupos de apoyo patrocinados por la iglesia, etc. Tanto hombres como mujeres tienden a buscar «causas», tanto como la gente joven. Esto suele ser debido a que sus hijos cada vez están más involucrados con sus propias familias y cada vez tienen menos tiempo y ganas de estar con sus padres. Se ven obligados a aceptar la realidad de que han acabo sus días de ocuparse de sus hijos. Para muchos, se trata de un tiempo difícil, en especial para esos hombres y mujeres que han dedicado gran parte de su vida a sus hijos y que han olvidado realizarse a sí mismos cuando viajaban por la vida. Algunas veces, todo lo que se le pide al practicante higienista para mejorar la salud mental de sus clientes es sugerir caminos y métodos, ofrecer una lista de posibilidades en las que el cliente pueda seguir siendo útil para la comunidad en general.

Le sugerimos al practicante honesto que se ponga en contacto con la cámara de comercio de su localidad para obtener una lista de asociaciones que trabajen en esa comunidad en particular. Averigua si la ciudad o pueblo tiene un centro de recreo. Entrevista al personal y averigua que se ofrece. Pídeles que te pongan en su lista de correo. Contacta con las iglesias locales para ver qué grupos de coloquios se suelen reunir. Por ejemplo, una iglesia local de Tucson (Estados Unidos) ofrece todo tipo de actividades: desde pintura a aerobic. Además, la Asociación de Alcohólicos Anónimos se reúnen allí, al igual que los Obesos Anónimos. Un sujeto bien versado en la Higiene Natural puede proporcionar a menudo una valiosa contribución a esta clase de reuniones de grupo.

En este punto, deberíamos hacer notar que tanto los hombres como mujeres de este grupo suele apercibirse de que la vida humana útil tiene un límite que puede anticiparse en cierta medida. Para la mayoría de las personas esto es como un rayo caído del cielo. La gente joven rara vez piensa sobre el final de la vida porque ellos están profundamente involucrados en la vida. Sin embargo, y a pesar de aceptar el hecho de que sus días están contados, no impide que las personas mayores quieran sobrevivir a todos los de su grupo.

Esta es la razón de que este grupo de edad sea especialmente susceptible a los falsos remedios que aconsejan los charlatanes alópatas y otra clase de curanderos —utilizando esta palabra en el sentido que se le da en la actualidad y no el que tenía en su origen como referencia a un doctor médico que saturaba a sus pacientes con remedios mercuriales—.

El consumo de tranquilizantes se convierte casi en una forma de vida, en especial, entre las mujeres, aunque más de la mitad de los hombres también se hacen adictos a los fármacos que alteran el estado de ánimo. Muchos comienzan a buscar estrategias para creerse ellos mismos que pertenecen a un grupo más joven, como por ejemplo, haciéndose operaciones de cirugía estética, tintarse el pelo, practicar el tenis u otros ejercicios físicos que normalmente se asocian con personas más jóvenes. No es que haya algo esencialmente malo con ninguno de estos objetivos, excepto que pueden impedir u ocultar métodos y prácticas más adecuadas para retrasar el envejecimiento. Las operaciones de bypass y de transplantes de órganos —cuya eficacia es puesta en duda por los higienistas— son cada vez más solicitadas por los hombres y mujeres enfermos que intentan inútilmente detener los relojes cronológicos y biológicos. Conocemos un caballero con esta edad que ya se ha hecho ¡cuatro operaciones de bypass! En este grupo de edad, muchos se ven reducidos a la servidumbre médica. Antes de llegar al practicante higienista muchos tendrán extirpados cada órgano sustituible y habrán estado envenenando sus cuerpos durante años. También, muchos esperarán recuperar la salud en unos cuantos de días o semanas a pesar de que cada una de las células de su cuerpo ha sido dañada por las indiscreciones y errores de toda una vida.

Las clases de enfermedad que más se suelen padecer son:

Pérdida de deseo sexual o interés anómalo en el mismo.

Cáncer de mama en las mujeres.

Cáncer de colon, en especial entre los varones.

Artritis reumatoide y, en mujeres, artritis menopáusica.

Cirrosis del hígado.

Cistitis y otra clase de trastornos renales.

Tuberculosis y otros trastornos respiratorios.

Cáncer de laringe.

Apoplejías.

Ataques cardiacos, angina de pecho.

Venas varicosas, hemorroides

Trastornos de la columna vertebral y algunas enfermedades óseas, en especial, osteoporosis o esponjamiento de los huesos.

Colitis ulcerosa.

Prostatitis crónica.

Pérdida de vitalidad.

Depresión y otros desordenes nerviosos que pueden ir desde un simple temblor a la enfermedad de Parkinson.

Alcoholismo.

Drogadicción. Muchos se convierten en víctimas de la polifarmacia: la prescripción y toma indiscriminada de fármacos. Este grupo de edad sólo representa el 10% de la población, pero consume un 25% de todas las prescripciones farmacéuticas, al igual que una gran cantidad de fármacos que no necesitan receta.

Confiamos en que nuestros estudiantes estén empezando a comprender cómo los errores del pasado pueden limitar la calidad de nuestro presente y futuro a menos que se tomen remedios adecuados (higiénicos) a tiempo.

El estado de salud se determina por:

Como siempre: los errores previos y continuados en la dieta y en el estilo de vida; los efectos acumulativos que ahora se ven en la rápida degeneración de todos los órganos y sistemas. En muchos miembros de este grupo de edad, el reloj biológico va a la carrera, aunque ellos no sean conscientes de este hecho. Como el Dr. Robert W. McCarter solía decir: «Sus partes internas están hechas un desbarajuste». Funcionan, pero escasamente.

El número y clase de operaciones a las que ha sido sometido el cuerpo; así como la adaptación y acomodación, tanto mental como física, que esto exige de todas las partes del organismo. En muchos casos se convierte en un asunto de «muerto a los 36, enterrado a los 60»

Los errores más comunes que se cometen en esta etapa son:

Todos los previamente descritos, en especial, la sobrealimentación. Esto ocurre a pesar de que tanto la actividad física como mental ha disminuido, a menudo debido en gran medida a una o más enfermedades.

Dependencia de las drogas o fármacos, en especial de los que alteran el estado de ánimo, así como del alcohol. Muchos de los ancianos que viven en campamentos de caravanas o en otras comunidades para mayores suelen ir regularmente de borrachera. Los artríticos suelen tomar fármacos alteradores del estado de ánimo para aliviar la depresión tan comúnmente asociada con esta dolorosa afección, al igual que fuertes bebidas alcohólicas que imparten un falso sentido de bienestar. El artrítico suele recurrir a uno o más fármacos como Butazolidina, Motrin, Indocin, Naprosyn y Nalfon, por nombrar algunos de los más recetados en esta época sin sentido de polifarmacia.

Extirpación quirúrgica de las partes débiles en un vano intento de remediar los errores pasados. Decimos vanos, porque la CAUSA permanece.

Poco o ningún esfuerzo para modificar el comportamiento y adaptarlo a uno más acorde con las necesidades fisiológicas y biológicas del organismo. Esta negligencia se debe en gran parte a una completa ignorancia de esas necesidades. ¿Quién hay en la actualidad, excepto el practicante higienista, que pueda enseñar a la sociedad la relación causa-efecto que existen en el cuidado del cuerpo?

Salirse cada vez más de la corriente principal de la vida, puesto que cada vez más la población de la tercera edad se muda a comunidades con su grupo de iguales. Ellos mismos se alejan de otros grupos de edad y, al hacerlo, se convierten en los miembros olvidados de la sociedad; tolerados, pero no queridos.

Sobrealimentación. A pesar de ser menos activos, física y mentalmente en la mayoría de los casos, continúan comiendo como siempre lo han hecho.

La preocupación sobre el futuro se convierte en una tensión añadida a todas las tensiones anteriores. La ansiedad sobre su salud se convierte en una de las principales preocupaciones.

7.Etapa séptima: El comienzo de la jubilación y la vejez (60-70)

En la mentalidad actual este grupo de edad incluye de forma arbitraria a aquellas personas entre 60 y 70 años. Estos son los años de la jubilación y el comienzo de lo que comúnmente se reconoce como la vejez; aunque para una persona muy joven cualquiera que haya cumplido los veinticinco es ¡viejo!

Muy pocos salen airosos de esta transición. Normalmente, los viajeros de la vida que más éxito tienen son los que poseen un alto nivel de salud. Sin embargo, y debido a las numerosas enfermedades, la mayoría comienza a conservar y salvaguardar sus constantemente reducidas reservas de energía. Andan más despacio, piensan más lentamente. Intentan hacer cualquier esfuerzo por retener la imagen de la importancia de UNO MISMO, recordando cómo eran antes en la vida; el prestigio, imaginario o real, que tenían e, incluso, la autoridad o antigüedad que podían tener en su puesto de trabajo y, también, cualquier poder, real o imaginario, que podían haber tenido en su familia, en el trabajo o en alguna otra actividad social. En otras palabras, intentan mantenerse en el pasado debido al vacío del presente.

Un porcentaje relativamente pequeño de la población se las arregla para sobrevivir lo suficiente y llegar a ser un miembro de este grupo de edad. Aunque a este respecto, la información es contradictoria, hemos visto cálculos que afirman que sólo el 10% de las personas que nacen llegan a los 65 años. Como hemos dicho, estos son los más duros. O bien tenían una constitución bastante buena, una que ha podido soportar los múltiples asaltos de toda una vida, o, aunque poseyendo menos fuerza, sabían lo bastante para cuidarse bien a sí mismos.

Sea cual sea el caso, los miembros de este grupo se dan totalmente cuenta de que ahora son viejos. Esto se debe principalmente a que muchas de las expectativas económicas y sociales que imaginaban en su juventud han sido destrozadas y, también, porque muchos de los apoyos ofrecidos por la sociedad en general a los grupos de edad más productivos son, en muchos casos, inexistentes. Los medios de comunicación siempre presentan la cara bonita de la vida y el constante aluvión de «lo que podría haber sido» se convierte en un insulto psicológico de grandes dimensiones para los ancianos. Nos tememos que, demasiado a menudo, la sociedad tristemente deniega las necesidades sociales y otras necesidades reales de este grupo de edad y no ofrece o no mantiene actividades que les puedan beneficiar. Sin embargo, debemos decir que existen excepciones. Tucson es una de esas excepciones. En general, esta ciudad está bien preparada para las personas mayores.

En el grupo de edad anterior, ambos sexos generalmente esperan con ilusión la jubilación. Esperan que el futuro sea tanto ameno como compensador. Esto suele ser así, siempre y cuando se den tres factores: que el individuo tenga un mayor nivel de salud que la media de los que actualmente llegan a los sesenta años; que su economía sea buena y, por último, que las dos partes de la pareja sobrevivan y ambos estén física y mentalmente bien y se mantengan activos.

Por desgracia, nos encontramos que poco después de la jubilación, demasiadas personas de este grupo descubren que padecen esta o aquella enfermedad y que la consiguiente disminución del vigor físico no les permite realizar sus esperanzas y sueños. La fuerza vital que poseen empieza a disminuir con más rapidez y, durante los últimos cinco años de esta etapa, las muertes alcanzan un devastador porcentaje, a menudo debido a una impresionante depresión ocasionada por la pérdida de los seres queridos, amigos y familiares, y a una serie de acontecimientos inesperados con los que tienen dificultad para enfrentarse.

Por supuesto, algunos salen de esta década relativamente ilesos, con una buena salud mental y física, aunque no es así para la mayoría. Esta sucumbe antes las presiones económicas, ante otras preocupaciones y ante las enfermedades físicas. Muchos pierden al compañero de su vida y son vencidos por la soledad y la desesperación. Los suicidios son más habituales, al ser los problemas de la vida demasiado grandes para enfrentarse con éxito a ellos.

Las clases de enfermedad que más se suelen padecer son

:

Muchas variedades de cánceres.

Muchas formas de artritis, pero en especial, la artritis reumatoide. La anquilosis (rigidez de las articulaciones) es común, en especial entre los más fuertes. En los más débiles, uno o varios órganos dejan de funcionar, provocando la muerte. Las articulaciones deformadas y dolorosas suelen restringir la participación en los acontecimientos sociales y conducirlos al aislamiento social.

Tuberculosis y trastornos bronquiales graves de todas clases.

Enfermedad de Bright (nefritis).

Crecimientos anormales, entre ellos, tumores benignos y malignos, que aparecen en distintas partes del cuerpo.

Trastornos digestivos y afecciones enfermizas asociadas.

Diabetes con degeneración orgánica como, por ejemplo, del páncreas; fatiga extrema, no cicatrización de las heridas, etc.

Enfermedades óseas (huesos quebradizos, esponjamiento de los huesos, escoliosis de la columna).

Esclerosis.

Cataratas y otras enfermedades oculares.

Primeros indicios de senilidad.

Depresión aguda que acaba en suicidio. Este grupo de edad representa el 25% de la tasa de suicidios.

Drogadicción

Alcoholismo muy acentuado.

Ataques cardiacos y apoplejías.

De nuevo, aconsejamos a nuestros estudiantes que vuelvan a la Etapa Sexta y comparen los trastornos que con más frecuencia se experimentan en ese grupo de edad con los que acabamos de citar. Advierte cómo las afecciones han empeorado al permanecer activas la causa o causas.

El estado de salud se determina por:

Aquellos que han llegado a esta avanzada edad (según los criterios actuales, por supuesto, no según los criterios higiénicos) han demostrado no sólo su buena herencia, sino el hecho de que se han cuidado razonablemente bien.

La frecuencia, número y clase de agresiones fisiológicas que han soportado durante el curso de su vida, incluyendo por supuesto el cuidado prenatal, el cuidado durante los años de dependencia infantiles, durante la adolescencia y media edad. Una agresión de graves dimensiones en este grupo de edad es el agotamiento de sus recursos a causa de los hijos que viven a costa del dinero de sus padres mayores.

Los errores más comunes que se comenten en esta etapa son:

Sobrealimentación. Con frecuencia, esto se ha convertido en la actualidad en una forma de compensar las cosas negativas de la vida.

Mala nutrición.

Falta de ejercicio.

Uso de fármacos, incluyendo vitaminas y otros suplementos.

Estimulación excesiva e incorrecta, sobre todo, con el alcohol.

Caer víctimas de charlatanes y curanderos que ofrecen curas rápidas para toda una vida de errores.

No buscar ayuda cuando se necesita en cualquiera de los recursos que dispone la comunidad de residencia. Esta ayuda puede venir de una gran variedad de fuentes: iglesias o instituciones de la comunidad o de la provincia, estatales o privadas que podemos encontrar en casi todas las comunidades gratis o por una cantidad mínima. Como ya hemos dicho, el practicante higienista debería conocer estos servicios. Muchos periódicos suelen ofrecer una lista.

La comunidad no ofrece actividades en las que puedan participar los jubilados. En el ámbito federal, el gobierno tiene un programa para jubilados en el que estos pueden compartir sus experiencias con los miembros más jóvenes de la sociedad. Es especialmente interesante para las personas que tienen experiencia en los negocios y pueden compartirla. Los practicantes pueden aprender más sobre esto visitando las oficinas de Small Business Administration. Pregunta sobre los programas para personas mayores.

Etapa octava: Los años tras la jubilación (70-80)

Nos gustaría aprovechar la coyuntura en este punto para indicar que la constante ingestión de fármacos hace que el adicto a los fármacos pronto entre en nueva dimensión de vida en la que  todas las membranas celulares del organismo sufren, las transmisiones nerviosas se alteran y confunden, y todas las rutinas metabólicas se vuelven inseguras e ineficaces. No hay duda de que este hecho ejerce un profundo efecto sobre todas las facetas del proceso vital, si no en todas.

Este periodo de edad, entre los 70 y 80, es generalmente aceptado, tanto por la población en general como por los particulares, como el periodo de la vejez. Debería ser la época de recolecta, la época de la vida cuando hombres y mujeres disfrutan de los frutos de su vida de amor y trabajo, pero, por desgracia, lo más frecuente es que suceda lo contrario.

Los años que siguen a la jubilación son con demasiada frecuencia los años de aflicciones y no la época de recoger las recompensas de una vida bien vivida. Cuando miramos a nuestro alrededor vemos que hay muy pocas personas en este grupo de edad que aún sigan contribuyendo como miembros de la sociedad. Está claro que es tanto un hecho desgraciado como innecesario. Los miembros de este grupo no sólo demuestran su buena herencia, sino, además, el hecho de que, por regla general y con más o menos consistencia, han cuidado bien de su organismo físico y mental; al menos según los principios tradicionales, pero ciertamente no según los criterios higiénicos.

Esta edad debería ser un tiempo para uno mismo, un tiempo para dedicarlo a los propios pensamientos y actividades, a distintos pasatiempos, o a un trabajo particular de nuestra elección. Quizá puede ser el momento de volver a la escuela para conseguir un mayor nivel de «re-creación», una renovación del alma y para darle una nueva importancia a los valores. El mundo sigue inexplorado, al igual que la mente y el alma humana. Esta podría y debería ser la época más estimulante de la vida.

Por desgracia, importantes tensiones emocionales suelen aparecer en nuestra vida diaria e incordiar: miedo a sufrir más, a la inseguridad económica, a la enfermedad y a la soledad entre otras muchas posibles tensiones. A menudo la ansiedad surge desde dentro y es fomentada por estados reales o imaginarios que la mente no puede aceptar. Por ejemplo, cuando alguien querido muere, el compañero de toda una vida, el dolor llena nuestra vida. Con frecuencia, el peligro, pérdida o daño son imaginarios, aunque, por supuesto, también pueden ser reales. La tensión que ocasiona alguno de estos estados puede ser devastadora para el equilibrio y, por tanto, para la vida misma. Estos sujetos, aunque amenazados por una amenaza irreal, suelen meterse en su mundo interior, uno que es más cómodo para ellos.

Cuanto más acosado se vea el cuerpo físico por la degeneración física, más intenso será el retiro que la persona haga hacia una especie de país de la fantasía personal. Las penas y ansiedades normales se exageran, por lo que pueden acabar ocasionando una profunda depresión, que es el trastorno psicológico más común entre los ancianos.

En otros surge un profundo sentimiento de rabia, la sensación de que todo el mundo se opone a sus esperanzas, sueños y ambiciones personales. Entonces, pueden buscar una cabeza de turco en una persona o cosa a la que poder culpar por cualquier situación difícil en la que el individuo se vea. Está claro que esta clase de actitud tiende a hacer que los que rodean a la persona se alejen cada vez más y, a su vez, el sujeto se encuentra cada vez más y más alejado de una sociedad que, en su opinión, está en su contra. Esta clase de actitud es sumamente flexible a los cambios correctivos en los hábitos de alimentación y vida.

Hay otros en los que se acentúa su sentimiento de impotencia y se convierten en un miembro quejumbroso de la sociedad, el complejo de «pobrecito de mi». El suicidio suele ser una válvula de escape para aquellos ancianos que tiene su bienestar físico y mental tan disminuido que son incapaces de hacerle frente a la realidad.

En este grupo de edad y, sobre todo en aquellos que están enfermos, podemos advertir lo siguiente:

Pérdida de su pareja.

Los hijos no se preocupan por ellos y rara vez les visitan, si es que alguna.

La falta de una ocupación útil o pasatiempo.

Preocupaciones económicas.

La falta de contacto con amigos e incapacidad para hacer nuevos amigos. Aislamiento social.

Parecen no poder recuperar su anterior interés y preocupación por los asuntos de la sociedad.

Son conscientes del hecho de que, a pesar de todos sus intentos, parece no haber lugar para ellos en un mundo que va a un ritmo tan rápido al que, en apariencia, no pueden adaptarse debido a una o más dolencia mental o física.

Estas son, entre otras muchas, algunas razones por las que la voluntad de vivir desaparece y cuando el suicidio es para muchos un alivio bien venido. De nuevo, los grupos de apoyo comunitario y la educación en la línea higiénica son extremadamente valiosos para todos los miembros de este grupo de edad.

Las clases de enfermedad que más se suelen padecer son:

Degeneración orgánica en la que se ven involucradas todas las partes, órganos y sistemas del cuerpo.

Fallos cardiacos

Trastornos digestivos de todas clases, algunas veces de origen psicosomático; pérdida de apetito debido a la depresión.

Enfermedad de Bright (nefritis).

Tuberculosis.

Cáncer, aunque con una reducción de la susceptibilidad debido, no hay duda, al hecho de los órganos ceden antes de la aparición del verdadero cáncer, en realidad, una rara enfermedad.

Cataratas y otros trastornos oculares.

Gran pérdida de vitalidad; pérdida de la libido. Aumento ocasional del interés por el sexo, pero con frecuencia acompañado por una incapacidad para actuar. Esto último se suele observar en las residencias de ancianos, donde se ve constantemente a los pacientes de ambos sexos meterse en las habitaciones de otros pacientes con la intención de practicar el sexo. En otras palabras, algunos desarrollan un interés sexual anormal que no viene acompañado por la capacidad para practicar el sexo.

Enfermedades óseas; pérdidas auditivas; trastornos nerviosos, en especial la enfermedad de Parkinson (enfermedad de los temblores).

Trastornos emocionales: esquizofrenia, senilidad, síndrome cerebral orgánico (deterioro general) y otras psicopatologías que provocan una desorganización extensiva de la personalidad; tendencia al suicidio, se suele mostrarse con una negación a comer o a levantarse cuando la persona es perfectamente capaz de hacerlo; y, también, a veces, una inexplicable pérdida de peso o una falta total de apetito. Por supuesto, los higienistas reconocen todos estos síntomas como indicativos de la presencia de un completo inusual de desechos mórbidos en el interior del organismo.

El estado de salud se determina por:

Todos aquellos errores, circunstancias y situaciones anteriormente descritas.

La naturaleza del cuidado continuo que uno haga de sí mismo, bien bueno o malo.

Los errores más comunes que se cometen en esta fase son:

Sobrealimentación.

Mala nutrición.

Falta de ejercicio.

Falta de actividad mental motivada e instrumental.

No formar parte de la comunidad y de otros asuntos.

No buscar ayuda cuando surge la necesidad.

No prepararse adecuadamente para esta época de la vida, económicamente o de otra forma, incluyendo la preparación mental.

El abuso físico y psicológico por parte de la familia y de otros; en los Estados Unidos se producen 2 ½ millones de abusos anuales de esta clase.

Etapa novena: Los años en los que deben volver a cuidar de nosotros (Desde los 80 en adelante)

En la sociedad actual, cuando un individuo alcanza la novena etapa de la vida se le suele considerar que su tiempo ya ha pasado. En este grupo incluimos todas aquellas personas que han sobrepasado los 80 años, entre los 80 y 90 ¡o más! Por desgracia, la mayor parte de las personas dentro de esta categoría requiere, más o menos, un completo cuidado, similar al que se requiere al otro extremo del espectro de la vida: en la primera fase.

Hay otro parecido con los más pequeños. Tristemente, los muy viejos, al igual que los muy pequeños, suelen sufrir abusos por parte de la familia o las instituciones: el síndrome de los abuelos golpeados, como se dice. Los abusos van desde los psicológicos hasta el abuso físico. El abandono familiar es común entre este grupo de edad, siendo internados por sus hijos en instituciones de dudosa reputación. Hemos conocido pacientes que fueron internados, en buenas o malas instituciones, y a los que sus hijos o algún otro ser querido de su familia jamás volvieron a visitar. Verdaderamente, las muestras evidentes que los ancianos internos dan de necesitar un pequeño gesto de cariño y afecto es realmente penoso.

Estos ancianos ciudadanos pasan casi inadvertidos, al ser su visibilidad pública prácticamente no existente y puesto que la mayoría de los miembros de este grupo de edad (más del 98%) hace mucho que han muerto, hay pocos que estén física o mentalmente en disposición de protestar. Por eso es que este grupo, con más frecuencia que no, está completamente a merced de una sociedad sin compasión.

La enorme carencia de esta época es la de hogares donde se cuide con amor a estos ciudadanos que tan bien nos han servido a nosotros y a nuestro país durante toda su vida. Hogares higiénicos en los que se enseñe y fomente una alimentación y estilo de vida correctos; donde se ofrezca una actividad constructiva, tanto mental como física; donde se utilicen toda la biodinámica de vida según la capacidad que cada individuo tenga para utilizarlas.

Es triste decirlo, pero a la mayoría de los estadounidenses simplemente no le gusta los ancianos. Tienen una imagen, creada por intereses económicos, de que todos los ancianos están locos y seniles, que son una carga potencial. En consecuencia, no le gusta que le recuerden su presencia. En su infantilismo se niegan a aceptar que también ellos van en el mismo tren que estos ancianos montaron una vez y que, por la propia naturaleza de la vida, si ellos también son duros llegarán a esta estación de la vida.

Las clases de enfermedad que más comúnmente se experimenta en esta fase son:

Neurosis de todas clases, en especial depresión causada por la mala salud y la extrema soledad. Las clases de neurosis observadas pueden ir desde sentarse en completo silencio a estar hablando constantemente e incluso gritando, si es que padecen dolor; no poder conectar el presente con el pasado; pérdida de memoria; sospechas infundadas, etc.

Daño cerebral.

Pérdida auditiva.

Pérdida de algún grado de vista: ceguera total.

Varios fallos orgánicos debido a la aparición de enfermedades orgánicas que permanecían latentes. La incontinencia es un trastorno común.

Trastornos digestivos; en especial, estreñimiento de colon, una afección que provoca una extrema tensión emocional entre los ancianos.

Agravamiento de las enfermedades orgánicas y afecciones ya existentes, debido a no haber dado los pasos remediadores adecuados, lo que a veces es mortal.

Miedo al cambio. Incluso el simple hecho de mover a un paciente encamado por ayuno a otra habitación puede provocar dolores injustificados.

El estado de salud está determinado por:

Todos los factores, influencias y condiciones que se han citado anteriormente.

El cuidado y alimentación actual.

Los errores más comunes que se comenten en esta fase son:

Sobrealimentación y/o mala nutrición, tanto dentro como fuera de instituciones.

Falta de ejercicio

Intranquilidad emocional

Falta de un propósito útil para seguir viviendo.

Soledad extrema

Pérdida de la «voluntad de vivir».

Lo mejor en cuidado institucional para los ancianos

Hace poco tiempo un recién descubierto amigo, que es y será un participante activo en la vida, nos invitó a acompañarle a una residencia de ancianos que hacía poco había construido en Tucson. Puesto que aún no habíamos tenido la oportunidad de echar un vistazo a este establecimiento en particular, nos reunimos con él y el director que nos acompañaron a verlo.

Al ser nuevo, este hogar para ancianos era muy luminoso. Los suelos brillaban y había asistentes y personal de enfermería por todas partes. Tenía tres secciones, cada una designada a ofrecer un nivel predeterminado en el cuidado de la salud.

La primera sección acogía a los ancianos internos que, en su mayor parte, eran capaces de cuidarse a sí mismos. Podían vestirse, cuidarse de su aseo personal e incluso, de vez en cuando, ir de compras en grupo acompañados por miembros del personal. Estas excursiones se organizaban de vez en cuando.

Los inquilinos de esta sección podían enderezar sus pasos hacia el comedor a la hora de la comida e ir a un hermoso porche exterior donde había mesas y butacas. También había un pequeño baño a propulsión para aquellos que quisieran utilizarlo. En una punta de la sala había una televisión y una pequeña biblioteca. Sin embargo, no había mucho más que hacer. En consecuencia, los internos que querían, y parecía haber muchos, paseaban por el recibidor principal; algunos comían en la sala circular que servía a esta sección y a dos más. Allí se dedicaban a mirar las idas y venidas de los demás internos, visitantes y miembros del personal. No había talleres de manualidades, ni grupos de estudio, ni sesiones de ejercicio organizado o baños de sol.

Tuvimos suerte de estar presente a la hora de la comida, así que pudimos observar los alimentos que comían los internos y el personal. La comida principal del día, servida a mediodía, consistía en pollo asado o pescado, patatas asadas y un plato de una mezcla de verduras cocinadas que tenían todo el aspecto de ser de esas bolsas congeladas de guisantes y zanahorias; de postre, helado. El plan blanco estaba a mano, así como la margarina vegetal y, por supuesto, mucho café, té o la popular limonada química. Debemos decir que esta comida era superior a muchas que hemos visto poner delante de los ancianos en hogares similares.

Nos dieron mucho tiempo para ver la institución. Estaba claro que todos los internos padecían una afección degenerativa crónica de una u otra clase. Vimos señales de esclerosis, trastornos reumáticos, falta de memoria, osteoporosis de la columna, etc. Sin embargo, para nosotros todas y cada una de las personas en esta sección parecían tener más que suficiente vitalidad para asegurar un grado razonable de recuperación, incluso en esta avanzada edad, si fuesen sacados de este centro de cuidados y colocados en una institución higiénica donde se les pudiese enseñar los métodos de salud, y no ser sometidos, como ocurre en la actualidad, a los métodos de muerte prematura. Por ejemplo, cuando le preguntamos, el director nos dijo que todos los internos tomaban alguna clase de medicación y casi la mayoría necesitaba tomar pastillas para dormir. Nuestros estudiantes reconocerán el hecho de que la comida servida no puede ser de ninguna forma causa de salud.

Después, volvimos a la sala circular principal y comenzamos a examinar la segunda sección, que estaba pensada para alojar a los sujetos que necesitaban más cuidados. La mayoría de ellos necesitaba ayuda para vestirse, bañarse y para moverse, ya que la mayor parte estaba en silla de ruedas debido principalmente a artritis reumatoide, afecciones cardiacas y otros trastornos degenerativos avanzados. Nos dijeron que la mayoría de estos internos tomaban medicación más o menos constantemente.

La edad de los internos de esta sección iba de los 50 a quizá los 80 años. Ninguno parecía ser mayor y la mayoría probablemente estaba a finales de los 60 y comienzos de los 70. Sus tristes caras reflejaban sus múltiples preocupaciones, su dolor constante y su abatimiento.

Estos internos también iban al comedor. Si no podían manejar por sí mismos la silla de ruedas les ayudaba otro interno que se pudiese mover mejor o un miembro del personal. El mismo entorno aburrido era evidente aquí como en la primera sección.

El director nos dijo que íbamos a entrar en la tercera y última sección de este hogar para ancianos, este «Centro de cuidados para la salud», como se denomina. Aquí los internos no tienen libre acceso a la sección central o al exterior. Cuando abrimos una gran puerta doble que daba a esta área restringida, sonó un fuerte timbre. El sonido retumbó por todo el edificio, de una punta a la otra. La seguimos oyendo mientras entraba y salía el personal. El director nos explicó que los internos de esta sección no eran responsables mentalmente y, por tanto, le tenían que restringir los movimientos. Está claro que la mayoría también estaban muy dañados físicamente.

El director nos aconsejó que nos preparáramos emocionalmente antes de ver a las pobres almas alojadas aquí. Claro está, nosotros ya habíamos estado en instituciones similares, pero siempre es un shock ver lo que puede sucederle a los humanos que no conocen los métodos de salud —o que no les preocupan— o los que, sabiendo lo que deberían hacer, se niegan a reconocerlo en su mente, las inevitables consecuencias del error: dolor, sufrimiento y oscuridad eterna de mente y conciencia.

Nos enteramos de que entre los internos había un antiguo director de banco, varios profesores jubilados, la mujer de uno de los hombres más ricos de la ciudad y el hijo de un conocido industrial ya fallecido. Todos los internos provenían de la más opulenta sociedad. El coste mínimo de alojamiento en esta tercera sección es enorme, según casi la mayoría de los criterios, y todos los extras se contabilizan por el valor de cada servicio determinado.

Pudimos observar una televisión y una o dos pequeñas habitaciones donde estaban sentados tanto el personal como los internos. En una de estas habitaciones estaba permitido fumar. Los internos simplemente se sentaban mirando a la nada. Algunos emitían extraños sonidos quejumbrosos, otros gritaban como si un demonio los estuviese torturando.

Un pequeño patio daba al exterior. Estaba rodeado por una alta valla de alambre. El acceso era a través de una puerta cerrada con llave. Ese día no había ni un solo interno disfrutando de la luz del sol y del aire fresco. Cuando comentamos lo triste que era que los internos estuvieran dentro en vez de fuera, el director replicó: «¡Lo sé, pero estamos todos tan ocupados!»

Todos los internos en esta tercera sección necesitaban una cuidado completo. Tenían que ser alimentados, bañados y transportados. Muchos padecían incontinencia y tenían que usar pañales. Al igual que niños pequeños, necesitan un cuidado y atención constantes.

Nos sentíamos contentos de haber acompañado a nuestro amigo en esta excursión. Este es uno de los mejores hogares que hasta ahora hemos visto. La necesidad de fundar instalaciones higiénicas para los ancianos es obvia. Debería haber más oportunidades para que nuestros estudiantes entren en este campo de verdadero cuidado de la salud. Vivimos en lo que parece una sociedad enemiga de la familia. Es demasiado frecuente que a los ancianos se les expulse del entorno familiar del pasado para meterlos en un ambiente extraño donde a menudo pasan mucho tiempo sin ver a la familia o los amigos. Se ven rodeados por personas nuevas, extrañas y a las que no están acostumbradas. Echan de menos la tranquilidad de sus hogares, la paz de lo seguro. Se las arreglan, pero no sin gran dificultad, con la constante confusión que bulle dentro de ellos y a su alrededor.

Hay quien dentro de la comunidad médica siente compasión por estas pobres almas, pero que carecen del conocimiento sobre cómo ayudarles de forma adecuada. No obstante, la mayoría de las instituciones se fundan estrictamente por motivos económicos. No hay nada básicamente malo en ganar dinero con un trabajo bien hecho. Pero en la mayoría de los hogares la comida no se elige por sus cualidades nutritivas, sino teniendo dos criterios en mente: el coste y que sea agradable al paladar.

Aún tenemos que descubrir una institución donde se ofrezca un cuidado higiénico o algo que se le parezca. Lo que hemos visto es a los ancianos acostados sobre sus propios excrementos y retorciéndose de dolor en sus camas. Les hemos oído como nos gritaban «¡sacadme de aquí!» y, tristemente, hemos tenido que darnos la vuelta. Hemos olido el inmundo olor de la decadencia que impregnaba el aire que respiramos, la decadencia de su propia enfermedad y de sus cuerpos envenenados. Este es el segmento olvidado de la sociedad, los almacenados, escondidos de los ojos y mentes de los jóvenes que aún no comprenden que su propio reloj biológico corre hacia delante y que ellos, al igual que estos, también disiparán prematuramente su fuerza vital porque no han aprendido cómo vivir.

Una opinión contrastada

En Europa, sólo un 0,4% de la población total ha sobrevivido hasta alcanzar los 90 o más años, e incluso esta cifra es dudosa puesto que, ¡por alguna extraña razón!, las personas mayores tienen a ponerse más años. La mayor parte de los estadounidenses entre los sesenta y setenta pasan el tiempo mirando fijamente el vacío. Sus caras están marcadas por las arrugas de la preocupación, sus cuerpos retorcidos por la artritis y enfermedades escleróticas, sus mentes llenas de inquietud, ansiedades y preocupaciones. En consecuencia, muchos caen en una temprana senilidad y se retiran a un mundo inventado por ellos mismos.

En contraste, echemos un vistazo a otros pueblos. En el Cáucaso, una región de la Unión Soviética, se calcula que hay entre 4500-5000 personas mayores de 100 años. Casi 50 personas de cada 100000 en esa parte del mundo viven para celebrar su 100 cumpleaños y muchos siguen adelante. De hecho, la mayoría cree que la juventud acaba a los 80, aunque no están muy seguros de que sea tan pronto. En 1977, cuando tenemos las últimas cifras, los rusos más viejos que se conocen decían tener «168 sanos y robustos años». Sólo tres estadounidenses de cada 100000 alcanza los 100 años y únicamente un puñado va mucho más allá.

Un 10% de los Vilcabambans, de los Andes Ecuatorianos, habitualmente pasan el siglo. La longevidad de los Hunzas de Pakistán ya es bien conocida. La longevidad de todos los que hemos nombrado está bien documentada. Pero la parte más misteriosa sobre la longevidad de estos distintos grupos de personas no está principalmente en que hayan vivido tanto tiempo, sino más bien de que siempre han vivido más o menos constantemente, durante toda su vida, con un estado de excelente salud. Parecen haber tropezado en la fuente de la perpetua media edad. Toda su vida siguen vigorosos en cuerpo y alma. Sus mentes están alerta y siguen llenos de ganas de vivir. Con 140 años, y quizá más, trabajan en los campos junto con sus bisnietos y en las altas regiones del Himalaya se dice que los abuelos con 90 años, tras todo un día de trabajo en los campos, con frecuencia se unían con los chavales para jugar al voleibol ¿Cuándo fue la última vez que viste a una persona con 90 años jugando al voleibol o a otro juego físico?

El director del National Institute on Aging, [Instituto Nacional de la Tercera Edad], el Dr. Robert N. Butler, hace unos años pasó 17 días en Rusia invitado por su homólogo ruso, Dmitri Chebotarev. La conclusión que sacó de la investigación que realizó en ese país fue que los legendarios longevos rusos son una realidad y que no han llegado a esta edad comiendo yogur.

El Dr. Butler descubrió que:

Los soviéticos van por delante de los Estados Unidos al admitir la estrecha relación entre nutrición y el proceso de envejecimiento y

Los Estados Unidos tiene más equipo para investigar.

Las razones que dio de por qué la gente en el Cáucaso vivían tanto fueron las siguientes:

Permanecían vigorosos de cuerpo y alma durante toda su vida.

Mantienen activa la mente.

Tienen ganas de vivir y un gran y completo sentido familiar.

Trabajan duro y están físicamente activos durante toda su vida.

Tienen una buena herencia. (Habló de familias enteras en las que todos sus miembros vivían bien pasado el siglo de edad)

Tienen una buena nutrición. Comen poco y no pican.

El Dr. Butler suena como un Científico de la Vida cuando dice que observó que los ancianos rusos comían principalmente fruta y verdura y sólo ingerían una modesta cantidad de proteínas, muy poca grasa, nada de sal ni de mantequilla. Según él, sazonaban la comida con frutos secos en vez de utilizar salsas y simplemente no comían nada antes de irse a la cama.

Butler observó que las personas mayores permanecían activas y participaban plenamente en la vida familiar y de la comunidad. En un comunicado a la agencia de noticias Gannet News Service Butler cuenta cómo uno de los más ancianos organizó una fiesta para él: «Parecía que para él era importante ser un buen anfitrión—comentaba Butler—.

A la luz de nuestro conocimiento actual sobre lo que se requiere para vivir siempre en un estado de salud pleno, al igual que estos rusos, es tarea de todos los Científicos de la Vida participar activamente para educar a todo el mundo en los principios y prácticas que ofrecerán a nuestros más mayores un mucho mejor estado de salud del que disfrutan en la actualidad.

Buttler advirtió que los rusos siguen con sus investigaciones mientras que de las instituciones estadounidenses dedicadas a la investigación geriátrica dijo lo siguiente: «El máximo tiempo que podemos conseguir que la gente venga es de dos o tres días» Los soviéticos incluso han localizado certificados de nacimiento e historiales inscritos en antiguos libros del Corán y han recuperado datos de pasaportes en informes de las fronteras de hace siglos. Parece que los rusos están empezando a descubrir qué es lo que retarda el correr del reloj biológico mientras que, por el contrario, los estadounidenses parecen están bastante contentos simplemente con introducir sus píldoras y, en su estado narcotizado, ver pasivamente la creciente marea de enfermedades catastróficas y muertes dolorosas, al igual que los disparados costes de alojamiento y cuidado de todas las personas enfermas, seniles y moribundas, cuyo número parece ser cada vez mayor.

El American Express

Anualmente, se prescriben un total de 225 millones de recetas para los ancianos. Al menos el 80% de estas recetas son para sustancias que modifican la conducta. Los somníferos es el fármaco que con más frecuencia se toma.

Como ha se ha dicho, los problemas aumentan a causa de las complicaciones farmacológicas que resultan cuando se ingieren varios fármacos a la vez. Al tomar fármacos, es mucho más frecuente que los ancianos tengan reacciones adversas visibles más permanentes que las que se dan en los jóvenes. En estos últimos, los fármacos suelen producir síntomas agudos que son reprimidos por otro fármaco y que después se olvidan.

Sin embargo, es frecuente que la ingestión de pastillas en los ancianos provoque muertes inesperadas. Parece que en los Estados Unidos estamos tan obsesionados con los fármacos que no estudiamos los métodos de salud.

Hace poco asistimos a una conferencia dada por un prominente cirujano. La conferencia estaba pensada para informar a las personas que estaban a punto de jubilarse sobre el curso de acción más apropiado que deberían adoptar. Nos dimos cuenta de que la mayoría de los asistentes ya llevaba tiempo jubilada. Habían venido a escuchar el sabio consejo de este eminente hombre de medicina, palabras que le ayudarían a recuperar la salud.

La primera tesis del cirujano fue suponer que la jubilación llega con la edad y que con la edad llega la discapacidad. Sus primeras sabias palabras invitaban a los asistentes a visitar algunos asilos y elegir aquel que mejor se adecuara a sus futuras necesidades. ¿Por qué? Porque este sería su hogar final.

Después, comenzó a recitar un largo repertorio de trastornos y dio una solución médica. Si padece de hidropesía, simplemente tómate las pastillas. Tenemos dosis exactas y purificadas de digoxina. La jubilación tiene un efecto muy saludable, pero debe continuar con el fármaco y puede que añadir un diurético.

Si se jubila en los trópicos debe tomar quinina de forma regular. ¿Tiene un trastorno de la tiroides? Tenemos dosis exactas en pastillas pequeñitas que no son difíciles de tragar y que son curativas para mixedemas o estados de hipotiroidismo. Si lo diagnosticamos suficientemente pronto —dijo este médico— y después se trata con regularidad (con fármacos, por supuesto), el deterioro mental, el aumento de peso y la arteriosclerosis pueden prevenirse. Los estados de hipotiroidismo deben diagnosticarse pronto, antes de la jubilación y seguir tomando la hormona durante la jubilación, así que sigue tomando tus pastillas.

Si aún no se ha jubilado y todavía no tiene problemas de vesícula biliar, quítesela ahora; no espere a estar jubilado. Cada vez tenemos más habilidad en esta clase de cosas. Y no olvide tomar su aspirina cada día para mantener baja la tensión sanguínea. Yo mismo tomo tres diarias.

En relación con los marcapasos y bloqueadores cardiacos, comentó algo más o menos como lo siguiente: «el bloqueo es una interrupción en la transmisión eléctrica que hace que el corazón bombee. Puede ser temporal o permanente. El marcapasos se puede insertar inocuamente para estar alerta y activarse si falla la transmisión. Ya no estará sometido a desmayos y caídas inesperadas cuando el corazón se pare, la tensión sanguínea suba y el cerebro falle. Consejo: compruebe las baterías. Ahora duran más. »

Tras la conferencia, nos presentamos y pedimos una copia del discurso del médico. Lo anterior es sólo parte del consejo dado a aquellas almas que ese día estaban enfermas, sufrían o estaban preocupadas. ¿Acaso esto es todo lo que la medicina moderna tiene que ofrecer: toma tus píldoras y opérate ahora? Al final de esta charla, este respetado cirujano sacó una larga hoja de papel continuo. Se extendía kilómetros y kilómetros. Representaba una facturación detallada del coste de una estancia durante 28 días en un hospital local, al final de este tiempo el paciente había muerto. El total de la factura ascendía a 28950 dólares. ¿Sus palabras finales para la audiencia? Está claro: «¡No olviden tomar sus pastillas!»

El enfoque higiénico: casos de estudio

El caso de la Sra. B

Ya hemos contado la historia de la Sra. B en otras ocasiones, pero su historia demuestra tan bien la clase de milagro que una completa aplicación de la Higiene Natural puede producir que pensamos que merece la pena repetirla.

A la Sra. B. la trajeron a nuestra consulta su hija y su yerno. Ella casi no tenía fuerzas para andar y cruzar la puerta a pesar de que la sostenían por ambos lados. Tenía 66 años. Una gran parte de su cuerpo estaba cubierta de llagas ulcerosas. Su dolor y extrema debilidad eran obvios. Nos dijeron que su médico le había sugerido que quizá fuese necesario amputarle la pierna derecha; que él había agotado todos sus recursos.

Al examinarla, la pierna aparecía hinchada, ulcerada y de un color marrón rojizo, casi negro. A pesar de las úlceras y de las varices del tamaño de una uva en ambas piernas, su médico le había aconsejado que llevase una especie de pantis elásticos muy apretados. Esto era «de apoyo», nos dijo ella.

Estreñimiento, arritmia, falta de apetito, incapacidad para comer cualquier alimento crudo, gases, dolor de estómago: todos estos síntomas y más nos contó. Estaba claro que se trataba de una mujer con problemas. También era víctima del complejo «pobre de mí». Estaba totalmente convencida de que no se podía hacer nada por ella, de que estaba condenada.

Decidimos utilizar el método de los «pasos de bebé». No hicimos ninguna clase de cambio en su programa alimentario, excepto que le aconsejamos que combinara los alimentos que le gustaran según los criterios higiénicos aceptados. También le dijimos que se quitara la venda elástica y la tirara al cubo de la basura. Le explicamos bien que sólo servía para restringir la circulación y que lo que ella necesitaba era un buen flujo sanguíneo para fomentar la curación de la pierna.

En dos semanas habían desaparecido los dolores de estómago y ocasionalmente tenía movimientos intestinales normales. Poco a poco, muy poco a poco, mejoró su dieta. Después vinieron los baños de sol. Esto fue una verdadera aventura, pero ella decidió que le gustaban y pronto se convirtieron en un hábito regular. Le mostramos algunos ejercicios simples de estiramiento. El Dr. Robert se tendió en el suelo y los hizo delante de ella para que viera cómo podía ayudarse a levantar las piernas. Ella sabía que si él, con su edad, podía hacerlos quizá también ella podría. Y pudo.

Pronto comenzó a andar. Andaba y andaba por el parque de caravanas que había en su casa. Su médico dijo que era un milagro. Hoy ya no se habla de amputación, ni de fármacos. En cambio, hay esperanza. La Sra. B. sabe que la vida puede ser hermosa. Ahora tiene casi 70 años. Hace poco dimos una conferencia y adivina quién estaba ahí: la Sra. B, por supuesto, con unos cuantos amigos. Nos lanzó un beso. En su cara había alegría y ni una sóla fea úlcera. Para la Sra. B el pasado ya es historia. ¡Le confió a la Dra. Elizabeth que tenía un novio!

El caso del hermano del hermano.

Nuestros lectores recordarán la historia de nuestro amigo de 97 años. Bueno, esta historia se refiere a su hermano pequeño. Con 73 años asistió a una de nuestras conferencias y después se enroló en una clase de siete sesiones.

Durante 13 años, el Sr. M había ido regularmente al hospital de su localidad para que le controlaran la tensión y le prescribieran las recetas. Durante 13 años había seguido sus instrucciones y se había tomado sus pastillas. Su tensión sanguínea estaba por las nubes. Obviamente, la amenaza de una apoplejía para este hombre era muy real. Sin embargo, era un hombre extremadamente inteligente. Entendió el razonamiento de la dieta del Jardín del Edén y el gran sentido que tenía adherirse a las realidades orgánicas. Por decirlo de alguna forma, metió la quinta velocidad inmediatamente. Frutas, frutas y más frutas. Compraba sandías y cantalupos[1] por cajas. Al principio se quejaba porque tenía que levantarse casi diez veces para orinar por la noche, pero persistió.

El Sr. M comenzó a perder peso. Tuvo que comprarse ropa nueva, pero siguió adelante. Comenzó a andar. Andaba por todo Tucson. Su piel se volvió bellamente suave y clara y sus ojos tenían el brillo de la vida. Empezó a ayunar por su cuenta, primero un único día, después lo alargó a tres y después a cinco. Cada vez perdía más peso que no recuperaba. Ahora cada vez que ayuna sólo pierde un poco de peso. Uno de estos días se estabilizará y después, quizá, recupere algunos de los kilos que ha perdido. Pero, en realidad, el Sr. M no se preocupa mucho por eso. Está disfrutando de este nuevo préstamo de vida y, también, porque a su hermano le está yendo tan bien y, sobre todo ¡porque ahora los hermanos dejaran el pan!

Caso de estudio: La Sra. X

Incluimos este breve artículo de periódico para demostrar cómo el abuso de los ancianos puede ser no intencionado, simplemente, quizá, un asunto de negligencia. En las cadenas de televisión local aparecen reportajes diarios sobre el tiempo máximo de exposición al sol permitido para evitar las quemaduras. Hoy en el Arizona Daily Star aparece un artículo que dice: El Comité de Auditorías Médicas del Departamento del Condado de Pima comenzará esta mañana una investigación sobre las circunstancias que rodearon la muerte del anciano de 87 años que pudo producirse al dejarlo demasiado tiempo al sol. Este es el programa público que supervisa los asilos. Parece que el hombre en cuestión estaba en una silla de ruedas. Al dejarlo al sol alcanzó una temperatura de 42º y murió poco después.

Caso de estudio: La Sra. A

La Sra. A tenía 86 años cuando se puso a nuestro cuidado. Su esposo, unos meses mayor, vino poco tiempo después. La Sra. A ya estaba algo senil, era difícil de tratar y desconfiada. Sin embargo, se encariñó mucho con la Dra. Elizabeth quien, a veces, sólo se sentaba tranquilamente a su lado y le cogía la mano. Se hicieron algunos simples cambios en la dieta insistiendo en la combinación de alimentos. Una vez a la semana, la ayudaban a vestirse, le daban un paseo y salían a cenar. Ella espera con ilusión estos momentos. Respondía bien físicamente, pero no mentalmente. De hecho, perdió su propia identidad y ya no reconocía a su esposo. Un día se sacó la dentadura y se la tiró a su esposo diciendo al mismo tiempo: «Él sólo quiere mi dinero» No obstante, la mejora física fue importante, en estas circunstancias, considerando el avanzado estado de deterioro que presentaba cuando se comenzó la atención higiénica. Esta mujer vivió hasta los 90 años. Su disposición general se hizo cariñosa y extrovertida, pero cada vez era más y más como un niño pequeño.

Seis años antes de que comenzáramos a atender a su esposo a éste le habían diagnosticado leucemia. Nos dijo que su masa fecal estaba tan incrustada que, literalmente, el practicante se vio obligado a sacarla del colon. Parece que durante estos seis años había estado tomando cobalto radioactivo.

Un día, el anciano despidió a uno de los hombres que estaban haciendo algunas reparaciones en la casa y pintando el techo porque no estaba satisfecho con su trabajo. Al ser una persona muy decidida, él mismo se subió a la escalera para hacer el trabajo y se cayó. El choque desencadenó un rápido e inmediato deterioro y fue necesario internarlo en un asilo, ya que no había nadie que lo cuidara en casa. Murió poco después y para nuestro estudio es interesante hacer notar que la autopsia reveló un gran deterioro orgánico y un esponjamiento de la columna vertebral. Tenía 90 años cuando murió. Este caballero se negó a aceptar cualquier sugerencia higiénica sobre la dieta u otro asunto. Siguió tomando sus pastillas: siguió sufriendo.

El Caso de la Sra. R

La Sra. R venía de otro Estado. Te contamos su historia porque ella demuestra lo bien que la mente y el cuerpo pueden responder cuando el completo efecto de la exactitud de los principios higiénicos es inmediato y provoca cambios radicales en todos los aspectos de la vida y alimentación.

En la primera reunión nos enteramos de que la Sra. R había dado a luz a ocho hijos y ahora no sabía absolutamente nada sobre ellos. Ella estaba a punto de cumplir los 60 y sus hijos tenían edades comprendidas entre los 20-35 años. Durante los turbulentos años 50 y 60 ellos se habían unido a comunas y muchos había sido captados por la cultura de las drogas.

Su médico le había diagnosticado un grave trastorno hepático y le había dado un sombrío pronóstico. Nuestra primera reunión duró dos horas, durante las cuales ella soltó toda la miseria, ansiedad y miedos que la asolaban. Descubrimos que era una persona muy religiosa, así que le aconsejamos que concentrara su fe en el futuro. Le dimos un curso de estudio sobre Higiene Natural y le pedimos que le diese la debida consideración.

De vez en cuando nos escribíamos y respondíamos sus preguntas. Un año después vino para su segunda consulta. El cambio era notable. Sonreía y su actitud era positiva. Su aspecto había mejorado mucho, pero lo mejor de todo es que había desarrollado la actitud de que los problemas de la vida se podían resolver satisfactoriamente. Estaba claro que aún no había resuelto todos sus problemas, pero ciertamente tenía mucha más confianza en sí misma y en el futuro.

Han pasado tres años. Ahora sabe dónde está cada uno de sus hijos. De hecho, este año, ella y su marido hicieron un viaje por todo el país y visitaron a cada uno de sus pequeños. Todos, excepto uno, han entrado en la corriente principal de la vida. La excepción está actualmente en el hospital tratándose de tuberculosis. Pero, lo mejor de todo, es que esta mujer es la misma imagen de una salud radiante. ¿Su médico de cabecera? ¡Le ha pedido prestados sus libros de estudio! Verás, incluso con su avanzada edad, su hígado se ha recuperado de una forma asombrosa, y esto a pesar del pronóstico tan pesimista y, lo que es más, sin pastillas.

Caso de estudio: La Sra. R.D.

La Sra. R.D. llegó a nosotros tras haber sufrido una histerectomía parcial, tres ataques cardiacos fuertes, una mastectomía y dos años de fuertes ataques de angina de pecho. Le habían dicho que tenía graves oclusiones coronarias, pero que su cuerpo las había corregido parcialmente todas menos una. La Sra. M.D expresó su disponibilidad a ponerse completamente en nuestras manos, puesto que al final había llegado a la conclusión de que su médico de muchos años no tenía nada más que decir. Sin embargo, tenía miedo al ayuno y puede que no hubiese sido aconsejable en su caso.

Pusimos a esta mujer en nuestro Plan Extenso de Descanso, que implica lo siguiente:

Primeras tres semanas

Una dieta de alimentos crudos; excepto una sóla patata asada que se servía dos veces a la semana.

Desayuno: Una sóla fruta, preferiblemente melón.

Almuerzo: Una ensalada verde con 3 frutos secos o medio aguacate.

Cena: Fruta: dos variedades.

Diez horas de descanso por la noche.

Durante el día: 2 horas tendido en una habitación oscura, 1 hora sentado bien en la cama o, después, en una butaca.

Ejercicios pasivos: un ayudante debe moverle piernas y brazos.

Masaje pasivo: El ayudante, utilizando la parte plana de tres dedos da suaves masajes sobe la piel y en especial sobre la espalda.

Segundas tres semanas

La misma dieta que la anterior

El mismo descanso por la noche que el anterior.

Una hora tendida en una habitación oscura; 2 horas levantada, bien leyendo en una butaca o escuchando música. En la tercera semana, se puede salir de casa. Baños de sol diarios.

Séptima semana

Seguir la dieta.

El cliente comienza a hacer ejercicios simples y a dar paseos más largos por la manzana.

Baños de sol diarios, siempre que sea posible.

Estar levantado toda la mañana. Después del almuerzo una siesta de dos horas. Irse a la cama inmediatamente después de la tercera comida del día, a las 7 p.m., más o menos.

Antes de haber acabado la semana décima, esta cliente podía andar con facilidad un kilómetro y medio. Ya han pasado casi tres años durante los cuales no ha tomado medicación y no ha tenido ni un solo ataque de angina. Su médico le pidió que comentara su dieta con el dietético del hospital y afirmó que a él mismo le gustaría probarla con otros pacientes. El electrocardiograma de la Sra. R.D. siguió estabilizado. Ahora la Sra. R.D. tiene sesenta años y está viajando por todo el país. El pasado es un libro cerrado. Su recuperación es notable a pesar de haberse producido en el frío entorno de un hospital. Demuestra el enorme poder de curación que posee incluso un organismo que ha sufrido muchos abusos, y cómo, cuando se le ofrecen las herramientas, el cuerpo puede hacer casi lo imposible: devolver incluso a la persona muy enferma la oportunidad de disfrutar unos años mucho más productivos con una vida sana.

RESUMEN

Te hemos explicado las distintas etapas del curso de la vida según se presentan. Obviamente, sólo hemos podido comentar una muestra de los muchos factores que pueden influir sobre la calidad de vida. No hay duda de que podríamos haber hecho una lista infinita de los ataques fisiológicos, como por ejemplo, las muchas clases de contaminantes del aire, el envenenamiento con sustancias químicas de las aguas subterráneas, los miles de aditivos que se utilizan en el procesamiento de los alimentos, las tensiones a las que están sometidas los jóvenes cuerpos encerrados durante demasiado tiempo en las aulas e incluso en sus hogares; el miedo de los jóvenes cuando se les pide que vuelvan a una casa en la que no están sus padres y que se tienen que enfrentar con lo que para ellos es un problema o situación sin solución, la ansiedad de los ancianos que ven como sus recursos económicos disminuyen conforme el mundo del mañana sigue hacia delante cada vez con más rapidez.

Toda persona viva se ve obligada a soportar tensiones. Algunas se pueden evitar, otras no. Las clases de tensiones difieren con cada persona que viaja en el tren de la vida. En las primeras estaciones lo que más nos preocupa son las relaciones interpersonales y familiares; en los últimos años, nos preocupamos más por el aislamiento demográfico y el abandono de la familia y los entornos familiares.

Podemos observar tensiones comunes en grupos de edad similares y también los errores comunes que se comenten. Durante toda la vida media, parece que existe una amenaza común: la sobrealimentación, que es la causa principal de las enfermedades.

Hemos llamado tu atención sobre la naturaleza cambiante de la enfermedad, sobre cómo las enfermedades agudas de la niñez van poco a poco desarrollando las primeras señales de una profunda patología para acabar siendo crónicas y, después, cómo la enfermedad crónica o vertical continua aumentando en intensidad conforme pasan los años hasta, que en los últimos años, las enfermedades crónicas dejan de preocupar cuando son los órganos los que comienzan a fallar y a ceder debido a que se han debilitado y cansado por haber estado toda una vida haciendo frente a los errores alimentarios y de vida.

Con este estudio de las nueve etapas quizá podamos encontrar una razón, o puede que muchas —diferente a la de la herencia genética y la del vigor constitucional— que explique cómo influyen sobre lo bien que se vive la vida los diferentes aspectos de la vida media de una persona como patologías, crecimiento mental y otros aspectos del comportamiento humano, así como todos ellos juntos; la clase de contribución, buena o mala, que a la larga se hace a la sociedad; la satisfacción personal conseguida, al igual que el estado de salud que se consigue y mantiene durante todos estos años y, sobre todo, en los últimos años, y por qué, también, a veces se producen crisis de curación al deshacer una patología.

A la única conclusión que podemos llegar es que la influencia ejercida por los genes y por la combinación de situaciones, cosas e influencias físicas, psicológicas, interpersonales, culturales, económicas y medioambientales, así como otros aspectos fundamentales de la vida interactúan y componen un complejo mosaico que afecta a todos los aspectos del curso de la vida e influyen sobre ellos. Todo, formando una unidad, determinará, está claro, lo bien que se realice el yo. Los principios de la Higiene Natural pueden convertir la vida en una divertida aventura en la que los sueños de la niñez se hagan realidad. Sin embargo, con sólo hablar de ellos en teoría no se logrará nada. Pero cuando se pasa a la actividad lo imposible se convierte en un milagro que nos maravillará.

Un último caso de estudio demostrará lo que decimos. Se trata del caso del Sr. D, con 92 años. Cuando tenía veinte años se familiarizó con los principios de John Richter, un gran defensor de los alimentos crudos. Durante el resto de su vida se alimentó principalmente de alimentos crudos y vivió, como mejor pudo, en la ciudad de Los Ángeles, una vida higiénica. Hace poco nos escribió contándonos que había hecho varias excursiones con una amiga suya a las montañas de California. Con frecuencia nos decía que era un «entusiasta de la salud» mucho antes de nosotros hubiésemos nacido. Nos dice que se siente «maravillosamente» y nos aconseja no tirar del elástico más allá de su punto de ruptura. » Según él: «para el sabio una palabra es suficiente». Si todos siguiéramos el consejo de este sabio hombre y, al igual que él, viviéramos higiénicamente, obedeciendo las leyes de nuestra existencia orgánica, quizá entonces también podríamos vivir nuestros años dorados como él los vive ahora: feliz y en salud.

TEXTOS SUPLEMENTARIOS

Tiempo interior

De Doctor en Medicina, Alexis Carrel

(Un extracto de su gran obra Man, the Unknown [El hombre, lo desconocido]. Edición agotada)

Los últimos años de madurez y de la vejez tienen poca importancia fisiológica. En ellos casi no se producen cambios orgánicos o mentales. Tienen que ser llenados de actividades artificiales. La persona mayor no debería ni dejar de trabajar ni retirarse. La inactividad empobrece aún más el contenido de la vida. El tiempo libre es más peligro para los mayores que para los jóvenes. A aquellos cuyas fuerzas están decayendo se les debería dar un trabajo apropiado, pero no descanso. Tampoco deben estimularse los procesos fisiológicos en este momento. Es preferible esconder su lentitud con actividades psicológicas. Si nuestros días están llenos de aventuras mentales y espirituales su declinación no será tan rápida. Incluso pueden recuperar la plenitud de los jóvenes.

Hasta ahora, los seres humanos se clasifican según su edad cronológica. Los niños con la misma edad se ponen en la misma clase. La edad de jubilación también está determinada por la edad del trabajador. Sin embargo, se sabe que el verdadero estado de un sujeto no depende de su edad cronológica. En algunos tipos de ocupación, los individuos deberían ser agrupados según su edad psicológica. En algunas escuelas de Nueva York se utiliza el concepto de pubertad para clasificar a los niños. Pero aún no hay ningún método para determinar a qué edad se debe jubilar una persona. Tampoco hay ningún método general para medir el ritmo de declinación mental y orgánica de un sujeto particular. Sin embargo, se han creado tests psicológicos con los que se puede calcular el estado de un aviador. Los pilotos se retiran según su edad fisiológica y no cronológica.

La gente joven y vieja, aunque en la misma región espacial, viven en diferentes mundos temporales. Estamos inexorablemente separados unos de otros por la edad. Una madre nunca llega a ser una hermana para su hija. Es imposible que los niños entiendan a sus padres y aún menos a sus abuelos. Obviamente, los sujetos que pertenecen a cuatro generaciones sucesivas son profundamente heterocrónicos. Un abuelo y su bisnieto pueden ser unos completos extraños.

A partir del concepto de tiempo psicológico se derivan ciertas normas de acción sobre los seres humanos. Los desarrollos mentales y orgánicos no son inexorables. Pueden modificarse, en cierta medida, según nuestra voluntad, porque somos un movimiento, una sucesión de normas superpuestas en el marco de nuestra identidad. Aunque un ser humano es un mundo cerrado, sus fronteras externas e internas están abiertas a muchos agentes físicos, químicos y psicológicos. Y estos agentes son capaces de modificar nuestros tejidos y mente. El momento, el modo y el ritmo de nuestras intervenciones dependen de la estructura del tiempo fisiológico. Nuestra dimensión temporal aumenta principalmente durante la niñez, cuando los procesos funcionales están más activos. En esa época, los órganos y mente son flexibles. Se puede ayudar eficazmente a su formación. Puesto que cada día se producen gran número de actividades orgánicas, su masa creciente puede recibir esa forma que parezca adecuada para dejar su huella permanente sobre el individuo. El moldeado de un organismo según unas normas seleccionadas debe tener en cuenta la naturaleza de la duración: la constitución de nuestra dimensión temporal. Nuestras intervenciones tienen que hacerse en la cadencia del tiempo interno. Las personas son como un líquido viscoso que fluye por la unidad física. No podemos cambiar su dirección de repente. No debemos intentar modificar la mente y estructura de una persona con procedimientos bruscos, como uno da forma una estatua de mármol a golpe de martillazos. Sólo las operaciones quirúrgicas provocan en los tejidos transformaciones repentinas, aunque recuperarse de la rápida intervención del bisturí es un proceso lento. Ningún cambio profundo en la unidad orgánica puede obtenerse rápidamente. Nuestra acción debe armonizar con los procesos fisiológicos, substrato de tiempo interno, siguiendo su propio ritmo. Nuestras intervenciones en la construcción del cuerpo y conciencia sólo producen un efecto completo cuando se adaptan a las leyes de nuestra duración.

Podemos comparar un niño con un arroyo, que sigue cualquier cambio de su cauce. El río conserva su identidad, a pesar de la diversidad de sus formas. Puede convertirse en un lago o en un torrente. Bajo la influencia del entorno, la personalidad puede expandirse y hacerse muy débil o concentrarse y adquirir gran fortaleza. El crecimiento de personalidad implica estar añadiendo constantemente complementos. Al principio de su vida, una persona está dotada con vastas potencialidades. El desarrollo de las personas sólo está limitado por las fronteras extensibles de las predisposiciones ancestrales. Pero en cada momento deben hacerse elecciones. Y cada una de las opciones reduce a nada una de sus potencialidades. Por necesidad, tienen que elegir uno de los distintos caminos que se ofrecen para los recorridos de la existencia, con exclusión de los demás. De esta forma se privan a sí mismos de ver los países por lo que podían haber viajado si hubiesen escogido los otros caminos. En nuestra infancia llevamos dentro numerosos seres potenciales, que mueren uno a uno. En la vejez, estamos rodeados por una escolta de aquellos que podríamos haber sido, de todas nuestras potenciales abortadas.

Cada ser humano es como un fluido que se vuelve sólido, o una historia que se está escribiendo o una personalidad que se está creando. Y nuestro progreso, o nuestra desintegración, depende de factores físicos, químicos y fisiológicos, de virus y bacterias, de influencias psicológicas y, por último, de nuestra propia voluntad. Constantemente, estamos siendo formados por nuestro entorno y por nosotros mismos. Y la duración es el material de la vida orgánica y mental, puesto que significa «invención, creación de formas, elaboración continua de lo absolutamente nuevo».[1]

Hay un gran contraste entre la duración de nuestro cuerpo y el carácter transitorio de sus elementos. El hombre está compuesto de una materia blanda, alterable y susceptible de desintegrarse en unas pocas horas. Sin embargo, dura más que si estuviese hecho de acero. No sólo dura, sino que continuamente supera las dificultades y peligros del mundo exterior. Se adapta, mucho mejor que cualquier otro animal, a las condiciones cambiantes de su entorno. Insiste en vivir, a pesar de las sacudidas físicas, económicas y sociales. Esta resistencia se debe un modo de actividad particular en sus tejidos y humores. Parece que el propio organismo se adapta a los acontecimientos. En vez de destruirse, cambia. Nuestros órganos siempre improvisan métodos para enfrentarse a cada situación nueva. Y estos métodos son tales que tienden a darnos una duración máxima. Los procesos fisiológicos, que son el substrato del tiempo interno, siempre están enfocados hacia la mayor duración del individuo. Esta extraña función, este mecanismo de vigilancia, hace posible la existencia humana, con su carácter específico. Se denomina adaptación.

Todas las actividades fisiológicas están dotadas de la propiedad de ser adaptables. Por tanto, la adaptación asume innumerables formas. No obstante, sus aspectos se pueden agrupar en dos categorías: intraorgánico y extraorgánico. La adaptación intraorgánica es la responsable de la constancia del medio orgánico y de las relaciones entre tejidos y humores. Determina la correlación entre los órganos. Provoca la reparación automática de tejidos y la curación de la enfermedad. La adaptación extraorgánica ajusta al individuo al mundo físico, psicológico y económico. Le permite sobrevivir a pesar de las condiciones desfavorables de su entorno. Bajo estos dos aspectos, las funciones de adaptación están en activo durante cada instante de toda nuestra vida. Son los fundamentos indispensables para nuestra duración.

Sea cuales sean nuestros sufrimientos, alegrías y la agitación del mundo, nuestros órganos no modifican mucho su ritmo interno. Los intercambios de sustancias químicas que se producen en las células y humores continúa imperturbable. La sangre circula por las arterias y fluye a una velocidad casi constante en los innumerables capilares de los tejidos. Hay una impresionante diferencia entre la regularidad de los fenómenos que ocurren en el interior de nuestro organismo y la extrema variedad de nuestro entorno. Nuestros estados orgánicos son muy regulares. Pero esta estabilidad no es equivalente a una condición de descanso o equilibrio. Al contrario, se debe a la incesante actividad de todo el organismo. Para mantener constante la composición de la sangre y la regularidad de su circulación, se requiere un número inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad de los tejidos está asegurada por los esfuerzos conjuntos de todos los sistemas funcionales.

Y cuanto más irregular y violenta sea nuestra vida, mayores serán estos esfuerzos. La brutalidad de nuestras relaciones con el mundo cósmico nunca debería perturbar la paz de las células y humores de nuestro mundo interno.

Sobrealimentación: todo sobre las proteínas

De los doctores McCarter

DATOS EPIDEMIOLÓGICOS E HISTÓRICOS

A la vista de la continua confusión existente no sólo entre el público en general, sino también en muchos círculos científicos, con relación a la cantidad adecuada de proteínas necesarias para conservar un excelente estado de salud y, sobre todo, debido a la importancia que los medios de comunicación actuales le dan a la supuesta necesidad de ingerir una dieta alta en proteínas, nos parece que es bastante importante repasar algunos de los datos fisiológicos e históricos relacionados con este tema.

Parece que estos datos son la única evidencia realmente sólida que tenemos: ¿cómo han respondido los pueblos durante miles de años a cualquier práctica dietética que, ellos como tribu o pueblo, han estado siempre ingiriendo? Se necesitan muchas generaciones para obtener resultados que puedan ser considerados concluyentes. Pottenger y su legión de la Universidad de Yale han demostrado que se necesitan tres o cuatro generaciones para demostrar la validez o error de un régimen dietético particular con gatos. Debemos suponer que lo mismo debería ser cierto para los humanos.

Durante toda la historia, en distintas partes del mundo, en climas diferentes y con circunstancias diversas, millones y billones de personas han vivido exclusivamente a base de una simple dieta de proteínas vegetales, en la que rara vez se ingerían más de 30 o 35 gramos diarios. Algunos sólo consumían carne animal en ocasiones, en días de festejos especiales. Muchos han evitado por completo todo producto animal, como la leche o huevos: son vegetalistas o vege. Los datos históricos nos ofrecen fuertes evidencias de que, por regla general, han disfrutado de un estado de salud mucho mejor que los pueblos o tribus que comían carne.

El Dr. Alan Walker del Departamente de Biología y Anatomía Celular, de la facultad de medicina The Johns Hopkins University School of Medicine, asombró a la comunidad científica cuando, en 1979, anunció que, según amplios estudios que él y sus asociados habían realizado de dientes fósiles, había llegado a la conclusión de que el primer hombre vivió durante millones de años con una dieta exclusivamente de frutas. (En una carta dirigida a estos autores, el Dr. Walker afirma que el hombre fue capaz de adaptarse con éxito a progresivos cambios dietéticos. Su artículo sobre esta investigación se publicó en Gran Bretaña.)

Muchos investigadores han demostrado que los hábitos dietéticos tienen una poderosa influencia para determinar el estilo de vida particular y el carácter de los pueblos. Por ejemplo, Walker cita una investigación originalmente publicada por R.A. Dart en 1953 con respecto al Australopitecus (uno de los primeros hombres):

«[…] criaturas carnívoras, que atrapaban vivas a sus presas con ayuda de la violencia, las golpeaban hasta matarlas, destrozaban sus rotos cuerpos, las despedazaban miembro a miembro, apagaban su sed voraz con la sangre caliente de sus víctimas y con ansia devoraban la lívida carne que aún se retorcía. »

Muchos estudios modernos han demostrado la relación entre la dieta y un comportamiento hiperactivo y cómo las sustancias químicas que se añaden a los alimentos se relacionan con tendencias neuróticas negativas. Otros estudios han relacionado la depresión, la dificultad para dormir, la pérdida de memoria y el estado de ánimo en general con carencias o excesos dietéticos de una u otra clase. El Dr. Brian Morgan, un profesor agregado del instituto de nutrición humana de la universidad de Columbia ha dicho que: «Puedes influir sobre tu ánimo y carácter con la clase de alimentos que comes. » Tanto estos autores como la Higiene Natural hace tiempo que comparten esta opinión.

El crimen y el cáncer abundan en Estados Unidos y en otras partes del mundo y, sobre todo, en aquellas partes donde por costumbre se come mucha carne. Sin embargo, entre los pueblos de la China rural, del este de la India y entre ciertos pueblos nativos de Latinoamérica estas plagas casi no existen. Estos pueblos consumen dietas bajas en proteínas. Los hunzas del Himalaya, por ejemplo, son famosos por la importancia que sus frutas indígenas tienen en su dieta y por el hecho de que comen muy pocas, si es que alguna, proteína animal. Esta tribu también es conocida por la longevidad de sus miembros y por su excelente estado de salud. Por supuesto, debemos destacar que este pueblo vive principalmente en el exterior, trabaja duro en la agricultura, no consumen ni alimentos procesados ni con sustancias químicas —todo lo cual también contribuye a su bienestar—. Hemos oído que muchas delicatesses modernas están llegando a esta zona desde que se construyó una carretera. Sería interesante para las futuras generaciones observar los cambios que se pueden generar en la salud de este pueblo.

Los indios que viven a 13000 pies en los Andes siguen comiendo una dieta natural con alto contenido en carbohidratos y baja en proteínas. Los indios Tarahumara de Méjico que siguen una dieta similar pueden correr más de 40 kilómetros por hora sin ningún problema cardiaco o respiratorio.

Quizá deberíamos comparar esta facultad con la condición de algunos corredores de maratón cuando acaban una carrera de 40 kilómetros; corredores que según la prensa y el público en general están en excelentes condiciones: muchos caen desmayados al final de la carrera y algunos necesitan semanas para recuperarse.

Los longevos y sanos georgianos de Rusia son unos ejemplos vivos en nuestra época de lo correcto que es ingerir una dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos. Son un pueblo de trabajadores natos, amantes de la diversión, extrovertidos, familiares y que viven una media que supera el siglo. Rara vez comen carne. Muchos consumen koumiss, una especie de leche fermentada.

Esta es la clase de datos que no podemos ignorar. Esta es la clase de excelente estado de salud que se deriva de prácticas alimentarias seguidas por cientos de generaciones y durante miles de años. Esta es la clase de salud y longevidad que están en directa contraposición con lo que se puede observar entre las tribus que ingieren una dieta alta en proteínas: los esquimales, lapones y masais como ejemplos principales.

Tanto los esquimales como los lapones son gordos y más menos lentos mentalmente. Rara vez superan los 45 años de edad. Los masais son muy altos, con frecuencia llegando a la altura excesiva de 2,13 metros e incluso 2,45, pero su vida media es corta. Viven, de media, hasta los 25 años. Los masai son una tribu de África. Son un subgrupo de los sudaneses.

Los esquimales consumen mucha grasa y comen ballenas y otros animales de mar crudos. En ciertas épocas del año subsisten con plantas originales del norte. La mayoría de los lapones comen renos, mientras que los masais consumen leche de yegua y succionan la sangre a los animales para alimentarse. Los lapones viven más allá del Círculo Ártico donde la vegetación es escasa. Aquellos que viven en zonas costeras tienen, ocasionalmente, acceso a los peces. Gruesos y con una corta vida ofrecen un testimonio mudo de los efectos a largo plazo de su dieta.

Es interesante notar que, por la mayor parte, estas tribus consumidoras de carne tienen un alto nivel de salud durante su corta vida probablemente debido a que su estilo de vida es básicamente correcto: viven en el exterior, prácticamente no padecen el estrés de la civilización, se apoyan mucho unos a otros, no tienen acceso a no-alimentos y no están sometidos a otros factores destructores de la salud.

En la actualidad, el estadounidense medio probablemente consuma entre dos y cuatro veces más proteínas de las necesarias para tener una vida óptima; muchos consumen entre seis y ocho veces más de lo necesario. Esta última cifra se podría aplicar, en muchos casos, a los ejecutivos que pertenecen al círculo de los «asiduos a fiestas», aquellos para los que es una costumbre consumir un filete de casi medio kilo, cenar ostras y desayunar un filete con huevos. (Hace poco oímos hablar de un restaurante que ofrecía filetes de ¡más de un kilo!)

Estos autores están convencidos de que las náuseas que tan a menudo experimentan los astronautas en el espacio no sólo se debe a la tensión, sino también a la importancia que se le da a que ingieran proteínas animales en su dieta. Para ellos sería mucho mejor que comieran muy poco o nada antes de despegar, o que ingirieran una comida con un contenido alto en carbohidratos y sobre todo si comiesen una comida de alimentos bien combinados consistente en fruta fresca recién recogida más, quizá, una lechuga y apio. Ya hace mucho tiempo que se sabe que el estrés emocional puede paralizar el proceso digestivo durante horas y durante ese tiempo las sustancias alimentarias no digeridas fermentan y se pudren dando lugar a las náuseas, diarrea y otros incómodos trastornos gástricos y que se relacionan con el sistema digestivo, como dolor de cabeza, insomnio, etc. Una comida como la que nosotros sugerimos ya se habría digerido y no daría problemas. Además, tiende a conservar la energía corporal para las tareas tan minuciosas que tienen que realizar. Tiende a limpiar y no a atorar los canales corporales.

Un programa dietético fisiológicamente correcto como el que hemos sugerido nos ofrece mucha energía para realizar actividades; conserva los recursos orgánicos; aumenta la capacidad mental y permite un metabolismo normal. No ocasiona los desagradables efectos secundarios de una dieta alta en proteínas, ni gasta los recursos energéticos —energía que se gasta durante la, por necesidad, larga digestión y al combatir la fermentación y putrefacción que se producen cuando se ingieren a cualquier hora alimentos mal escogidos e incorrectos, y en particular, cuando se ingieren en momentos de gran tensión—.

Salud

(Extracto de The New American Encyclopedia [La nueva enciclopedia americana], publicada por Books, Inc. Copyright 1938, 1939. Incluimos esta sinopsis con la intención de mostrar a nuestros estudiantes que los requisitos para una buena vida son simples y bien conocidos. Lo único que falta es llevarlos a cabo.)

La salud es el estado en el cual el cuerpo funciona normalmente. En esta condición, el organismo está libre de enfermedades, con todos los órganos y partes que componen su estructura realizando sus funciones adecuadamente y en un equilibrio adecuado.

La salud es un estado normal y relativamente constante en los animales salvajes. Esta condición debe prevalecer para que actúe su instinto de orientación y para que puedan funcionar libremente las leyes de supervivencia de los mejores que, inexorablemente, elimina a los débiles.

El aparato instintivo del hombre se ha dormido con el ejercicio de su poder de razonamiento y por los hábitos de la civilización que le hace confiar en otros para que le guíen. Para él la salud representa una condición relativa, de la cual rara vez disfruta de un estado de perfección.

Con el desarrollo de la medicina y la cirugía los débiles se conservan, lo que provoca una debilidad o defectos heredados. De aquí la continua necesidad de 1) desarrollo del tratamiento científico de trastornos; 2) que el hombre comprenda las advertencias y posterior tratamiento de sus enfermedades.

Es un hecho impresionante que la mayoría de las enfermedades de las personas se pueda prevenir, en parte, con una dieta regulada adecuadamente; evitando ingerir demasiada comida y bebidas alcohólicas; controlando el peso dentro de unos límites normales; haciendo ejercicio físico suave y llevando una existencia mental normal, libre de excesivas tensiones nerviosas o problemas emocionales.

Nuestro modo de vida moderno tiene mucho que ver con lo que en medicina se conoce como un «ciclo vicioso». Más o menos a la edad de 30 años, una persona joven está muy dedicada a su profesión. El ejercicio pronto se reduce, pero puesto que el sistema nervioso ansía alguna clase de entretenimiento y diversión, los placeres de la mesa, la acción calmante del tabaco o la influencia estimulante del alcohol se convierten en un substituto. En consecuencia, aumenta el peso y el apetito, se tienen menos ganas de realizar ejercicio físico, nos dejamos absorber por el trabajo y nos sentimos muy  predispuestos a ceder a la tentación de la comida, tabaco y vino; así, el ciclo se va estrechando cada vez más. El resultado es que a los 50 o 60 años lo más probable es que tengamos una fortuna, una enorme barriga, un corazón estropeado y par de riñones dañados.

Desde el punto de vista de la salud el principal enemigo de la gente joven es la tuberculosis; de los de media edad, el descuido personal. Las enfermedades de la mediana edad como enfermedades cardiacas crónicas, hipertensión o enfermedades renales son enfermedades indoloras que aparecen poco a poco y de forma insidiosa. Sin embargo, si uno espera a que una señal interna nos avise del inminente peligro, existe el riesgo de que la afección se desarrolle hasta el punto de provocar un daño irreparable antes de que se delate su presencia. Una buena herencia y una constitución robusta no garantizan una larga vida. El deseo de no saber si algo va mal es una cobardía y una estupidez.

El secreto de la buena salud es moderación en todos los aspectos de la vida: en la alimentación, trabajo, esfuerzo mental, ambición, juegos y ejercicio. La vida moderada es una vida simple y, por tanto, sana, larga y feliz. Aquellos que prefieren la velocidad y desprecian las consecuencias siempre cambian de opinión cuando, ya demasiado tarde, la naturaleza exige su peaje.

Después de los 50, cuanto más delgada esté la persona, más oportunidades tienen de cumplir más años, siempre y cuando no tenga tendencia a desarrollar tuberculosis o no haya sufrido de tuberculosis antes y, también, siempre y cuando su delgadez no se deba a alguna enfermedad orgánica.

No hay duda de que seguro que te han repetido muchas veces que las personas que pesan demasiado una vez cumplidos los 35 tienen pocas perspectivas de llegar a muy viejos. Su enemigo particular son las enfermedades cardiacas. Las estadísticas han demostrado de sobra que una persona muy gorda puede vivir hasta los 90 o 100, aunque las probabilidades de que sea así son mínimas.

Por regla general, el sobrepeso es debido a una sobrealimentación, aunque las personas obesas casi siempre insisten en que comen muy poco. No obstante, ellos miden la cantidad de comida que comen según su apetito, y el apetito es una vara de medir muy flexible, que las personas hambrientas son capaces de estirar enormemente. Con muy pocas excepciones, cualquier persona obesa puede reducir su peso si hace un esfuerzo. Este esfuerzo merece la pena. Por ejemplo, con 50 años, cada kilo de peso en exceso aumenta la probabilidad de la persona de morir al año siguiente en un 1%. En otras palabras, si una persona con 50 años pesa 20 kilos más de la cifra estándar, la probabilidad de su muerte es constantemente 50 veces mayor que la de una persona con 50 años que tenga un peso normal. (Por regla general, los higienistas afirman que las cifras estándar son demasiado altas, posiblemente en 6 o más kilos. —Los autores—)

Para llevar a cabo con eficacia e inteligentemente la reducción de peso, es necesario un conocimiento básico sobre los alimentos y valores alimentarios. En relación con las proteínas, esta Enciclopedia comenta: «La media de las personas consume demasiadas proteínas. Si se ingiere una cantidad excesiva de proteínas, el cuerpo es incapaz de fraccionar completamente estos alimentos y convertirlos en productos finales inofensivos; al contrario, se producen algunas sustancias irritantes cuya acción es nociva para los órganos vitales del organismo, sobre todo para los riñones.» En relación con las grasas: «La grasa es alimento que más trabajo le cuesta al organismo digerir y consumir. La energía de la grasa se libera lentamente y aquellos que comen un exceso de grasa se vuelven vagos mental y físicamente.»

«Si tu trabajo exige mucho esfuerzo físico, como el de un peón o un granjero, no es necesario hacer más ejercicio excepto cuando no estés trabajando. Pero la persona que trabaja en una oficina debe hacer algún trabajo físico diario para asegurarse un buen estado de salud. Pasados los 40 años el mejor ejercicio es andar. 8 kilómetros no es demasiado, siempre y cuando comiences andando un kilómetro y medio la primera semana y después aumentes el mismo recorrido cada semana hasta que llegues a los 8 kilómetros. También es bueno jugar al golf, no una vez a la semana, sino cada día. Durante el verano los paseos se pueden sustituir por una hora o dos en el jardín, excavando, etc. No intente hacer ejercicios muy intensos una vez cumplidos los 40, y recuerde que el ejercicio en el exterior siempre es mejor que dentro de casa.»

¿Por qué ejercicio?

«¿Por qué ejercicio?» Porque todos queremos conservar el vigor de la juventud. El ejercicio es el medio para llegar al fin, pero debemos hacer ejercicio habitualmente para conseguir todos los beneficios. Antes de que la civilización naciera, la humanidad no tenía que preocuparse de hacer ejercicio. Nuestros antepasados, en el remoto pasado, tenían que hacer ejercicio para vivir, para conseguir comida, para luchar con los enemigos. Hoy en día ya no dependemos de la caza o de la pesca para obtener nuestros alimentos. La mayoría de nosotros nos sentamos en despachos o manejamos máquinas. Nos movemos en coches, trenes, ascensores. Los enemigos de la vida primitiva ya no nos preocupan. Y el resultado es que la mayoría de nosotros no hacemos la cantidad y variedad de actividad física que el cuerpo humano necesita.

La flexibilidad de un miembro y el incansable vigor desarrollado en los juegos y deportes de la niñez pronto se pierden con el paso de los años. Nuestro trabajo diario nos exige muy poca o ninguna actividad muscular —o, quizá, el uso limitado de un número de músculos—. Así que debemos compensar esta carencia en nuestras horas libres. Debemos optar deliberadamente por hacer ejercicio si queremos disfrutar de los beneficios. Cada vez que nos vamos haciendo mayores no es más fácil hacer el menos ejercicio posible, a pesar de que es cuando más se necesita cierta cantidad de ejercicio. Es necesario mantener el corazón y los pulmones en excelentes condiciones;  para mantener la circulación activa, para mejorar la digestión y eliminación, para conservar un figura atractiva y con aspecto sano. En pocas palabras, ayuda a garantizar el funcionamiento adecuado de todo el organismo: para conservarnos llenos de vitalidad y sentirnos en forma.

Ejercicios diarios del Dr. Robert

Giros de torso: con las manos en la cadera girar a la derecha, después a la izquierda. 100 veces.

Ejercicios de cara y cuello del Dr. Tilden:

Gira la cabeza primero hacia la derecha y después hacia la izquierda. 10 veces cada movimiento.

Mueve la cabeza hacia atrás tanto como puedas sin que te duela y adelante hacia el pecho. 10 veces.

Mueve la cabeza hacia el hombro derecho y después hacia el izquierdo. 10 veces.

Gira los hombros, primero en una dirección, después en la otra. 20 veces.

Levanta los hombros hasta el nivel de las orejas. 10 veces.

Extiende los brazos hacia delante en posición horizontal. Gira las manos lo más rápido que puedas hasta estar razonablemente cansado.

Extiende los brazos hacia arriba y repite el mismo ejercicio.

Extiende los brazos hacia los lados en posición horizontal y repite el mismo ejercicio.

Boxeo imaginario dos o tres minutos.

Gira los brazos haciendo un círculo completo cruzando por el pecho. 25 veces.

Utilizando pesas (comience con 2 kilos y aumenta el peso cuando hayas logrado hacer 10 repeticiones con comodidad):

— Inclínate por la cintura. Con las pesas en las manos, dobla los brazos por los codos. 10 repeticiones.

— En posición recta. Repite el mismo ejercicio.

— Eleva ambas pesas sobre la cabeza y vuelve a los hombros. 10 repeticiones.

— Desde la altura de las caderas extiende las pesas hacia fuera hasta llegar a la altura de los hombros. 10 repeticiones.

— Boxeo imaginario con 4 kilos.

Las astas del molino: con la mano izquierda toca el pie derecho y con la mano derecha toca el pie izquierdo. 20 repeticiones.

Flexiones profundas de rodillas. 20 repeticiones.

Bicicleta. 25 veces. En posición de bicicleta, dobla 10 veces las rodillas y levántalas hasta adoptar una posición vertical. 25 veces.

Aerobic. Entre 5 y 10 minutos.

Correr en el sitio. 10 minutos.

Andar cuando el tiempo lo permita.

(El 1 de Enero de 1984, el Dr. Robert cumplirá 83 jóvenes años. Además de la actividad física, pasa entre 10 y 12 horas dedicado a la investigación, escribir, y dirigiendo el Bionomics Health Reseach Institute [Instituto de Investigación de la Salud Bionómica]

EJERCICIOS

Verdadero o falso

La geriatría es el estudio de las personas mayores y sus problemas.

Por regla general, sólo aquellas personas que son mayores escriben sobre los problemas de las personas mayores.

El método de los «pasos de bebé» es un enfoque comúnmente utilizado en la psicoterapia para animar a la gente a moverse hacia una dirección más constructiva.

Las clases de tensiones experimentadas no varían de una etapa a otra.

Por regla general, los médicos comprenden bien la verdadera naturaleza de la enfermedad.

Las personas mayores tienden a padecer una gran variedad de enfermedades crónicas.

La mayoría de los ciudadanos mayores han logrado las metas que se propusieron en su juventud.

Una ansiedad extrema puede ser correctamente denominada neurosis.

Muchos hijos mayores están tan involucrados en sus propios problemas que con frecuencia no ofrecen apoyo, ni emocional ni de otra clase, a sus padres.

El hacerse mayor hace que uno esté senil.

Las personas ancianas nunca sufren abusos.

Cada anciano que busca tu consejo ha demostrado que era «uno de los duros».

Los niños que todo el día están encerrados en casa bajo llave suelen tener miedo de lo desconocido que se oculta detrás de las puertas.

La etapa seis incluye personas con edades comprendidas entre los 50 y 60.

El cáncer de colon es un trastorno frecuente entre los hombres de mediana edad.

Extirpar los pechos a las mujeres jóvenes es, en opinión de los higienistas, un método válido para prevenir la aparición posterior de un cáncer de mama.

La gente joven tiende a dejarse llevar por las circunstancias.

A las personas de mediana edad les suele gustar unirse a clubes.

La mayoría de las personas ancianas se oponen vigorosamente a tomar pastillas para dormir.

El rechazo del grupo de iguales puede provocar una grave depresión, sobre todo en los adolescentes.

Las personas mayores que viven en parques de caravanas tienen tantas actividades sociales que son felices, por lo que no tienen necesidad de recurrir al alcohol o a falsos estimulantes.

Mucha gente mayor no hace el suficiente ejercicio.

Todas las personas mayores deberían tomar vitaminas simplemente como precaución contra el proceso de envejecimiento.

No hay ninguna forma de que las personas ancianas puedan ponerse mejor, así que probablemente lo mejor es internarlos en instituciones donde pueden recibir un cuidado médico adecuado.

Todos los asilos ofrecen un excelente cuidado a sus internos.

Múltiples elecciones

Las personas que han alcanzado la etapa cinco suelen sufrir con frecuencia:

sarampión

cirrosis hepática

enfisema

artritis reumatoide

Todo lo anterior.

Las mujeres en la etapa seis padecen de:

sofocos

toxemia

Gran cantidad de flujo sanguíneo durante la menstruación.

Reservas de energía reducidas.

Todo lo anterior.

Las personas que han sobrevivido bien hasta los 70 y 80 años han demostrado que:

Se han cuidado razonablemente bien.

Que fueron a la universidad y aprendieron mucho

Que tuvieron éxito en los negocios

Que han tenido familia numerosa

Que tenían una buena herencia genética.

Todo lo anterior

Tomar fármacos:

Es necesario cuando nos vamos haciendo mayores.

Siempre deberían tomarse siguiendo las recomendaciones del médico.

Es perfectamente correcto siempre y cuando reduzcamos la dosis.

Debería evitarse.

Ninguna de la anterior.

¿Cuál de los siguientes factores ha tenido un mayor impacto sobre la unidad familiar?

La moderna sociedad urbana e industrial.

Los avances en medicina.

La mejor educación de los médicos.

Que la gente vive mucho más tiempo

Que los ancianos prefieren vivir solos.

Respuestas cortas

Cita cinco estados patológicos que se observan con frecuencia en la etapa tres.

Cita cinco trastornos frecuentemente observados en la etapa cinco.

El estado de salud de los niños muy pequeños se determina por qué factores. Nombra al menos tres.

Cita al menos seis cosas que preocupen a los ancianos y les hacen desear la muerte.

En la conferencia del cirujano a un grupo de personas mayores él le aconsejó a su audiencia que hiciera ciertas cosas. Di al menos cinco.

Rellenar los espacios en blanco

En 1975 se realizaron unas……………………. histerectomías.

La causa más común de enfermedad es la …………………

La ……………… es el primer asesino de niños muy pequeños.

Anquilosis es un término utilizado para indicar una  ………… de las …………..

Los objetivos educativos se suelen lograr en la etapa ……………….

Las personas en la etapa ……………. representan el  …% de todos los suicidios.

Las articulaciones deformadas y dolorosas en los ancianos suele llevar a un …………. social.

La vejez debería ser una época para ……………

Cuanto más enferma se pone una persona, más suele tender a …………. las preocupaciones normales.

Los ……….. ……………. ayudarían a que los ancianos disfrutaran de un mejor estado de salud del que en la actualidad ofrecen la mayoría de los asilos.

En la etapa …………… muchos adultos eligen su pareja y fundan nuevas unidades familiares.

Los dolores de cabeza y otros síntomas similares son una primera señal de sobrecarga ……..

La oficina de ……………… de los Estados Unidos puede ofrecer información sobre las oportunidades para los ancianos.

¿Qué es lo que el hermano de 97 años decidió por fin que iba a dejar? ……………

La …………….. se conoce como cáncer de la sangre.

Redacciones

Comenta brevemente por qué crees que es importante para el practicante higienista comprender las preocupaciones emocionales de sus clientes ancianos.

Si fueses a fundar un hogar para ancianos, ¿sobre qué cosas insistirías?

Desarrolla la pregunta 2 y explica por qué harías eso.

Cita algunas de las cosas que en su totalidad puede influir sobre la calidad de vida durante la vida y di por qué.

¿Por qué crees que vivir higiénicamente puede hacer que disfrutemos más de la edad dorada?

RESPUESTAS

Verdadero o falso

Verdadero

Falso

Verdadero

Falso

Falso

Verdadero

Falso

Verdadero

Verdadero

Falso

Falso

Verdadero

Verdadero

Verdadero

Verdadero

Falso

Verdadero

Verdadero

Falso

Verdadero

Falso

Verdadero

Falso

Falso

Falso

Elecciones múltiples

b-c-d

e

a-e

d

a

Respuestas cortas

1)

Enfermedades agudas, sobre todo resfriados y otros trastornos respiratorios.

«alergias»

Arteriosclerosis y también esclerosis múltiple.

Síntomas reumáticos

Problemas cardiacos

Trastornos digestivos, incluyendo úlceras, diarrea, etc.

Deficiencias renales.

Problemas menstruales en las mujeres

Parto doloroso

2)

resfriados, etc.

Arteriosclerosis: aterosclerosis.

Cirrosis hepática

Problemas cardiacos

Enfisema

Artritis reumatoide

Tumores

Flujo menstrual copioso

Cáncer de colon

Colitis ulcerosa

Obesidad

Alcoholismo, etc.

Falta de vitalidad

Dolor de cabeza frecuente

3)

diátesis heredada

Salud y cuidado de la madre durante el periodo prenatal.

Cuidado y alimentación del niño tras el parto.

Entorno emocional y experiencias.

Cuidado físico y crianza, incluyendo la protección contra la violencia.

Clase, cantidad y calidad de la alimentación.

4)

Pérdida de la pareja

Despreocupación por parte de los hijos

Carencia de una ocupación útil, pasatiempo o interés.

Preocupaciones económicas

Aislamiento social

No poder recuperar su antiguo interés por los asuntos de la sociedad.

Su carencia de un buen estado de salud.

5)

Visitar varios asilos y elegir el que más nos guste como futuro «hogar»

Si padece hidropesía, tome su pastilla de digoxina.

Si se va a los trópicos, tome quinina.

Tome pastillas para el tiroides si este es su problema.

Extírpese la vesícula biliar antes de jubilarse si le está dando problemas.

Siga comprobando las baterías del marcapasos.

Tómese las pastillas y opérese de lo que le haga falta antes de jubilarse.

Rellenar los espacios en blanco

800.000

Exceso de alimentación

Leucemia

Rigidez/articulaciones

Tres

Siete/25

Aislamiento

Para uno mismo

Exagerar

Higiénicos

Tres

Tóxica

Small Business Administration

Pan

Leucemia

Redacciones

Los estudiantes debería hablar sobre la tesis de que una carencia de equilibrio puede influir mucho, de forma adversa, en el estado de salud. Se pueden dar ejemplos, como el hecho de que las preocupaciones pueden dañar e incluso paralizar el proceso digestivo, lo que acarrea una malnutrición general. Unos celos exagerados, de la pareja por ejemplo, puede impedir que una persona haga bien su trabajo. Etc.

Yo fundaría un hogar higiénico, uno que insistiera sobre aquellas cosas, factores, influencias, etc., que fomentan una mejoría del estado de salud. Factores como:

Limpieza de la persona, ropa y entorno.

Ejercicio adaptado a la capacidad que el individuo tenga para hacerlo.

Baños de sol.

Aire fresco

Ayunos ocasionales, si se requieren y cuando se requieran.

Actividades adecuadas: clubes, pasatiempos, etc.

Conferencias que activen la mente.

Alegría, sociabilidad.

Mantener una actitud positiva.

Una explicación de la pregunta 2 debería hablar sobre el hecho de que todos los requisitos de la vida orgánica deberían ser una parte adecuada de un programa higiénico para los ancianos. Esto es necesario ya esté el interno actualmente enfermo o disfrute de un buen estado de salud.

La mejor forma en la que un hogar higiénico puede ayudar a sus internos es, en la medida en la que lo permita el entorno, satisfaciendo todas sus necesidades: físicas, mentales, emocionales, económicas, espirituales, etc.

Cosas que pueden influir en la calidad de vida durante la vida. Di por qué.

Salud en la niñez: si desde el comienzo de la vida se establece una buena base ésta ayudará a la persona a soportar muchos de los factores estresantes de la vida.

Educación: En el mundo actual, las cosas se han vuelto importantes. Ayudan a hacer la vida más placentera. El hecho de tener una buena educación suele permitir el poder ganarse mejor la vida.

Unidad familiar: El sentimiento de sentirse solo contra el mundo puede minar la salud de la persona y derrotarla antes de que comience. Comienza a decirse a sí misma: «¿Para qué, si de todas formas a nadie le importa? ¡Por qué preocuparse!»

Una pareja adecuada: Un matrimonio feliz o una buena amistad representa un papel muy importante en casi todos los aspectos de la vida del adulto.

Vivir higiénicamente: Sin un buen estado de salud, la vida puede convertirse en una experiencia terrible.

5) Vivir de forma higiénica puede ayudarnos a mejorar nuestra salud, si es mala y a conservarla si en la actualidad es buena. Si uno disfruta de un excelente estado de salud podrá ser una fuerza mucho más efectiva en el mundo de lo que jamás podría hacerlo una persona enferma. La buena salud hace que la persona sea capaz de enfrentarse mejor a los problemas de la vida y, de hecho, a vivir en un estado casi constante de euforia en el que todas las cosas tienen solución. La buena salud le ofrece a la persona tener cierto estado de independencia, porque tanto la mente como el cuerpo retienen su capacidad para funcionar con un alto rendimiento.

* Variedad de melón originaria de Armenia. (N. de la T.)

[1] Bergson. Henri. Creative Evolution [Evolución creativa]. (N. del autor).