Lección 005 – Introducción a la Ciencia de la Nutrición

EL SISTEMA DE SALUD DEL HIGIENISMO
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La Ciencia de la Nutrición
PRIMERA PARTE:
PRINCIPIOS BÁSICOS DEL HIGIENISMO
QUINTA LECCIÓN:
Introducción a la Ciencia de la Nutrición
Life Science Institute
TEMA: Todas las actividades y condiciones de la vida afectan al proceso nutritivo
PROFESOR: T.C. Fry
* Generalidades
* Objetivos de esta lección
* Definiciones
* Conceptos clave
* Hechos destacables
* Esquema global de la lección
* Presentación de la lección
* Preguntas sobre la lección
* Resumen de la lección
* Textos complementarios
* Hojas de trabajo
* Respuestas
GENERALIDADES
La lección quinta le muestra el punto de vista higienista de la nutrición.
Antes de introducirnos en los escondrijos esotéricos del tema, establezcamos una perspectiva viable. Debemos tener presente que esta lección es simplemente una introducción al mundo de la nutrición, y como tal presentamos de forma muy simple qué es en realidad la nutrición. Es muy importante que partamos desde este punto, ya que los conocimientos que abarquemos en esta lección serán simplemente introductorios.
Presentamos el tema de la nutrición desde la perspectiva de su utilidad en la práctica profesional y le recordamos algunos de los errores más comunes que pueden cometer sus pacientes en su búsqueda por la salud. Sin tener presente sus problemas, su obligación será la de guiarles por el camino que les conducirá hacia la recuperación y la obtención de una maravillosa salud.
OBJETIVOS DE LA LECCIÓN QUINTA
El objetivo principal de esta lección es presentarle un nuevo concepto de lo que entendemos por nutrición. En ella descubrirá que la nutrición abarca mucho más que los alimentos y los ayunos.
Observará que la nutrición está relacionada directamente con las formas de vida de las personas y que el alimento constituye únicamente el material orgánico natural que conforma una parte del proceso nutritivo. Cualquier otra facultad, elemento o influencia esencial para el proceso nutritivo es vital.
Nuestra intención con esta lección es aportarle una visión exhaustiva, pero superficial, de la nutrición y del panorama nutricional de nuestros días. Todo lo que aprenda en esta lección le proporcionará unos conocimientos básicos que podrá utilizar en lecciones posteriores.
Unos de los propósitos principales de esta lección es hacerle comprender que los alimentos que una persona ingiera deben estar en armonía con las necesidades del cuerpo humano, si se cumple esta prerrogativa, podremos considerar dichos alimentos como ideales o ventajosos para la dieta humana.
Cuando finalice esta lección, conocerá:
A. Que la nutrición es más que el alimento.
B. Que la nutrición depende de las facultades corporales y sus funciones armoniosas.
C. La relación existente entre el alimento y el organismo.
D. Qué son en realidad los alimentos idóneos para la humanidad.
E. Cuál es nuestra principal necesidad nutritiva.
F. Cuántas proteínas necesitamos en realidad.
G. De dónde adquieren las proteínas los frutívoros.
H. Si los seres humanos deberían suplir sus dietas con vitaminas, minerales y proteínas.
I. Las diferentes escuelas de dietética existente en los Estados Unidos de Norteamérica.
J. Qué sustancias nutritivas no comestibles necesita el organismo.
K. Algunos de los males ocasionados por los condimentos y los alimentos cocinados.
L. Cómo presentar a sus pacientes un nuevo régimen de salud.
DEFINICIONES
ABSORCIÓN: En fisiología, el paso de sustancias de los intestinos a los vasos sanguíneos. El movimiento de sustancias de un medio a otro mediante la difusión, osmosis o cualquier otro proceso. El paso de sustancias nutritivas de la sangre a la linfa, y de allí a las células.
ÁCIDO ARÁQUICO: Unos de los ácidos grasos no saturados esenciales en la nutrición humana. El organismo no puede sintetizarlo.
ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES: Ácidos grasos que el organismo debe ingerir porque no puede sintetizarlos. Estos ácidos, como la vitamina C, y algunos aminoácidos que el organismo no puede crear, se encuentran principalmente en las frutas, en las verduras, en las nueces y en las semillas. Son grasas no saturadas. Los ácidos grasos esenciales más importantes son el ácido linolélico, el ácido linoleico y el ácido aráquico.
ÁCIDO CLORHÍDRICO: En fisiología, ácido segregado en el estómago para facilitar la digestión de las proteínas.
ÁCIDO LINOLEICO: Ácido graso esencial. Grasa no saturada que somos incapaces de sintetizar y que debemos obtener de las fuentes de alimento.
ÁCIDO LINOLENICO: Ácido graso esencial que no podemos sintetizar y que debemos obtener de nuestra dieta alimenticia. Uno de los ácidos grasos no saturados.
ALMIDÓN: Carbohidrato complejo (polisacárido) compuesto por moléculas sacáridas. Especie de almacén energético que utilizan muchas plantas, principalmente los tubérculos y los cereales, aunque también lo utilizan las nueces y las semillas.
ANABOLISMO: Conversión o síntesis de materias primas en formas útiles.
ANABOLIZAR: Crecer o desarrollarse. Complicar.
ANTROPÓLOGO: Persona que por profesión o estudio se dedica a la investigación de ser humano en todos sus aspectos. Incluye el estudio de su cultura, entorno, biología, fisiología, historia, etc. del pasado y de la actualidad.
ARISTOFAGIA: Significa literalmente nutrición excelente.
ASIMILACIÓN: En fisiología, acción de incorporar o convertir elementos nutritivos en protoplasmas o sustancias corporales. También se denomina síntesis. .
AUXINA: Factor de crecimiento u hormona que se encuentra en los alimentos puros. También recibe el nombre de auxihormona. Vitamina que utiliza el organismo en el proceso de crecimiento.
CARNÍVORO: Dícese del animal que se encuentra adaptado anatómica y fisiológicamente a la ingestión de carne cruda, sangre, huesos, etc.
CASEÍNA: Proteína que se encuentra en la leche. La enzima renina es necesaria para su digestión.
CATABÓLICO: Antónimo de anabólico. Adjetivo que describe el proceso de descomposición. Los lisosomas son algunas de las enzimas utilizadas en las autodigestión de sustancias complejas. Éstas las descomponen en sustancias simples para volver a utilizarlas o expulsarlas del organismo.
CATALIZADOR: Enzima, vitamina o sustancia capaz de producir la descomposición o el cambio de sustancias complejas. No sufren ninguna transformación durante el proceso.
CATALIZAR: Acción de transformar sustancias complejas en sustancias simples. Descomponer.
CONDIMENTO: Dícese de las sustancias utilizadas para dar sabor a los alimentos, principalmente las especias, las salsas, los edulcorantes, las hierbas aromáticas, los ácidos, etc. Por regla general, los condimentos contienen o están hechos de sustancias tóxicas.
CONMINUTAR: Triturar, pulverizar o descomponer en partículas más pequeñas. Convertir en polvo las rocas es un proceso de conminutación, lo mismo que sucede con la masticación de los alimentos.
ECOCULTURA: Término compuesto por la palabra ecología, ciencia que se encarga del estudio de los organismos, de sus relaciones y de sus entornos, y cultura, cuyo significado es «cultivar». La ecocultura es una nueva forma de cultivar la tierra con el fin de conseguir un mejor uso del planeta ahora y en el futuro. Para los seres humanos este término significa principalmente el cultivo de árboles ─árboles que nos aporte frutas, nueces y otros frutos-. Cuando hablamos de ecocultura, nos referimos también a la organicultura. Este método de cultivo utiliza únicamente una tecnología constructiva, y no destructiva, y usa unos medios de cultivo y desarrollo estrictamente naturales.
ENZIMA: Una de las sustancias orgánicas complejas, por lo general naturalmente proteínica, que producen las células. Su función principal es la de catalizar las sustancias complejas, reduciéndolas en elementos más simples y útiles. También son bastante importantes como componentes de sustancias vivas.
FISIOLÓGICO: Relativo a las funciones y propiedades de un organismo.
FRUTÍVORO: Dícese del animal que se encuentra anatómica y fisiológicamente adaptado a la ingestión de frutas.
GLUTEN: Sustancia proteínica no digestible necesaria para el ser humano que se obtiene del trigo y otros cereales o de las verduras. Ésta sustancia se obtiene a través del proceso de molienda, por medio del cual el trigo se convierte en almidón, llamado popularmente harina.
GRAMINÍVORO: Dícese del animal que se alimenta de semillas de plantas gramíneas (cereales).
HIERBA: Originalmente significaba planta nutritiva comestible. Sin embargo, en la actualidad este significado ha sido eclipsado por las plantas utilizadas con fines «medicinales». Todas estas plantas se evalúan, no por su valor nutritivo, sino por sus propiedades tóxicas.
HERBÍVORO: Dícese del animal que se encuentra adaptado a la ingestión de plantas. Los herbívoros son normalmente animales ungulados (ganado, caballos, cabras, ovejas, etc.), pero algunos no lo son (conejos).
INSECTÍVORO: Dícese del animal que se encuentra fisiológica y anatómicamente adaptado a la ingestión de insectos. Los osos hormigueros, los murciélagos y los pájaros son ejemplos de insectívoros.
MACROBIÓTICO: Significa vida larga. Las diferentes escuelas de dietética utilizan este término para referirse a una dieta que alarga la esperanza de vida.
METABOLISMO: Proceso mediante el cual se crean, se utilizan y se descomponen los protoplasmas de sustancias vivas. Es la suma total de los procesos de anabolismo y catabolismo: los medios que generan energía en el organismo.
MICROGLÓBULO: Esfera de tamaño microscópico. Un microglóbulo es una bola tan pequeña que no puede detectarse a menos que sea por medio de un microcoscopio.
MINERALES: En fisiología humana, término que se refiere a aquellos minerales que pueden utilizarse con fines favorables para la vida. Significa que pueden encontrarse en forma orgánica, por lo general como una sal o como un coloideo. Los seres humanos no pueden utilizar los minerales inorgánicos con formas extremadamente diminutas, aunque sí pueden utilizarlas las plantas.
MUCOSIDAD: Secreción corporal cuya consistencia puede variar de una forma delgada y aguada a una forma espesa y viscosa. El organismo segrega esta sustancia a través de las membranas mucosas para expulsar los elementos tóxicos existentes en su interior. El organismo expulsa la mucosidad, que envuelve las sustancias tóxicas, a través de los canales ordinarios de eliminación, generalmente el sistema respiratorio.
NUTRICIÓN: La suma de todos los procesos que suministran al organismo sus necesidades.
OMNÍVORO: Dícese del animal que se encuentra fisiológica y anatómicamente adaptado a la ingestión de carne y verdura.
ORTOTROFIA: Literalmente significa alimentación correcta.
OXIDACIÓN: La combinación de oxígeno y otro elemento con el fin de formar un óxido. La corrosión y la combustión son dos formas de oxidación. Aquellas sustancias que se exponen al aire se combinan con el oxígeno con bastante rapidez.
PATOGÉNICO: Dícese de aquello que es tóxico o dañino dentro del organismo. Que provoca la reacción del organismo con la aparición de una enfermedad o una afección. Patogénico significa literalmente que provoca una enfermedad.
PEPSINA: Enzima creada por el estómago que, al contactar con ácido clorhídrico, descompone las proteínas en peptonas y proteosas.
PROTEÍNA: Sustancia básica de la vida. Material constructivo de los organismos. Las proteínas son compuestos orgánicos nitrogenados formados por aminoácidos que se combinan en una variedad infinita de uniones. Las plantas y los animales son los únicos que pueden sintetizarlas o crearlas, en los animales se forman a partir de los aminoácidos descompuestos por las proteínas ingeridas. Los aminoácidos pueden utilizarse directamente en la formación de las proteínas o reaminarse o desaminarse para formar los aminoácidos necesarios que se utilizan, a su vez, para crear las proteínas precisas.
SIMBIÓTICO: Vivir en armonía con las otras formas de vida. Relación donde los órganos dispares viven juntos realizando servicios recíprocos.
SINERGÉTICO: La industria farmacológica ha empleado este término para referirse a los fármacos que actúan en coordinación para conseguir un efecto deseado. En realidad, este término significa trabajar coordinadamente para alcanzar los resultados deseados. La síntesis es un proceso sinergético.
SÍNTESIS: En fisiología, la unión de diferentes materiales para crear materiales más complejos. Formación de protoplasmas y otras sustancias vitales.
SUPLEMENTO: En lenguaje popular, lo que rectifica una deficiencia. Aquello que se añade a una dieta para completar los elementos nutritivos precisos para ejecutar los procesos vitales.
TERAPÉUTICO: Relativo al tratamiento de las enfermedades y los malestares. Cualquier acción o utilización de sustancia cuyo fin sea curar o suprimir los síntomas y condiciones de la enfermedad.
VIGORIZACIÓN: Proceso a través del cual se consigue la revitalización y la actividad vigorosa.
VITAMINA: Sustancia elemental en los procesos vitales, tanto en las plantas, como en los animales. Las vitaminas son por lo general proteínas. Sería más apropiado referirse a ellas como coenzimas debido a su papel en las actividades metabólicas, especialmente en la síntesis de protoplasmas, células y tejidos.
CONCEPTOS CLAVE
Entendemos como nutrición la suma de todos los procesos que tienen lugar en el organismo con el fin de generar las sustancias precisas para garantizar el perfecto funcionamiento del cuerpo humano. Aunque el alimento constituye el elemento fundamental de la nutrición, su utilización depende de la acción armoniosa de los otros factores que intervienen en la vida.
Todas las especies, entre ellas el ser humano, obtienen sus necesidades de los alimentos que se encuentran en armonía con su existencia biológica. Los alimentos naturales no ocasionan ningún riesgo, patogenia o problema.
EL hombre ingiere, por regla general, más elementos nutritivos de los necesarios, provocando con ello una sobrealimentación que puede causar la aparición de problemas patológicos (incluso con alimentos naturales).
Nuestra preocupación por las proteínas puede ocasionarnos más problemas de la cuenta. Consumir una media de 94 gramos diarios, en vez de los 25 ó 30 gramos necesarios, es peligroso, ya que la descomposición de los derivados de las proteínas en nuestro organismo es bastante tóxica. La ingestión excesiva de proteínas, especialmente si están cocinadas, desemboca en procesos de putrefacción.
La necesidad proteínica en la dieta de un adulto no varía considerablemente de las necesidades de un recién nacido en fase de crecimiento. El nivel de proteína que un recién nacido recibe de la leche maternal se acerca al 1%, porcentaje muy similar al nivel de proteínas existentes en casi todas las frutas.
HECHOS DESTACABLES
El alimento no es el único elemento que forma parte del proceso nutritivo, sino una más de sus necesidades. Junto a éste, el proceso nutritivo necesita aire, luz del sol, agua, energía nerviosa, actividad, etc. En definitiva, el proceso nutritivo requiere todas las energías necesarias para que el organismo funcione perfectamente.
La energía que el organismo requiere para vivir, para efectuar el proceso de limpieza y para curarse ─la energía para ejecutar todas las funciones y actividades del organismo─ se encuentran en su interior. Los agentes externos pueden interferir en su desarrollo, pero nuca podrán controlarla o asistirla.
Los seres humanos son por naturaleza criaturas frutívoras. Esto significa que cualquier otro alimento que no sea fruta debe considerarse como perjudicial para su salud, ya que carece de todas las cualidades que requiere nuestro organismo. El organismo humano carece de las cualidades necesarias para digerir y utilizar los productos derivados del animal, con la excepción de los recién nacidos que pueden ingerir leche. Las verduras no poseen todos los elementos nutritivos que exige el organismo (carbohidratos o necesidades energéticas), excepto en algunas regiones del planeta, donde las verduras destacan por sus riquezas nutritivas, especialmente vitaminas, minerales, proteínas y grasas. Por otro lado, los alimentos de los frutívoros son adecuados, y adecuación es todo lo que necesitamos.
Los cereales, los granos, los tubérculos y otros productos considerados comúnmente como verduras son perjudiciales para el ser humano. De la misma forma que lo son la leche y sus derivados.
Como profesional de la salud, su obligación será la de guiar a los seres humanos por el camino que les conduzca hacia la recuperación de la salud. Para ello, recomiende a sus pacientes el consumo de frutas frescas en su estado natural y puro. La deficiencia más importante a la hora de alcanzar las necesidades de la vida se encuentra en su dieta alimenticia y en su forma de vida sana. Su obligación será la de inspirar, motivar y guiar a sus pacientes hacia una dieta correcta y una forma de vida sana.
ESQUEMA GLOBAL DE LA QUINTA LECCIÓN
I. ¿Qué entendemos por nutrición? (Definiciones y conceptos).
A. La nutrición es la suma de todos los procesos que promueven el crecimiento y el buen funcionamiento.
B. Las condiciones y las actividades vitales modifican la nutrición.
C. La nutrición abarca los procesos de crecimiento, desarrollo, suministro y vigorización.
II. El alimento es un elemento de nutrición.
A. El alimento es una sustancia inerte ─principalmente materiales puros y naturales─.
B. El uso del alimento se encuentra sujeto a la capacidad que tiene el organismo de procesar, asignar, asimilar, metabolizar y eliminar.
C. El alimento es únicamente una de las muchas necesidades que componen la nutrición.
III. Criterios fisiológicos que deben respetar los alimentos.
A. Adaptaciones alimenticias de algunas especies.
B. Relación de capacidades de procesar alimentos.
C. Adaptaciones alimenticias de los seres humanos.
D. Requisitos dietéticos que determinan nuestros alimentos ideales:
1. Los alimentos deben ser sustancias no tóxicas.
2. Los alimentos deben ser comestibles en su estado crudo.
3. Los alimentos deben atraer nuestros sentidos.
4. Los alimentos deben digerirse con facilidad cuando se consumen solos o bien combinados.
5. Los alimentos deben digerirse eficientemente.
6. Los alimentos deben tener la cantidad precisa de proteínas.
7. Los alimentos deben tener la cantidad precisa de vitaminas.
8. Los alimentos deben tener la cantidad precisa de sales minerales.
9. Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de ácidos grasos.
10. Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de calorías.
11. Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de agua.
12. Como regla general, los alimentos naturales son alcalinos en la reacción metabólica.
IV. Factores nutritivos de los elementos no comestibles
A. La luz del sol y la luz natural.
B. El aire fresco y el oxígeno.
C. El agua pura.
D. El ejercicio y la actividad.
E. El descanso y la relajación.
F. El sueño.
G. El equilibrio emocional.
H. Otros requisitos de la vida.
I. Condiciones generales del organismo.
V. Debate sobre las enseñanzas convencionales de la nutrición.
A. ¿Representan las dietas diarias recomendables (RDAs) nuestras necesidades verdaderas?
B. Los conceptos de los cuatro grupos de alimentos básicos.
C. Hábitos alimenticios de la sociedad estadounidense.
VI. Debate sobre los hábitos alimenticios en todo el planeta.
A. Los orígenes de los paraísos y los edenes.
B. Los orígenes de los hábitos alimenticios actuales.
C. Un recorrido por las diferentes dietas del mundo.
D. ¿Afecta los diferentes hábitos alimenticios a la fisiología humana?
VII. Una nutrición negativa: hábitos y alimentos nocivos.
A. Los condimentos son drogas.
B. Cocinar los alimentos es patogénico.
C. Los alimentos procesados, refinados y conservados.
D. Alimentos perjudiciales para la dieta humana.
E. Disparates dietéticos de los sanadores.
F. Beber daña la salud.
VIII. Una visión de las escuelas dietéticas no convencionales y sus falacias.
A. La escuela macrobiótica.
B. Alimentos suplementarios y especiales.
C. La utilización de hierbas como medicinas alternativas.
D. Los vegetarianos.
E. La escuela Bircher-Benner.
F. Los frutarianos.
G. La dieta sin mucosidad.
H. Los Waerlanders.
I. Los Higienistas.
J. Los alimentos medicinales.
K. La terapia del zumo.
L. La dieta basada en ensaladas mixtas.
IX. La necesidad fisiológica de combinar alimentos apropiados.
A. El carácter químico de la digestión y sus reglas.
B. Distintas horas digestiva dicta una selectividad en las combinaciones alimenticias.
C. El carácter del alimento determina su conveniencia en una dieta.
INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA DE LA NUTRICIÓN
T. C. Fry
¿Qué entendemos por nutrición?
Los estudios convencionales sobre la nutrición se centran exclusivamente en el análisis de los alimentos, una faceta más de todo el proceso nutritivo. Nuestro objetivo a lo largo de esta lección será diferenciar qué es la nutrición y analizar los errores conceptuales que se han vertido sobre este tema a lo largo de la historia.
La nutrición es la suma de todos los procesos que promueven el crecimiento y el buen funcionamiento
El término nutrición no se refiere únicamente a la ingestión de alimentos, sino a la suma total de todos los procesos que suministran, desarrollan y sostienen las facultades y las funciones de un organismo en un estado óptimo de funcionamiento. En definitiva, nutrición es la suma total de todas provisiones que necesita la vida y abarca todos los requisitos precisos para alcanzar un estado perfecto de salud. El suministro de todos estos requisitos constituye la nutrición.
Las condiciones y las actividades vitales modifican la nutrición
La suma de todos los procesos nutritivos se añade al cociente de nuestra salud. Es decir, nuestro estado de salud es igual al total de los procesos nutricionales que lo crearon.
Cualquier factor que interfiera en el proceso de nutrición, suministro o utilización de los elementos influirá negativamente en nuestro estado de salud. Todo lo que nos afecte, o suceda a nuestro alrededor, influirá en nuestra disposición nutritiva, mejorándola, empeorándola o manteniéndola estable.
En lo referente a los alimentos, debemos recordar que el ser humano posee unas adaptaciones específicas que le permite adquirir y procesar productos, adquiriendo con ello sus necesidades nutritivas. Cualquier variación que tenga lugar en este proceso afectará directamente a nuestra nutrición, y consecuentemente a nuestra salud.
Es preciso enfatizar y recordar que la nutrición depende básicamente de nuestra salud y que, del mismo modo, la salud depende básicamente de nuestra nutrición.
La nutrición abarca los procesos de crecimiento, desarrollo, suministro y vigorización
El doctor Herbert M. Shelton define la nutrición de la siguiente forma:
La nutrición perfecta depende de los órganos perfectos, de las funciones óptimas y de un estado de salud normal. Cada uno de estos elementos tiene una dependencia recíproca y su desarrollo se basa en el desarrollo del otro. Todos los procesos y las funciones son independientes e interactúan en armonía para alcanzar un bienestar mutuo. No podemos separarlos y categorizarlos, ya que cada aspecto de la vida es únicamente una parte de una entidad unida.
Esta idea de interdependencia e interacción nos conduce hacia el principio que defiende que el camino más apropiado para recuperar y desarrollar la fuerza y el vigor se encuentra en las actividades y los procesos que permiten el crecimiento. Recuperamos y desarrollamos la fuerza y el vigor de la misma forma que nos mantenemos sano, de la misma forma que un recién nacido se desarrolla y se convierte en un adulto vigoroso. Las energías y las fuerzas que nos trajeron al mundo, que nos permiten seguir viviendo, que causan nuestro crecimiento y desarrollo y que nos convierten en seres adultos, son suficientes para recuperar nuestra salud, si ha sufrido algún daño.
El alimento es un elemento de nutrición
Como ya afirmamos anteriormente, el alimento sólo constituye una parte de las necesidades vitales. Cuando hablamos de los alimentos, nos referimos a los materiales naturales que forman parte de los procesos nutritivos. Cuando comemos, el organismo descompone mecánica y químicamente los productos ingeridos y los transforma en elementos y sustancias especiales. Este proceso permite al cuerpo humano sintetizar y absorber los elementos esenciales y recibir las necesidades especiales.
El alimento es una sustancia inerte ─compuesta principalmente de materiales puros y naturales─
Muchas personas creen que los alimentos actúan de forma diferente en el interior del organismo. Sin embargo, esta concepción es errónea, ya que los alimentos no actúan en el organismo, sino que sufren la acción del organismo. Para que el organismo pueda utilizar un alimento, éste debe perder todas sus características. Por esta razón, el cuerpo lo mastica, tritura y mezcla con fluidos digestivos para reducirlo químicamente en sustancias básicas aptas para su absorción, síntesis y utilización.
Veamos otra definición de nutrición aseverada por el doctor Shelton:
La nutrición es un proceso vital que puede efectuar únicamente los organismos vivos. Es un proceso de crecimiento, desarrollo y vigorización. Ingerir la cantidad necesaria de buena comida, beber agua pura y respirar aire puro son procesos deseables, pero el organismo necesita además otros factores para alcanzar un buen estado de salud, la fuerza necesaria y el vigor preciso. La nutrición depende básicamente de la función. Para conseguir que el organismo realice una función nutritiva perfecta, debemos mejorar nuestra nutrición.
El alimento sólo tiene valor en sus conexiones fisiológicas con el aire, el agua, la luz del sol, el descanso, las horas de sueño, el ejercicio, la actividad, la limpieza y las sanas influencias mentales y morales. En definitiva, todas las circunstancias normales y naturales que conocemos como necesarias para la conservación de un buen estado de salud.
La definición del doctor Shelton no es más que una reiteración de todo lo que hemos enfatizado hasta ahora: cuanto mejor sea su salud, mejor será su nutrición y, consecuentemente, cuanto mejor sea su nutrición, mejor será su salud. Debemos suministrar todos los factores y condiciones de la vida de forma óptima para alcanzar un estado de salud perfecto.
Una vez más, debido a su gran importancia, nos vemos obligados a reiterar que el alimento no utiliza al organismo, sino que es el propio cuerpo quien utiliza para sus fines el alimento. La vida vegetal proporciona el alimento necesario a los animales como intercambio de otros servicios aportados por los animales a las plantas. Este intercambio de intereses recibe el nombre de simbiosis. Los seres humanos prestan un gran servicio a las plantas al sembrar accidentalmente sus semillas por todos lados. ¿Hubo alguna vez alguna recompensa tan grande por la realización de un servicio tan pequeño?
Como nutricionista, debe tener siempre presente que los alimentos no realizan ninguna labor en el interior del organismo. No gozan de ningún poder o energía para efectuar un proceso de limpieza o sanación. Los alimentos no pueden tener ningún deseo o fin. Su única finalidad es ser ingerido y utilizado.
El uso del alimento se encuentra sujeto a la capacidad que tiene el organismo de procesar, asignar, asimilar, metabolizar y eliminar
Un organismo dañado no puede procesar y utilizar el alimento de forma apropiada, al perder todas las energías funcionales necesarias para efectuar los procesos digestivos. Cuando presienta que las funciones nutritivas de un organismo sufren algún deterioro, se percibe por la pérdida de apetito, evite consumir ningún alimento. Le recomendamos que aconseje a sus pacientes que no consuman nada y ayunen durante unas comidas. En pocos días mejorará.
Si el cuerpo se encuentra bajo alguna condición anormal, le recomendamos que no ingiera, ni consuma ningún alimento. Cuando el organismo padece fiebre, dolores, alteraciones emocionales, fatigas, preocupaciones, insomnio, etc. , es incapaz de generar las energías necesarias para efectuar adecuadamente los procesos de digestión, apropiación y asimilación. Cuando se encuentra bajo estas condiciones, el organismo no puede crear un estado de hambruna o apetencia.
El alimento es únicamente una de las muchas necesidades que componen la nutrición
Nuestra capacidad para recibir, procesar y asimilar alimentos es básica dentro del proceso nutritivo. Cuando una de estas áreas sufre una reducción o una carencia total de energía funcional, la alimentación tiene como resultado una disminución de energías corporales y una mayor producción de desechos alimenticios. Estos residuos pasan a los intestinos que son los encargados de expulsarlos del organismo.
El organismo necesita la presencia de otras necesidades fisiológicas para recibir, digerir y asimilar los alimentos de forma adecuada. Entre estas necesidades podemos destacar el oxígeno, el agua, los fluidos digestivos, la energía nerviosa, etc. Si las facultades nutritivas sufren algún percance, el daño ocasionado puede ser insuperable y puede provocar una indigestión.
Esto nos conduce a una conclusión que siempre debe tener presente: la nutrición adecuada se basa por completo en el espectro total de las actividades y condiciones del organismo.
Criterios fisiológicos que deben respetar los alimentos
Los seres vivos se adaptan a aquellos alimentos que les proporcionen sus necesidades vitales, utilizando, para ello, todas sus facultades y dotes naturales. El ser humano no es una excepción y a lo largo de la historia ha desarrollado diferentes herramientas que le permite obtener en abundancia todo el alimento que necesita y que no altera sus adaptaciones y especializaciones fisiológicas.
Cualquier animal goza de unos requisitos nutritivos básicos, que nuestros libros de biología tratan de forma bastante imparcial y correcta. Sin embargo, estos libros no tratan con la misma imparcialidad los requisitos básicos de los seres humanos, ya que nuestra educación gira en torno a nuestro inmenso complejo industrial. Esto significa que los investigadores prostituyen sus enseñanzas por el bien de aquellos que los mantienen por medio de becas. La nutrición humana, como se enseña en nuestra sociedad, no se basa en las facultades y necesidades fisiológicas, sino en los deseos de aquellas industrias alimenticias cuyos beneficios se asientan sobre la educación errónea que apoya sus productos.
Adaptaciones alimenticias de algunas especies
Las especializaciones alimenticias de algunas especies se encuentran agrupadas por designación general. Entre estos grupos podemos destacar:
*Los herbívoros (animales que se alimentan de hierbas y verduras, como el ganado, las ovejas, las cabras, los ciervos, los caballos, los conejos, etc. )
* Los graminívoros (animales que se alimentan de granos de cereales ─principalmente los pájaros─. )
* Los insectívoros (animales que se alimentan de insectos, como los murciélagos y los pájaros)
* Los frutívoros (animales que se alimentan de frutas, como los primates y antropoides, los seres humanos, los orangutanes, los monos, los chimpancés)
* Los carnívoros (animales que se alimentan de la carne, huesos y órganos de otros animales, entre ellos destacamos los gatos, los perros, los leones, los tigres, los lobos, los ratoneros, los alcones, las águilas, los chacales, etc. )
* Los omnívoros (animales que se alimentan de todo, verduras, frutas, cereales, carne, etc. , entre ellos destacamos los porcinos (guarros y cerdos).
Como probablemente sabrá, las abejas se alimentan del néctar de las flores, un néctar que procede de un polen accidentalmente contaminado por estos insectos. En su proceso alimenticio, las abejas buscan las flores apropiadas, una vez las encuentran se posan sobre sus capullos y retiran el néctar que las flores segregan especialmente para ellas. Cuando recogen la cantidad necesaria de néctar, vuelven a su colmena donde comparten su alimento con las otras abejas y almacenan los excedentes en forma de miel. Las abejas poseen un perfecto mecanismo que les permite alcanzar con facilidad todas sus necesidades, algo imposible para los seres humanos, las vacas, los caballos o los cerdos. Cada animal posee su propio sistema para encontrar las necesidades precisas para sus adaptaciones.
Como podemos comprobar, las flores crean el néctar para las abejas como recompensa a un servicio ejecutado por éstas. Un ejemplo muy ilustrativo de las relaciones simbióticas de la vida. La flor es únicamente un paso más en la producción de semillas de una planta. Antes de que una semilla pueda germinar, ésta debe fertilizarse. Para ello, las abejas son incitadas por el olor del néctar. Cuando éstas adquieren el néctar, se ven contaminadas accidentalmente por el polen, y al posarse sobre otra flor, contamina el pistilo con este polen. La fertilización accidental llevada a cabo por las abejas es el servicio que la planta induce a las abejas realizar con la segregación del néctar. ¿Quién dijo que las plantas no eran seres inteligentes?
Relación de capacidades de procesar alimentos
El ser humano goza de algunas capacidades y limitaciones naturales en la adquisición, procesamiento y utilización de los alimentos. A lo largo de su evolución, los seres humanos desarrollaron sus facultades y capacidades para reunir y procesar aquel alimento al que verdaderamente se encontraban adaptados, al igual que sucedió con los otros animales. Casi todos los animales han desarrollado sus facultades para sobrevivir tanto en la abundancia, como en la escasez. Cuando un animal goza de excedentes alimenticios en su interior, el organismo se encuentra preparado para almacenarlos, como reserva, o expulsarlos, como desechos. La capacidad que poseen los seres humanos, y los otros animales, para expulsar de forma inmediata todas las sustancias que sobrepasen sus necesidades, nos demuestra la inconveniencia que supone la sobrealimentación.
Si queremos descubrir las características que debe poseer un alimento que contenga en su interior las necesidades que el organismo humano requiere, debemos ser consciente no sólo de las capacidades del organismo, sino también de las propiedades del alimento.
Adaptaciones alimenticias de los seres humanos
Los seres humanos se encuentran dentro del grupo de los frutívoros porque su adaptación biológica le permite ingerir y procesar únicamente frutas. Sin embargo, los seres humanos no son las únicas criaturas que se encuentran dentro de este grupo. Como afirmó el doctor Alan Walker, antropólogo e investigador de la Universidad Johns Hopkins que ha realizado importantes estudios sobre la dieta de los seres humanos, durante millones de años, el hombre se alimentó exclusivamente de frutas. Aunque el ser humano se ha alimentado durante miles de años de sustancias que se escapan de sus adaptaciones alimenticias, como sucede con los alimentos cocinados, no ha sufrido ninguna transformación fisiológica que justifique una modificación de su dieta natural.
Como podrá comprobar en ulteriores lecciones, nuestras adaptaciones se basan específicamente en la ingestión y consumo de frutas.
Requisitos dietéticos que determinan nuestros alimentos ideales
Los alimentos naturales de los seres humanos deben satisfacer las siguientes características y necesidades nutritivas:
Los alimentos deben ser sustancias no tóxicas
Todo alimento que ingiramos debe estar limpio de sustancias tóxicas que puedan causar problemas digestivos. Las enzimas que se encuentran en el interior del organismo deben estar adaptadas a cualquier sustancia que se encuentre en el alimento. Entendemos por sustancias tóxicas cualquier elemento que el organismo no pueda utilizar como alimento, aunque sí pueden introducirse en el cuerpo por medio de la absorción, como es el caso del alcohol, el colesterol, las drogas, etc.
Los alimentos deben ser comestibles en su estado crudo
Debemos ingerir alimentos crudos tal y como la naturaleza nos lo suministra. Si no podemos ingerir con apetito y saborear un alimento crudo y obtener de él todas, o casi todas, nuestras necesidades, no podemos considerarlo como un alimento natural para los seres humanos. En este caso deberíamos sustituirlo por otro alimento que sí lo fuera.
Los alimentos deben atraer nuestros sentidos
Los alimentos naturales con nuestra herencia biológica atraerán todos nuestros sentidos. Al verlo, lo consideraremos bello, al olerlo, aromático y al probarlo, delicioso.
Los alimentos deben digerirse con facilidad cuando se consumen solos o bien combinados
El ser humano apenas necesitará realizar la digestión cuando ingiera alimentos a los que se haya adaptado. Podrá absorber con facilidad la cima y el cilio de sus alimentos naturales, utilizando muy pocos compuestos químicos y con el mínimo esfuerzo intestinal.
Los alimentos deben digerirse eficientemente
Aunque una digestión fácil también implica una digestión eficiente, cuando hablamos de una digestión eficiente, nos referimos a otro aspecto de eficiencia. Todo aquello que ingiramos representa una cierta cantidad de energía potencial. Para obtener esta energía procedente de los alimentos, el organismo desgasta una parte de sus energías en el proceso. El radio de energía que se obtiene en relación con la energía gastada determina el radio de eficiencia.
Veamos un ejemplo para comprenderlo mejor, supongamos que gastamos unas 30 calorías en el proceso de apropiación, masticación, absorción y transportación, para asimilar 400 calorías de la ingestión de la sandía. Por otro lado, utilizamos 280 calorías al digerir un trozo de carne del que obtenemos 400 calorías. La eficiencia que obtenemos al ingerir alimentos ricos en monosacáridos en comparación con la ineficacia de la ingestión de alimentos ricos en proteínas, nos indica con mayor claridad cuál es el tipo de alimentos a los que nos encontramos adaptados por naturaleza.
Cuando procesamos el alimento, utilizamos dos clases de energías: la energía metabólica, que abarca la energía química y mecánica usada, y la energía nerviosa. Teniendo en cuenta esto volvamos al ejemplo anterior. Cuando ingerimos sandía, el organismo utiliza muy poca energía nerviosa en el proceso digestivo. Sin embargo, cuando debe procesar alimentos a los que no se encuentra biológicamente adaptado, necesita usar una gran cantidad de energía nerviosa. La ingestión de carne puede provocar un gran agotamiento nervioso, ya que el organismo se ve obligado a utilizar toda su maquinaria a máxima potencia para asimilar las proteínas, los ácidos úricos y otras sustancias tóxicas generadas por la carne. Aunque nuestro cuerpo sienta un pequeño bienestar al utilizar energía nerviosa, al igual que nos sentimos un tanto «exaltados» con el consumo de café (realmente mina nuestra energía nerviosa), la estimulación provocada por la ingestión de alimentos perjudiciales para nuestra salud, como la carne, es un claro indicativo de la ineficacia con la que el organismo los asimila.
Los alimentos deben tener la cantidad precisa de proteínas
Los alimentos naturales que ingiramos deben aportarnos unos 25 gramos diarios de proteínas. Cuantas menos proteínas tomemos hasta llegar al límite idóneo, mejor para nuestra salud. La función de las proteínas en el interior del organismo es reponer los componentes aminoácidos necesarios para la ejecución de múltiples funciones. Debería tener siempre presente tres cosas relacionadas con la digestión de las proteínas:
1) El organismo puede reciclar hasta tres tercios de sus desechos proteínicos para cubrir sus necesidades.
2) La digestión de las proteínas requiere un gasto energético equivalente a un 70% de su contenido total de calorías.
3) La neutralización y la eliminación de las toxinas generadas por la degeneración de las proteínas (putrefacción) requiere grandes cantidades de energía nerviosa que, aunque estimulan al organismo durante un período de tiempo, terminan por debilitarlo y agotarlo.
No debemos ingerir alimentos ricos en proteínas para alcanzar los niveles óptimos de tal elemento. Casi todos los alimentos que son naturales para los seres humanos tienen alrededor del 4% de proteínas, cantidad suficiente para abastecer nuestras necesidades. Es más, la mayoría de nuestros alimentos naturales contienen la cantidad de aminoácidos que necesitamos.
Los alimentos deben tener la cantidad precisa de vitaminas
Existen unas treinta vitaminas que el organismo necesita en mayor o menor cantidad. Debemos ingerir una dieta en la que incluyamos, entre otros elementos nutritivos, estas dietas.
Los alimentos deben tener la cantidad precisa de sales minerales
La comida es la única fuente generadora de minerales básicos que no perjudica al organismo. Sólo en su interior podemos encontrarlos en el contexto orgánico en el que debemos utilizarlos. El organismo no puede bajo ningún concepto utilizar materiales inorgánicos, ya sea mediante la ingestión de agua, suplementos o roca en polvo (como ocurre con la dolomita).
Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de ácidos grasos esenciales
Cuando hablamos de esencial, nos referimos a aquellos factores alimenticios que requiere el organismo, pero que no puede sintetizar por sí sólo. Los ácidos grasos esenciales son el linoleico, el linolélico y el aráquico. Estos ácidos esenciales son grasas no saturadas que se encuentran en casi todas las frutas, en las nueces, en las semillas y en las verduras en cantidades suficientes para abastecer las necesidades humanas.
Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de calorías
Nuestras fuentes energéticas deben proceder únicamente de los alimentos. Las sustancias nutritivas que satisfacen de forma más eficiente y fácil nuestras necesidades calóricas son los alimentos que contienen más monosacáridos. Entre todos ellos debemos destacar las frutas dulces.
Los alimentos naturales deben tener la cantidad precisa de agua
Aquellos alimentos a los que nos hayamos biológicamente adaptados contienen, por lo general, la cantidad de agua necesaria para el cuerpo humano. Teniendo en cuenta que el hombre carece de las facultades necesarias para el consumo de agua, parece obvio destacar que la obtiene por medio de la absorción de los alimentos. Por regla general, los frutívoros no consumen agua.
Como regla general, los alimentos naturales son alcalinos en la reacción metabólica
El cuerpo humano requiere sustancias nutritivas alcalinas o básicas durante el proceso de metabolización. Casi todos los alimentos a los que nos hayamos adaptados son básicos, incluso aquellos que presentan una ácido pH en su estado natural. Cuando ingerimos un alimento básico, como nueces, es recomendable la ingestión complementaria de alimentos alcalinos, como lechuga u otras verduras.
Estos son los criterios o requisitos de los alimentos naturales para la dieta humana. El único alimento que reúne todas estas necesidades es la fruta, especialmente las frutas ricas en azúcar. Como demostraremos en futuras lecciones, aquellas personas que disfruten de un régimen basado únicamente en la ingestión de frutas alcanzarán con facilidad todos estos requisitos de la vida.
Factores nutritivos de los elementos no comestibles
Durante la primera parte de esta lección, nos hemos centrado básicamente en la importancia de la perspectiva y el alcance de la nutrición. Sin embargo, esta introducción no es más que una simple anticipación de algunos de los factores nutricionales. En futuras lecciones profundizaremos en los aspectos de la nutrición.
Entre los factores nutritivos más importantes de los elementos no comestibles, destacamos los siguientes:
* La luz del sol y la luz natural.
* El aire fresco y el oxígeno que produce.
* El agua pura.
* El ejercicio, el juego y la recreación.
* El descanso y la relajación.
* El sueño.
* El equilibrio emocional.
* Otros requisitos de la vida.
* Condiciones generales del organismo.
En las lecciones tercera y cuarta, analizamos cada uno de estos elementos, por lo que, consideramos innecesarios volver a repetirlos. Los factores que acabamos de mencionar destacan la dependencia que el proceso nutritivo goza con respecto a las otras necesidades orgánicas (además del alimento). Debemos recordar que la nutrición no se obtiene en el vacío y por consiguiente que no es un proceso independiente. Envuelve al organismo en cada uno de los aspectos de su existencia.
Debate sobre las enseñanzas convencionales de nutrición
Como probablemente sabrá, las enseñanzas convencionales que tratan sobre la nutrición han sufrido una importante distorsión con el fin de favorecer a la gran industria «alimenticia» que domina nuestro país. De hecho, esta distorsión en la producción de alimentos no es un acto aislado de nuestro país, sino que se eleva como un estandarte universal del mundo occidental.
Nuestro objetivo principal es acabar con la malnutrición y su consecuente toxemia, facilitando con ello el holocausto de todas las patologías originadas por la ingestión de alimentos perjudiciales. Para alcanzar esta meta, basta con respetar y utilizar una dieta convencional. El Higienismo es el guía idóneo para lograr sus pretensiones, ya que no persigue ningún beneficio comercial y no tiene intereses a los que deba servir con la propagación de falsos conceptos. Su única misión es la de propagar la verdad y sólo la verdad. En lo que respecta a los nutricionistas convencionales, debemos decir que «mejor ser ignorante que saber demasiadas cosas erróneas».
¿Representan las dietas diarias recomendables (RDAs) nuestras necesidades verdaderas?
Las dietas diarias recomendables aconsejadas por la Junta de Alimentación y Nutrición del Consejo de Investigación Nacional refleja las falacias a las que conduce una errónea filosofía nutricional.
En primer lugar, debemos precisar que estas dietas sufren continuas revisiones y nuevas estimaciones con el hallazgo de nuevos descubrimientos.
En segundo lugar, recordemos que la Junta ha sido bastante liberal en sus recomendaciones, ya que por lo general, la dieta sugerida supera de dos a diez veces la cantidad requerido por un cuerpo sano. Una cantidad que sobrepasa bastante los límites de tolerancia de una persona cuyas facultades nutritivas se encuentran mermadas. Recordemos que las funciones vitales de las personas enfermas no trabajan con la misma eficacia que las de las personas sanas y requieren, por ello, un descanso fisiológico en forma de ayuno.
En tercer lugar, es preciso evocar que las recomendaciones aconsejan principalmente el consumo de dietas compuestas por lo general de alimentos cocinados. Como ya enunciamos en lecciones anteriores, la ingestión de alimentos cocinados es sumamente peligrosa no sólo por la inutilidad de una importante parte de sus sustancias nutritivas, sino por su facilidad de viciar las facultades nutritivas hasta el punto de anular o disminuir su eficiencia.
Aquellas personas que basen su dieta alimenticia en la ingestión de alimentos puramente naturales gozarán de un elevado porcentaje de eficiencia nutritiva. Algo para lo que sólo requieren una pequeña fracción de la dieta diaria recomendable.
Los conceptos de los cuatro grupos de alimentos básicos
La patología y el sufrimiento ocasionados por el concepto nutricional de los cuatro grupos de alimentos básicos es un desastre nacional. Este concepto y su promoción a nivel nacional es el resultado de una propaganda política cuyo fin, lejos de proteger el bienestar de los ciudadanos, es el de favorecer el desarrollo industrial. Aunque el desarrollo de las industrias «alimenticias» en la actualidad se basa en unas prácticas nutritivas que proceden del pasado, la justificación que utilizan para su comercialización es relativamente nueva. Para ello, han solicitado que se considere como ciencia la ingestión de aquellos «alimentos» que garantizan, no las necesidades humanas, sino el éxito de los productos elaborados por las poderosas industrias alimenticias.
Los cuatro grupos de alimentos básicos son los siguientes:
1. El grupo lácteo, que incluye la leche y todos sus derivados.
2. El grupo cárnico, que incluye la carne, los huevos, el pescado, las legumbres y las nueces.
3. El grupo cereal, que incluye los cereales y sus derivados.
4. El grupo fruto-vegetal, que incluye las frutas y las verduras, excepto las nueces y las legumbres que se encuentran dentro del grupo cárnico debido a sus contenidos proteínicos.
La ingestión diaria de cantidades específicas de cada uno de estos grupos recibe el nombre de «nutrición equilibrada». Sin embargo, la cruda realidad es que deberíamos considerarlo simplemente como «mercado equilibrado», ya que abarca todos los sectores de la industria alimenticia. La selección de alimentos dentro de esta dieta equilibrada no asegura en ningún momento la consecución de las necesidades humanas. Es más, esta dieta es bastante patogénica y la responsable directa de un gran número de enfermedades deplorables que sufre nuestra población.
En futuras lecciones comprenderá por qué la leche, y sus derivados, son productos inapropiados y nocivos para el ser humano, y por qué debemos retirar de nuestra dieta la carne, los huevos y el pescado (y las legumbres, excepto en su estado natural). También estudiaremos la inconveniencia de los cereales y sus derivados (en comparación con las frutas, las verduras, las nueces y las semillas). Le recomendamos que no ingiera pan, cereales, o cualquier otra sustancia feculenta.
En lo que concierne al grupo cuarto, es preciso mencionar que la ingestión de ciertas verduras puede suponer un gran beneficio para el cuerpo humano, aunque su composición rica en nutrientes es absolutamente innecesaria, si ingerimos frutas frescas en su estado natural (y nos abstenemos de consumir alimentos perjudiciales para nuestra salud).
El tubérculo, y principalmente la patata, está considerado como una de las verduras más consumidas en nuestro país. Sin embargo, como ocurre con casi todos los tubérculos, se cocina para aportarle mayor sabor, un proceso que disminuye considerablemente su valor nutritivo y que lo convierte, al igual que sucede con los cereales, en una sustancia nutritiva perjudicial para nuestra salud. Algo parecido sucede con las cebollas, los ajos, los rábanos, las espinacas y otras verduras que contengan sustancias tóxicas (como el aceite mostaza producido por las cebollas y los ajos, o el ácido oxálico producido por las espinacas) perjudiciales para el organismo.
Por consiguiente, podemos resumir el apartado de la siguiente forma: mientras que algunas verduras, como es el caso de la lechuga, el apio, el bróculi o las coles, contienen un alto índice de sustancias nutritivas, otras, la gran mayoría, poseen ciertas sustancias nocivas que las convierten en productos perjudiciales. En definitiva, el ser humano puede obtener todas, o prácticamente todas, las necesidades nutritivas mediante una dieta que contenga frutas naturales, frutas no dulces, conocidas frecuentemente como verduras, (tomates, pimientos, pepinos, etc.), algunas nueces y algunas semillas.
Volvemos a repetirle que todo alimento al que nuestro organismo no se haya adaptado biológicamente es, en cierto sentido, patogénico. En futuras lecciones, profundizaremos en los efectos perjudiciales de tales alimentos.
Hábitos alimenticios de la sociedad estadounidense
Si realizáramos una encuesta en la que preguntáramos sobre los hábitos alimenticios de la sociedad estadounidense, descubriríamos que casi todo el mundo los conoce perfectamente. Para desayunar, el ciudadano estadounidense consume elementos cárnicos como bacon, jamón, huevos y salchichas; cereales, como pan (tostado o sin tostar) o un cazo de cereales y algunos pasteles (como un donut). En lo que se refiere al grupo fruto vegetal, por lo general toman un pequeño «aperitivo» en forma de zumo, o algunas patatas fritas. También pueden ingerir con los cereales alguna fruta, como el plátano. Del grupo lácteo, ingieren, por regla general, leche con los cereales y con el café, mantequilla y, a veces, un vaso de leche. Junto a todo esto, suelen añadir azúcar, sal, pimienta u otros condimentos o edulcorantes.
Para almorzar, suelen ingerir carne con verdura, tubérculos o cereales. Junto a estos productos, también consumen leche, helado, mantequilla y otras sustancias. Por lo general, los estadounidenses no suelen variar los productos ingeridos en el almuerzo y en la cena, excepto en su cantidad-
Como podemos ver, la dieta estadounidense contiene abundantes elementos básicos de los cuatro grupos alimenticios. Una dieta que ha provocado la aparición de un gran número de enfermedades.
Debate sobre los hábitos alimenticios en todo el planeta
Las dietas varían considerablemente de un rincón a otro del planeta abarcando un amplio abanico de posibilidades. En un extremo del abanico podríamos situar a los Lapones y a los esquimales, principalmente carnívoros, y en el otro extremo a algunas tribus que habitan en las regiones ecuatoriales cuyo régimen alimenticio se basa prácticamente de frutas.
Los orígenes de los paraísos y los edenes
Desde su origen y hasta épocas muy recientes de nuestra historia, el ser humano fue una criatura cuya dieta alimenticia se basaba prácticamente de frutas. Este legado natural pervive en muchas zonas del planeta, como ocurre en Java y las islas Malasias, áreas conocidas como lugares paradisíacos donde las personas se alimentan de las frutas engendradas en los árboles (la palabra paraíso procede de la voz griega parádeisos).
A lo largo de todo el continente euroasiático, se levantaban enclaves fortificados donde sus habitantes residían y vivían de los alimentos cultivados en sus huertos. Estos enclaves recibían el nombre de paraísos o edenes y sus fortificaciones mantenía a los animales lejos de sus viviendas y huertos, el conservaba el calor del sol y protegía sus casas de los vientos y las heladas.
Muchas de las palabras cuyas raíces son -ava y -aval, como Valhala o Avalon, deben su origen a términos nacidos en una cultura plenamente frutívora. En principio, el término Valhala significaba agujero de manzana o lugar donde se almacenaban las manzanas. Lo mismo sucede con el término Avalon, cuyo significado primitivo era el de tierra de las manzanas. El cultivo de las frutas copó un importante estatus dentro del mundo científico antes del nacimiento de la historia actual. Algo que conocemos gracias a las leyendas de nuestro folclore y a los restos de increíbles muros pétreos de estos edenes.
Los orígenes de los hábitos alimenticios actuales
Como ya hemos visto en anteriores lecciones, el ser humano es frutívoro por naturaleza, sin embargo, en el aire flota una pregunta cuya respuesta puede solucionar muchas dudas: ¿cómo se ha apartado de forma tan considerable de sus adaptaciones fisiológicas?
Algunos animales como los gorilas, el ganado o los caballos pueden morir en su hábitat natural antes que ingerir un sólo trozo de carne. Sin embargo, otros animales frutívoros, como es el caso del chimpancé puede ingerir otro animal en algunas ocasiones.
En los seres humanos, la respuesta es bien distinta. Recordemos que el hombre se diferencia del animal porque posee un alto grado de inteligencia que le permite utilizar de forma magistral sus instintos de supervivencia. Hace unos tres o cuatro millones de años, el hombre se vio obligado a expandirse por toda la tierra y alejarse de sus tierras primitivas, la región tropical. Al poco tiempo, su expansión fue tan significativa que lograron poblar todos los rincones del planeta. Según informes geológicos, el clima existente en el globo terráqueo favorecía los hábitos frutívoros y en la actualidad se han hallado plantas tropicales en Alaska y otras regiones cuyo clima es bastante frío en la actualidad.
Con la llegada de las eras glaciares, provocadas por la aparición de algún suceso cataclísmico, los seres humanos que habitaban en las latitudes norte del planeta iniciaron su peregrinación hacia zonas más cálidas. Aquellas personas que decidieron permanecer en tales condiciones medioambientales adversas sufrieron un proceso de transformación fisiológica para adaptarse a la nueva situación, entre las que destacamos su metamorfosis en seres carnívoros. Para no desaparecer de la faz de la tierra, se vieron obligados a aprender cómo almacenar suministros y cómo conseguir alimentos necesarios cuando las condiciones climatológicas empeoraban. Como consecuencia más directa, el ser humano pasó de ser una criatura frutívora a convertirse en un ser carnívoro. Algunas personas establecieron como fijas estas perversiones dietéticas, que surgieron en un estado de emergencia, y se fueron estableciendo gradualmente en aquellos individuos que no precisaban sustituir la dieta frutívora. A pesar de esta invasión perversa, muchas personas nunca negaron de su condición natural como frutívoros y continúan hoy en día basando su dieta alimenticia en el consumo único de frutas.
Esta cultura frutívora no desapareció en todos los latifundios norteños, ya que algunas civilizaciones que habitan en regiones climatológicamente adversas basan su alimentación en la ingestión de frutas, este es el caso de los Hunzas, tribu que habita a más de 8. 000 metros de altitud en la región norte de Pakistán, en el Himalaya. La dieta alimenticia de los Hunzas está compuesta básicamente de manzanas, albaricoques y otras frutas que cultivan en sus propias tierras, junto a legumbres y cereales.
El ser humano comenzó a consumir productos no frutívoros como carne, cereales, raíces y otras sustancias, en una época muy reciente de nuestra historia y su origen se encuentra sin dudas en la adversidad que algunos seres sufrieron en algunas regiones, principalmente en el norte. El cultivo de los cereales se inició hace poco más de diez mil años, o incluso menos.
Un recorrido por las diferentes dietas del mundo
Si fuera un mongol, basaría toda su dieta alimenticia en productos cárnicos y consumiría preferentemente carne, queso, leche y productos lácteos, aunque también tomaría alguna que otra verdura.
En cambio, si habitara en una de las tribus que pueblan la región tropical de Brasil u otras zonas tropicales, consumiría básicamente plátanos, fruto del pan y otras frutas. Algo parecido sucedería si viviera en una de las islas que se encuentran dispersas a lo largo del Océano Pacífico e Índico.
Algo sumamente peculiar sucede en la República China, cuyos hábitos alimenticios del norte difieren de los hábitos del sur. Mientras un habitante de la mitad sur de China se alimenta básicamente de frutas, arroz y verduras, un ciudadano de la mitad sur se alimenta de frutas, habas de soja y verduras.
Los Esquimales y los Lapones basan su dieta principalmente en la carne, excepto en algunas zonas donde el principal producto de consumo es el pescado. A diferencia de estas dos culturas, la civilización asiática ingiere preferentemente frutas y verduras, aunque casi todos los países de este continente viven prácticamente de lo que denominamos economía del arroz. Existen algunas naciones asiáticas que utilizan como alimento principal otros cereales y legumbres.
Finalmente, los europeos, antecesores directos del pueblo americano, se encuentran inmersos profundamente en la cultura de los cereales, aunque también ingieren muchas frutas y verduras. Junto a estos productos, la dieta europea también se basa en el consumo de pequeñas cantidades de productos cárnicos. Entre los mayores consumidores de carne destacamos los anglófonos, aunque todavía se encuentran por detrás de los argentinos y los finlandeses.
Siempre que hablamos de los pueblos más sanos del planeta, nos vemos obligado a referirnos a los hunzas, los vilcabambianos, los abkasianos y otras tribus preferentemente frutívoras. Ahora bien, no podemos olvidar que estos pueblos no basan su gran estado de salud únicamente en el consumo de frutas, sino que se debe a la confluencia de varios factores, como su forma de vida tranquila al aire libre.
Si observamos las diferentes culturas y sus hábitos alimenticios, descubriremos que los seres humanos se han adaptado a aquellos alimentos que pueden cultivar con mayor facilidad en su región. La abundancia o la penuria de estos alimentos constituirán su alimentación y nutrición.
¿Afecta los diferentes hábitos alimenticios a la fisiología humana?
El ser humano requiere, por regla general, cientos de miles de años para desarrollar sus facultades. El estado actual del cuerpo humano y de todos sus miembros es el resultado de millones de años. Nadie sabe en la actualidad con exactitud cuánto tiempo necesitó el hombre para desarrollar las manos hasta alcanzar su estado actual. Podemos observar cómo algunos de nuestros parientes primates han alcanzado desarrollar sus miembros hasta alcanzar la ligereza que ha logrado el ser humano.
Algo parecido sucede con los cambios fisiológicos, cuyas transformaciones requieren el paso de miles de años. El ser humano se encuentra en la intersección de dos posibilidades, adaptarse finalmente al consumo de alimentos cocinados y a la ingestión de productos cárnicos, como en su día lo hicieron los chacales o los halcones al convertirse en depredadores, o desaparecer de la faz de la tierra. Muchas criaturas han fracasado en su proceso metamórfico y no han logrado superar los drásticos cambios dietéticos. La condición débil y enfermiza que presenta en la actualidad la mayoría de los seres humanos puede ser sólo el principio de una catástrofe, la señal de alarma que nos avisa de los graves daños mortales que puede provocar el consumo de esta dieta incorrecta. Es probable que jamás se produzca esta adaptación hacia los nuevos hábitos alimenticios, pero también es posible que este proceso se esté efectuando muy lentamente y que provoque finalmente unos daños irreparables.
Teniendo en cuenta los grandes beneficios que aporta la cultura frutívora, no sólo a nuestra propia salud, sino también a nuestro entorno ecológico y su fácil cultivo, los seres humanos deben percatarse de la necesidad de respetar la dieta que los convirtió en unos seres superiores. El consumo de frutas tendrá dos grandes consecuencias, en primer lugar, facilitará nuestro desarrollo como seres sanos; y en segundo lugar, aumentará la demanda, lo que provocará de nuevo la potenciación de la cultura rural.
Una nutrición negativa: hábitos y alimentos nocivos
El grado de beneficencia de los alimentos variará de una persona a otra. Algo similar sucede con el grado de patogeneidad de los diferentes alimentos, cuyo abanico de posibilidades abarca desde las sustancias naturales que conforman nuestro proceso nutritivo a las sustancias altamente nocivas que acaparan la atención defensiva del organismo.
Los condimentos son drogas
Los condimentos son sustancias que se utilizan para aumentar o modificar los sabores de los alimentos. Entre los condimentos más usados, podemos destacar el azúcar, el limón, la sal, la pimienta, el vinagre, las cebollas, y otras sustancias cuya función es alterar el sabor de los platos. En la actualidad, el término condimento significa sustancias picantes excitantes. Sin embargo, entre los condimentos no podemos incluir aquellos alimentos naturales que se aplican a las comidas por su propio bien y que podrían consumirse libremente, como sucede con el mango. Aunque el mango resalta el sabor de la comida, por ejemplo al mezclarlo con plátanos, no podemos considerarlo como un condimento, puesto que se trata de un alimento natural que mezclamos con otro alimento natural por el bien de ambos. Algo parecido sucede con los tomates, nueces o avocados que se aplican a las ensaladas de verduras. Aunque estos alimentos resaltan su sabor, no podemos considerarlos como condimentos ya que los tres podrían ingerirse perfectamente por separado.
Teniendo en cuenta lo expuesto con anterioridad, podemos afirmar que entendemos por condimento cualquier sustancia cuya finalidad sea únicamente la de alterar los sabores de otros alimentos. Entre estos condimentos se encuentran el vinagre, la sal, la pimienta, la albahaca, el glutamato monosódico, la hierbabuena, la salvia, el ajo, etc. , que se utilizan únicamente para resaltar el sabor de los alimentos.
Existe una cualidad común que convierte todos los condimentos en sustancias nocivas para la salud humana: su condición patogénica. El cuerpo humano percibe la entrada de cualquier sustancia perjudicial para el organismo mediante un sistema de alarma compuesto por miles de células repartidas por la boca el esófago y el estómago. La ingestión de estos productos nocivos pone en alarma todo el sistema defensivo del organismo y acelera las funciones y el sentido gustativo que permiten al cuerpo advertir la presencia de condimentos en los alimentos ingeridos. La excitación orgánica es un simple mecanismo defensivo de alarma que avisa al cuerpo de la existencia de ciertas sustancias. El cuerpo humano no puede soportar la ingestión de grandes cantidades de sal, pimienta o vinagre, ya que son indigestibles y no poseen ningún valor nutritivo. Los órganos defensivos y sus funciones tienen la obligación de impedir su ingestión masiva, poniendo en funcionamiento un sistema defensivo. Los sentidos corporales pueden distinguir entre los alimentos y las sustancias perjudiciales para el organismo. Cuando ambos aparecen mezclados en una comida, el organismo recibe las sustancias nutritivas y provoca una respuesta de excitación o estimulación para impedir la entrada de aquellos elementos que no puede utilizar debido a la falta de enzimas o a su carácter nocivo. Desafortunadamente, la perversión de la humanidad ha llegado hasta extremos tan inapropiados que en la actualidad el ser humano busca con ansiedad esta excitación. Esta perversión está conduciendo a muchas personas, si no a la mayoría, por la senda de la enfermedad.
Debemos huir de todo aquello que el organismo considere como perjudicial para su salud; de todo aquello que no pueda ingerir y utilizar con facilidad y eficiencia; de toda unión que pueda darse entre sustancias químicas, el fluido corporal y las células y que tenga como consecuencia un estado de excitación y estimulación que le perjudique. En definitiva, debemos huir de las drogas, otro término sinónimo de sustancias nocivas, aunque en el intento suframos los «síntomas de abstinencia» característicos de estos procesos.
La naturaleza sazona nuestros alimentos aportándoles un sabor espléndido y maravilloso para nuestro paladar y los elementos nutritivos que requiere el organismo. Recordemos que los condimentos artificiales no realzan en realidad el sabor de los alimentos. Sólo los paladares enfermizos disfrutan con el sabor fuerte y «excitante» de los productos antinaturales.
Cocinar los alimentos es patogénico
Cocinar provoca la aparición de numerosas enfermedades. Las causas más significativas de tales enfermedades son las siguientes:
1. Cuando se cocina un alimento, se destruyen y eliminan sustancias y factores nutritivos fundamentales para el organismo como las vitaminas, los minerales, las proteínas o los ácidos grasos esenciales.
2. La degeneración de estas sustancias nutritivas, provocada por el proceso culinario de los alimentos, las convierte en elementos inútiles y nocivos para el sistema. Por esta razón, el organismo genera una gran cantidad de leucocitos, hasta doblar e incluso triplicar el número de glóbulos blancos habitual en la sangre, media hora o una hora después de la ingestión de un alimento cocinado. La presencia de cualquier sustancia nociva y perjudicial para el cuerpo humano provoca una respuesta orgánica similar.
3. La contaminación provocada por el consumo de los alimentos cocinados incita el inicio de un proceso de limpieza en el que el organismo utiliza una gran cantidad de energía nerviosa. Las personas que ingieren alimentos cocinados sufren «resacas» y «síntomas de abstinencia» similares a los sufridos por los adictos al tabaco, al café o a otra droga cuando deciden dejar de ingerir tales sustancias.
Si el organismo únicamente recibe suministros de mala calidad, no podrá crear células y tejidos sanos. Aquello que requiera ser cocinado para ajustarse al paladar del hombre, debe considerarse como perjudicial para el organismo. Como higienista y profesional de la salud, huya de los alimentos cocinados y guíe a sus pacientes por el camino de la naturaleza y de los productos naturales. Si consigue guiarlos a través de la senda de los alimentos sanos y naturales que se encuentran en armonía con nuestras adaptaciones biológica, encontrarán la verdadera salud que desembocará en su perfecto desarrollo, crecimiento y funcionalidad. Todo lo que se aparte de estos resultados debe ser considerado como medios antinaturales y no ideales.
En definitiva, los alimentos cocinados son patogénicos para nuestra salud porque contaminan nuestro organismo y causan la aparición de numerosas deficiencias.
Los alimentos elaborados, refinados y conservados
Todo aquello que utilicemos como alimento y que no se encuentre en su estado natural debe considerarse como un producto pervertido.
Cuando decimos que un alimento ha sufrido un proceso de elaboración, afirmamos que la sustancia ha experimentado una alteración y/o preparación.
Otro de los procesos por el cual el alimento puede sufrir una modificación de su estado natural es el refinamiento, proceso mediante el cual la comida experimenta una «purificación» o reducción hasta alcanzar su estado más puro. Como ejemplo podemos destacar la harina, producto producido por el refinamiento del trigo. Aunque en dicho proceso se utilizan algunos productos químicos, el refinamiento se lleva a cabo básicamente por medio de la molienda. Otro ejemplo destacable de refinamiento es el proceso que tiene lugar en las azucareras, donde se extrae la sacarosa de las cañas de azúcar y de las remolachas, a través de diversos procesos químicos.
Finalmente, la conservación es el proceso mediante el cual los alimentos conservan su estado comestible durante largos períodos de tiempo.
Como ya hemos mencionado con anterioridad, la elaboración implica cualquier proceso que produzca una alteración en los alimentos (aunque las alteraciones ocasionadas en las sustancias sean ínfimas o apenas influyan en su valor nutritivo). Por esta razón, el empaquetado al vacío de las nueces también supone en cierta medida un proceso de elaboración. Ahora bien, debemos delimitar las diferencias existentes entre los diferentes procesos de elaboración. Mientras que el empaquetado de las nueces implica un proceso de elaboración que influye muy poco en su valor nutritivo, la elaboración de las frutas mediante la aplicación de azúcar y otras sustancias conservantes, como sal, y su posterior comercialización en tarros o latas, supone un proceso muy destructivo. Si nuestro objetivo no es otro que el de preservar y conservar las frutas para una futura ingestión, proceda a secarla, un proceso que, aunque altera su composición, no la convierte en sustancias perjudiciales para nuestra salud. Casi todos los productos comercializados en el mercado son nocivos y perjudiciales para la salud humana debida a los procesos de elaboración, refinamiento y conservación que sufren. Entre los productos alimenticios más destacados podemos señalar las carnes elaboradas, los cereales refinados y la leche pasterizada y homogeneizada.
Los alimentos envasados pueden conservarse en el interior de un tarro o lata durante muchos años, pero son muy poco aconsejables para la dieta humana, aunque estuvieran en buen estado antes de ser enlatados. El consumo de tales alimentos sólo es aconsejable en caso de vida o muerte. Si el ser humano basa su dieta alimenticia únicamente en el consumo permanente de productos enlatados, sufrirá una muerte rápida e inmediata, como sucedió con los intrépidos aventureros que participaron en la famosa quimera del oro de Alaska, o los trabajadores que trabajaron en la construcción del canal de Panamá, y otros proyectos. Estas consecuencias contrastan con los increíbles resultados producidos por el consumo diario de alimentos naturales.
Otro de los métodos más utilizados para conservar el estado de los alimentos es la congelación. Sin embargo, y al igual que sucede con todos los métodos de conservación, los alimentos congelados pierden su naturalidad y consecuentemente su valor saludable. La congelación tiene como consecuencia más directa la destrucción de un gran número de células y la propia descomposición del alimento, provocada por la oxidación. No obstante, existen alimentos, principalmente aquellos con bajo contenido acuífero, que no sufren ninguna alteración cuando se congelan, como sucede con los dátiles, los frutos secos, que aunque no son tan sanos como las frutas naturales y frescas son idóneos para conservar nuestra salud, las nueces y las semillas. La ausencia de humedad y aire en el interior de sus cáscaras permiten la conservación de las nueces y las semillas. Existen algunos alimentos que conservan todo su valor nutritivo aunque sean envasados al vacío o en un medio nitrogenado.
Otros procesos de conservación utilizan productos como la parafina, la cera, o el aceite con el fin de alargar la vida de los alimentos. Estas sustancias no perjudicarán a los alimentos siempre que se cumplan dos condiciones fundamentales, que no traspasen la piel o cáscara protectora y puedan retirarse con facilidad, y en segundo lugar, que los alimentos cumplan los otros requisitos básicos para la salud. A veces, será preciso utilizar algunos productos como ácido clorhídrico, vinagre, cloro o agua caliente para retirar los conservantes. El proceso químico que facilita la eliminación de los conservante será más efectivo cuanta más cálida sea la solución.
El fin de los procesos de elaboración, refinamiento y conservación no es otro que el de alargar la vida de los alimentos, transformar sus estructuras para convertirlos en productos más comerciales y mejorar y realzar su sabor. Sin embargo, la cruda realidad es bien distinta, estos procesos sólo consiguen empobrecer y viciar unos alimentos que, probablemente, eran saludables en sus orígenes.
Pero el insulto más denigrante para la humanidad es la acción de «embalsamar» los alimentos con el fin de eliminar cualquier invasión bacterial o impedir la oxidación y el deterioro que pudiera producirse en los productos alimenticios. Ante esta postura, debemos tener presente que los conservantes no son más que sustancias tóxicas y nocivas, camufladas por unas cortinas de humo que preservan su apariencia de salubridad. Como ya mencionamos en otras lecciones, todo aquello que perjudique a las bacterias perjudica, en cierto sentido, a las células humanas. Las sustancias tóxicas interfieren en el proceso de digestión y degeneran los alimentos cocinados ingeridos.
Tenga siempre presente el peligro que constituyen los alimentos conservados y recuerde que el alimento natural ─las frutas frescas, las verduras, las semillas y las nueces─ contiene las necesidades básicas de la salud.
La elaboración de los alimentos no es un proceso que se efectúe únicamente en las plantas industriales con fines comerciales. Como ya señalamos con anterioridad, la elaboración implica cualquier proceso que tenga como consecuencia directa la alteración del estado natural de una sustancia. Cocinar, moler, picar, cortar, pelar o mezclar alimentos son procesos domésticos en los que se produce una alteración. Sin embargo, no todos los procesos tienen la misma influencia sobre la salud. Obviamente, las consecuencias provocadas por el guiso de un producto son mucho más perjudiciales para nuestro bienestar que las causadas por los otros procesos. Por esta razón, le recomendamos evite, en la medida de lo posible, cocinar los productos que vaya a ingerir. En cuanto al resto de los procesos mencionados con anterioridad, aunque aconsejamos se utilicen dentro de unos límites, puede alternar la ingestión de zumos de frutas o ensaladas troceadas con el consumo de frutas y verduras intactas, si bien estos últimos conservarán, claro está, un mayor valor nutritivo. Ahora bien, existen excepciones que confirman la regla, como es el caso de las semillas de sésamo. El tamaño de estas semillas provoca que las personas la ingieran directamente sin masticarlas previamente. Ante problemas como éste, le aconsejamos que utilice el proceso de molienda.
En futuras lecciones profundizaremos en la elaboración de los alimentos.
Alimentos perjudiciales para la dieta humana
Aquel alimento que incumpla, en cierto sentido, algunos de los requisitos expuestos con anterioridad debe considerarse como antinatural para nuestras adaptaciones. El único alimento que nos aporta cada una de nuestras necesidades es la fruta, él único producto natural que se encuentra en armonía con nuestra herencia biológica.
Debido a su constitución fisiológica y biológica, el ser humano es incapaz de sobrevivir únicamente de carne, sin mencionar el peligro que constituye la ingestión permanente de productos cocinados. El cuerpo humano puede vivir hasta dos o tres veces más de sus reservas grasas que del consumo exclusivo de carne. Su capacidad para generar energía (carbohidratos) a partir del consumo de proteínas se reduce considerablemente (sólo un 30%) en comparación con la eficiencia con la que consigue convertir el azúcar de las frutas en energía (alrededor del
90-95%). Recordemos que la generación de carbohidratos es nuestra necesidad primordial.
La acción de los condimentos y las salsas en nuestros organismos es sumamente perjudicial. Como ya mencionamos anteriormente, los condimentos se utilizan más por su condición tóxica, que por su valor nutritivo. El ser humano no se encuentra fisiológicamente adaptado para ingerir productos lácteos, como la leche, o productos cárnicos, como los huevos y el pescado. Tampoco se encuentra adaptado para soportar una dieta rica en grasas y proteínas, aunque se consuman en su estado natural (algo prácticamente inconcebible hoy en día donde las personas cocinan prácticamente cualquier sustancia). El cuerpo sólo necesita la ingestión de pequeñas cantidades de grasas y proteínas, ya que si se introducen en abundancia, pueden provocar una saturación tóxica que bloquee nuestro sistema digestivo y produzca la utilización de demasiada energía vital.
El ser humano no puede basar su dieta alimenticia en las hierbas, ya que, al igual que los condimentos, son tóxicas y apenas contienen valor nutritivo. La ingestión de ciertas verduras, como las hojas, los tallos y las hierbas, no satisface las necesidades nutritivas del hombre, al carecer de las calorías precisas. Aunque el ser humano considere apetitosa algunas verduras, como la lechuga, gracias a su relativa suavidad y dulzura, casi todas las hortalizas son desagradables para el paladar. La clorofila es una sustancia amarga a la que el cuerpo humano no se encuentra adaptado fisiológicamente. Recordemos que el hombre sólo se haya adaptado por naturaleza a la fruta, único alimento que atrae nuestros sentidos. El sentido gustativo del ser humano prefiere la ingestión de verduras cocinadas debido a la conversión del almidón en dextrina, una sustancia azucarada.
La ingestión de dietas compuestas básicamente de productos aceitosos también perjudica seriamente la salud. No obstante, es preciso mencionar que el consumo moderado y en pequeñas cantidades de aceite puede ser beneficioso para el cuerpo, un consumo que se realiza accidentalmente con la introducción principal de carbohidratos. Recordemos que la digestión de productos aceitosos es bastante lenta, se requiere ente cuatro y seis horas.
Aunque el aceite es una fuente bastante importante de calorías, el cuerpo humano no puede utilizarlo con la misma facilidad que usa los monosacáridos. Por esta razón, aquellas personas que basan su dieta básicamente en nueces y frutas aceitosas presentan diversos problemas de salud, algo improbable en los individuos que consumen principalmente productos carbohidratados.
Por otro lado, existen individuos que se alimentan básicamente de cocos, producto compuesto principalmente de carbohidratos (la cantidad de aceite que poseen no supera los límites).
El almidón también juega un papel patológico importante dentro de nuestra dieta alimenticia. El ser humano no puede sobrevivir únicamente del consumo de almidón en su estado natural por dos razones principales. En primer lugar, porque el hombre posee una capacidad muy limitada para su ingestión; y en segundo lugar, porque prácticamente todos los almidones se encuentran en el interior de microglóbulos de celulosas que ni la digestión, ni la masticación logran descomponer. Por esta razón, podemos afirmar que el ser humano no posee las mismas facultades que gozan los pájaros u otros animales cuyos sistemas se encuentran perfectamente adaptados para ingerir almidón en su estado natural.
Aunque el ser humano puede ingerir ciertos alimentos almidonados, como los nabos, los nabos suecos, las batatas, las zanahorias, etc. , en su estado natural gracias a su contenido azucarado, el consumo de la mayoría de los productos almidonados se encuentra ligado a su proceso culinario. La patata, un producto alimenticio totalmente perjudicial para el ser humano, posee un gusto repulsivo en su estado natural. Lo mismo sucede con los granos y otros productos almidonados en su estado natural, ya que nuestra conciencia evalúa perfectamente qué alimentos deben considerarse aceptables y cuáles no, desde un punto de vista gustativo. Podemos ingerir estos productos a la fuerza e incluso pervertir nuestros sentidos, al igual que ha sucedido con los condimentos y las drogas, para considerarlos como aceptables, sin embargo, atenta contra nuestra naturaleza y nuestra herencia.
La raza humana tampoco puede utilizar leche, ni en su estado natural, ni elaborada, porque carece de las enzimas necesarias (el hombre deja de segregar renina a la edad de tres años, período de ablactación) para descomponer la caseína, sustancia que contiene proteínas lácteas, calcio y otros nutrientes. A la misma edad, también dejamos de segregar lactasa, una enzima que transforma la lactosa (azúcar láctea) en monosacáridos. Por esta razón, se dice que casi nadie puede «soportar la lactosa». No podemos ingerir productos lácteos fermentados porque el ácido láctico y la putrefacción de sus derivados son tan tóxicos y perjudiciales para la salud humana como lo son para las bacterias que expulsaron los derivados fermentados como excrementos bacteriales. Existen muy pocos productos elaborados a partir de la actividad bacterial que podamos utilizar (entre las pocas excepciones debemos resaltar la vitamina B-12).
El hombre no puede sobrevivir con plenitud de facultades si basa su dieta alimenticia exclusivamente en la ingestión de verduras, aunque entre ellas encontremos algunas frutas consideradas como verduras (tomates, pepinos, pimientos, berenjenas, zumos de frutas, calabazas, etc. ). Aquellos alimentos que precisen ser elaborados y cocinados para su ingestión no pueden formar parte de nuestra dieta alimenticia. El consumo de tales alimentos sólo puede ir unida a una escasez de otras sustancias nutritivas más ideales.
Disparates dietéticos de los sanadores
La búsqueda de alimentos orgánicos saludables para nuestro bienestar y libres de cualquier contaminación antinatural provocada por la acción de los insecticidas y los pesticidas es una labor bastante loable. Sin embargo, la labor de aquellas personas que tras buscar estos alimentos orgánicos, proceden a su elaboración y preparación en la cocina, carece de todo sentido y significado. Aunque los alimentos naturales y orgánicos poseen más características que los alimentos inorgánicos, aún después de su elaboración y guisado, pierden muchas ventajas nutritivas. Pese a ello, desde el punto de vista patológico, es preferible ingerir un producto convencional no cocinado que un producto orgánico cocinado.
Muchos sanadores y curanderos consideran que el cuerpo humano necesita complementos alimenticios porque el suelo cultivable posee muchas deficiencias. Es cierto que muchos de los terrenos que utilizamos son deficientes, ya que no producen las sustancias nutritivas que requieren los minerales deficientes. En la tierra existen suelos, incluso en su estado virgen, inapropiados para ciertas plantas o árboles. En algunas zonas, el hombre no puede cultivar maíz, patata, trigo u otros productos, pero en cambio crece perfectamente la hierba y las legumbres. Con la aportación de ciertos minerales, estos terrenos se podrían convertir rápidamente en tierras cultivables. Los sanadores y curanderos pretender solucionar esta deficiencia alimenticia administrando ciertos suplementos sintéticos manufacturados, también denominados complementos naturales, cuya capacidad es muy inferior a la de los alimentos sanos. Los suplementos no pueden, bajo ningún concepto, suplir cualquier deficiencia existente en el interior del organismo, ya que el cuerpo humano los considera como sustancias tóxicas. Al igual que sucede con los fármacos, los sanadores malinterpretan los estímulos producidos por su toxicidad como efectos sanadores. Lejos de considerarlos como verdaderos efectos patogénicos, consideramos estos estímulos como evidencias de una supuesta mejoría. Aunque parte de estos complementos proceden de fuentes orgánicas y naturales (entre el 5% y el 10%), no podemos considerarlos como productos sanos, ya que crecen en los mismos suelos tachaban como «deficientes» con anterioridad.
Los curanderos suelen adquirir desechos tóxicos para comercializarlos posteriormente como productos sanadores. Entre los ejemplos más significativos podemos destacar la malta ─producto tóxico utilizado en la producción de la cerveza─, la melaza, sustancia totalmente inútil y perjudicial para el cuerpo humano utilizada en las fábricas azucareras, o los desechos de la elaboración del queso y la carne. Otros desechos como el suero o la gelatina, considerados como sustancias sanas, son en realidad bastante perjudiciales para nuestra salud.
Otros curanderos adquieren minerales de fuentes inútiles e inapropiadas, como el agua de mar, el agua mineralizada, la malaza, las rocas dolomitas, etc. Todas estas sustancias contienen un elevado porcentaje de minerales inorgánicos tóxicos y perjudiciales para el organismo. En su afán por encontrar la verdadera senda sanativa, muchas personas son víctimas de prácticas patogénicas y enfermizas que minan su salud.
Casi todos los sanadores suelen caer en la trampa de programas farmacológicos alternativos y se dejan guiar erróneamente por una fe ciega en el poder curativo de ciertos productos, como las hierbas, las plantas tóxicas, las malazas u otras sustancias. Sin embargo, el ser humano sólo puede alcanzar un verdadero estado de salud respetando unas pautas de vida sana. El organismo iniciará el proceso sanativo, siempre y cuando sea necesario. Por esta razón, el único método existente para prevenir la aparición de enfermedades orgánicas es paralizando y anulando las formas de vida que contribuyen a la contaminación del cuerpo. La administración de fármacos o las denominadas hierbas medicinales no puede, bajo ningún concepto, paralizar la aparición de enfermedades, sino empeorarlas.
Entre las hierbas y plantas consideradas como medicinales por su contenido tóxico, más que por su contenido nutritivo, debemos destacar el ajo, la cebolla, el acíbar, la pimienta de chile, la hierbabuena o la menta. Sin embargo, es preciso señalar que el verdadero camino de la salud no se encuentra en la utilización de estas plantas, sino en la eliminación de cualquier sustancia tóxica.
Beber daña la salud
Como ya mencionamos en la lección anterior, el ser humano no se encuentra fisiológicamente adaptado para beber, ya que para hacerlo requiere la ayuda de herramientas y útiles. Nuestra dieta natural contiene la cantidad de agua necesaria.
Además, la ingestión actual de bebidas supone un acto totalmente patogénico. Aunque el consumo de agua pura destilada no sea patogénico, sí lo es la ingestión de sustancias tóxicas que provoca la necesidad de beber. (Existen algunas excepciones, como el aumento considerable de temperatura o la realización de ejercicios, que requieren el consumo de agua pura destilada. )
Casi todas las sustancias líquidas que utilizamos como bebidas son tóxicas y nocivas, como sucede con el café, el chocolate, los refrescos, la cerveza, el vino, las bebidas alcohólicas o el té. Ni siquiera los zumos de frutas y verduras suponen alimentos sanos, ya que éstos son alimentos fragmentados, y, por tanto, alterados.
El consumo de sustancias líquidas se debe más a prácticas adictivas y patogénicas que a puras necesidades de agua. Por ello, es preciso reiterar que casi todas las bebidas son patogénicas.
Una visión de las escuelas dietéticas no convencionales y sus falacias
En la actualidad, el número de escuelas que estudian la dieta humana ha aumentado considerablemente. En apartados anteriores, destacamos la existencia de escuelas convencionales que basaban sus enseñanzas en los cuatro grupos básicos de alimentos. En este apartado, mencionaremos algunas de las escuelas dietéticas no convencionales más importantes, entre las que destacamos la escuela macrobiótica, la escuela vegetariana, la escuela frutívora, etc.
La escuela macrobiótica
Esta escuela, fundada por el japonés George Oshawa, defiende la ingestión fundamental de arroz cocinado y otras verduras. Aunque esta dieta produce una importante generación de energías (carbohidratos) en el organismo, también provoca la aparición de sustancias tóxicas originadas por la degeneración de los alimentos cocinados. Apenas se incluyen frutas dentro de esta dieta, que a pesar de lograr importantes avances en relación con las dietas convencionales, deja mucho que desear.
Sin profundizar en el tema, es preciso mencionar que la dieta macrobiótica, y especialmente su ideal sobre la salud, se encuentra profundamente relacionada con los conceptos del yin y el yan, conceptos que incluyen muchas cualidades, como lo ácido y lo alcalino, lo dulce y lo salado o lo frío y lo caliente.
Alimentos suplementarios y especiales
Aunque no posee ninguna denominación en especial, podríamos llamarla como la escuela de la megavitamina o megaalimentación. Como ya mencionamos anteriormente, la única forma de suplir una dieta deficiente es suministrando al organismo los factores nutritivos naturales y adecuados para el cuerpo, sin embargo, esta escuela sobrepasa cualquier límite.
Defienden la abundancia como el mejor método dietético. Los seguidores de esta doctrina, entre ellos el doctor Linus Pauling, avocan por la copiosidad de todos los factores nutritivos, de tal forma que si la cantidad diaria recomendable de vitamina C es de 60 miligramos diarios, ellos aconsejan la ingestión de 100. 000 miligramos diarios. Si la recomendación diaria de vitaminas A es de 4. 000 unidades internacionales, la escuela de la megavitamina aconsejará la administración de 100. 000 ó 200. 000 unidades diarias.
Ahora bien, el cuerpo humano no puede utilizar más sustancias que las necesariamente precisas y debe expulsar los elementos que excedan las necesidades. No obstante, la masividad de las dosis es sólo un aspecto de la filosofía patogénica que defiende esta escuela dietética. Recordemos que los productos sintéticos que invaden hoy en día el mercado actúan en el interior del organismo como verdaderas sustancias tóxicas. Estos suplementos dietéticos son inútiles y perjudiciales para el ser humano y no importa si se extraen parcial o completamente de fuentes naturales. El organismo utiliza únicamente aquellos alimentos que la naturaleza le aporta en su estado puro, no elementos nutritivos individuales elaborados y sintetizados en laboratorios.
La utilización de hierbas como medicinas alternativas
Algunos curanderos ingieren diariamente plantas tóxicas consideradas como hierbas «medicinales». Los empresarios comercian anualmente cientos de toneladas de hierbas salvajes y cultivadas que las personas utilizan como «medicinas naturales».
Las personas no ingieren estas hierbas por su valor nutritivo, sino por su valor «medicinal». Sin embargo, una sobredosis de estas plantas puede provocar la muerte de un ser humano. Existen personas que han fallecido como consecuencia de la ingestión de pequeñas dosis de estas hierbas.
Los vegetarianos
Unos 25 millones de estadounidenses se consideran vegetarianos y consumen únicamente frutas y verduras o una dieta vegetariana basada principalmente en la ingestión de huevos y productos lácteos. Podemos distinguir cuatro clases de vegetarianos: los vegetarianos estrictos, aquellos que excluyen de su dieta toda clase de producto animal; los vegetarianos lácteos, que incluyen la ingestión de productos lácteos; los vegetarianos ovíparos, que consumen huevos en vez de lácteos; y, finalmente, los vegetarianos ovilácteos, aquellos que incluyen en sus dietas la ingestión de huevos y productos lácteos.
Aunque la mayoría de los vegetarianos, por no decir todos, son éticos en su filosofía de vida, los que defienden con mayor firmeza sus posturas son los vegetarianos estrictos, que rehuyen de la posibilidad de causar algún daño a los animales. Las preferencias culinarias de los vegetarianos varían considerablemente y podemos encontrar personas que consuman vegetales en un estado elaborado y otras que los ingieran en su estado natural. Casi todos los vegetarianos incluyen en su dieta la utilización de hierbas, especialmente si su razón alimenticia viene apoyada por motivos sanitarios. Aunque entre los vegetarianos estrictos podemos encontrar diferentes afinidades, destacando la existencia de un nutrido grupo de Higienistas, todos se rigen por un denominador común, el respeto por los animales.
Por regla general, y aunque muchos de los alimentos que ingieren no son los más idóneos y saludables, debemos destacar que los vegetarianos son más sanos que el resto de la población porque sus hábitos alimenticios son mucho menos perjudiciales para la salud que las comidas convencionales. Algunos vegetarianos defienden a ultranza el consumo de productos cuyo origen no sea un animal, pero en cambio ingieren bebidas alcohólicas y refrescos cuya acción sobre el organismo es bastante más tóxica que nutritiva. Estas personas son vegetarianas, no por razones sanitarias, sino por una conciencia ecologista que le impide dañar a los animales. Ahora bien, prácticamente todos los vegetarianos gozan de un mejor estado de salud que aquellas personas que no lo sean.
La escuela Bircher-Benner
Esta escuela defiende básicamente la misma doctrina practicada por los vegetarianos, con la diferencia que promulga el consumo mayoritario de cereales y frutas.
La dieta sin mucosidad
El fundador de esta escuela, Arnold Ehret, defendía que cualquier sustancia que tuviera como resultado la creación de mucosidad debía ser considerada como tóxica. Aunque su razonamiento era bastante acertado, recordemos que la segregación mucosal iniciada por el organismo muestra la existencia de sustancias tóxicas en su interior, malinterpretó la causa que ocasionaba dicha segregación. Ehret consideró que el causante principal de la mucosidad eran los propios alimentos, algo que sólo era verdad a medias, puesto que la mucosidad es en realidad una respuesta defensiva creada por el propio organismo para combatir la entrada de alimentos perjudiciales y tóxicos.
Ehret descubrió, por la vía equivocada, que una dieta cuya constitución se basaba principalmente en frutas no aceitosas y algunas verduras mejoraba considerablemente nuestro estado de salud y nuestro sistema e impedía la generación de mucosidad. Arnold denominó a esta dieta la dieta sin mucosidad.
Los Waerlanders
El suizo Ebba Waerland dedicó casi toda su vida al estudio de los principios básicos de la salud. Influenciado directamente por la escuela Bircher-Benner, defendió la utilización de verduras y frutas y recomendó se utilizara un método más conservador para preparar los cereales.
Muchas de las enseñanzas practicadas por Waerland siguieron el mismo camino emprendido por los higienistas, una filosofía que influyó profundamente en este estudioso y viajero personaje y que respetó en algunos de sus puntos, como el ayuno. Waerland aconsejaba el ayuno como una medida sanativa que mejoraba la salud del ser humano.
Los frutarianos
El número de frutarianos estrictos, aquellos que se alimentan únicamente de frutas en su estado natural, es bastante inferior al de personas que sienten un profundo interés por el frutirianismo. Aunque el ser humano es frutívoro por naturaleza, casi todas las personas complementan su dieta con la ingestión de algunas nueces y verduras. Muchos frutarianos son higienistas, pero no todos los higienistas tienen por qué ser frutarianos. La principal diferencia existente entre éstos y los higienistas que consumen frutas es que muchos frutarianos no respetan los principios sobre la combinación compatible de alimentos. Aunque el índice de personas que basan su dieta alimenticia únicamente en el consumo de frutas crece vertiginosamente, la verdad es que el número no supera varios miles de personas.
Los higienistas
Esta escuela dietética abarca diferentes posturas divergentes. Todos los higienistas aceptan el consumo de una dieta pura y natural compuesta principalmente de frutas, verduras, nueces, semillas y coles. Sin embargo, existen diversos puntos de vistas, entre ellos podemos destacar el grupo de higienistas que aconsejan el consumo de huevos y leche en su estado natural o aquellos que recomiendan la ingestión de «carbohidratos compuestos». Aceptan la utilización de productos como el arroz cocido, los zumos naturales, patatas y otros elementos, siempre que se combinen con una ensalada de verduras y frutas, como el tomate o el pepino.
Los higienistas fueron los precursores de la combinación alimenticia y del régimen en el que la dieta sólo constituía una parte. Aunque en la actualidad, existen algunos higienistas, también denominados higienistas naturales, que desempeñan una vida estrictamente frutariana, su filosofía dietética todavía no ha alcanzado un elevado nivel de conocimiento. Nuestro objetivo a lo largo de este curso es mostrarle todos los datos existentes con el fin de promulgar la filosofía higienista, una forma de vida que le asegurará una mejora sustancial en su salud. Todo el mundo puede conducir por la carretera de la vida, y nadie encontrará una barrera que le impida mejorar su estado de salud mediante el régimen higiénico.
Como profesional de la salud, debe tener siempre presente dos cosas, que todo lo que se aleje de lo ideal tendrá como resultado algo indeseado, y que cualquier mejora que inspire a sus pacientes provocará una mejoría en su bienestar.
Los alimentos medicinales
Al igual que la escuela herbológica, que utiliza hierbas como medicinas, esta escuela intenta emplear alimentos con fines terapéuticos. Algunas personas tienen plena confianza en los poderes curativos de los huevos, en cambio, otros creen ciegamente en las ensaladas. Frente a ellos, podemos encontrar otros individuos que centran su fe en la ingestión de frutas, a las que consideran como agentes limpiadores. Todos confían en los poderes «curativos» de algún que otro alimento.
Como ya mencionamos en lecciones anteriores, los alimentos no son más que simples materias primas que el organismo utiliza. No gozan de ninguna autonomía, ni de poder curativo o limpiador alguno.
La terapia del zumo
Esta escuela recomienda una dieta compuesta básicamente en zumos naturales de frutas y verduras. Fundada hace casi un siglo, uno de sus fundadores fue Benedict Lust. En la actualidad, N. W. Walker es posiblemente su seguidor más destacado.
Los zumos son alimentos fraccionados que se encuentran sujetos a la deteriorización producida por la oxidación, un proceso que provoca la disminución de valores nutritivos. El zumo de naranja puede perder hasta el 60% de su vitamina C después de una hora. Algo similar sucede con otros factores nutritivos como el hierro de los alimentos, un mineral fácilmente oxidable. Si dejamos una manzana partida al aire libre, podremos comprobar rápidamente cómo actúa el proceso de oxidación. Un ejemplo de oxidación es el proceso de elaboración de los alimentos, cuya oxidación acelerada, acompañada de la degeneración producida por el calor, provoca la conversión del alimento en un producto tóxico y nocivo.
No podemos considerar como verdaderos alimentos los zumos naturales, ya que muchos de sus nutrientes se pierden al permanecer en la piel de la fruta. Además, las personas que ingieren sus alimentos como «bebidas» suelen exceder sus necesidades para saciar su sed. Es preciso mencionar que no todos los zumos contienen la misma cantidad de elementos nutritivos. Mientras que el ser humano puede consumir kilos de sandías sin perjudicar la salud, la ingestión de algunos zumos excede sus necesidades nutritivas. Por lo general, las personas que beben zumos de zanahorias suelen sufrir sobrealimentaciones.
La naturaleza no dotó al ser humano de las capacidades orgánicas necesarias para soportar la ingestión continua de zumos.
La dieta basada en ensaladas mixtas
Por último, podemos hablar de una pequeña escuela que recomienda comer ensaladas tres veces al día como método sanativo. Aunque las ensaladas mixtas están compuestas de toda clase de alimentos, debemos precisar que también se haya expuesta a los procesos de oxidación y degeneración enzímica.
El sabor de los alimentos sanos y naturales nunca será igual al sabor de los alimentos mezclados, aunque se ingieran en el preciso instante de la mezcla, ya que las enzimas y el proceso de oxidación provocan la degeneración inmediata de los alimentos y destruyen su valor nutritivo.
Conclusión
Como podrá deducir, el número de escuelas dietéticas aumenta constantemente. Todas estas doctrinas poseen un factor sobre el que se apoyan y sobre el que desarrollan su pensamiento. La escuela macrobiótica se basa en el concepto del yin y el yan y tiene su origen en la tradición oriental; la dieta vegetariana se basa, bien en la ética ecologista, o en una postura sanativa; la dieta sin mucosidad diferencia los alimentos entre los que provocan la aparición de mucosidad y los que no; los herbologistas y la escuela de los «alimentos medicinales se apoyan en las supuestas propiedades curativas de los alimentos.
Sin embargo, la única dieta que se basa totalmente en los verdaderos principios fisiológicos, que se apoya en la ciencia y no en la tradición es la dieta higienista. Aunque todos son vegetarianos, algunos higienistas son frutarianos, mientras otros, en su mayoría, vegetarianos estrictos. A menudo, los seres humanos adoptan y popularizan dietas que reflejan sus propias ideas y experiencias dietéticas. Muchas de estas ideas coinciden parcialmente con la dieta higiénica.
La dieta de los higienistas es la única que promueve y respeta la combinación alimenticia basada en los principios fisiológicos.
La necesidad fisiológica de combinar alimentos apropiados
Uno de los principios cardinales sobre los que se asienta el Higienismo es la combinación alimenticia de más de un alimento. El ser humano se encuentra perfectamente adaptado para consumir, con suma facilidad, alimentos individuales, sin embargo, cuando ingiere más de un producto, debe respetar la compatibilidad alimenticia de cada uno de estos productos.
La ingestión de alimentos con características nutritivas incompatibles influye negativamente en el proceso de digestión. El ser humano puede sufrir diferentes distorsiones digestivas, como su retardamiento o viciación, sin mostrar síntomas aparentes. A veces, el proceso de ingestión se encuentra sujeto a un largo e imperceptible desarrollo hasta que desemboca finalmente en los efectos debilitadores provocados por la aparición de ciertas enfermedades. Sin embargo, no siempre es así, ya que algunos individuos pueden padecer al instante los síntomas producidos por una indigestión.
Los médicos suelen tratar los efectos patogénicos suscitados a raíz de la ingestión de ciertos alimentos perjudiciales para el organismo con la administración de sustancias tóxicas y nocivas, como bicarbonato, preparados tóxicos de aluminio, leche de magnesio, etc.
El carácter químico de la digestión y sus reglas
Aunque más adelante dedicaremos un capítulo completo a la combinación alimenticia, adelantamos que la fisiología de la digestión reconoce que todos los alimentos presentan funciones digestivas diferentes. Esto explica que los alimentos ricos en proteínas requieran un medio ácido para completar el proceso digestivo ─la pepsina, enzima digestiva de la proteína, precisa una segregación gástrica acidosa, específicamente ácido clorhídrico─, mientras que el almidón requiere una medio alcalino que permita a las enzimas de la amilasa salivaria (tialina) ejecutar su proceso digestivo. Cuando el pH se encuentra en torno a los 4 puntos, la digestión del almidón sufre una interrupción inmediata provocada por la incapacidad de la pepsina de descomponer las proteínas cuando el pH supera los 3 puntos. Por esta razón, el almidón y la proteína son elementos nutritivos incompatibles en la química digestiva. Como regla general, le pedimos y aconsejamos que no consuma en la misma comida productos ricos en proteínas y productos ricos en almidón.
Muchos de los alimentos que combinamos con frecuencia son incompatibles entre sí. Es muy común consumir alimentos azucarados, como las frutas dulces, con productos aceitosos. Los azúcares no requieren ningún proceso digestivo y las frutas dulces, como el melón, únicamente permanecen en el interior del estómago entre diez y cuarenta minutos. Son rápidamente absorbidos y expulsados por el intestino delgado. Sin embargo, los productos aceitosos permanecen en el estómago durante horas antes de llegar al intestino delgado. Si combinamos ambos tipos de alimentos, los productos aceitosos retendrán los azúcares y se producirá un proceso de fermentación que viciará la comida.
Distintas horas digestiva dicta una selectividad en las combinaciones alimenticias
La diferencia digestiva no sólo afecta a productos alimenticios divergentes, también puede afectar a productos de la misma naturaleza. El organismo acepta la ingestión de frutas dulces y frutas ácidas, pero el proceso digestivo será diferente en cada caso. El consumo de frutas acidosas provoca la necesidad de transformar los ácidos en alcalinos antes de ser absorbidos, un proceso que retarda la digestión y que puede provocar la fermentación de las frutas dulces. Por esta razón, le recordamos que la combinación alimenticia puede viciar la digestión y contribuir a la aparición de trastornos fisiológicos que, a la larga, podrían ser bastante perjudiciales para su salud.
Las frutas dulces también tienen sus propias características digestivas. Mientras que la sandía y el melón requieren un proceso digestivo bastante rápido, el plátano, las uvas y las manzanas permanecen en el estómago un período de tiempo dos o tres veces superior. En definitiva, si combinamos plátanos, uvas o manzanas con melón o sandía, el proceso digestivo podría sufrir una fermentación y provocar problemas estomacales.
El carácter del alimento determina su conveniencia en una dieta
El ser humano, al igual que sucede con otros animales, se encuentra fisiológicamente y anatómicamente adaptado para consumir únicamente algunos alimentos, específicamente frutas naturales. Aunque hemos desarrollado ciertas capacidades que nos permiten ingerir aceites, proteínas y almidón, bajo ningún concepto, basamos nuestra dieta alimenticia principalmente en el consumo de estas sustancias.
Teniendo en cuenta que el 85%-90% de nuestra dieta se utiliza para recargar las energías corporales, el ser humano se ve obligado a consumir aquellos alimentos que cumplan con mayor efectividad sus requisitos energéticos. Por esta razón, el hombre se encuentra adaptado fisiológicamente al consumo preferente de frutas en su estado natural (crudas), un producto que aporta al organismo la energía necesaria, junto a otros elementos nutritivos.
Sin embargo, muchas personas, entre las que se incluyen un nutrido número de higienistas, consideran peligrosa para la salud una dieta basada únicamente en el consumo de frutas en su estado natural. Estas personas afirman que las frutas carecen de algunas de las necesidades básicas de la vida, como las proteínas, ácidos grasos esenciales, sales minerales y vitaminas. Para paliar esta carencia, abogan por una dieta compuesta, además de las frutas, por algunas verduras, semillas, nueces, e incluso huevos. Aunque condenan la «escuela de la abundancia», se aproximan a ellos en la práctica.
Si realizáramos un estudio profundo y exhaustivo de nuestras características fisiológicas, llegaríamos a la conclusión que apenas necesitamos consumir productos no frutales. Como demostraremos en futura lecciones, aquellos que defienden la deficiencia nutritiva de las frutas están completamente equivocados.
Miscelánea nutricional
¡El cuerpo humano utiliza supuestamente unas once calorías por quilo y día sólo en el proceso metabólico!. ¡Los hunzas, que ejecutan diariamente labores físicas que agotarían al mejor deportista, ingieren aproximadamente 1.900 calorías al día, unas 12 calorías por quilo!. Ante estas dos afirmaciones, sólo cabe ejecutar una doble hipótesis, o los cálculos son erróneos, o las necesidades energéticas de las personas sanas son muy inferiores a las de las enfermas.
Pero si esto es sorprendente, compruebe la ingestión de calorías que efectúan los habitantes de Vilcabamba, 1.350 calorías, lo que supone unas ocho o diez calorías por quilo y día. Al igual que sucede con los hunzas, los habitantes de Peruvia y Vilcabamba realizan grandes esfuerzos físicos.
Según los datos de nuestros nutricionistas, estos pueblos requieren diariamente una cantidad que oscila entre las 3. 500 y las 7. 000 calorías, lo que nos demuestra que algo no funciona bien.
Como profesional de la salud, le recomendamos que tenga siempre presente estos datos al observar a sus pacientes. Como regla general, podrá deducir que la reducción de sustancias alimenticias, especialmente si se trata de frutas naturales, influirá directamente sobre la salud de sus pacientes. Recuerde que nuestras industrias alimenticias tienen un gran interés en que se consuman sus productos en gran abundancia y es muy probable que hayan manipulado nuestras dietas diarias recomendables (RDAs) con el fin de promocionar el consumo de sus productos.
PREGUNTAS SOBRE LA QUINTA LECCIÓN
PREGUNTA: ¿Cuáles son nuestras verdaderas necesidades proteínicas y cómo podemos obtenerlas de las frutas si no son alimentos proteínicos?
PROFESOR: Las pruebas que realizó el profesor Chitteden, de la Universidad de Yale, junto a otros compañeros, indican que el ser humano requiere por término medio 25 gramos de proteínas al día. Sin embargo, existen personas completamente sanas que habitan en las islas del Pacífico del Sur, y otros territorios, cuya dieta alimenticia está compuesta básicamente de alimentos almidonados, especialmente tapioca, y que sólo consumen 15 gramos diarios de proteínas. Recordemos que el organismo tiene la capacidad de reciclar casi todos sus desechos proteínicos. La tapioca contiene aproximadamente una quinta parte de 1% de proteína, de la que una sexta parte corresponde a los plátanos. Aunque consumen diariamente entre 12 y 15 quilos de este producto, lo ingieren básicamente cocinado.
Como acabamos de mencionar, la cantidad proteínica que el organismo precisa es de unos 25 gramos diarios. Teniendo presente que las frutas contienen por término medio un 1% de proteínas, deberíamos ingerir diariamente unos 2. 500 gramos de frutas. Aunque a simple vista, podemos pensar que dos quilo y medio de fruta es demasiado, un adulto consume por regla general aproximadamente tres quilos de comida y 94 gramos de proteína. Con una leve diferencia, esta dieta es demasiado rica en productos grasos, una fuente que produce el 44% de las calorías.
Es cierto que las frutas no son alimentos proteínicos, pero también es verdad que el ser humano no está adaptado fisiológicamente, como lo están los carnívoros, para consumir proteínas. Las personas que ingieren alimentos proteínicos como la carne o el queso, padecen numerosas crisis patológicas porque superan tres o cuatro veces sus requisitos proteínicos.
Las frutas nos aportan fácilmente la cantidad de proteínas que el organismo requiere, especialmente si incluimos en nuestras dietas la ingestión de avocados y nueces, técnicamente considerados como frutas.
PREGUNTA: Cada vez que se refiere a las sustancias tóxicas, lo hace con gran pesimismo considerando a casi todo el mundo adicto a tales drogas. Si fueran tan perjudiciales para la salud, todos habríamos muerto hace mucho tiempo.
PROFESOR: Por fortuna, el cuerpo humano está compuesto por más de trescientos trillones de células y miles de ángeles de la guarda que velan por nuestra seguridad. Aunque el organismo posee una gran capacidad eliminadora, la mayoría de los hombres padecen los infortunios ocasionados por una acumulación de sustancias tóxicas. ¿Cuál es el límite de tolerancia del cuerpo humano ante la entrada continua de sustancias tóxicas como los alimentos cocinados y los condimentos?. Casi todos los estadounidenses sufren una media de 50.000 a 70.000 ataques de leucocitosis antes de morir como consecuencia de una enfermedad degenerativa, normalmente el cáncer o problemas cardiovasculares. Las drogas, como toda sustancia tóxica, son perjudiciales para la salud y reducen a la mitad nuestra esperanza de vida potencial. Si éstas poseyeran algún valor nutritivo en el organismo, deberíamos considerarlas como alimentos. En la actualidad, casi todos los estadounidenses se encuentran enganchados a cualquier clase de droga.
PREGUNTA: ¿Existe alguna ciencia que se encargue de estudiar la alimentación correcta?. Parece que el término nutrición cubre mucho más que la expresión alimentación correcta.
PROFESOR: Los especialistas suelen utilizar dos palabras técnicas para referirse al proceso de alimentación: nutrición y ortotrofia. Cómo ya mencionamos con anterioridad, el término nutrición abarca todos los procesos de administración y eliminación y todo lo que permita la ejecución de tales procesos. Junto a esta palabra, los especialistas utilizan la palabra ortotrofia, como su propia construcción indica, para referirse a una alimentación correcta (orto- significa correcto y -trofia significa alimentación). Por último, el término aristofagia significa «la mejor alimentación». Considerando que la alimentación correcta siempre es la mejor, podemos afirmar que ambos términos son sinónimos.
PREGUNTA: Siempre he creído que algunos alimentos, como los zumos, las frutas, el ajo o el acíbar, poseen facultades sanativas. A nadie se le escapan las cualidades del ajo en los pacientes que sufren una alta tensión sanguínea o las del acíbar para curar ciertas heridas y úlceras. Sin embargo, usted afirma todo lo contrario.
PROFESOR: Como ya hemos repetido varias veces a lo largo del curso, los alimentos no poseen la inteligencia necesaria para poder actuar en el interior del cuerpo. Todas las acciones que se efectúan en el cuerpo humano son autodirigidas por el propio organismo. La imagen de un zumo o una fruta inteligente que inicie un proceso de limpieza tóxica en el interior del organismo es totalmente ficticia e irreal. Aunque éste puede iniciar una reacción química durante el proceso digestivo, cualquier otra acción que se efectúe en el interior del cuerpo y que no sea autodirigida por el propio organismo debe considerarse como una acción tóxica.
Ahora bien, la fácil digestión de las frutas y su escaso nivel tóxico permite nos permite gozar de un nivel energético apropiado para desarrollar todas nuestras obligaciones con suma tranquilidad. Algo que es imposible cuando el cuerpo sufre la invasión de sustancias tóxicas procedentes de la ingestión de productos contaminados y perjudiciales, puesto que el organismo se ve obligado a utilizar toda la energía disponible para iniciar el proceso de limpieza.
El ajo no posee poderes sanativos sobre los pacientes que sufren una alta presión sanguínea. Cuando el organismo advierte la presencia de la alicina y el aceite de mostaza, dos sustancias tóxicas del ajo, dilata los vasos sanguíneos y acelera los latidos del corazón para facilitar la circulación de la sangre y la expulsión de las toxinas. El flujo de estas sustancias por los vasos sanguíneos permeabiliza las células orgánicas y los tejidos corporales, provocando la aparición de la leucocitosis. Su expulsión se realiza a través de los riñones, los intestinos, la piel y los pulmones.
Una vez que el organismo ejecuta su expulsión, la presión sanguínea alcanzará el mismo nivel si no se modifica el régimen de vida que lo provocó. Lejos de mejorar los problemas sanguíneos existentes, el ajo ha provocado el empeoramiento de la condición patológica existente. La disminución de la presión sanguínea no significa que el problema haya desaparecido. Como todo síntoma, la presión disminuye con la aplicación de sustancias tóxicas, en este caso el ajo, sin embargo, la supresión o reducción de los síntomas no elimina el problema existente.
Algo similar sucede con el acíbar cuando se aplica en las heridas o en las llagas (vía de escape que el cuerpo utiliza para expulsar las sustancias tóxicas). La absorción tóxica de sus sustancias provoca el cierre inmediato de la apertura, impidiendo la expulsión de las sustancias nocivas que se encuentran en el interior del cuerpo. Al igual que sucede con el ajo, lejos de provocar la curación de la herida, el acíbar provoca la aparición de una nueva fuente tóxica alcaloide.
PREGUNTA: Hace poco leí un artículo sobre un chimpancé de cuarenta quilos cuya fuerza superaba la potencia de sus dos cuidadores. ¿Si de veras son tan fuertes, que clase de alimentos ingieren?
PROFESOR: Los chimpancés tienen la capacidad de ejecutar proezas acrobáticas y utilizar su propio peso y fuerza con tal maestría y facilidad que dejarían en ridículo a los propios seres humanos. Un gorila de 180 quilos supera cuatro veces la fuerza de un ser humano de 80 quilos, una diferencia que no se debe a la fuerza de estos animales, sino a la degeneración y debilidad de la vida humana, ya que en un estado natural ambos seres poseerían la misma energía física. La vuelta a nuestra dieta natural y a la forma de vida que gozamos durante nuestro desarrollo primitivo nos devolverá esta fuerza energética.
Los chimpancés y los gorilas basan casi toda su dieta en la ingestión primordial de frutas
PREGUNTA: ¿Es cierto que la ingestión masiva de frutas provoca la aparición de crisis nerviosas?
PROFESOR: Si observa cada una de las sociedades que basan su alimentación en la ingestión básica de frutas o aquellos animales que se alimentan principalmente de frutas, descubrirá que todo esto es falso. El consumo de sustancias naturales constituye la base de cualquier sociedad sana, su ingestión no puede provocar la sanación o enfermedad de un organismo. Al contrario, la aparición de problemas nerviosos está sujeta al consumo de sustancias tóxicas y al sufrimiento provocado por situaciones estresantes, especialmente aquellas que minan constantemente la energía nerviosa del organismo. En una sociedad donde anualmente millones y millones de personas sufren trastornos nerviosos, aquellos individuos que abogan por una vida frutívora gozan de un perfecto estado de salud.
PREGUNTA: Siempre he creído que la elaboración culinaria de los alimentos almidonados convierte el almidón en azúcares digestibles. Sin embargo, afirma que la ingestión de estas sustancias perjudica la salud, ¿Por qué?
PROFESOR: En realidad, utilizamos muy poca cantidad de almidón procedente de los alimentos almidonados porque la mayoría de estas sustancias no se introduce en el interior del organismo a través de las amilasas digestivas, y, por lo tanto, no pueden descomponerse. Por otro lado, el cuerpo humano no puede digerir una gran cantidad de almidón, ya que esta sustancia agota rápidamente las reservas de amilasa salivaria o tialina. En definitiva, podemos afirmar que el ser humano no se encuentra adaptado a la ingestión de almidón.
La elaboración culinaria del almidón origina un proceso de dextrinización que nos aporta más cantidad de energía, sin embargo, el calor degenera la mayoría de los componentes alimenticios convirtiéndolos en sustancias tóxicas para el sistema.
PREGUNTA: A lo largo de la lección, usted ha mencionado varias veces que el ser humano no se encuentra adaptado al consumo de carne. Sin embargo, es cierto que el hombre segrega ácido clorhídrico y pepsina, ¿por qué?
PROFESOR: La ingestión de cualquier tipo de proteína (ya proceda de la carne o de las nueces) requiere la presencia de un medio ácido y la utilización de la enzima pepsina para efectuar el proceso digestivo. La escasa necesidad de proteínas por parte del ser humano permite al organismo realizar el proceso digestivo con un radio de eficiencia de tan sólo uno a dos. En cambio, aquellos animales que basan toda su dieta alimenticia en la ingestión continua de productos cárnicos producen soluciones de ácido clorhídrico cuya fuerza permite digerir rápidamente trozos de carne sin masticar. El estómago de un tigre segrega una solución clorhídrica cuya concentración supera en algo más del 1. 100 % la solución humana. Como ya hemos reiterado varias veces, las proteínas sólo constituyen una pequeña parte de la dieta natural de los humanos, mientras que los tigres ingieren gran cantidad de proteínas procedente de la carne, los huesos y las asaduras de sus presas.
PREGUNTA: Cuando decido comer únicamente frutas, mi estómago solicita constantemente la ingestión de más productos, y al cabo de un par de horas me siento verdaderamente hambriento. Me resulta imposible mantener un control sobre mis apetencias y necesito ingerir frutas cinco o seis veces al día. Sin embargo, cuando consumo algunos avocados y nueces, justo después de ingerir las frutas, mi estómago parece saciar sus penurias. Me gustaría saber cómo puedo controlar mis necesidades alimenticias si baso toda mi dieta en el consumo de frutas.
PROFESOR: Desde que emprendí mi vida como frutariano, baso, prácticamente, el 80 o el 90% de mi dieta en el consumo de frutas y no recuerdo haber ingerido mi primera comida de la jornada antes del mediodía o haber consumido más de dos comidas al día. Sin embargo, consumo semanalmente tres o cuatro platos de avocados o, quizá, nueces y una ensalada sana. Con el paso de los años, he descubierto como mi deseo por las frutas se ha incrementado coincidiendo por mi desapetencia por las verduras y las nueces. Algo completamente normal si tenemos presente las ventajas que supone el consumo de frutas frente a la ingestión de verduras. Después de comer frutas me siento mucho más ágil y cómodo que tras la ingestión de una ensalada de verduras, nueces o avocados. Algo similar me sucede con el sueño, más pesado y perezoso después de consumir verduras, nueces y avocados, o con el despertar, más perezoso y cansado.
A veces, decido tomar una ensalada y un plato de nueces al mediodía, consciente de su inevitable consecuencia, la imposibilidad de ingerir algún alimento por la noche, aunque sea la fruta más apetitosa. La razón es muy simple, pierdo todo el apetito, como si el organismo cerrara todas las operaciones digestivas. Como podrá comprobar, mi apetencia por las verduras y las nueces roza la «perfección».
El problema radica en la falta de información. Casi todas las personas confunden la irritación y los síntomas de recuperación con el hambre, aunque realmente no exista tal condición. Cuando sentimos el estómago vacío, no significa que el organismo requiere más sustancias nutritivas, sino que el alimento acaba de pasar por este órgano. Al igual que sucede con otras condiciones, como la sed, el hambre muestra su presencia en la boca y en la garganta, no en el estómago. Es una experiencia desagradable que nos urge la ingestión de sustancias nutritivas, al igual que la sed requiere inmediatamente la absorción de agua.
Debemos prestar atención y no confundir el hambre con la aparición de síntomas patológicos. Al igual que sucede con los síntomas de «abstinencia» producidos por el consumo de ciertos productos tóxicos como el tabaco, el café, el alcohol o los condimentos, el organismo solicita nuevas dosis de alimento para paliar los malestares provocados por los procesos de limpieza iniciados en el interior del cuerpo. La ingestión de estas dosis alimenticias retrasa o paraliza el proceso eliminativo y disminuye los síntomas provocados por la enfermedad. No obstante, esta ausencia de señales patológicas es muy limitada, especialmente con el consumo de alimentos a los que no estamos adaptados.
La rápida digestión de las frutas permite al organismo iniciar, de forma inmediata, la eliminación de las sustancias tóxicas originadas por la ingestión de otras dietas perjudiciales. El malestar producido por estos procesos eliminativos provoca la necesidad de consumir nuevas dosis eliminativas para paliar la ansiedad. Sin embargo, no podemos confundir la aparición de estos síntomas con el hambre. La introducción de sustancias nutritivas los suprime, de la misma forma que la ingestión de una taza de café suprime los síntomas ocasionados por el consumo de otra taza anterior.
Al igual que sucede con la mayoría de los frutarianos, casi nunca experimento una ansiedad alimenticia antes del mediodía y una vez almorzado no necesito comer hasta la noche. Es más, a veces evito comer durante la mañana o la noche sin experimentar trastornos alimenticios. Considero que el hambre no es más que una condición psicológica y patológica.
PREGUNTA: En unas de sus respuestas afirmó que los vilcabambianos del Perú consumen diariamente unas 1. 300 ó 1. 400 calorías, mientras efectúan grandes esfuerzos físicos. Sin embargo, a lo largo de los años siempre he creído que las personas que trabajan requieren unas 3. 000 calorías diarias. ¿Cómo es posible que los habitantes de esta zona puedan desempeñar tales esfuerzos con tan pocas calorías?
PROFESOR: Si analizamos esta pregunta en profundidad, llegaremos a la conclusión que el pueblo más sano y longevo del planeta utiliza una dieta rica en carbohidratos y escasa en productos proteínicos o aceitosos. Unos porcentajes que difieren considerablemente con la dieta del resto de la sociedad, especialmente los estadounidenses, que consumen más del cuarenta por ciento de sus calorías en forma de productos grasos y aceitosos, y el resto en alimentos proteínicos como carne, huevos o queso. Como podrá deducir a la luz de los diversos estudios, nuestro organismo no se encuentra adaptado fisiológicamente a estos productos.
A nadie se le escapa que la dieta estadounidense deja mucho que desear y que sus organismos podrían considerarse como museos patológicos ambulantes. La cantidad de energía que necesita un americano medio supera con creces la cantidad requerida por un individuo sano y sus organismos dañados no operan con la misma eficacia que lo hace los organismos de las personas sanas.
PREGUNTA: ¿Cómo es posible desarrollar los músculos si únicamente se ingieren frutas?
PROFESOR: El ser humano utiliza por término medio unos 75 gramos diarios de proteínas. Un tercio de esta cantidad, exactamente la proporción que contiene la ingestión diaria de frutas, lo obtiene directamente de los alimentos, adquiriendo el resto de los desechos reciclados. Aquellos que defienden la importancia de las proteínas en el desarrollo muscular del ser humano, erran en sus pretensiones, ya que cuanto más sano sea un organismo, mejor utilizará sus reservas nutritivas. Afirmar esta conjetura sería como aseverar que para construir un edificio, necesitamos más ladrillos que los dispuestos por los planos. Una vez se fija la estructura, sólo será necesario algunos ladrillos para efectuar ciertas modificaciones.
PREGUNTA: Los vegetarianos son conscientes de la carencia total de vitamina B-12 en las verduras y en algunas frutas. Por tanto, ¿cómo pueden obtener esta vitamina?
PROFESOR: Tampoco existe en la hierba y no por ello las vacas carecen de vitamina B-12. Es más, podríamos aventurarnos y afirmar que prácticamente todos los alimentos naturales carecen de vitaminas B-12.
Al igual que hacen otros animales, el ser humano absorbe la vitamina B-12 que crea las bacterias que habitan en nuestros intestinos. La ausencia de este tipo de vitamina en los productos naturales no obliga al hombre a consumir los productos elaborados por las industrias cárnicas.
Es preciso señalar que casi todos los casos de anemia y deficiencia vitamínica se dan entre los individuos que ingieren diariamente carne, y apenas conocemos casos de personas vegetarianas que sufran estos problemas patológicos. Sin embargo, cuando así ocurre, la prensa pone el grito en el cielo.
PREGUNTA: Los animales se alimentan de frutas que crecen en su entorno natural, y como usted afirma, gozan de una salud extraordinaria. Sin embargo, el ser humano debe adquirir frutas importadas de otras zonas del planeta, ¿no perjudica seriamente a nuestro proceso nutritivo?
PROFESOR: En algunas zonas del planeta, como sucede en la zona mediterránea, es posible adquirir las frutas que crecen en nuestro entorno natural. Sin embargo, otras regiones requieren la importación de frutas subtropicales en períodos invernales. Es cierto que podríamos conservar la fruta mediante varios procesos, secándola o congelándola, pero perdería parte de su valor nutritivo.
La producción de frutas foráneas o ajenas a nuestro hábitat natural no influye negativamente en nuestra salud. El valor nutritivo de los plátanos tropicales no disminuye si se han cultivado a miles de kilómetros de distancia, siempre que su plantación haya seguido un proceso adecuado. La producción local puede ser la adecuada, pero también puede ser la errónea, por esta razón, mezclar alimentos cultivados en diversos terrenos puede asegurarnos la idoneidad.
PREGUNTA: El primer higienista defendió y abogó por el consumo de productos derivados del trigo, especialmente el pan, con tanta fuerza y vigor que la harina de trigo comenzó a denominarse como harina Graham. Sin embargo, en la actualidad, los higienistas consideran perjudicial para la salud el consumo de los productos trigales. ¿Cuál es el motivo de esta repentina transformación ideológica?
PROFESOR: Esta transformación ideológica no es fruto de un cambio de mentalidad espontáneo. A finales del siglo diecinueve, casi todos los higienistas consideraban el consumo de productos derivados del trigo perjudicial para la salud. Desde ese momento el doctor Densmore, junto a otros higienistas, comenzó a difundir la necesidad de una dieta que se basara básicamente en el consumo de frutas y algunas nueces. El ser humano se encuentra biológicamente inadaptado a la ingestión de trigo en su estado natural o elaborado y la proteína glútena es prácticamente indigestible.
RESUMEN DE LA LECCIÓN QUINTA
En esta lección hemos tratado el concepto higienista de la nutrición, abarcando por completo todas las actividades y facultades del cuerpo humano. Entre otros puntos, hemos enfocado los diferentes aspectos de la nutrición. Es preciso mencionar que el alimento, aunque es un elemento esencial, sólo es un factor más del proceso nutritivo.
La nutrición abarca todo aquello que afecta al organismo y a su bienestar. Si el cuerpo sufre algún daño en alguno de sus órganos o partes, el resto del organismo también sufrirá, afectando con ello el proceso nutritivo.
No obstante, el punto más importante de esta lección ha sido el estudio de los diversos enfoques y criterios que debe reunir un alimento para considerarse como adecuado para los seres humanos.
Asimismo, hemos descubierto que el organismo no sólo requiere alimento para subsistir, el cuerpo humano también requiere nutrientes no alimenticios como el agua, la luz natural, el aire y la luz del sol.
Finalmente, hemos realizado un breve resumen de las prácticas dietéticas de nuestra sociedad, tanto las convencionales, como las alternativas, además de presentarle algunos de los orígenes de nuestras prácticas dietéticas. Junto a estas prácticas, hemos destacado algunas de las abominaciones que los seres humanos practican y que provocan el origen de muchas enfermedades.
Esta lección ha presentado una de las claves de la alimentación correcta: siempre que ingiramos más de un alimento en la comida, éstos deben ser compatibles en su química digestiva.
TEXTOS COMPLEMENTARIOS
LA DIETA PARADISIACA
Doctor Herbert M. Shelton
Una antigua tradición relata que el hombre primitivo habitaba en un jardín hermoso en el que florecían infinidad de frutas agradables para el ojo humano y para su organismo. Durante un período de tiempo indeterminado, vivió y gozó de las riquezas que les proporcionaban los árboles que crecían en esta agradable zona de la tierra.
Sin embargo, como cuenta la tradición, fue expulsado de este jardín y condenado a vivir en las praderas por el resto de su vida. Si analizamos esta historia, podemos entender que la hierba constituye la segunda elección en la dieta del ser humano. Como cualquier otra historia, el hombre ha tachado esta tradición como un cuento de hadas. No obstante, debemos reflejar que varios de los pasajes de la historia podrían tener bastante hechos reales.
El prestigioso antropólogo, Edward B. Taylor, subraya en el primer volumen de su obra Primitive Culture (Cultura primitiva), un hecho psicológico de gran relevancia que tiene mucho que ver con las tradiciones, leyendas, mitos y cuentos populares. Al mismo tiempo que cuestiona la creencia popular que afirma que el hombre está poseído por una fuerza ilimitada de imaginación creativa, asevera lo siguiente:
El estudiante superficial, sorprendido por una avalancha de imaginaciones, aparentemente extravagantes y fantásticas, a las que considera irracionales dentro de la naturaleza y del mundo material, considera en un primer momento que estas invenciones son sólo nuevas creaciones de la imaginación del poeta, del cuenta cuentos o del profeta.
A continuación, afirma que un estudio más exhaustivo de tales imaginaciones, nos revela la presencia de una razón que explica el nacimiento de una imaginación, la subsistencia de una educación que da rienda suelta a nuestra imaginación o la existencia de un almacén de materiales heredados del pasado que permiten a los poetas, cuenta cuentos o profetas crear sus historias fantásticas. En definitiva, podemos resumir que la mente humana siempre trabaja con los materiales que se encuentran al alcance de su mano, pero nunca crea algo a partir de la nada.
Asimismo, el autor del artículo que versa sobre los mitos de Sumer, publicado en la Encyclopedia of World Mythology (Enciclopedia del Mundo Mitológico) de Larousse, afirma que «la mitología sumeria obtenía todo su material de los principios permanentes de su propia cultura. [. . . ] El mito y la forma adoptadas en esta cultura fueron una función de la sociedad de la que procedían. Hablaba de la creación en términos de experiencia humana. Todos sus elementos procedían de las bases de la sociedad sumeria. . . »
Si aplicáramos en todas las mitologías la teoría que afirma que los mitos de un pueblo reflejan las formas de vida de sus individuos, conseguiríamos interpretar con éxito muchos de sus mensajes.
Asimismo, si aceptáramos como válido el principio que defiende que las tradiciones, las leyendas, los mitos y los cuentos populares son reminiscencias de experiencias pasadas ─es decir, que nos reflejan y transmiten las condiciones a través de las cuales han vivido nuestros antepasados─, nos veríamos prácticamente obligados a aceptar aquella tradición remota que nos recuerda la pasada existencia de un paraíso, desdibujado en nuestras conciencias por el paso de los años, y el deleite de un período en el que la raza humana habitaba en un paraíso terrenal donde se abastecía de las «frutas de los árboles del jardín». Nos encontramos ante una tradición que antecede en el tiempo al inicio de la historia actual y que influye de forma considerable en cada una de las personas que habitan nuestro planeta. Por esta razón, no podemos caer en el error de tacharla de invención creada por la imaginación de un poeta o inventada por la comunidad eclesiástica.
Es imposible acabar con el origen, la persistencia y el desarrollo de una tradición que defiende la ascendencia frutívora del ser humano, aún cuando los antropólogos actuales afirmen una y otra vez que el hombre primitivo fue carnívoro. Si fuera así, la tradición habría sido bien distinta y nos hablaría de un paraíso lleno de langostas, estanques con abundancia de peces, prados con abundante caza y otras fuentes de comida carnívora, al igual que menciones esporádicas sobre elefantes muertos o caballos enfermizos que recogían y alimentaban. Por supuesto, los protagonistas de los mitos y leyendas de los carnívoros no serían las flores, sino los animales, ni las higueras, sino los cerdos.
Sin lugar a dudas, cualquier persona podría objetar aludiendo que la tradición y la leyenda sólo constituyen una débil base sobre la que poder asentar una filosofía de la dieta humana. También, podría solicitar bases científicas más sólidas. Sin embargo, todo esto podría contestarse recordando que ninguna de las bases científicas que hasta ahora han intentado sostener cuál es la dieta alimenticia más adecuada para el ser humano, posee mucha más validez que la tradición paradisíaca. Ésta tradición posee la virtud de encontrarse en armonía con el evidente carácter dietético del hombre, basándonos en su anatomía y fisiología. Asimismo, se encuentra en consonancia con las prácticas alimenticias básicas del hombre a lo largo de la historia. No podemos olvidar, que la dieta del ser humano a lo largo de toda su historia siempre se ha basado, en cualquier región favorable, en el consumo de frutas.
No son pocos los hombres y mujeres que han luchado duramente en este siglo por conseguir una alimentación basada únicamente en la ingestión de frutas. Sin embargo, y aunque algunos han alcanzado con éxito su objetivo, no todos han logrado su fin. Hace poco conocimos, gracias a un artículo publicado el 22 de febrero de 1971 en el periódico surafricano Pretoria News, la realización de algunas investigaciones cuyo objetivo era averiguar cuáles son las consecuencias de un régimen estrictamente frutívoro. Bajo el titular «La dieta frutívora tiene buenos resultados», el periódico informó sobre los hallazgos de los investigadores: «Un equipo de investigadores ha llegado a la conclusión que la dieta basada exclusivamente en el consumo de frutas permite alcanzar el peso considerado como «teóricamente ideal», según un artículo publicado en el último número de la revista South African Medical Journal».
En el mencionado artículo no se especifica cuánto tiempo duró el experimento, pero se afirma que la dieta consistía básicamente en zumos de frutas, frutas y nueces. En dicho artículo se afirma que «un considerable número de pacientes informó que su estado físico había mejorado sustancialmente gracias a esta dieta. Algunos de los pacientes estaban sumamente convencidos que su nivel de estamina había aumentado permitiéndole ejecutar actividades físicas que requerían un gran esfuerzo y competir en competiciones deportivas. »
Si tenemos en cuenta los conocidos valores nutritivos que poseen las frutas y las nueces, también consideradas frutas, no podemos dudar en los poderes nutritivos que poseería una dieta basada únicamente en frutas y nueces. Sin lugar a dudas, toda persona que base su dieta alimenticia en el consumo de frutas y disfrute de un clima propicio para su cultivo, no tendrá problemas por conseguir la nutrición más apropiada para su organismo sin tener que consumir productos cárnicos o verduras. La expulsión del ser humano del paraíso primitivo se debió, probablemente, al cambio climático provocado sobre la capa terrestre, un fenómeno que redujo considerablemente el número de frutas disponibles y que le empujó en busca de nuevos medios nutritivos.
En un artículo publicado en la revista londinense Health For All en julio de 1971, el doctor Harry Clements comentó el experimento realizado en África afirmando: «Es cierto que una dieta como la descrita podría conseguirse si se habitara en un clima subtropical, puesto que en esta zona existe abundante fruta y nueces, sin embargo un clima como el nuestro impide mantener con facilidad una dieta basada exclusivamente en frutas a lo largo de todo el año. Sin embargo, no podemos olvidar que son nuestros hábitos alimenticios los que establecen el límite de la producción de frutas. Ésta podría aumentar de forma considerable en nuestro país, si consideráramos que el consumo de frutas es más importante en nuestra dieta que la ingestión continua de productos cárnicos. Por otro lado, no existe ningún clima cuya influencia sobre las verduras, un producto alimenticio de suma importancia nutritiva, sea tan importante como el existente en nuestra nación».
Es más, el doctor Clements afirma que «Es interesante recordar que a finales del pasado año existió en nuestro país una Sociedad de Alimentos Naturales cuyo objetivo era el siguiente: «La Sociedad de Alimentos Naturales surgió por el convencimiento de que el hombre primitivo vivía básicamente de las frutas y nueces cultivadas en climas subtropicales de forma natural. Alimento que permitió (y todavía puede ser posible) al hombre evitar cualquier tipo de enfermedad, al igual que sucede con los animales en su hábitat natural». El argumento principal de esta Sociedad fue defender que los alimentos almidonados, principalmente los sucedáneos de los cereales, son alimentos antinaturales y enfermizos cuya acción en el organismo no es otra que la de provocar el agotamiento del sistema nervioso y debilitar el cuerpo humano hasta caer enfermo. »
La Sociedad de Alimentos Naturales surgió gracias a los trabajos del doctor Emmet Densmore y su mujer Helen, provocando su rápida propagación a lo largo del país. Esta sociedad no sólo promovía el consumo preferencial y básico de frutas, sino que también promocionó la dieta basada en productos no almidonados creada por el doctor Densmore. Entre sus trabajos más significativos, podemos destacar la publicación de una revista en el que se insertaban artículos de frutívoros e higienistas. Asimismo, descubrió que la fruta existente en Inglaterra no era suficiente para abastecer durante todo un año las necesidades alimenticias del ser humano. Después de realizar diversos experimentos, sugirió realizar una dieta en el que se cumplimentara el consumo de frutas con la ingestión de leche y queso. Llegó incluso a aprobar y confirmar como adecuada la dieta cárnica del condado de Salisbury (Gran Bretaña). Sin embargo, sus continuos cambios de opinión sobre las dietas provocaron que los críticos le tacharan de excéntrico. A su regreso a los Estados Unidos, decidió retirarse de la vida activa en el campo de la nutrición. Posteriormente, cuando el señor Carrington comenzó a preparar su obra Vitality, Fasting and Nutrition (Vitalidad, ayuno y nutrición), intentó ponerse en contacto con el doctor Densmore para ampliar sus conocimientos en el campo del ayuno y la alimentación, pero Densmore rehusó la oferta de continuar con su trabajo.
El doctor Clements destaca como un hecho destacable e importante la postura sostenida en los Estados Unidos por el doctor John Harvey Kellog, quien sostuvo que la ingestión conjunta de frutas y nueces (que, como ya mencionamos anteriormente, también son frutas) constituye una dieta adecuada para el perfecto desarrollo de las funciones corporales del ser humano. En sus trabajos, menciona lo que denomina el uso terapéutico de la fruta realizado por los doctores Tilden y Kellogg. Este último demostró, junto con los doctores Cajori y Ragnar Berg, la propiedad biológica de las proteínas que poseen las nueces. Con la excepción de la nuez americana, todas contienen un nivel adecuado de aminoácidos que permite y facilita el crecimiento y la reproducción.
En los días felices antes del inicio de la I Guerra Mundial, un profesor que trabajaba en una universidad alemana llegó a la conclusión, después de trabajar sobre ello durante bastante tiempo, que el cocotero era el árbol de la vida que se menciona en la tradición del paraíso terrenal. Después de realizar diversas conferencias sobre el tema y escribir varios artículos, el profesor Englehart (no consigo recordar su nombre) se trasladó con un grupo de hombres, mujeres y niños alemanes a una colonia alemana en las Islas del Mar del Sur, con el propósito de sobrevivir únicamente del consumo de cocos. Según sus informes, el experimento consiguió los resultados previstos, y gracias a ellos escribió un libro muy entusiasta en el que se describía las ventajas de la dieta del coco. El doctor Benedict Lust publicó la traducción inglesa del libro Englehart bajo el título de Cocovarianism. El experimento finalizó de forma violenta con el inicio de la I Guerra Mundial. Tanto el profesor Englehart, como su grupo de cocóvoros eran pacifistas y el doctor Lust me contó que con el estallido de la guerra el gobierno del Kaiser decidió aniquilarlos. No podemos olvidar que en un mundo dedicado a hacer la guerra, es peligroso oponerse a ella.
A lo largo de toda mi vida, algo más de setenta años de edad, no creo que haya existido ni siquiera un período de cinco minutos en el que no hubiera algún conflicto bélico en el mundo. Puedo recordar el inicio de cinco o seis guerras importantes a lo largo de mi vida y el estallido de innumerables conflictos de menor escala. Sin dudas, debe existir alguna conexión entre la predilección humana por la guerra como una forma de vida y la predilección por un trozo de carne como elemento básico en su dieta. A pesar de su lucha interminable, todos los hechos apuntan a que en su origen el hombre era un ser pacífico. Los europeos conquistaron el continente americano con suma facilidad debido, principalmente, a que la mayoría de los nativos de este continente eran seres pacíficos que no conocían el arte de la guerra. Muchas de las tribus se negaban a luchar, ni siquiera para defenderse de la invasión de los enemigos, y preferían su aniquilación o conducción hacia el oeste que aprender el oficio de la guerra. Muchos de estos nativos, y no sólo aquellos que habitan en el continente americano, han mantenido su carácter pacífico innato. La guerra es para el ser humano tan antinatural como lo es la ingestión de productos cárnicos.
Algún día, una vez que hayamos conseguido abolir aquellos sistemas sociales que conducen a la guerra, los estudiantes del tema podrán determinar si en realidad el ser humano conoció, o no, el arte de la guerra al mismo tiempo que aprendió como aniquilar e ingerir animales. Estas dos prácticas tienen bastantes cosas en común, aunque todavía podemos encontrar algunas tribus carnívoras, como los esquimales, que han permanecido como pueblos pacíficos. No obstante, no podemos olvidar que el cultivo de las frutas y la dieta basada en su ingestión es por completo incompatible con la lucha y la batalla entre los hombres.
Lo más probable es que en que algunas regiones del planeta, donde el invierno predomina durante la mayor parte del año, la dieta frutívora sea prácticamente imposible y nunca se haya conseguido. En estas zonas, el hombre se ha visto obligado a cumplimentar su dieta con el consumo principal de verduras y, posiblemente, granos y legumbres. Ahora bien, esto no significa que las frutas y las nueces no sean adecuadas en aquellos climas gélidos, sino que el abastecimiento de estos productos no alcanza los niveles necesarios para todo el año. No podemos olvidar que es imposible almacenar la cantidad precisa de frutas para saciar las necesidades de toda la población durante muchos años, excepto en el caso de las nueces. No existe ningún factor nutritivo que se encuentre en las verduras o en los animales que no podamos encontrar en las frutas, lo único que sucede es que el cultivo de frutas es imposible en zonas cuyo clima sea bastante frío. Algunas clases de nueces soportan climas adversos durante bastante meses, aunque le recordamos que una dieta compuesta básicamente de nueces podría ser perjudicial para su salud. En suma, la dieta paradisíaca parece encontrarse únicamente en aquellas regiones que disfruten de un clima paradisíaco.
LOS ELEMENTOS DE LA NUTRICIÓN
Doctor Herbert M. Shelton
La nutrición es la función básica que influye en la evolución y crecimiento del organismo. Es la suma de todos los procesos que intervienen en la descomposición y transformación de los materiales puros (alimentos) en estructura orgánica utilizable por el cuerpo humano. Es la apropiación del material nutritivo por parte de la planta o animal y su posterior transformación en sustancia celular y unidades estructurales. Asimismo, es el medio a través del cual el alimento sufre un proceso de transformación ─en el caso de las plantas, el alimento se convierte en savia, pulpa, fibra leñosa, hoja, flor, fruta y semilla, y en el caso de los animales en sangre, músculo, hueso, nervio y glándula─.
Es el proceso mediante el cual los organismos vivos se desarrollan, crecen, mantienen y reparan. El proceso que facilita la sanación de aquellos huesos y heridas producidas en el cuerpo, que permite el perfecto funcionamiento de todas las funciones y que culmina el proceso de reproducción. Asimismo, es el medio que transforma los alimentos en sustancias celulares. Ahora bien, todo esto sucede únicamente en el interior de los organismos vivos, y en el caso del hombre, las sustancias vegetales se transforman en tejido humano.
La existencia orgánica es una creación (o evolución, si así lo desea) y renovación perpetua y constante que no detiene su proceso en ningún instante. La nutrición es el gran proceso que permite finalizar la creación y renovación. Aunque podemos observar sus resultados, apenas sabemos cómo funciona dicho proceso.
Pensemos por un momento en un huevo compuesto con material previamente preparado por el proceso nutritivo del heno y del que nacerá un nuevo pájaro. La nutrición es el proceso mediante el cual todo el material homogéneo simple del huevo se transforma en las estructuras heterogéneas complejas del pájaro. Ahora bien, si analizamos con un microscopio una pequeña partícula del huevo, podremos observar que el germen está vivo. Éste será el motor que inicie el proceso de nutrición que lo desarrollará y descompondrá en dos células. Este mecanismo de descomposición celular continuará hasta conseguir finalmente la diferenciación, organización e integración.
Algo similar sucede también en la semilla de una planta. Ésta está compuesta por el germen, cuyo tamaño es microscópico, y el resto de la semilla, que comienza a convertirse en alimento. El germen de la planta utiliza el alimento almacenado, desarrollando su tamaño hasta convertirse en la estructura compleja de una planta todavía inmadura. De esta forma, podemos aseverar que la nutrición actúa en las plantas y en los animales como el proceso que transforma el alimento en células y órganos.
El proceso de nutrición es bastante complejo y en él participan todo tipo de organismos vivos, desde los organismos unicelulares más insignificantes hasta el organismo más complejo existente en la naturaleza: el ser humano. El alimento en sí no compone la nutrición, sino el material más importante dentro del proceso. El agua, el oxígeno y la luz solar son materiales nutritivos, junto a estos materiales debemos prestar gran atención a la actividad física, el descanso, el sueño y el calor, ya que su importancia dentro del proceso nutritivo es bastante grande. Las estructuras vitales y los productos funcionales pueden surgir únicamente a partir del alimento, pero será el propio proceso nutritivo el que construya y mantenga la estructura orgánica.
Como se puede deducir, la vida vegetal en su conjunto y el proceso nutritivo animal constituyen la fuente de la que fluyen la estructura, funcionalidad, capacidad, fuerza, desarrollo y reproducción del organismo. Es el proceso que permite la construcción, reparación y vitalización de los órganos y organismos. Toda estructura surge del proceso de nutrición, del mismo modo que cualquier reparación se realiza gracias a este proceso. La nutrición es la responsable principal de la existencia de los órganos y será ella la encargada de su constante reparación. En definitiva, la nutrición es el proceso que hace posible el nacimiento de cualquier criatura y su existencia en el planeta.
Los tejidos del ser humano se crean en un telar que ningún diseñador occidental u oriental, con sus modernas maquinarias, posee. En las zonas en la que el tejido necesita mayor fortaleza, recibe una resistencia similar a la del hierro, aunque esta hebra de fibras tenga un grosor más fino que la tela de una araña. Del mismo modo, en aquellas zonas donde se requiere mayor elasticidad, las fibras superan la flexibilidad de una goma.
El tamaño y desarrollo de los músculos de un hombre, al igual que la fuerza y funcionalidad de sus nervios, son producto de la nutrición. Incluso el cerebro es producto de este proceso. El ser humano, al igual que sucede con el pájaro en el interior del huevo, surge a partir de una célula simple, desarrollando sus órganos y otras partes corporales mediante el proceso de nutrición que se inicia a partir de la ingestión de sus primeras provisiones, el agua y el oxígeno que recibe de la sangre de su madre. Después de nacer, el consumo de alimento permite al proceso de nutrición culminar su crecimiento y desarrollo hasta alcanzar la madurez. El proceso nutritivo también es el responsable de la reproducción, un proceso de evolución y crecimiento discontinuos.
Cuando hablamos del sistema digestivo, no podemos caer en el error de confundirlo con el proceso nutritivo. El sistema respiratorio abastece al organismo con la cantidad de oxígeno precisa. Si ésta se cortara por alguna razón, aunque sólo fuera por algunos minutos, todo el proceso nutritivo se detendría y no podría iniciarse de nuevo.
En el ser humano, como sucede con otros animales, las múltiples y variadas funciones que contribuyen de una u otra forma en el proceso nutritivo son llevadas a cabo, en su gran mayoría, por órganos independientes. El sistema humano cuenta con numerosos órganos que cumplen en el interior del organismo funciones particulares. Si comparáramos el cuerpo humano con un árbol, podríamos decir que las vísceras son el árbol propiamente dicho, el sistema digestivo, representaría las raíces, los pulmones, las hojas, y, finalmente, la sangre y la linfa, la savia. Si tenemos presente la estructura orgánica que circula por los fluidos y elegimos la mejor comida y la refinamos, llegaremos finalmente a la estructura humana.
Como nuestro interés principal no es otro que la nutrición, intentaré describir de forma bastante resumida los mecanismos mediante el cual el cuerpo obtiene de su alimento. Para ello utilizaremos el siguiente diagrama:
Sustancias Formas de Resultados
apropiadas apropiación de la apropiación
Alimento Locomoción Desarrollo
Aire (oxígeno) Aprehensión Crecimiento
Agua Masticación Reparación
Luz solar Deglución Mantenimiento
Digestión Sanación
Absorción Reproducción
Circulación
Asimilación
Los órganos y fluidos que participan en el proceso de apropiación y preparación de materiales puros para su posterior utilización son: las manos, los dientes, la lengua, las glándulas salivales, el esófago, el estómago, las glándulas gástricas, el intestino delgado, las secreciones intestinales, el páncreas, el jugo pancreático, el hígado, bilis, vello intestinal, lácteos, el sistema linfático, el corazón y el sistema vascular, las diversas glándulas endocrinas y sus hormonas, la nariz, los bronquios, los pulmones, el diafragma, el tórax, los huesos de gran tamaño y la piel.
Los huesos de gran tamaño, es decir aquellos en los que se forman las células rojas, también se consideran como parte del sistema nutritivo del organismo. Diariamente se crean millones de glóbulos rojos cuya importancia es vital para el funcionamiento del organismo, ya que distribuyen el oxígeno de los pulmones a todas las células del cuerpo y transportan el dióxido de carbono existente en las células a los pulmones. Si este proceso no se realizara en los huesos, el oxígeno no llegaría al resto de células orgánicas.
Por otro lado, también debemos incluir dentro del sistema nutritivo del cuerpo la piel, ya que esta membrana es la encargada de canalizar los rayos solares que recibe el cuerpo humano y regular su utilización.
En suma, como podemos observar, existe un gran número de órganos y sistemas orgánicos que intervienen directamente en el proceso nutritivo de las especies animales superiores, especialmente en el hombre, y que convergen hacia un centro común.
Algunas funciones, como la digestión, la circulación y la respiración son comunes en todas las especies animales que deben recibir, elaborar y transportar los materiales precisos para construir y mantener los tejidos. La locomoción y la aprehensión son dos de las partes más esenciales del proceso nutritivo de la mayoría de los animales. Sin embargo, algunas especies carecen de locomoción, basando así su abastecimiento alimenticio gracias al agua y las olas.
Como punto final a nuestro análisis, podemos afirmar que todas las partes del cuerpo participan, en cierta manera, en el proceso, contribuyendo por el bien de todo el organismo y no por su propio beneficio. No obstante, algunas partes intervienen más que otras, especialmente aquellas que contribuyen en el proceso preparatorio. La reciprocidad y el servicio mutuo son dos características que marcan el trabajo de los órganos corporales. Los pulmones obtienen el oxígeno preciso para todo el cuerpo y no para sí mismo; lo mismo sucede con el estómago, órgano que digiere la cantidad de alimento que necesita todo el organismo, y no únicamente para saciar sus necesidades; el corazón recibe y pone en circulación la sangre a lo largo de todo el cuerpo, no simplemente a través de sus tejidos. En definitiva, podemos aseverar que el organismo es un perfecto modelo de cooperación.
La producción del alimento es un proceso de reciprocidad donde las plantas y los animales cooperan a partes iguales en la síntesis de la vida. Gracias a esta colaboración, los bosques y sus milagrosos habitantes han trabajado duramente desde los albores de la vida. Las flores han conseguido trabajar desde su propia inseminación en el milagroso jardín; las abejas y los pájaros y el viento han logrado polinizar las flores desde el comienzo de la existencia orgánica; las aves y los mamíferos han esparcido las semillas. Gracias a ello, las bacterias del subsuelo y los gusanos han trabajado sin descansar día a día desde los tiempos inmemoriales; las tierras puras han reposado en las latitudes más balsámicas, mientras el sol, proveedor de toda vida, ha vertido su espíritu tropical sobre sus tierras vírgenes permitiendo a nuestra raza disfrutar en primavera, verano u otoño de sus enormes y deliciosas hojas verdes, sus sabrosas frutas, con sus ricos valores alimenticios, agradables aromas, delicados sabores y placenteros colores, y sus sabrosas semillas que sustentan la vida.
Este proceso de asimilación no se da únicamente en los animales. Debemos recordar que las plantas son, por excelencia, el primer asimilador, puesto que absorben los minerales existentes en las capas terrestres y el nitrógeno y carbono del aire. La tierra fértil es un gran almacén de alimento vegetal y la fuente de sus variados y múltiples aromas y sabores. El animal devuelve a la tierra la comida, en forma de fertilizante y dióxido de carbono, al mismo almacén del que la recogió. En el gran taller que supone la naturaleza, somos testigos de excepción del progresivo proceso de asimilación y refinamiento: las plantas originales preparan la tierra virgen para que otras especies vegetales superiores obtengan los materiales precisos. Estas especies superiores refinan y sintetizan el alimento que será utilizado por los animales en la capa superficial de la tierra. Éstos, a su vez, recompensan a las plantas con una variedad de servicios como pago por los bienes recibidos.
Cada vez que se produce un cambio, la superficie del planeta sufre una transformación, a través de procesos secretos, abonando el terreno para la edificación de nuevas sociedades. Por regla general, todas las cosas trabajan en armonía por el bien de la totalidad. Incluso aquellos individuos que violan de forma iracunda las leyes naturales de la reciprocidad terminan por sucumbir ante su objetivo.
El reino mineral sustenta el reino vegetal, que a su vez sustenta todo lo que se encuentra en la superficie. Las plantas vivas surgen y se desarrollan con todo su esplendor, riqueza y belleza a partir de unos elementos muy simples. Mediante la misteriosa alquimia de la vida, un mineral se transforma en tallos y hojas, flores y semillas con el poder de la autorreproducción. El reino vegetal posee el don de obtener los materiales inertes que se encuentran en el aire, agua y suelo y convertirlos en una estructura viva.
Los animales se apropian de las partes de las plantas y las transforman, por medio de la misteriosa alquimia de la nutrición animal, en carne y sangre sensible. Gracias al proceso llevado a cabo por las plantas y los animales (asistidos en su primera fase por las bacterias) y que denominamos colectivamente nutrición, la carne surge a partir de un material que, si no fuera transformado, permanecería inerte. El oxígeno, nitrógeno y carbono del aire, junto a los minerales que se encuentran en las capas inferiores de la tierra, pasan a través de las hojas y los troncos de las hierbas, árboles y otras especies vegetales, enriqueciendo y fortaleciendo sus tejidos por medio de una división de trabajo y sucesión de toques que iguala, o supera, la tecnología utilizada en los laboratorios de las empresas que fabrican productos sintéticos.
Los animales no pueden obtener los materiales puros del aire y la tierra, excepto el oxígeno y el agua. Tampoco pueden utilizar el carbono y nitrógeno que se encuentran en el aire, aunque sí reciben el carbono (carbohidratos) y el nitrógeno (proteínas) de las plantas. Éstas deben sintetizar y refinar dichos elementos y transformarlos en sustancias útiles para los animales. Si el reino vegetal careciera de las cualidades orgánicas que permitiera convertir tales productos en los alimentos requeridos por los animales, la tierra no sería más que una capa interminable de granito y la atmósfera una capa de gas incolora.
Presumir que las plantas no imponen a los elementos existentes en el aire, agua o tierra cualidades que por sí sólos no poseen, sería una forma de desagradecer a los autóctonos de aquellas regiones cuyos campos están cargados año tras año de aroma y fragancia.
Las plantas, al igual que sucede con las fábricas, nos alimentan y visten. Alargan nuestro algodón en sus telares y producen sus frutas y zumos en abundancia. El reino vegetal nos sustenta, ya sea con la producción de las frutas y sabores que inundan nuestro organismo o con la belleza y el simbolismo que se plasma en nuestras mentes. Entrega todas sus sustancias y las transforma en nuevos elementos para nosotros.
De esta forma, en el curso normal del proceso nutritivo que tiene lugar en la naturaleza, las plantas obtienen su sabia de las entrañas de la tierra, de las oscuras carpas del reino mineral. De igual forma, los animales consiguen sus productos nutritivos del aire, de la luz y del movimiento, de los suculentos frutos ofrecidos por el reino vegetal, de los resultados de una predigestión laboriosa que se lleva a cabo en el interior de la tierra y cuyo producto es el florecimiento de hojas bañadas por la luz del sol.
Gracias a los maravillosos procesos de la nutrición vegetal, la materia inerte existente en el aire, agua y tierra se han convertido en estructura viva. Posteriormente, el reino animal somete estos elementos a varios procesos de refinamiento, transformación y organización, transformándolos en una estructura dinámica. Aquel elemento inerte se ha convertido ahora en un ser vivo y organizado. La chispa de la vida lo ha elegido como víctima y le ha concedido el honor de la vida, otorgándole un alma viva. Este es el maravilloso resultado de la nutrición vegetal y animal.
LA NUTRICIÓN, UNA PERSPECTIVA HIGIÉNICA
Doctor Ralph C. Cinque
El siguiente artículo del doctor Ralph Cinque es una reimpresión de la Revista Higiénica del doctor Shelton.
El tema de la nutrición se ha convertido en la actualidad en un asunto popular, de hecho se ha convertido en una manía. Nunca en la historia se había preocupado tanto el hombre por su perfecta nutrición. Sin embargo, debemos matizar que el aluvión de información que se está promulgando en nuestros días en libros, revistas, periódicos, conferencias, programas televisivos, etc., vienen motivados por intereses comerciales. Por este motivo, el conocimiento que la mayoría de las personas tienen de la nutrición no es más que una mezcla de hechos, medias verdades, exageraciones y falacias que se encuentran lejos de la verdad.
Nuestro objetivo en este artículo no es discutir los entresijos de la nutrición. Para ello, el lector ya posee innumerables títulos de libros que profundizan en dicho tema. Nuestra meta no es otra que la de investigar la nutrición desde el punto de vista del Higienismo. Queremos considerar la nutrición, no como una secuencia de reacciones químicas, sino como un proceso de vida. De esta forma, nuestro fin es dejar a un lado el papel específico de ciertas vitaminas y minerales y centrarnos exclusivamente en el proceso a través del cual el organismo se nutre.
La nutrición, en el estricto significado de la palabra, se refiere únicamente a los procesos que permiten a las células orgánicas utilizar los componentes de los alimentos. Desde este punto de vista, no podemos confundir la nutrición con los procesos de la ingestión, digestión, absorción, transportación y circulación. Tampoco podemos confundirla con las transformaciones metabólicas que sufren los componentes de los alimentos. Por ejemplo, la glucogénesis, proceso mediante el cual el hígado y las células musculares transforman glucosa en glucógeno y retiran la glucosa de la sangre convirtiéndola en sustancia inservible para las células. Si tenemos presente este concepto, no podemos considerarla como un proceso nutricional, sino más bien, como un proceso de almacenamiento alimenticio. Sólo aquellos procesos que provoquen la oxidación de los alimentos transformándolos en energía química o utilicen sustancias para producir constituyentes y secreciones celulares, deben considerarse como nutricionales. Asimismo, todos los procesos que preceden a la utilización real de los nutrientes por parte de las células deben considerarse como antecedentes del proceso nutritivo, ya que posibilitan la nutrición. Su origen en el interior del organismo se debe a la necesidad de producir nutrientes disponibles para las células. Su importancia es vital, aunque no forma parte de la nutrición.
El proceso nutritivo tiene lugar en un nivel celular. Resulta de la difusión y el transporte activo de los nutrientes desde el fluido textil en el que fluyen las células al protoplasma celular. Es en este punto donde se inicia el proceso nutritivo, la única fase del proceso en el que el organismo obtiene el valor verdadero del alimento ingerido. Hasta llegar a este punto, sólo ha existido gasto de energía para procesar y transportar el alimento preciso para la asimilación celular. Sin embargo, finalmente, aunque sea a nivel celular, existe una compensación por el esfuerzo fisiológico realizado previamente con el alimento.
La nutrición no es algo sobre el que podamos influir directamente. No podemos forzar su inicio, ni su desarrollo. Si los órganos del organismo desempeñan su papel de forma correcta, en relación con el alimento, entonces, y sólo entonces, podremos decir que el proceso nutritivo se ha desarrollado sin ningún problema. Todo lo que podemos hacer es suministrar la cantidad adecuada de alimento de alta calidad bajo las condiciones más favorables. El resto depende de lo que el organismo realice con él. Por tanto, debemos dejar claro que el ser humano no nutre al organismo, sino que es el propio cuerpo quien se nutre a sí mismo. Si aceptamos este punto de vista, debemos afirmar que el nutricionista no existe, ya que es el propio organismo, y sólo éste, quien realiza todo el proceso nutritivo.
Si reconocemos que la nutrición se realiza a un nivel celular y que debe ir acompañada por una secuencia compleja y elaborada de sucesos, no podemos negar que la calidad del rendimiento fisiológico es tan importante y vital como la propia calidad del alimento ingerido. Asimismo, si la nutrición es un lazo distante que forma parte de una larga cadena fisiológica, cualquier fisura en dicha cadena supondría la total o parcial suspensión del proceso. Los higienistas son conscientes de la utilidad del alimento y saben que éste no posee ningún valor hasta que no sea absorbido y digerido. Para comprender todo lo visto con mayor claridad, imaginemos a un diabético que pueda digerir, absorber, transportar e, incluso, generar azúcar de fuentes internas sin ningún problema. La ausencia de insulina impide el perfecto transporte del azúcar y, como consecuencia de ello, las células no reciben la cantidad de azúcar requerida. Algo parecido sucede con los recién nacidos que padecen fenilcetonuria, una condición que, al carecer de una de las enzimas metabólicas específicas que cataliza la conversión de fenilalanina en triosina, provoca una gran acumulación de fenilalanina y derivados en la sangre. Estos problemas interrumpen los procesos químicos que se desarrollan en el organismo y puede provocar graves consecuencias, como el retraso mental.
Claro está, la interferencia en cualquier punto de la línea fisiológica puede frustrar el resultado final y trastocar el objetivo último, que, por supuesto, no es otro que la nutrición. Por tanto, cuando hablamos de un nutricionista, ¿qué podemos pensar cuando éste nos habla sobre la existencia de una deficiencia proteínica y receta a sus pacientes la ingestión diaria de varias proteínas disueltas en agua para mejorar la nutrición?. Esta clase de «enfoque a la fuerza» no puede mejorar en ningún sentido el proceso de nutrición. Al contrario, su única consecuencia será la interrupción de la nutrición al añadir alguna influencia contaminante en la vida del individuo, una influencia que sin duda afectará las funciones orgánicas y los procesos bioquímicos del organismo.
Nuestra obligación no se limita únicamente en proporcionar nutrientes a nuestro cuerpo, sino suministrárselos de la forma más adecuada posible con el fin de maximizar la eficiencia del funcionamiento de nuestro organismo. De esta forma, apoyaremos y facilitaremos la mejor utilización posible del alimento. Nuestros hábitos a la hora de ingerir la comida, las condiciones existentes a la hora de su ingestión, el estado del alimento y cómo se ha elaborado, la abundancia de energía nerviosa, la presencia de apetito, todos estos factores tienen tanta importancia en la nutrición, como los propios nutrientes. Sin embargo, no podemos enfatizar con mucha vigorosidad que el estado de nuestra nutrición no lo determina lo que ingerimos, sino lo que apropiamos en un nivel celular.
En definitiva, como higienistas debemos reconocer que la nutrición abarca mucho más que el simple alimento, es decir, que todos los aspectos que influyen en nuestra vida juegan un papel importante en el estado de nuestra nutrición. Entre estos factores debemos incluir, nuestra forma de comer, dormir, realizar ejercicios, emocionarnos, descansar, pensar, etc. Aquellos que ingieren grandes cantidades de nutrientes concentrados tienen una visión muy distorsionada de lo que significa en realidad la nutrición y muestran una falta total de comprensión sobre los hechos biológicos de la vida.
Una vez finalizada nuestra definición sobre la nutrición, deberíamos pasar a analizar su naturaleza y características. Con anterioridad afirmamos que las células del cuerpo fluyen a lo largo del fluido textil, medio del que obtienen los nutrientes. Asimismo, las células también excretan sus desechos orgánicos en dicho fluido, creando un continuo movimiento de materiales a través de las membranas celulares en ambos sentidos. Este movimiento continuo en el interior del fluido provoca el origen de constantes procesos, aunque ninguno de ellos se produce en un momento determinado del día. Éstos se originan continuamente, a la hora de comer o entre comida y comida; durante el día, cuando el organismo se encuentra activo, o durante la noche, donde el cuerpo descansa y reposa. Estos procesos aumentan su velocidad bajo ciertas condiciones, pero también existen condiciones que los ralentizan. Sin embargo, nunca detienen su continuo desarrollo. El organismo es el encargado de controlarlos, determinarlos y regularlos continuamente.
El cuerpo humano es como una gran tienda de ultramarinos con una cámara frigorífica en la parte trasera. Cuando los consumidores retiran los productos de las estanterías, el dueño del establecimiento vuelve a rellenarlas con aquellos productos que se encuentran almacenados en la cámara. Asimismo, el propietario también recibe diariamente un pedido de carne fresca, pero éste se utiliza únicamente para aumentar sus reservas y no para colocarlas directamente en sus estanterías. Los productos que los clientes compran proceden directamente del almacén, de tal forma que si algún día fallara el pedido apenas tendría repercusiones directas sobre la compra de los consumidores. Sus reservas son bastante amplias como para suplir las necesidades de los clientes durante varios días.
Algo similar sucede en el interior del organismo. Éste almacena continuamente los elementos fundamentales con el fin de mantener la constancia química de sus fluidos textiles y no padecer ninguna carencia que pueda mermar el perfecto rendimiento de las células. De esta forma, el organismo no depende directamente de los materiales puros para culminar el proceso nutritivo, puesto que se abastece continuamente de sus reservas. Cuando el ser humano ingiere alimentos, repone estas reservas. En contra de lo que muchas personas creen, el cuerpo depende menos de los alimentos de lo que podría pensarse en un principio.
La opinión más generalizada sobre este tema considera que la única cosa que mantiene los niveles del azúcar en su estado normal es la frecuente ingestión de alimentos. La gran magnitud que posee el organismo y su habilidad por obtener azúcar del glucógeno y algunos aminoácidos, así como su gran capacidad por basarse en la combustión de grasa, si fuera necesario, suele pasarse por alto y no se le da la importancia que requiere. La mayoría de las personas que sufren de hipoglucemia creen que el malestar que padecen entre las comidas es el resultado de una necesidad inherente por comidas infrecuentes. Sin embrago, no reconocen que sus síntomas sólo son manifestaciones del mal funcionamiento de su órgano, de la enervación y de la toxemia. Lo que su cuerpo necesita no es más alimento, sino un mayor descanso.
El estado en el que se encuentra el alimento almacenado en el interior del organismo, en un constante flujo, es un hecho fisiológico bien conocido. La grasa almacenada en el interior de las células grasas se utiliza y repone de forma constante. Las personas obesas que poseen en su cuerpo grandes protuberancias creen que siempre han vivido con la misma cantidad de grasa. No obstante, no se dan cuenta que han estado utilizando y reponiendo dicha grasa continuamente, y que la grasa de este año no tiene nada que ver con la grasa del año anterior.
Ahora bien, si el organismo no depende directamente de los alimentos en su proceso nutritivo, ¿de qué forma afecta, pues, la ingestión de los productos en la nutrición?. Anteriormente ya afirmamos que la utilidad de los nutrientes depende básicamente de la composición del fluido textil y que éste actúa como un filtro de la sangre. Por esta razón, la composición de la sangre y del fluido debe permanecer constante para que la fluidez de los procesos nutricionales no sufra ningún impedimento. Cuando ingerimos cualquier elemento, los productos de éste son, por supuesto, completamente diferentes de la composición de la sangre. El organismo busca constantemente anular cualquier cambio químico que se produzca en su sangre como resultado de la ingestión de un alimento.
Una de las formas en que el hígado «amortigua» los efectos de la ingestión es convirtiendo los excedentes de glucosa en glucógenos y emitir, paulatinamente, ciertas cantidades a los vasos sanguíneos en respuesta a la constante necesidad de azúcar del organismo. Consumir vitamina C en grandes cantidades podría mejorar temporalmente la «supersaturación», pero el organismo comenzaría a expulsar de forma inmediata los excedentes y restablecería los niveles de ácido ascórbico del tejido a su estado normal. El hígado también elimina los excedentes de carotina (provitamina A) que se encuentran en la sangre y los almacenas. Sin embargo, como todo el mundo sabe, los individuos poseen diferentes capacidades para conseguirlo. Algunas personas se tornan de color anaranjado con la ingestión de un vaso de zumo de zanahorias, mientras que otros pueden beber un cuarto de litro de una sola vez sin padecer ningún contratiempo. Todos los materiales alimenticios que se absorben en la sangre son transportados, en primer lugar, al hígado donde se procesan antes de introducirse en la circulación general del cuerpo. El organismo intenta minimizar en un nivel celular el impacto que se produciría, si no se actuara, con el consumo de alimentos. A continuación citamos a Ian Fowier en su magnífico artículo Fundaments of Feeding (Fundamentos de la alimentación) aparecido en la Revista higiénica del doctor Shelton, en junio de 1978: «El consumo de sustancias concentradas y artificiales provoca un repentino flujo de nutrientes que requiere una rápida acomodación y ajuste de los niveles de nutrientes en la sangre, del metabolismo del hígado, de la glándula suprarrenal, de las funciones pancreáticas, etc. Este consumo produce la debilitación, ineficacia, desgaste y enervación». Este hecho fisiológico tan profunda y explícitamente citado en este artículo jamás será confirmado por los fabricantes de vitaminas, los propietarios de establecimientos de productos medicinales, «los nutricionistas metabólicos» o «los psiquiatras ortomoleculares». Lo único que enseñan a la humanidad es lo maravilloso que es el calcio y cuánta vitamina X necesita el cuerpo. No cabe la menor duda que aceptar el hecho que la ingestión de sus productos provoca un tremendo desequilibrio orgánico, o lo que es lo mismo, un paro del sistema producido por la invasión repentina de «megadosis» de vitaminas, o que el consumo de nutrientes antinaturales concentrados tiende a suspender, en vez de mejorar, el proceso de la nutrición, no son la clase de noticias que promueven la venta de vitaminas. Incluso la ingestión de alimentos naturales provoca un ligero desequilibrio que requiere un ajuste interno para restaurar la homeostasis. ¿Por qué aumentar este desequilibrio con la ingestión masiva de grandes cantidades de nutrientes concentrados?. La nutrición no puede entenderse como un proceso que se base en recargar de forma violenta, saturar, inundar de dosis, o amenazar el organismo con nutrientes. Nuestro objetivo no es la «intensidad nutricional», sino abastecer el cuerpo de sus necesidades básicas de forma ordenada. Dejemos que sea el propio cuerpo quien establezca sus propios niveles sanguíneos de vitamina C, calcio, etc. Aliméntese únicamente de alimentos naturales en el que predominen sustancias naturales suculentas y ricas en fibras. De esta forma conseguirá disminuir la velocidad con la que se introducen los nutrientes en la sangre y, con ello, disminuir lo que el doctor Alex Burton, un conocido higienista australiano, se refiere como «choque nutricional». ¿Por qué no intentamos que el proceso de apropiación de nutrientes sea lo más fácil posible para el organismo?. ¿Por qué no armonizarnos con los procesos internos del cuerpo humano, en vez de intentar abaratar su trabajo?
Asimismo, no deberíamos olvidar que mientras consumimos nutrientes de forma separada, desarrollamos raciones de diferentes nutrientes que constituyen un problema adicional. Se sabe, por ejemplo, que el cuerpo humano necesita niacina hasta diez veces más que otros elementos como la tiamina o la riboflavina. De esta forma, cuando consumimos una gran cantidad de tiamina concentrada, provocamos una deficiencia relativa de niacina. Deberíamos asegurarnos que la proporción de los nutrientes de los alimentos naturales coincida con las necesidades corporales. Las comidas naturales contienen mucha más niacina que tiamina, lo que concuerda con las necesidades del organismo.
Entre las proporciones de nutrientes más importantes podemos destacar: los ratios calcio/fósforo, hierro/cobre, Vitamina E/selenio, zinc/molibdeno y vitamina C/bioflavinoides. La proporción de estos nutrientes en el interior de los alimentos naturales reflejan de forma precisa las necesidades del organismo, consiguiendo, de esta forma, la mayor sinergia de utilización de nutrientes posible. El organismo requiere tanta cantidad de sodio, que de potasio, y esto es lo que encontramos en los productos naturales. Los alimentos procesados que poseen una elevada proporción de sodio interrumpen el delicado equilibrio existente entre estos dos elementos minerales que se encuentran en la membrana neuronal, provocando, con ello, un fallo en el perfecto funcionamiento de los nervios. Del mismo modo, las dietas que introducen grandes cantidades de fósforo en el sistema pueden provocar una relativa deficiencia de calcio, aún consumiéndose una adecuada cantidad de este elemento. Asimismo, una deficiencia de cobre previene una profunda utilización de hierro.
Lo más importante es saber que los nutrientes se utilizan de forma equilibrada, pero por separado, y que es el conjunto total de la dieta la que determina el estado de nuestra nutrición. El consumo de elementos nutritivos aislados probablemente causará más daños que beneficios. Esto es cierto incluso con las proteínas y aminoácidos. En la actualidad se sabe que el organismo tolera únicamente una cierta cantidad de aminoácidos que contengan sulfuro y cualquier exceso puede ser bastante perjudicial para el hígado. Las proteínas vegetales, que contienen una menor proporción de metionina y otros aminoácidos que contengan sulfuro, que la existente en los productos cárnicos, no sólo perjudican al hígado en menor medida, sino que abastecen al organismo con la proporción exacta de aminoácidos requerida en el proceso.
Una vez que comprendamos la fisiología de la nutrición, se evitarán de forma inmediata todos los malentendidos que existen sobre el papel de los alimentos. Uno de los errores más comunes es el que considera que los alimentos (o nutrientes) tienen efectos específicos en los diferentes órganos y tejidos. Entre los productos más comunes de las farmacias se encuentran las «vitaminas para el pelo», o los compuestos glandulares que supuestamente «alimentan» ciertos órganos específicos, ambos productos se hallan en las listas más comunes de los especialistas de las más variadas «escuelas de curación».
Si consideramos que las células obtienen su sustento del fluido textil, un filtro de la sangre, sería lógico pensar que todos los órganos y tejidos del cuerpo se basan en una monodieta de sangre. La sangre que llega al riñón es virtualmente la misma que llega al dedo gordo del pie, que a su vez es la misma que llega al codo izquierdo. Las células pueden extraer los nutrientes que requieran del fluido textil (en este caso de la sangre), pero todas se alimentan de la misma mesa. Las diferencias existentes en la composición química de los diferentes tejidos se deben a los procesos activos originados por las propias células al seleccionar los nutrientes que necesitan, pero no por causa de unas diferencias asumidas en el abastecimiento de sus provisiones. Desde este punto de vista, ingerir pescado porque es «alimento para el cerebro» o consumir un extracto de glándula suprarrenal porque «posee la proporción exacta de nutrientes precisa para restablecer la glándula suprarrenal» demuestra un alto índice de ignorancia en lo que se refiere a las leyes más fundamentales de la fisiología. Del mismo modo, los conceptos sobre alimentos sanos que afirman que «el zumo de remolacha es bueno para los riñones» o que «el zumo de trigo limpia el hígado» son igualmente ridículos. Todo lo que un alimento o un zumo pueden hacer es contribuir a aumentar las reservas nutritivas de la sangre. No pueden poseer efectos específicos sobre ciertos órganos. Recuerde también lo que mencionamos con anterioridad, el organismo anula constantemente cualquier cambio que se produzca en la química de su sangre, originada por la ingestión de cualquier producto alimenticio. Los puntos básicos sobre los que se basa la «terapia nutricional» son tan fantásticos como los puntos sobre los que se apoya cualquier otra forma de terapia. Los alimentos no actúan sobre el organismo, es éste último el que actúa sobre ellos. Asimismo, los nutrientes tampoco actúan sobre el cuerpo o realizan funciones en su interior, ya que son utilizados por el organismo. Debemos tener siempre presente que es el propio organismo el único agente activo que participa en el proceso de la nutrición.
La nutrición es una función autonómica, lo que significa que tiene lugar en un nivel inconsciente. Al igual que sucede con la digestión, la absorción, la circulación, la secreción glandular u otras funciones autonómicas, los diferentes procesos nutritivos (en un nivel celular) se realizan sin la existencia de una percepción o conocimiento consciente y sin nuestra participación o dirección. Todo el mundo es consciente del funcionamiento de su estómago cuando aparecen los síntomas propios de un problema. Sin embargo, nadie puede negar que bajo unas condiciones ideales somos incapaces de distinguir por completo las funciones de nuestros riñones, intestinos, etc. Estas funciones son autonómicas y no producen ningún síntoma.
Cuando hablamos de nutrición, debemos referirnos a ella como una función automática. Al igual que la digestión de los alimentos no produce ningún síntoma, la obtención de los nutrientes en el interior del organismo tampoco origina la aparición de ningún síntoma. Ahora bien, cuando la digestión, o la nutrición se interrumpen por alguna causa, comienzan a aparecer los síntomas. Russell Thacker Trall afirmó en 1871 que «la nutrición pura y perfecta implica la asimilación del material nutritivo a la estructura del organismo sin la existencia de cualquier excitación, impresión o disturbio que pudiera recibir el nombre de estimulante». Esta gran afirmación procede de una persona que vivió hace más de 100 años, antes de que se produjera la gran expansión de conocimientos relacionados con la nutrición y la bioquímica que tuvo lugar a comienzos de siglo. Sin embargo, ya por aquel entonces descubrió algo que muy pocos han descubierto en nuestros días, que todo efecto específico que se produzca como consecuencia de la ingestión de alimentos o nutrientes es el resultado del estrés e irritación y no de una nutrición mal realizada. Si una persona que padece los síntomas propios de un resfriado los elimina tomando vitamina C, este efecto tendrá más que ver con la ingestión de la aspirina que con los efectos nutricionales. La vitamina C está produciendo en el cuerpo una reacción farmacológica (es decir, un efecto medicinal), pero nunca un efecto nutricional. Lo mismo sucede con una mujer que sufre agudos dolores menstruales, ésta suaviza los síntomas tomando dolomita, sin embargo sería una tontería pensar que se ha resuelto la necesidad de calcio existente. El calcio está provocando un efecto farmacológico. El calcio puro fue una de las primeras drogas utilizadas como anestésico en las operaciones. Su composición bloquea la conducción de los impulsos nerviosos reduciendo con ello la sensibilidad del paciente. Ahora bien, denominar a este efecto nutricional es una vergüenza, una parodia y una mentira rotunda. Cualquier alimento o nutriente que «le aporte energía de forma inmediata», «haga que todo su cuerpo entre en calor», «le cure el dolor de cabeza» «le ayude a conciliar el sueño» o tenga cualquier otra reacción específica debería ser perseguido y eliminado como si de una plaga se tratara. Sin duda, sus efectos no son otros que la irritación, enervación o interrupción de cualquier proceso.
HOJAS DE TRABAJO. LECCIÓN QUINTA
Rellene los huecos
1) La nutrición supone mucho más que sólo.
2) La nutrición depende de la operación armoniosa de todas las.
3) El alimento es simplemente que el organismo descompone en componentes nutritivos y rehace para saciar sus necesidades.
4) Los seres humanos se clasifican biológicamente como.
5) Nuestra necesidad más importante del alimento, cuantitativamente hablando, es la.
6) La, el y el son tres necesidades inorgánicas del cuerpo humano.
7) El, el y el son tres ácidos grasos no saturados esenciales en el proceso nutritivo del ser humano, ya que el cuerpo no puede sintetizarlos.
8) La sustancia que actúa como agente con el fin de cambiar otras sustancias pero que no se transforma a sí mismo, recibe el nombre de .
9) La es una enzima segregada en el estómago que, al unirse con el ácido clorhídrico, divide lasproteínas en peptonas y proteosas.
10) La transformación de materiales en sustancias complejascon vida se denomina.
Múltiple elección
1) Nutrición significa:
a) Todos los procesos y materiales que suministran las necesidades de un organismo.
b) Todos los factores que se realizan en los procesos de apropiación, digestión, absorción, asimilación, metabolización (uso o utilización) y eliminación de las necesidades orgánicas.
c) Lo que sostiene en pleno rendimiento las facultades y funciones de un organismo.
d) Obtener los requisitos de la vida.
e) Todo lo anterior.
2) Entendemos como síntesis:
a) la asimilación de los materiales puros en sustancia compleja con vida.
b) la producción artificial de vitaminas y minerales.
c) la mezcla de todos los materiales puros con el fin de formar nuevos componentes.
d) la disimilación de los materiales que trabajan conjuntamente para formar nuevos componentes.
3) La nutrición perfecta depende de:
a) las capacidades digestivas.
b) los alimentos de nuestra adaptación.
c) todos los procesos vitales.
d) el adecuado abastecimiento de todas las necesidadesvitales.
e) todo lo anterior.
4) Los vegetarianos deberían clasificarse como:
a) omnívoros.
b) frutívoros.
c) personas que se alimentan de grasa.
d) herbívoros.
5) El término simbiosis significa:
a) vivir conjuntamente de forma armoniosa.
b) organismos diferentes que realizan labores en común para su mutuo beneficio.
c) los procesos por los cuales se crean los componentes y el protoplasma.
d) establecer las condiciones necesarias para obtener las necesidades vitales.
e) todo lo anterior.
6) Cuando nos referimos a los alimentos, lo más importante es que:
a) sean sabrosos en su estado puro.
b) posean la cantidad adecuada de proteína y otros nutrientes.
c) no sean tóxicos.
d) contengan la cantidad suficiente de agua.
7) Los hábitos estadounidenses más comunes se basan en:
a) las capacidades y compatibilidad digestiva de los alimentos.
b) ingerir los alimentos más deliciosos.
c) consumir alimentos que pertenezcan a cada uno de los cuatro grupos básicos.
d) obtener las calorías necesarias para el perfecto funcionamiento de las actividades y funciones vitales.
8) Las características comunes de las personas más sanas y longevas son:
a) que la mayoría viven en regiones montañosas.
b) que realizan constantemente actividades al aire libre.
c) que basan su alimentación en una dieta ligera que se basa principalmente en el consumo de frutas y verduras.
d) que viven sin ninguna prisa y sin estrés.
e) todo lo anterior.
9) Los condimentos son:
a) necesarios para saborear los alimentos, estimular el apetito y ayudar a la digestión.
b) de gran valor debido a sus propiedades medicinales en muchos casos.
c) excitantes tóxicos que interfieren en el proceso digestivo entre otras cosas.
d) necesarios, ya que realzan el sabor de los alimentos y nos proporciona nuevos nutrientes.
10) Cocinar:
a) es útil, ya que realza el sabor de los alimentos y nos proporciona los nutrientes que se encuentran atrapados. Algunos alimentos no podrían consumirse si no fueran cocinados.
b) destruye los valores del alimento y lo degrada convirtiéndolos en sustancias tóxicas.
c) el ser humano lo ha adaptado en la actualidad con sus facultades y funciones.
d) añade a los alimentos más valor que los que destruye.
Verdadero o falso
1) Los seres humanos pierden su habilidad por digerir la leche después de cumplir los tres años.
2) La clorofila es un elemento esencial en la dieta humana.
3) Las semillas que contienen aceite, las nueces y las frutas abarcan una parte sustancial de nuestra dieta, especialmente por su alto valor calórico.
4) Los almidones poseen un gran valor en la dieta humana.
5) La levadura que se emplea en la fabricación de la cerveza supone un buen suplemento gracias a su riqueza en vitaminas, minerales y proteínas.
6) Consumir vitaminas y minerales suplementarios es aconsejable si consumimos productos de terrenos deficientes.
7) Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población mundial vive bastante bien consumiendo una dieta en la que el arroz es un elemento principal, éste debe ser necesariamente sano.
8) La melaza es rica en minerales y otros nutrientes, sin embargo se está transformando peligrosamente en un estado nocivo e inorgánico que la convierte en un producto inútil.
9) Los seres humanos no tienen ninguna facultad natural que le permita beber líquidos, con excepción de la succión.
10) Las frutas contienen, por regla general, todos los factores nutritivos que requiere el ser humano.
11) Cuanta más cantidad de ciertas vitaminas y minerales ingiramos, especialmente vitamina C, calcio, hierro y selenio, mejor será nuestra salud.
12) El ser humano debería tomar regularmente hierbas, ya que poseen un alto valor medicinal.
13) Los vegetarianos suelen padecer de anemia porque su dieta carece de vitamina B-12 e hierro.
14) La mucosidad no es un síntoma de patología como muchos consideran, sino una segregación regular de la membrana mucosa.
15) Ayunar consumiendo únicamente zumos es mejor que ayunar sólo con agua.
16) Los higienistas no recomiendan la combinación de alimentos porque la propia naturaleza realiza combinaciones que violan las reglas, principalmente con las judías, en las que se encuentran combinados elementos como el almidón, el aceite y las proteínas.
17) Un gramo de proteína diario por cada dos o tres quilos de peso es una cantidad bastante adecuada.
18) Una de las principales razones por la que deberíamos ingerir alimentos puros (crudos) es por mantener las enzimas vivas.
19) La sobrealimentación de aquellos alimentos a los que nos hayamos biológicamente adaptados no es tan perjudicial como la sobrealimentación de productos contrarios a nuestra adaptación.
Respuestas breves
1) Nombre los tres nutrientes inorgánicos que necesita el ser humano.
2) Enumere al menos siete de los doce criterios que determinan la conveniencia de los alimentos en la dieta humana.
3) ¿Qué sucede con los nutrientes cuando el alimento se convierte en zumo?
4) Nombre los cuatro grupos básicos expuestos por los nutricionistas convencionales.
5) Cite al menos tres de los males causados por la elaboración de los alimentos.
6) ¿Cómo definiríamos, como científicos nutricionales, la nutrición?
7) ¿Por qué influye o perjudica al estómago el almidón si se consume con una proteína?
8) Cite al menos dos casos en los que los tallos, las hojas y los troncos de las verduras no sean ideales para los humanos.
9) ¿Son beneficiosos para la dieta humana la ingestión de almidón? Razone su respuesta.
10) ¿Los adultos deberían tener un porcentaje mayor o menor que el de los recién nacidos? Razone su respuesta.
RESPUESTAS
Rellene los huecos
1) alimento.
2) facultades. Otras posibles respuestas pueden ser procesos o funciones.
3) material crudo.
4) frutívoros.
5) energía. Otras posibles respuestas podrían ser calorías o carbohidratos.
6) luz del sol, aire (u oxígeno) y agua.
7) linoleico, linolénico y aráquico.
8) catalizador. Aunque también sería correcto enzima, debemos señalar que no todas las enzimas son catalizadoras.
9) pepsina.
10) síntesis. Contestar asimilación también sería correcto.
Múltiple elección
1) e. Cada una de las entradas describe totalmente la nutrición.
2) a. Aunque las vitaminas artificiales y los minerales inorgánicos reciben el nombre de sintéticos, no tienen nada que ver con la síntesis fisiológica.
3) e.
4) d. Entendemos como verduras las hojas, tallos, troncos y raíces comestibles. Aunque las legumbres, las frutas, las nueces, las semillas, los tubérculos y los granos también reciben el nombre de verduras, técnicamente no lo son. Las verduras son plantas herbáceas. El ser humano no es herbívoro en ningún sentido.
5) b.
6) c. La característica más importante de los alimentos es su seguridad. Todo aquello que intoxique al organismo de una forma u otra no puede entenderse como alimento adecuado. Aunque todos los alimentos son deliciosos si se consumen en su estado puro (crudo), algunos alimentos sabrosos son muy tóxicos en dicho estado. Aunque los contenidos de una fruta sean muy importantes, éstos deben considerarse peligrosos si la fruta que los contiene posee propiedades tóxicas. Otra de las características importantes es la cantidad de agua que posea el alimento, sin embargo es la última de todas las características que debemos tener en cuenta.
7) c.
8) e.
9) c. Los condimentos aportan a los alimentos las mismas delicias que proporcionan las drogas, aunque afecten a diferentes facultades del organismo. Todo lo que estimule el apetito del ser humano provoca una sobrealimentación. El organismo es el único responsable del proceso digestivo. Los condimentos, al igual que sucede con otras sustancias, interfieren el trabajo realizado por el organismo, pero bajo ningún concepto puede ayudarle. Todo alimento que consumamos debe encontrase en su estado puro y crudo. No existe lo que muchos denominan propiedades medicinales, éstas no son más que cualidades tóxicas. Los condimentos rara vez poseen sabores deliciosos y la mayoría carece de nutrientes.
10) b. Aunque la elaboración de los alimentos mejora el sabor de los alimentos y destruye la celulosa que mantienen encerrados a los nutrientes, no podemos olvidar que también destruye los nutrientes mucho antes que se produzca la eliminación de la celulosa. El ser humano nunca ha conseguido adaptarse, fisiológica o estructuralmente, a los productos cocinados. Este proceso no añade ningún valor, por lo que no deberíamos ingerir ningún producto que hubiera sido cocinado con anterioridad.
Verdadero o falso
1) Verdadero. Al finalizar el período de la ablactación, los niños terminan de segregar las enzimas renina y lactasa.
2) Falso. Algo fundamental en la dieta del hombre es que los elementos ingeridos tengan un sabor delicioso. La clorofila no es, ni mucho menos, un producto sabroso. Es cierto que asociado con él existe una plétora de nutrientes, pero esta no es la característica principal a la hora de seleccionar el alimento.
3) Falso. No deberían constituir más del 5% de los productos sólidos que posee nuestra dieta.
4) Falso. Nuestras capacidades para digerir almidón son muy limitadas.
5) Falso. La levadura empleada en la cerveza es prácticamente indigestible y se encuentra en un avanzado estado de putrefacción, causando graves problemas de indigestión y la aparición de gases en el estómago, si se consume con otros alimentos. Como cualquier sustancia perjudicial para el organismo, sus nutrientes son inútiles.
6) Falso. Es muy poco probable que exista algún producto procedente de tierras verdaderamente deficientes. El seguimiento de una dieta que contenga productos provenientes de diferentes áreas aumentaría ampliamente nuestras necesidades porque, a pesar del importante agotamiento del terreno, la mayoría de los productos todavía poseen muchos de sus nutrientes. Es más, los suplementos que se venden en los supermercados son más que inservibles ─no serían aceptables aunque poseyeran los nutrientes más importantes─ ya que se producen por vía artificial, actuando en el interior del organismo como drogas.
7) Falso. La salubridad de los alimentos no viene determinada por su aceptación en el mercado. Aunque los individuos que basan su dieta principalmente en el consumo de arroz, también ingieren verduras y frutas que complementan las grandes deficiencias del arroz, no se hayan inmunes a las enfermedades más comunes de la civilización actual. Esto se debe a que la gran mayoría de las personas cocinan el arroz para realzar su sabor, generando con ello las sustancias tóxicas que provocan la aparición de la enfermedad.
8) Verdadero.
9) Verdadero.
10) Verdadero.
11) Falso. La única fuente que aporta al ser humano los nutrientes útiles son las plantas. Si consumimos la cantidad suficiente, no necesitaremos nada más. Ahora bien, si ingerimos más de lo necesario, dañaremos al organismo, puesto que la sobrealimentación de nutriente cargaría el sistema, llegando incluso a provocar graves consecuencias.
12) Falso. Deberíamos evitar, en la medida de lo posible, todas las hierbas. Recordemos que no existe nada que actúe como medicina, puesto que el concepto creado en torno a este término no es más que un mito.
13) Falso. Los vegetarianos tienen la ventaja de poseer más cantidad de hierro que la que tienen los carnívoros. Asimismo, debemos señalar que, al igual que cualquier otra criatura, los vegetarianos poseen en el interior de su organismo las bacterias que crean la vitamina B-12.
14) Falso. La membrana mucosa segrega la mucosidad para transportar y dirigir al exterior del cuerpo humano las sustancias tóxicas.
15) Falso. Ayunar con zumo no puede entenderse como una forma de ayuno. Cuando se habla del ayuno con zumos no se refiere a otra cosa que no sea comer con zumos. Recordemos que ayunar significa no ingerir ningún tipo de alimentos, y los zumos lo son.
16) Falso. Y puesto que la naturaleza combina tales componentes nutritivos en un sólo producto, convierte a las judías en perjudiciales para el hombre. Digerimos muy pocas legumbres. La mayoría de las veces que consumimos legumbres, éstas provocan en los intestinos una reacción que produce un estado de putrefacción y expulsión de gases.
17) Verdadero. Eso es todo lo que necesitamos.
18) Falso. Esta es una de los muchos aspectos de la salubridad de los alimentos crudos. Las enzimas que introducimos en el cuerpo junto a los alimentos sufren el mismo proceso de digestión que el resto de componentes. Todos los alimentos poseen un gran valor nutritivo en su estado puro, sin embargo cuando son cocinados pierden bastante valor.
19) Verdadero. Pero, por supuesto, toda sobrealimentación debitaliza el organismo y provoca la aparición de problemas.
Respuestas breves
1) La luz del sol, el agua y el aire.
2) (1) Que no sean tóxicos; (2) que puedan digerirse en su estado crudo; (3) que sean agradables para nuestro paladar; (4) que puedan digerirse con facilidad; (5) que su digestión sea efectiva; (6) que contengan una cantidad adecuada de proteínas; (7) que contengan suficientes vitaminas; (8) que contengan la cantidad precisa de sales minerales; (9) que posean la cantidad adecuada de ácidos grasos; (10) que tengan suficientes calorías; (11) que contengan suficiente agua; y (12) que tengan forma alcalina.
3) Los elementos nutritivos que existen en la piel de los alimentos pierden casi todo su valor al ser exprimidos. Los zumos se oxidan rápidamente, lo que provoca la degeneración de sus nutrientes.
4) (1) El grupo cárnico, que incluye pescado, huevo, carne, legumbres y nueces.
(2) El grupo lácteo, que incluye la leche y sus derivados.
(3) El grupo cereal, que incluye el grano y sus derivados, como los cereales y el pan.
(4) El grupo fruto-vegetal.
5) (1) Las proteínas se coagulan y deaminizan.
(2) Los carbohidratos se dextrinizan y caramelizan.
(3) Las vitaminas se destruyen.
(4) Las sales minerales se degeneran y vuelven a su estado inorgánico.
(5) Todos estos elementos nutritivos se convierten en sustancias tóxicas.
6) La nutrición es la suma de los procesos deabastecimiento, utilización, vigorización y eliminación. Existen otras definiciones que podrían explicar la nutrición, algunas de las cuales aparecen en la primera pregunta de la sección múltiple elecciones.
7) El estómago segrega un jugo gástrico de bajo pH para realizar la digestión de las proteínas que neutraliza las bases necesarias para producirse la ruptura del almidón.
8) (1) No originan ningún valor energético.
(2) Su sabor es relativamente amargo para los seres humanos sanos.
(3) No trabajan con eficiencia en el proceso digestivo. De hecho, pasan a lo largo del sistema sin ser digeridos.
9) No. El organismo tiene una capacidad muy limitada con el almidón. Antes de poder utilizar el almidón, debe descomponerlo en azúcares simples. Las frutas son las fuentes preferidas de carbohidratos, ya que no precisan ninguna digestión y pueden absorberse rápidamente sin apenas realizar gasto energético alguno.
10) Menos. Los adultos necesitan, por regla general, menos proteínas que los recién nacidos o niños que se encuentran en plena fase de crecimiento.