Lección 001 – Introducción al Higienismo como una forma de vida

EL SISTEMA DE SALUD DEL HIGIENISMO

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La Ciencia de la Nutrición

PRIMERA PARTE: PRINCIPIOS BÁSICOS DEL HIGIENISMO

PRIMERA LECCIÓN: Introducción al Higienismo como una forma de vida

TEMA: El Higienismo como una auténtica filosofía de vida

TEMA COROLARIO: La salud es un estado normal y natural

PROFESOR: T.  C.  Fry

* Generalidades

* Objetivos de esta lección

* Definiciones

* Conceptos clave

* Hechos destacables

* Esquema global de la lección

* Presentación de la lección

* Preguntas sobre la lección

* Resumen de la lección

* Textos complementarios

* Hojas de trabajo

GENERALIDADES

En esta primera lección realizamos una introducción al Higienismo: el sistema de salud basado por completo en los principios y hábitos que se encuentran en armonía con nuestra herencia biológica.

Esta lección trata de inculcarnos esencialmente el mensaje de que la rectitud de nuestra forma de vida es una condición indispensable para la existencia de una salud perfecta.  De esta salud perfecta fluye bondad, virtud, felicidad y armonía.  La buena salud es una cualidad necesaria para el deleite de la vida.

También se fija el tono filosófico y se establecen algunos de los principios básicos de la salud que servirán como marco para nuestros estudios en la Ciencia de la Nutrición.

OBJETIVOS DE LA LECCIÓN 1

La finalidad de esta lección es introducirle en la filosofía, principios y hábitos del Higienismo, además de servirle como preámbulo de este curso.

El concepto primordial del Higienismo es que la salud es un estado normal y natural y que la salud perfecta sólo se consigue por medio de la observación empírica de las causas de la salud.  Esto implica que la enfermedad es un estado anormal, antinatural y, por tanto, innecesario.

Cuando finalice esta lección, usted deberá conocer:

  1. Por qué la salud es un estado normal y natural.
  2. Por qué la ciencia que estudia la vida sana se basa más en el análisis de la naturaleza que en las investigaciones realizadas en los laboratorios, aunque aquí también se confirmen con frecuencia los principios básicos para una vida sana.
  3. Los elementos fundamentales que fortalecen y mantienen la salud.
  4. Las principales causas que provocan la enfermedad y el sufrimiento.
  5. Que toda sanación se debe a un proceso de autosanación.
  6. Cómo el Higienismo tiene un alto concepto de los derechos de los individuos.
  7. Que las palabras «cura» y «medicina» expresan significados inexistentes en la naturaleza.
  8. Las posibilidades ilimitadas para la felicidad y el progreso humano, si volvemos a cumplir el mandato y los preceptos de nuestro legado primitivo.

DEFINICIONES

A continuación aparecen, por orden alfabético, las definiciones de algunas palabras inusuales y de nuevos conceptos utilizados en el texto.  Junto a estos términos, también aparecen algunas palabras comunes que se utilizan con un significado más amplio o diferente.

ENDÓGENO: Que se origina o nace en el interior del organismo.  Que forma parte de, o que está relacionado con el metabolismo por medio de los componentes nitrogenados de las células.  Significado literal: originado en el interior.

EXÓGENO: Que se origina debido a causas externas.  Provocado por una sustancia, como el alimento, o por un agente externo al organismo.  Que forma parte, de o producido por el metabolismo de sustancias nitrogenadas procedentes de la comida.  Significado literal: originado en el exterior.

HERENCIA NATURAL: Su significado es idéntico al del término natural.

HIGIENE: Ciencia de la salud.  Este término procede de la voz Hygeia, la diosa de la salud.  Es sinónimo de la palabra Higienismo.

HIGIENE NATURAL: Conjunto de palabras formado por el término «higiene», ciencia de la salud, y el modificador «natural», en posición pospuesta.  La utilización del adjetivo «natural» obedece al deseo de delimitar el término higiene de la aplicación limitada que éste tiene en el uso común.  Su significado es idéntico al de la palabra Higienismo.

HIGIENISMO: Ciencia del bienestar humano.  Esta ciencia se encarga de estudiar todo aquello que guarde relación con el bienestar de los seres humanos.  Son sinónimos de esta palabra los términos Higiene e Higiene natural.

NATURAL: Dícese de aquello a lo que estamos adaptados biológicamente, es decir, el conjunto total de nuestra herencia de la Naturaleza.

NORMAL: Dícese de aquello que se establece, a través del uso y la adaptación, como un estado de armonía con nuestro perfecto bienestar y habitual para nuestra existencia dentro del contexto de nuestras adaptaciones naturales.  El término normal se refiere en la sociedad contemporánea a los estándares que se basan en la patología general.

SALUD: Estado en el que podemos hacer uso de todas nuestras

facultades.  Una condición de perfecto desarrollo.  Un estado de perfección y equilibrio armonioso de todos los órganos del cuerpo.

SIMBIOSIS: Asociación armoniosa de organismos de especies diferentes para favorecerse mutuamente.  Que viven juntos de forma armoniosa realizando por ello servicios complementarios.

CONCEPTOS CLAVE

  1. El Higienismo es una forma de vida que está en armonía con nuestro legado natural. El término expresa el arte y la ciencia de la vida sana.
  2. El Higienismo, ciencia de la vida, engloba todos los principios que nos dirigen hacia las formas correctas de vida.
  3. Nuestras adaptaciones biológicas, es decir, la forma en que nuestros cuerpos se desarrollaron en un estado primitivo de la naturaleza, determinan cuáles son nuestras necesidades y cómo llegar hasta ellas.
  4. La salud es un estado normal y natural. La enfermedad es una condición anormal, antinatural e innecesaria.
  5. El único camino para encontrar la salud es a través de una vida sana. Cualquier otro método carece del poder o la capacidad de alcanzar la salud.
  6. El uso de tratamientos, fármacos, hierbas o cualquier otra sustancia anormal y antinatural para el organismo, puede interferir en las funciones de un cuerpo sano, pero, bajo ningún concepto, mejorar o ayudar al organismo. Debido a que estas sustancias desvitalizantes reducen o eliminan los síntomas (pruebas) de los esfuerzos sanativos del cuerpo ─éste interrumpe las actividades vitales para luchar contra estas sustancias que hacen desaparecer los síntomas─ los efectos antivitales de los fármacos y tratamientos son perjudiciales para los efectos sanativos.
  7. Los cambios de nuestras necesidades naturales producidos en nuestro entorno externo no alteran nuestra composición y necesidades internas.
  8. Todos los mecanismos inherentes de vida tienden a mantener un alto nivel de salud y funcionamiento. Cada una de las acciones coordinadas que se efectúan dentro del cuerpo humano son funciones orgánicas dirigidas por el principal mecanismo de control, el cerebro.  Las toxinas que se encuentran dentro del organismo son perjudiciales, aunque no aquellas acciones del cuerpo (como la fiebre) que hacen posible que éste expulse o elimine las toxinas.

HECHOS DESTACABLES

  1. Cuando los Higienistas defienden la concepción de que la salud es un estado normal y natural, contradicen enfáticamente a los que sostienen la idea de que la enfermedad es un estado inevitable en nuestras vidas. Defendemos la idea de que la enfermedad no aparece a menos que haya causa suficiente para ello.
  2. El mantenimiento de la salud es un proceso incesante que tiene lugar en cada organismo. Cuando el cuerpo humano sufre una invasión de sustancias tóxicas que sobrepasa sus limitaciones para eliminarlas de forma normal, éste organiza una acción de emergencia cuya misión es efectuar la eliminación de la carga tóxica.  Esta medida de crisis recibe el nombre de enfermedad o malestar.  Las sustancias tóxicas que se acumulan en el organismo proceden de dos focos distintos: 1) de residuos corporales que no han sido expulsados y que se generan endogénicamente como una parte normal de nuestro metabolismo; y 2) de materiales exógenos ingeridos que se han retenido parcial o totalmente debido a la imposibilidad de hacer frente a toda la carga eliminativa.
  3. La enfermedad es un estado desarrollado por el propio organismo como una medida de emergencia para purificarse y reponerse.
  4. Los diferentes métodos de curación (aquellos tratamientos o terapias que hacen uso de fármacos, hierbas, manipulaciones o cualquier otra infracción sobre el dominio vital), posiblemente no pueden asistir al cuerpo, sino más bien interferir tanto en la purificación del organismo vital, como en las funciones de recuperación y en las funciones orgánicas normales. Estas interferencias constituyen problemas adicionales con los que el organismo tiene que enfrentarse, lo que supone una mayor reducción de la vitalidad del cuerpo humano.  Los fármacos, o cualquiera de los métodos citados, constituyen un grave riesgo para dicha vitalidad, ya que puede verse debilitada de forma considerable.  El peligro puede llegar a tal punto que, el esfuerzo original de la enfermedad ─esfuerzo cuya misión no es otra que la de purificar el organismo─ se vea suprimido para centrar todas las fuerzas disponibles en el enemigo más virulento, los propios fármacos.  Por esta razón, los médicos reciben el nombre de alópatas, cuyo significado literal es el de enfermedad contraria.  En teoría, luchan por eliminar la enfermedad original por medio de una enfermedad contraria o heteropática, sin embargo, en la práctica, no consiguen otra cosa que la creación de una enfermedad adicional.  Además de no desaparecer el problema original, el organismo debe redirigir parte de sus energías, o todas ellas, para eliminar los fármacos, hierbas o las denominadas medicinas más peligrosas.  De esta forma, desaparecen los síntomas de la enfermedad original, debido a la carencia de energía y vitalidad necesaria para dirigirlas de nuevo hacia la enfermedad, pero el cuerpo se encuentra ahora en mayor peligro que antes de recibir el tratamiento, debido a las acumulaciones tóxicas no eliminadas y a la aparición de componentes tóxicos procedentes de los fármacos y de otras sustancias administradas.
  5. La mejor forma de ayudar al cuerpo cuando se encuentre enfermo es «de forma inteligente, no haciendo nada» y establecer, al mismo tiempo, unas condiciones de salud que permitan al organismo centrar toda su vitalidad en la crisis producida por la enfermedad. Conceder al cuerpo un profundo descanso bajo unas circunstancias tranquilas, constituye un factor clave para conseguir un entorno propicio para una sanación, ya que permite que todas sus energías se encuentren preparadas para una acción de emergencia.  El organismo siempre se encuentra «realizando su trabajo» de forma correcta e inteligente ─podemos interferir en sus operaciones, pero posiblemente no podamos ayudarlo de otra forma que no sea suministrándole las necesidades normales de vida que se encuentren en armonía con las condiciones existentes del organismo.

ESQUEMA GLOBAL DE LA LECCIÓN

  1. ¿Qué es el Higienismo?
  2. Una introducción al Higienismo.
  3. El Higienismo como una filosofía de vida.
  4. ¿Cómo surgió el Higienismo en nuestra era?
  5. El Higienismo como un nuevo concepto de vida sana.
  6. El Higienismo como una ciencia basada ampliamente en la vida.

III.  Un estudio de la filosofía, principios y hábitos del Higienismo:

  1. El concepto del valor individual innato.
  2. El concepto de la felicidad y la salud ideal.
  3. El concepto autoevidente del autocontrol en todos los organismos.
  4. El concepto de la autosanación.
  5. El concepto de la soberanía individual.
  6. Debate sobre el enfoque médico de la salud y la enfermedad:
  7. El concepto erróneo de «cura».
  8. Error en la concepción de que «las curas» están relacionadas con las causas.
  9. Una prueba de como las «curas» destruyen la vitalidad del organismo.
  10. Aseveración de que los métodos médicos y del «arte curativo» están en punto muerto y sin salida.
  11. ¿Qué es realmente la salud?
  12. Delineación y descripción de salud.
  13. La belleza como un fiel reflejo de la salud.
  14. La plenitud de funciones como un barómetro de la salud.
  15. La posibilidad de la salud perfecta para los seres humanos.
  16. Una prueba que demuestra que la salud es un estado normal y natural.

PRIMERA PARTE: Principios básicos del Higienismo T.C.  Fry

¡Bienvenido! Es un privilegio para mí introducirle en la ciencia de la salud, ciencia que se conoce generalmente con el término descriptivo de «Higienismo», pero que también se conoce, entre otros términos, con el nombre de ciencia de la salud, Higiene natural e Higiene.

¿Qué es el Higienismo?

Antes de comenzar, es preciso definir qué entendemos por Higienismo y cuáles son sus fundamentos.

La vida, tal y como la conocemos, surgió y existe gracias a unas condiciones favorables que reinan en la tierra: una temperatura favorable, la presencia de oxígeno, junto a otros gases y minerales, la existencia de agua, la ausencia de sustancias letales, etc.  La función del Higienismo como ciencia es la de estudiar todas estas condiciones que hacen posible la existencia de la vida.  Pero no es su única misión, debido a que en nuestros días, la vida parece estar perdiendo contacto con todos estos factores, el Higienismo se encarga de «devolvernos a nuestras raíces».  Debemos esforzarnos al máximo para encontrar los requisitos de la vida y poder, de esta forma, disfrutar de una vida alegre.

La ciencia, no debería ser ese frío y desapasionado pasatiempo en el que muchos de nosotros nos hemos visto inducido a creer, sino, más bien, algo personal e importante para todos los que nos hayamos involucrados.  Cuando aplicamos nuestros estudios a nuestras vidas para alcanzar una verdadera ciencia personal, comenzamos a llegar a la esencia del Higienismo.

Sin embargo, la ciencia, tal y como hoy la conocemos, no es ese medio agradable y práctico del que estamos hablando.  Es una ciencia que no podemos usar y de la cual no obtenemos ningún beneficio, y como tal, no puede considerarse como ciencia.  El Higienismo es la exploración y elaboración de aquellos elementos e influencias que invocamos para exaltar nuestras vidas y nuestro ser.  Existen algunas verdades que podemos aplicar a nuestro ser, y nuestro objetivo principal es estudiarlas y sistematizarlas para que nos sirvan de guías.

En definitiva, podemos afirmar que todo aquello que desemboque en unos resultados óptimos, puede considerarse como científico, mientras que aquello que desemboque en unos malos resultados, debe considerarse como no científico.

El Higienismo tiene como fin estudiar los principios y verdades que se aplican a la vida humana, para que de esta forma podamos observarlos y aprovecharlos.  Tenemos la firme convicción de que sólo por medio de una vida científica podemos disfrutar la vida al máximo y encontrar el verdadero destino de nuestra herencia.

Los animales de la naturaleza son criaturas que poseen un gran instinto, gracias al cual y guiado por él, logran encontrar por sí solos sus necesidades.  De esta forma, se desarrollan perfectamente en armonía con las posibilidades de su entorno medioambiental.  Para los animales de la naturaleza, el instinto innato actúa como una ciencia de la vida, o lo que es lo mismo, como el Higienismo.

Los seres humanos gozan de un potencial para la felicidad y la bondad infinitamente superior al de las formas más simples de la naturaleza, ya que estamos dotados de unas facultades inmensamente más sofisticadas.  Estas cualidades superiores pueden mantenernos en un estado de euforia durante toda la vida.

El Higienismo debe actuar en los seres humanos de la misma forma que actúa la dirección innata en los animales.  Aunque también estamos dotados de instinto, estamos muy alejados de esos simples impulsos vitales.  Desafortunadamente, no sólo erramos al no seguir nuestros propios instintos, sino que a menudo tampoco los respetamos en nuestras formas de vida.  Nuestros instintos se han visto viciados y pervertidos por las nocivas condiciones que reinan en un mundo que se encuentra sin patrones de salud.  Cuando los seres humanos actúan de forma contraria a sus instintos, viven de forma no científica.  En cambio, si sus formas de vida están en armonía con sus instintos ─es decir, con sus adaptaciones biológicas inherentes─, viven de forma científica.  El Higienismo es tan simple como esto.

La obediencia a nuestros propios instintos forma parte del Higienismo y constituye una de sus parcelas.  Creemos que la naturaleza no erró al dotarnos de instintos, es más, afirmamos que son los seres humanos, con nuestros todavía novatos intelectos, los que han cometido la equivocación, un error que ha provocado la enfermedad y el sufrimiento.

El Higienismo es el resultado de un gran esfuerzo intelectual, un esfuerzo centrado principalmente en descubrir lo bueno y lo malo para nosotros.  Basándonos en nuestros conocimientos, hemos conseguido elaborar una ciencia de la vida que nos sirva de guía para encontrar nuestra felicidad y nuestro destino.

El Higienismo es, por tanto, una forma de vida que abarca todas las facetas de la vida y el bienestar humano.  Una verdadera ciencia de la vida sólo es posible por medio de una minuciosa filosofía e interés.

El Higienismo como una Filosofía de Vida

Al introducir el Higienismo como una verdadera filosofía de vida que se encuentra en completa armonía con los hechos de la existencia, surge la duda de como se determinó su validez.  La forma más segura de enjuiciar la exactitud de cualquier sistema es poniéndolo a prueba.  ¿Funciona? Si es así, debe ser considerado como válido; en cambio, si no funciona, éste se considera como no científico.

El Higienismo comenzó con éxito y, desde que surgió como una nueva, pero incompleta, ciencia de sanación, ha evolucionado hasta convertirse en la actualidad en un completo sistema científico que abarca todo lo relacionado con el bienestar de los seres humanos.  Su validez como sistema está fuera de toda duda, puesto que funciona perfectamente.

Estimo oportuno parafrasear a uno de los más afamados higienistas, el doctor Keki Sidwa, para poder extraer la verdadera entidad de la ciencia de los seres vivos.  Ha trabajado como Higienista en Gran Bretaña durante casi veinte años:

«A pesar de los grandes progresos que se han conseguido en muchas de las ramas de la ciencia, nuestros estudios sobre la salud, la enfermedad y la sanación todavía se encuentran en un período prehistórico, en una era oscura.  Lo que necesita el mundo de forma inmediata es un nuevo concepto de salud.  Es necesario y urgente dar una nueva orientación de pensamientos, palabras y acciones al concepto que nos hemos visto inducido aceptar durante muchas generaciones.

El Higienismo, ciencia de la vida, es una rama de la biología que se encarga de investigar las condiciones de las que depende la salud y los medios sobre los que se sostiene, en todas sus virtudes y pureza, cuando disfrutamos de ella, y los necesarios para reponerla cuando desaparece o se daña.

Con anterioridad al desarrollo de la fisiología, las reglas del Higienismo eran instintivas, tradicionales y empíricas.  Sin embargo, hoy en día, estas reglas se basan en el conocimiento, cada vez mayor, de la fisiología y la biología.  Si tuviéramos un perfecto conocimiento de las leyes de la vida y la aplicáramos en un sistema perfecto de Higiene, la enfermedad sería imposible y nunca aparecería.  En este sentido, el Higienismo es la ciencia de una vida inteligente y sana.

La Higiene Natural refuta las ideas actuales que afirman que el malestar y la salud enferma son inevitables en las vidas de los seres humanos, dependiendo de las circunstancias e infortunios que estén más allá de su control y dominio.  La Higiene Natural es una forma y una filosofía de vida.  La salud sólo se puede conseguir por medio de una vida sana, no se puede comprar en una farmacia, ni se puede encontrar en la consulta de un médico o en un hospital.  Afirmamos que la sanación es un proceso biológico que trabaja continuamente dentro de cada organismo».

Esta magnífica explicación del Higienismo aseverada por el doctor Sidwha merece la inmortalidad.  Sus grandes contribuciones a la ciencia de la vida sana obtendrán la inmortalidad en los anales de la historia.  De hecho, esta afirmación engloba perfectamente la esencia de la filosofía higiénica.

A continuación le ofrecemos una concisa exposición de la filosofía, principios y hábitos del Higienismo.

FILOSOFÍA, PRINCIPIOS Y HÁBITOS DEL HIGIENISMO

El HIGIENISMO defiende que la vida debería ser útil y estar llena de belleza, bondad y felicidad.

El HIGIENISMO defiende que los seres humanos son por naturaleza buenos, honrados y virtuosos, y que hallarán el máximo bienestar bajo las condiciones de vida ideales.

El HIGIENISMO defiende que el estado de máximo bienestar es algo normal para los seres humanos y necesario para la consecución de los ideales humanos más altos.

El HIGIENISMO defiende que la superioridad sólo se econtrará en aquellos que acepten los preceptos y hábitos que se traduzcan en un estado de bienestar.

El HIGIENISMO, que se encarga de estudiar todo lo relacionado con el bienestar de los seres humanos, es el único camino posible para encontrar el mejor orden posible de la existencia humana.

El HIGIENISMO es la única ciencia que se encuentra en armonía con la naturaleza y con los principios de la existencia orgánica vital.  Se considera como una ciencia exacta, sólida en lo que se refiere a la filosofía y la ética, de acuerdo con el sentido común, goza de un gran éxito en la práctica y supone una bendición para la humanidad.

El HIGIENISMO reconoce que el cuerpo humano es un organismo totalmente autosuficiente que se autodirige, autoconstruye, se preserva a sí mismo y se autosana.  Además, si goza de todas sus necesidades, es capaz de mantenerse en un orden de funcionamiento magnífico, completamente libre de enfermedad.

Entre estas necesidades es preciso destacar el aire fresco, el agua pura, el descanso y el sueño, la comida sana, la limpieza, una temperatura idónea, la luz del sol, ejercicio, un trabajo constructivo, equilibrio emocional, autocontrol, recreación y un entorno agradable.

El HIGIENISMO reconoce que los seres humanos se encuentran adaptados por naturaleza a una dieta de frutas, verduras, nueces y semillas, digeridas en combinaciones compatibles, siempre y cuando éstas se encuentren en su estado puro, fresco y natural.

El HIGIENISMO afirma que las enfermedades son causadas por las formas de vida impropias, especialmente las malas dietas.  La enfermedad aparece por una disminución de la energía nerviosa y la consecuente toxemia.  Esta insuficiencia energética se puede producir por una disipación, el estrés, el abuso, el exceso de deficiencia de los elementos necesarios para la vida, o por una contaminación del organismo con sustancias anormales a éste.  Por lo tanto, la recuperación de la enfermedad sólo se consigue interrumpiendo sus causas y suministrando las condiciones favorables para la sanación.

El HIGIENISMO reconoce que el descanso profundo e inalterable es la condición más favorable para que un organismo enfermo se purifique y recupere.

El HIGIENISMO, que enseña que el bienestar idóneo sólo se puede alcanzar y mantener a través de una forma de vida biológicamente correcta, no es en absoluto un arte o un culto curativo.  Considera como un error y producto de un gran dolor la idea de que la enfermedad pueda prevenirse o superarse por medio de sustancias anormales a nuestro ser natural.  Por esta razón, el HIGIENISMO condena rotundamente todos los fármacos, medicamentos, vacunas y tratamientos, puesto que minan la salud al interferir o destruir los procesos y tejidos del organismo vivo.

En definitiva, el HIGIENISMO considera el organismo y la mente como el santuario inviolable del ser humano.  Del mismo modo, sostiene que todo individuo tiene un derecho inalienable de gozar de un cuerpo puro y no contaminado, de estar libre de coacciones y controles anormales y de poseer la libertad de encontrar sus necesidades como un miembro responsable de la sociedad.

UN ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA, PRINCIPIOS Y HÁBITOS DEL

HIGIENISMO

El concepto del valor individual innato.

El Higienismo afirma que somos, por naturaleza, inocentes y buenos.  Una idea que ya apareció en el apartado anterior Filosofía, principios y hábitos del Higienismo, en sus dos primeros párrafos.

Los estudios científicos sobre los bebés y los niños apuntan hacia una conclusión que no se nos puede escapar: como criaturas gregarias, los seres humanos somos por naturaleza seres decididos, altruistas y morales.  Desde este punto de vista podemos afirmar que los humanos somos justos los unos con los otros debido a nuestro instinto gregario.

Sin embargo, hemos sufrido un lamentable proceso de contaminación, provocado por unas condiciones innaturales que se han dado dentro del contexto de la civilización.  Influencias inhumanas como los hábitos engañosos, la explotación, la inseguridad y otras condiciones banales de una sociedad demente han viciado a los seres humanos.

La preocupación constante de los individuos por mostrar a sus semejantes la apariencia de gozar de un carácter honrado, apoya nuestra tesis sobre la honradez innata de los seres humanas.  El Higienismo defiende que si existiera una sociedad segura, estas virtudes innatas harían valer de forma natural su valor.

El concepto de la felicidad y la salud ideal

El Higienismo sostiene que la vida se creó para ser un gran acto de diversión que durase desde el nacimiento hasta la muerte.  Los estados de felicidad y salud fluyen de las condiciones ideales de vida, condiciones que son normales en los diferentes entornos medioambientales de nuestro desarrollo.  Ahora bien, la inteligencia humana es tan sabia que ha convertido en inhabitables casi todos los entornos que se encuentran sobre la faz de la tierra.  La aparición de nuevos descubrimientos tecnológicos y el uso de la nueva tecnología han servido para crear nuevos entornos artificiales que puedan suplir satisfactoriamente las maravillas, bellezas y beneficencias del medio ambiente natural de muchos hábitat, sin embargo, estas nuevas tecnologías nunca llegarán a ser verdaderos sustitutos sanos.

El Higienismo afirma que los seres humanos evolucionaron hasta alcanzar su estado máximo, porque pudieron adaptarse correctamente al medio ambiente y a sus posibilidades.  Esto significa que la salud es un estado normal y natural, siempre y cuando confluyan las condiciones en las que nos hemos adaptados.  La excelencia suprema aparece en los seres humanos gracias a las condiciones ideales de vida y a la salud que se engendra de ellas.

El concepto autoevidente del autocontrol en todos los organismos

Basta con observar como se desarrolla el proceso de creación de los organismos más complejos, la unión del esperma con el óvulo, para afirmar que los poderes vitales residen en el interior del cuerpo.  El organismo no necesita ninguna sustancia exterior, que no sea material puro, para transformar un óvulo fertilizado en un adulto maduro, gracias a su dirección interna.

Esto implica un carácter inherente que abarca las siguientes características:

─Los organismos se autoprograman.

─Los organismos se autodirigen y gobiernan.

─Los organismos son autosuficientes cuando pueden conseguir sus requisitos materiales.

─Los organismos se crean asimismo en armonía con su herencia genética.

─Los organismos pueden autodefenderse y preservarse, así como repeler cualquier amenaza interna o externa.

─Los organismos pueden autosanarse y reponerse y además son los únicos que gozan exclusivamente de las facultades y poderes para completar una recuperación en caso de daño o trastorno.

Para comprobar estas facultades o poderes basta con observar el funcionamiento de un organismo.  Debería tener en cuenta este concepto, así como sus axiomas, cuando trate a sus pacientes.  Estas verdades autoevidentes pueden y deben servir para reforzar la confianza que necesitará para tratar sus propios problemas, si le aparecieran, o los de sus pacientes.

El Higienismo como un nuevo concepto de vida sana.

El Higienismo debe entenderse como una reafirmación de las condiciones más apropiadas para la vida humana.  En su estado prehistórico, y debido a sus necesidades primarias ─en un nivel instintivo─, los seres humanos vivían de las frutas que cogían de las parras, tallos y árboles, una forma de vida que se denomina en la actualidad Higienismo.

A lo largo de su proceso evolutivo, los seres humanos se convirtieron en seres más versátiles en su trato con las fuerzas de la naturaleza.  Sin embargo, la humanidad decidió finalmente separase por completo de la naturaleza y de nuestra herencia biológica.  Pese a que la mayoría de los humanos percibió su aportación primitiva durante la Era Cristiana, la era bárbara de la Edad Media provocó la renuncia a la naturaleza y a cualquier consideración con la tierra.  Los seres humanos se empobrecieron en la observación de las necesidades elementales de la vida y se opusieron, en nombre de la iglesia y de la salvación, a las necesidades humanas de la tierra.

Afortunadamente, estos años oscuros no lograron que la humanidad desapareciera de la faz de la tierra, aunque a finales de esta era, las condiciones inhumanas y antinaturales en las que vivía la civilización europea desembocaron en numerosas plagas que diezmaron considerablemente la población.  Plagas que no aparecieron como consecuencia de un contagio, puesto que en esta época de negras y bucónicas plagas, lo único contagioso que existía eran las formas de vida mortales que se extendían ampliamente.

El Higienismo, como una filosofía de vida y actitud, logró sobevivir durante los años oscuros, a pesar de la existencia de las dos plagas gemelas de la civilización humana: la medicina y la superstición religiosa, las cuales se encargaron de suprimir todo lo que estuviera relacionado con el mundo civilizado.  Nuestro mandato biológico logró mantenerse bastante bien en muchas partes del mundo, como ocurrió en las culturas del Trópico, en el Lejano Oriente y en algunos parajes aislados.  Y en muchas tradiciones y culturas logró mantenerse parcialmente.

Mucho antes de la era Cristiana, Pitágoras elaboró una filosofía de vida bastante extensa y completa.  En ella se encontraba la mejor afirmación de la vida higiénica que se haya formulado hasta la fecha.  Los griegos, incluyendo entre ellos a Pitágoras, además de conocer en profundidad las ventajas de las frutas, conocían profundamente las prácticas incipientes que engendraron el Goliat moderno de la medicina.

La filosofía de Pitágoras sirvió de abono a Apolonio y a los esenios, una cultura ascética que basaba su dieta alimenticia en las verduras y en las frutas.  Una gran parte de la filosofía y los hábitos esenios aparecen reflejados en el Nuevo Testamento y en las palabras de Cristo.  El fino hilo de la filosofía higiénica sobrevivió y recibió un ímpetu moderno de manos del genio más importante de la historia universal, Leonardo da Vinci, que sólo comía verduras y frutas.

Durante el Renacimiento, mientras las creencias médicas permanecieron relativamente ilesas y la dominación eclesiástica fue perdiendo poder, la filosofía higiénica sobrevivió.

Reitero que en muchas áreas del mundo, principalmente en el Lejano Oriente, durante una gran período de tiempo, nuestra herencia natural no se vio afectada por la actitud de la medicina.  Sin embargo, en la Cultura Occidental la vida sana como una filosofía de vida nunca llegó a existir y tendremos que esperar hasta el año 1882 para que el doctor Isaac Jennings establezca el Higienismo como una filosofía de vida formalizada.  Sin embargo, ésta no se determinó completamente como una verdadera filosofía y ciencia de la salud, hasta que aparecieron los consumados doctores Graham, Trail, Dewey, Tilden y Shelton.

Pese a que el Higienismo no es nuevo desde muchas perspectivas, sí lo es relativamente para lo que llamamos civilización, y completamente nuevo para los que lo han escuchado por primera vez.  Sin embargo, en la actualidad, y debido a su relativa rareza, es ajeno a nuestra cultura y se encuentra eclipsado, pese a estar en armonía con nuestra herencia, por la medicina y el comercio que han desembocado en un miedo patogénico.

Nuestra esperanza es enseñar al mayor número de individuos posibles esta ciencia de la salud, para asegurar de esta forma que la humanidad se desarrolle saludablemente y de manera clara.  Al recibir este curso le pedimos que se convierta en profeta de una forma de vida cuya hora ha llegado.

El Higienismo como una ciencia de la vida fuertemente asentada

El Higienismo no se basa únicamente en unos principios alimenticios, como podrías haber deducido por la forma de vida de los higienistas actuales.  Algunos de estos higienistas se encuentran profundamente involucrados con todos los aspectos del Higienismo, entendiendo como tal una filosofía que abarca todas las facetas del bienestar humano.

Los principios alimenticios no son más que un área determinada del Higienismo, puesto que esta ciencia también abarca otros aspectos como el bienestar mental, emocional, social y económico.  Igualmente, incluye factores medioambientales o ecológicos y se extiende a todas las facetas relacionadas con el bienestar de los seres humanos.  Aunque este curso se basa principalmente en el área específica de la nutrición, ésta no es más que una pequeña parte de toda la filosofía del Higienismo.

El concepto de la autosanación y la autorecuperación

La autosanación es la única sanación posible.  Si observamos la naturaleza, podemos encontrar animales con cortes, magulladuras, huesos rotos y otras heridas, en proceso de sanación.  Este proceso se efectúa por medio de unos poderes y facultades inherentes y naturales, y para su ejecución, los animales buscan un lugar tranquilo y aislado donde descansar.  En este lugar se encuentran en permanente reposo y no toman ningún alimento.  De forma instintiva, cuando un animal se encuentra herido, evita realizar cualquier actividad que pueda suponer una disminución de las energías y facultades que el cuerpo centra en el proceso de sanación y recuperación.  De esta forma y bajo las mismas condiciones, los seres humanos realizan, de acuerdo con nuestra naturaleza y disposición, su proceso de sanación en una fracción de tiempo que tiene lugar mientras se prosiguen las actividades regulares.

La sanación siempre ha sido y será un proceso biológico.  Nuestra obligación no es otra que la de establecer las condiciones necesarias para que el organismo pueda efectuar el proceso de la forma más rápida y eficiente.  Sólo se necesitan la misma programación, inteligencia y poder inherentes que actuaron en la conversión de un óvulo fertilizado en una bella criatura.  Estas condiciones favorables para el ejercicio de tales poderes pueden establecerse, y será su papel como profesional de la salud y nutricionista, conocerlas y aplicarlas.

La idea que defiende que la aplicación de unas sustancias, condiciones y tratamientos anormales para el organismo, pueden ayudar al cuerpo, provoca mucho dolor y sufrimiento.  Su papel será por un lado, el de rescatar a las víctimas que sufren de las prácticas dañinas, y por otro, el de guiarlos por el buen camino de la recuperación y el mantenimiento de la salud.

El concepto de la soberanía individual.

El Higienismo defiende la concepción de que todo individuo es una entidad independiente dentro del contexto de la sociedad.  Todas las personas deberían ser completamente libres ─sin sufrir ningún estorbo─ dentro del contexto de un autointerés inteligente ─dentro del contexto de nuestro mandato simbólico en la tierra─.

Debemos tener presente que todos los hombre, mujeres y niños son seres que están capacitados para realizar cualquier actividad en la tierra por sí solos.  Nuestra función no es la de juzgar o imponer nuestros puntos de vista a otras personas, sino la de asistirlos, si se nos solicita ayuda.  No deberíamos imponer nuestras ideas a nadie, por muy sabias o imprudentes, buenas o malas que fueran tales imposiciones.  Debemos respetar la prerrogativa de que todo individuo dirija su propia vida, basándose en sus inclinaciones y capacidades, siempre y cuando sus propósitos no afecten a los derechos de otros individuos.  La regla de oro debería ser nuestra regla de conducta.

Aunque pudiera parecer poco aconsejable otorgar los mismos privilegios y prerrogativas al genio y al relativamente analfabeto, una sociedad en la que no se concedan las mismas oportunidades por igual, no puede considerarse como libre.  Aquellos que están más capacitados, están unidos al éxito y deberían ayudar a sus hermanos biológicamente lisiados o menos favorecidos.

Siempre debemos respetar a todos los seres y considerarlos como soberanos sin tener en cuenta sus ventajas o deficiencias.  No importa qué es lo que decidan o hagan, qué buenas o malas sean sus acciones o actos; siempre que lo hagan en su propio interés, debemos jugar un papel de mero espectadores.  Podemos, por ejemplo, intentar inspirar y motivar, pero imponer nuestros preceptos en los otros o tratar de influir en ellos es algo censurable.

DEBATE SOBRE EL ENFOQUE MÉDICO DE LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

El concepto erróneo de «curación»

La idea que sostiene la medicina surgió hace más de 2.500 años y, al igual que ocurre con la mayoría de las ideas que surgieron con anterioridad a los años oscuros, es muy poco científica.  La medicina defiende que el cuerpo humano es como una máquina que puede repararse por medio de agentes externos.  La máquina se estropea debido a la invasión de seres externos.  Al comienzo de la historia, estos seres se denominaban espíritus malignos, demonios y diablos, y para su extracción era necesario un exorcismo.  Con el paso de los años, estos espíritus malignos se convirtieron en diminutas bestias conocidas como microbios, gérmenes, bacterias, virus y otras apelaciones.

En la actualidad, la medicina ha acuñado el nombre de «cura», un término que ha sufrido una transformación del original «cuidado».  Incluso la propia palabra «medicina» significa «sustancia curativa».  La idea que apoya el uso de la medicina es la siguiente: ésta actúa dentro del organismo buscando el problema existente, y cuando lo encuentra, acaba con los invasores efectuando, de alguna forma, la sanación necesaria.  El concepto médico del modus operandi de los fármacos, denominado medicinas, es un tanto confuso.  Podríamos decir que la medicina es, en realidad, una práctica dañina de la que hacen uso los hombres para intentar asistir a la gente enferma.

Los individuos acuden a los médicos para recibir intervención médica, ya que al encontrarse indispuestos, desean «arreglarse».  Debe realizarse algo para que no sufran graves consecuencias de muerte.  Los médicos se aprovechan de sus pacientes y juegan con sus temores.  Los felicitan cada vez que acuden y lo halagan por su acertado juicio, mientras les asegura, al mismo tiempo, que si no actúan con celeridad, pueden sufrir graves peligros.  El médico siempre tiene al alcance de su mano una sugerencia sobre cuál es el mejor tratamiento, y, claro está, una receta de fármacos y pruebas.

Piensan que las pruebas revelarán dónde está el problema y que cuando lo encuentren, podrán determinar cuáles son los fármacos que deben recetar o qué pasos deben seguir, como es el caso de una operación.

Sin embargo, todavía no han concebido que esas creencias y prácticas se encuentran completamente en oposición con la ciencia biológica.  Pese a que más adelante trataremos en profundidad los diferentes conceptos médicos, es preciso señalar que no hay ninguna sanación diferente al proceso de autosanación.  Todos los procesos pueden interferir en la sanación, pero nunca ayudarla.

Las «curaciones» no están relacionadas con las causas

¿Piensa que es posible desarrollar un fármaco que «cure» la borrachera sin indagar en la raíz del problema, es decir, el hábito bebedor de un borracho? ¿Cómo es posible combatir la borrachera, si el borracho continúa bebiendo?

Esto es exactamente lo que sucede con las investigaciones médicas.  Los médicos intentan remediar los efectos o los síntomas, obviando las causas.  A decir verdad, drogan, matan y liquidan sin tener en cuenta, casi por completo, las causas básicas de los problemas fisiológicos.  Cuando aparecen los problemas, los médicos recurren a la ejecución de operaciones demoledoras y al uso de tratamientos cuyos costes se elevan a miles de pesetas, en vez de resolverlos de una forma mucho más simple y sencilla: cambiando la forma de vida.

A lo largo de este curso, llegará a la conclusión de que nada puede suceder sin una causa suficiente.  Del igual forma, aprenderá que todas las alteraciones que sufre el cuerpo son provocadas por una causa, que por lo general es inducida por el propio paciente.  También descubrirá que todo problema aparece de forma cada vez más grave, a menos que éste sea suprimido.

Al introducirse en el mundo de la ciencia de la nutrición y de la salud, descubrirá básicamente dos cosas: en primer lugar, cómo eliminar las causas que originan los problemas; y en segundo lugar, cómo establecer las condiciones de salud.  Debido a que estos dos pasos son bastante fácil de conseguir, podemos otorgarle con confianza el título de Licenciado al término de las lecciones.  Si ha conseguido dominar y comprender por completo el binomio causa-efecto que se da en la nutrición y en la salud

─ que las enfermedades aparecen porque el paciente ha consentido o se haya sujeto a la causa, y el bienestar es el producto del dominio de las razones de la salud─ se habrá convertido en una montaña que forma parte de una cordillera de grandes colinas, compuestas por los profesionales del cuidado de la salud.

Las «curaciones» no proporcionan las necesidades de la vida

Para que el cuerpo humano disfrute de un estado de salud, éste debe recibir todas sus necesidades.  En primer lugar, debe suprimirse toda sustancia, influencia y hábito que desemboquen en un estado de malestar y enfermedad.  A continuación, es preciso que el paciente reciba todos los elementos de salud necesarios, como el aire y agua pura, una dieta correcta, la luz del sol, ejercicio o actividad sana, un descanso y sueño apropiado, equilibrio emocional, seguridad en la vida y sus medios, además de otros factores e influencias.

Si medita sobre los procedimientos médicos, se dará cuenta de que no intentan indagar en las causas inherentes de las formas y estilo de vida.  Actúan de la misma forma que lo hace un robot ─tratan de descubrir cuál es el cilindro que se encuentra averiado y entonces proceden, como si el cuerpo humano se tratase de un automóvil─.  Casi nunca aconsejan sobre los hábitos y creencias que causan los problemas.  Teniendo en cuenta que la mayoría de los médicos se dejan guiar por su ambición financiera, es obvio que no enseñen los hábitos correctos, puesto que si fuera de esta forma, sus pacientes sanarían y ellos perderían su trabajo.

Las «curaciones» destruyen la vitalidad corporal

Debemos proclamar al doctor Herbert M.  Shelton como el oráculo más grande en la historia de la filosofía, principios y hábitos del Higienismo hasta la fecha.  Ha descubierto que en la actualidad el número de descubrimientos médicos ha aumentado en relación a épocas anteriores; lo mismo ha sucedido con el número de médicos y con el respeto existente hacia la medicina (al menos hasta la actualidad).  Sin embargo, y pese a todo ello, sufrimos más enfermedades y sufrimientos que en épocas anteriores.

¿Cuál es la razón de todo esto?

La respuesta es bastante sencilla.  Los fármacos, lejos de construir, destruyen.  No pueden crear células, ni recomponer el tejido orgánico, y los médicos, que también han estudiado fisiología y saben esto perfectamente, deberían habérselo advertido con anterioridad.  Sin embargo, actúan como si sus fármacos tuvieran un poder curativo mágico.

¿Qué es lo que realmente hacen los fármacos cuando se administran?

A decir verdad, los fármacos no hacen otra cosa que formar uniones químicas con los componentes orgánicos y los fluidos.  Cuando estas uniones se han efectuado, el cuerpo sufre un estado de agotamiento; y cuando el organismo determina que el carácter de una sustancia resulta ser dañina, éste entra en un frenesí, estimulando con ello el organismo.  A veces, el cuerpo sufre una reacción de depresión, en cuyo caso se encuentra sedado o drogado.  Esto significa que su función ha sufrido una paralización o inhibición.  En ambos casos, la reacción del cuerpo es la de autoprotegerse de la invasión de una sustancia extraña, aunque en este caso el elemento tóxico se llame «medicina».

Los fármacos son dañinos, puesto que provocan una situación de alarma en el organismo.  El cuerpo debe redirigir sus energías y suprimir el proceso de autosanación que está en curso.  Los síntomas por los que se administran los fármacos son pruebas del proceso de sanación iniciado y dirigido por el propio organismo.  Cuando estos fármacos se ingieren o inyectan, el organismo debe renunciar parcial o totalmente al proceso de sanación y limpieza y acudir a la gran amenaza que representan los fármacos.  Los síntomas desaparecen en el preciso instante en el que se interrumpen los esfuerzos sanativos.  Los médicos interpretan esta disminución de los síntomas como una «curación» o una condición de sanación, cometiendo el grave error de considerar que los fármacos o los efectos tóxicos son los causantes de la sanación.  Sin embargo, el cuerpo presenta en realidad mayores problemas que anteriormente, puesto que además de continuar con ellos, ahora se encuentra con la dificultad de expulsar también las terribles toxinas.

Las investigaciones sobre los métodos médicos y del «arte curativo» están en punto muerto y sin salida.

Podemos afirmar con facilidad que los drogadictos toman drogas ilegales y que finalmente se convierten en ruinas fisiológicas, además de perder todo su valor moral.  Su capacidad para meditar sufre una disminución y el resto la centran casi exclusivamente en pensar cómo adquirir la droga adictiva y en visualizar las alucinaciones que el cuerpo proyecta cuando la toma.

También podemos afirmar que los fármacos-drogas que recetan los médicos tienen los mismos síntomas.  Ahora bien, lo que no afirmamos es que si las recetas, administraciones y tratamientos prescritas por los denominados curanderos fueran recetadas por físicos, homeópatas, quiroprácticos, osteópatas, doctores herbales, acupunturistas, etc., en vez de por médicos, tendrían unos efectos bien distintos.  Sus métodos, así como su ignorancia de causa, desvitalizan y destruyen el cuerpo humano.  Las consecuencias de esta actitud son cada vez más desastrosas, debido en primer lugar, a que los tratamientos son más o menos mortales, y en segundo lugar, a que dejan intactas las causas.  Aquellos individuos que se recuperan de una enfermedad no lo hacen gracias al tratamiento, sino a un proceso de autosanación que se ha dado lugar en el interior del cuerpo, a pesar de, y no por, los tratamientos.

La recuperación del organismo tiene lugar en torno al 90% de las veces bajo supervisión y cuidado médico.  Pese a que los médicos, al igual que hacen otros especialistas como los herbologistas, quiroprácticos y osteópatas…, consideran que la sanación se ha producido gracias a su intervención, la verdad es que hay doctores que tienen un «porcentaje de curación» mucho más elevado, como es el caso de los especialistas higiénicos que poseen un porcentaje del 100%.  Si sigue los dictados de la verdadera ciencia de la salud, conseguirá, como un profesional de la salud o un especialista higiénico, prácticamente el 100% de recuperación.  Este proceso de sanación siempre tiene lugar cuando se suprimen las causas y se instituyen unas condiciones de salud.

¿QUÉ ES REALMENTE LA SALUD?

Delineación y descripción de salud

¿Podemos definir la salud?

Sí, en efecto.  Convencionalmente entendemos la salud como un estado en el que existe una ausencia total de enfermedad.  En la actualidad, alrededor del 90% de la población sufre alguna

clase de enfermedad, aunque no den muestra de ello.

La salud puede definirse como un estado de completa capacidad de funciones y representa una condición de total bienestar, armonía interna y externa, vigor, fuerza, agudeza mental y estado físico perfecto.

A continuación citamos la definición de salud realizada por el doctor Herbert M.  Shelton, posiblemente la mejor definición sobre la salud que se ha hecho hasta la fecha:

La salud es una condición de perfecto desarrollo, un estado de crecimiento y desarrollo completo y armonioso, una adaptación de cada una de las partes del organismo, o de cada órgano, en el que ninguna de éstas partes se encuentra en mal funcionamiento o sobra.

En este estado de desarrollo orgánico se encuentra la perfección y simetría de la belleza, reflejo de la existencia de un estado de salud total.  Es fácil de demostrar que las formas y proporciones de todo hombre, planta o animal que se encuentre en su mejor y más útil estado, son las más bellas, y por consiguiente saludables.

Cuando en un cuerpo cada uno de los huesos se encuentran en perfectas condiciones y con el tamaño preciso para ejercer su labor dentro del organismo, podemos decir que las proporciones son las idóneas.  Cuando los músculos de un cuerpo han alcanzado un desarrollo completo y proporcional, con la grasa y el tejido celular necesarios únicamente para resguardar los músculos, podemos decir que nos encontramos con la mayor belleza de forma.  Cuando la textura de la piel es la más suave y la circulación sanguínea es la más vigorosa, por la sangre fluye una gran cantidad de sustancias nutritivas y está limpia de cualquier deshecho, el aspecto será radiante y esplendoroso.

La consecución de la belleza en su estado supremo es el fiel reflejo de un estado de perfecta salud.  La belleza parcial, marchita o decadente son expresiones de un estado de salud parcial, marchito o decadente.

Cuando padecemos cualquier clase de dolencia o impedimento, no podemos asegurar que nos encontramos sanos.  Es posible que gocemos de un buen estado relativo de salud, pero no disfrutamos a la perfección todas las funciones corporales, lo que significa que no estamos sanos.

Vivimos en una sociedad donde, lejos de ser algo extraño, la enfermedad es norma de vida.  Nuestro propósito a lo largo de este curso sobre la salud es el de invertir los papeles, y lograr que la salud sea algo normal, mientras que lo extraño sea la enfermedad.

Para obtener una mayor información sobre lo que entendemos por salud, le remitimos a los textos complementarios de esta lección.  Entre ellos debemos destacar dos artículos del decano de los profesores de la salud, el doctor Herbert M.  Shelton.

La belleza como un fiel reflejo de la salud

Aunque en la actualidad nuestros patrones de belleza se encuentran bastante bajos, todavía podemos distinguir la belleza excepcional.  Sin embargo, esa belleza, fiel reflejo de la salud y del bienestar, debería ser la regla general y no una excepción.  ¿Cuántas mujeres hemos visto con una belleza tan radiante que nos hemos visto atraídos hacia ellas como si fueran imanes? ¿Cuántos hombres hemos visto, cuya belleza y tipo son irresistibles para el sexo opuesto? No dudo en afirmar que el número de tales hombres y mujeres no constituyen ni siquiera el 1% de nuestra población.

La capacidad de apreciar la belleza es la aptitud más desarrollada entre los seres humanos.  Y si respetáramos nuestra herencia biológica, es decir, nuestro mandato biológico, deberíamos ser sus verdaderos representantes.  Pese a que reconocemos al instante la belleza en los pájaros, flores y otras vidas de la naturaleza, siempre consideramos a nuestros prójimos humanos como repulsivos ante nuestros sentidos estéticos, ya sean viejos o jóvenes, agradables o desagradables.  El cuarenta por ciento de nuestra población se encuentra muy por encima del peso ideal, un ejemplo muy claro de la fealdad que caracteriza una sociedad enfermiza.

He sido testigo de la increíble transformación de verdaderos «monstruos» después de someterse a unos pequeños cuidados higiénicos durante un mes.  Tanto la fealdad como la obesidad desaparecieron con la restauración de un nivel de salud relativamente alto.

Uno de los «milagros» que podrá experimentar con sus futuros pacientes es el que acabamos de mencionar, la consecución de la belleza.  Esta cualidad se realzará de forma considerable en aquellos individuos a los que ayude a conseguir un elevado nivel de salud.

La plenitud de funciones como un barómetro de la salud

Que todos los atletas sean verdaderos ejemplos de seres sanos, no siempre es verdad.  Sin embargo, lo que sí es cierto es que todo individuo que goce de una salud formidable debe considerarse como un verdadero atleta.  La flexibilidad, la agilidad, la resistencia, la fuerza y el vigor son cualidades esenciales de una vida sana.

Las funciones fisiológicas son ideales, en todos sus aspectos, para toda persona que se encuentre perfectamente sana.  Del mismo modo, otra de las condiciones fundamentales de la salud es disfrutar de un sentido de euforia, deleite y total bienestar.  Por esta razón, la gente sana suele siempre esbozar una agradable sonrisa y un rostro cálido.  La tristeza y una disposición abatida suelen ser los síntomas claros de un estado enfermizo.  La belleza, la felicidad, el bienestar y la plena forma de un cuerpo nunca pueden desaparecer, a menos que se introduzcan en su interior sustancias tóxicas o toxinas o practique malas formas de vida.

La posibilidad de la salud perfecta para los seres humanos

El Higienismo sostiene que la salud es el estado normal en la vida.  Defendemos la concepción de que todas las criaturas que habitan en la naturaleza se adaptaron perfectamente a las condiciones de vida bajo las que se desarrollaron para hacer frente al medio ambiente en el que vivían y a los alimentos que estaban a su alcance.

La salud perfecta es la ley de la existencia en la naturaleza.  Los animales, al no poseer ningún conocimiento o concepto sobre la vida sana, viven de forma saludable, realizando sólo lo que sus instintos les piden que hagan.

Desde un punto de vista lógico, y teniendo en cuenta que nos encontramos inmersos en una sociedad tecnológica en la cumbre del desarrollo, lo más normal es que la salud de los seres humanos también hubiera evolucionado y ahora fuera mejor que en épocas anteriores.  Sin embargo, la verdad es completamente diferente, y en la actualidad, la salud de los seres humanos es posiblemente peor que la de cualquier otra época, con la excepción del pasado inminente, es decir los últimos diez siglos, período que abarca principalmente la Edad Bárbara y la Edad Media, eras donde el nivel de salud en la sociedad era muy bajo.  El progreso tecnológico arroja piedras sobre su propio tejado y sólo gracias a la herencia humana, podemos disfrutar de suficiente inteligencia, aunque se encuentre en un estado de degeneración, para desarrollar y manejar una sociedad altamente tecnológica.  Es preciso señalar que el cerebro, aunque se vea afectado por un proceso degenerativo, es el último órgano en verse afectado por la hambruna, la enfermedad, la inanición y la debilitación física.

Para que un cuerpo disfrute de un perfecto estado sano, es necesario que se den las condiciones de salud ideales.  Unas condiciones que con nuestra inteligencia y avanzada tecnología podemos crear en cualquier parte del hemisferio donde exista vida.

La salud es un estado normal y natural

Desde los anales de la historia, los organismos han evolucionado para hacer frente, no sólo a las diferentes condiciones medioambientales, sino también a los diversos productos alimenticios que los distintos entornos iban produciendo.  Unos entornos que para todas las criaturas de la tierra, incluso las vidas microbiológicas, pueden poseer unas condiciones de vidas ideales o, por el contrario, imposibles.  La perfección nace allí donde surge la adaptación, es decir en aquellos seres que se ajustan a las condiciones.  Esta adaptación ha hecho posible la creación de organismos que funcionen perfectamente en los terrenos más inhóspitos.

La salud es un estado normal y natural, y eso es algo que podemos observar fácilmente en los seres humanos y en los animales.  Podemos ver como los animales que habitan en la naturaleza nacen, viven toda su vida y mueren de forma natural, sin haber sufrido las dolencias de la enfermedad.  En cambio, los hombres están la mayor parte del tiempo más o menos bien, debido a nuestras modernas prácticas patogénicas.  Después de haber observado cientos de personas que, gracias al régimen higiénico, están libre de toda enfermedad y con una dilatada experiencia como Higienista, puedo afirmar que sólo existe una verdadera conclusión: la salud es una condición normal de vida, puesto que es nuestra herencia.

El Higienismo es una verdadera ciencia de la vida, ya que se basa profundamente y científicamente en los requisitos biológicos para crecer con una perfecta salud.

Esta es la actitud que estudiará a lo largo de este curso y que, una vez lo finalice, le pediremos que respete y siga en su carrera profesional.

Exploremos a continuación los inicios del Higienismo.

Cómo fue el comienzo del Higienismo en la Edad Moderna

El Higienismo, también llamado Higiene Natural, tuvo su despertar en el año 1822 cuando el doctor Isaac Jennings, que tenía una consulta médica en Derby, Connecticut, (Estados Unidos de Norteamérica), perdió toda esperanza en los fármacos.  Durante su dilatada carrera profesional como médico observó con dolor como sus pacientes empeoraban con los fármacos que les suministraba.  Muchos de estos pacientes se convertían en enfermos crónicos, mientras que otros llegaban incluso a morir.  Su anhelo por ayudar a sus prójimos era verdaderamente incomiable.

El doctor Jennings observó que los médicos, al envejecer, recetaban menos fármacos.  Hizo igual que sus compañeros y descubrió como la disminución de fármacos coincidía perfectamente con la mejoría de los pacientes.  A partir de ese momento cesó de recetar medicamentos, una decisión que dio como resultados verdaderos milagros.

Cuando los pacientes llegaban con problemas a la consulta del doctor Jennings, éste les repartía píldoras de colores y agua tintada, junto a unas estrictas instrucciones para su uso, al igual que hacían sus compañeros con los fármacos.  Sin embargo, existía una pequeña diferencia, ya que en el caso del doctor Jennings, su receta fue la de lanzar al mundo un gran movimiento en pos de la salud y una ciencia que se encontraba en sus inicios.  En 1822, a la edad de treinta y cuatro años, entregó a sus pacientes placebos y les indicó que los tomara con un vaso de agua a unas horas específicas del día.  Sus indicaciones decían que no podían tomar ningún alimento, puesto que si lo hacían, las píldoras no funcionarían.  Les pidió que lo hicieran durante unos días y que pasado este tiempo volvieran para someterse a una revisión.  Una vez que el doctor realizaba su revisión a los pacientes, éstos podían terminar sus régimen, o bien continuar durante «algunos días más».

Con la nueva estrategia iniciada por el doctor Jennings, sus pacientes comenzaron a mejorar.  Mientras que éstos se recuperaban y prosperaban, los pacientes de los otros médicos iban llenando los nichos de los cementerios.  Los enfermos comenzaron a acudir a él desde todos los lugares.

El éxito que consiguió el doctor Jennings a través de sus sistema de «no medicación» sorprendió por igual a sus pacientes, a sus colegas y a sí mismo.  De forma inteligente, no reveló sus «secretos», sino que comenzó a buscar las bases que lo habían hecho posible.  Denominó a sus tratamientos el método de «no hacer nada», mientras que confesó que se basaba en la administración de unas píldoras cuya composición era desconocida.  Llegaron a considerarse como pastillas con mágicos poderes curativos.

A partir de este inicio poco propicio, comenzó a elaborar unas cuantas reglas basándolas en sus observaciones y experiencias.  Al sistema que surgió del empleo de estas reglas, lo denominó «ortopatía» o inclinación correcta.  Formuló muchas de las «leyes» de la vida y denominó a algunas de ellas como aparecen a continuación:

Las leyes de la acción y el reposo, es decir la necesidad para la actividad y el descanso (dormir).

La ley de la economía, que surgió a partir de la observación que realizó a la forma en que el cuerpo humano controla sus energías vitales.

La ley de la distribución fisiológica, es decir, cómo el cuerpo suministra a todos sus órganos y facultades de forma adecuada.

La ley de la estimulación, cómo el cuerpo acelera sus actividades fisiológicas hasta alcanzar un nivel frenético cuando se introduce una sustancia tóxica.

La ley de la acomodación, cómo el cuerpo se adapta a las sustancias tóxicas disminuyendo su resistencia vital y protegiéndose de los efectos nocivos de las toxinas.  El cuerpo crea de forma gradual un mecanismo de defensa, parecido a un ejército, que actúa como barrera defensora de los ataques cuando es necesario.

La ley de la limitación, es decir, la conservación de las energías vitales.

La ley del equilibrio, esto es, la revitalización de las partes y facultades más debilitadas cuando un organismo enfermo se ha recuperado.

El doctor Jennings observó que la enfermedad no surgía como un ataque iniciado por algún ente maligno, sino que se trataba de una disminución de la energía vital o que ésta energía se proyectaba para la culminación de otras finalidades.  Desde este nuevo punto de vista, afirmó que el causante de la enfermedad no era otra cosa que la reducción del suministro energético del cuerpo.  Sus planteamientos eran correctos, sin embargo la ausencia de seguidores que construyeran sobre los pilares que había colocado, los dejó incompletos.  Pese a ello, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el doctor Jennings debe considerarse como el padre del Higienismo o Higiene natural, puesto que fue el primero en intentar elaborar un estudio sistemático de la fisiología de la salud y la enfermedad.

El segundo gran maestro del Higienismo es Sylvester Graham.

Nació en el año 1794, seis años después el doctor Jennings.  Durante su niñez, fue un chico bastante débil.  Su obsesión por convertirse en una persona sana le llevó a estudiar todo lo relacionado con la salud, convirtiéndose en todo un experto en anatomía y fisiología.  Antes de saltar a la escena de la salud, destacó como pastor presbiteriano.  En el año 1830 y con motivo de la campaña antialcohólica, dio una conferencia en Filadelfia (EEUU) sobre los males fisiológicos del alcohol.  Su efectividad sobre grandes audiencias era sorprendente, debido principalmente a su carácter violento.  En Filadelfia demostró todos sus conocimientos sobre fisiología y salud y se puso al tanto de las enseñanzas promulgadas por un grupo de «vegetarianos» que se abstenían de comer comida animal o productos elaborados por los medios actuales.  Este grupo, que basaba sus formas de vidas en los mandatos bíblicos, se hacía llamar Iglesia Cristiana de la Biblia.

Sylvester saltó a la fama durante la gran «epidemia» del cólera en el año 1832.  Literalmente tuvo que enfrentarse contra todo el colectivo médico de la ciudad de Nueva York y contra los intereses que apoyaban el sistema médico.  Mientras los médicos aconsejaban a sus pacientes que se abstuvieran de ingerir fruta y que cocinaran toda su comida, el doctor Graham pedía una y otra vez que se consumieran frutas en su estado natural.  También defendía, entre otras medidas sanas que atentaban contra las enseñanzas médicas, que se abrieran las ventanas, para dejar entrar la luz del sol y el aire fresco.  Es preciso señalar que aquellos que cumplieron las recomendaciones del doctor Graham no sufrieron la epidemia del cólera, mientras que los que siguieron las órdenes médicas murieron masivamente.

Su fama como conferenciante sobre la salud tuvo su punto culminante en 1832 y, más que ninguna otra persona, supuso un gran avance para el Higienismo.  Las solicitudes para que asistiera a una y otra conferencia llegaban de todos los lugares de la costa este.  A sus conferencias siempre acudían miles de personas, que se agolpaban para escucharlo atentamente durante horas, en busca de una salvación de la enfermedad y lograr una vida sana.

Las conferencias y los estudios del doctor Sylvester Grahan llegaron a ser tan efectivos que empezaron a surgir libros y revistas presentando el «sistema Graham».  También comenzaron a florecer las primeras tiendas donde se vendían los alimentos sanos que recomendaba en sus conferencias.  Del mismo modo, también surgieron los primeros restaurantes y comodidades vitales para todo aquel que siguiera su sistema.  Su nombre se convirtió en sinónimo de dieta higiénica y vida higiénica.

Mientras que el doctor Isaac Jennings investigó la salud y la sanación desde la perspectiva de la asistencia a las personas para recuperar la salud, el doctor Sylvester Graham fue el instrumento que enseñó los pilares básicos de la vida sana para que los individuos no enfermaran.

Durante la década de 1840 surgió otro de los grandes genios que ha producido el movimiento, el doctor Russell Thacker Trall, uniéndose de esta forma al doctor Graham y al doctor Jennings.  La suya era una mente activa y metódica que nunca cejó en el intento de buscar las bases científicas y racionales de los hallazgos y conceptos desarrollados por sus antecesores.  De esta forma logró convertir el sistema higiénico en un modelo que podía retar con toda seguridad al sistema médico.  En 1863, el doctor Trall pronunció una conferencia en el Smithsonian Institute para algunas de las personalidades más destacadas del país.  El título de la conferencia, que provocó durante todo el tiempo un murmureo en la sala, era El verdadero arte de sanación.El doctor Trall debe considerarse como el verdadero precursor del famoso reto que, pese a que a menudo se realiza, ningún médico ha aceptado hasta la fecha.  Este reto consta de las siguientes dos premisas:

  1. El sistema médico es completamente falso, puesto que es una filosofía ficticia, considerada una ciencia absurda que se encuentra en oposición con los principios naturales y el sentido común, con unos resultados desastrosos y supone una maldición para la humanidad.
  2. El sistema higiénico es verdadero, puesto que se encuentra en armonía con la naturaleza y con los principios de la existencia orgánica vital, correcta en la ciencia, se considera una filosofía firme, de acuerdo con el sentido común, con unos resultados sorprendentes y supone una bendición para la humanidad.

Este nuevo sistema de salud no realiza ninguna discriminación a la mujer, sino que la estimula para que participe en el movimiento con las mismas condiciones que los hombres.  En este movimiento se encuentran mujeres tan notables como Florence Nightingale, Mary Gove, Harriet Austin, Susanna May Dodds, Ellen White (luz guiadora de los Adventistas del Séptimo Día) y Louisa May Alcott, famosa autora cuyo hermano se convirtió en doctor en medicina y posteriormente en profesional higiénico.

Durante la década de 1870 la profesión médica adoptó la teoría del germen pasteuriana con gran pasión.  La gente consideraba mucho más fácil culpar de sus problemas a unas pequeñas bestias que a sus propios hábitos de vida.  No importaba cómo vivieran o qué habitos tuvieran, nunca eran culpables de su estado.  La teoría del germen los convirtió en víctimas desafortunadas de unas entidades malévolas sobre las que apenas podían ejercer un pequeño control.

La llegada y aceptación de la «era del germen» coincidió con el declive del Higienismo.  Pese a que su filosofía todavía permanece con vida y son muchos los adeptos que la siguen, la verdad es que ha experimentado un importante retroceso en nuestra sociedad.  En la actualidad, el número de personas que ejercitan el Higienismo en sus propias vidas ha aumentado, aunque sólo existen unos miles de higienistas devotos.

La recuperación del Higienismo durante la década de 1920 se debe principalmente a los esfuerzos que en su día realizaran Bernarr McFadden y el doctor Herbert M.  Shelton.  Aunque durante los primeros años del siglo surgieron higienistas bastantes importantes como Hereward Carrington, Otto Carque, John H.  Tilden y Linda Burfiel Hazzard, el doctor Shelton se convirtió en la voz más importante y conocida del Higienismo, gracias principalmente a la publicación de su libro inmortal Human Life, Its Philosophy and Laws (La vida humana, su filosofía y leyes) en 1927.  Pese a que el doctor Shelton construyó sobre los pilares de sus antecesores, el volumen de literatura que escribió con sus nuevos hallazgos y pensamientos fue tan grande que no existe otra persona que haya contribuido tanto a la ciencia y arte de la vida sana.  Su mente privilegiada generó un nuevo cuerpo de conocimiento, basándose principalmente en sus nuevos hallazgos.

En la actualidad, el movimiento higienista continúa sobreviviendo, aunque no podemos decir que se encuentre en proceso de crecimiento.  Algunos miles de estadounidenses los practican concienzudamente, otros, en mayor número, pagan para obtener un servicio y practican una vida sana gracias a él.  Sin embargo, la cruda verdad es que en la actualidad el Higienismo se encuentra prácticamente fuera de escena en el sistema sanitario estadounidense.

En esta lección sólo podemos esbozar un breve historia sobre la vida del Higienismo, puesto que apenas existen libros que traten sobre su historia.  Para ello debemos acudir a algunos fragmentos que se han publicado en algunos libros y revistas y que hacen referencia al pasado.  Usted podrá obtener toda la historia del Higienismo a través de sus estudios.  Es posible que algún año se consiga publicar su pasado.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS Doctor Herbert M.  Shelton

LA VUELTA A LA PERFECCIÓN

La palabra salud en inglés (health) procede de la palabra sajona whole «total».  Lo mismo sucede con la palabra heal (sanar), cuyo significado es «volver a un estado de salud, firmeza e integridad».  Otra palabra que procede de la misma raíz es holy (sagrado) que significa salud y pureza de mente.  Si captamos todo su significado, la palabra salud significa integridad y perfección de organización, perfecto estado de forma, libertad de acción, armonía de las funciones, vigor y libertad de toda mancha y corrupción.  En una frase, es «una mente sana en un cuerpo sano».

La condición de perfección

La salud es una condición de perfecto desarrollo, un estado de crecimiento y desarrollo completo y armonioso, una adaptación de cada una de las partes del organismo, o de cada órgano, en el que ninguna de éstas partes se encuentra en mal funcionamiento o sobra.  En este estado de desarrollo orgánico se encuentra la perfección y simetría de la belleza, reflejo de la existencia de un estado de salud total.  Es fácil de demostrar que las formas y proporciones de todo hombre, planta o animal que se encuentre en su mejor y más útil estado, son las más bellas, y por consiguiente saludables.

Cuando en un cuerpo cada uno de los huesos se encuentra en perfectas condiciones y con el tamaño preciso para ejercer su labor dentro del organismo, podemos decir que las proporciones son las idóneas.  Cuando los músculos de un cuerpo han alcanzado un desarrollo completo y proporcional, con la grasa y el tejido celular necesarios únicamente para resguardar los músculos, podemos decir que nos encontramos con la mayor belleza de forma.  Cuando la textura de la piel es la más suave y la circulación sanguínea es la más vigorosa, por la sangre fluye una gran cantidad de sustancias nutritivas y está limpia de cualquier deshecho, el aspecto será radiante y esplendoroso.  La consecución de la belleza en su estado supremo es el fiel reflejo de un estado de perfecta salud.

La belleza se marchita con la pérdida de la salud

La belleza parcial, marchita o decadente son expresiones de un estado de salud parcial, marchito o decadente.  Representan los estados insatisfactorios y dolorosos de la existencia.  La belleza pertenece a un estado de perfecta salud, y la perfección a la organización.  Es imposible separar estos ideales.  No podemos describir la salud en términos convencionales, puesto que el hombre contemporáneo se encuentra bastante lejos de esta perfección de organización y vigor de funcionamiento que significa la salud.

Un dibujo de la salud

¿Si intentamos realizar un dibujo de la salud, qué podremos ver? Una forma con una perfecta simetría; una piel limpia, suave, semitransparente con la roja sangre brillando a través de ella, principalmente en las mejillas y en las puntas de los dedos de las manos y los pies; un pelo brillante y lleno de vida; unos ojos claros y brillantes que están lleno de expresión, alegría y vida; unos labios rosados que sonríen porque disfrutan de la vida; unos dientes firmes y blancos como perlas; una respiración tan dulce como las flores de primavera; la ausencia de desagradables olores corporales y, en cambio, la fragancia de un agradable aroma, propia de una salud perfecta; un cuerpo lleno de actividad, contento con su trabajo y ejercicio; y una disposición feliz, valiente, alegre y optimista y un deseo de ayudar al prójimo.

Una descripción de la salud como la que acabamos de esbozar sólo se consigue ejecutando todas las funciones vitales de una forma ordenada, regular y perfecta y, de acuerdo con nuestra firme herencia, en un entorno agradable y con una conducta que se encuentren en armonía con la naturaleza constituyente del hombre.  La salud es la combinación perfecta de la organización orgánica, la energía intelectual y la fuerza moral en una unidad armoniosa.  Esto significa que la organización perfecta entre el cerebro y los nervios debe ser tan sutil como la que exista entre los huesos y el sistema muscular.  En una persona sana podemos comprobar la simetría y proporción de la cabeza de un hombre de Cro-Magnon, no la asimetría y desproporción que poseen hoy en día los seres humanos.

Un instrumento perfecto en todos los sentidos

Ya que todos los órganos del cuerpo son piezas esenciales de la perfección e integridad de la estructura y del vigor de su función, no podemos prescindir de ningún órgano.  El sistema digestivo y el de drenaje no son los únicos que se encuentran perfectamente acoplados a los requisitos del cerebro y el organismo, sino que todas las partes del cuerpo, incluso aquellas que parezcan más insignificantes e inútiles, deben culminar sus procesos de desarrollo de forma armoniosa.  Como expresó de forma magistral el doctor Nichols: «Los instrumentos más pequeños que se encuentran desafinados pueden suponer el descontrol en el equilibrio de la vida».

¿Como se puede conseguir ese estado de salud tan elevado? ¿Cómo podemos lograr un desarrollo perfecto y completo, con gran vigor de funcionamiento y una ausencia total de sufrimiento y enfermedad? ¿Cómo puede conseguir el ser humano volver a ese estado de perfección e integridad de estructura y alcanzar ese vigor y fuerza vital que gozaba en los albores de la humanidad? ¿Si el hombre actual carece de tanta salud que no es otra cosa que un simple y débil espécimen de la humanidad, cómo puede recuperar ese poder y majestuosidad que poseía antaño?

La vida en perfecto equilibrio con las leyes de la naturaleza tiene como resultado una perfecta salud

No es necesario utilizar ningún argumento para convencer al hombre y a la mujer inteligente que basta con respetar las leyes de naturaleza, leyes sobre las que opera la existencia de la vida humana.  Todas las leyes esenciales para el bienestar del ser humano se encuentran escritas en su propia constitución.  Para que el ser humano consiga un estado de bienestar y felicidad, debe equilibrar toda regla de la conducta humana con su naturaleza.  Ninguna ley, costumbre social (convención) o precepto moral puede tener validez con el hombre que no se encuentre en armonía con su máximo bienestar.  Si no se encuentra íntimamente relacionado con el perfecto estado de salud de un hombre ─física, moral e intelectualmente─ no puede estar de acuerdo con sus máximos ideales de verdad, obligación y deleite.

Los instintos no pervertidos de los animales salvajes que habitan en sus guaridas naturales constituyen las leyes de sus vidas.  Por esta razón, no parece existir ninguna razón para dudar que los instintos humanos actuaron en su día como verdaderos guías en sus formas de vida.  Pero si alguna vez fue verdad, podemos asegurar que no lo es hoy en día.  A lo largo de los años, estos instintos han ido desapareciendo bajo una gran capa de material cultural, y han dejado de ser guías de sus formas de vidas.  Se han visto «condicionados» hasta que han desaparecido.

Las perversiones para minar la salud comienzan a muy temprana edad

Sin embargo, es cierto que incluso ahora los instintos actúan como verdaderos guías en los más jóvenes.  Ahora bien, el proceso de perversión de estos instintos no tarda en aparecer, puesto que éstos surgen casi desde el nacimiento.  El instinto no nos deja indefensos cuando tomamos nuestro primer cigarrillo, pero la demanda de su uso social nos ciega ante su inminente aviso y logra acallar sus protestas vigorosas.  Nos vemos obligado a aprender a fumar, incluso ahora que sabemos a ciencia cierta que podemos terminar muriendo de cáncer de pulmón.  En la actualidad, podemos absorber el primer cigarro de manos de otras personas prácticamente desde que nacemos.  El hábito de fumar en casa se ha convertido en algo prácticamente universal, y muchos niños caen enfermos, e incluso llegan a morir, por la torpe negligencia de sus padres de llenar la casa con el humo tóxico producido por el tabaco.

Tampoco perdemos nuestro instinto en el primer intento por desarrollar el alcoholismo.  La primera cerveza resulta ser nociva.  Lo mismo ocurre con el vino, cuyo olor y sabor son el resultado de una fermentación.  La primera copa de brandy o whisky quema y te devora, y en su camino por el interior de la garganta, escuece y pica como si se tratase de verdaderas protestas.  Sin embargo, ignoramos todas estas protestas y avisos, puesto que estamos determinados a «crecer», y la única forma de conseguirlo en nuestra sociedad es convertirse en un adicto a una o más cosas.

Los malos hábitos producen la ruina humana

Nuestros sentidos olfativos y gustativos repelen tanto el té como el café.  Además producen un estado de «euforia» que no puede confundirse con el bienestar o el vigor.  Interfieren en el sueño y nos mantienen despiertos durante horas.  Sin embargo, ignoramos todos los avisos de los fidedignos centinelas de la vida.  Suprimimos la necesidad de escapar de tales sustancias nocivas, puesto que estamos determinados a formar «parte» de la sociedad, de ser «miembro de la banda», aunque en el camino para conseguirlo arruinemos nuestras vidas.

Nos hemos acostumbrado a ingerir los miserables fragmentos de comidas naturales que los procesadores de alimentos y las refinadoras lanzan continuamente al mercado.  Unos fragmentos que atentan contra nuestro sentido gustativo y cuyos endulzantes, colorantes y condimentos tienen como fin atraer nuestro sentido visual, gustativo y olfativo, a pesar de sus inconvenientes para la nutrición humana.  Digerimos estos productos sin pensar que son comidas artificiales o que verdaderamente puedan ser dañinos.  Hemos descubierto la forma de conseguir las sustancias dañinas gracias a los guardas que se encuentran en la entrada del canal albino.  Hemos descubierto la forma de engañarnos y destruirnos sin saber lo que estamos haciendo.

Una forma de vida correcta y disciplinada nos devolverá la perfección primitiva

Si el mejor remedio para combatir los males de la ignorancia es el conocimiento, para combatir los males de los falsos ideales es la verdad.  La naturaleza, principalmente la naturaleza humana, es la principal fuente de verdad y conocimiento.  Sólo cuando la verdad y el conocimiento sean verdaderamente universales, podremos esperar que los hombres y las mujeres dejen de injerir tabaco, alcohol y toda clase de alimentos nocivos que provocan su destrucción.  La esperanza del futuro se encuentra en la propagación del Higienismo.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR SALUD?

La salud no consiste meramente en la ausencia de los síntomas de la enfermedad.  Es una condición de bienestar positivo que se encuentra en un estado constante de euforia.  En la actualidad es prácticamente imposible que se de en los seres humanos.

Varios estados de existencia

Los seres humanos podrían clasificarse en cuatro grupos:

1.- Los individuos que se encuentran totalmente enfermos.  2.- Los individuos que se encuentran en el borde de la enfermedad.

3.- Los individuos que se encuentran aparentemente sanos.

4.- Los individuos que disfrutan de un elevado nivel de salud.

Los tres primeros grupos constituyen la gran mayoría de nuestra sociedad, mientras que la cuarta y última categoría sólo estaría compuesta por un pequeño grupo de jóvenes.  La posesión de una gran fuerza y un excelente sentimiento de bienestar son joyas muy escasas en nuestra sociedad.

Una definición sobre la salud

La salud es un estado de perfección e integridad del organismo, caracterizada por la posesión de un gran vigor y eficiencia en todas sus funciones y excelentes facultades mentales.  La mayor parte de este estado de bienestar procede de nuestra herencia pasada, sin embargo sólo constituye la base sobre la cual se debe edificar y mantener la salud.

La salud se revela por medio de un sentimiento de equilibrio de todo el organismo que el cuerpo se encarga de manifestar en cada unas de sus partes: en los ojos, con una gran claridad y brillo; en la piel, con una transparencia y suavidad; en el andar, fuerte y energético; y de su interior emana un claro sentimiento de alegría por vivir que se contagia.

En nuestros niños más pequeños todavía podemos observar los restos de ese bienestar y vigor primitivo.  Sin embargo, es muy extraño observar esas muestras de perfección fisiológica cuando tienen más de seis años.  Si verdaderamente queremos ver el vigor, tenemos que observar la vida de los jóvenes animales.

¡El vigor es posible para los seres humanos a lo largo de la mayor parte de sus vidas!

PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN

PREGUNTA: ¿Qué significan en realidad las palabras Natural, Antinatural, Normal y Anormal?

PROFESOR: Natural o normal es todo aquello a lo que nos acostumbramos mientras vivíamos en un estado primitivo de la naturaleza y a lo que nuestro organismo se encuentra adaptado.  Aquello que se opone a nuestras adaptaciones, es decir, a nuestra herencia biológica, es anormal y antinatural.

PREGUNTA: ¿Qué son las adaptaciones biológicas?

PROFESOR: Adaptaciones biológicas es un término que se utiliza para describir las facultades que ha desarrollado un organismo para encontrar sus necesidades en el entorno en el que ha evolucionado.  Lo que es natural para un organismo depende de sus adaptaciones medioambientales.

PREGUNTA: ¿Podría decir que los carnívoros se encuentran biológicamente adaptados para comer carne debido a la estructura de sus mandíbulas y otras partes de sus cuerpos?

PROFESOR: Sí, podríamos explicarlo así.  Los animales que en un principio basaron su dieta alimenticia en la carne, desarrollaron toda clase de herramientas o facultades para asegurarse su comida y poder digerirla perfectamente para sus necesidades fisiológicas.  Aquellos animales que poseen garras y colmillos son por lo general carnívoros.

PREGUNTA: ¿Nos estamos adaptando a nuestro entorno actual?

PROFESOR: Es muy probable, pero no se puede percibir.  Una adaptación o acomodación social no puede entenderse como una adaptación fisiológica y anatómica.  Las adaptaciones biológicas son muy lentas y por regla general requieren ciento de miles de años para terminar.  Por ejemplo, cuando los humanos comenzaron a devorar carne, no lo hacían todos los días, lo que le llevará bastante miles de años desarrollar garras, colmillos o la solución de ácido hidroclórico que caracterizan a los animales carnívoros.  Sólo tiene que mirar a los esquimales para confirmar todo lo que estamos hablando.  Los animales se adaptan muy lentamente a las condiciones que varían.  Por otro lado, cuando existe un fallo en la adaptación o los cambios se producen demasiado rápidos, surge el peligro de extinción.

PREGUNTA: En la naturaleza existen controles y equilibrios.  ¿No podemos entender las plagas como un control del crecimiento de la población?

PROFESOR: No.  En la naturaleza no existen esas cosas, entendiéndolas como tales.  En circunstancias normales estos períodos suelen considerarse como períodos de carestía y períodos de abundancia.  Cuando existe un período de carestía, muchos de los organismos desaparecen como víctimas de la escasez; en cambio, cuando el período es de abundancia, éste suele ir acompañado de un rápido aumento de la población.

Todos los organismos que habitan en la naturaleza viven en simbiosis y en lo relativo a la cadena alimenticia existe un equilibrio entre ellos.  Por ejemplo, si estudia y observa un gran número de insectos, descubrirá que cuando se desarrollan en un hábitat donde abunda la vegetación, también existe un incremento de sus depredadores: pájaros u otros animales que viven de los insectos.  Sin embargo, cuando disminuye la colonia de insectos, el número de depredadores también disminuye.  Estos son los únicos controles y equilibrios que existen en la naturaleza.  Nada puede exceder sus posibilidades.  Bajo ningún concepto, podemos considerar como natural lo que usted llama calamidad.  Toda plaga o enfermedad debe considerarse como algo antinatural.  Sucede porque un organismo ha comenzado a vivir en contra de las leyes o de los principios que se aplican a su vida.  Cuando no respetamos las leyes de nuestra existencia, contraemos la enfermedad.  En la vida podemos considerar estas plagas o enfermedades como controles o equilibrios.  Si los seres humanos continúan viviendo en un entorno caracterizado por las perversiones patológicas, desarrollarán toda clase de enfermedades y morirán de forma masiva.

PREGUNTA: ¿Cuál es su opinión sobre la salud holística?

PROFESOR: Debemos admirar a todo aquel que, descontento y desilusionado con el sistema médico actual y movido por su perspicacia y coraje, lucha por encontrar un sistema mejor tomando un camino distinto e independiente .  Nosotros, como higienistas, no podemos aceptar el camino que han tomado como alternativa, pero defendemos que tienen todo el derecho de elegirlo, puesto que así lo ha dispuesto su persuasión e inclinación.

La palabra «holístico» en inglés (holistic) es un derivado de la voz en inglés health (salud), que como ya vimos con anterioridad significa «total», «completo» y «perfecta posesión de todas las funciones».  La voz inglesa holy (sagrado) también procede de la palabra whole (total) o healthy (sano), aunque actualmente se ha perdido el sentido de ésta última.

Lo que conocemos hoy en día en nuestra sociedad como «salud holística», término que se debe considerar como una tautología puesto que significa lo mismo que decir «salud sana», es una mezcla de todas las modalidades.  Este movimiento esta compuesto por doctores en medicina, homeópatas, quiroprácticos, osteópatas, naturópatas, herbologistas, acupunturistas, terapeutas de la polaridad, reflejologistas de los pies, y todo aquello que se encuentre relacionado con el movimiento.  El movimiento de la salud holística está abierto a todo aquel que desee unirse a él.

Sin embargo, aquellos higienistas que intentan introducirse en el movimiento holístico con su propia filosofía no son aceptados, ya que para poder ser miembro de este movimiento es preciso creer en el «arte curativo», lo que significa que básicamente debe someterse a un control médico.  Este movimiento se basa más en una orientación terapéutica que en una orientación de la salud.  No obstante, algunos de los especialistas que conforman este movimiento, principalmente los naturópatas, reconocen que para establecer unas bases sólidas para el restablecimiento de la salud, en primer lugar es necesario suprimir las causas que provocan la enfermedad.  Existen algunos quiroprácticos que también aceptan claramente esta idea y, de hecho, en todas las escuelas existen especialistas que reconocen las verdaderas necesidades del organismo humano y aconsejan a sus pacientes sobre ellas.

Los higienistas nos denominamos totalistas, puesto que abarcamos cada una de las facetas o condiciones que están relacionadas con el bienestar humano.  Somos totalistas en el sentido de que reconocemos que la salud se consigue sólo por medio del ejercicio duradero y el aliento del régimen vital.  Sin embargo, no nos identificamos con el movimiento actual que se hace llamar holístico.

PREGUNTA: Creo que os equivocáis cuando defendéis que toda sanación se debe a un proceso de autosanación.  Yo mismo he sido testigo de como una mujer después de sufrir durante años una úlcera en la pierna, sanó en menos de diez días con la aplicación de cataplasmas de hierba sanativa.  ¿Cómo podéis negar esto?

PROFESOR: No niego que la úlcera de la pierna sanara, ni tampoco que los cataplasmas de hierba sanativa fueran el causante de dicha sanación.  Pero es muy probable que después del tratamiento, su organismo se encontrara en peor estado que antes.

¿Qué sucede fisiológicamente para que aparezca la úlcera? ¿Por qué a veces persisten, sólo para sanar después? ¿Qué sucede cuando se aplican elementos compuestos por sustancias tóxicas, como es el caso del ajo, el acíbar, la hierba sanativa o cualquier otro preparado farmacológico, y la úlcera desaparece?

La hierba sanativa ni causó, ni sanó la úlcera.  Ésta fue causada por el propio cuerpo, de la misma forma que éste provoca la aparición de un divieso, una fiebre, un grano u otra clase de infección.  El organismo crea estas condiciones como salidas a una sobrecarga de materiales tóxicos.  Cada vez que el cuerpo sufre una carga de toxicidad que no puede ser eliminada a través de los canales habituales, utiliza unas vías indirectas, es decir, otras vías diferentes a las normales.  Cada vez que los médicos introducen en el organismo sustancias tóxicas, o cuando el paciente debido a sus hábitos, retiene en el interior sus propios deshechos metabólicos, el organismo, protegiéndose ante cualquier situación mortal, se deshace de sus problemas de cualquier forma que se encuentre a su alcance.

Una úlcera puede aparecer de dos formas distintas.  En primer lugar, el mismo cuerpo puede provocar una lesión a través de una autolesión de sus tejidos.  Cuando aparece un divieso o un grano, el organismo provoca un proceso de autodigestión, hasta realizar un agujero en la superficie, para obligar posteriormente a las sustancias tóxicas a que se introduzcan en dicho agujero.  También es el propio organismo el que efectúa la presión necesaria para mantener la pus y la suciedad cerca de la superficie en forma de un divieso hasta que se produzca la expulsión.

Por tanto, el organismo es el único causante de la úlcera.  Es muy probable que la úlcera de la pierna apareciera por una concentración de sustancias tóxicas en un área determinada, que provocó la destrucción total de las células y tejidos del área.  La labor que realiza el cuerpo al utilizar las úlceras abiertas como salidas de suciedad es muy parecida a la realizada por una tetera al expulsar su vapor a través de un agujero, una vez que ésta suena.  Cuando se aplica acíbar, hierba sanativa o cualquier otro preparado farmacéutico, no se resuelve el problema del cuerpo, ya que las hierbas y los fármacos no poseen ni la inteligencia, ni el poder de crear células o el tejido necesario para cubrir la grieta o golfo provocado por la úlcera o la lesión.

Al contrario, los fármacos o cataplasmas que se aplican a una úlcera abierta sólo constituyen un nuevo peligro.  La absorción de las sustancias tóxicas desde el exterior hace que el cuerpo cambie de estrategia.  En aquella zona donde el cuerpo estaba exudando sustancias tóxicas para mantener su nivel bajo, ahora debe absorber mayor cantidad.  El cuerpo cierra esa zona de desagüe por medio de una cicatriz para evitar esta nueva amenaza.

El cuerpo sanó la úlcera, pero ahora se encuentra en peor estado que antes, puesto que se ve obligado a retener el material tóxico que antes expulsaba a través de la llaga abierta o úlcera.  Ahora debe crear una nueva vía de desagüe extraordinaria o sufrir la retención de aquellos materiales tóxicos que eran expulsados por medio de la úlcera.

Si el paciente de la úlcera hubiera ayunado, la úlcera se hubiera sanado con mayor rapidez que con la aplicación de un cataplasma.  Además el cuerpo se hubiera liberado, con el ayuno, de todas las sustancias tóxicas internas y la toxígenis provocada por los hábitos deprimentes.  El cuerpo puede acelerar, bajo estas condiciones, la expulsión de los materiales tóxicos a través de los canales normales.  Una vez que el nivel de toxicidad se ha reducido por debajo de un cierto nivel de tolerancia, el cuerpo procederá rápidamente a sanar la úlcera.  La sanación tiene lugar de forma mucho más rápida por medio del ayuno que por cualquier otro sistema, ya que mientras se ayuna, el cuerpo puede centrar todas sus energías y fuentes materiales en el proceso de sanación y conseguir, así, un proceso sanativo mucho más rápido.

En definitiva, podemos afirmar que los cataplasmas de hierba sanativa no hacen otra cosa que convertirse en una fuente de irritación.  El cuerpo «cierra la tienda» donde se encuentra la úlcera y continúa con su trabajo en cualquier otro lugar.  Tenga presente que toda sanación es un proceso iniciado por el propio organismo, pero nunca por los fármacos.  Y no nos equivoquemos sobre la naturaleza farmacológica de la hierba sanativa, puesto que éstas contienen pirrolizidina y alantoína, dos alcaloides y glucósidos bastante tóxicos.

PREGUNTA: ¿Nos quiere decir que viviríamos mejor sin doctores y sanadores? ¿Que la naturaleza no nos ha proporcionado remedios naturales para nuestros problemas?

PROFESOR: Lo que acabo de contarle es únicamente un ejemplo de como funciona fisiológicamente el organismo cuando se encuentra bajo las influencias de las sustancias tóxicas.  Suponía que sería suficiente para desvanecer cualquier idea que sostenga que la sanación puede efectuarse por medio de agentes extraños.

Sí, es cierto que estaríamos mucho mejor sin los médicos, los erróneamente llamados doctores y los denominados sanadores.  Lo que necesitamos son profesores que ayuden a la gente a ver sus errores en lo que concierne a la salud.  Profesores que les guíen por la verdadera senda biológica para que desarrollen unas vidas sanas y felices.

En primer lugar, debemos recordar que la naturaleza nunca desarrolló a los humanos y otros animales para que necesitaran los remedios, y en segundo lugar, nunca creó remedios.  Estas interpretaciones que los humanos errantes han atribuido a las enfermedades y a los fenómenos sanativos se basan en unas apariencias ilusorias.  El único remedio para la enfermedad es la capacidad que posee el organismo de reponerse una vez que se ha suprimido el asalto.

PREGUNTA: ¿Entonces las causas de las enfermedades no son los gérmenes y los virus? ¿Por supuesto no podrá afirmar que millones de médicos de todo el planeta están equivocados en este punto?

PROFESOR: Profundizaremos en este tema en posteriores lecciones, pero la respuesta es no: los gérmenes no causan la enfermedad.  Pueden, a lo peor, complicarla una vez que haya surgido.  Las bacterias son nuestros socios simbióticos de la vida.  Los socios se aprovechan mutuamente para obtener mayores beneficios.  La existencia de los virus no es más que un mito de la medicina.  Si las enfermedades aparecen por la acumulación de residuos metabólicos que no se han eliminado, a lo que le denominamos virus, los médicos se apuntan un tanto.  Sin embargo, nosotros, los higienistas, llamamos a los residuos metabólicos retenidos, deshechos, no virus.  Los «virus» no son más que los residuos proteínicos de las células muertas.  Su acumulación puede precipitar en el cuerpo una crisis de sanación.  Cuando esto sucede, el cuerpo humano comienza a enviar bacterias a la zona para ayudar en las labores de limpieza, pero las bacterias no provocan el problema.  Para encontrar cuáles son las verdaderas causas debemos buscar en los hábitos y la forma de vida del paciente.  Una vez que se supriman estos malos hábitos y forma de vida, cesará la acumulación de sustancias tóxicas y, en consecuencia, también cesará la necesidad de la enfermedad y la crisis de sanación.  A partir de este momento, gozará de una salud libre de toda enfermedad.

PREGUNTA: Usted dice que toda enfermedad es un estado anormal, sin embargo todo el mundo ha caído enfermo una que otra vez.  ¿Usted nunca ha enfermado? ¿Si todo el mundo se pone enfermo, no debería afirmar que la enfermedad es algo completamente normal?

PROFESOR: Si, es innegable que la enfermedad y el malestar son dos estados bastante normales en nuestra sociedad y ésta es una de las razones por la que se necesita un gran número de higienistas inteligentes para poner fin a este misterio.

Sin embargo, no caigamos en el error de confundir qué es normal en la naturaleza y qué es normal en una sociedad viciada.

La enfermedad es una respuesta corporal normal a una condición tóxica anormal.  Pero debemos reconocer que la condición tóxica es anormal.

PREGUNTA: Usted habla del Higienismo como una panacea.  La aspirina cura el dolor de cabeza, al menos por un momento.  ¿Puede el Higienismo curar un dolor de cabeza?

PROFESOR: Toda las prácticas que, en su conjunto, denominamos Higienismo son, de hecho, una panacea, un curalotodo.  La dieta correcta y las formas de vida sana construyen la salud, no la enfermedad.  La aspirina no «cura el dolor de cabeza», es más, además de no eliminar el problema, provoca la existencia de una mayor cantidad de sustancias tóxicas.  La aspirina sólo paraliza o incapacita el sistema nervioso de nuestro cuerpo.  La temperatura no altera sólo porque se retiren todos los termómetros.  La prueba de que el cuerpo expulsa finalmente la aspirina de su dominio y restablece el proceso que provoca otro dolor de cabeza, es una clara indicación de que los fármacos no resuelven los problemas.

Si realizamos el régimen recomendado por el Higienismo, desaparecerán todas las causas del dolor de cabeza y se establecerán las causas de la salud.  Esta es la única solución al problema de la enfermedad y el malestar.  Si no existe ninguna causa, no existirá ninguna enfermedad.  Si sólo existen las causas de la salud, sólo existirá la salud.

RESUMEN DE LA LECCIÓN

En esta primera lección hemos introducido el Higienismo o Higiene Natural y los conceptos fundamentales que lo encarnan.

El concepto principal es que la salud es un estado normal para toda la vida, que los organismos evolucionan cuando consiguen sus necesidades de forma correcta y que sufren cuando no las alcanzan o lo hacen de forma incorrecta.

Otro concepto es que el individuo es sagrado y de un gran valor.  El Higienismo cree en la dignidad de todos los individuos y lucha por afianzar las bases biológicas en las formas de vida humanas para que los individuos aprovechen al máximo su potencial.

Otra premisa es que la vida existe para disfrutarla y que el deleite se basa en el bienestar y en la salud fisiológica.

Hemos aprendido que los organismos son entidades independientes capaces de sostener sus estados saludables cuando gozan de todas sus necesidades naturales.

Hemos aprendido que la sanación es únicamente un proceso biológico.  También hemos aprendido que este proceso no puede recibir ninguna asistencia que no sea el establecimiento de las condiciones favorables para el descanso, relajación y tranquilidad.

Asimismo, hemos aprendido que el concepto de curación es completamente erróneo y lleno de tensión y que posee graves consecuencias para los que se encuentran adscrito a cualquiera de las escuelas de «curación».

Del mismo modo, hemos aprendido que la salud es y vislumbra las condiciones y formas de vida de la salud.

Por último, hemos aprendido que el perfecto estado de salud es normal para los humanos, al igual que lo es para otros animales, y que para conseguirla y encontrar sus requisitos basta con regular nuestro entorno y a nosotros mismos.

HOJAS DE TRABAJO.  Primera lección

Rellene los huecos con la palabra o palabras apropiadas .

1) Todas las alteraciones que sufre el cuerpo son provocadas por una .

2) El sistema de salud del Higienismo se basa por completo en los principios y hábitos que se encuentran en armonía con nuestra (dos palabras).

3) El doctor Isaac Jennings descubrió como la coincidía perfectamente con la mejoría de los pacientes (tres palabras).

4) Nuestras adaptaciones biológicas, es decir, la forma en que nuestros cuerpos se desarrollaron en un estado.  de la naturaleza, determinan cuáles son nuestras y cómo llegar hasta ellas.

5) La clave para alcanzar el máximo estado de bienestar es por medio de unas formas de correcta biológicamente.

6) El malestar y la enfermedad son eliminativas.

7) El es un descanso profundo.

8) La mejor forma de ayudar al cuerpo cuando se encuentre enfermo es de forma inteligente,

(tres palabras) y establecer, al mismo tiempo, las de salud.

9) Las se deben a unas formas de vida impropias, especialmente malas dietas.

10) El Higienismo es para los seres humanos los mismo que

los para los animales.

Elija la respuesta más apropiada

1) El organismo humanos se:

  1. a) autodirige.
  2. b) autorepone.
  3. c) autoconstruye.
  4. d) autodefiende.
  5. e) todo lo mencionado.

2) ¿Quién fue el higienista más notable del siglo veinte?

  1. a) Hereward Carrington.
  2. b) Isaac Jennings.
  3. c) Herbert Shelton.
  4. d) Sylvester Graham.

3) La enfermedad aparece por:

  1. a) una invasión de bacterias y virus.
  2. b) no realizarse pruebas frecuentemente.
  3. c) la reducción de energía de los nervios y la consecuente toxemia.
  4. d) una falta de vitamina y suplementos minerales.
  5. e) todo lo mencionado.

4) El Higienismo es:

  1. a) una filosofía de vida.
  2. b) una forma de vida.
  3. c) un esfuerzo intelectual.
  4. d) una forma de vida científica.
  5. e) todo lo mencionado.

5) Los fármacos, hierbas y tratamientos:

  1. a) pueden ayudar a superar la enfermedad, al menos en algunos casos.
  2. b) crean enfermedades adicionales.
  3. c) establecen las condiciones de salud.
  4. d) son necesarios para superar las infecciones.
  5. e) todo lo anterior.

6) ¿Por qué los medicamentos algunas veces paran o suprimen los síntomas de la enfermedad?

  1. a) porque curan la condición.
  2. b) porque el organismo desvía sus energías para expulsar los medicamentos.
  3. c) porque restauran la normalidad del cuerpo.
  4. d) porque eliminan o convierten en inofensivos a los microorganismos responsables de los síntomas.
  5. e) todo lo anterior.

7) Nuestros hábitos alimenticios deberían determinarse por:

  1. a) nuestras adaptaciones fisiológicas.
  2. b) nuestras condiciones sociales.
  3. c) los alimentos de nuestro entorno.
  4. d) la forma de nuestro cuerpo.
  5. e) nuestras preferencias gustativas.
  6. f) todo lo anterior.

8) La salud es:

  1. a) la ausencia de enfermedad.
  2. b) no sólo estar libre de cualquier enfermedad y dolor, sino también sentirse realmente bien.
  3. c) una condición de perfecto desarrollo y funcionamiento donde todos los órganos del cuerpo funcionan en armonía.
  4. d) la cooperación armoniosa de organismos distintos para un mutuo beneficio.
  5. e) la ciencia que se encarga de estudiar todo lo relativo al bienestar humano.
  6. f) todo lo anterior.

9) La salud se puede alcanzar por medio de:

  1. a) ciertos medicamentos, en algunos casos.
  2. b) restaurando el flujo de energía nerviosa.
  3. c) realizando bastante ejercicio.
  4. d) realizándose un buen diagnóstico y empleándose el tratamiento adecuado.
  5. e) viviendo única y exclusivamente de forma sana.
  6. f) todo lo anterior.

Responde a las siguientes afirmaciones señalando con una V, si es verdadera o con un F, si es falsa.

1) En el campo de la salud, la palabra normal se suele emplear erróneamente con el significado de corriente.

2) En nutrición, la palabra natural significa que procede de una planta o de cualquier otra fuente natural.

3) La ciencia de la vida, también conocida como Higienismo, se basa en unos principios científicos.

4) Los síntomas de la enfermedad son pruebas del proceso de sanación del cuerpo.

5) Los cambios que se produzcan en nuestro entorno externo alteran nuestras necesidades internas.

6) Las fiebres no son perjudiciales.  De hecho, el organismo las produce para ayudar en el proceso de purificación.

7) Las enfermedades siempre aparecen si no se previenen o evitan.

8) Las hierbas interfieren en el proceso de purificación vital del organismo, en las funciones de recuperación y en las funciones orgánicas normales.

9) Los fármacos y los medicamentos a veces incrementan o mejoran la vitalidad corporal.

10) El organismo se autosana por completo.

11) El malestar y la enfermedad no son inevitables en las vidas de los seres humanos.

12) En realidad no existe ninguna medicina como sustancia curativa, puesto que toda sanación se debe a un proceso de autosanación.

Responda de forma breve cada una de las preguntas en el espacio que aparece debajo.

1) Enumera las dos fuentes de toxinas corporales y defínelas de forma breve.

2) Como profesional de la salud, aprenderá dos cosas básicas que debe tener en cuenta al tratar con sus pacientes.  Cítelas.

3) Enumere diez de las necesidades del organismo humano más importantes.

4) ¿Qué efecto tiene sobre el organismo las vacunas, los fármacos, los medicamentos y los tratamientos?

5) Escriba las tres clases de comidas básicas a las que los seres humanos se encuentran adaptados para comer.

6) ¿Cómo se consigue una recuperación de la forma más rápida y efectiva?

RESPUESTAS A LAS HOJAS DE TRABAJO

Rellene los huecos

1.- causa.  Las alteraciones o las enfermedades aparecen sólo por las causas que el paciente adopta en sus formas de vida.

2.- herencia biológica.  Adaptaciones fisiológicas, mandatos naturales y otras respuestas similares también servirían.

3.- disminución de fármacos.  Descubrió que ningún fármaco funcionaba mejor que el sometimiento del paciente a un verdadero régimen de ayuna, con la administración de placebos por causas psicológicas.

4.- primitivo.  necesidades.  En lugar de primitivo, también serían válidas las palabras pristino o salvaje y en el caso de necesidades también valdría requisitos.

5.- vida.

6.- crisis.  Otras palabras similares, como procesos, también servirían.  Las enfermedades son procesos dirigidos y creados por el organismo para expulsar una acumulación de sustancias nocivas y reponerse de los daños.

7.- ayuno.  Abstenerse de comer es sólo una forma de ayuno.  Otras formas son la abstención de actividades emocionales, sensoriales y físicas.

8.- no haciendo nada.  condiciones (requisitos, necesidades o exigencias).  Puesto que sabemos que el organismo es autosuficiente en todos los aspectos, no nos queda otra solución que dejarlo solo.  Podemos interferir, pero nunca ayudarlo.

9.- enfermedades.  (malestar, sufrimiento, dolencia, indisposición, etc., también sirven)

10).- instintos.  Siguiendo los instintos innatos, los animales gozan en su hábitat natural al 100% de un perfecto y efectivo sistema de salud.

Elija la respuesta correcta

1.- e.

2.- c.  Únicamente los doctores Carrington y Shelton pertenecen al siglo veinte.  Sin embargo, el trabajo del doctor Shelton sobrepasa en cantidad, perspicacia y profundidad los excelentes trabajos del Hereward Carrington.

3.- c.  Las bacterias no son las causantes de las enfermedades.  El cuerpo las envía a la zona como devoradores simbióticos para ayudar en las labores de limpieza de sustancias tóxicas.  Los virus como entidades vivas no existen.  Lo que se llama «virus» sólo son los restos de las células muertas y si no se eliminan pueden ser nocivas para el organismo.

4.- e.

5.- b.  Los fármacos, hierbas, tratamientos y otras modalidades adventicias interfieren en el proceso de enfermedad del organismo, pero no pueden ayudarlo.  Lo que provocan son mayores problemas o enfermedades adicionales.  La «infección» es uno de los métodos que el cuerpo humano utiliza para expulsar materiales tóxicos, células descompuestas, etc.  Los fármacos, hierbas y otras modalidades inhiben el proceso expulsivo del organismo denominado infección.

6.- Los fármacos, hierbas, etc., no tienen, bajo ningún concepto, la inteligencia y el poder de corregir los problemas corporales.  No le suministran ninguna de sus necesidades.  Las energías sanativas del cuerpo deben redirigirse para expulsar el fármaco o la hierba.  Los síntomas desaparecerán o disminuirán una vez se haya cumplido esta misión.  Aunque los fármacos y las hierbas eliminen la flora bacterial del estómago y de aquellas zonas donde se encuentren los órganos o tejidos afectados, las bacterias no son los responsables de la enfermedad.

7.- a.  Ésta es la respuesta adecuada, ya que nuestras adaptaciones fisiológicas se encuentran en armonía con nuestras necesidades biológicas.  Las condiciones sociales son por lo general un determinante de lo que comemos, aunque no debería ser así.  Normalmente nos vemos obligado a comer los alimentos que se encuentran disponibles en nuestro entorno, sin preocuparnos en pensar si son o no adecuados.  Nuestro organismo es del tipo humano, y como tal es frutívoro.  La existencia de diversos tipos de organismos humanos no tiene nada que ver con esto.  Sucede los mismo que ocurre con las clases abejas, que sin importar las variaciones, se alimentan en la naturaleza de néctar y polen.  Nuestras preferencias gustativas primitivas se encontraban en armonía con nuestra dieta instintiva, por lo que nos alimentábamos por lo general de frutas dulces.  El gusto no puede actuar como guía dentro del contexto de las perversiones que se han efectuado sobre el gusto.

8.- c.  La ausencia de síntomas o de una patología visible no significa que gocemos de una buena salud.  Tampoco lo significa el hecho de que nos sintamos realmente bien, aunque en un estado de salud tengamos una ausencia de enfermedad y nos sintamos bien.  La respuesta (d) se refiere a la simbiosis.  La salud no es una ciencia, sino una condición de perfección.

9.- c.  Los medicamentos, al ser tóxicos, no pueden producir un estado de salud.  La restauración del flujo de la energía nerviosa tampoco causa una sanación, puesto que sería necesario una gran cantidad de energía para iniciar y dirigir dicho proceso.  Pensar que la energía nerviosa existe, pero que no puede fluir por culpa de unas obstrucciones, es una suposición absurda y rancia.  La verdad es que esta energía es insuficiente por culpa de una falta de generación, o debido a que se han obtenido más necesidades de las normales.  Hacer mucho ejercicio no es la causa principal de la existencia de un buen estado de salud, aunque sí es esencial para un régimen de salud.  Ningún diagnóstico o tratamiento existente puede producir una pizca de salud ─sólo pueden dañarla─.  Ésta sólo es posible por medio de una vida sana, que consiste en encontrar las necesidades orgánicas dentro del contexto de sus condiciones.

VERDADERO O FALSO

1.- Verdadero.  La palabra normal significa lo que es natural para el organismo humano.  No tiene nada que ver como lo que se considera como normal en una sociedad pervertida.

2.- Falso.  La palabra natural significa que los alimentos reúnen nuestras necesidades y adaptaciones biológicas.  La planta del tabaco, de la belladona, de la dedalera, así como miles de planta y frutas, crecen en un estado salvaje y por lo tanto son naturales.  Sin embargo, los humanos la han envenenado mortalmente.  La palabra natural se utiliza en tanto que sea natural para nosotros.

3.- Verdadero.  El sistema que se encarga de todas las necesidades de la vida es científico.

4.- Verdadero.  La recuperación orgánica de todas las energías de sus canales habituales y su envío para realizar labores de limpieza y reparación son pruebas claras de los procesos denominados síntomas.

5.- Falso.  El organismo debe mantener el equilibrio interno, sin tener en cuenta las condiciones externas.

6.- Verdadero.  El organismo nunca se daña asimismo.  Las fiebres son inflamaciones intensas producidas por el organismo para acelerar el proceso de purificación y sanación.

7.- Falso.  Las enfermedades no son inevitables.  No aparecerán a menos que haya causas para ello.  La única causa es la toxemia.

8.- Verdadero.  Las hierbas también deben considerarse como fármacos y, como tal, son tóxicas.

9.- Falso.  Los fármacos son siempre y, bajo cualquier condición, nocivos.  Provocan que el organismo pierda, en vez de recuperar, vitalidad.  El rápido desgaste que ocasionan en el cuerpo humano debido a su esfuerzo para expulsarlos, agota las energías corporales y destruye sus facultades.

10.- Verdadero.

11.- Verdadero.  La enfermedad y el malestar aparecen sólo cuando el paciente ha provocado, por culpa de sus hábitos, una acumulación de materiales tóxicos que no se han eliminado.

12.- Verdadero.  La existencia de la medicina como un «agente sanativo o curativo» es una pura ilusión.  Es absurdo creer que cualquier cosa externa al organismo goce de la inteligencia, facultad y poder para resolver los problemas corporales, limpiarlos y resolverlos.

RESPUESTAS A LAS BREVES PREGUNTAS

1.- (1) Fuentes exógenas.  Las toxinas externas se ingieren a través de las malas comidas, bebidas, condimentos, fármacos, alimentos cocinados, etc., y se encuentran sin eliminar dentro del cuerpo debido a una insuficiencia energética que se encargue de su expulsión.

(2) Fuentes endógenas.  Los residuos corporales no se han eliminado por culpa de una insuficiencia de energía provocada por una generación inadecuada o un desgaste extraordinario.

2.- Como un profesional de la salud, aprenderá cómo guiar a sus pacientes a alcanzar dos pasos fundamentales en la restauración de la salud:

(1) cómo eliminar las causas de la toxicidad orgánica y (2) cómo establecer las condiciones de la salud.

3.- Existen 19 factores de vida fundamentales que se encuentran en el programa para una salud perfecta.  Entre ellas debemos destacar el aire puro, el agua pura, los alimentos biológicamente adaptados, la luz del sol, la temperatura agradable, el descanso, dormir, la actividad o el ejercicio, el equilibrio emocional, la seguridad de vida y sus medios, pertenecer a un círculo, grupo, familia u otro consorcio de seres humanos, la expresión de las facultades reproductivas, la dirección y motivación, el trabajo útil y creativo, etc.

4.- Toda sustancia nociva introducida en el organismo interfiere en las funciones corporales, destruyéndolas o modificándolas patológicamente.

5.- (1) frutas, (2) vegetales y (3) nueces y semillas.

6.- Interrumpiendo sus causas y aportando las condiciones favorables para la sanación.  La condición más efectiva bajo la que el organismo pueda restaurarse y conseguir de nuevo su funcionamiento normal es el ayuno.