Lección 016 – Nutrición, mente y emociones

EL SISTEMA DE SALUD DEL HIGIENISMO

Copyright 1986 LIFE SCIENCE INSTITUTE

La Ciencia de la Nutrición

TERCERA PARTE:

FACTORES NO DIETÉTICOS DE LA NUTRICIÓN

LECCIÓN DECIMOSEXTA:

 NUTRICIÓN, MENTE Y EMOCIONES

LIFE SCIENCE INSTITUTE

TEMA : La nutrición adecuada  nos garantiza el bienestar mental y emocional

PROFESOR: Mike Benton

* Generalidades

*Objetivos de esta lección

* Definiciones

* Conceptos clave

* Hechos destacados

* Esquema global de la lección

* Presentación de la lección

* Preguntas sobre la lección

* Resumen de la lección

* Textos complementarios

* Hojas de trabajo

* Respuestas

GENERALIDADES

     El bienestar mental y emocional depende una nutrición adecuada. El cuerpo y  la mente están estrechamente relacionados, y lo qué le afecta a uno también afecta al otro.

     Una dieta óptima puede asegurarnos la salud mental y emocional, al igual que garantiza una salud física radiante.Si comprendiéramos el complicado papel que la nutrición desempeña en la salud de la mente y las emociones, podríamos responsabilizarnos plenamente de nuestro bienestar en todas las etapas de nuestra existencia.

OBJETIVOS

     Al término de esta lección, el estudiante debería ser capaz de:

1. Comprender cómo una dieta óptima puede contribuir al bienestar mental y emocional además del bienestar físico.

2. Conocer las enfermedades mentales que pueden darse cuando existen deficiencias nutricionales.

3. Razonar sobre cómo ciertos «alimentos» pueden favorecer el desarrollo de estados emocionales negativos al introducir toxinas en el cuerpo.

4. Comprender que la mayoría de nuestras elecciones y preferencias alimenticias están dictadas por asociaciones emocionales del pasado con estos alimentos.

5. Darse cuenta de que los alimentos de bajo valor nutricional no sólo tienen efectos nocivos sobre  nuestra salud emocional, sino que nuestros estados emocionales influyen a menudo sobre la elección de ciertos alimentos.

6. Entender cómo nuestro estado emocional influye sobre la digestión y asimilación de los alimentos que consumimos.

DEFINICIONES

     Las definiciones de palabras inusuales e ideas nuevas introducidas en esta lección aparecen enumeradas más adelante en orden alfabético. También incluimos en esta lista palabras de uso más frecuente empleadas con un significado más amplio o diferente.

AFIRMACIÓN: Declaración hablada o escrita sobre atributos personales, metas o ideas.

NEUROSIS DE ANSIEDAD: Trastorno caracterizado por sentimientos de miedos exagerados, nerviosismo y aprensión.

ANOREXIA NERVIOSA: Alteración caracterizado por la abstinencia de alimento hasta llegar a la inanición debido a un trastorno emocional.

IRRITABILIDAD: Reacción excesiva a el estrés normal.

SUSTANCIAS NO NUTRITIVAS : Sustancias que alteran el equilibrio nutricional del cuerpo y no le proporcionan ninguna nutrición.

ALIMENTOS RECOMPENSA: Sustancias que se comen debido a asociaciones emocionales del pasado con la aprobación y el beneplácito de los padres (e.g., helado).

ESQUIZOFRENIA: Estado mental caracterizado por sentimientos de alteraciones en el pensamiento y en la conducta, pérdida del contacto con el entorno y desintegración de la personalidad.

CONCEPTOS CLAVE

1. La nutrición determina nuestra salud mental porque el cerebro es un órgano que depende de una corriente sanguínea sana que tenga suficientes nutrientes para funcionar de forma eficaz.

2. Los alimentos que pueden alterar el equilibrio nutricional del organismo también pueden alterar el equilibrio mental y emocional.

3. Los alimentos que contienen toxinas favorecen la aparición de disfunciones mentales y perturbaciones emocionales.

4. Nuestras elecciones alimenticias están determinadas la mayoría de las veces por nuestro estado emocional más que por un proceso racional o por una verdadera necesidad fisiológica.

5. Nuestro estado emocional cuando comemos influye considerablemente sobre nuestra capacidad para digerir y asimilar los alimentos.

6. Una dieta óptima para tener una salud mental y emocional es aquella que nos proporciona todos nuestros nutrientes vitales, apenas deja toxinas en el cuerpo y nos ayuda a mantener nuestro equilibrio nutricional natural.

HECHOS DESTACADOS

1. La salud de la mente y emociones puede verse afectada por una dieta carente de nutrientes vitales o por alimentos que alteran el equilibrio del organismo. Una nutrición adecuada es aquella que garantiza el bienestar del cuerpo y de la mente.

2. Comer cuando experimentamos emociones negativas como miedo, ansiedad, estrés, etc., es perjudicial para el cuerpo. En esos momentos el alimento no puede digerirse debido a los procesos fisiológicos que acompañan a dichas emociones fuertes.

3. Se puede mantener una buena dieta si comprendemos que muchos de los alimentos que comemos los elegimos debido a que tenemos asociaciones emocionales del pasado y de la infancia con esos alimentos. Si comemos con el deseo de mejorar la salud, podemos suprimir esos alimentos perjudiciales que han formado parte de nuestra dieta debido únicamente a nuestros condicionamientos sociales o culturales.

4. Comer en exceso o comer poco son ambos dos problemas emocionales. Una dieta adecuada nos ayuda para que no experimentemos esas emociones que nos impulsan a tener una amplia variedad en nuestra dieta.

5. A medida que mejoramos nuestra dieta, estamos ayudando también a nuestros estados emocionales y mentales. A medida que nuestro bienestar emocional y mental aumentan, es más fácil mantener una buena dieta. Ambos están interrelacionados.

6. Los alimentos no pueden utilizarse para resolver problemas emocionales. No debemos comer con la intención de calmar nuestros sentimientos heridos o para «recompensarnos.» Los alimentos que se comen cuando estamos relajados y felices  son los más benficiosos.

ESQUEMA GLOBAL DE LA LECCIÓN DECIMOSEXTA

I. INTRODUCCIÓN

     A. El bienestar mental depende de una buena nutrición

     B. Las emociones y su relación con la dieta y la salud

II. CÓMO LOS ALIMENTOS AFECTAN LA SALUD MENTAL Y EMOCIONAL

     A. Clasificación de los alimentos

        1. Alimentos puros

        2. Alimentos estimulantes

        3. Alimentos impuros

     B. Dos maneras en que los alimentos afectan a nuestra mente y emociones.

     C. Ladrones de nutrientes

        1. Azúcar

        2. Cafeína, nicotina y alcohol

III. ASPECTOS EMOCIONALES DE LA DIETA Y LA DIGESTIÓN

     A. Cómo las emociones negativas inhiben la digestión

     B. Cómo las emociones positivas favorecen la digestión

     C. Factores emocionales y alimentos que elegimos

     D. Gustos y aversiones alimenticios

     E. Emociones y la cantidad de alimentos que comemos

        1. Comer en exceso

        2. Comer poco y hacer dieta

     F. La dieta y el ego

IV. MÉTODOS PARA SUPERAR EL CONDICIONAMIENTO EMOCIONAL

     A. Afirmaciones

     B. Somos los únicos responsables de nuestra salud mental y emocional

V. LA DIETA ÓPTIMA PARA TENER SALUD MENTAL Y EMOCIONAL

NUTRICIÓN, MENTE Y EMOCIONES

por Mike Benton

INTRODUCCIÓN

El bienestar emocional depende de una buena nutrición

     La nutrición adecuada no es sólo la base de la salud física, sino que también es el requisito previo para gozar de un bienestar emocional  y mental. «Mente sana en cuerpo sano» es como los griegos de hace dos mil años expresaban esta relación. Hoy en día empleamos términos como psicosomático, salud holística, dietética, etc. que también describen el conocimiento cada vez mayor de que la salud de la mente es inseparable de la salud del cuerpo.

     Esta observación no en absoluto sorprendente. Las enfermedades y la mala salud física dan lugar a sentimientos de ansiedad, preocupación y depresión. Igualmente, el estrés mental y el trastorno emocional pueden contribuir a muchas enfermedades que normalmente se piensa que tienen un origen físico. Tan interdependientes son la salud del cuerpo y de la mente que no puede existir una «persona deprimida sana» ni un «individuo esquizofrénico físicamente sano.»

     Podemos afirmar que la salud física radiante produce un equilibrio emocional  y mental y que una mente tranquila y clara produce bienestar físico. No cabe duda de que un estado mental y emocional saludable se puede asegurar gracias a una buena nutrición.

     El hecho de que el bienestar mental dependa de la nutrición  debería ser obvio si tenemos en cuenta que la calidad de nuestra sangre determina la calidad de nuestros pensamientos. Al igual que los demás órganos, nuestro cerebro recibe su sustento a través del oxígeno y nutrientes transportados en la corriente sanguínea. Si se extrajera casi toda la sangre del cerebro, nos desmayaríamos. Si se vaciase al cerebro de sangre por un breve espacio de tiempo, moriríamos.

     Cuando el contenido de oxígeno de la sangre desciende debido a una mala respiración, el oxígeno del que el cerebro puede disponer también desciende, y nos sentimos débiles y apáticos.Nuestros procesos mentales se hacen lentos y confusos.

     Si a la corriente sanguínea le faltan nutrientes vitales, o si están circulando toxinas por el cuerpo, el cerebro se verá afectado exactamente igual que el hígado, los riñones, los huesos y los músculos.

     En casos extremos de una corriente sanguínea tóxica o de que las cantidades de nutrientes sean escasas, pueden producirse enfermedades mentales. Estas enfermedades son evidentes incluso para el observador fortuito. Sin embargo, en los casos más sutiles de «envenenamiento de la sangre» ocasionado por una mala nutrición, la mente también resulta muy afectada.

     De hecho, la mayoría de la población nunca ha disfrutado de una salud mental completa  porque sus corrientes sanguíneas, que nutren al cerebro, están contaminadas constantemente. Pocas personas han experimentado la claridad cristalina de una percepción mental aguda que acompaña a una corriente sanguínea purificada.  Por consiguiente, la mayoría de la gente acepta sus temores y frustaciones diarias como algo natural. Sin embargo, con la nutrición óptima nuestro bienestar mental no tiene porque verse en esa tesitura

Las emociones y su relación con la dieta y la salud

     Las emociones también desempeñan un papel complejo. Influyen en la elección de la dieta y en la utilización de los nutrientes por parte del cuerpo. De hecho, quizás la razón más importante por la que una nutrición óptima no sea aplicada universalmente sea que comer tiene tantas connotaciones emocionales. Para muchas personas, la comida y el alimento están relacionados con los estados emocionales de placer, dolor, recompensa, castigo, etc.

     Todos nosotros tenemos asociaciones agradables y desagradables con los alimentos y nos resistimos a cambiar esas asociaciones. Como resultado de eso, la persona normal a menudo piensa que la nutrición adecuada significa dejar los alimentos que emocionalmente favorecen y comer aquellos que odian. «Si sabe bueno, engorda» es el típico chiste entre los que hacen dieta.

     No sólo estas emociones influyen en nuestra elección de la dieta, sino que la dieta a su vez influye sobre las emociones. Ciertos alimentos hacen estragos en el nivel de azúcar de la sangre, haciendo que las personas pasen por periodos de depresión e irritabilidad. Otros alimentos convierten a niños tranquilos en ruidosos e hiperactivos, mientras que ciertos alimentos, como las barras de chocolate acarameladas, se sabe que desencadenan ataques esquizoides en individuos susceptibles.

     Es obvio que la nutrición desempeña un papel vital en nuestra salud mental y emocional. Al estudiar este papel en detalle, podemos descubrir la dieta óptima y las actitudes mentales y emocionales adecuadas que fomentan la salud total en el individuo.

CÓMO LOS ALIMENTOS INFLUYEN SOBRE LA SALUD MENTAL Y EMOCIONAL

     En una interesante historia sobre una familia que seguía una dieta óptima a base principalmente de frutas frescas, complementada por algunos furtos secos y semillas, los tres niños de la familia habían estado siguiendo una dieta de predominantemente fruta durante varios años. Durante ese periodo, su comportamiento fue excelente. Eran agradables y simpáticos con sus padres y con los demás. Cooperaban en el trabajo y jugaban sin ninguna muestra de irritabilidad.

     A modo de experimento, la madre les dio de comer un día varias rebanadas de pan integral. Una hora después de comer, los niños se estaban peleando entre ellos y tenían varios accesos de cólera y arrebatos emocionales.

     ¿Casualidad? Quizás, pero consideremos que muchas personas son alérgicas a los productos que contienen trigo y que comer trigo se asocia generalmente a poblaciones belicosas. (Ver las observaciones hechas por J.I. Rodale más adelante en esta lección.)

     La cuestión es que cuando una persona sigue una dieta pura y de alta calidad, cuando consumen alimentos de calidad inferior inmediatamente notan sus efectos en el estado mental y emocional.

     No sólo comer trigo produce problemas de salud y las consiguientes alteraciones emocionales y mentales, sino también comer alimentos altos en grasa tienden a embotar la mente y entorpecer el pensamiento. La digestión de la grasa es tan pesada que mucha sangre se desvía del cerebro hacia el sistema digestivo. A causa de eso, los procesos mentales se hacen más lentos y se produce una depresión leve.

     Los ejemplos anteriores representan sólo casos leves. cuando se consumen alimentos de muy baja calidad, sus efectos sobre la mente y las emociones son más intensos – causando a veces depresiones mentales completas y transformación de la personalidad.  Hablaremos más adelante de los alimentos insanos y sus efectos.

     Los efectos de los alimentos sobre al mente han sido estudiados durante muchos miles de años por los filósofos orientales. Muchos de estos filósofos han ido tan lejos como a clasificar los efectos que muchos de los alimentos que se comen frecuentemente tienen sobre el estado mental.

Clasificación de los alimentos

     Aunque la ciencia occidental recientemente ha descubierto la relación entre los estados mentales y la nutrición, las personas de países orientales eran conscientes de los efectos de la dieta en la mente desde el 4.000 A.C.

     El Bhagavad Gita, un antiguo texto hindú sobre la conducta espiritual, clasificaba los alimentos en tres tipos:

     1) Alimentos puros («sattvic»),

     2) Alimentos estimulantes («rajasic»), y

     3) Alimentos impuros o podridos («tamasic»).

Alimentos puros

     Los alimentos puros, que consisten principalmente de frutas y verduras frescas, se dice que traen calma y tranquilidad  a la mente. Estos alimentos tienen fama de incrementar la claridad de la mente y la dulzura del carácter. Se recomiendan especialmente a aquellos que deseen crecer espiritualmente y lograr una mente reflexiva.

Alimentos estimulantes

     Los alimentos estimulantes incluyen especias, carne, huevos, cebollas, etc., y se dice que crean pasiones animales y que provocan un estado mental intranquilo e insatisfecho. Estos alimentos contribuyen a provocar trastornos nerviosos y arranques emocionales.

Alimentos impuros

     Los alimentos impuros que incluyen alimentos putrefactos, procesados y en conserva, disminuyen la capacidad de pensar, embotan los sentidos y contribuyen al desarrollo de enfermedades mentales crónicas. Aceleran el proceso de envejecimiento y provocan una muerte temprana.

     Independientemente de nuestras creencias religiosas personales, debemos apreciar las concienzudas observaciones hechas miles de años antes por estos estudiantes de la dieta y de la mente. Hace tiempo que sabían, lo que ahora están descubriendo los científicos, que la calidad de nuestro alimento afecta directamente la calidad de nuestros pensamientos.

     En sus relatos sobre Diet and War, J.I. Rodale proporcionó una correlación entre la tendencia de un país hacia la guerra o hacia la paz basándose en su dieta nacional. Descubrió que la actitud nacional era más belicosa y agresiva en proporción a la cantidad de azúcar, carne, productos de trigo y cebada consumidos por su población. A lo largo de la historia, han sido los nómadas comedores de carne los que han hecho la guerra a las tribus agrarias pacíficas.

Las dos maneras en que los alimentos influyen sobre nuestra mente y emociones

     Básicamente, los alimentos influyen sobre nuestro estado mental y emocional de dos maneras:

     1) O bien proporcionan o agotan los nutrientes vitales de los que depende nuestra salud mental y emocional, y

     2) O bien producen o no producen subproductos tóxicos en el cuerpo que envenenan al cerebro y contribuyen a la aparición de problemas emocionales.

     Veamos algunos ejemplos. Comer uvas proporciona a la sangre azúcares y minerales fáciles de asimilar que favorecen la actividad mental; consumir azúcar blanco, por otro  lado, reduce las vitaminas del grupo B del cuerpo, y esto terminará por producir nerviosismo y depresión mental. Comer alimentos crudos y frescos a penas deja sustancias tóxicas en el cuerpo; mientras que comer alimentos en conserva y cocinados satura a la corriente sanguínea con toxinas que envenenenan al organismo e interfieren con la función cerebral.

     Podemos deducir de las observaciones anteriores que la nutrición óptima para tener salud física, mental y emocional consiste en seleccionar alimentos que, en primer lugar, puedan proporcionar al cuerpo todas sus necesidades nutritivas y que no interfieran con el equilibrio nutricional, y, en segundo lugar, a penas tienen subproductos tóxicos.

     Los alimentos que alteran el equilibrio nutricional del cuerpo e intoxican el sistema son los culpables nutricionales de la mala salud  mental y emocional. La mayoría de estos culpables son realemente «sustancias no nutritivas» (como azúcar, alcohol, cafeína, bebidas, etc.) y no tienen un lugar legítimo en la dieta humana.

Ladrones nutricionales

     Cada día millones de personas ingieren diversas sustancias que no tienen ningún valor alimenticio. Peor todavía, estas «sustancias no nutritivas» no sólo no porporcionan los nutrientes necesarios, sino que también roban al cuerpo minerales vitales, vitaminas, etc. Estas sustancias no nutritivas privan al cuerpo de nutrientes y sus efectos sobre la mente y las emociones son muy perjudiciales. Quizás el ladrón nutricional más dañino y nocivo sea el azúcar blanco.

Azúcar

     Los azúcares se encuentran de forma natural en la mayoría de nuestros alimentos. Especialmente alto es el contenido de azúcares de las frutas que suministran al cuerpo y a la mente combustible de alta calidad. Los azúcares en su forma natural tal y como los encontramos en los alimentos frescos y sin procesar son una parte valiosa de la dieta.

     Sin embargo, el azúcar blanco refinado es una amenaza química porque carece de minerales esenciales y de las vitaminas del grupo B para su metabolización. Por ello, el cuerpo se ve obligado a recurrir a sus propios minerales y vitaminas del grupo B para utilizarlos en la metabolización del azúcar refinado. La reducción de vitaminas y minerales del cuerpo, causada por el consumo de azúcar, perturba el equilibrio nutricional del organismo y predispone al individuo a enfermedades mentales y emocionales que tienen sus raíces en deficiencias nutricionales.

     El azúcar blanco provoca arrebatos emocionales, especialmente en niñas y adolescentes. Digno de destacar es el descubrimiento de que los delincuentes juveniles de Chicago por término medio consumían tres veces más azúcar blanco en su dieta que los no delincuentes. Las escuelas que han eliminado las máquinas expendedoras de refrescos y caramelos han descubierto que el vandalismo y el absentismo también disminuyen.

     El consumo de azúcar a largo plazo, del que abusa la mayoría de la población americana, produce problemas crónicos en el cual el azúcar de la sangre que pueden manifestarse como diabetes o hipoglucemia. Las personas con problemas de azúcar en la sangre son propensas a periodos de depresión, irritabilidad y ataques nerviosos. Es frecuente experimentar «sacudidas nerviosas» cuando el nivel de azúcar en la sangre sube y baja.

     Una bajada anormal de los niveles de azúcar en la sangre es terrible -envía ondas de choque a través de cada célula en el cuerpo y afecta al cerebro y al sistema nervioso sobre todo. El resultado es un estado mental errático, y algunos de los síntomas que lo acompañan son: dolores de cabeza, fatiga, insomnio, irritabilidad, accesos de llanto, crisis nerviosas, preocupación excesiva, incapacidad para concentrarse, depresión, falta de memoria, pensamientos suicidas, miedos ilógicos, alergias, etc.

Cafeína, nicotina y alcohol

     Además del azúcar, algunos otros ladrones nutricionales son el cigarrillo, la taza de café y el martini.

     La nicotina, tal como se obtiene al fumar el tabaco,aumenta la disfunción metabólica. Daña la absorción de vitamina C e interfiere con la circulación de la sangre. Al estrechar los vasos sanguíneos, la nicotina roba al cerebro sus nutrientes esenciales, especialmente la glucosa de la sangre, su combustible principal. De hecho, no sólo la nicotina inhibe la absorción de la vitamina C, sino que realmente destruye algo o toda la vitamina C que hay en la sangre. Uno de los efectos mentales de la disminución de vitamina C es una mayor irritabilidad. Los fumadores tienden a irritarse fácilmente y a menudo tienen arranques emocionales.

     La droga cafeína que se encuentra en el café, té, bebidas de cola y chocolate, provoca alteraciones emocionales, incluyendo ansiedad. De una a tres tazas de café contienen suficiente cafeína para causar ansiedad y otras alteraciones emocionales. La cafeína también estimula la secreción de insulina, perturbando el nivel de azúcar en la sangre.

     El alcohol también perturba el nivel de azúcar en la sangre. De hecho, entre un 70 y 90% de todos los alcohólicos tienen el azúcar sanguíneo bajo. Como resultado de una serie de estudios, se descubrió que la mayoría de los alcohólicos padecen una deficiencia de niacina (vitamina B3) que da lugar a periodos de depresión y sentimientos de falta de autoestima. Estos estados emocionales pueden hacer que se beba más alcohol en un intento para huir de esos sentimientos.

     Todos los ladrones nutricionales mencionados anteriormente tienden a ser perpetuadores, es decir, crean las mismas condiciones que a menudo hacen que el usuario de estos artículos vuelvan a ellos. Los síntomas de abstinencia de la cafeína, por ejemplo, pueden frenarse bebiendo otra taza de café. La irritabilidad causada por fumar se calma fumando otro cigarrillo. Las «sacudidas» causadas por un periodo de sobriedad pueden eliminarse con otra copa de whiski. La bajada del nivel de azúcar en la sangre  creada por la ingestión de azúcar puede elevarse temporalmente comiendo una barra de caramelo u otro «alimento» azucarado. En resumen todos estos artículos no nutritivos son realmente drogas adictivas al igual que el opio y la heroína. Si estamos verdaderamente preocupados por el «problema de la droga» en America, será mejor que pongamos nuestra casa en orden primero. Esto supimiría la causa de muchos de nuestros problemas mentales y emocionales que se producen por una mala nutrición.

ASPECTOS EMOCIONALES DE LA DIETA Y LA DIGESTIÓN

     Hasta ahora hemos hablado de cómo la nutrición afecta a la mente, conretamente de cómo una deficiencia nutricional puede contribuir a la aparición de enfermedades mentales y emocionales. De igual importancia es darse cuenta de que, aunque la dieta afecta a nuestro bienestar mental y emocional, nuestro estado emocional influencia a su vez la elección de la dieta y lo bien que nuestro alimento se digiere y se asimila.

Cómo las emociones inhiben la digestión

     Depresiones, preocupación, nerviosismo, ansiedad, tensión y otras emociones negativas todas ellas están basadas en la emoción básica del miedo. La preocupación es miedo a lo deconocido; la ansiedad es miedo de situaciones próximas; la tensión es miedo a la gente o exigencias que la gente hace; el nerviosismo es miedo a la propia incapacidad de uno mismo para hacer frente de forma adecuada a las responsabilidades de la vida diaria, etc.

     Cuando el hombre primitivo tenía miedo, generalmente intentaba salir corriendo de la causa del miedo. Cuando los animales tienen miedo, su primer impulso es huir. Sin embargo, el hombre moderno teme las cosas intangibles de la vida. La mayoría de sus miedos son debidos a factores internos, no externos, y no puede huir de ellos.

     Aunque los miedos humanos han pasado de preocupaciones por los animales salvajes de la selva a preocupaciones por los pagos de la hipoteca, etc., las respuestas fisiológicas a estos miedos no han cambiado en millones de años.

     El pánico es una manifestación extrema de miedo, y es instructivo examinar los cambios fisiológicos en el organismo que acompañan a esta emoción.

     Tan pronto como una amenaza para el organismo se manifiesta como un miedo intenso, una compleja cadena de acontecimientos se pone en marcha y terminará por afectar a cada célula del cuerpo.

     En primer lugar, el hipotálamo, glándula situada en la base del cerebro, transmite una serie de señales fuertes a través de la columna vertebral a los centros nerviosos por todo el cuerpo. En la garganta, se liberan cantidades grandes de la hormona tirotópica en el sistema para estimular al organismo. Cerca de los riñones, se produce una gran cantidad de la hormona  adrenocorticotrópica cuando las glándulas suprarrenales se ponen en movimiento. Estas hormonas entonces desencadenan una serie de respuestas programadas por todo el cuerpo.

     Los vasos sanguíneos de la piel y el sistema digestivo sufren un estrechamiento rápido para dirigir la sangre hacia los músculos de los brazos y piernas (de ahí, la expresión  «pálido como la cera»). Esto prepara al cuerpo para la respuesta «huir o luchar» ante el miedo.

     Al mismo tiempo, el bazo se contrae y vierte una gran cantidad de glóbulos blancos y plaquetas en la corriente sanguínea para hacerse cargo de las heridas que puedan producirse. El hígado también envía una gran cantidad de azúcar sanguíneo para alimentar las demandas excepcionales hechas por el sistema estimulado.

     La saliva en la boca se seca puesto que las ganas de comer desaparecen ante el miedo. Las ventanillas de la nariz se dilatan para dejar entrar más oxígeno y las pupilas se dilatan para abarcar más estímulos visuales. En casos de miedo extremo, los gases abdominales se muevan hacia abajo y expulsan fuera del sistema las heces u orina que haya, aligerando de este modo al cuerpo  y preparándolo para la lucha.

     La emoción del miedo produce las reacciones fisiológicas oportunas en el cuerpo para que pueda salir corriendo rápidamente o luchar si se ve acorralado. Estos tipos de cambios en el cuerpo realmente son muy beneficiosos si hay un peligro inminente de daño

     Estas mismas reaciones ocurren, generalmente en un grado menor, ante un miedo intangible como si fuera una amenaza física.

     Si nos preocupamos por los recaudadores de impuestos o por la hora punta de tráfico, nuestros cuerpos experimentan reacciones fisiológicas similares como cuando nuestras vidas se ven físicamente amenazadas.

     Veamos ahora en más profundidad la relación entre el miedo y la digestión.

     En primer lugar, es obvio que nadie cuya vida esté en peligro va a tener apetito.

     El Dr. Herbert M. shelton describió una vez un experimento realizado con un gato que acababa de comer. Se observó el  estómago del gato por rayos X, y la digestión se desarrollaba normalmente. Entonces se introdujo un perro en la misma habitación y el gato se dio cuenta. Inmediatamente se detuvieron todos los procesos digestivos en el gato. Su estómago dejo de moverse y los jugos digestivos dejaron de segregarse. Cuando se llevaron al perro, la digestión del gato se reanudó.

     El alimento no puede digerirse o asimilarse cuando se tiene miedo. Si comemos cuando estamos preocupados, deprimidos, tensos o temerosos, el sistema digestivo no puede manejar el alimento de forma adecuada. Puede ser sólo parcialmente digerido y  acabar fermentando o pudriéndose en el estómago.

     Nunca deberíamos comer cuando estamos alterados emocionalmente o «de mal humor.» Si estamos molestos en cuerpo o mente, no deberíamos comer hasta que nos sintamos mejor y recobremos nuestro equilibrio.

     Más aún, no es una buena idea tratar de comer mientras conducimos, discutimos de negocios o problemas personales, leyendo noticias preocupantes, viendo la televisión o en cualquier situación que pueda  dar origen a emociones intensas.

Cómo las emociones positivas favorecen la digestión

     Hace varios años, la profesión médica diagnosticó a un hombre con cáncer terminal. Le dijeron que probablemente le quedaban cerca de seis meses de vida.

     Le dieron el alta en el hospital y terminó su tratamiento médico cuando regresó a su casa a vivir. Durante los primeros meses estuvo muy deprimido y se pasaba todo el día tumbado en la cama viendo al tele. Tenía dolores constantemente.

     Cada día a última hora de la tarde veía los programas de dibujos animados antes de las noticias de la noche. Siempre se reía con los dibujos y notaba que al final del programa apenas tenía dolores. Sin embargo, volvía a tenerlos cuando veía las noticias.

     Decidió que podría existir una relación entre su risa y la disminución del dolor. Se hizo instalar un video y entonces compró todas las películas de humor que recordaba de su juventud.

     Se veía todas las comedias de payasadas que pudo encontrar durantes horas. Se compró docenas de tebeos y los leyó. Tomó la decisión de reirse lo más posible durante las horas de vigilia.

     Gradualmente, el dolor desapareció. Tras seis meses, todavía estaba vivo y su cáncer se había detenido.

     Las emociones felices influyen sobre los procesos fisiológicos del cuerpo, al igual que las emociones negativas. Cuando estamos contentos, despreocupados y felices, raramente nos ponemos enfermos. Uno de los resultados de un carácter feliz es una mejor digestión.

     Cuando nos sentimos positivos sobre nosotros mismos y nuestro entorno, saboreamos nuestro alimento más y lo asimilamos más fácilmente. Rodearnos de buena compañía, conversación agradable y un entorno saludable hace de comer un placer, y la digestión progresa fácilmente.

     Cuando estamos relajados, nuestro estómago y otros órganos están menos tensos; se sienten menos constreñidos y pueden realizar sus tareas más fácilmente. De hecho, el acto físico de reírse después de una comida permite que el alimento pase más rápidamente a través del tracto digestivo.

     Deberíamos esforzarnos por rodearnos de emociones y pensamientos agradables antes y durante las comidas. Rezar, meditar o un periodo de silencio antes de empezar una comida pueden ayudarnos a «disminuir» nuestras actividades. Al fijarnos un periodo tranquilo antes de empezar a comer, nos alejamos de las emociones apresuradas y pensamientos del día. Nos damos tiempo para renovarnos espiritualmente antes de renovarnos físicamente. Independientemente de nuestras creencias religiosas o falta de creencias, es de sentido común observar un periodo de equilibrio emocional y tranquilidad mental antes de comer. Esto puede tomar la forma de una oración, una afirmación sobre los alimentos que vamos a comer, o simplemente un periodo de silencio donde  anticipamos el disfrute de la próxima comida.

Factores emocionales y alimentos que elegimos

     Comer una dieta óptima sería simple si todos fueramos seres racionales, libres del condicionamiento emocional. Sin embargo, en el reino de la dieta, a menudo las emociones y hábitos del pasado son los reyes y las reinas en vez de la razón y la percepción clara.

     Comemos helados, alimentos picantes, dulces y otros alimentos destructivos básicamente debido a necesidades emocionales y a asociaciones emocionales con estos alimentos – no debido a ninguna necesidad fisiológica auténtica o por una razón premeditada.

     Las personas se encariñan emocionalmente con los alimentos como resultado de experiencias de la infancia, asociaciones pasadas o autocondicionadas. Por consiguiente, ciertos alimentos se comen a menudo durante estados emocionales determinados, como la depresión, etc., o con la esperanza de crear una emoción específica, como la alegría o la felicidad.

     Por ejemplo, el helado frecuentemente se asocia con las recompensas que nos daban en la infancia. Cuando eramos niños, el helado representaba  un regalo o quizás una señal de la aprobación o tolerancia paternas. «Si eres bueno, te compraré un helado,» es una promesa típica de unos padres heridos.

Así, a una edad temprana, el helado se asocia con «ser bueno» y con la aprobación de los padres.  Por consiguiente, cuando hemos sido buenos (como hacer una buena dieta durante unas pocas semanas), decidimos desempeñar los papeles de padre e hijo y premiarnos con un cuenco de helado. Igualmente, si nos sentimos deprimidos o agobiados por los problemas de la vida, podemos comer otros alimentos «recompensa» de la niñez para escapar temporalmente de nuestros problemas de adultos.

     Las fiestas como las Navidades o el dia de Acción de Gracias están estrechamente asociados con fuertes emociones y ciertos alimentos tícos de esas fiestas. Tan fuerte es esta asociación emocional del alimento con la diversión en las fiestas que algunos individuos conscientes de su salud pueden comer pavo, pasteles y dulces en una fiesta en esfuerzo por recuperar los recuerdos de la infancia, además de por obtener la aprobación de los padres en el presente.

     Tengase en cuenta que nos estamos juzgando las asociaciones emocionales y apegos hacia alimento. Hasta cierto punto, todos nuestros gustos o aversiones alimenticias se basan en nuestras emociones. Pocas personas comemos guiándonos por razones puramente racionales, ni es necesario hacerlo así. Lo que es necesario, no obstante, es ser conscientes del papel que las emociones desempeñan en nuestras elecciones alimenticias. Si vamos a comer ciertos alimentos que no son convenientes para la salud debido a un estado emocional alterado, deberíamos ser conscientes de nuestro comportamiento y tratar de abordar nuestros problemas de otra manera además de la comida.

     Los propios alimentos no pueden satisfacer las necesidades emocionales. Si estamos deprimidos, comer galletas de chocolate puede avivar los recuerdos de una niñez sin preocupaciones, pero no suprimen la causa de esa depresión. En vez de eso, los alimentos que estamos comiendo pueden estar creando los problemas emocionales de los que estamos intentando escapar.

     Por ejemplo, en nuestra cultura, a muchos niños se les educa para asociar los alimentos dulces y azucarados con aprobación, amor, afecto, etc. A menudo un niño recibe un caramelo como premio. Este tipo de condicionamiento se convierte en una pauta interna que pervive cuando es adulto.

     Cuando las personas adultas se sienten solas, aburridas o desanimadas, pueden comprar un helado o echar dinero en la máquina expedendora de refrescos más cercana. Comen el alimento dulce como premio y se sienten algo mejor emocionalmente durante unos breves minutos. Esto es un ejemplo de cómo un estado emocional negativo (aburrimiento, inseguridad, soledad, etc.) puede influir sobre la selección de comer artículos no nutritivos (caramelos, galletas, tentempiés, etc.)

     Estos artículos no nutritivos contribuyen a un desequilibrio nutricional que puede, a su vez, recrear el estado emocional del que se está intentando escapar. Por ejemplo, el azúcar refinado en los alimentos dulces da una subida temporal de energía y una «subida» emocional falsa. Después de esta oleada de energía, el azúcar tiene el efecto de privar al cuerpo de las vitaminas del grupo B y de otros nutrientes. Esta privación creada por el azúcar prepara el escenario para más alteraciones emocionales y depresión.

     Un ciclo aparentemente inevitable se crea: Una persona está comiendo continuamente alimentos llenos de azúcar en intento por escapar a la depresión que los propios alimentos están ayudando a crear.

Preferencias y aversiones alimenticias

     Muchos de nuestros antojos o de nuestras aversiones hacia ciertos alimentos surgen de asociaciones emocionales del pasado. Hay muchos adolescentes y jóvenes hoy en día que se niegan a comer verduras porque, cuando eran niños, sus padres les regañaban si no limpiaban sus platos de todas las verduras cocinadas en exceso y sin vida que les servían.

     Ahora que son mayores, asocian su negativa a comer verduras con independencia de sus padres.

     Un hombre conocido de este escritor no come fruta de ninguna clase. Cuando era niño sus padres le obligaban a comer sandía como un castigo por no comer su cena.

     Otro ejemplo lo tenemos también en el uso extendido de productos lácteos que tiene sus raíces en asociaciones emocionales de la niñez. A los chicos jóvenes sus padres (a quienes la industria de productos lácteos les decía) les decían «la leche te hará fuerte.» Los profesores de la escuela tenían  pósters de los «cuatro» grupos alimenticios «básicos», con la leche en primera plana. Beber leche se asocia también con ser criado con biberóan cuando éramos bebés. Beber leche puede  llegar a ser el puente entre la vida emocionalmente estresante del adulto y el mundo despreocupado del niño.

Emociones y la cantidad de alimentos que comemos

     No sólo nuestras elecciones alimenticias están determinadas en gran parte por nuestras emociones sino también lo está la cantidad de alimentos que comemos y la manera en qué lo comemos. cuando estamos estresados o nerviosos, tendemos a engullir los alimentos, comiendo «deprisa y corriendo» y apenas dejanto tiempo para masticar nuestro alimento como es debido.

Comer en exceso

     Comer en exceso es también un problema principalmente emocional. El alimento para él que come en exceso se convierte tanto en un escape de la insatisfacción de la vida como una droga para insensibilizar las emociones. Comer de forma compulsiva cuando no se tiene hambre auténtica sirve como un forma de abuso sensorial no muy diferente alcoholismo, drogadicción o excesos sexuales.

     El comedor compulsivo a menudo utiliza el alimento como un bálsamo emocional. Lo más frecuente es que se utilice como un sustituto de los sentimientos de amor y afecto. Las barras de chocolate y las patatas fritas pueden reemplazar relaciones personales significativas en la vida del que come en exceso. El alimento ya no se utiliza para proporcionar combustible y nutrientes al cuerpo, sino que se convierte en una forma de placer que se puede conseguir fácilmente y del que se puede abusar con una cantidad mínima de desaprobación social.

     Comer en exceso se produce principalmente por tener una imagen de uno mismo negativa. Los comedores impulsivos a menudo creen que no merecen ser amados. Para demostrarlo ante ellos mismos, se hacen obesos y poco atractivos. Se dicen a si mismos: «Nadie me quiere ahora porque soy poco atractivo. Estoy gordo.» Al hacerse físicamente poco atractiva, la persona obesa es capaz de evitar hacer frente a los problemas reales que se esconden trás su falta de amor o afecto. Estos problemas pueden ser una falta de atractivo real o imaginaria o un trastorno de la personalidad.

     Puesto que comer en exceso es la mayoría de las veces un problema emocional, el único modo eficaz de solucionarlo es cambiando el estado emocional del que come en exceso. Si los comedores compulsivos pudiesen cambiar sus elecciones de alimentos de modo que al menos coman en exceso de alimentos sanos, y no «alimentos basura,» evitarían por lo menos los problemas emocionales adicionales que los «alimentos basura» crean. La única solución para la obesidad es el desarrollo de una autoimagen más positiva y la comprensión de que todas las personas merecemos amor y afecto.

Comer poco y hacer dieta

     Al igual que él que come en exceso, él que hace dietas o él que come poco sufren generalmente de problemas emocionales y psicológiocs. El fenómeno de la «anorexia nerviosa» -hacer dieta hasta la inanición – se ha convertido en un problema cada vez más común, sobre todo entre las mujeres jóvenes.

     Mientras que comer en exceso a menudo proviene de un deseo de «recompensarse,» comer poco es a menudo un intento por «castigarse» a uno mismo y a las personas que viven alrededor del que come poco (sobre todo los padres). Al rechazar la necesidad de alimentos, él que come poco se castiga por defectos reales o imaginarios. Comer poco se convierte en un método de castigar a los padres en particular, porque la negativa a comer es el rechazo de la relación más básica de padre-hijo -la de nutrir.

     Es evidente que abstenerse de ingerir alimentos hasta llegar a la inanición es el resultado extremo de una perturbación emocional. Debemos señalar que un ayuno controlado por razones de salud no es lo mismo que una dieta irregular, prolongada, deficiente en nutrientes y pobre en calorías.

     Aunque no tan extremo como la anorexia nerviosa, millones de americanas normalmente se ponen  a hacer dietas que se anuncian a bombo y platillo en las revistas y libros de bolsillo más recientes o en folletos fotocopiados. Con frecuencia estas dietas autoprescritas son tan pobres en nutrientes vitales y tan altas en calorías vacías que causan un perjuicio grave a los riñones, hígado, estómago, etc. La manía de hacer dieta entre los americanos está creando una nación de inadaptados mentales y emocionales.

     Vamos a explicar la diferencia entre ayunar y hacer dieta para perder peso. Muchas dietas para perder peso publicadas en la prensa popular permiten al que hace dieta seguir comiendo alimentos perjudiciales, bajos en calorías mientras, al mismo tiempo, reducen la cantidad de alimentos beneficiosos en la dieta. A consecuencia de eso, se producen graves desequilibrios nutricionales que pueden contribuir a problemas emocionales. En comparación, el ayuno permite al organsimo restablecer su desequilibrio nutricional. Tanto éxito tiene el ayuno a este respecto que ha sido empleado para tratar pacientes trastornados  emocionalmente que tenían desequilibrios nutricionales por todo el cuerpo.

     En muchas dietas reductoras de peso, se permite a la persona que tome todo el café, té o bebidas dietéticas que desee ya que estas bebidas no tienen calorías. Estas bebidas alteran gravemente el ya alterado nivel de azúcar sanguíneo y pueden sumergir al que hace dieta en una profunda depresión. Si a esto añadimos que una persona que está haciendo dieta generalmente fuma más (si es que ya fumaba antes), vemos que todo está preparado para que se produzcan desequilibrios nutricionales suplementarios.

     Una dieta popular da instrucciones a la persona para que renuncie a todos los carbohidratos (como fruta y verduras frescas) y que coma sólo proteína (como carne cocinada). Esto invariablemente ocasiona envenenamiento proteínico, alteraciones metabólicas, confusión mental, falta de equilibrio emocional, y daño al hígado y al riñón. A propósito, precisamente esta dieta era la que los antiguos chinos utilizaban para acabar con la resolución emocional y la salud mental de sus prisioneros capturados.

     La mayoría de las dietas para perder peso cometen los mismos errores nutricionales que conducen a problemas emocionales. En primer lugar, ignoran las diferencias entre carbohidratos refinados (que proporcionan calorías incompletas y apenas vitaminas o minerales) y carbohidratos no refinados (que tienen calorías que proporcionan nutrientes esenciales). En segundo lugar, muchos de los alimentos recomendados son «alimentos recompensa,» como un trozo pequeño de pastel, unos  pocos gofres de vainilla, algo de mermelada de frambuesa, etc. Estos tipos de alimentos se incluyen en estas dietas para convencer a la persona que siga con la dieta. Literamente, se le permite tener su pastel y comérselo también, aunque no sin algunas dificultades.

     Lo que ocurre con muchas dietas para perder peso es que los que hacen dieta se vuelven irritables, deprimidos y confusos. Se privan de nutrientes necesarios y se atiborran de alimentos no nutritivos bajos en calorías que contribuyen al desequilibrio nutricional. La privación de nutrientes y los subproductos tóxicos creados por estas dietas a menudo producen cambios drásticos en la personalidad. No es raro oír a los cónyuges de muchas personas que hacen dieta el siguiente comentario: «Prefiero que estés gordo y feliz a cómo eres ahora.»

     Algunos investigadores israelís realizaron un estudio sobre diez hombres y mujeres que fueron internados en una institución psiquiátrica como resultado de problemas mentales y emocionales cuasados por su dieta irregular. Descubrieron que la reducción drástica de peso siguiendo una dieta convencional  tenía efectos devastadores especialmente sobre el sistema nervioso. Seis de cada diez  personas que hacen dieta nunca habían sufrido problemas emocionales antes de su primer intento de pérdida de peso.

     La pérdida de peso y el control del peso pueden lograrse sin los cambios negativos mentales y emocionales propios de las dietas convencionales ayunando o consumiendo la dieta adecuada. El ayuno supervisado no sólo produce una pérdida de peso, sino que también permite que se produzca un equilibrio nutricional en el cuerpo para que la salud mental y emocional sean constantes. Comer alimentos bajos en calorías y altos en nutrientes como frutas y verduras frescas permite al peso normalizarse sin negar al cuerpo los nutrientes necesarios.

La dieta y el ego

     Nos queda por hablar de un último tema sobre hacer dietas y las necesidades mentales, aplicable sobre todo a aquellas personas que están verdaderamente interesadas por su dieta y su búsqueda de una manera de mejorar su nutrición global. Este tema es la relación entre el orgullo personal, o «ego,» y la dieta que adoptamos.

     Casi todo el mundo está apegado emocionalmente a la dieta que siguen. He oído a gente que cena exclusivamente en restaurantes de «comida rápida» defender su dieta con gráficos nutricionales de patatas fritas y sucedáneos de chocolate. Los comedores de carne argumentan que los seres humanos somos carnívoros por naturaleza. Las personas que siguen una dieta macrobiótica creen fervientemente que los cereales deberían ser una parte esencial de nuestras dietas.

     Cada grupo es muy emotivo respecto a la dieta que adoptan. Creen que son los únicos que tienen razón y han invertido una gran cantidad de orgullo personal en la dieta que han elegido.

     Esto es cierto sobre todos en el caso de personas que realmente se han tomado el tiempo investigando los efectos de la dieta sobre la salud. Cuando al final descubren «su dieta,» a menudo terminan cegados a la razón. Abrazan su nueva dieta como una madre abraza a su bebé recién nacido, y la defenderán con mucha emoción (y sin apenas razón).

     Con esto no queremos dar a entender que no exista una dieta óptima. Por supuesto que existe una dieta mejor, y es la única que favorece la salud física, mental, emocional y espiritual mucho mejor que las demás. Sin embargo, esta dieta sólo podemos reconocerla y evaluarla cuando nos despojamos de la emoción apasionada y del ego.

     Esto es muy difícil de hacer. Todos estamos apegados a nuestras ideas y teorías personales. A todos nos gusta creer que tenemos razón. A nadie le gusta darse cuenta de que está equivocado sobre su querida creencia, ya sea política, religiosa o nutricional.

     Sin embargo, si estamos dispuestos a dejar de lado las identificaciones emocionales y personales con la dieta y comprender el papel adecuado de la nutrición en la salud, entonces debemos estar abiertos y estar dispuestos a dejar marchar las creencias pasadas cuando  ya no nos sirven.

     Está claro que la experiencia personal y la educación pueden ayudarnos a elegir la dieta correcta. Por difícil que pueda parecer debemos enfocar la idea de la nutrición óptima con tan pocos prejuicios u opiniones preconcebidas como sea posible.

     Sólo cuando estamos mental y emocionalmente «despejados» seremos capaces de reconocer el camino correcto que nos conduzca a la dieta adecuada y, dese luego, a la vida apropiada.

MÉTODOS PARA SUPERAR EL CONDICIONAMIENTO EMOCIONAL NEGATIVO

     Hemos visto cómo muchos hábitos dietéticos malos están relacionados con un condicionamiento emocional desde la niñez y en nuestra vida de adultos. Cambiar nuestros hábitos alimenticios y adoptar una manera mejor de nutrirse implican cambios a un nivel emocional además de cambios en nuestras actividades diarias.

     El conocimiento es el método más valioso que podemos usar para superar las asociaciones emocionales con alimentos destructivos como dulces, alimentos fritos, etc. Si somos conscientes de porqué queremos un cuenco de helado, estamos en una mejor posición para hacer frente a ese deseo. Al reconocer que el impulso nace de un condicionamiento emocional del pasado y no de una necesidad fisiológica actual  o real, estamos mejor capacitados para cambiar nuestros hábitos.

     Junto con este conocimiento es necesario educarnos sobre los alimentos que deseamos o evitamos. Si comprendemos cómo comer azúcar blanco obliga al organismo a utilizar su propio suministro de nutrientes vitales para su metabolismo, es menos probable que la comemos. Si sabemos  los muchos beneficios para la salud de los alimentos crudos, estamos en mejor posición de aprender a disfrutarlos. De modo que primero debemos educarnos sobre lo qué es la nutrición adecuada y entonces desarrollar un conocimiento sobre los alimentos que introducimos en nuestros cuerpos.

     Otro importante método para superar el condicionamiento emocional es el desarrollo de una autoimagen positiva.Muchas personas abusan de hábitos alimenticios autodestructivos con el deseo de castigarse por «no ser lo bastante buenas.» Si las personas piensan que no valen gran cosa, les costará bastante querer mejorar su salud a través de un cambio en la dieta. el deseo de una buena salud indica a menudo el desarrollo de una autoimagen positiva. Muchas personas experimentan sentimientos de inadecuación y de inferioridad. No sienten que merezcan gozar de una salud óptima. De lo que necesitamos darnos cuenta es que la salud radiante y el bienestar es un derecho de nacimiento para todos los seres humanos. Todos nosotros merecemos  estar completamente sanos en cuerpo, mente y alma, y debemos recobrar este derecho de nacimiento mediante una nutrición adecuada y una actitud emocional positiva.

Afirmaciones

     Junto a estas líneas, el empleo de afirmaciones y de la meditación pueden ser útiles para desarrollar el entorno emocional positivo que necesitamos para hacer estos cambios en nuestra dieta y en nuestras vidas. Afirmar las cualidades que deseamos desarrollar dentro de nosotros mismos es un método poderoso para superar el condicionamineto emocional del pasado. Por ejemplo, si tenenos una fuerza de voluntad débil para resistir a los alimentos destructivos, podemos decirnos diariamente:

 Tengo una fuerza de voluntad y un autodominio fuertes.

 Como sólo alimentos que son buenos para mí.

     Estas declaraciones reciben el nombre de afirmaciones. Una afirmación es simplemente una decalración positiva que hacemos sobre nosotros mismos. Al emplear estas declaraciones positivas, puedes efectuar muchos cambios a nivel emocional y mental.

     Deberías idear las afirmaciones que son adecuadas para ti en una etapa determinada de tu vida. Es importante que afirmes las cualidades emocionales que deseas de una manera positiva. Por ejemplo, en vez de decir: «No me preocuparé,» es mejor afirmar: «Estoy tranquilo, sereno y centrado.» También es beneficioso  si expresamos estas declaraciones en tiempo presente, como si estuvieran ocurriendo ahora mismo.

     Estas afirmaciones pueden escribirse diariamente o pueden repetirse en silencio o en voz alta. Deberían llegar a ser parte de tu vida diaria durante varias semanas para que realmente funcionen.

     Las afirmaciones no son mágicas, ni son una forma de «autohipnosis.» Son un método efectivo para rodearte de un entorno positivo y de un estado mental saludable en el que crecer. Permiten que asuman la responsabilidad por tu propia salud emocional, y que sirvan como medios directos de activar tus poderes latentes. Son una forma de autoterapia ideada personalmente que sólo tiene resultados positivoos e inofensivos.

     Las afirmaciones son el nexo de unión entre nuestra mente consciente y nuestras emociones ocultas. A medida que dirigimos conscientemente nuestras energías hacia una cualidad deseada, tendemos a alcanzar esa meta. Si empleamos las afirmaciones regularmente y de buena fé, podrémos vencer en seguida esos estados emocionales perjudiciales que obstaculizan nuestro crecimiento personal.

Somos los únicos responsables de nuestra salud mental y emocional

     En 1865 Louis Pasteur hizo un descubrimiento que es la base de la «teoría del germen» de la enfermedad. Esta teoría de la enfermedad se adaptaba perfectamente al ego del hombre moderno. Ya no tenía que culparse por las enfermedades causadas por sus propias transgresiones  de las leyes naturales de la salud, sino que en vez de eso culpaba a los gérmenes que habían invadido su cuerpo.

     La teoría del germen desplazó de forma eficaz la propia responsabilidad personal del hombre por su salud a los hombros de la profesión médica que sabía cómo matar a los gérmenes ofensores. Por consiguiente, el hombre percibió pronto su propia salud personal como algo que ya no estaba en sus manos.

     Esta es la forma de pensar que predomina también en otras áreas. Si estamos de mal humor o estamos enfadados con el mundo, la culpa la tienen siempre nuesrtros padres, nuestra esposa, nuestro jefe o el gobierno. Alguien o algo es el causante de nuestros problemas emocionales y mentales. Seguro que no es culpa nuestra nos decimos.

     Este deseo de culpar del fracaso de las relaciones interpersonales, o incluso de las crisis emocionales y mentales, a factores «externos» como el estrés oculto, un entorno familiar malo, etc., nos permite desplazar la responsabilidad de nosotros mismos a otra persona o acontecimiento. Por ello buscamos ayuda exterior a estos problemas en la forma de terapeutas, consejeros, psiquiatras, etc.

     Sin embargo, el hecho es que un cuerpo que está bien cuidado con una nutrición adecuada es capaz de hacer frente a las causas principales de enfermedades emocionales y mentales, al igual que  es capaz de hacer frente a las causas principales de las enfermedades físicas.

     Si asumimos la responsabilidad por nuestra salud y proporcionamos al cuerpo una nutrición superior y vivificante, podemos también asegurarnos la paz de mente y estabilidad de emociones que nos permitan hacer frente al estrés y a otras causas de las enfermedades mentales o emocionales. Una persona que está bien nutrida puede hacer frente a factores que podrían provocar crisis mentales y emocionales en personas peor alimentadas.

     En un artículo sobre fracasos matrimoniales, la Dra. Cecilia Rosenfeld  afirmaba: «Una de las causas principales de las desavenencias conyugales -la deficiencia nutricional- se pasa por alto muy a menudo. En el ejercicio de la profesión, he descubierto que, en un número sorprendente de matrimonios desavenidos, los cónyuges sufrían de un desequilibrio de azúcar en la sangre.  Muchos de estos maridos y esposas mostraban síntomas de irritabilidad, temperamento violento, sensibilidad anormal y fatiga extrema. Estos síntomas desagradables desparecerán con una adecuada orientación nutricional en la mayoría de los cónyuges y es probable que durante el proceso se solucione la crisis matrimonial y el matrimonio se refuerce.»

     En la misma línea, el Dr. Joseph Nichols, presidente de Natural Food Associates, escribió: «Las personas que son desgraciadas en sus matrimonios frecuentemente padecen deficiencias nutricionales más que las típicas incompatibilidades sociales y tradicionales que los terapeutas se dedican a analizar.»

     Culpar de nuestros problemas a un jefe exigente o a un cónyuge al que le encanta discutir es algo parecido a atribuir todos nuestros problemas físicos a gérmenes invisibles. Si deseamos gozar de una buena salud mental y emocional, debemos esforzarnos por conseguirla y asumir plena responsabilidad por esta faceta de nuestro bienestar. Debemos crear las condiciones adecuadas para lograr una estabilidad mental y emocional a través de una dieta y nutrición adecuadas. Es aquí cuando una dieta óptima ayuda.

LA DIETA ÓPTIMA PARA TENER SALUD MENTAL Y EMOCIONAL

     Llegados a este punto, es útil resumir lo que hemos aprendido hasta ahora sobre la relación entre la nutrición y la mente y emociones para determinar lo que constituye una dieta óptima.

     En primer lugar, para asegurar un bienestar mental y emocional, la dieta debe proporciona todos los nutrientes necesarios en forma de alimentos enteros y sin procesar. Los suplementos nutricionales son inútiles; el cuerpo no los puede utilizar de forma eficaz y no pueden usarse para llenar los vacíos nutricionales causados por una mala dieta.

     En segundo lugar, todos los «alimentos» (alimentos no nutritivos) que roban al cuerpo los nutrientes deben eliminarse para mantener el equilibrio nutricional crucial para una estabilidad mental y emocional.

     En tercer lugar, los alimentos que dejan fuertes subproductos tóxicos en la corriente sanguínea no deben comerse si deseamos evitar envenenar nuestro cuerpo y nuestra mente. Incluso cantidades pequeñas de estas toxinas son bastantes para desencadenar una depresión en la mayoría de los individuos.

     En cuarto lugar, los alimentos deben comerse en un entorno armonioso, mientras estamos tranquilos y relajados.

     Por último, los alimentos deben comerse cuando hay una auténtica necesidad fisiológica, es decir, cuando tenemos hambre. No deberían comerse como sustitutos emocionales, como estimulación o como un medio para «escapar.»

     Quizás la necesidad más apremiante sea la eliminación de todos los artículos alimenticios no nutritivos de la dieta. Estas sustancias no nutritivas incluyen azúcar blanco, harina refinada, alcohol, sal, condimentos y todos los alimentos muy procesados. Estos alimentos son los únicos causantes principales de enfermedades mentales y emocionales, y no realizan ninguna función positiva en el cuerpo.

     La mayoría de los individuos y de los sistemas dietéticos  interesados por la salud condenan estos alimentos no nutritivos como explícitamente perjudiciales. Los alimentos no nutritivos  son injustificables desde el punto de vista de la buena nutrición y deben eliminarse inmediatamente de nuestra dieta si deseamos recobrar nuestra estabilidad natural mental y emocional .

     La segunda prioridad es la eliminación de todos los alimentos que dejan subproductos tóxicos en el cuerpo. Algunos de los alimentos que dejan toxinas en el cuerpo son: todos los alimentos con aditivos y conservantes químicos, carnes, huevos, productos lácteos, hierbas, alimentos artificiales y en conserva, alimentos fritos, alimentos cocinados y ciertas verduras perniciosas como cebollas, ajo, etc.

     Para aquellas personas que todavía no han adoptado una dieta vegana (es decir, una dieta sin carne y sin ningún producto de origen animal), es de extrema importancia eliminar todos los alimentos que contienen aditivos, conservantes, etc.,  para disminuir la sobrecarga tóxica que comer productos animales produce. Los productos animales, y la carne en concreto, impiden el desarrollo de una tranquilidad mental plena debido a la cantidad de toxinas contenidas de forma natural o añadidas de forma artificial a ellos.

     Además de seguir una dieta vegana, la cantidad de alimento cocinado debería disminuirse y eliminarse. Comer alimentos cocinados  provoca un estado de lasitud mental y priva al cuerpo de una amplia gama de nutrientes contenida en los alimentos. Para obtener un estado extraordinario de claridad mental, lo más recomendable es conusmir una dieta de alimentos crudos.

     Lo que descubrimos tras examinar las observaciones anteriores es que una dieta óptima deberia consistir básicamente de los siguientes alimentos: frutas frescas, verduras, frutos secos, semillas y brotes todos ellos sin procesar y comidos en un ambiente harmonioso.

     Estos alimentos proporciona una amplia gama de todos los nutrientes necesarios; apenas dejan subproductos tóxicos en el cuerpo; no ocasionan ninguna pérdida de nutrientes; ni alteran el equilibrio natural nutricional del organismo. Proporcionan las bases para una salud física total y fomentan un estado mental óptimo y una excelente salud emocional.

     Estos alimentos solos no garantizarán un bienestar total -ninguna dieta puede hacer eso- sino que nos darán la base necesaria para tener salud mental y emocional.

PREGUNTAS SOBRE LAS LECCIONES

PREGUNTA: Siempre que estoy deprimido, lo único que quiero es comer a todas horas. Sé que es malo, pero ¿qué puedo hacer para frenar esto?

RESPUESTA: En primer lugar, es importante darse cuenta de que la depresión está causada por una preocupación enfermiza por uno mismo. Necesita «salir fuera de usted mismo» para combatir la depresión de forma eficaz. El alimento es simplemente una manera de intentar olvidarse de sus pensamientos depresivos. En vez de comer, le sugiero que haga ejercicio vigorosamente. Se ha descubierto que la actividad intensa, como correr y otros ejercicios, es una manera efectiva de tratar las tendencias depresivas. Además, puede ocuparse de alguna tarea que haya estado postponiendo, o simplemente tratar de ayudar a otra persona. Estas son maneras mucho más positivas de tratar la depresión que dejarse abatir y comer.

PREGUNTA: Soy un hombre de negocios y tengo que llevar a los clientes a comer. Intento convencerles de mis ideas y generalmente termino con indigestión. ¿Qué piensa usted?

RESPUESTA: Desgraciadamente nuestra sociedad tiende a hacer del acto de comer un negocio o un asunto social obligado muy amenudo. Si debe hacer negocios mientras come, lo que le sugiero es que se asegure de elegir alimentos que se digieren fácilmente como ensaladas o frutas. Además, concéntrese en la masticación de cada alimento. Si dirige su atención tanto como sea posible a la sensación física de comer, estará más relajado cuando coma. Coma siempre sin llenarse y cantidades pequeñas si debe cenar en una situación potencialmente tensa.

PREGUNTA: Tengo un poco de soprepeso y me ofende que insinue que es debido a un problema emocional. Mi madre y mi abuela también tienen exceso de peso. Es algo típico de nuestra familia. A mí me han dicho que es un problema glandular.

RESPUESTA: Es interesante que la gente piense que la gordura pueda ser heredada o que es «natural.» Ningún animal excepto el ser humano es obeso. Ningún otro animal experimenta trastornos glandulares que causan aumento de peso a menos que sea alimentado con una dieta inadecuada y antinatural. Es cierto que la obesidad se da en la familia, pero esto es debido a hábitos dietéticos malos transmitidos de padres a hijos – no debido algun trastorno glandular predispuesto. Es cierto que pueda que no se sienta emocionalmente «enfermo,» aunque el resentimiento mismo no es una reacción emocional saludable, pero su problema de peso le hará difícil mantener un nivel alto de bienestar emocional. A modo de experimento, ¿por qué no ayuna unos pocos días y entonces adopta la dieta óptima? Le garantizo que su «problema glandular heredado» desaprecerá y que no volverá a padecer problemas de peso.

PREGUNTA: A veces lloro mucho sin ninguna razón aparente. ¿Puede una dieta causar esto?

RESPUESTA: Una dieta que afecte radicalmente el nivel de azúcar en la sangre sin duda puede hacer que haga llorar fácilmente  a una persona y que tenga depresiones. Si elimina todo el azúcar, cafeína, nicotina y alcohol de su dieta, será probable  que experimente mucha más estabilidad emocional. El azúcar sanguíneo se normaliza rápidamente siguiendo una dieta natural sin ninguno de los alimentos artificales enumerados antes.

PREGUNTA: A veces sigo una buena dieta durante días algún tiempo, y entonces me doy un atracón y como todos esos alimentos deliciosos que me he estado negando. Me siento mal después y por esa razón quiero detener esta pauta.

RESPUESTA: Lo más importante es dejar de pensar primero en que esos alimentos son «deliciosos» o que te los estás «negando.» El helado de chocolate, las barras de caramelos, pasteles, pastas, etc., no son deliciosos sino venenos. Le han condicionado para que crea que son alimentos recompensa. Dañan al cuerpo y hacen que se sienta mal después de comerlos. Cuando intente hacer una dieta sana, no sea demasiado dura consigo misma. Todos debemos desaprender un montón de asociaciones perjudiciales con los alimentos. La mayoría de la gente de vez en cuando siente que debe tomar ese «alimento prohibido.» Cuando tenga estos sentimientos, deténgase y observe su estado emocional, ¿Está ansiosa? ¿Nerviosa? ¿Preocupada? Si está experimentando un estado emocional negativo, mantengase alejada del alimento que desea ardientemente. Ese deseo ardiente es una señal de que está intentando utlizar el alimento como un sustituto para hacer frente a sus problemas emocionales.

RESUMEN DE LA LECCIÓN NO. 16

     Esta lección ha enseñado que existe una fuerte relación entre la nutrición y el bienestar mental y emocional. Si los seres humanos evitan los alimentos que son ladrones nutricionales que alteran el equilibrio natural del organismo, experimentarán un nivel mental de salud superior. Los alimentos deberían elegirse pensando que nos van a proporcionar una salud mejor en vez de elegirlos basándonos en condicionamientos emocionales del pasado. Esto proporcionará un buena base para gozar de una buena salud emocional.

     La dieta debería elegirse de tal manera que proporcione todos los nutrientes necesarios para un bienestar físico, mental y emocional constantes. La dieta no debería incluir sustancias no nutritivas que carguen al cuerpo de toxinas y que contribuyan a la aparición de problemas emocionales y enfermedades mentales.

     No sólo la elección de ciertos alimentos afecta la salud mental y emocional, sino que el estado emocional a menudo influye sobre los alimentos que seleccionamos y sobre la digestión y asimilación de esos alimentos. Los seres humanos deberían esforzarse en mantener un equilibrio emocional y mental mientras comen.

     Comer para gozar de un salud física y mental constantes y no por razones emocionales, proporcionrá las bases para un bienestar radiante que es el derecho de nacimiento de todos los seres humanos.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS

SOBRE LAS EMOCIONES Y LA SALUD

Marti Fry

     Herbert M. Shelton, el padre de la Higiene Natural moderna, escribió un artículo titulado «Emociones y salud» para su revista, Dr. Shelton`s Hygienic Review, en octubre de 1978. Describe la relación entre nuestro estados mentales y emocionales y nuestros procesos fisiológicos, especialmente el proceso de la digestión: «Cuando estamos sometidos a un estrés emocional, la mayoría de las secreciones digestivas -saliva, jugo gástrico, jugo pancreático, jugo intestinal- pueden suspenderse, y, cuando se produce esta inhibición, la digestión en curso puede suspenderse de forma temporal.»

     El Dr. Shelton dice que la razón por la cual la digestión se suspende durante el estrés es debido a que la fabricación y flujo de secreciones necesarias en el proceso digestivo depende de la energía nerviosa. La energía nerviosa «se transmite a todos los órganos del cuerpo a través de una intrincada red de nervios. El estrés o shock emocional interfieren tanto con la generación como con la transmisión de energía nerviosa.» (La cursiva es nuestra.)

     Continua diciendo: «Si el shock o la emoción fuerte suceden en plena digestión, puede haber una pérdida repentina de las ganas de comer y dejar de comer. En muchos casos, una gran pena, el miedo o un shock harán que alimento en el estómago sea vomitado. Es poco probable que las emociones detengan la acción de las enzimas que ya han sido vertidas sobre el alimento en el estómago y en el intestino, sino que inhiban la secreción de jugos posteriores que pueden ser necesarios. Con toda seguridad las actividades musculares de estos órganos quedarán inhibidas o suspendidas.

     «Este deterioro de la digestión persistirá durante todo el periodo del shock o emoción fuerte y hasta que se restablezca el equilibrio nervioso. Si la enervación es profunda, la reacción puede tardar en desarrollarse de modo que el alimento no digerido terminará fermentando y pudriéndose. Junto a comer en exceso y comer mal, las influencias mentales causan la mayoría de los daños digestivos que la gente padece.» (La cursiva es nuestra.) «Estos daños funcionales terminan por ocasionar un cambio orgánico. Los cambios orgánicos son el desenlace final resultante de crisis toxémicas repetidas.»

     Después de explicar la relación entre el estado mental y emocional y los procesos corporales con la digestión, Shelton nos dice cómo emplear este conocimiento. «Nuestra Regla de Oro es esta: Si no te sientes tranquilo en cuerpo y mente entre una comida y otra, saltate la comida siguiente. Si estás preocupado, inquieto, triste, enfadado, celoso, deprimido, irritable, malhumorado, irascible, temeroso o alterado mentalmente de otro modo, espera hasta recobrar el equilibrio antes de comer. Esto es tan importante como no comer cuando te duela algo o cuando tengas fiebre. Es igual de importante como no comer cuando estás fatigado. La buena digestión depende del equilibrio emocional.»

     Asimismo Shelton aconseja que comamos alimentos más ligeros y fáciles de digerir como frutas frescas que alimentos más pesados, como proteínas (carne o incluso frutos secos o semillas) o carbohidratos, cuandp preveamos la posibilidad de un estrés emocional o mental. Dice que, para evitar las molestias y el envenenamiento de alimentos no digeridos o parcialmente digeridos en nuestro sistema, «hay veces y ocasiones en las que no debemos comer nada en absoluto. Si preveemos un shock para nuestro sistema nervioso o si uno es inevitable, encontraremos más prudente hacer frente  a la emergencia con un estómago vacío más que uno lleno.»

     Sin embargo, no es sólo para evitar una, molestia temporal por lo que deberíamos abstenernos de comer o comer muy ligeramente durante o antes de una situación estresante. Deberíamos seguir esta regla por el bien de nuestra salud a largo plazo. No sólo la digestión se inhibe durante el estrés, sino también la excreción (eliminación.) El estrés mental o emocional continuo o frecuente,»al inhibir las funciones de la vida -secreción y excreción- genera enfermedades crónicas.» Shelton recomienda que «nos liberemos de nuestros problemas imaginarios  malhumor innato o aprendamos a controlar nuestra forma de comer.» Hace hincapié en el siguiente punto: «Dejar de comer, saltarse unas pocas comidas exactamente en el momento adecuado -el momento psicológico – evitando así la indigestión y el envenenamiento resultante, hará más por prevenir la enfermedad que casi cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir. Por tanto, es importante que aprendamos a ajustar nuestros hábitos de vida y especialmente nuestros hábitos alimenticios a nuestros estados mentales.»

     El Dr. Shelton dice que una «razón importante por la que tantas epidemias de resfriados, tonsilitis, difteria, sarampión, escarlatina, etc., se produzcan poco tiempo después de la época de vacaciones» es debido a la gran cantidad de alimentos no muy saludables que se comen durante  momentos de gran excitación. Dice, «La sobreexcitación y comer en exceso crean un estado séptico  de la Prima Via, envenenando al cuerpo entero.» En palabras del Dr. Weger, un doctor en medicina que se volvió Higienista, «estás equilibrado o envenenado.» Naturalmente se estaba refiriendo a la retención de desechos durante el estrés. el Dr. Shelton dice, «Aunque él único efecto negativo de las emociones excesivas fuera la detención o inhibición de la digestión, esto solo ya es suficiente para que se produzca la enfermedad. Las glándulas  de secreción interna (endocrinas) tienen sus funciones alteradas por las emociones, de modo que todo el proceso de la nutrición resulta dañado.»

     Mientras que un estado mental equilibrado y una disposición emocional tranquila a menudo reflejan un estado físico saludable y actitudes saludables hacia uno mismo, los demás, y la vida, el equlibrio también es necesario  para mantener un nivel alto de salud física. Cuando nuestra vida esté llena de emoción y de estrés, sigamos la «Regla de Oro» de Shelton y saltémonos la siguiente comida. Recordemos que » una buena digestión depende del equilibrio emocional.»

FRUGIVORISMO PARA GOZAR DE SALUD Y TENER UNA LARGA VIDA

Dr. O.L.M. Abromowski

     Tan grande como la mejora en mi estado corporal, el cambio para mejor en mis facultades mentales e intelectuales ha corrido parejas con ello. Mi padre, pasados los cincuenta años, se convirtió en un hipocondriaco y también veía la vida desde un punto de vista muy pesimista. Cuando me acerqué al medio siglo, yo también desarrollé esta inclinación pesimista, y había asumido por completo mi destino: que era el de ser un hipocondriaco sin pelos en la lengua.

     Estaba insatisfecho conmigo mismo y con mi entorno y había perdido la esperanza de alcanzar algún día una condición  mejor. ¡Cada año que pasaba parecía demostrarme que la vida no merecía la pena vivirla! Notaba especialmente este desánimo al despertar por la mañana, cuando a veces un miedo real de un desastre inminente se apoderaba de mí y convertía mi vida en algo absolutamente miserable.

     Todo esto ha desaparecido ahora; la hipocondría y el descorazonamiento hace tiempo que se quedaron atrás. El pesimista que se preparaba para morir ha dado paso a un optimista incontrolable que siente que debe vivir un siglo pleno y expandir el alegre evangelio de la salud y del rejuvenecimiento entre la sufrida humanidad con todo su vigor y resistencia.

     La mejoría es especialmente destacable en el plano intelectual: mi memoria ha mejorado enormemente y puedo concentrar mis pensamientos mucho mejor ahora que antes. De ser un seguidor decidido de la autoridad, vacunador público, etc., he pasado a ser un crítico independiente, un buscador intelectual de la verdad. He sido capaz no sólo de deshacerme de una cantidad incalculable de ideas viejas y erróneas, sino también de explorar nuevos campos de estudio y observación con un celo e interés que no había conocido desde mis días en la universidad.

     El tiempo ya no pasa lentamente ahora; trato a todas mis ocupaciones diferentes, estudios y empresas con el mismo interés absorbente. Todavía encuentro tiempo para jugar y hacer  ejercicio con las fascinantes bebés de mi familia y para charlar con los amigos por la noche. No tengo miedo de ninguna enfermedad ni de ningún accidente rutinario, porque ahora sé  que mi cuerpo crea las enfermedades y es más capaz de hacer frente a los accidentes. Hago mis planes con la firme convicción de que todavía me quedan muchos años por vivir y que la mía será una vejez lozana con una muerte tranquila y sin dolor al final de mi existencia cuando las puertas se abran a la Vida Eterna.

Nota del editor: El Dr. Abramnowski tiene ahora 98 años.

LOS MANIPULADORES DE LA MENTE

Keki R. Sidhwa, N.D.,D.O.

     Cuando la gente muestra síntomas de inestabilidad mental o de enfermedad mental, invariablemente nos tragamos la jerga burocrática de que la psiquiatría moderna  con sus medicamentos, inyecciones, tratamientos de electroshocks, lobotomía prefrontal o psicoterapia a la Freud, Jung o Adler corregirán todos los males en unas pocas sesiones breves. Pero si debemos decir la verdad, y ya es hora de que nos digan la verdad, la psiquiatria tal y como se practica hoy en día no resulta beneficiosa para nadie.

     Tanto la psiquiatría como la psicoterapia son ramas de la medicina ortodoxa. Hubo una época en que la medicina se basaba  principalmente en la magia y todavía es así. Platón, el gran filósofo griego, creía que el útero o hysteros tenía un fuerte deseo por producir hijos. Si permanecía estéril mucho tiempo después de la pubertad, se volvía caprichoso. Empezaba a fluir alrededor, y se atribuía la histeria a esta causa. Hipocrates (el supuesto Padre de la Medicina) prescribía valeriana para hacer retroceder al útero a su lugar correcto. En Inglaterra algunos médicos todavía prescriben una mezcla de valeriana y bromuro como tratamiento para las mujeres mentalmente deprimidas. ¡La valeriana es un depresor!

     Otro ejemplo de problemas mentales y emocionales inducidos por el médico -y el medicamento- se observó en una encuesta. Las personas que habían tomado barbitúricos durante un año o más tenían enfermedas psiquiatricas y físicas crónicas y cada vez necesitaban más barbitúricos. Los barbitúricos vuelven a la gente más ansiosa y más deprimida a largo plazo.

     Harry Solomon, un profesor de Psiquiatría en la universidad de Harvad, prohibió todos los barbitúricos, y sus pacientes se hacían cada vez más competentes. Se ha sugerido y se ha sospechado que la ingestión de barbitúricos pudre los cerebros de los embirones jóvenes humanos y afecta a la inteligencia del niño. A pesar de eso los hospitales, doctores y psiquiatras prescriben estos medicamentos para «curar» la depresión, insomnio y ansiedad. Tanto el médico como el público casi siempre  asumen que el tratamiento con medicamentos es bueno hasta que no se demuestre lo contrario lo cual lleva tiempo y mientra tanto el daño ya ha se ha producido.

     Que los trastornos mentales y nerviosos provienen de nuestro mal comportamiento en la vida y de los hábitos de vida antinaturales, al igual que los trastornos físicos , es algo que hay que meterle en la cabeza tanto al público como a la profesión médica. La mala nutrición; la falta de ejercicio; el aire contaminado; la falta de sol; el descanso y sueño insuficientes; la enervación; los hábitos mentales y emocionales; y tomar medicamentos, medicinas y venenos sociales como té, café, chocolate, cacao y alcohol, todo ello da lugar a tejidos toxémicos, ocasionando la descomposición de las células cerebrales y de los tejidos nerviosos.

     En vez de tratar con estas causas primordiales de nuestra falta de bienestar, la profesión médica reparte pastillas y/o muchas sesiones en el sofá del analista, causando ambos más problemas, aparte de la pérdida de tiempo y de dinero.

     Nadie sabe cuantas enfermedades y muertes son atribuibles al alcohol. El alcohólico intermedio tiene casi cuatro veces más bajas por enfermdad en el trabajo que una persona normal, y su expectativa de vida está reducida a diez o doce años comparada con la media. En Gran Bretaña, cerca de un 1% de la población, i.e., casi 350,000 personas, son alcohólicas, y un cuarto de ellas muestran deterioro mental y físico. En America el porcentaje es más alto, un 4%. Los psiquiatras con toda su insistencia en sustituir un estimulante por otro, un medicamento por otro, no tienen éxito impidiendo que la gente beba. Hasta la fecha, los médicos han tenido más éxito causando la adicción que curándola.

     La culpa por la adicción a toda clase de medicamentos puede y debería ser atribuida a :

     1) Los médicos y la profesión médica ortodoxa por darnos una sensación falsa de seguridad mediante la dependencia de los medicamentos;

     2) A los fabricantes de medicamentos, alcohol y otros venenos; y

     3) Al gobierno que tolera e incluso fomenta la venta de estos productos.

     Las compañías de medicamentos no son instituciones de caridad. Nuestros achaques y dolores, nuestros trastornos mentales y nuestro insomnio son su mina de oro. Por lo que no es sorpendente que sus medicamentos más rentables sean aquellos que de forma suave pero segura terminan por enganchar a la gente, mientras se aseguran una clientela regular y entusiasta. Las compañías de medicamentos, las fábricas de cerveza y las compañías de tabaco todas ellas explotan nuestra adicción a diversas sustancias químicas. El proceso de manipular la mente, empezado ya desde la tierna infancia, consigue su golpe de gracia final con el estrés, la tensión y las injusticias políticas y sociales de nuestra sociedad moderna.

HOJAS DE TRABAJO DE LA LECCIÓN 16

Diario

Estas hojas de trabajo son diferente de las demás lecciones en el sentido que no tienen respuestas correctas o incorrectas. En vez de eso es una herramienta de aprendizaje para que descubras la relación entre la dieta y emociones en tu propia vida.

     Abajo hay un gráfico para que lo rellens durante el período de un semna. Se honesto en tus  valoraciones y concienzudo en tus anotaciones. Al término de la semana, deberías descubrir varias relaciones interesantes entre los alimentos que comes y tus estados emocionales.

Día y hora:

                       Alimentos comidos:   Humor General:

Lunes Mañana

      Tarde    

      Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estas satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

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Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Martes: Mañana

        Tarde

        Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

______________________________________________________________

Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Miércoles Mañana

          Tarde

          Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

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Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Jueves Mañana

       Tarde

       Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

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Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Viernes Mañana

        Tarde

        Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los aliemntos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

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Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Sábado Mañana

       Tarde

       Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

______________________________________________________________

Día y Hora:

                       Alimentos comidos:   Humor general:

Domingo Mañana

        Tarde

        Noche

Sentimientos generales sobre el día:

Enumera los alimentos de calidad inferior que hayas comido:

¿Estás satisfecho con los alimentos que comiste hoy?

¿Hiciste todas tus comidas en un estado mental armonioso?

PREGUNTAS PARA HACERTE A TI MISMO

     Ahora vuelve a mirar el gráfico de la semana. ¿Descubriste alguna relación entre los cambios de humor que experimentaste mientras comías y el modo en que te sentiste más tarde? ¿Descubriste si la adicción a cualquier alimento de calidad inferior en tu dieta influyó sobre tu estado emocional?  ¿Ayunaste uno o más días y notaste entonces su efecto sobre tu estado mental o emocional? ¿Los días en que comiste en exceso afectaron tu estado emocional, o viceversa?

     Recuerda, no hay respuestas correctas o incorrectas para esta hoja de trabajo. Es un método por el cual puedes llegar a ser más consciente de los alimentos que comes y los efectos que pueden tener sobre tus sentimientos a lo largo del día.